Partida Rol por web

Pongo mi mano sobre la de mi invidente acompañante mientras subimos las escalinatas y llegamos a la sala donde tendremos nuestra pequeña fiesta, es un lugar precioso, pero algo destrozado aun, una pena que no pudiera verla en todo su esplendor.

Los dos grupos abajos, una maldita guerra de bandas es lo que parece. Dirimiendo fuerzas.

  Demasiada testosterona en el ambiente replico solo para mi acompañante  al ver como va todo, las palabras y las actitudes de todos. Los observo a todso con calma, un grupo parece de salvajes, su aspecto es de animales, ojos de locos en algunos y actitud...gangrel pienso para mi mientras mi mirada va al otro grupo, creo que es mas variopinto, me seria dificil descubrir de que clan son cada uno de ellos, aunque puedo hacer conjeturas de todos y cada uno de ellos, pueden ser acertadas o no. Ademas los niños en medio creo que mas bien no les ha gustado algo, tal vez lo que les haya dicho ese vampiro con el que han estado hablando, pobrecitos, angelitos con sus alas quebradas.

   Una pelea por sangre, creo que son demasiado, infantiles, son niños, hombres pero con una mentalidad infantil, posiblemente haya sangre para todos, pero pelear por esto es demasiado en una ciudad Sabbat, mucho me temo que solo sera la punta del iceberg en...
interesante, parece que al rescate de algunos, Creo que merecera que la tome en consideracion, esta noche puede que al final no sea tan aburrida como podria parecer

  Giro levemente la cabeza hacia mi acompañante ¿os gustaria tomar asiento abajo? seguro que todo se ve muchisimo mejor seguro que lo coge a la primera. Miro al Lasombra esta detras callado, como todos los de su clan, manipuladores, demasiado manipuladores, algo que se les puede volver en contra de ellos si se sabe llevar, pero no me debo preocupar, solo de que la pelea no me mache el vestido nuevo con lo que me costo conseguirlo y mis zapatos.

Miro con el rostro serio a los que van subiendo las escaleras, por alguna razon nos miran con renovado interes.- Si, somos vampiros adolescentes... para algunos aun niños ¿Y que?.-Pienso sin que mi rostro refleje expresion alguna.- ¿Eso hace que nuestra sangre sea mas debil o nuestra sed menor?No, claro que no, mas ese error a llevado a mas de uno a su ruina.

Sonrio cambiando mi expresion, es una sonrisa tibia y sin demasiado entusiasmo. La mujer del vestido extraño habla como si fuera la madre tierra.- Pienso, por alguna razon y sea cual sea su nombre, desde ese momento para mi esa mujer sera Gaia.

Miro a mi gemela y le susurro.- Alegra esa cara, luego iremos a divertinos ¿Quieres?

"Ya decía yo que la noche se iba a poner muy interesante." Pienso mientras observo el espectáculo que se desarrolla delante mío. "Los Ritae de la Secta, a los cuales todo miembro debe asistir y sobre todo honrar, esta noche es la noche de la toma de posesión de la ciudad y estos energúmenos están discutiendo por nada menos que los simples territorios de caza... imbéciles. Lo de verdad interesante de todo esto llegará después, no es momento de ponerse a discutir tontamente."

"Hermanos, por favor." digo mientras avanzo lentamente, observando a ambos grupos de cainitas, sus rasgos, su actitud... "Cual será... cuál será el adecuado." "La Secta ya ha perdido numerosos hermanos y hermanas en los días pasados como para que hoy, el día en el que todas esas muertes y todos los esfuerzos dan su fruto, sigamos sumando tontamente cadáveres a la cuenta. Hoy es el Baño de Sangre, debemos centrarnos en el tal y como manda la tradición." comento mientras dirijo mis pasos hacia uno de los sofás de terciopelo rojo.

"Más tarde supongo que habrá tiempo suficiente para discutir cuestiones de tema territorial o cualquier otra cosa que no esté relacionada con el Ritae. Como bien ha dicho la Hermana May, podéis ir a discutirlo a otra parte y reventaros a hostias, pero no aquí y no ahora... no creo que sea el momento ni el lugar adecuado." digo al mismo tiempo que observo lentamente a los allí congregados, esperando alguna réplica por parte de estos mientras me siento en uno de los sofás.

