Partida Rol por web

Escena en blanco por seguridad

Incursión
La aproximación
 

Ahí está...-susurró el piloto.

Un giro de 95º y las cinco naves se orientaron hacia la Ejulve. Era una nave enorme, no era una astronave ni un gran acorazado imperial, pero al lado de los cruceros ligeros que habían dejado atrás se presentaba inmensa. Un rectángulo metálico que crecía por momentos, imponente, peligroso, misterioso...y ese brillo. ¡Qué brillo! Los rayos del sol rebotaban contra la proa de la nave deslumbrando a cuantos la miraban. Pero el resto de la nave permanecía en las más completa oscuridad. Ni una sola luz, ni un movimiento. Sólo una masa metálica carente de vida. Una nave muerta que vagaba por el vacío, aproximándose a Vesper sin que nada le detuviera. Escombros flotaban en el espacio a su alrededor y algunos fragmentos permanecían unidos a la nave por unas frágiles vigas de hierro. Había secciones con marcas de combustión. Tuvo que haber sido atroz. Fuego a gravedad 0.

¡En el nombre de...! -exclamó a Linus- No creí que los daños fueran tan graves.

Torretas giratorias y cañones láser de gran tamaño llenaban los costados y la parte inferior de la nave. Plataformas de misiles ocupaban la parte superior y las compuertas de los hangares laterales permanecían cerradas. El piloto miró a los acólitos y después a la nave.

¿Intentamos contactar con ellos o les abordamos? -preguntó Axelrod- Tal y como está no creo que...no estoy seguro de que puedan responder. No debe tener energía.

Sí que tiene energía -contestó el copiloto, cuyo nombre no conocían, ni el del operador, ni el de los soldados que les acompañaban-, mira esta tabla, tiene los escudos desactivados y el motor apagado, pero sus sistemas de soporte vital funcionan, y...mira esto -dijo señalando una barra anaranjada en el panel- tiene las armas conectadas.

¡¿Qué?! -se alarmó Axelrod- ¿Cómo que conectadas?

Tranquilo, no hay nadie para manejarlas...¿verdad?

El copiloto no obtuvo respuesta, pero activó el sistema de escudos del hydrex, y menos de diez segundos después las otras naves le habían imitado. A una distancia segura de la nave los transporte se detuvieron. Cuando la nave se detuvo el piloto se giró hacia los acólitos del Ordo Hereticus, pues eran ellos los que mandaban.

Las armas activadas... Trono Dorado. Sabía lo suficiente sobre naves como para echar cálculos rápidos. Éramos como simples mosquitos ante aquella ballena varada en el espacio. Sus armas nos harán trizas con o sin escudos levantados. Escudriñaba el espacio y la gran superficie de la nave que teniamos en frente con los ojos entornados por lo deslumbrante de los rayos reflejados en la panza de aquel coloso. Junto al piloto de la nave, apoyado la parte trasera de su asiento contesté a su mirada de espectativa mietras le daba una palmada en el hombro con mi mano enguantada en cuero negro.

Piloto, mantenga y transmita a las demás naves protocolo fantasma. Nada de contacto y nada de sonarles de largo alcance ni pulsos. ¿Entendido? Llevemos a toda velocidad a sus cubiertas y que no se enteren de que estamos aquí. Debíamos entrar con el mayor de los sigilos posibles, si la suerte nos acompañaba al menos un poco, podríamos desplegarnos en alguna cubierta que estuviera todavía abierta al espacio pero con los sistemas de retención de O² activados y comenzar nuestra misión antes de que alguno de los supervivientes se percatara de nuestra presencia. Porque alguno, en aquel monstruo gigantesco, debía quedar con vida. Mis sentidos me lo advertían. Calma piloto, no se alarme, despacito y buena letra, como en la scholam. ¿Comprende? Haga su trabajo y nosotros haremos el nuestro. Le digo intentando darle un poco de confianza.

