Partida Rol por web

Como era de esperar a causa de la festividad de la corporación, la puerta principal de la sede central de Sigma Tech, parecía un zoológico de lo mas variopinto.

Ante la puerta principal, se acumulaba personal de seguridad, invitados, celebridades locales y toda clase de individuos trajeados, ejecutivos quizá, tanto de la corporación como de empresas tanto alidadas como rivales.

Desde el otro lado de la gran plaza a la que se abrían las puertas de la torre de cristal, Brandon y Kazuo, perfectamente ataviados para la ocasión, contemplaban las puertas.

Kazuo se permitió una leve sonrisa torcida mientras se ajustaba sus pequeñas y redondas gafas de sol.

-Amigo mio- dijo en voz baja- Es hora de empezar a bailar. Se me ocurren dos opciones. Localizar a algún técnico, y sobre eso tu criterio sera determinante, y sonsacarle. Hay maneras de lograrlo no te preocupes.- Y la sonrisa de Kazuo mostró algún que otro diente mas de su perfecta dentadura, aunque curiosamente, en su voz no se notaba rastro alguno de humor.

-Y logrado esto, podremos descubrir el estado actual del proyecto de Sigma Tech y evaluar su posible... "adquisición".

-Solo en esta ultima palabra, resonó un leve rastro de humor en la voz del veterano japones.

Asintió en silencio y tras un leve gesto de su diestra, indicando a Brandon la ruta a seguir. Obviamente la entrada principal.

Con paso firme, sin mostrar dudas de ningún tipo, ambos compañeros iniciaron su aproximación.

Durante la reunión todos sacaron la conclusión de que algo como una herramienta que permitiría hackear el velo y controlar todos los chips neurales, sería presentado con mucha pompa y ornato. Así que el japonés tirando de contactos logró enterarse de un nuevo evento sobre el lanzamiento de un nuevo producto de la compañía. Contaban con que les sirviese para tantear lo que se estilaba por allí y de paso empezar a ir creando contactos que el día D les garantizasen estar dentro.

Antes de abordar aquello se habían informado y habían visualizado multitud de vídeos acerca del lanzamiento de algunos de sus productos más exitosos: el primer implante protésico de una mano, el modelo Sigmaeye 2046 y por supuesto la depurada interfaz neural Cerebrum. Todos eran grabaciones que se desarrollaban en un pequeño salón de actos en los que todos los asistentes estaban de pie y precedían siempre a un cóctel de categoría.

Parecía cosa fácil, pero estaban en el borde del Hoan Kiem y a partir de aquel perímetro invisible todo podía pasar pues lo que sucedía una vez pasada aquella frontera pertenecía al ámbito de los rumores antes que al de los hechos. Les llevó un rato empezar a caminar pero enseguida Kazuo apretó el paso con decisión.

Era un camino de unos 300 metros hasta la torre, totalmente pavimentado a excepción de unos cuantos bloques verdes que rompían la monotonía grisácea de la piedra natural que se había empleado para cubrir el suelo que pisaban. Las zonas verdes alternaban entre centenarios ficus cuyas ramas se extendían salvajemente y no conformes con colonizar el aire, buscaban mediante raíces aéreas colonizar el suelo a través de las juntas del pavimento. Más allá de aquel paseo que tenían por delante, incluso más allá de la torre se extendía el lago que daba lugar al distrito en cuyo centro se alzaba como vestigio del pasado la centenaria Torre de la Tortuga (o Thap Rua, como se decía en el idioma local).

Se trataba de un camino sencillo que pronto acabó por antojarse lento al certificar que la distancia aparentemente próxima hasta la Torre de SIGMA TECH, era irreal por la gran escala de la construcción.

—¡Quién va ahí! —Inquirió una voz femenina que parecía nacer del mismo vacío del aire. Como si intuyese las dudas de la pareja, el aire en respuesta pareció moverse. Entonces una figura humana se personificó. Se trataba de alguien que claramente era de seguridad privada, ataviada con un ligero abrigo con refuerzos que le daba un aire distinguido a excepción del logo de SIGMA TECH^INC en su pecho. También estaba operada sustituyendo sus rasgos asiáticos por unos rasgos más occidentales, una operación que había apoyado con algunos implantes en la zona del tabique nasal. También se había teñido el pelo con mechas azules que asomaban bajo un discreto casco, aquella excentricidad en su apariencia venía subrayada por el hecho de que extrañamente no parecía armada.