No me molesto en mirar siquiera a Scott mientras se aleja, no creo que valga ese pequeño esfuerzo, sencillamente se va y nos abandona, como tantos otros antes que él. Sólo ha demostrado ser igual de hipócrita que todos. ¿Cómo confiar en una manada de desconocidos cuando ni tu madre ha sido capaz de tolerarte? Sé que a mi hermano no le importa, quizá lo olvidó hace un tiempo, pero yo sigo acordándome en secreto de ella a menudo, sobretodo de sus abrazos y sus besos. Supongo que soy débil, por eso no puedo admitirlo.

El grupo de cainitas que se encontraba en las escaleras empieza a subir entonces, demostrando seguridad y decisión, al menos algunos de ellos. Eso está bien, esa señora de las ropas raras cada vez me parece más simpática, pero sólo me quedo ahí plantada junto a mi hermano mirándolo todo con una aparente pasividad y frialdas extraña. Al menos si lo comparamos con la actitud mantenida al entrar.

-Hmm... ya veremos- respondo escuetamente a Adam. Sé que se merece algo más pero sencillamente no me siento capaz de ello ni quiero. De hecho le he respondido por ser él, cualquier otro hubiera sido ignorado por completo.

Después de eso le miro, aunque mi rostro permanece inmutable, me distraigo un poco con su simple visión cercana y después a los grupos enfrentados.
Ya no me interesa demasiado el resultado que pueda tener, pero supongo que no empezaremos el ritual hasta que ellos decidan comportarse como Hermanos, algo que han dejado claro que no saben hacer, así que sencillamente esperamos por culpa de unos idiotas.

Bandos.

Es lo más curioso y más divertido de la secta, si. En cuanto se vence a nuestros enemigos nuestra unidad se desvanece y se generan bandos enfrentados. Cada miembro es un hijo de Caín buscando su propia sangre... y la de los demás. Jijiji, el motivo por el que nos unimos en manadas no es para colaborar en la batalla, ni para protegernos mutuamente de nuestros enemigos.

Nonono...

Nos unimos en manadas para no matarnos entre nosotros.

Tal es la naturaleza de la Bestia ¿Si?

No se quienes son, y no me importa. No he luchado a su lado, de hecho no he luchado en absoluto. Seguramente mucho de ellos han sacado provecho de mis pequeñines durante el asalto, pero ninguno ha sobrevivido, nonono... Sus batallas no me incumben, aunque me siento inclinado a apoyar a quien protege los derechos de las Cofradías sobre el territorio que controlan. Los errantes deberían SIEMPRE respetar los territorios de la secta que visitan, pero también quienes los controlan deben ser capaces de hacer efectivo su control sobre sus dominios.

Esta no es batalla para una noche como hoy.

Hoy hay cosas más productivas que esperan.

¿Quién cojones son estos?

Ya tenemos bastante con estos presuntuosos Soldados. Han luchado, si, pero no son más que cobardes que se ocultan tras sus armas de fuego ¿Que saben ellos acerca de la verdadera batalla? No he visto sus garras y fauces abrirse camino entre las entrañas de nuestros enemigos. No he visto su Bestia aflorar para regocijarse en la sangre arrebatada a quienes no la merecían.

No sois guerreros, no sois mejores que las bolsas de zumo.

Pero ahora se les unen más. Arrastrados por bonitas palabras, como el Ganado ante las voces de la Camarilla. Indignos de la inmortalidad que se les ha concedido. Y mira quienes son. La bruja, odiosa hacedora de magia que solo sirve para mezclarse con lo mortales y los maricas siervos de lo Antediluvianos. Y el Lasombra, ese que perdió a todos los suyos pero sobrevivió ¿Quienes se creen que son para darnos lecciones? Ni siquiera tienen manada, aunque se hagan acompañar de esos desconocidos que no han levantado una sola mano cuando hizo falta.

¿Acaso pretenden convertirse en Cofradía?

Patético.

