Partida Rol por web

La biblioteca era tan majestuosa como recordaba Elizabeth. Allí estaba el piano que una vez al año había tocado. Entusiasmada se giró para ver si molestaría a sus compañeros de habitación. Johan se había posicionado junto a un atril de escritor y Rhona contemplaba los estantes de libros. Su extraña hermana se sentó en la alfombra frente a la chimenea apagada. 

Y su marido... Robert estaba estupefacto contemplando un ajedrez. Así que también hasta Green Arrow había llegado esa apasionante moda... Pero Robert no pudo evitar decir en voz alta: 

- Qué curioso. Muchos señores ingleses no saben colocar las piezas aunque tengan en su propiedad valiosísimos tableros y sin embargo... puede ser una simple casualidad pero... 

- ¿Qué ocurre, querido? 

- Solo hay dos piezas. El Rey Blanco y el Rey Negro. El resto están ya eliminadas... 

Elizabeth, que no había podido resistirse a empezar a tocar aquel piano, dejó de tocar ante las exclamaciones de su marido y se acercó a donde estaba Robert. Ciertamente, en aquel imponente tablero sólo había dos figuras, majestuosamente labradas, eso sí… pero tan solo dos. – Y entonces, ¿Dónde estarán el resto de las piezas?- exclamó - ¡Deberían estar escondidas por algún sitio de esta sala!. – Si lo deseas, querido, podemos buscarlas y echar una partida- Propuso Elizabeth a su marido, sabiendo lo mucho que le apasionaba el ajedrez. Aunque éste había tratado de enseñarle aquel juego tan extraño y exigente intelectualmente, ella no alcanzaba ni de lejos el dominio de su marido. Así mismo, le había llamado especialmente la atención la existencia de solo aquellas dos piezas, y tenía una enorme curiosidad por descubrir dónde podrían estar el resto. ¡Ya tenían entretenimiento hasta la cena!- Pensó.

Su primo Johan y aquella mujer Alistair (Rhona, creo que dijo que se llamaba), estaban ojeando los libros. Se giró hacia ellos y les dijo – Johan, ¿Rhona? ¿se llamaba usted así? (dijo algo dudosa) – Creo recordar que en estas estanterías se encuentra un libro sobre la historia de Green Arrow… Acabo de caer en ello y creo que nos puede resultar interesante a todos saber algo más de la historia de esta mansión. Si resulta de su agrado, pueden buscarlo.

Se giró hacia la niña que se encontraba sentada en uno de los sofás de terciopelo –Pequeña (se dirigió a Mary Jane), ¿te apetece ayudarnos a encontrar las piezas de ajedrez que faltan?.

Cuando Rober vio aquel magnifico ajedrez, el mundo que tenía a su alrededor, junto a su realidad, desaparecieron sin dejar rastro. Amaba tanto aquel tablero, a aquellas sesenta y cuatro casillas, que sus pasos fueron firme en dirección a aquella obra de arte. Pero antes de llegar, la posición del material ya le resultaba extraña, hasta tal punto que cuando pudo observar con detenimiento la jugada, solo quedaban dos reyes en pie. 

-Tablas-susurró contrariado mientras escuchaba la melodía que salía del piano.

El ajedrecista frunció el ceño, acariciando la parte superior de ambos reyes, blanco y negro. Eran tan extraño como curioso. En realidad, la posición que mostraba en aquel momento el tablero era la posición más exacta de "tablas". Jamás un rey podía posicionarse con un movimiento legal a un lado del rey contrario, porque de lo cual, derivaría un "jaque mate", acabando así la partida. 

Fue la voz de aquella cuyo amor podía superar el que sentía por el ajedrez, la que le hizo volver a la biblioteca. 

-¿Podemos?-le preguntó a su mujer con una sonrisa divertida. Allí sentada, a los pie del piano, se veía como una verdadera artista. La simple perspectiva de poder jugar una partida, hizo que le brillasen los ojos. 

Ni si quiera se había dado cuenta de que tres personas más se encontraban en la biblioteca. Con cortesía, los saludó con un leve movimiento de cabeza. Para después, introducirse de lleno en la búsqueda de las piezas. 

