Partida Rol por web

Sharitta Senneset era una rival con la que tenía una relación civilizada, antaño, cuando Cassandra aún era una acompañante de lujo al servicio de la mujer a la que compró la Gata Salvaje, Sharitta se había forjado una mala prensa notable entre ellas, era hija de un noble menor y, aunque no era una puta, les quitaba mucho negocio, pues era muy complaciente con cualquiera que lo fuera con ella y sus caros gustos y, por algún motivo, los nobles preferían gastar mucho más dinero en comprarle caprichos a la hija o hermana de uno de los suyos que dárselo directamente a una chica trabajadora y esforzada.

Con el tiempo acabó desheredada y montó su propio local, aunque no competía directamente con Cassandra, pues se especializaba en lo contrario, o sea, en aquello en lo que no había que cuidar de las chicas, sino cobrar extra por las molestias.

Ahora solía intermediar trabajos desde el bar de la Cabeza de León, aunque sólo para chicas conocidas y de clientes conocidos. Cassandra solía hablar con ella un rato cuando iba a ver a Pía. La verdad es que aunque cabrona y despiadada, era una mujer interesante, culta y lengua afilada. Divertida.

Haaron entró en el Foso del Oso un poco más tarde de lo que habría querido, el primer turno de comidas ya había empezado. Por suerte, efectivamente la comadre Cassandra había pasado por allí a almorzar, aunque como era de esperar, no estaba en las cocinas tomando la "sopa boba", sino en uno de los reservados de la Familia, en el restaurante.

Estaba sola, manteniendo alejados a base de miradas venenosas a unos tipos con mala pinta con pinta de contrabandistas. Haaron siempre la había visto como una preciosidad muy amable con una sonrisa radiante; pero cuando miraba así, sus ojos parecían hacer recordar los rumores de que era una maga no registrada y daban escalofríos en la espina dorsal. 

Parecía haber empezado a comer hacía poco, pues estaba con un plato de entrante y su jarra de vino estaba aún casi llena.

Cassandra notó que el cofrade, que solía trabajar sobre todo con Cata, Vico y Alfons, se había quedado buscando al asomarse al comedor hasta fijar sus ojos en ella. A diferencia de los tarados que trabajaban para Tony, a quienes había tenido que explicar la diferencia entre prostituta callejera y Comadre Mayor con un buen susto, Haaron nunca le había dado problemas, apenas habían tratado, pero parecía majo, sobre todo para alguien tan relacionado con la tribu de Vico. Callado y distante, pero majo.

Entre que los Dhorn apretaban cada vez más, y los hombres parecían cada vez más idiotas, Cassandra estaba últimamente molesta, porque no podía vestir la moda Betancuriana de antaño sin que un soldado Dhorn la parase y preguntase cosas aludiendo a “indecencia publica” y otras cosas más. Y con esas, aun gente desconocida, atraída por el puerto de Betancuria, parecía venir como la mosca a la miel. Casi la alivio que apareciese uno de los muchachos de Vico, algo de musculo, y que fuera buscándola.

-Ah, sentaos aquí conmigo …Hmm…-Hizo memoria para acordarse del nombre, aunque solo movió los labios gesticulando sin llegar a pronunciarlo. Conocía a Cata, y al hombre lo relacionaba con ella también, y conocía que era mejor el anonimato para muchos de ellos. Incluso el Foso del Oso a veces tenía oídos indiscretos. Cassandra se llenó una jarra de vino y dio un sorbo, mientras picaba con un tenedor de la comida que habían presentado ante ella, aun humeante por el calor de estar recién hecha.

El ánimo de Haaron estaba por los suelos y se reflejaba en el rostro, cansado, abatido. Aquel trabajo que acometió anoche se le dio de pena y tomó malas decisiones. Estaba desanimado y contenido, una ira contenida asomaba por su rostro en forma de tic en su ojo derecho, que se guiñaba ligeramente de vez en cuando. Tras observar el lugar y detectar a Cassandra, se dio cuenta de que ella lo había hecho antes con él. 

Se acercó cuando ella se lo indicó y tomó asiento con pesadez - lamento molestarla - dijo con cierta culpa, él odiaba que le interrumpieran la comida. Observó como picoteaba la comida y le resultó curiosa la manera en que lo hacía, pero no hizo comentario alguno - le buscaba, porque tengo que encontrar a una prima mía - se acercó un poco para susurrar su nombre - Sharita, de los Senneset - se echó para atrás - ¿sabe donde puede estar?

-Ah, sí. La señorita Senneset…-Cassandra se detuvo para limpiarse con una servilleta, dejando a un lado el tenedor.- No es alguien que me gustaría tener de familia.-Mostró a Haaron una sonrisa con cierto deje de burla.- Pero no elegimos a la familia, dicen. ¿Hm?, ambos sabemos que no es así…-Sacudió la cabeza y movió la mano que sujetaba la servilleta, antes de dejarla en la mesa, indicando que dejaría de añadir paja a la conversación.- No es difícil encontrarla. Suele parar por la Cabeza del León, una de las tabernas de la ciudad…¿Qué interés tenéis en esa víbora de colmillos afilados?.- Preguntó con verdadera curiosidad.

