Partida Rol por web

Al otro lado del teléfono, balbuceos.

-Eh... pero... ¿Estás llorando?, ¿Que pasa, he dicho algo malo?, ¿Te ha pasado algo?

-No...no eres tu cielo...- balbució moqueando -es que...- respiró hondo intentando sobreponerse -es que... es mi padre... ha muerto, le... le han asesinado... esta mañana... él... estaba en la oficina y... entró un tío y...- otra vez una llantina

Al otro lado del teléfono hubo un instante de reflexión. Un asesinato. Aquello se ponía serio. Cualquier tío en sus cabales le hubiera dado largas, y aprovechado que todavía no estaban muy unidos para cortar. El futuro se presentaba "realmente" peligroso.

Pero él era una persona acostumbrada a aquello. Había crecido en Israel, donde la violencia irracional y el terrorismo te atrapa. Donde no importan tus buenas intenciones. Si no te defiendes, y te conviertes en el cazador, te limitas a esperar el momento en el que te conviertes en una presa.

-Escucha, voy para allá en cuanto pueda. No te preocupes, y se fuerte.

Sintió su respiración, se lo estaba pensando, estar con ella "Se acabó" apoyó la cabeza en la mano aún sollozando, peró hablo y no la dejó, eso la hizo dejar de llorar aunque lo que le dijo no le gustó -Q...Que? Espera que... como? Emmm...- se limpió las mejillas con una mano -que dices?... ¿Estas loco? No quiero que...- respiró ordenando las ideas -escuchame...yo... a ver- inspiró y expiró -te quiero y no hay nada que quiera mas en este momento que estar contigo pero... no me perdonaría que te pasara nada por mi culpa... no quiero que te expongas...- por su cabeza había pasado la idea de darle portazo, de cortar, pero fue incapaz de decirlo, no podía... cabeza y corazón rara vez van de la mano

Entendía lo que le decía. Pero ya era mayorcito para decidir en los problemas que quería meterse, y en los que no.

-Estoy expuesto desde que te conocí, no es excusa.

Hizo una pausa.

-Mira, no quiero que pases por ésto sola. Yo no estoy solo para los buenos momentos, ¿Sabes? Se supone que... Que es lo que hacen los novios.

Bueno, lo que decía parecía razonable. Era bueno ver que tenía los pies en la tierra y no era solo una enamoradiza empedernida. La escuché y le dije, sonriente:

- Que vaya surgiendo. Me mola la idea.

Le devolví el apasionado beso y la conversación prosiguió hacia un terreno más tórrido:

- Sí. Es una lástima. Pero yo siempre tengo cuerpo para esas cosas. ¿No te gustaría inaugurar nuestro noviazgo en un sitio más cómodo?. Esta noche podemos quedar para conocernos mejor y darnos un homenaje, no necesariamente en ese orden. - añadí con picardia.

Ahí acertó de pleno, comprendía la situación mejor que ella misma. Suspiró y sonrió -Olvida eso de que estas loco, eres increible. Todo va de culo, apareces tu y... sale el sol- negó con la cabeza "Novios eh? Loco no, reloco" -bueno... un poco loco sí porque para quererme como me quieres...- inspiró frotandose la nariz -mi... mi padre- le tembló la voz -era un hombre trabajador, paciente... cariñoso... y sobre todo honrado, todo lo que tenía lo había ganado con el sudor de su frente, no como yo... no se merecía esto...- creía necesario hacer el apunte, dejar claro que no se trataba de ningún capo mafioso -la semana pasada le hablé de ti, tenía muchas ganas de conocerte...- se le escapó un sollozo recordando
Jon Hoo -Resplandeces cuando hablas de él, te gusta mucho verdad?
Queen- Sí (bajó la vista azorada)
Jon Hoo -No te preocupes por mi (como toda hija temía la desaprobación paterna, sobre todo con su historial...). Si te quiere, te respeta y te hace feliz yo también soy feliz. (le tocó la punta de la nariz) Hagamos una cosa, cuando quieras traelo al restaurante y os preparo algo especial, merece la pena conocer a quien hace brillar así los ojos de mi niñita.

