Partida Rol por web

Mientras Herr se presentaba no dudé en estrechar la mano del hombre con firmeza pero sin hacer daño. Además probablemente él fuera fuerte también.

- ¿Te gusta trabajar aquí, Bartholoniew? - pregunté al hombre con fingida curiosidad. - El doctor Hardstorm parece un jefe estricto... - comenté de pasada. - Pero estoy seguro de que valora muy bien tu trabajo, ¿a que sí? -

Paso la vista de un lado al otro de la sala, no muy segura de lo que buscan conseguir mis compañeros. ¿Algo de información de primera mano? ¿Y por qué me parece tan improvable viniendo de un individuo como él?

-Yo soy Sally- añado, intentando sonar amable.

El hombre sonrió alegremente.

- Sí, es un gran trabajo. Me gusta trabajar aquí. - Dijo Bartholoniew encogiendose de hombros.

Sin embargo su sonrisa se torció en un gesto de estupefacción al oír hablar a la mujer.

- Sally... - Su rostro se horrorizó un poco. - Entonces... Tu debes ser el investigador... - Dijo señalando a Kellemport. - Y tu... tu el capitán... - Dijo mirando a Hërr con ojos desorbitados.  Sus ojos se posaron por último en el cura... - Tú debes ser el padre Garibay.... Era... Era cierto...

Tiembla, y parece visiblemente asustado.

El capitán se sobresaltó.

-¿Sabías que íbamos a venir?

Ese tipo nos conocía. Extrañamente nos conocía de algo. ¿Pero quién? Sólo se me ocurría el doctor Jones... Nadie más sabía de nosotros. Escuché a Herr y acto seguido realicé mis preguntas. Aunque todas iban enfocadas a lo mismo.

- ¿Qué era cierto? - pregunté a Bartholoniew. - ¿De qué estás hablando y cómo sabes quiénes somos? - mi mano se movió directa hacia el arma pero no llegué a desenfundar. Quería estar preparado por si acaso.

Con un par de pasos rapidos me interpuse entre el tipo y Sally, no iba a permitir que dañara a nuestra compañera. No sabíamos quién era el tal Bartholoniew, por lo que a mí concernía bien podía ser uno de los locos encerrados que había escapado y se hacía pasar por limpiador.

El hombre miro sus manos y el trapo con ojos desorbitados... Asustado. Escuchó vuestras preguntas, completamente desorientado, como si no supiera dónde estaba.

-  Era cierto... Sois vosotros... - Susurró... Miro sus manos de nuevo, y lo siguiente se realizó a toda velocidad, su mirada se volvió ceñuda a ver a Kellemport ponerse delante de Sally y acercar su mano al arma. Las manos le temblaron de nuevo, pero su mirada pasó a ser más agresiva. - ¡NO PUEDO PERMITIRLO!

Sus ojos brillaron con una luz amarillenta sobrenatural. Apenas tardó cinco segundos en lanzarse contra el padre Garibay tirándole al suelo. El padre había permanecido de pie sin decir palabra, y el limpiador le pilló completamente por sorpresa. Con el trapo con el que hacía unos segundos limpiaba el despacho, ahora intentaba asfixiar al padre, mientras al mismo tiempo le mordía con fuerza una oreja, haciendo que el buen hombre de dios tratara de gritar mientras con las manos trataba de zafarse del trapo que le ahogaba. 

¡Maldita sea! ¿Qué demonios estaba pasando allí? ¿Por qué le brillaban los ojos a ese tipo?

Y ahora encima estaba tratando de cargarse al padre. Me cago en los muertos del limpiador...

Desenfundé rapidamente y traté de dispararle a la cabeza. Tenía que ser certero o el padre no lo contaría.

Afortunadamente había vivido muchas experiencias similares y mantuve los nervios bajo control. La mano no me tembló ni un segundo mientras apretaba el gatillo...

Bartholomew recibe entonces un tiro certero en la cabeza. El hombre cayó al suelo de inmediato dejando un gran charco de sangre, mientras el padre Garibay se agarra la garganta con ojos vidriosos y con una buena herida a la altura de la oreja, producida por un fuera mordisco, comienza a toser como si no consiguiera recuperar el aire.  En ese mismo instante aparece el doctor por la puerta mirando la escena con ojos desorbitados.

El doctor se mantiene un instante sin reaccionar, y suelta la carpeta que lleva en la mano casi sin darse cuenta, que cae el suelo dispersando su contenido. Mientras matiene la mirada fija en el limpiador que está en el suelo dejando un gran reguero de sangre.

- ¿Qué diantres...? - Tras unos instantes en estado de shock abre la puerta principal de su despacho. - ¡Rápido necesitamos una enfermera! ¡Vamos!