Su oído estaba brillando suavemente, y tras parpadear unas pocas veces se apagó:

—Acabo de llamar a los refuerzos —anunció la recién llegada.

Cuando somos interceptados de camino a las puertas de la torre de Sigmatech, mantengo la calma tras cruzar una leve mirada con mi compañero.

Doy unos pasos en dirección a la mujer que nos reclama y, con gesto pausado, extraigo del bolsillo interior de mi chaqueta, la identificación que ha conseguido nuestro contacto el bocas.

Veamos pienso sin mover ni un musculo de la cara si los creeds pagados merecen la pena

-No seran necesarios esos refuerzos señorita. Tanto mi acompañante como yo, estamos invitados por Sigma Tech como gesto de buena voluntad entre nuestras corporaciones. Me llamo, como puede comprobar, Kazuo Fukuda. Soy representante habilitado para iniciar una negociación con la directiva de Sigma Tech, de Mitsubishi heavy industries.

Mi sonrisa no varia ni un ápice cuando la empleada de seguridad toma la id para iniciar su comprobación. Entre tanto, yo hago un leve gesto con mi zurda para que mi compañero, Brandon, muestre su recién adquirida identificación.

- Como podrá comprender...- continuo yo con voz tranquila- No vengo solo. Es algo habitual en estos días agitados contar con la protección conveniente.

—Así que buscas una asociación comercial representando a la Mitsubishi... —Valoró la desconocida tomando la tarjeta que le tendían. Tras observarla detenidamente se la guardó en un bolsillo.

—El problema es que estamos para vigilar una jornada de puertas abiertas en la que no es requerido ningún pase. Sin embargo aquí estáis con esto. 

De pronto su mano retrocedió asomando un cañón por su palma.

Inclino la cabeza exactamente veinte grados, ni uno mas ni uno menos ante la oficial de seguridad que nos ha interceptado.
Hecho esto, manteniendo mi rostro imperturbable a pesar de la amenaza incipiente que nos muestra, digo.

- Mis disculpas señorita. Quizás debería haber dejado la iniciativa a mi joven acompañante mas acostumbrado que yo a estos tiempos turbulentos. No era mi intención, naturalmente, parecer sospechoso o provocar su alarma. Tan solo es que estoy acostumbrado a otro tipo de sociedad. Ruego que disculpe mis malos modales y, naturalmente, quedamos a su disposición por si necesitara hacer algún tipo de comprobación para su tranquilidad.

-Dicho esto, la identificación desaparece de nuevo en el bolsillo interior de mi chaqueta y prosigo.

-Aunque debe comprender que este lamentable malentendido no debería impedir el entendimiento incipiente entre nuestras corporaciones. Por supuesto, si informa mis superiores se encargaran de reprenderme de la forma adecuada. Aunque me pregunto si sera necesario presentar ese informe pues también cabe la posibilidad de que su exceso de celo, respetable por otra parte, en el cumplimiento de su deber, sea bien visto entre sus mandos.

-Callo finalmente y examino el rostro de nuestra interlocutora esperando algún tipo de reacción.

Ambos, la oficial de seguridad y yo, apenas esbozamos una sonrisa tras mi ultima frase. A continuación, miro de refilon a Brandon y mi sonrisa, aumenta apenas un ápice.
Por supuesto, me percato de que la id desaparece en uno de los bolsillos interiores del uniforme de la oficial. Pero mentalmente, me encojo de hombros. No sera difícil disimular cualquier rastro incriminatorio, teniendo en cuenta su procedencia.
-Permitame, señorita, facilitar su decisión.
Ahora es mi turno de rebuscar en uno de los bolsillos interiores de mi chaqueta.Na turalmente, con movimientos lentos y pausados. Y de este surge entre el indice y el corazón de mi diestra una tarjeta de color negro.
-Adecuadamente cargada y naturalmente, al portador. ¿Puedo suponer, que estamos de acuerdo en ignorar este malentendido?
La oficial se hace a un lado tras recibir el pago adecuado por su silencio y cooperación y tanto Brandon como yo, tras las frases de cortesía despidiéndonos, avanzamos dejando atrás a la oficial.
Ahora, nos unimos a un autentico tropel de gente que fluye hacia las puertas principales de la sede de Sigmatech.
Me ajusto la corbata. Estiro los puños de mi inmaculada camisa, me subo las redondas gafas negras que uso ajustándolas en el puente de mi nariz y mostrando una sonrisa perfecta, añado.
- Mi buen Brandon, A partir de ahora, sera tu ojo experto el que nos guíe.
Cruzamos las impresionantes puertas de cristal, que desembocan en un Hall de entrada de proporciones enormes.
Una multitud ataviada con sus mejores galas, se distribuye en innumerables grupos de mayor o menos tamaño. Y en uno de los extremos del hall, hay montada una larga barra en donde una docena de camareros, se dedican con presteza a su trabajo.
Yo, naturalmente, arqueo una ceja divertido. Y mirando a Brando, tras señalar levemente el lugar, digo.
-¿Quizas ese sea un lugar adecuado pàra indagar?. El alcohol suelta la lengua de la gente o quizás, un programador encuentre solaz en una copa.