Nicodemus escucha la conversación algo perturbado, no sabe de naves espaciales pero que las armas estuvieran conectadas lo entendía perfectamente. Flotar allí en medio como una diana a la espera de que alguno de los rebeldes quisiera volarles del espacio le intranquilizaba. Escuchó las órdenes de Crairmain, parecía que entendía del tema así que le dejo que hiciese.

Entendido.

Utilizando una luz exterior el piloto comunicó el silencio en la radio a las demás escuadras, las cuales confirmaron la recepción del mensaje. El operador desconectó la electrónica, dejando abierto un canal para la recepción de señales, nada más. El interior del hydrex se quedó en penumbra cuando las luces interiores se apagaron. Tan sólo quedaron los botones iluminadas de la cabina de pilotaje, el brillo de la Ejulve, y la luz espacial que se filtraba por la ventana. Hubo un destello anaranjado en la distancia, prueba de que la flota había iniciado el combate.

La Ejulve no estaba quieta, se movía hacia Vesper (y hacia donde ellos estaban), lenta pero constante. Con los motores desconectados mantenía el movimiento y rumbo del momento en el que sus motores se apagaron, o fallaron. Los escombros de su estructura se movían con ella, arrastrados por el movimiento de la nave, chocando con la nave constantemente y siendo atraídos de nuevo cuando los cables se tensaban al máximo.

Las compuertas laterales están cerradas -el copiloto escaneaba la Ejulve con un magnocular-, no quiero entrar por arriba ni por abajo, con todas esas armas en posición de disparo. Así que...

Les daremos por detrás -dijo el piloto-, sí. Ya lo veo.

- Haga caso a Crairman, de prisa y en silencio, de modo que nos exponga lo menos posible a las baterías de la nave.-

opinó el tecnosacerdote. Si las armas estaban listas, cuanto menos tiempo a su alcance mejor. Cuando llegasen a la nave ya sería otra cuestión. Ahí dentro podrían enfrentarse a lo que fuera con mayor holgura, no estaría bien que los dejasen fritos de un cañonazo sin ni tan siquiera acercarse.

- Y nada de intentar contactar con la nave ni mandar mensajes, no sabemos quien puede estar escuchando.-

comentó Slavick. Con las comunicaciones nunca se sabía, él conocia aparatos que permitían rastrear las ondas y conectarse a las frecuencias de otros de tal manera que se pudiera escuchar todo aquello que se comentaba.

Vamos, vamos, ahora es el momento clave. Debemos ser raudos y precisos.

Con rapidez y en formación de V invertida iniciaron la aproximación a la Ejulve. Por el ruido que el motor hacía debían de ir a gran velocidad, las otras naves se movían a la misma velocidad; así que el único punto de referencia que tenían era la Ejulve. Su casco parecía ser del mismo tamaño que en el momento de empezar, pero era una ilusión óptica debido a la distancia.

¡BIP-BIP! Piloto y copiloto miraron a la vez la pantalla del radar que tenían en el cetro de la cabina, donde salía reflejada la Ejulve, pero en lugar de la clásica onda de barrido de las pantallas de radar lo que aparecía era una onda procedente de la Ejulve hasta donde el equipo de incursión estaba.

Oh, mierda...

No fueron más que unos destellos en el casco; pero antes de que sus corazones latieran una vez los proyectiles de bajo calibre empezaron a chocar con los hydrex. Toda la nave empezó a temblar, y el piloto hizo un giro brusco hacia abajo mientras las otras naves se separaban. El negro espacio se ilumino de destellos rojos y anaranjados, de una hermosa letalidad.

¡Nos disparan! -advirtió Linus, aunque todos ya lo sabían.

¡Da la vuelta! -dijo el operador.
¡Ahora no podemos, nos mataría! -respondió el piloto.
¡Si seguimos estamos muertos! - insistió.
¡Cállate! -bramó Axelrod- ¿Quién tiene los mandos?
¡Estás loco!

Uno de los hydrex desapareció cuando un proyectil del tamaño de un frigorífico impactó contra él. Lo aplastó como una lata. No hubo explosión, ni produjo sonido alguno. El vacío no propaga el sonido. En el espacio nadie puede oir tus gritos. Dos más recibieron impactos pero prosiguieron su camino. La Ejulve crecía por momentos, ya casi podían tocarla...