-Os hubierais llevado bien, estoy segura...- pinzó el puente de la nariz conteniendo las lágrimas, tardó en volver a hablar, tragó saliva y sorbió al respirar -Cariño... debes tener mucho cuidado, no corras, el funeral no será hasta mañana o pasado además...- tenía tanto que contarle -emmm... llámame cuando estés llegando y te daré una dirección, ahora mismo no se decirte, está todo por hacer...- suspiró -prometo explicartelo todo...- hizo una pausa cerrando los ojos y peinando el pelo hacia atrás -se que sonará egoista pero... llevo todo el día pensando en ti, te necesito... perdóname...- volvió a llorar aunque esta vez más tranquila, más cansada quizás.

Tras la reunión en el garaje de Queen, convenientemente arreglados y enlutados, acudieron a la obligada cita del velatorio. Como era tradicional en Corea, las las casas que contaban con jardín utilizaban ese mismo lugar para la ceremonia. Una ceremonia que se componía principalmente de una ofrenda ante una imagen del difunto, dado que el cuerpo estaba ausente por causas de fuerza mayor (seguiría en el depósito de cadáveres hasta que el forense lo entregara de nuevo a la familia).

Aquella primera fase del velatorio era la pública, que tenía un horario. Los amigos y familiares, vestidos de negro, presentaban sus respetos al difunto y la familia. Después de aquello, se cerraban las puertas y los familiares y allegados solían hablar del difunto, compartir historias sobre él y mojarlas en abundante alcohol.

El maestro de ceremonias, por así decirlo, era el que conducía todos los actos y hablaba con los allegados. El papel correspondía al heredero, el hijo mayor, en éste caso el hermano de Choi, Hwan, acompañado de la que ahora era su novia, Wook. Estaban presentes, asimismo, su hermano Gun y su madre, Do-Nari.

Su hermano les vió llegar, cambiando el incienso que ardía en el altar. Su expresión era seria y muy dolida. Su padre había sido, durante gran parte de su infancia, uña y carne con él. El dolor era fuerte.

-Hermana...

La saludó con un abrazo, llorando en su hombro. No quería echarle la culpa a nadie, pero sabía que aquella muerte era consecuencia de la cara oculta de la familia. La cara oscura que su padre siempre quiso evitar, sin éxito.

La abuela se acercó a dar dos besos a Hwo, que era como de la familia.

-Me alegro de que estés aquí -dijo, significativamente- Éste es tu sitio.

Saberlo no era la mismo que verlo, seguramente esa era la función de los funerales asumir que la persona había fallecido. Queen había llorado lo suyo ese día, más aún esa tarde que htuvo cierto tiempo en soledad, así que llegó con los ojos hinchados y la nariz enrojecida.
En los velatorios coreanos la gente llora con muchos aspavientos, se supone que cuanto más exagerado más apreciabas al difunto, pero eso nunca fue con ella, por la sencilla razón de que estaban en América y allí la fortaleza se demuestra tragandote tus sentimientos, eso había aprendido y por eso había llorado cuando nadie la veía pero no quería decir que no le doliera. Tenía una brecha en el alma.
Al ver la sala, a la familia, la foto de su padre presidiendo con el crespón negro, las flores... creyó que un abismo se abría a sus pies y quiso huir, se crispó, se paralizó. Hwo la abrazó lloroso pero no todo lo fuerte que hubiera esperado en esos momentos, no le pasó desapercibida cierta hostilidad en el aire ¿La culpaban? Posó sus manos y su barbilla delicadamente estrechando a su hermano, sorprendentemente aún había lágrimas en ella para derramar. Luego estiró una mano a Whook, menudas vacaciones le estaba dando..., acompañada de una mirada de circunstancias y finalmente se giró cabizbaja y compungida hacia a la abuela, temblaba como una hoja a la espera de lo que viera en ella. Le había prometido que arreglaría el desastre de su madre y... había fallado.

Allí estaban todos. Mi tío merecía respeto, pero la verdad es que odiaba estar allí. Había pasado mucho tiempo desconectado de la familia a nivel personal y ahora todos se me antojaban desconocidos. Me sentía un poco fuera de lugar. 

Al pronto, la abuela se me acercó como si me hubiera leído el pensamiento, y con sus palabras me quitó un poco la sensación que me perturbaba.

- Me alegro de verla, abuela. Sí. Creo que este es mi sitio.

Cuando ví a Queen y a Hwan juntos, me acerqué para darle el pésame.

- Lo siento mucho. Significaba mucho para mí también.

Luego, le pregunte a Queen qué tal estaba y si había descansado un poco. 

Entonces, apareció ella. Apareció la viuda.

