Partida Rol por web

Elizabeth hojeó un libro sobre canciones populares del condado y entonces algo llamó su atención*

Mientras tanto Johan vio una pequeña nota en uno de los libros. No era gran cosa pero tal vez pudiera ser una pista futura de algo de información*

Jeanne no encontraba nada y se aburría así que se fijó que el Doctor Lawrence estaba muy atento cada vez que ella se inclinaba para buscar algún libro y decidió dedicarse a una ciencia mucho más práctica: La de la seducción. 

- ¿Antes de mí? Querida, llevo atendiendo en esta casa durante sesenta años, antes de que el señor John marchara. Yo ayudé a traer a los gemelos a este mundo. Cuando en Green Arrow no existía esta terrible maldición. Claro que había oído leyendas del pasado... incluso que hace siglos ardió hasta los cimientos con todos sus ocupantes dentro... pero llevábamos años sin ningún percance hasta que murió el primogénito de John. Y luego aquel sacerdote, y luego ese científico...¡y su esposa! Incluso murieron tres arquitectos que trataron de tirar la casa abajo... Esto no es obra de ningún ser humano... sino de... de otra cosa... Y no conozco a nadie con ese nombre que dicen. 

- No me extraña...- refunfuñó Ebenezer cansado de dejarse su cansada vista en esos archivos- ​No hay nadie llamado Harry en todos los árboles genealógicos de al menos doscientos años... Es como si... ¡Un momento! ¡Eso es! Es como si fuera un nombre maldito. No puede ser simple coincidencia, Henry (nombre formal de Harry) es demasiado común como para que absolutamente nadie se haya llamado así en Green Arrow jamás. No sé quién es ese Harry pero todos los que han habitado esta casa han debido saber de su existencia de una forma o de otra y le han temido como para intentar no provocar su ira... 

Tan poca información en tan basta biblioteca, casi era frustrante, pero desde el inicio sabía que poco o nada iba a ser el resultado, siendo ese atisbo de frescura mucho más que el consiguiente y nefasto resultado nulo. Mientras el doctor hablaba Johan miraba la nota a penas un papel en el que manuscrito con largas letras estiradas hacia arriba ponía "Only eight left. H" solo quedan ocho,... era extraña y no parecía tener ningún significado, aun así aquella sigla "H" llamó su atención, era absurdo y sin embargo su pecho se sentía descubridor del mundo, y lo único real que daba valor a aquella nota, era el hecho de que siguiera guardada entre los libros.

No cabe duda. Ésta es mi casa
aquí sucedo, aquí
me engaño inmensamente.
Ésta es mi casa detenida en el tiempo.

Llega el otoño y me defiende,
la primavera y me condena.
Tengo millones de huéspedes
que ríen y comen,
copulan y duermen,
juegan y piensan,
millones de huéspedes que se aburren
y tienen pesadillas y ataques de nervios.

No cabe duda. Ésta es mi casa.
Todos los perros y campanarios
pasan frente a ella.
Pero a mi casa la azotan los rayos
y un día se va a partir en dos.

Y yo no sabré dónde guarecerme
porque todas las puertas dan afuera del mundo.

            - Poema Anónimo –

*Fragmento anónimo encontrado doblado en el interior de un libro de poesía junto a otras anotaciones, bocetos de la casa y mapas dibujados de los jardines, que unos pastores encontraron en los alrededores de la mansión de Green Arrow en 1785.

Elizabeth se fijó en dos palabras escritas al pie de aquel poema –¡Green Arrow!- exclamó sobresaltada y fue leyendo aquel poema que hablaba de una casa, sus huéspedes, pesadillas, ataques de nervios y puertas que dan afuera del mundo… El miedo la iba recorriendo el cuerpo de abajo a arriba a medida que avanzaba. ¡El poema estaba escrito en primera persona! –pensó sorprendida. Cuando terminó de leer, retomó de nuevo las primeras líneas para cerciorarse de que lo leído era correcto: “No cabe duda. Ésta es mi casa, aquí sucedo, aquí me engaño inmensamente. Ésta es mi casa detenida en el tiempo”. Fue poniendo énfasis en algunas palabras que le resultaban extrañas.