-¡Dejaos de hostias y acelerad!-

les gritó el tecnosacerdote a la tripulación de la nave. Lo peor que podía pasar es que cundiera el pánico con los primeros disparos que les hacían. Sin llegar, ya habían perdido una nave de apoyo y si no espabilaban pocos iban a llegar sanos al objetivo. Slavick se agarró con fuerta a los arneses mientras toda la condenada nave bibraba y se movía ante el fuego enemigo.

-¡Venga hombre, no seáis nenazas y mantened la calma, creía que érais profesionales y no unos simples niñatos jugando a ser hombres!-

volvió a gritarles para que se moderaran en su comportamiento.

¡Maldición! con ésta gentuza poco lejos vamos a llegar. Creía que la Inquisición se merecía lo mejor de lo mejor, no unos simples aficionados. En fin, daré parte al Inquisidor Ravenor de ésta falta por parte de la tripulación.

Agarrado a las barras de sujeción seguía de pie justo detrás del hueco entre el piloto y el copiloto. !Muahahahaha! !Empieza el baile muchachos! La risa demente sonó peligrosa por parte de alguien que en esos momentos tenía una Orthiak Mark IV en las manos. Sonreía mientras miraba por el ventanal de los pilotos como los disparos de menor calibre impactaban contra el cristal blindado reforzado y lo mellaban. Piloto, siga adelante. Lo está haciendo genial.

Me volví hacia mis compañeros de equipo sin dejar de sonreír y les dije. Bueno, en primer lugar, sabemos que hay alguien a bordo vivo. dEn segundo lugar, sabemos que es de la tripulación, pues ha puesto en marcha el armamento de defensa y nos está breando. Y en tercer lugar, sabemos que se encuentran en el puente de mando, pues nos han detectado a pesar de las medidas de segurida, y nos tienen fijados.

La sonrisa se ensanchó más mientras mi estampa quedaba remarcada por los fogonazos provenientes del exterior de la nave. Esta misión va a ser movidita, de en las que se reparte leña vamos. Amartillé la Mark IV con el pulgar de la mano derecha mientras seguía agarrado a las barras con la izquierda. Mi naturaleza con las naves me hacía no tener problemas con el equilibro en aquellas circunstancias y era de agradecer.

Nicodemus no abre la boca, siente que si lo hace se le pueda escapar el desayuno...la primera vez en un transporte militar y ya tenemos problemas...nos están esperando, cuando lleguemos nos van a destrozar...

Sin duda el piloto era excepcional, o el peligro de muerte le agudizaba los sentidos, o el Emperador les estaba mirando de reojo, pues estaban saliendo indemnes de aquella situación. Aunque la vista del Emperador no abarcaba a todos ellos, dos de los hydrez se hicieron pedazos, uno de ellos fragmentado en cientos de placas y componentes de diversos tamaños, el otro en una deflagración verdosa que apenas duró un parpadeó. Ya sólo quedaban dos. Axelrod tiró con tanta fuerza de los mandos que apunto estuvo de partirse los brazos, la otra nave le siguió como pudo, muy dañada una de sus alas. Iban a lograrlo, ya estaban junto a la Ejulve. Pero el Dios-Emperador desvió su mirada a alguna lejana estrella. Del eje de la nave brotó, simultáneamente, una andanada de proyectiles, algún tipo de sistema defensivo de corto alcance que perforó la nave, abriendo brecha al vacío. Todos notaron la descompresión.

¡Trajes! -el piloto gritó, pero con el oxígeno perdiéndose por el agujero de la cabina apenas fue un susurro. Todos obedecieron, menos el artillero pues en su cabeza se había materializado un agujero del tamaño de un puño a través del cual se veía el techo del hydrex.

