Partida Rol por web

Desgraciadamente la burocracia en ese país era tan lenta en el mundo muggles como en el mundo mágico y eso hizo que Melker tuviera que esperar más de lo que le hubiera gustado. Debían de haber casos por delante del suyo y estaban analizando la varita. Por suerte no le habían llevado directamente a Azkaban y el joven auror parecía tener dudas sobre el chivatazo que le había dado la mujer de información.

En lo que esperaba, Yukari se acercó a Melker y se sentó junto a él para hacerle compañía. Parecía que su aptitud había cambiado con las últimas palabras. Pues la cosa se está complicando cada día más. Por eso hemos recurrido a la ayuda de magos externos al MIM. Dijo contándole un poco lo que estaba pasando mientras hacían tiempo. Se han dado tantas irregularidades en los últimos días, que no damos a basto. Ya andábamos justos de personal antes, con lo cuál ahora mucho más. Menos mal que por lo que me han comentado, se han presentado varios magos y brujas para el trabajo. Pero estamos acostumbrados a que la gente abandone antes de tiempo. ¡A ver cuánto duran en esta locura de ciudad!

Sí, claro. Concluyó. Llévatelo, y por favor, si no te importa, hay más gente esperando. Así que, cuando salgas, dile a... tomó unos segundos de tiempo en buscar el nombre de la bruja que estaba esperando, Evangeline Gray que entre. Está fuera esperando a que terminemos. Dijo con una sonrisa y con algo de prisa. Necesitaba que Alexander saliera ya del despacho y leyese el informe fuera.

Enfrascados con la duda de Evangeline acerca de lo que significaba la palabra “mate”, y que no terminaba de entender del todo bien, alzó la vista cuando vio a aquel mago alto entrar.

Le fascinó su estatura. Pensó que era una gran ventaja ser tan alto, y que imponía allí donde iba. 

—Hola— dijo ella, no entendiendo muy bien lo que había dicho, pero se dijo que, simplemente, le faltaba vocabulario para hacer saludos—. ¿Tú también vienes por lo del anuncio?— preguntó, aunque luego se arrepintió, porque temía ser maleducada con su indiscreción. 

Se limitó a sonreír, y fue cuando se dio cuenta.

—My God!— exclamó—. Tú estuviste en la NBA, ¿no?— dijo, reconociéndolo, emocionada.

El secretario del Señor Salinas atendió a la bruja que acababa de llegar. Buenos días, Señorita Suzuran Respondió mientras lo apuntaba en un papel. El Señor Salinas ahora mismo está reunido con un mago que acababa de venir a verle. Si lo desea, puede esperar en aquellos sofás, junto a aquella bruja y esos magos. Dijo señalando a Raven, Andrés y al gigantesco Gheorghe. Va usted detrás del Sr. Muresan. Cuando acabe, será su turno. Dijo de forma breve, sin excederse demasiado y tras concluir con una sonrisa siguió atendiendo los papeles que tenía delante.

Adrián asintió cuando Evangeline pidió hablar en castellano, no había mejor forma de aprender un idioma que con el uso. - Avisame si voy muy rápido o si no entendés algo, y no te preocupes por los errores, si son muy graves prometo avisarte.

Observó el post que la chica le mostró en el celular y casi lanza una carcajada al ver la palabra - Uy, mate, como te explico... - puso cara de concentración y sacó su celular, no dándose cuenta de que alguien había entrado a la oficina y que la atención de su interlocutora había pasado a otro plano. - El mate es una bebida, una especie de té invertido que tiene tanta tradición en varios países de América como el té en Inglaterra. - le mostró una foto de un paquete amarillo que tenía al lado un montoncito de algo verde que parecían hojas picadas - Esto es la yerba mate, el ingrediente principal, esto es un mate, y esto una bombilla - sendas fotos de un recipiente de forma particular y un sorbete de metal con una cabeza bulbosa con agujeritos pasaron por la pantalla. La siguiente foto mostraba el mate con la yerba y la bombilla dentro - éste es el mate preparado, y la razón por la que digo que es como un té invertido. - simuló tener el mate en la mano y con la otra virtió desde un recipiente invisible sobre el mismo - Se pone agua caliente sobre la yerba hasta que las hojitas de arriba flotan, y se chupa por la bombilla - dijo simulando sorber por el canuto invisible. - Y ahora lo más raro de todo, y lo que menos se entiende desde fuera y resulta asqueroso para muchos. - simuló cebar otro mate y se lo pasó a Evangeline - Lo pasamos en ronda, lo compartimos entre los presentes que quieran hacerlo.