A los pocos segundos aparecen dos mujer y un par de hombres de seguridad que miran sorprendidos la escena. Las enfemeras se ponen de inmediato a trabajar, una tratando de asistir al limpiador mientras otra se dirige hacia el cura, tratando de conseguir que vuelva a respirar.

- ¿Quién DEMONIOS era ése? - pregunté casi gritando enfadado al doctor mientras señalaba a Bartholonew. - ¿Es uno de sus pacientes? Como el padre Garibay no lo cuente le aseguro que este hospital se encontrará en apuros... - miré con furia hacia Bartholonew y luego hacia el padre. Me acerqué despacio hacia el padre pero siempre dejando espacio para que las enfermeras trabajaran.

- Vamos padre, ¡aguante! -

No me di cuenta de que no había parado de gesticular con el arma aún en la mano.

Mientras el detective gesticulaba, el capitán no paraba de moverse, esforzándose por mantenerse fuera de la cambiante línea de tiro de su arma.

-Err... Herr Kellemport. La pistola.

El doctor alzó las manos y dio un paso atrás:

- Piense lo que está haciendo, señor Kellemport. Sé que aprecia a su amigo, pero sin duda no quiere hacer daño a nadie. - Su voz resultó pausada y tranquila tratando de reaccionar con naturalidad a los movimientos del arma. - Bartholomew es... era... uno de mis pacientes. Por favor, baje el arma y podremos hablar de todo.

Miré el arma y la guardé rapidamente. - Disculpe doctor. Creo que me han malinterpretado. No me di cuenta de que aún tenía el arma desenfundada. - dije separando las manos en son de paz. Miré a Herr Kapitän y a Sally: - Disculpad. -

Volví a mirar al doctor: - Hablaba de denunciarles por negligencia si Bartholonew hubiera sido un paciente desquiciado. Pero disculpe de nuevo, era el enfado el que hablaba. - traté de calmar las cosas. - No entiendo por qué el chico se lanzó a por el Padre e intentó matarlo. Es ilógico. -

-Ha sido un incidente aislado- asiento rápidamente, dejando la lámpara exactamente en el lugar que estaba al principio-. No se preocupe, doctor Hardstorm. Si todos salemos bien parados, bueno... supongo que eso es lo que importa- clavo la mirada un segundo en el suelo antes de resoplar y volver a clavarla en los ojos del doctor.

-¿Qué padece el señor Bartholoniew?

El doctor niega con la cabeza, las palabras incidente aislado resuenan en su mente mientras ve e cadáver de su paciente en el suelo.

- Ingresó aquí hará unos años. Tenía fuertes delirios. Fue paciente difícil, pasó mucho tiempo aislado, y tardó mucho en tiempo en querer hablar conmigo. Pero... parecía que había superado su problema, ya no hablaba de aquellas cosas extrañas sobrenaturales, ni creía fervientemente en todos esos cuentos en los que creyó en su día. - Niega con la cabeza mirando su rostro... - Quizá me equivoqué... ¿Cómo ha ocurrido esto? ¿Qué ha ocurrido para que hiciera algo así? Hacía muchos años que no daba muestras de agresividad.

Las enfermeras siguen trabajando con el padre Kintana, finalmente una de ellas alza la vista.

- Parece que se pondrá bien, aunque en estos momentos se encuentra inconsciente, respira con normalidad. Deberíamos llevarle a alguna habitación más tranquila.

El doctor asiente, y las enfermeras se disponen a buscarle una camilla, y llevarle a un lugar más cómodo. En breves instantes otra enfermera se dedica a observar al cuerpo de bartholomiew. 

-¿Qué cosas sobrenaturales? -inquirió el capitán- Por algo que dijo antes de atacar al padre, creo que puede estar relasionado con los problemas del Señor Croswell.

Habría sido de gran ayuda que el pobre diablo siguiera con vida. Tendría que tener una charla con Kellemport sobre la proporcionalidad en el uso de la fuerza.

- Estoy de acuerdo con Herr... Quizá sería bueno que nos dejara echar un vistazo también a los informes sobre Bartholonew. Quizá sus visiones tengan algo que ver con los problemas del joven Crosswell. - sacudí la cabeza consternado.

Eché un vistazo a las enfermeras que se llevaban al padre Garibay, y luego al doctor: - Cuiden bien del padre, por favor. -

Acto seguido me dispuse a recoger del suelo los papeles que se habían dispersado de la carpeta que se le había caído al doctor. Suponía que serían informes sobre Crosswell y tanto si era así como si no, al menos quería ayudar al doctor a recopilar el trabajo desperdigado.