Levantó sus ojos y recorrió las miradas atónitas de Ebenezer, Johan, Jeanne y el doctor. Todos se miraban entre sí sin saber qué decir.

Esto lo encontraron unos pastores dentro de un libro de poemas. Al parecer era una hoja que se encontraba doblada en el interior junto a otras anotaciones, bocetos de la casa y mapas dibujados de los jardines. ¿Quién es el autor de estas palabras? ¿Sería aquel al que luego se ha dado el nombre de Harry?

“Y yo no sabré dónde guarecerme
porque todas las puertas dan afuera del mundo”

Terminó de repetir Elizabeth las últimas palabras del poema, para luego de nuevo reencontrarse con las miradas de duda y miedo del resto de sus acompañantes.

- ¿Así que esta maldición es posterior al nacimiento de Charles? Ha dicho que ayudó a traer a los gemelos al mundo antes de que existiera. Eso explica que no me sonara de nada. Así que ha pasado de no haber ningún incidente en doscientos años a una sucesión de muertes, y todo posterior al nacimiento de Charles y Emma. Dígame, ¿hubo algo extraño en ese parto?.

En los libros que le habían dado apenas había información relevante. Ni siquiera había encontrado nada sobre aquél incendio del que hablaba el doctor. Y su familia jamás le había contado nada, que recordara. Menos mal que estuviera aquí. Una vez más se demostraba que una persona formada y formal era mucho más útil que esa juventud que se dedicaba a pegar tiros a las cosas sin pararse a pensar primero.

- Muy extraño lo del nombre de Henry. Un nombre nobiliario como ese, usado muchas veces por reyes y príncipes, debería haber sido utilizado también por una familia como la nuestra. ¿Estamos seguros de que no hay ningún Henry en la familia, no? En los antepasados está claro que no, pero ya ha quedado claro que mi hermano era un libertino. Pudo haber tenido algún otro hijo del que no sepamos nada. Alguien a quien protegiera por algún motivo y esté causando todo este desastre.

Jeanne suspiró, cansada de pasar y pasar páginas en busca de algo que se le resistía. Necesitaba un descanso y, quizás, algo más de proximidad con los habitantes de la casa.

Se levantó, dejando sobre la mesa el último libro que había estado consultando, y agarró la botella de whisky. Se acercó al viejo doctor, rellenándole el vaso que ya tenía medio vacio.

-Sesenta años son muchos años. Es toda una vida-le contestó, dejando la botella sobre la mesa, acercando su silla a donde él estaba y tomando asiento, pensativa-Entonces usted piensa que lo que le ha ocurrido a Molv es parte de esa maldición de la que habla... una maldición sobre esta casa-se llevó la mano al pecho, asustada. No le gustaba pensar que estaba en un sitio con esa reputación, reputación de la que su marido nunca le había hablado, aunque podía ser por propio desconocimiento, visto lo visto-¿No es obra de un ser humano? ¿Está diciendo que ese Harry no es humano?....¿Un... un espíritu, quizás? ¿Un fantasma?-preguntó con un poco de temblor en su voz mientras su mano volaba al brazo del viejo doctor, esperando la respuesta a una pregunta que nunca había pensado hacer a nadie, ni en el más loco de sus sueños-¿Una fuerza...extraña? Dígame lo que piensa, doctor.

Tan poca información en tan basta biblioteca, casi era frustrante, pero desde el inicio sabía que poco o nada iba a ser el resultado, siendo ese atisbo de frescura mucho más que el consiguiente y nefasto resultado nulo. Mientras el doctor hablaba Johan miraba la nota a penas un papel en el que manuscrito con largas letras estiradas hacia arriba ponía algo en inglés antiguo que Johan supo traducir al lenguaje actual

sólo quedamos ocho

pero acabo de descubrir que uno de nosotros nunca estuvo vivo

era absurdo y sin embargo su pecho se sentía descubridor del mundo, y lo único real que daba valor a aquella nota, era el hecho de que siguiera guardada entre los libros.