Un libro entre tanta inmensidad, si no se hallaba bien ordenado en algún punto, sería imposible de encontrar - ¿estás segura de lo que dices? Creí haber entendido que nada escrito había del lugar... - por otro lado estaba la pareja Alistair, que parecía buscar algún cuento - disculpe Rhona, ¿está usted segura que estará bien mostrar un cuento a una muchacha tan joven? A menudo son excesivamente crueles,... - tampoco le extrañaría que crecieran escuchando sobre vísceras y sangre por todas partes, pero su lógica hizo interceder por la chiquilla de porte perdido.

Finalmente se acercó al tablero y viendo los reyes habló desde su punto de vista artístico - también pues ser una tregua y los peones junto a la demás piezas pueden estar en sus casas con sus familias...

Al comprobar que más gente había decidido acudir a la biblioteca, Rhona pensó que sería mejor dejar la visita para otro momento y así no molestar a aquellos caballeros y a la dama que los acompañaba. Pero los libros la atraían demasiado, sentía el hechizo que le lanzaban desde las estanterías, y sucumbió ante él.

Paseaba sus dedos con delicadeza por sus lomos, aspiraba su aroma y leía en voz baja los títulos, mientras su hermana se entretenía, vagando en su propio mundo, sentada en medio de la sala.

Escuchó las suaves notas del piano pero en ningún momento se molestó por ello. Al contrario, le parecía que quedaba perfecta en aquel marco.

Sólo salió de su abstracción cuando escuchó voces que incluso se dirigían a ella.

—Sí señora, así me llamo. Y ella es Mary Jane. —Dijo mientras señalaba a su hermana—. Discúlpela si no le hace caso, pero no está bien, vive en su propio mundo. —Se giró hacia el extraño joven que había hablado sobre los cuentos—. Le puedo asegurar que ella ya ha conocido lo que es el horror.

No siguió hablando. No hacía falta contar a aquellos extraños, por muy familia que fueran, las penas que habían tenido que vivir. Centró su atención en el tablero que estaban contemplando, sin saber muy bien de qué se trataba.

—¿Qué es lo que les resulta tan interesante en ese tablero? —Preguntó con curiosidad—. Si faltan piezas quizás la casa las ha escondido. —No pudo evitar cierta ironía en su tono, a pesar de que se había tomado muy en serio las palabras del notario.

Después de un buen rato buscando las piezas del ajedrez por toda la sala y todos los recovecos que encontraron, no había ni rastro… ¿Cómo podía ser aquello?, ¿Quién podría tener interés en esconder aquellas piezas y sólo dejar los dos reyes? Hacía muchos años que esa casa estaba vacía, a excepción del mayordomo Edward y la ama de llaves Huxon, pero ambos eran personas muy leales a la familia y muy respetuosos con la casa. Tenía entendido que su abuelo había depositado en ellos una gran confianza y por ello se les encomendó quedarse en ella cuando la familia se fue... Ellos debían cuidar de la casa y gracias a ello Green Arrow se encontraba como si hubiese seguido habitada… No parecía una casa abandonada… Ciertamente parecía una casa..."viva" - le recorrió un escalofrío- Según Elizabeth iba pronunciando estas reflexiones para sí misma cayó en la cuenta de que tal vez ellos (Edward y Huxon) supieran algo más de la casa… algo que les pudiera ayudar a clarificar las palabras de su abuelo. Quizá ellos supieran dónde están las fichas de ajedrez y por qué sólo hay dos reyes en el tablero… Intentaría preguntarles en la cena.

Las palabras de su primo Johan le hicieron salir de sus reflexiones. “¿una tregua?”. Seguidamente escuchó a Rhona decir que “quizá la casa las haya escondido”…. Elizabeth también participó en esa propuesta de hipótesis: ¿Quizá las dos figuras representen las dos ramas de la familia y una situación de empate que hay que romper?.