Me separo del grupo, dirigiéndome a ellos. No se a cual quisiera desgarrar antes la garganta. Ninguna de sus odiosas voces me molesta menos que la otra. Ni siquiera necesito el permiso de Bulgari para ésto, ni su ayuda. No necesito la de nadie. No para acabar con estos dos mierdecillas y con todo su séquito de freaks.

Eso es.

Hazlo así, vamos. Rompe la formación, divide las fuerzas, ataca a los indecisos para que se unan a nuestras fuerzas. Oh, Bulgari, que estúpido has sido. Me estás poniendo la victoria en bandeja...

No eres capaz de controlar a tu hueste ¿Verdad? No, claro que no... Eres la cabeza visible de tu manada, pero no eres el verdadero Ductus. La verdadera cabeza, el verdadero líder militar y espiritual, el Ductus y Sacerdote al mismo tiempo...

...es Ella.

Esa es la cabeza de la serpiente, la que hay que cortar para que el animal muera.

Los movimientos son apenas perceptibles. El gigantón se separa unos pasos de sus compañeros, dirigiéndose a un punto intermedio entre aquellos dos cainitas que les han interpelado, inmiscuyéndose en una pelea que a su parecer no les pertenecía. Los demás comienza a desplazarse apenas unos centímetros, en lo que parece el inicio de algo mucho mayor. Posturas más agazapada, listas para saltar; miradas entrecerradas, preparadas para soportar lo que está por llegar. Un paso en la dirección correcta, acercándose a un compañero o marcando la distancia respeco a un adversario.

Va a comenzar.

Pero todo se detiene.

Como si una desconocida magia hubiera detenido el tiempo y a quienes en él se ven congelados, lo que parece inevitable no termina de llegar. Ambos bandos permanecen impasibles, manteniendo las posiciones entre miradas salvajes y espectantes. Incluso el gigante rubio detiene su caminar, con la mirada clavada en algún punto del fondo de la sala, al que convergen las miradas, muchas solamente de reojo, de los demás combatientes.

Hacia un punto del que procede una siniestra risa que produce escalofríos.

• Jajajajaja...

Los cachorros se entretienen jugando con los bichos de la zona. Educativo para ellos, pero no es el mejor momento. Es bueno que se desfoguen, y en el último mes han estado demasiado ociosos ¿He abandonado mis obligaciones? ¿Debería haber fomentado algunos juegos de instinto para tenerles ocupados? Es posible, pero también deben aprender a aceptar el aburrimiento como parte de su inmortalidad.

Especialmente Él.

La Dama Gurú no puede estar todo el tiempo pendiente de ellos.

Camino lenta y acompasadamente hacia ellos, mis niños, mis cachorros, mis retoños de poder. Los múltiples abalorios que se agitan entre los pliegues de mis vaporosas prendas resuenan con cada paso formando la propia música que danzo con mis movimientos serpentidos. Una danza sensual en la que contoneo todo mi cuerpo, mientras mis piernas buscan el siguiente punto antinatural donde apoyarse y mis brazos se mueven como sierpes agitadas, deseosas, exultantes. Mi diadema apenas se mece sobre mi cabeza, fría, firme, como mi rostro cubierto del mismo calido maquillaje oleoso que me hace brillar bajo las luces con el broncíneo fulgor que la inmortalidad le arrebató a mi ascendencia mestiza. Mi sonrisa deja escapar el brillo de mis colmillos. Siempre están a la vista.

¿Por que ocultar una parte tan importante de nuestra esencia espiritual?

Depredadores somos, como depredadores hemos de comportarnos.

Esa es la lección que otros deben aprender. No los míos. Los míos la conocen. Son otras lecciones las que he de impartirles. Cuando sea el momento. No ahora. Ahora es el momento de imponer la cordura en este mal encuentro que deberá posponerse.

• ¿Que tal, amoresss míosss? ¿Habéisss hecho nuevosss amiguitosss? -Mis palabras se arrastran bajo mi lengua pérfida y en ocasiones bífida, dejando un aire de diversión en cada siseo, que se refleja también en mi mirada depredadora- No puedo dejarosss solossss ni un minuto, queridosss, en seguida os ponéisss a jugar...