No cabe duda. Ésta es mi casa
aquí sucedo, aquí
me engaño inmensamente.
Ésta es mi casa detenida en el tiempo.

Llega el otoño y me defiende,
la primavera y me condena.
Tengo millones de huéspedes
que ríen y comen,
copulan y duermen,
juegan y piensan,
millones de huéspedes que se aburren
y tienen pesadillas y ataques de nervios.

No cabe duda. Ésta es mi casa.
Todos los perros y campanarios
pasan frente a ella.
Pero a mi casa la azotan los rayos
y un día se va a partir en dos.

Y yo no sabré dónde guarecerme
porque todas las puertas dan afuera del mundo.

            - Mary M. Knight- 

*Fragmento anónimo encontrado doblado en el interior de un libro de poesía junto a otras anotaciones, bocetos de la casa y mapas dibujados de los jardines, que unos pastores encontraron en los alrededores de la mansión de Green Arrow en 1785.

Elizabeth se fijó en dos palabras escritas al pie de aquel poema –¡Green Arrow!- exclamó sobresaltada y fue leyendo aquel poema que hablaba de una casa, sus huéspedes, pesadillas, ataques de nervios y puertas que dan afuera del mundo… El miedo la iba recorriendo el cuerpo de abajo a arriba a medida que avanzaba. ¡El poema estaba escrito en primera persona! –pensó sorprendida. Cuando terminó de leer, retomó de nuevo las primeras líneas para cerciorarse de que lo leído era correcto: “No cabe duda. Ésta es mi casa, aquí sucedo, aquí me engaño inmensamente. Ésta es mi casa detenida en el tiempo”. Fue poniendo énfasis en algunas palabras que le resultaban extrañas.

Levantó sus ojos y recorrió las miradas atónitas de Ebenezer, Johan, Jeanne y el doctor. Todos se miraban entre sí sin saber qué decir.

Esto lo encontraron unos pastores dentro de un libro de poemas. Al parecer era una hoja que se encontraba doblada en el interior junto a otras anotaciones, bocetos de la casa y mapas dibujados de los jardines. ¿Quién es esa mujer autora de estas palabras? 

“Y yo no sabré dónde guarecerme
porque todas las puertas dan afuera del mundo”

Terminó de repetir Elizabeth las últimas palabras del poema, para luego de nuevo reencontrarse con las miradas de duda y miedo del resto de sus acompañantes.

El Doctor Lawrence no quería seguir hablando del tema pero los descubrimientos de Johan volvían a teñir de sobrenatural la historia. Si Harry no estaba presente durante tantos años no podía ser un humano... nadie podía estar vivo tanto tiempo... 

Tanto el poema encontrado por ella en aquel libro de canciones populares, el fragmento de papel encontrado por su primo Johan, como la información aportada por el Dr. Lawrence apuntaba a una cosa: La maldición de esa casa no estaba causada por nadie vivo… era algo que transcendía el tiempo y los siglos… como decía el poema “todas las puertas dan fuera del mundo”… Es como si esa casa tuviera algún tipo de conexión con el más allá y tal vez esa conexión fuese… Harry… pensó.

Pero hay algo que la tenía intrigada desde el descubrimiento del poema... Compartió sus pensamientos en alto ¿Quién era aquella Mary M. Knight? ¿Podría tratarse por la fecha de nuestra abuela Margaret? Sinceramente lo dudo… ella nunca pareció tener miedo a la casa -o si lo tuvo, lo ocultó muy bien –Pensó-. En cualquier caso, el que el poema fuera encontrado en 1785 no quiere decir que se escribiera en aquella época… Es importante saber quién fue aquella mujer y en qué época vivió. Tio Ebenezer, ¿usted tiene alguna idea?

