Echas una ojeada rápida, y ves que no hay mucha gente por allí, pero te fijas en que hay desde personas bebiendo a te, a personas bebiendo cerveza. Es un sitio donde la bebida es bastante variada, aunque supones que quizá más tarde vaya más gente allí por la cerveza.
Cuando te encaminas hacia el fondo, ves que en esa zona no hay mucha gente, parece casi un reservado, y hay un hombre y una mujer que están hablando juntos. El hombre sostiene una cerveza con su mano, mientras la mujer sostiene un periódico despreocupadamente en las manos, que reposa junto a una taza de lo que parece un café.
Ahora os podéis describir!
El hombre de la cerveza aparenta unos 30 años, de complexión delgada-atlética, pelo castaño y ojos negros.
Lleva una barba de varios días, que hace que una fina película de pelo le recubra la cara.
Viste una gabardina larga y un sombrero reposa en la mesa junto a él.
Levanto la mirada y echo un rápido vistazo al recién llegado.
El recién llegado era un hombre alto y atlético, que parecía superar los cuarenta años y tenía una poblada barba tan canosa como su pelo. Vestía un traje elegante, pero algo anticuado y gastado. Miró a la mujer y al hombre.
-Buenas tardes, señorrita -sus fríos ojos azules se detuvieron un instante en la cerveza que sostenía el hombre, y frunció el ceño levemente-. Señor.
A su lado me encuentro yo, una mujer joven y guapa, de unos 20 años. Tengo el cabello castaño, corto y ondulado. Los ojos son negros y la tez pálida. Visto de manera simple pero elegante, con una blusa caqui y una falda larga. Estoy bebiendo café en taza y en mi regazo reposa el periódico local. Al igual que el hombre que me acompaña, he dejado mi chaquetón y mi bolso en una silla cercana.
-Soy el Capitán Konrad von Helmholtz -dijo el hombre barbudo dirigiéndose al de la cerveza-. ¿Es usted la persona con la que hablé por teléfono, caballerro?
Buenas tardes señor Helmholtz digo mientras me levanto y le estrecho la mano con vigorosidad (fuerte, como los hombres, pero sin intención de hacer daño evidentemente). Creo que ha venido aquí para ver al mismo caballero que nosotros. También estamos esperando al señor Ulrich. Tome asiento por favor, le indico con una mano una de las sillas libres.
Saco el paquete de cigarrillos y le ofrezco uno: ¿Fuma?. Cojo otro para mí y continúo la conversación: La señorita Terman y yo estábamos debatiendo acerca de cómo sería nuestro futuro benefactor, el señor Ulrich. Ninguno le conocemos en persona, y este trabajo es un tanto... intrigante.
Disculpad la tardanza!! no he podido ver más mensajes pq estaba liado en el curro!!
PD: tarde o temprano preguntaré de qué eres Capitan!! Pero es que ahora me parecía de mala educación!!
El capitán se quitó el abrigo y lo colgó en el respaldo de la silla antes de tomar asiento.
-Sí, grasias -respondió a la invitación de su interlocutor. Había tenido que dejar de fumar por falta de dinero, pero nunca le hacía ascos a un cigarrillo gratis-. Señor Ulrich... suena alemán, o al menos germánico. ¿Tiene fuego?
-¿Y ustedes son...?
Aunque ya me ha presentado el querido señor Kellemport, soy la señora, no señorita, Sally Terman digo mientras sonrío con tranquilidad. También estoy esperando por el señor Ulrich. Si desea tomar algo, podemos llamar al camarero. También tengo aquí el periódico local, comento mientras se lo tiendo.
Disculpa que saltara tu primera intervención Herr, pero me temo que no la vi -.-'
-Oh, disculpe, Señorra Terman. No, no se moleste, no tengo sed -cogió el periódico más por automatismo que porque tuviera intención de leerlo-. ¿Saben algo del trabajo que nos ofrece el Señor Ulrich?
Fue culpa mía, olvidé marcar los destinatarios.
Creo que tenemos todos la misma idea, más vaga que otra cosa. Aunque, estábamos discutiendo acerca del tema. Curiosamente, ambos creemos que será algo emocionante. Me acerco a la mesa, emocionada, mientras hablo acerca del trabajo.
Las palabras "asunto delicado" siempre me han llamado la atención. Me pregunto por qué el señor Ulrich ha decidido recurrir a un anuncio en un periódico en lugar de contratar directamente a un detective...
¿Alguno de ustedes tiene, digamos, cualidades especiales? No sé, algo que un investigador común no posea, algún conocimiento de alguna materia específica...
Realmente me intriga qué asunto puede reunir a un grupo de investigadores tan dispar.
Sigo dándole vueltas al asunto intercalando algún trago de la cerveza entre calada y calada.