Camino hacia Bulgari, mi campeón, mi caballero, mi estandarte. Mi gran lobo alfa. Muchos ven en él a mi perrito faldero, yo veo más allá. Veo su potencial, su futuro, y sobre todo, su utilidad. Bajo su yugo las demás bestias tienen en quien mirarse, un objetivo, un espejo.

Rodeo su cuerpo, que se mantiene firme ante las amenazas externas. Se que desea mi contacto, pero no aparta su mirada de sus enemigos. Eso me gusta. Incluso cuando mis manos comienzan a serpentear a sus costados, desplazándose de su espalda donde me encuentro hacia su pecho. Mi caricia apacigua su ánimo, soy consciente de ello, y pronto sus ansias de sangre se ven reemplazadas por la lujuria.

• Pero ahora no esss momento de juegosss, amor... -Los susurros acercan mis labios a su oído, y mi mirada a nuestros enemigos por encima del hombro de mi campeón- Esss hora del Baño de Sangre ¿Recuerdasss que te hablé de su importancia? Luego ya nosss divertiremosss...

Una sola mirada de mi Alfa hace que el grupo retroceda un paso. Luego otro. Es demasiado sencillo. Veo el estupor en los rostros de los soldaditos, con sus rígidas normas y su estricto autocontrol. El cambio que se produce en mis cachorros en cuanto me tienen cerca debe ser demasiado para ellos. No atacarán, no quieren hacerlo, no en unos términos que no sean los suyos.

Ahora es mi juego ¿A que no lo disfutáis igual?

Lo se, lo veo en los rostros de todos y cada uno...

May...

Estás aquí...

Oh, encanto, como has crecido... No fisicamente, claro, pero he oído de tus progresos, mucho más espectaculares que la de mi decepcionante Chiquilla. Tenemos que hablar, pero no ahora. Ya encontraremos el momento.

Me limito a lanzar un beso y guiñar un ojo sin disimulo, mientras mis cachorros y yo retrocedemos hacia uno de los pasillos que llevan a los palcos.

El grupo de cainitas de aspecto más salvaje se retira silenciosa y provocativamente entre miradas de odio y desprecio hacia los presentes. Desaparecen por una de las puertas laterales, que llevan a largos pasillos de acceso a los palcos de esta planta.

El otro grupo permanece impasible, con duras miradas que siguen a sus adversarios mientras se alejan. Sus rostros están serios y algunos incluso muestran una preocupación que aventaja lo inmediato. Preocupación por un futuro incierto.

Este es un conflicto que se solventará en noches venideras, y se hará con sangre. Una viva demostración de la necesidad de una manada fuerte en la que apoyase...

Mi acompañante silencioso mientras nadie piensa decir nada, bueno ya lo han dicho y...
¿espera impresionarme asi? creo que no se da cuenta que no soy una niña bonita pienso al ver al animal por que no tiene otro nombre o apelativo cuando se acerca mostrando sus colmillos, creo que si se los arrancara podria hacerme unos pendientes para que cuando los volviera a ver se diera cuenta que no hay que meterse con los que no debe.

Sonrio para mi mientras la sangre hierve, me pide que le haga callar que le de lo que se merece y le convierta en arte, pero no, nadie mas se separa o es estupido o espera que le ataquemos, sera mejor que esperemos, que sopesemos todo que....los demas se mueven, hice bien en traerme el arma, dejo que la sangre domine y que se acelere en mi poco a poco cuando pasa y aparece esa mujer....

tiene mas mal gusto que echo de encargo. Deberia buscar un estilista por que... e ir a un logopeda no sabe ni hablar, eso o cortarla la lengua bifida que tendra... al menos se lleva a esos con los que va pero tengo a uno ya fichado como se ponga chulito, el cañon de mi arma se hara otro agujero en un lugar que le permitira pasar la luz de un lado a otro.

La sangre se apacigua un poco, pero no demasiado, no me gusta nada lo que esta pasando es como si fueramos al matadero, no tengo miedo pero no me gusta nada lo que estoy viendo, lo que estoy sintiendo a flor de piel.
Tomo nota de todos mientras espero a que alguien de el siguiente paso, deberiamos seguir, y yo quiero marcharme a descansar o a jugar un poco con un par de bolsas de zumo, me apetece un poco de juego.