Dr. Lawrence- se giró-¿dice que tras la muerte de mi tío John murió un sacerdote, un científico y su mujer y tres arquitectos? ¿Recuerda cuándo fue eso? ¿En qué circunstancias? ¿Qué hacían en esta casa? ¿Recuerda sus nombres?

Aún queda tiempo hasta la cena... quizá aún podamos buscar algo más de información para ir encajando las piezas de este puzle... Al pie del poema señala que fue encontrado en el interior de un libro junto a bocetos de la casa y planos dibujados de los jardines. ¿Creen que podrían estar por aquí esos documentos?... El poema fue recopilado en un cancionero popular, del resto de documentos podrían existir copias por algún lado, y si no es de esos bocetos y planos extraviados, quizá sí los bocetos de otros lugares de la casa. Jeanne, ¿me ayudarías a buscarlos? propuso a su prima, quien se había sentado junto al médico para extraer información. A Johan ya le vio sumido en la búsqueda y a Ebenezer parapetado tras la mesa llena de documentos a revisar.

De nuevo Enenezer y Jeanne coincidieron en la biblioteca. Ahora sin la presencia del inquietante escriba o de la dulce Elizabeth, tan afectada por la desaparición de su esposo. 

El anciano volvió a la misma habitación en la que estuvo el día anterior con una de sus sobrinas. Aquél era un lugar tranquilo y cálido, gracias a la chimenea y a que tanto los libros como las estanterías producían cierto aislamiento del exterior.

Allí también había cómodos sillones y un mueble bar con alcohol, además de que nunca había visto a un Alistair en aquella sala. Esa era una familia demasiado analfabeta como para frecuentar esos sitios. Y a pesar de los descubrimientos del día anterior, seguro que todavía albergaba algún secreto oculto.

- ¿Se te ocurre algún sitio donde empezar a buscar? ¿O descansamos un rato antes de empezar? - Le dijo a Jeanne antes de sentarse en una de las butacas. Se giró y vio a una sirvienta limpiando el polvo de las estanterías. - Ten cuidado con ese cuadro, representa a mi anciano abuelo... ¡Claro! Los cuadros. Hay cientos por la casa, representando a todos nuestros antecesores. Y otros con paisajes de la zona e imágenes antiguas de la casa. Si ese Harry existió, o hay alguien extraño en la familia seguro que fue retratado en algún momento.

Acto seguido, se levantó lentamente y comenzó a mirar los cuadros de la sala.

Jeanne entró en la biblioteca tras Ebenezer y se sorprendió al ver que estaban los dos solos. Había esperado encontrar allí a Elisabeth. Después de lo sucedido, aquel sitio era uno de los más acogedores para descansar.

-¡No me lo puedo creer! ¿Ha visto lo que ha insinuado Murron Alistair? Que mi hijo, por llamarse Harold, tiene algo que ver con ese tal Harry...-levantó las manos al techo de la habitación, suspirando-¡Lo que nos quedará por oir de boca de esos Alistair!

Su mirada recorrió todas las estanterias. Había tanta información allí dentro que necesitaría meses para leer todo aquello si quería hacerlo bien, pero solo disponía de unas pocas horas y, cuanto menos tardase mejor.

-No, yo empezaré a buscar enseguida, pero usted descanse un poco junto a la chimenea. Mi hijo está investigando con su padre un laberinto de pasadizos que dicen han encontrado bajo la cripta. ¿Le suena de algo la existencia de ese laberinto, Ebe? ¡Oh!-dijo poniéndose una mano sobre la boca- ¿Me permite que le tutee así, Ebenezer? -aunque sonrió, sabiendo que el anciano probablemente se lo permitiría-Me han encargado que busque un plano de esa zona, un plano que, entiendo, les haga llegar al otro lado del laberinto... No sé que finalidad puede tener algo así bajo la casa. ¿Una bodega para los vinos especiales, quizás? Pero algo tiene que tener de especial, sino Piers no me habría pedido que buscara un mapa.