¡Lo habían logrado! ¡Alabado fuera el Emperador! Estaban fuera del ángulo de tiro de los cañones, incapaces de hacerles daño. En lo que tal vez fuera una cruel broma del destino, o una carcajada de dioses oscuros, súbitamente las armas de la Ejulve perdieron potencia, y el cañoneo cesó por completo. Para empeorar aún más las cosas el último hydrex superviviente se estrelló contra una sección derruida del casco, perdiéndose en la brecha. Cuatro naves perdidas. Una salvada. ¿Suerte, o destino?

Nicodemus activa el aislamiento de vacío de su traje y revisa el cierre de las correas...no sea que se suelte y empiece a dar golpes contra las paredes del transporte.

Incursión
El hangar de popa

Que el Emperador nos proteja, esta nave está maldita...

Su nave era la única que ha quedado de la incursión, y ellos los únicos supervivientes...y los únicos vivos en la Ejulve. El hangar de popa estaba abierto, expuesto al vacío espacial, sin atmósfera, ni gravedad. Pero lo que había dentro...muerte.  Todo en oscuridad, ni una luz en su interior. A través del agujero de la cabina entró un pequeño resto: un dedo congelado. El piloto arriesgó encendiendo un foco exterior, sólo para mostrar un cadáver congelado que chocó con el cristal de la cabina, al hacerlo estalló en miles de diminutos cristales de hielo. Lo mismo ocurrió con otros pedazos que impactaron con la nave. El hangar estaba habitado por cadáveres, cadáveres y miembros cercenados. Cabezas, manos y huesos. Órganos y vísceras.

El piloto maniobró en el interior del hangar, situando la nave cerca de unas cubiertas de atraque. La sangre se había secado y, seca, flotaba en el vacío. Había una siniestra y solitaria bota magnética adherida a una de las pasarelas que conectaban con una estructura al fondo del hangar, aún conservaba parte de la pierna, hasta la rodilla. Aquel escenario parecía demasiado sangriento para ser obra de unos rebeldes.

Hemos llegado -dijo Linus, como si nadie se hubiera percatado de ello- quien quiera que nos haya disparado...

No terminó la frase. Cerró el canal de radio, y no añadió más.

Muy bonito.... Comento mirando el panorama que nos recibe dentro del hangar. Sí señor, realmente bonito. !JA! Con el traje aislado y preparado comienzo a descender de la nave, no esperaba que hubiera mucha resistencia viendo el estado de los cuerpos en aquel nivel, pero aun así me descolgué el rifle laser del hombro y lo comprobé con rápidos movimientos para ver que estaba operativo al 100x100. La célula de energía mostraba que se encontraba cargada y lista y el indicador de seguridad señalaba que todos los circuitos funcionaban correctamente incluso en aquel ambiente hostil. Era una preciosidad de arma. Esperemos que todo aquí dentro esté así de muerto, nuestra misión será muy relajada entonces. Jajajajaja. Un cuerpo se acercaba hasta mi flotando, y con un suave movimiento de la culata lo detuve justo delante mía y lo estudie con detenimiento. Arg, pobre cabrón… Vamos muchachos, hay trabajo que hacer.

Creo que no se toma usted en serio nuestra misión -dijo el miembro del Ordo Xenos mientras señalaba con el dedo al psíquico-, estamos aquí buscando a alguien.

Linus dirigió una mirada nerviosa al piloto y copiloto, lo que quedaba de la tripulación, por si habían dedcido algo de sus palabras. Comprobó su traje y cerró los canales con el piloto y copiloto, también con el operador, aunque por el agujero de su cabeza no estaba en condiciones de oir nada.

No había cuerpos para recuperar, solo trozos y pedazos de carne esparzidos por los puentes y cubiertos de sangre. La nave en si misma parecía... infectada. Como si aquello que hubiese hecho esto no se hubiese ido realmente.

Era una cita de una conocida obra sobre un pecio espacial, aunque no recordaban qué obra, ni su autor. Ni cómo acabó su protagonista.

Nicodemus se desabrochó y palmeó el hombro del piloto a modo de reconocimiento por su pericia: Será mejor que esperen aquí por si tenemos que salir pitando. Mantenga nuestra línea abierta y limpia de interferencias.