Observo atentamente la escena. ¿Estan haciendo teatro para nosotros? ¡Que considerados! Ahora una demostracion de fuerza y una salida dramatica, casi me dan ganas de aplaudir.

La mujer me resulta fascinante, durante segundo y medio, despues pierde todo mi interes. Lleva sobre la cabeza algo parecido a los adornos de un arbol de navidad y sus diminutos pechos me hacen pensar que podria ser un hombre hasta que su voz la delata como mujer.

Sus ojos, demasiado verdes, me recuerdan a la sensacion que me da ver la luz reflejada sobre el agua estancada durante demasiado tiempo. Me gusta pero apesta, aunque lo que determina mi desinteres es sin duda su actitud, demasiado bulgar, demasiado tipica... y sin duda temible.

Mis ojos pasan rapidamente a Steff, puede que sea su actitud o su gesto pero de golpe me parece mucho mas interesante, desde luego no tiene ni comparacion con mi bella hermana, pero es bonita... a su estilo.... Es Athenea...si, ella es Athenea y la otra es Gaia.- Dedice mi mente ante mi total aprovacion.

La mayoría se mantienen callados y atentos, sobretodo ante la actitud del gorila con dientes plateados. Me parece una total ofensa que se atreva a amenazarnos justo antes del Baño de Sangre, apuesto a que si el Obispo se enterara de esto le daría un buen escarmiento... a él y a todos los patéticos vástagos que a pesar de aparentar de ser adultos se comportan cómo críos mimados de la Camarilla. Empiezo a sentir vergüenza ajena y se nota en como me muevo inquieta e incómoda, arrugando el ceño.

Después viene el espectáculo con la señora disfrazada. Supongo que es de esas que necesita ser observada en todo momento, llamar la atención, y ya que no puede hacerlo mediante su cuerpo o su inteligencia se decora con ropa horrible y se comporta como una idiota. No entiendo como puede tener a ese grupo bajo a su mando... espera, en verdad sí lo sé. Son todavía más estúpidos que ella.

Contengo la risa, pero no puedo evitar una sonrisa burlona mientras les sigo con la mirada. Supongo que pretendían que sintieramos miedo pero por la expresión del resto lo único que han conseguido es hacer el ridículo.

-La señora del vestido con parches tiene razón. Estamos perdiendo demasiado tiempo con disputas que parecen de patio de colegio. Ocupémonos de lo único verdaderamente importante que sucederá hoy aquí- hablo en general y en voz alta, espero que el segundo grupo se relaje un poco y empecemos el ritual antes de que la reunión pase a ser aburrida.

Sin moverme de donde me encuentro sentado, observo los acontecimientos que ante mi se desarrollan. Es como siempre, un simple comentario basta, en este caso para diferenciar claramente que bando es el que más acorde está con mi forma de actuar y mis necesidades. Ya he tenido una manada en la que primero actuaban y luego se paraban a pensar, con desastrosas consecuencias... casi fatales. -"No, esta vez no volverá a pasarme lo mismo."

Estoy sentado, tranquilo, esperando el enfrentamiento con el individuo de los dientes de plata, cuando una risa hace que la atención se centre en un punto lejano del salón, un lugar en el que segundos antes juraría que no había nadie y sin embargo ahí está ella.

Algo me dice que no es como los demás miembros de su manada, hay algo extraño en esa mujer. Algo, no podría decir el que, sus ojos, sus movimientos cuasi reptilianos, su seguridad a la hora de hablar y lo que es más... la capacidad de control que parece tener sobre estos gorilas. Podría ser un formidable aliado... o un terrible enemigo. -"Será mejor no perderla de vista", al menos no hasta saber cuales son sus intenciones.

Espero hasta que el último de esos bestias abandone el salón antes de dirigirme hacia los presentes, al mismo tiempo que me levanto del sofá -"El Ritae nos espera, y como ya he dicho antes, sobran noches para rompernos la cara y arreglar nuestros asuntos privados, pero lo primero es lo primero."