Hasta ahora ninguno se había atrevido a tocar las figuras ni moverlas de sitio… -¿Creéis que pasará algo si movemos o tocamos estas fichas?- Dijo en alto- Después de las misteriosas palabras del abuelo sobre esta casa, yo ya no sé qué pensar- Aquellas figuras desprendían un halo tan imponente que infundían una especie de respeto, como si tocarlas supusiera invadir un espacio prohibido.

Superstición, hermoso tema para libros, no tan bueno para tenerlo en cuenta. Tomó la ficha negra y la blanca y las colocó en su respectivas casillas. Tal vez cuando se hallaran las demás piezas se.podría jugar.

Cuando mueven las piezas de ajedrez Mary Jane empieza balancearse y a a golpearse levemente la nuca y la parte de atrás de la cabeza contra una de las estanterías de libros de manera rítmica. 

Ah Ah Ah Ah

Cada vez más fuerte hasta que algunos libros caen sobre ella. Entonces se sobresalta como si le atacaran murciélagos y corre a los brazos de su hermana Rhona

-En realidad, la partida así, está terminado-afirmó el ajedrecista. -Tal vez, empezar de nuevo, uniendo a todas las piezas en el tablero... Si divagamos, tal vez nosotros mismos seamos las piezas que faltan... y cuando estemos todos, empieza el juego.

La situación se volvió un poco caótica. Y más cuando aquella joven Alistair comenzó a darse golpes contra una de las estanterías. Robert no pudo evitar alzar las cejas completamente sorprendido para después ir en dirección a la chica, a intentar ayudarla. Pero antes de que pudiese llegar, había salido corriendo a abrazar a la mujer que los acompañaba en el escenario. 

Con una sonrisa y el rostro un poco desencajado se agachó para recoger los libros que se habían caído.

-¿Está bien? -le preguntó preocupado.

Los cuatro Knight se dirigieron a la biblioteca. Ebenezer y su sobrino bastardo, Johan y las dos damas de los Knight que eran primas políticas entre ellas. 

Allí ya estaba el Doctor Lawrence frente a un whisky y fumando en pipa medio adormecido. Era realmente viejo y apenas hizo un gesto de saludo con la pipa cuando les vio entrar. 

Tras casi una hora Elizabeth y Joanne constataron que el libro que la pianista creía recordar no se encontraba allí. 

- Era muy grande y antiguo... deberíamos haberlo visto ya... - se lamentaba Elizabeth 

- Hay otros libros de historia del condado, tal vez aún podamos sacar algo- aportaba Joanne

Mientras tanto Johan iba trayendo pilas de documentos a la pequeña mesa donde Ebenezer iba comprobando los archivos familiares buscando algo más de información

Mientras los documentos se apilaban, Johan revisaba los estantes para coger cualquier libro y revisarlo sobre tres temas muy concretos, no importaba si eran cuadernillos. El primero aquellos que como título incluyeran el nombre Harry en él; el segundo, aquellos manuscritos por autores con el nombre de Harry; y el tercero, cualquier escrito por su abuelo John, no importaba si era libro familiar, cartas o cuentos, hacerse con información siempre era útil. De paso, no estaría de más ver algún volumen que dijera como protegerse de lo que fuera que pasara.

Mientras apilaba documentos en columnas no demasiado altas para que fueran seguras y fáciles de alcanzar por su tío, Johan seguía admirando la biblioteca y sus libros, hojeando los y leyendo pequeños fragmentos, o incluso mirando si alguna hoja o carta suelta asomaba por alguno. Además al ver que no encontraban el supuesto libro, se agachó a comprobar si de entre los libros tirados por la niña el día anterior, tras ser recogidos, alguno había quedado escondido bajo la estantería, y mientras hacía todo eso, se le ocurrió preguntar al doctor.

- disculpe señor Lawrence, por lo tranquilo que parece, diría que suele ser "el doctor" de esta casa durante muchos años, es usted mayor, y estoy seguro de que enseñará algunas normas a su predecesor, si fuéramos nosotros ese pupilo, ¿que nos recomendaría? ¿tiene usted algo que le permita sentarse tan tranquilamente en un lugar en el que lo de hoy pasa a menudo?