—Un Cred...¹ —dijo la mujer de nombre desconocido una vez verificó que aquel cheque digital no iba sin fondos—. Aceptaré este donativo por la falsa alarma y para permitirnos ejercer nuestro trabajo de la forma más eficaz. Muchas gracias señor... 

Tomó entonces la tarjeta de visita que antes la habían tendido y tras leerla se la devolvió a su legítimo dueño:

—Señor Fukuda, y señor Lee. Pasen un buen día e intenten no meterse en líos. 

Mientras se alejaban rumbo a la gran entrada que hasta aquel momento se había antojado lejana escucharon detrás como la que les había retenido, abortaba por medio de su intercomunicador implantado cualquier señal de alarma iniciada antes. Por supuesto, no sin dar una pobre justificación que invitaba a pensar que el donativo no iba a ser para la organización, si no personal.

Se fijaron durante su lento avance a la cada vez más próxima construcción, en cómo algunas figuras que se habían aproximado con el aviso volvían a sus puestos originales sin dejar de estudiarles a lo largo de su camino. Con el soborno sin embargo, estaban seguros de que habían conseguido traspasar el primer obstáculo.

Un par de minutos después... En la Torre SIGMA TECH (Distrito Hoàn Kiếm)

El recibidor era totalmente diáfano y con una altura generosa, tal vez de unos 10 metros. En aquel gran recibidor apenas había un par de mostradores, uno ocupado por una joven atractiva que portaba una máscara neural que le permitía sincronizar sus pensamientos con la CPU que usaba para trabajar en aquellos momentos. Al otro lado y mucho más ruidoso, se encontraba el mostrador en el que un par de androides estaban preparando algunos combinados con algunas bebidas seleccionadas que no se encontraban por las barriadas de Hanoi.

Alrededor de éstos, se habían repartido varias agrupaciones de personas que daban cuenta de lo que allí se les ofrecía sin dejar de mantener su apariencia sublime e intentando no verse sobrepasado por el escenario de excepción en el que estaban.

—¿Desean algo? —Preguntó en ese momento una camarera cuyos ojos estaban vendados por una cinta de seda del rojo más vivo que el ser humano era capaz de crear. Aquella venda la dotaba de un aire de misticismo que no era propio de aquel mundo tecnológico. Estaba en aquel momento ofreciéndoles una bandeja con algunos manjares de apariencia delicada pero de nombre desconocido. Tomaron en ese momento uno de aquellos exóticos productos que les ofrecían por no parecer maleducados. En ese momento la joven se alejó sin perder la elegancia, esquivando obstáculos en su camino hacia el siguiente grupo al que les ofreció nuevamente la bandeja. Al fijarse en la nuca de la joven vendada advirtió la pareja de infiltrados que contaba con un implante espinal que la conectaba con unos estímulos tomados en alguna fuente de aquella sala.

Aquello era de otra pasta a cualquier entorno en el que pudieran haber estado hasta aquel momento...

El señor Fukuda no paraba de hablar en todo momento y, por el momento, no con demasiado tino. Era un tipo extraño pero Brandon no estaba acostumbrado a trabajar con la gente de la ciudad. En Sapa el ciudadano medio era más básico y no se veían tales excentricidades.

—Creo que lo mejor es mimetizarse con el ambiente —le dijo nada más entrada a Kazuo—. Mantengámonos a la vista y tratemos de obtener información cada uno por nuestros canales.

Brandon se separó de Kazuo y se movió entre los diferentes grupos para tratar de escuchar disimuladamente sus conversaciones. A la vez, observaba el sitio buscando la zona de máxima seguridad donde quizá, pudiera deducir que habría que empezar a buscar en la futura incursión.