Se acercó a una de las estanterías mirando rápidamente de que trataban los libros que había en ella. Su vista iba rápida de un volumen a otro.

-Lo que si sé, o intuyo, es que sea lo que sea, si nos ayuda a encontrar alguna información sobre qué está ocurriendo en esta casa, será bienvenido. No quiero pasar una noche más aquí si no es necesario...

Se volvió a mirar a Ebenezer cuando comentó lo de los cuadros, dando una palmada-¡Es cierto!¿Como no se nos ocurrió antes? Si fue alguien importante en esta familia, algún cuadro debe existir sobre él-vio como el anciano se levantaba y comenzaba a revisar los cuadros que había en la biblioteca. Ella volvió de nuevo su atención a las estanterias, leyendo títulos a toda velocidad.

-Ebe, ¿nunca su hermano le comentó nada de todo esto? ¿Ni en la más loca de las noches de juego cuando eran pequeños o después ya, antes de irse...? ¿Por qué volvería realmente si estaba bien con los Alistair y esta casa significaba algo malo para él? Hubiera sido mejor irse y no volver... ¿Cree que de verdad nos está cuidando desde el otro lado? ¿Que nos puede ver en este momento?

Se le hacia raro tener aquellas preguntas volando en su mente en esos momentos, pero casi podía sentir que alguien la miraba. Y no era precisamente Ebenezer, que estaba a su derecha mirando uno de los cuadros. Se volvió y recorrió con su mirada la habitación. Estaban solos.

Solo es mi mente... solo es mi mente...

- No hagas caso a ese borracho. Seguro que no sabe ni lo que dice. - dijo el anciano ante la mención a Murron. Dejaban que la clase baja se relacionara con la familia y aquello es lo que pasaba. - Quizás mi hermano debió pasar más tiempo educando a su segunda familia en vez de buscando fantasmas.

No hay ningún problema con que me tutées, para eso está la familia, pero si me vas a acortar el nombre creo que prefiero Eb. Con respecto a lo que mencionas, no sé nada. Mi infancia fue normal aburrida. Como dijo el doctor, esto comenzó hace siglos, pero estuvo en calma hasta ahora. No recuerdo que hubiera que hubiera ninguna desaparición ni muertes cuando éramos niños. Y si las hubo, mis padres se encargaron de ocultaras para que yo no me enterara. Si es que hubo muertes, ya dije que yo las palabras de ese doctor las tomaría con cuidado.

Y mi relación con mi hermano era más bien nula. Él se encargó de la mansión, el legado de la familia y de embarazar mujeres escocesas mientras yo trabajaba en Londres. Nuestros caminos cruzaron en muy pocas ocasiones en los últimos años. Sus motivos son desconocidos para mí.

Mientras hablaba iba observando los cuadros, intentando ver algo que se saliera de lo normal, algún cambio, algún detalle de la casa que no se correspondiera con la realidad, familiares que desconociera, cualquier cosa. Aun dudaba que todo aquello fuera en realidad obra de un fantasma llamado Harry y no de alguien real, pero lo dicho sobre el incendio de la mansión, relacionado con la muerte de Molv le habían llamado la atención. Quizás alguien quisiera vengarse de la familia en relación con aquello, y por eso le habían incinerado.

El cuadro que están viendo tiene que ver mucho con lo que estaban hablando. Les ha costado encontrar el lienzo que querían de la colección de antiguos cuadros de Green Arrow en un viejo volumen de pintura. Algunos de esos cuadros están aún colgados en la casa pero otros muchos no. Viendo los cuadros antiguos en ese catálogo ven que uno del siglo XVI dice: "Mothcry Castle antes del incendio" 

Se ve la foto de un salón suntuoso con gente de época. 

- Mothcry... ¿Qué lugar es ese?

- Mira... mira, ese lienzo que cuelga ahí con esos bordados... ¡es el mismo que está en esta pared, Eb! Y la disposición del lugar... ¿no podría ser el castillo que había antes aquí? ¿Ese que dicen que ardió? 