Tras cargar su mochila sale de la lanzadera y mira alrededor intentando ver qué ha pasado allí. 

Si no tuviéramos estos trajes puestos doctor, me la sacaría y le diría que me la chupase. Lo cierto es que bastante me costaba tragar al doctor como para encima ponerme a escuchar sus recriminaciones. Activé la comunicación. Cierre la boca si no es para decir algo útil, y no se le vuelva a ocurrir recriminarme nada. Me acerqué hasta estar a un palmo de su escafandra presurizada. Mis ojos lo taladraban fijamente. Los cristales de ambos equipos casi se tocaban. No se le olvide para quien estamos trabajando, no tenemos que darle cuentas de nada a usted, así que no me hable como si fuera mi jefe. ¿Le ha quedado claro? Espero no tener que volver a repetírselo. Haga su trabajo y deje que nosotros hagamos el nuestro, de la forma en que solemos hacer, y con los comentarios que nos den la gana.

Me volví y comencé observar un poco la cubierta, viendo cual sería el mejor punto de salida de aquel lugar, si las compuertas estaban presurizadas, o en su defecto si estaban abiertas. Acabamos de comenzar y ya me está tocando los cojones... Mal empezamos. El comentario iba dirigido tanto al doctor como a los compañeros del equipo, pues bien sabían todos por el tiempo y las operaciones pasadas juntos que la actitud de "Soy tu padre y te regaño" no me hacia ninguna gracia. Todo estaba lleno de cadáveres, y parecía que se había montado una buena en aquel lugar, o bien  los habían llevado ahí para acumularlos, nunca se sabe. ¿Es usted doctor no? Pues haga algo útil y díganos algo sobre estos muertos. Ya sabes, tipos de heridas, causa de la muerte, y esas cosas tan interesantes…

- Vaya panorama, os garantizo que he estado en sitios mejores.-

comentó Slavick por el comunicador. Aquel puñetero traje le quedaba justo, justo, y tenía que moverse con ciertos reparos. No le gustaba estar limitado por aquella protección, aunque sabía que era por su bien. Nadie tenía muy claro que puñetas pasaba en aquella nave, y una recepción a tiros aliñada por un paisaje desolador, con decenas de muertos por doquier no mejoraban su estado de ánimo.

-Vamos, vamos, tranquilidad compañeros. Todos estamos en el mismo barco. Como muy bien dice Crairman, que el doctor nos de un pequeño informe sobre los cadáveres a ver si arroja algo de luz sobre éstos misterios.-

dijo acercándose a Cairman y Linus.

Slavick llevaba su rifle láser bien a mano, con aquél espectáculo habría que estar alerta.

Nuestro oxígeno es limitado, si nos quedamos en la nave necesitaremos oxígeno adicional, o una atmósfera artificial. Este hangar debería tener un generador de atmósfera, si es que funciona. -el piloto parecía muy contento de obedecer en esa situación, nadie podía culparle de ello, viendo el panorama en el exterior.

Mientras abría la compuerta de la nave, despresurizada tras la brecha en la cabina, Linus miró al psíquico, Anton también le había hablado, pero era el psíquico el que había acaparado la atención del hombrecillo; quedaba saber si para bien o para mal.

El que es "doctor" lo es porque ha completado estudios superiores en una Schola, no porque sea medicae. No soy medicae, así que no me pregunte, veo heridas de bala y marcas de cortes, nada más.

La puerta se abrió y al hacerlo apartó un cadáver, ¿cuántos cadáveres había en aquel hangar? Linus comprobó el exterior, había poca iluminación, se sirvió de una linterna adherida a su escopeta para iluminar la zona. Cuando estuvo satisfecho empujó la traspaleta fuera del hydrex. Hizo algunos barridos más con la linterna. Estaba nervioso.

Cierro los canales con la tripulación del transporte, no necesitan saber nada más. Por aquí debería haber una sala de control, o una torre de mando, o algo así.