Partida Rol por web

Si, me contó de vuestras acciones improvisadas, rompiendo la orden que os dí. Por cierto, me han informado de que partisteis con más miembros. Creo que al rey le gustará saber de lo ocurrido -responde Lord Arron.

Hablad. Ahora -ordena secamente vuestro señor.

El joven pensaba decir la verdad, no creía tener nada que esconder, siempre había actuado como pensaba que sería mejor para su Casa y, también, para si mismo, aunque aquello lo omitiría.

- Mi Lord, nos encontramos con unos hombres de la casa de Lord Arryn enfrascados en una batalla contra mercenarios. Decidimos ayudarles para ganar simpatías para nuestra casa que quizás fuesen útiles. Fue así como nos enteramos del secuestro de su señor y decidimos dar caza a los secuestradores. - El joven hizo una pausa y clavó su mirada en los allí presentes. No había temor en sus ojos, tampoco osadía, simplemente parecía estar soltando lo que recordaba de todo aquello. - Seguimos una pista y pensamos que si conseguíamos rescatarlo... sería una buena baza para nuestra casa - decía aquello con cierto orgullo, convencido de que quizás se habían equivocado pero que sus motivos eran más que suficientes - Lamentablemente... el rastro nos llegó demasiado lejos y por demasiado tiempo, sin conseguir el resultado esperado. - Cith volvió a mirar a su señor, se notaba el malestar de no haber conseguido el objetivo y, simplemente, esperaba la resolución del nuevo Rey.

- La impaciencia es una compañía de la que conviene mantenerse alejado, mis señores.- la lengua viperina del bastardo volvía a hacer de las suyas. Lo que parecía un consejo que alentaba al sosiego, podía traducirse también en una amenaza velada. La historia de las últimas décadas de Poniente daba buen ejemplo de ello en multitud de aspectos. Eddard Stark, Cersei Lannister, incluso el propio Oberyn Martell, habían caído en desgracia a causa de su terrible influjo. Como descendiente del antiguo Príncipe de Dorne, Quentyn haría bien grabandóselo a fuego.

- Gracias a nuestra intervención, las tropas que azotaban el campamento quedaron desmoralizadas cuando su líder fue abatido. Allí traté con Lucyen Atreides, quien nos informó acerca del secuestro de Lord Arryn y del mensaje que debía entregaros urgentemente.- ajeno a toda formalidad, Maron seguía en la misma posición adoptada tras su llegada a la sala, sin alterar un ápice aquella postura tan despreocupada y desafiante que tanto le caracterizaba. Sus facciones, sin embargo, emanaban una serenidad impropia en la maliciosa y cómplice actitud que manejaba en público.- Viendo una oportunidad beneficiosa para nuestra causa.- continuó.- partimos en busca de sus captores con el objetivo de traerlo con nosotros. Pero se nos adelantaron.- acompañó sus palabras alzando ambas manos, vacías, con una mueca irónica danzando en su rostro, dando a entender de que sus esfuerzos habían resultado infructuosos.- Sin embargo, tras nuestra escaramuza contra los bandidos de un hombre llamado Sairus, nos fue revelado algo, "inesperado". - el bastardo sonrío con malicia, dejando escapar varios segundos deliciosos en los que sabía agotaría la escasa paciencia de, al menos, dos de sus interlocutores.- ¿Pues quién iba a esperar que fuese la mano del propio Meñique, presuntamente muerto, la que se encontrase manejando los hilos de su propio rapto?

Lord Quentyn y el resto de los presentes os miran muy serios mientras habláis, con impaciencia. Sin embargo las últimas palabras de Maron Sand caen en la sala como un trueno, enmudeciendo a todos los presentes.

Meñique vivo y su hijo libre-murmura Quentyn con evidente preocupación -tenemos un problema gordo entre manos, debemos hacer algo para solucionar el problema de los Arryn antes de que mi reinado peligre.

Tienes razón, debemos dar con el chico y matarlo. Luego buscaremos al padre y lo mataremos. Así solucionaremos varios problemas de golpe. Pero, como es lógico, eso solo lo haremos si cumples tu promesa. Mientras tanto el ejército de Dorne no seguirá tus órdenes -interviene Obara, muy confiada.