- No sé... déjame ver más de cerca ese cuadro... Querida... pásame esa lente... Oh... Creo que... ¡Jeanne, mira esto! Usa la lupa, no creo que lo veas si no. Encima de la chimenea en ese cuadro hay una pintura ¿ves? Parece un señor feudal de la época medieval... Si pasas la lupa verás el nombre del señor feudal retratado

- Harry... señor y amo de Mothcry...1354....  ¡Le hemos encontrado, Eb! 

Los dos contemplaron aquella minúscula fracción de la ilustración de un cuadro que ya no estaba entre ellos. Pero por vez primera tenían una referencia. Y si era cierta... Harry vivió hace medio milenio de años... 

Jeanne no se cansaba de mirar aquella imagen a través de la lupa, aquella minúscula imagen que daba más sentido aún a las últimas palabras del abuelo. Cuando la habían descubierto, había dado un par de palmadas de alegría y emoción y había abrazado fuertemente a Ebenezer.

-Existe... Hubo un Harold en la familia... Harold. ¡Pero son muchísimos años, Eb. ¡Muchisimos! Si hacemos caso de la última carta de su hermano, sólo me queda pensar que estamos hablando de algo sobrenatural. ¿Pero cómo puede ser eso? Fantasmas...una maldición... sólo de pensar en esas cosas se me pone la piel de gallina. Pero, no le encuentro otro sentido. Nadie vive por tanto tiempo. A ver, pensemos.

Miró de nuevo a su alrededor, a los libros.

-¿Habrá algún volumen que hable sobre la historia de la antigua mansión y de su señor? Empecemos de nuevo-miró hacia el exterior, era casi la hora de la cena, les había llevado un buen rato encontrar aquella valiosa pista sobre Harry. Quizás tuviera suerte de nuevo antes de la cena y llegara a la mesa con información adicional de la historia, hace tantos cuentos de años, del sueño y señor de aquel lugar.

- Así que ese Harry existió en verdad. Hace siglos en ese tal Montcry... Nunca había oído ese nombre. Cualquiera pensaría que nuestra familia estaría orgullosa de que su casa familiar se asentase en los cimientos de un gran castillo. Y en cambio ha permanecido oculto hasta ahora.

El anciano, dubitativo, siguió contemplando el cuadro con curiosidad.

- Si esto es una broma pesada, o alguna represalia, se han tomado la molestia de estudiar muy bien la historia. Quizás los descendientes del tal Harry sigan en vida y guarden algo que desconocemos contra nuestra familia...

De momento es todo lo que encuentran durante el día de investigación, así que Jeanne y Ebenezer vuelven a la hora de la cena al Gran Comedor

Edward miraba como toda aquella tropa se dirigía a la biblioteca. Les extrañó ver el bastón de Ebenezer allí. Pero no había ni rastro del anciano así que pensaron que tal vez se lo había dejado en alguna de las muchas incursiones buscando libros que hizo su tío en aquella sala de la casa. 

No había abierto la boca en toda la mañana.

La noche fue tan tranquila como todas las anteriores, de alguna manera dormir toda la noche del tirón le parecía una falta de respeto hacia los que sufrían aquellos ataques nocturnos.

Escuchar que su propio padre había pasado por aquellas experiencia le puso el vello de la nuca de punta, aunque el hecho de que hubiera sobrevivido le llenaba de esperanza de que, fuera lo que fuese lo que ocurría durante la noche, se podía escapar y, porque no decirlo, de orgullo hacia su progenitor.

También fue agradable saber que Jessie y algún miembro más de los Alistair confiaban en el para cuidar de Rhona, lo que quería decir que las distancias entre ellos se iban acortando.

Era el primer día que "investigaba" junto a su madre. Ella era la que mejor conocía la biblioteca, por lo que se dejó guiar por ella mientras no perdía de vista a Rhona.