Se mantiene impasible ante las amenazas del animal que se le acerca. Guarda su postura, firme y decididia, pese a saberse en peligro. ¡¡Cuánta deshonra!! ¡¡Cuánta desfachatez!! Atrteverse a mancillar los Ritae con gratuitas muestras de violencia y un inútil derramamiento de sangre. "Esta secta está demasiado a menudo ocupada con matarse entre sí...", piensa mientras medita cómo actuar ante la amenaza del pedazo de carne con colmillos.

Y entonces, olle su voz.

Como una campana del pasado tintinea en sus oídos, reviviendo viejas experiencias, levantando deliciosas ampollas, trayendo gratos recuerdos... su siseo mece los sentidos de la cainita como el vaivén de un barco en alta mar, como si la mujer fuera las olas y ella, el fardo sobre la hamaca. No se atreve a mirar por miedo a que todo sea un juego cruel, un fuego fatuo que desaparecerá en cuanto levante la vista... pero tiene que hacerlo, un ardiente deseo le incita a ello... Desvía la mirada...

Y ahí está: ella. Magnífica. Única. En sus ojos se confunde la devoción, el respeto y el ansia. Afortunadamente, sabe controlar de manera excelente sus sentimientos y no se pone a babear de manera instantánea ante la visión de tan supremo ser; pero su cara cambia. Su expresión se vuelve más relajada, más humilde. Sigue siendo firme, pero si antes parecía que nada la sacaría de sus trece, ahora da la impresión de que la palabra justa hará que se desvanezca. Fija su mirada en la cainita recién llegada, olvidando al animal que sabe que no le hará nada. Escucha su voz, esa melodiosa voz que confunde los sentidos.

La reverencia como un alumno reverencia a su maestro. Termina de hablar y repara en ella. May le devuelve la mirada, tratando de transmitirle todo su respeto. Ante la muestra de descarado afecto de la cainita, ella responde con una respetuosa inclinación de cabeza. Cuando la levanta, ella ya se está alejando por el pasillo, y la resolución de May es más fuerte (si cabe) que antes.

Girándose hacia Trovirev, asiente con la cabeza.

-Bien dicho, Hermano. Respetemos a los Ritae si no sabemos respetarnos a nosotros mismos. Vamos.

Y, con eso, se dirije pasillo abajo en busca de un sitio.

Algo nuevo se abre paso en mi interior en cuando oigo las amenazas del salvaje, sí. Un deseo, una necesidad. Una actividad raras veces practicada. ¿Es la Bestia? No, no lo creo, nonono...

Es algo más.

Algo que aún no alcanzo a comprender.

No soy un combatiente. No es así como nadie que me conozca me definiría, nonono, no es así como yo mismo me definiría. La lucha nunca ha sido un factor importante de mi existencia. Nunca la he buscado y pocas veces he precisado de sus servicios.

Y sin embargo, ansío con todas mis fuerzas mostrarle a este desconocido lo que sería capaz de hacer con su cuerpo. Deseo doblegar su musculatura, desvanecer la fortaleza de sus huesos, descomponer su rostro en una mueca totalmente ajena al orgullo que demuestra. Y no sobre una mesa de trabajo, con el sujeto bien inmovilizado, nonono, cediéndole la libertad de resistirse. En combate, en donde él se siente tan poderoso. Doblegar su confianza al tiempo que su cuerpo. Dejar que su espíritu decaiga con cada nueva demostración de su infamia. De su estupidez.

Pero una nueva voz me aleja de tales pensamientos. Es en ese instante cuando me doy cuenta de que mi rostro refleja mis deseos, de que he mostrado públicamente una ferocidad en mi faz que no es acostumbrada. ¿Debería haberla ocultado? ¿Es malo que vean esa faceta de mi personalidad? No lo se, pero poco puedo hacer ya ¿Sí?

La nueva voz trae algo de cordura a la tensa situación. Algo en ella me parece peligroso, y al mismo tiempo admirable. Los salvajes atienden a sus deseos, lo cual ya es mucho, sí. No atienden a normas ni a peligros, pero la atienden a ella. ¿Por qué? Eso sería interesante de averiguar...

Pero no ahora, nonono. Ahora la cosa se calma. Ahora los salvajes se alejan y sus opositores se relajan. Ahora, el Ritae parece a punto de comenzar, y mis acompañantes parecen ansiosos por asistir.