Rió ante la cara de asco de la chica - Si consigo un mate y yerba prometo hacerte probar, pero sin la parte de compartir, uno para vos solita... - recién en ese momento se percató de que no estaban solos, al sillón se acercaba alguien imposible de ignorar, ya fuera por su tamaño, o por su cara imposible de olvidar para cualquiera que hubiera visto un par de partidos de la NBA de hace veinticinco años. Lo siguió con la mirada intentando recordar su nombre, recordaba haber visto los partidos con su padre, de hecho ese fue el recuerdo que acudió a su mente. Tardes compartidas en el sillón mirando basquet "del bueno" como le gustaba decir a su progenitor, tardes que si bien no lograron pegarle el amor por el deporte de la pelota naranja sirvieron para afianzar el vínculo entre padre e hijo.

La pronta respuesta de la chica lo salvó de parecer un idiota mirando un gigante - Buen día - respondió aún intentando recordar un nombre que sabía tan perdido en su pasado que era imposible de recuperar - Soy Adrián, y ella es Evangeline - dijo, tendiéndole la mano. 

— Sí -contestó Gheorge de inmadiato a la chica del pelo azul para a continuación enarbolar una amplia sonrisa.

» Me encanta que una chica tan jovencita como tú pueda acordarse de un dinosaurio como yo. Me siento halagado. Sobre todo porque no se puede decir que tuviese una gran carrera precisamente. Gracias, me has alegrado la mañana.

Desepués de sentarse, como buenamente pudo, terminó de escuchar a otro chico antes de estrecharle la mano.

— Yo probé el mate dos veces. La primera vez me invitó un chico argentino tan alto como yo que intentó jugar en la NBA, aunque no llegó a lograrlo. Se llamaba Jorge González, cuando yo llegué a los Estados unidos ya había dejado el baloncesto y se dedicaba a la lucha libre americana. Un amigo común nos presentó y terminó invitándonos a su casa, y probé el mate. Me supo horrible porque creo que en la Argentina lo tomáis siempre sin nada y a mí me supo muy amargo. Pobre hombre, murió joven, debió ser por 2009 o 2010. La segunda vez me invitó otro jugador, Rubén Wollkowsky, un tipo rudo y leñero pero buena gente fuera de la cancha. Yo ya estaba retirado, y creo que tuvo que contenerse para no darme una paliza porque le pedí que me sirviese aparte en una tacita y le eché azúcar. Me miró con una mezcla de estupor y odio. Me alegré de estar ya retirado porque estoy seguro que si después de aquello coincidimos en una cancha fijo que me lesiona.

Adrián no pudo evitar reir ante la anécdota del mate contada por Gheorghe - Sí, en efecto el mate se suele tomar amargo, pero yo soporto a los herejes que lo prefieren dulce y le recomiendo a los novatos que le pongan algo de azucar. 

Tras observarlo por un momento como quien intenta recordar exclamó - ¡Muresan! claro - luego se sonrojó al ver que lo había dicho en voz alta - perdón, no me acordaba de tu nombre, mi papá y yo veíamos tus partidos cuando yo tenía unos cinco años, él era fanático de la NBA y los fines de semana era nuestro ritual. - sonrió y se encogió de hombros - Tengo que confesar que no soy fanático del basquet, pero vos sos un gigante entre gigantes y para mi, a esa edad, vos eras el protagonista de cada partido en el que estabas. - asintió con los ojos de quien está reviviendo el pasado - creo recordar que fue tu último año, al año siguiente ya no te vi en la cancha y los partidos se me hacían todos iguales, en algún punto me imagino que dejó de interesarme y ante mi aburrimiento mi padre cambiaba para ver una película o me leía algo. Después de todo eran nuestras tardes y él podía ver basket en otro momento.