Venía sola, por que había guardias del tío Gun en la puerta. Guardias que no hubieran dejado pasar a ningún tipo sospechoso. Ella podía ser maquiavélica, pero no era tonta. Además, debía estar allí. Era su marido el que había muerto, al fin y al cabo.

Llegó vestida de negro al estilo tradicional, con los ojos llenos de lágrimas de cocodrilo. Se palpaba la tensión. La tensión de una red de mentiras que se iba disipando.

-¿Que haces aquí? -dijo a su hija Choi- Tienes mucho valor para estar aquí. Tú, la responsable de la muerte de tu padre.

Cuando Hwoarang le preguntó reparó en su impecable conducta, digno hijo de su padre (ella no tenía en la más mínima consideración que fuera adoptado, era su primo, el hijo de tio Gun, y punto), hombre de hechos más que de palabras, siempre estaba ahí para lo que se le necesitara y no chistaba. Esa mañana lo había ejemplificado mejor que nunca.
Algo que Queen había valorado muy positivamente fue el silencio en el trayecto al velatorio, pero justo ahora caía en la cuenta de que quizás no le había hecho sentir su agradecimiento y aprecio.
Hwoarang apoyó una mano en su hombro al hablarle así que ella cariñosamente le devolvió el gesto estrechando su mano en inclinando la cabeza asintiendo mientras le miraba cálida y significativa -Gracias- dijo en voz alta "Por estar ahí" decían sus ojos. Le sonrió lo mejor que pudo entre tanta pena.
Iba a cercarse a la abuela cuando sintió su presencia, la zorra había llegado, y aún con los ojos rojos y las lágrimas mojadas pudo mirarla con el desprecio y altivez propios de una reina. Esa cucaracha tuvo la osadía de hablarle.
Giró sobre sus tacones y dio un par de pasos hacia ella, pensaba en el bonito futuro que le había planeado atada a un catre inmundo en el ultimo rincón maloliente del sureste asiático.
Frunció las cejas fingiendo extrañeza luego le habló en tono afectado correcto, creíble, con doble sentido -¿No dice la policía que ha sido un robo? ¿Insinuas que lo hice yo "mamá"?- parpadeó incrédula "Vaya coño tienes..." -¿Que clase de persona traicionaría a su propia familia?- "¿Eh? So hija de la gran puta" hubo una pausa tensa -Por cierto, estábamos preocupados de que te hubiera pasado algo, intentamos contactar contigo pero no respondías ¿Donde estabas?- "¿A quien te estabas follando guarra? ¿Lo celebrabas con champan?". Sacó un kleenex para secarse las mejillas.

El círculo se cerró en torno a ella, pero no se amedrentó.

-¿No te parece mucha casualidad que hayas llegado tu, y unos días más tarde muera tu padre?

La miró significativamente, con cierto apunte de odio.

-Todo iba perfecto, hasta que tú has molestado a quien no debías molestar.

Negó con la cabeza, altiva.

-Ahora bien, que sepas que cuando yo tenga el control de la empresa, como quiso tu padre en vida si acaso llegaba a morir, te voy a mandar de nuevo a Seul, de donde no debiste regresar.

Se había matenido callado, serio, distante. Pero no podía más. No podía con aquella charada. A diferencia de las mujeres, los hombres suelen ser más impulsivos, directos. Y él no podía soportar más aquellas mentiras. No con el cuerpo de su hermano enfriándose por momentos. Así que se acercó y la señaló con un dedo.

-Vamos, déjate de gilipolleces. Lo sabemos todo. Lo hemos sabido desde el principio. Tus mensajitos, tus amantes, con quien estás aliado. ¿Estábais haciendo la cama a mi hermano mientras te follabas al primero que pillabas? Estás enferma, y eres malvada. ¿Que querías, poder?, ¿La empresa?

Sonrió, mientras se miraron fijamente.

-Tu querido marido cambió el testamento hace muy poco, con el regreso de su querida hija. Después de que él y yo tuviéramos una conversación con el abogado.

Hizo un gesto de "no, no", con los dedos.

-Y ya no vas a recibir ni una sola de las acciones de la empresa. Te deja el coche y la mitad de lo que se obtenga de la venta de la casa. La otra mitad va a ir a su madre, para que pueda vivir dignamente en su ausencia.

Señaló la puerta de la casa.