Vuestros pasos os encaminan hacia los corredores que discurren circularmente por el borde exterior del teatro. A vuestra derecha, amplios ventanales os mostrarían en paisaje urbano si no fuera porque se encuentran cubiertas concienzudamente. A vuestra izquierda, varias puertas abiertas, algunas de ellas en mal estado o descolgadas de sus goznes, se abren a los diferentes palcos vacíos.

Finalmente, decidís acomodaros cómodamente en los asientos de los palcos, desde donde podéis ver plácidamente la grandiosidad del teatro. Lo realmente impresionante es, una vez en el patio de butacas, mirar hacia arriba y divisar sus cuatro alturas desde donde podéis apreciar la gran suntuosidad del teatro. De aspecto clásico y el rojo como color predominante, la ornamentación aparece en cada uno de sus rincones, como los grabados que podéis apreciar en el techo y que hacen alusión a cada una de las artes. Tiene un estilo ecléctico y elegante cuyo aspecto visual resulta sugerente y evocador de gloriosas épocas pasadas.

En cuanto tomáis asiento, no obstante, no es la decoración ni la estructura ornamental del lugar lo que llama vuestra atención. Más abajo, en el patio de butacas, varias personas descansan desperdigadas entre los asientos, atadas de pies y manos, y con sacos de lona oscura cubriendo sus cabezas. Ninguna otra prenda cubre sus cuerpos. El espectáculo es ciertamente dantesco. No muestran mal estado, más allá de algunos moratones, ni una gota de sangre brota de sus cuerpos desnudos. Hombres y mujeres, mortales debéis suponer, aislados entre ellos por cierta distancia, guardando silencio y sin apenas moverse. Es de suponer que bajo los sacos se encuentran amordazados. Pero están conscientes, a juzgar por el modo en que algunos de ellos tratan inútilmente de liberarse de las ataduras.

El escenario se encuentra desierto. Las cortinas están completamente cerradas, pero nadie deambula por esa zona. No así por los pasillos del patio de butacas, donde algunos hombres caminan de un lado a otro, comprobando el estado del ganado que se distribuye uniformemente entre los asientos.

Frente a vosotros, no tardáis en daros cuenta de cómo otros vampiros van tomando posiciones a lo largo de los muchos palcos del teatro. Algunos, los más, en solitario, o en pequeños grupos. Tan solo unos pocos palcos muestran una gran afluencia. Dos, en concreto.

En uno de ellos, descubrís a los vampiros salvajes sentados en torno a aquél que parecía su líder, quien observa cuanto acontece con su "reina" descansando sobre sus piernas, abrazada a él con un brazo mientras tiende el otro -y sus piernas estiradas- a los demás. Es un espectáculo... extraño. Cada cierto tiempo, un rugido del presunto Ductus sobresalta a los demás, y hace que la vampiresa se retraiga y centre toda su atención en él, con sus brazos rodeando su cuello y sus piernas recogidas sobre su regazo. Pero al poco tiempo cada una de sus extremidades busca su propio camino, como serpientes en busca de presas. Y los demás vampiros parecen encantados de gozar de las atenciones de la fémina, por escasas que éstas sean.

Patético... y fascinante a la vez.

No tardáis en ver en otro palco, bastante alejado del primero, al grupo que se le opuso. Solo uno de sus miembros no se encuentra con ellos, aquel que vestía un impecable traje negro que tanto destacaba.

También os percatáis de que un palco tiene unos amplios cortinones cerrando la visión. Entre sus pliegues se adivinan movimientos, y entre las sombras de sus extremos podéis ver formas moviéndose. Pero ningún vampiro muestra su imagen al exterior.

La gente comienza a hablar, producto del nerviosismo y de las ganas que cualquiera tendría de comenzar. Los vampiros del Sabbat no suelen ser pacientes, no se entretienen dejando pasar las horas sentados sin hacer nada, y los susurros dan paso rapidamente al murmullo generalizado y al barullo consiguiente.

Observo desde una de las entradas el lugar donde se hara el ritae, me encanta, no voy a negarlo tienen gusto cuando quieren. Mi mirada va directamente a los asientos, a esas butacas rojas como la sangre del ganado que las ocupa, maniatados, sin nada que les cubra, con la piel al descubierto para que sean usados en nuestro oscuro ritual. Atados, no es que me incomode, pero es que realmente me gustaria cazar mi comida, es mas interesante y sutil, por no decir tentadora.