Meneó la cabeza con una sonrisa casi indeleble - Desde luego estás invitado a probar tu tercer mate si consigo, y desde ya que para vos va dulce. - le dió una palmada amistosa en el brazo - Mi viejo no va a poder creerlo cuando se lo cuente. - en ese momento se dió cuenta de que Evangeline quizá se había perdido parte de ese itercambio de palabras que habíansalido como balas. 

- Perdón Eva, ¿Te puedo decir Eva? no se si hablamos demasiado rápido, o si usé palabras "raras" - dijo remarcando la última palabra haciendo comillas con los dedos. - Si necesitás que te explique algo avisame, dicen que los Argentinos hablamos otro idioma. - sonrió y se encogió de hombros mientras lo decía. 

Por supuesto, perdone por haberle retrasado y muchas gracias por su atención.- Se dio prisa entonces por recoger el informe y salir del despacho tras estrecharle la mano a Roberto.- Estaremos en contacto.- Fue lo último que dijo antes de salir.

Alexander salió del despacho para encontrarse con otras cuatro personas esperando.- ¿Evangeline Gray? El señor Roberto desea verla.- No dirigió su mirada especialmente hacia ninguno de los allí presente, tenía prisa por comenzar el trabajo y por ello continuó su marcha con un simple saludo a modo de despedida.- Buenos días.

Jurina asiente a las palabras del secretario, inclina levemente la cabeza y dice:

Gracias

Después se dirige hacia donde le habían indicado, allí había varias personas, uno de ellos especialmente llamativo por su gran tamaño, no pudo evitar observarlo unos segundos con cierta curiosidad, para luego pasar su mirada por los demás durante unos segundos y levantar la mano en señal de saludo y decir:

Buenos días

Jurina iba vestida con con una camisa blanca con líneas negras verticales y un pantalón corto de color negro, zapatos cómodos de color plateado y unos calcetines negros, cuando se iba a sentar observa como el mago que debía estar en ese momento dentro sale y saluda, ella hace lo propio:

Buenos días

Para a continuación sentarse en el primer sitio libre que había y observar con tranquilidad el lugar.

- Buenos días -respondió a la chica recién llegada, jovencita, mona, que claramente cuidaba su aspecto. Pero su interés pasó de inmediato al otro chico (dioses, que jovencitos eran todos, le hacían sentir viejo...) que acababa de salir del despacho del subsecretario del secretario del secretariado de alguien se ha portado mal, del ministerio de magia.

- Buenos días -respondió a su vez cuando este saludó-, veo que has sido el primero en salir del despacho. Si no te han prohibido hablar del tema ¿Podrías contarnos de qué va todo esto? El mail no decía nada y supongo que todos hemos venido a ciegas. A mí al menos, a estas alturas, me corroe la curiosidad.

La conversación fluía de forma natural, y Evangeline miraba tanto a un mago como a otro, emocionada por poder escuchar, y sentía una pizca de orgullo al reconocer palabras algo difíciles para ella (pues apenas las había escuchado) y el significado de la conversación en general. 

—Ahh, es como té— concluyó ante la explicación de la palabra “mate”—. Probamos, claro— rio—. Tú también, Muresan— añadió, asintiendo con la cabeza, bromeando, tras insistirle que no era un dinosaurio, que era una maldiga leyenda en varios canales de deportes americanos, y que era todo un honor poder verlo en persona. Bueno, aquello último no se lo dijo porque le daba vergüenza, pero lo pensó de verdad.

Negó con la cabeza ante la pregunta de Adrián. No iban muy rápidos, aunque algunas palabras las sacaba por contexto, y contestó:

—No, Eva no— dijo, recordando demasiado su infancia y las lecciones de religión del colegio—. Raven. Podéis llamarme Raven— añadió, mirando tanto a Adrián como a Gheorghe—. Me gusta más.

Iba a añadir una anécdota tonta, pero se levantó como si tuviera un resorte en el trasero al escuchar su nombre.