Después de un largo tiempo buscando el viejo libro, Elizabeth cada vez era más consciente de que probablemente no existiera, o al menos, no estuviera allí. Al fin y al cabo, la abuela no se lo había enseñado nunca y tampoco ella lo había visto nunca... Pero de nada servía lamentarse, pensó, y se afanó junto a la mujer de su primo, en buscar entre los libros de historia del condado alguna información que les pudiese resultar útil. -Estupenda idea- exclamó cuando Jeanne lo había propuesto.

Entre tanto, su primo Johan recopilaba documentos, que su tío Ebenezer iba cribando. -¡Tenemos que encontrar algo!- deseó, o más bien imploró Elizabeth para sus adentros.

Con la atención dividida entre la búsqueda de libros y las palabras de su primo, escuchó cómo Johan preguntó al Doctor Lawrence, quien ciertamente se encontraba demasiado tranquilo y apático para lo inusual de todo lo ocurrido hace pocas horas. Él era otra de las razones por las que había decidido ir a la biblioteca, así que, se alegró de que su primo comenzara la ronda de preguntas y pusiera en palabras las mismas dudas que en parte ella albergaba.

Joanne puso sobre la mesa varios volúmenes que había encontrado relativos a la historia del condado. Eran pesados, aunque no llegaban a cuadrar con la descripción de su prima sobre el volumen que inicialmente habían estado buscando sin éxito. Cogió uno en sus manos y lo abrió con cuidado mientras escuchaba a Elisabeth y Johan que se había unido a ellos en la búsqueda del comedor.

Fue pasando las páginas con cuidado pero no por ello lentamente. Buscaba algo en concreto. El nombre de Harry o el de Green Arrow. Cualquier referencia podía ser de interés.

-Supongo que tantos años de experiencia, curten a uno en su trabajo, y cosas como la de Molv, que a nosotros nos ponen los pelos de punta, pueden no resultarle a él tan llamativas. Aunque realmente hablo sin saber de su profesión, doctor, así que perdóneme si me equivoco. Y no podemos decir que su muerte es… normal, por llamarlo de alguna forma- suspiró entrecortada, recordando aquella grotesca forma carbonizada en la cama y, por un instante, se imaginó aquello en su misma piel. Descubrió que no podía ponerse en el lugar de la mujer de Molv, era una situación tan sumamente extraña, que su cabeza no lograba componer la imagen y los sentimientos que quería. Solo sentía miedo, miedo a lo desconocido e, inicialmente, a lo irracional e inexplicable-Yo también le haría una pregunta, doctor, relacionada con lo que le acaba de preguntar Johan. Si me lo permite, por supuesto-esperó un instante y miró a Johan y a Elisabeth antes de seguir con su pregunta-¿Ha tratado usted en algún momento a ese tal Harry que se comentaba en la segunda carta del testamento? ¿O el médico que había antes que usted le habló de él o de algún otro caso similar al de Molv? Quizás en los libros no encontremos nada si Harry no vivió hace demasiados años…-dejó morir la frase un instante, pero terminó-…o aún sigue vivo y no es parte de la familia, o lo es y lo desconocemos como desconocíamos la existencia de los Alistair hace unos meses-terminó esta vez mirando al viejo Ebenezer, con un expresivo gesto en su rostro indicando que todo era posible ahora después de todo lo que había pasado y ahora sabían.

Dejó de pasar páginas, atenta a como reaccionaba el viejo doctor a las preguntas que le habían planteado y cúal era su respuesta, y si es que quería compartirla con ellos.

Eb se sentó en la mesa a ojear los libros que sus sobrinos le iban pasando desde las estanterías. Después de años sin pisar aquella casa ya no recordaba el orden en que éstos se encontraban, y su cuerpo ya no estaba para el esfuerzo físico que requiere buscar libros en una colección como aquella.

La mayoría de libros que le ofrecieron trataban sobre historia antigua, algún libro de contabilidad e incluso algún diario de sus antepasados que había acabado en aquellos estantes.

Siguió ojeando libros y esperó la respuesta del doctor a las preguntas que ya se habían hecho antes de mediar palabra.