Es mi prima - dijo sin variar la expresión de su rostro, y ciertamente el tono empleado no indicaba que se hubiera ofendido - todos sabíamos de que pie cojeaba - se encogió de hombros - pero ahí esta, todos los demás muertos menos ella, irónico ¿no le parece? - preguntó de manera retórica pues era un tema que poco le importaba a Haaron, los muertos así se quedaban, y aunque miraba a esa mujer con cierta congoja por lo que se decía de ella, se mantuvo todo lo firme y sereno que logró - quiero saber de ella, que sabe de lo que ocurrió con su anterior casa... ahora esta ocupada y puede que sepa algo jugoso para quien requiere esa información

Cassandra se quedó unos segundos mirándole para ver si decía la verdad, aunque por la manera de referirse a ella, quizá si fuera su prima. Curioso, si tuvieran gente de la nobleza en la Familia se hubiera enterado seguramente, pero quizá Haaron era algún bastardo o simplemente familia distante, de la que crece en el campo y termina olvidando sus apellidos.

-No es lo que he escuchado yo, más bien, que la desheredaron por aceptar regalos caros y abrirse de piernas.-Cassandra nunca se había preguntado ciertas cosas sobre Sharita, como su anterior casa y demás.- Su local y vivienda seguramente habrán sido cerrados por los Dhorn.-Se notaba el desprecio al pronunciar aquello. Bajó la vista para comer algo más.- Ya os he dicho dónde encontrarla, allí hace sus tratos…Aunque si me dijerais exactamente para qué buscáis la información…

Torció un poco el gesto percibiendo que la paciencia se le estaba acabando; no quería problemas - los que usurpan la antigua mansión de los Senneset, un general importante de esos cerdos y necesito saber todo lo posible sobre sus movimientos; había pensado que quizás ella recordará alguna entrada secreta, pasadizo o cualquier cosa que pudiera servir para quien desea esa información - alzó las cejas y torció nuevamente el gesto de su boca - Cata es quien lo encargó - y tragó saliva temeroso de que esta le saliera de debajo de la silla y lo apuñalara en el entrecejo. 

Obvio que a Cassandra no le gustaba escuchar a Cata. Esa mujer era una asesina depravada por lo que le constaba a ella, y eso se reflejó en su rostro.

-Bien.- Picó algo con su tenedor y masticó, antes de proseguir.- Un poco antes de medianoche la podeis encontrar en la cabeza del león, no tengo información sobre su casa, y dudo mucho que los de allanamientos la tengan. La casa de Sharita nunca fue un objetivo de la familia, quizá hasta ahora, claro. Si es para hacer una limpieza de Dhorns…Puedo acompañaros para ver a Sharita, y protegeros de su veneno.

Sus ojos se abrieron de par en par y hasta algo de rubor asomó por sus mejillas; no se había esperado algo así, que una de las caras más famosas del gremio estuviera dispuesto a echarle una mano a un inútil como él lo dejó entre sorprendido y nervioso, nervioso por si volvía a meter la pata y encima había testigos de ello - vaya, pues si, me encantaría que me acompañara la verdad, pero... - titubeó un poco - ¿veneno? ¿habla en sentido figurado o literal? - no las tenía todas consigo e imaginarse que su propia prima pudiera dejarlo en mal lugar no le gustó mucho. 

-Figurado claro, pero  hay ciertas áspides capaces de escupir su veneno…Yo me ando con cuidado cerca de ella, y os aseguro que deberíais hacer lo mismo. Familia o no. –Cassandra terminó de picar la comida, se terminó el vaso de vino y se tomó un momento para asentar la comida en su estómago mientras se limpiaba el rostro con una servilleta de tela, con la delicadeza de una señorita.-Creo que un poco antes de medianoche es buen momento; desde luego Sharita estará durmiendo a estas horas.-Rió, a saber porque le hacia gracia, quizá la imagen de la cortesana durmiendo a saliva tendida era lo que pasaba por su mente en aquel momento.

Asintió tras la explicación de la mujer y la miró como comía mientras meditaba todo lo dicho y hacía memoria de la propia conversación - entendido, me andaré con mil ojos entonces - no logró disimular la decepción, que hiciera tal advertencia sobre uno de los pocos (o incluso único) familiares que le quedaban con vida era algo demoledor, aunque no entró en enjuiciarla, solo los hados sabrían por lo que ha tenido que pasar para llegar hasta donde esta, con tal de sobrevivir el ser humano era capaz de cualquier cosa - ¿media noche pues? - preguntó de manera retórica - hasta que llegue ese momento, ¿necesita ayuda con algo?

-Pues…Umh-Ante el ofrecimiento del hombre Cassandra se quedó pensativa.

-Oh, lo cierto es que sí.- Se inclinó a un lado para mirar los brazos del hombre.- Tengo unas cajas de vino en casa que me gustaría recolocar, los porteadores me las dejaron en la entrada y empiezan a ser un estorbo. No está muy lejos de aquí, y los muchachos que me suelen ayudar creo que están ocupados con un encargo de Vico ahora.

La hechicera mostró una sonrisa amplia, con el dedo pulgar tamborileando en la mesa con impaciencia.