La otra serpiente juguetea con su copa de vino antes de hablar, dando pequeños sorbos y degustando el líquido rojizo -Vuestra hermana os concedió sus ejércitos con una condición, primo, y así seguiremos con el trabajo de la reina. Pocos en el reino sabían el papel del joven Arryn pero la noticia se ha difundido como el fuego. Ahora muchos creen que él es el verdadero rey. Debemos mostrar nuestras cartas, debemos hacer que vuestra subrina suba al trono, tal y como quería la reina, con vos de regente.

Tommen, con el semblante serio tras la bronca recibida, interviene sin mirar a Quentyn directamente -Vuestras primas hablan con razón, Elia es una buena chica y, si lo que dice vuestra hermana es cierto, era una de las elegidas de la Reina para sucederos. Como hemos visto en su testamento la reina no quería provocar una guerra entre sus posibles sucesores, por lo que os dejó el poder. Sin embargo el daño ya está hecho, Elia debe ser la futura reina.

El rey da un golpe en la mesa, iracundo -¿Como osáis ordenarme nada? Yo soy el único que puede ser rey, soy el único que puede montar en dragón. Y vos, fracasado, será mejor que cerréis la boca antes de que os haga callar para siempre. Tenemos demasiados frentes abiertos, Stark, Greyjoy y ahora también los Arryn -concluye Quentyn mirando a Tommen. Sus ojos reflejaban la impotencia de un chiquillo y su expresión corporal irradiaba violencia contra el señor de la Casa Baratheon.

Sigo quieto detrás de mi señor. Pero mis ojos relampaguean por toda la sala. El nuevo rey está muy cómodo en su trono y parece que le cuesta abandonarlo. Ahora sus palabras destilan furia y yo sigo inmóvil, pero bajo la máscara tuerzo el gesto y tenso los músculos. Preparado para cualquier ataque. 

El rey de poniente puede insultar a quien quiera, en eso hay que ser pragmático, pero se está dejando en evidencia, amenazar a mi señor con cerrarle la boca por la fuerza, es un lujo que sólo tiene el rey... de momento...

Mi postura es una estatua. Quien se quiera acercar a él tendrá que pasar por mí primero.

Cith se mantenía en su posición, aparentemente tranquilo y esperando que se dirigiesen a él. Sin embargo, en su fuero interno, veía varias oportunidades para su causa, para convertirse en algo más que una mera comparsa de una casa de Poniente. Una misión importante...eso era lo que necesitaba. Miraba de una lado a otro como aquellos que jugaban con sus vidas discutían, se lanzaban reproches y conspiraban contra el resto del mundo. En sus ojos se podía notar un brillo especial, un anhelo... 

- Nunca doblegado. Nunca roto.- el aspecto gallardo y altivo del que había hecho gala el bastardo se hizo añicos mientras una mueca de desagrado e indignación se extendía por sus facciones en milésimas de segundo. Entrecerró sus párpados, descargando sobre su tío una mirada de tal calibre que cualquier hubiera podido jurar que los oscuros ojos  de víbora del dorniense lo atravesaban de palmo a palmo. Sus palabras, reanimadas por el murmullo que el eco de la sala dejaba tras de sí, despedían veneno. Un veneno que teñía el solemne lema de los Martell con una ponzoña tal que hasta las aguas de la mismísima Valyria se habrían helado.- Sabed disculpad a mi tío, Lord Baratheon.- una ligera inclinación acompañó la disculpa de Maron, quien dejó de asolar a Quentyn con la mirada durante unos segundos para dirigirla hacia el máximo representante de la casa del venado.- Salta a la vista que no es consciente de la situación en la que se encuentra. Como tampoco del auténtico valor de las palabras que una vez pronunció la Princesa Mariya Martell.

Su lengua viperina y el desprecio que desprendía cada uno de los elementos de su última intervención dejaba en el aire la opinión que el bastardo tenía sobre las acciones de Quentyn; erróneas todas y cada una de ellas.

Parece que Quentyn va a arremeter contra Maron Sand pero, finalmente, lanza una simple amenaza -Bastardo, eres libre de opinar, no de dar lecciones. Ahora calla y escucha. Tenemos a varios enemigos, por un lado los Arryn, de los que se encargará Lord Tommen y mi querido Maron -comenta mirando al arena, nuevo foco de su ira -también tenemos a los Stark rebelándose en el Norte y a los Greyjoy atacando por las aguas. Yo opino que deberíamos arrasar el Norte como una lección para el resto de los rebeldes. Mi dragón les mostrará su fuego.