Partida Rol por web

Apenas dos horas después, con el sol ya oculto, llegáis a las inmediaciones de Vemork. El pequeño pueblo no podría estar más tranquilo. Al otro lado del abismo que con los siglos ha provocado el río, se ven las luces de la central. Entre medias, el puente, esa estructura delgada y milagrosamente suspendida por la que es imposible atravesar, como si separase dos mundos distintos. Deberéis pasar bajo ella, por el río, sin ser vistos para poder acceder al otro lado.

Con cuidado, os acercáis hasta el margen del acantilado. En este punto es posible bajar sin cuerdas hasta el río, auqnue es una posición especialmente desprotegida. Aún no ha salido la luna, pero si alguien os ve bajar serán los nazis que guardan el extremo sur del puente, el más cercano a la central. Y tienen una ametralladora de posición.

El cabo se dispone a bajar tras echar un rápido vistazo a todo lo que está por debajo de él. Es un terreno fácil, similar a los entrenamientos, y cuentan con un factor sorpresa importante.

Deslizó rápido, apenas rozando el suelo y sin emitir un sólo gemido, ni siquiera cuando cayó un tanto pesadamente sobre sus pies. La verdad es que de momento está haciendo una bajada perfecta.

Thrud se descuelga, deslizándose con todo el cuidado que puede hasta bajar sin hacer ni un sonido. Nunca había sido amiga del sigilo. De todas las cosas que había aprendido para la lucha, el arte de moverse acompasado con el entorno era algo que jamás le había interesado. No se necesita sigilo para luchar con honor, sólo un arma en cada mano, y cojones. Al Valhalla no llegaban guerreros que escamoteasen sus oportunidades acechando desde las sombras. Las armas de fuego lo habían cambiado todo pero aún así, para Thrud aquello era un sentimiento inamovible.

Levanta la mirada hacia el puente, por un instante, para orientarse la dirección recta en la cual deben volver a subir del otro lado. Luego echa una mirada al río, buscando el punto de cruce a través de su conocimiento del terreno. Ha sido la segunda en bajar, pero faltan muchos más, y con el brazo como lo tiene no podría pensar en ayudarles. Debe reservarlo para luego. Por ello, se dedica a avistar por dónde, cómo, cuánto.

Fiske miro a los "valientes" que descendian en primer lugar y luego, aun con la vista puesta en el puente y en las sombras del otro lado, decidio encaminarse por las cuerdas, como ellos, hasta el fondo de aquel gran cañon.

Con tranquilidad y sangre fria comenzo el descenso intentando que cada metro, cada afianzamiento y cada movimento del mismo, fuese lo mas preciso posible. Solo esperaba que el resto del equipo fuese igual de cuidadoso que el...

Aquella parte fue la más divertida de toda la misión hasta entonces. A Liam le encantaban los decensos, los practicaba incluso por deporte, su abuelo había sido un gran escalador irlandes. De niño le contaba que había sido de los primeros hombres en escalar el Carrantuohill*.

Aquel descenso se le antojo sencillo, y simplemente se concentró en no hacer ruido. Le hubiera gustado entretenerse en ello pero tenían una misión que cumplir, y él debia encargarse de que pasara lo que pasara Hunt llegará con vida a instalar los explosivos. Se le ocurrió alguna que otra broma cinica con su afilado humor irlandes, pero prefirió guardar silencio ante la impresionante visión de la ametralladora alemana.

Hunt bajó la pendiente con agilidad tras Murray cargando con los explosivos del grupo. Por fin la misión estaba en marcha y se dirigían a hacer lo que mejor se le daba a Hunt: volar cosas.

Uno a uno, vais bajando y logrando pasar desapercibidos en el trayecto hasta llegar abajo.

El río cicula bajo una masa de nieve y debéis moveros con cuidado para evitar resbalar en las piedras que hay bajo ella.

Os agacháis a intervalos para mirar arriba, al puente que pasa de un lado a otro y por el que incluso a esta hora circula un camión de aprovisionamiento.

Por fin, llegáis a la pared del otro lado y la examináis. Aquí la subida es más complicada y el problema ya no es no ser vistos, pues la roca es más abrupta y permite esconderse mejor. No, aquí lo complicado es la propia subida. Con cuidado, empezáis a tantear el terreno...

El cabo se agachó con cuidado de quedar oculto desde la inmensa mayoría de los posibles vigilantes nazis.

Con un gesto manual les indicó a los demás que se le acercaran.

-Señores, ahora toca la parte interesante. La subida va a ser dura, y no sé cómo de duchos estais en esto de la escalada. Propongo que yo abra camino, con una cuerda atada que servirá para que se ate el siguiente. Ese, que debería ser el peor escalador, irá atado a un buen escalador que irá debajo de él, y así sucesivamente. ¿Queda claro?

Señor, creo que esa idea no es buena, en caso de que caiga uno ya bien sea por arriba o por abajo el resto nos iriamos con él debido al peso. Dijo tratando de ser lo más respetuoso posible a la hora de contradecir las palabras del cabo. Creo que uno de nosotros debería ir primero haciendo uso de agarres o presas naturales y asegurando la escalada, supongo que hemos traido material suficiente para realizar la escalada, yo me ofrezco voluntario ya que tengo experiencia en este campo y podría subir buscando los mejores agarres y asegurando la posición. Esta parte es importante, ya que si el primero que sube asegura demasiado arriba la caida como es lógico será mayor y esto podría hacer que los agarres se desprendiesen de la roca.

El segundo en el orden deberá ser un escalador experimentado también. Él deberá encargarse de asegurar la cuerda desde el suelo colocando frenos que evitaran que la cuerda corra en caso de caida. Si esto ocurriera el último punto de anclaje será el que detenga la caida, los diferentes puntos de anclaje aborberan la fuerza de la caida y el golpe para nosotros será menor.