-Así que ya no tienes nada que llorar aquí, ni tienes por que disimular más. Ve, corre, cuéntaselo todo a tus queridos amantes. Diles que se anden con cuidado. Tengo deudas pendientes con ellos.

"Sigue abriendo esa cloaca que tienes en la cara y te estrello el cráneo contra la pared" un par de movimientos rápidos, puñetazo en el estómago, patada en la sien y caería a plomo entre estertores, pero no, había aprendido que los golpes más dolorosos y efectivos eran los propinados al orgullo y de eso su madre tenía como para un ejército. Posiblemente solo superado por sus ansias ninfomaniacas...
Fue el tio Gun quien, contra todo pronostico, arrastró la charada por el suelo, claramente el dolor le estaba haciendo abandonar su habitual prudencia y contención ( ya hablarían de eso), bueno... no del todo, seguro que él también se moría de ganas de partirle el espinazo como a un pollo y destriparla.
La revelación sobre el testamento la sorprendió "¿Cambios? La que se va a liar...", ni había pensado en ello. En lo que sí pensó es que era el velatorio de su padre, que su abuela estaba presente y se merecían respeto, así que la pelea y su madre estaban de más.
-Dicho esto... ¿A donde llamo para que te recojan? ¿A comisaría? ¿A alguien de los Wu?... ¿Quieres que llame a Raul? Estaba muy solícito estos días ¿No te ha llamado ultimamente?- "Chupate esa, cerda, fijo que follandote decía mi nombre y no el tuyo. A ver quien te quiere ahora que no vales una mierda"

Cuando vi entrar a la madre de Queen supe que las cosas estaban a punto de ponerse tensas. La mujer entró increpando a su hija como de costumbre. (Hace falta ser zorra). Queen sabía como manejar a ese tipo de gente, no obstante la situación era muy desagradable.

Pese a que nadie lo esperaba, mi padre se aproximó con semblante crispado hacia las mujeres. (Sabía que no podrías soportar tanta tontería). No mucha gente le había visto salirse de su rol serio y tranquilo, pero los que lo habían hecho había sido por las malas. Me adelanté para colocarme a su lado para dar apoyo a sus palabras con mi presencia. Mi mirada solo transmitía desprecio hacia aquella horrible mujer.

La línea había sido trazada. Eso quedaba claro.

El problema es que cuando eres una hija de perra de marca mayor, acostumbrada a desestabilizar desde dentro, los enfrentamientos frontales no son lo tuyo. No posees los recursos necesarios para meterte en una discusión así, donde no tienes secretos que te permitan agarrar la sartén por el mango.

Así que les señaló con el dedo mientras retrocedía, acusando.

-Si queréis destruir lo que queda de ésta familia, adelante. No podréis ganar, no podréis.

Sintiendo que estaba en territorio enemigo, aunque fuera su propia casa, y que podían llamar a los hombres de la puerta para que la tomaran prisionera, decidió largarse. Había sisado el dinero suficiente a la familia y conocido a gente lo suficientemente importante como para vivir cómodamente alejada de ellos, hasta que sus paladines hicieran el trabajo.

-Tendréis noticias de mi abogado.

Aparentando dignidad, se puso las gafas de sol y salió del sitio, pidiendo un taxi por teléfono. Todos miraron a Gun, pero él no hizo nada para mandar que la retuvieran. No soportaba su presencia un segundo más.

Su hijo asistió al espectáculo con una mezcla de bochorno y congoja. No entendía demasiado, así que mientras duraba el tiempo estipulado para el velatorio público, se turnaron para contarle "todo sobre su madre". Sintió rabia, frustración y pena. Afortunadamente, les tenía a ellos para consolarle. A la familia, a su nueva novia, a los amigos...

Antes de que llegara un abogado al que esperaban (el de su tío), se acercó a su hermana y le dijo unas palabras cargadas de significado.

-Me pasé toda tu infancia protegiéndote, y ahora eres tu la que nos estás ayudando a todos.

Hizo una pausa, tomando sus manos.

-No puedo mentirte. Mi primera reacción fue pensar que todo ésto era, en parte, culpa tuya. De tu regreso -los ojos se le llenaban de lágrimas- Pero no podía estar más equivocado.

La abrazó fuerte, llorando hasta que se hartó, para luego separarse con cierta decisión.

-Papá no se merecía acabar así. No se merecía a mamá. Y ésto lo van a pagar caro.