Partida Rol por web

- Esperad un momento chicos. - digo mientras me fijo más detenidamente en las marcas. - Creo que algo se ha arrastrado por el suelo en esta zona. -

Examino de dónde a dónde van las marcas, quiero saber si fue una persona, un animal, o si arrastraron algún objeto... quizá la cocina o el fogón... pero son muy pesados.

-¡Oh!

Me pongo en cuclillas para observar las marcas que nos ha señalado Kellemport más de cerca.

-Por la profundidad de las marcas, dirría que arrastraron un objeto muy pesado, sí -opino-.  Bien podrían ser el fogón o la cosina. Sin embargo, las marcas están casi borradas por el deterrioro del resto del suelo, lo que significa que son antiguas. Más de dies años, dirría yo.

- Si lo arrastraron quizá fue para ocultar algo debajo. Deberíamos examinar el suelo y quizá plantearnos el mover la cocina o el fogón e investigar el suelo bajo ambas... Teniendo en cuenta lo que ocurrió en esta casa no me extrañaría que el padre del actual señor Crosswell hubiera intentado ocultar algo. - comenté. - ¿Me echan una mano? - pregunté mirando al padre y al Capitan. Me acerqué a la cocina y esperé a que vinieran para intentar apartarla a un lado y ver qué había debajo.

-Por supuesto, Herr Kellemport, faltarría más.

Me quito la chaqueta. Miro a mi alrededor, pero no hay ningún sitio en el que apoyarla salvo el fogón y la propia cocina.

-¿Puede sostenerla un momento, Vater? -digo tendiéndosela al Padre Garibay.

Me detengo un momento para sacar la pistola del bolsillo y guardármela en el bolsillo trasero del pantalón.

-Disculpe, no quisierra que tuviera un acsidente. Bien, vamos allá -digo mientras me acerco a la cocina y me remango la camisa.

El padre Kintana abrió algunos armarios de la cocina con cuidado de no ensuciarse, buscaba especias que pudieran servir para elaborar pocimas o unguentos relacionados con la brujería,sanación, o en el peor de los casos , y Dios no lo quiera, Magia negra. 

Después, se giró para observar lo que los demás habían detectado en el suelo.

Interesante - murmuró el padre Kintana observando que efectivamente, había unas marcas sobre el suelo de la cocina. - Tal vez sea una pista. 

Cuando todos los hombres se dispusieron a empujar aquel mueble de cocina, el padre Kintana se sintió molesto ante la prespectiva de arrugar o ensuciar de grasa su impoluta sotana negra, asi que cogió de buen agrado el abrigo del voluntarioso capitan, quedando en un segundo plano y esperando que entre los dos fornidos caballeros pudieran mover el mueble. 

Miro interesada como mis compañeros intentan mover el fogón. ¡Qué ojo tiene el señor Kellemport! Yo jamás me habría dado cuenta. 

Quizá, musito, no lo movieron para ocultar algo, si no para limpiar algo que se cayera por ahí. Me muerdo ligeramente el labio inferior antes de añadir: Sangre, por ejemplo.

Definitivamente, leo demasiadas novelas de misterios. 

Ayudo al Kapitan a apartar lo que hay a un extremo del fogón, y desde el otro extremo me agacho, apoyo el hombro y empujo con todas mis fuerzas esperando que el esfuerzo conjunto sirva de algo y podamos mover tan pesado mueble.

Me coloco al lado del detective y empujo.

-¡Hmmpfff...!

El fogón increíblemente pesado parece ir moviéndose lentamente, mientras ambos hombre empujan con fuerza. Los músculos del capitán parecen palpables a través de su camisa, y ambos hombres parecen agotarse por el esfuerzo de tan inmenso aparato.

Una movido aquel inmenso trozo de metal, el polvo os invade unos instantes. Con las ropas manchadas y mojadas por el sudor, Kellemport y el Kapitan dejan visible en el suelo una pequeña trampilla cerrada con un candado, completamente llena de polvo.