Los palcos, creo que deberia ir a uno donde...miro a mi ciego compañero si lo deseais, podemos compartir el palco, siempre se agradece una conversacion en el momento apropiado

Mi mirada va a los palcos ocupados, no se por que me da que antes de que amanezca tendremos una trifulca entre ambos.
La mujer me parece casi grotesca, una serpiente, me recuerda a otra que conoci una vez, creo que es hora que deje de pensar en el pasado y comience a pensar en el futuro. Uno falta en el otro, deberia preocuparme o tal vez no solo debo estar preparada.
Mis oidos estan atentos a lo que pueda ocurrir, a lo que pueda oir entre los corrillos de la gente en mi camino aunque ese palco oculto..el futuro de la ciudad tras esos cortinajes tan rojos como la sangre de los hermanos que derramaron hasta convertirse en cenizas para acabar con los cobardes de la Camarilla...

Busco un lugar donde aposentarnos Si alguno desea tambien acompañarnos es libre de hacerlo, en esta noche no debe haber rencillas de ningun tipo entre nosotros pues todos deseamos lo mismo

El lugar es agradable, me gusta, sí. Puedo sentir la ocre fragancia de los años, la madera antigua crujir bajo mis pies, el eco de las pisadas en la distancia... Todo destila una sensación añeja y melancólica, un viaje al pasado. El pasado de mi nueva ciudad, y mi propio pasado. Después de todo, no dista mucho del ambiente anticuado de mi viejo taller ¿sí?

Tomo asiento en uno de los muchos butacones del palco, junto al que ocupa mi acompañante. No se a donde han ido los demás, pero supongo que habrán optado por otros palcos de los muchos que hay vacíos. Prefieren la soledad, la intimidad, sí. Y probablemente evitar la presencia de Koldolak ¿Sí? Jijiji...

• Dime, Steffanie ¿Qué me estoy perdiendo?

Jugueteo con mi bastón mientras lo pregunto, con la ciega mirada perdida en un punto de las plantas superiores. En las distancias cortas todo queda mucho más a mano. Sin embargo, aquello que está lejos es difícil de sentir con el oído, el olfato o el tacto. Me pregunto cuán fidedignamente será capaz de transmitirme su realidad esta vampiresa.

Miro a mi acompañante y pongo una mano sobre las suyas con una calida sonrisa antes de comenzar a relatarle lo que mis ojos ven alli con todo lujo de detalles para que pueda en su oscuridad, aunque mas bien no la considero una maldicion sino una bendicion en este momento no podria ver a esa especie de...serpiente, si es una serpiente lo que veo alli....

Es un teatro de sol y sangre, en cuatro alturas.
Pero eso no es lo mas interesante, en el patio de butacas hay algo mucho mas divertido sobre las butacas que posiblemente pronto cubran de sangre sus ocupantes. Desnudos,atados sin que les veamos el rostro, ni ellos nos vean, sin moverse estan esperando los mortales su destino final en este lugar.
Los palcos estan ocupados y frente a nosotros un poco a la derecha estan ese grupo de energumenos que antes nos encontramos con su sacerdote serpentino sobre las rodillas de su bestial Ductus, prodigando sus atenciones no solo a  él sino al resto de la manada.
Un poco mas alejado en otro esta el otro grupo, pero falta uno, puede que este preparando algo, no se yo si fiarme de esos Ventrue por que tiene toda la pinta de serlo.

Callo mientras mis ojos lo vuelven todo a recorrer a devorarlo para contarselo con detalle.

Hay otro oculto, pero se ve movimiento entre sus sombras, creo que el futuro obispo de la ciudad se encuentra en su interior, todos murmuran...¿los escuchas? simplemente delicioso.
La unica pena es que nuestros compañeros de entrada se han marchado a otro lugar a sentar sus posaderas y no nos deleitan con su compañia aunque puede que sea por otra cosa

Por cierto ¿que opinas del numerito del que estaba en la puerta? odio que me observen de esa manera