Se lamentó en ese momento de no haber estado presente cuando se eligió el material para la escalada, pero ya era tarde para eso y deberían de apañarse con lo que tuvieran.

Después ya deberían subir sin problemas asegurados por la cuerda.

Sin una idea más acertada y viendo la experiencia de Murray en estos temas, se acepta su plan. Uno a uno comenzáis el ascenso que en la mayoría de las ocasiones no requiere de cuerdas. El primero, Murray, asciende hasta la mitad del trayecto, coloca una cuerda con cuidado de no ser escuchado y continúa hacia arriba.

Thrud se había acercado, a una seña de Gladstone, tras haber cruzado el río por una senda suficientemente clara como para que no hubiese habido ningún inconveniente. Miró por un instante la pared que les tocaba ascender, y cuando fue preguntada sobre su capacidad de escalar, negó brevemente con la cabeza. Su empeño le ayudaría, sin duda alguna, pero era escasa la técnica con la que podía llegar a hacerlo, si no nula. Se mantuvo en silencio, mirando a sus acompañantes alternativamente, sin intervenir en su conversación por lo bajo sobre cómo subir, ya que no tenía ninguna idea al respecto. Si hubiese sido por ella, posiblemente lo hubiera intentado a lo salvaje, así como estaba y venía, sin cuerdas, ni enganches, ni ayudas de ningún tipo. Casi con seguridad hubiese fracasado, sí. Por eso, cuando decidieron cómo hacerlo, simplemente asintió y se dispuso a obedecer.

Dejó espacio a Murray, y fue a subir tras él casi sin pensarlo, pero vio que Gladstone se disponía a hacer lo mismo. Se hizo a un lado, y dejó que el cabo secundara a su soldado. Era extraño, verlos uniformados bajo la insignia británica, y al levantar un brazo para coger también la cuerda, verse a sí misma bajo el uniforme de una bandera ajena. No importaba, se dijo, mientras esperaba que Gladstone se asegurara lo suficiente para comenzar a subir. Ahora todos eran una única bandera, unida contra el nazismo. Ya habría tiempo luego para separar y diferenciar.

Cogió la soga, y se aprestó a subir en tercer lugar.

Murray comenzó a trepar por la pared, buscando los mejores puntos de apoyo donde sus manos y sus pies se agarran con seguridad a la roca. Poco a poco fue ascendiendo y llevando a cabo su metodo, hizo una seña al siguiente para que le siguiera cuando llegó al final.

Hunt es el siguiente en subir, con algunas dificultades debido al peso de la mochila con explosivos que lleva.

Uno a uno lográis llegar hasta la zona superior del acantilado, al oeste del recinto. Es una zona peligrosa, pero ya estáis muy cerca del objetivo. Quienes han subido en último lugar han tenido que hacerlo deprisa por el frío y por el tiempo de misión que no puede dejarse agotar, lo cual han pagado con un sorbeesfuerzo. Llegan arriba perlado de sudor y rodeados del vapor de su aliento.

Observáis los alrededores y avanzáis con cautela, en fila india e intentando cubriros siemrpe con los montículos de nieve, tan altos como vosotros. Si todo va bien, el equipo de Edvin ya debe estar en posición y hasta pueden estar viéndoos y cubriéndoos con los rifles desde el bosque.

Por fin llegáis a la primera valla de alambre. Comprobáis que no está electrificada y procedéis a cortar un agujero para pasar por ella. Pero, antes de que podáis terminar, ¡un foco de luz aprece por la carretera!

Por fortuna no va dirigido a vosotros, sino que se trata de un vehículo que circula por ella. ¿A estas horas? Acaba de atravesar el puente y está entrando en el complejo. Va a pasar por la carretera muy cerca vuestro, por lo que os agacháis de inmediato a la espera de verlo llegar.

Se trata de un Mercedes de gran tamaño, un coche oficial con capacidad para seis pasajeros y adornado con las insignias del partido nazi y de la SS. Hay alguna insignia más que se ve mal desde esta posición... el coche pasa delante vuestro en dirección a los edificios.

La escalada no había sido muy complicada y parecía que todo iba bien hasta que apareció ese coche que podría estropear el plan. Desde donde estaba escondido, Hunt divisó con claridad todas las insignias del vehículo oficial.

El cabo aguza la vista intentado divisar las insignias del coche. Distingue unas cuantas, y esforzándose un poco más consigue verlas todas.

En ese momento puso su mente a trazar un plan a toda velocidad para aprovechar ese nuevo elemento que se les ha cruzado por el camino. Siendo de las SS, puede ser o muy útil o extremadamente peligroso.

Entre ambos cabos, lográis completar la descripción del símbolo que acompañaba al de la SS en el vehículo. El de la Ahnenerbe.

No es la mejor de las noticias: estos tipos están locos. La Studiengesellschaft für Geistesurgeschichte‚ Deutsches Ahnenerbe es una secta dentro de la secta que ya es la SS. La forman dirigentes e ideólogos del Partido Nazi y tiene como objetivo realizar y divulgar investigaciones con fines propagandísticos en apoyo de la ideología nazi y en particular, de sus teorías racistas relacionadas con el mito de la raza aria y su supremacía. Los informes secretos de su actividad dice que realizan experimentos brutales sobre prisioneros. Son expertos en retorcer la historia y sobre todo la mitología desde el Tíbet hasta la misma Noruega para crear una conexión entre esos mitos y el origen de una "cultura aria" de la que creen ser directos herederos. También les da por el ocultismo, la filosofía, la parapsicología y otras fantasías peligrosas.

El vehículo gira para acercarse al edificio del agua pesada, momento en que dejáis de verle. ¿Qué irán a hacer a estas horas?