—Sí, Phan... ese es mi nombre. Verá soy un excelente técnico de seguridad. Mi especialidad son los ciberimplantes y el desarrollo humano hacia la máquina. He oído que Sigma Tech tiene unas excelentes condiciones y que es una empresa líder. ¿Creen ustedes que podrían interesarse por un tipo como yo? En tal caso, ¿saben en qué están trabajando últimamente? Me interesaría estar preparado para afrontar una futura entrevista con los responsables de la empresa.

Brandon hablaba con un grupo de tipos de negocios. Todos estaban enfundados en trajes sintéticos de buen gusto. Uno había sustituido sus ojos por unos de color llamativo que cambiaban a su gusto y otro tenía un receptor muy bien integrado detrás de la oreja. Era increíble lo que se podía ver en aquel lugar. El catabolista internamente tomaba nota para evolucionar sus trabajos. Había mucho margen de mejora.

—Bueno... He de reconocerle el valor de venir a buscar curro en unas jornadas de puertas abiertas. —Dijo el primero de los trajeados tras reírse al unísono con los demás. Habían escogido un grupo de comerciales que estaban relajándose en aquel momento y eran miembros de la plantilla de la corporación a la que estaban rondando—. Eso es algo que hoy día es escaso.

—Todo el mundo se ha acostumbrado a las ayudas que sólo los que de verdad ambicionan algo más que la paguita son los que buscan el curro de verdad —dijo el segundo sacándose su dispositivo de datos de su bolsillo interior. En ese momento aprovechó Brandon, para mirar en derredor intentando encontrar algo más de información que pudiera dar una pista de lo que buscaban, sin embargo nada había que lo anunciara. La publicidad la copaban varios de sus últimas prótesis e implantes, algunas de ellas modelos similares a diseños anteriores con presumiblemente alguna funcionalidad más. Sería un producto demasiado selecto y tal vez no se publicitaría en ningún lado¹.

—Te paso un contacto —dijo el mismo tipo una vez sacó su dispositivo, sacando así al de Sapa de su distracción—, ¿listo? 

En cuanto observó que Brandon Lee preparaba su propia señal hizo un movimiento en el aire y la tarjeta de visita se transfirió.

—Es nuestro Recruiter y lleva todo el tema de implantación de nuestros programas. Estoy seguro de que le vendrá bien alguien con conocimientos de implantología y neuromecánica. Sin embargo está liado así que os aconsejo que busquéis padrino, ya me entiendes... Si no, bueno siempre puedes probar con la competencia.

Las bandejas seguían pasando ofreciendo algunos de los manjares prohibidos en aquella tierra prometida mientras que de cuando en cuando algún uniformado² como quién les dio el alto, iba paseándose de aquí a allá confiriendo junto con las cámaras repartidas aquí y allá, aquella aparentemente informal reunión en una especie de demostración de poder hacia todos los visitantes.

Una vez que Kazuo hubo terminado de mezclarse con el entorno, con un whisky en la mano y con una conversación bastante banal con unos ejecutivos en la barra, se había dedicado a paladear el Glenfiddich de 12 años que le habían servido.
Y mientras, aparentemente, se dedicaba a dar buena cuenta de su bebida, tras sus gafas negras, sus ojos no perdían de vista ni a Brandon, ni la evolución de la situación en el hall del rascacielos.
Sigmatech, aprovechaba la situación para hacer una declaración de intenciones.
Nuestro buen Kazuo se permitió una leve sonrisa al ver a la seguridad pululando por entre los invitados.
Desde su punto de vista, nada seria mejor que dar el golpe precisamente, cuando la fiesta acabara y la seguridad, empezara a relajarse.
Pero para ello tendrían que tener mas claro el objetivo.
Así que, de momento, seguía interpretando su papel el veterano japones a la espera de poder cambiar impresiones con Brandon.

—Bueno, jejeje, me han hablado mucho de Sigma Tech y hay que tratar de aprovechar cualquier oportunidad. Seguro que vosotros conocéis bien a ese recruiter, ¿verdad? ¿Algún secreto para entrar con buen pie con él? —preguntó forzando su ingenuidad.

Una vez acabada la conversación¹, Brandon abrió un canal de comunicación con Kazuo²

—Cuidado con los hombres de traje... son la seguridad del lugar. Estoy mapeando sus rutinas por si nos pudieran ser útiles. Tengo un contacto para intentar conseguir curro aquí. ¿Tú puedes gestionar un contacto que me abra la puerta? Me temo que sin padrino no hay trabajo.

Acto seguido mandó el mismo mensaje al resto del equipo, para valorar qué podían hacer ellos. Cerró el canal de comunicación.