Finalmente llegáis al bar que el hombre te había mencionado, el "Grey Pilgrim".
Una vez cruzas la puerta de entrada, encuentras un local un poco distinto de como lo imaginabas, no había ningún borracho por ahí, aunque si algunas personas en unas mesas. El bar era casi al completo de madera, las luces eran más bien tenues, y nada más entrar podías ver a la derecha una Harley puesta en exposición junto con alguna guitarra y algún instrumento que ya debían de ser considerados antigüedades y valer una fortuna.
Todo el bar esta decorado con este tipo detalles, los cuadros en su mayoría son fotos de principios de siglo o carteles publicitarios de hace tiempo, algunos de la primera guerra mundial o de algunos sucesos importantes en la historia de América. Junto a la barra (que se extiende a lo largo junto a ti a la derecha) hay un reloj similar al de las estaciones de tren, y varios discos de vinilo junto a un tocador. También hay algunas piezas de cerámica, y un hombre fuerte con un espeso bigote color negro, que parece ser el camarero, limpia una jarra de cerveza con entusiasmo, en cuanto os mira alza una sonrisa, deja la jarra en la barra, y deja el paño con ligereza sobre su hombro.
- Soy el señor Ulrich, creo que tiene una mesa para mí, amigo. - Dice tu acompañante nada más entrar.
El barman le mira sonriente.
- Al fondo a la derecha, ya le están esperando.
Una vez cruzas la puerta de entrada, encuentras un local un poco distinto de como lo imaginabas, no había ningún borracho por ahí, aunque si algunas personas en unas mesas. El bar era casi al completo de madera, las luces eran más bien tenues, y nada más entrar podías ver a la derecha una Harley puesta en exposición junto con alguna guitarra y algún instrumento que ya debían de ser considerados antigüedades y valer una fortuna.
Todo el bar esta decorado con este tipo detalles, los cuadros en su mayoría son fotos de principios de siglo o carteles publicitarios de hace tiempo, algunos de la primera guerra mundial o de algunos sucesos importantes en la historia de América. Junto a la barra (que se extiende a lo largo junto a ti a la derecha) hay un reloj similar al de las estaciones de tren, y varios discos de vinilo junto a un tocador. También hay algunas piezas de cerámica, y un hombre fuerte con un espeso bigote color negro, que parece ser el camarero, limpia una jarra de cerveza con entusiasmo, en cuanto te mira alza una sonrisa, deja la jarra en la barra, y deja el paño con ligereza sobre su hombro.
-Buenas noches, caballero. Por tu aspecto y la hora, diría que vienes a lo mismo que los demás, hay una mesa preparada al fondo a la derecha, allí hay otro caballero esperando al señor Ulrich. Si lo desea, puedo llevarle lo que quiera para beber.
Yo hago unas tartas de manzana de rechupete, comento divertida, mientras tomo un pequeño buche de mi café. A parte de mucha energía, soy una mujer normal.
Minipunto para sally... Me ha hecho mucha gracia, lo reconozco xD (eso debe de dar puntos para charlataneria o ingenio, o algo así...)
El capitán se mesó la barba, pensativo.
-Bueno, yo sé de navegasión, oratoria, un poco de contabilidad... lo normal en un ofisial de la marrina -se encogió de hombros, visiblemente confuso-. Perro a mí nadie me buscó, yo sólo encontré el anunsio en el periódico y llamé, y me dijeron que con que no fuera un estafador, ya valía.
Con semblante serio, acompaño al señor Ulrich al tiempo que observo los objetos antiguos, que no son de mi interés.
Que curioso, ¿tendremos que buscar algún gran tesoro que temen que le puedan robar?... Parpadeo planteándome la situación y sonrío levemente. Luego, miro al señor: Entonces, ¿tiene usted un barco, Capitán?
Gracias, señora Máster. Ayer me alegró bastante ^^
-No, actualmente no -dijo von Helmholtz bajando la mirada-. El único barco que realmente consideré mío lo hundí yo mismo frente a las costas de Escosia, y tuve que dejar mi último empleo como capitán debido a diferrensias irreconsiliables con mi empleador -hizo una pausa mientras daba una calada al cigarrillo, y miró a la Señora Terman a los ojos-. No soy un hombre curioso, no habría venido aquí de no ser porque nesesito el trabajo. Lo que pasa es que estoy acostumbrado a pensar en mí mismo como capitán, pero supongo que lo más correcto es que me llamen ustedes "Señor" von Helmholtz.
Entro en el bar, mirando de reojo hacia los lados observo la decoracion del entorno. Que bonita la Harley esa. Mientras una voz se dirige a mi desde la barra del local, mientras el tipo me habla yo le miro de arriba abajo.
-Mmm.. lleveme una Coca-cola por favor.. Acto seguido miro hacia la mesa y me dirijo a ella.