Miró al mago, y asintió.

—Sí, soy yo— confirmó—. Voy. Gracias.

Se colgó la mochila al hombro, guardó el móvil, y miró a sus compañeros.

—Nos vemos luego—se despidió—. Bye!

Justo entraba por la puerta del despacho de Salinas cuando otra bruja saludaba y tomaba asiento en el sofá. Sin tener tiempo para saludarla también sin querer ser irrespetuosa para con el secretario, decidió entrar en el despacho al tiempo que daba unos toquecitos en la puerta con la nudillos.

—Hola—dijo—. Soy Evangeline Gray. Me llamaba, ¿verdad?— preguntó mientras cerraba la puerta tras de sí.

Adrián saludó al hombre que salía del despacho y de la oficina con un asentimiento de cabeza. Apenas llegó a decir - Nos vemos Raven - a la chica antes de que ella entrase en el despacho.

Luego centró la vista en la recién llegada, se paró y le sonrió - Buen día, soy Adrián, supongo que como todos viniste por el anuncio - le dijo mientras le indicaba el lugar que había dejado vacante Raven al ir a la entrevista. - Podes sentarte, no muerdo - el lugar ofrecido estaba a su lado en el sillón.

Adrian estaba vestido con una camisa blanca suelta, un saco sport negro que casi parecía deportivo y unos pantalones cómodos del mismo color que podían pasar por formales si el lugar estuviera más oscuro. El calzado era peculiar, zapatillas deportivas, lisas, con buena amortiguación y evidente uso que hacían juego con el conjunto que, sin dejar de ser deportivo, daba una ilusión de formalidad. 

Marcos asintió a todo lo que le dijo aquella mujer y se dirigió hacia el ascensor. Una vez dentro pulsó el botón que le llevaría hasta la planta -2, como le habían indicado. Aún seguía pensando en qué habían hecho con el hombre de antes. ¿Lo habrían devuelto a su celda?

-En fin, más adelante me enteraré de algo supongo-

Cuando el ascensor llegó a su destino, Marcos se percató de que se encontraba en una estancia propia de una oficina. A priori no vio a nadie, así que preguntó antes de seguir adelante y rondando por allí como si nada.

-Buenos días, ehm... ¿Roberto Salinas?-

Mientras se iba sentando estaba sacando una pequeña libreta, el hombre grande que seguramente tuviera sangre de gigante pregunta al brujo que sale del despacho al tiempo que la otra chica que estaba sentada se pone en pie y se dirige hacia el interior, al escuchar su nombre Jurina lo anota en la libreta

Siempre es bueno tener los nombres de los que parece que están en esto… nunca se sabe

Un chico que vestía ropa aparentemente deportiva dice que puede sentarse a su lado, ella lo hace y responde a su saludo:

Si, así es Adrian. Yo soy Jurina. Me alegra saber que no muerdes

Termina diciendo con una leve sonrisa, le mira unos segundos y en un tono bromista añade:

Pero cuidado, a lo mejor soy yo la que muerde, en nuestro mundo nunca se sabe

Adrián rió ante la broma de la chica, una risa breve y adecuada al entorno en el que estaban - Muy cierto Jurina, muy cierto... - a punto estuvo de llevar el asunto de las mordidas a un terreno un poco más resbaladizo cuando recordó que no conocía a su interlocutora y no sabía cómo se lo podía tomar. Quizá más adelante, cuando se conocieran más, podría bromear con dobles sentidos. 

- ¿Tenés alguna idea de que está sucediendo, mas allá del anuncio? Yo acabo de llegar a España y vine directo desde el hotel.

Aquellos magos estaban tardando más de lo normal en realizar la comprobación de la varita, y Melker se encontró a sí mismo moviendo la pierna por la impaciencia ¿Cuánto tiempo más me van a tener así? . Mientras maldecía mentalmente, uno de aquellos magos se le acercó visiblemente más relajado. El hombre no tenía pinta de español, pero Melker no quiso indagar para no meter la pata, ya que en su país era muy común encontrarse a gente de todas las etnias posibles que se ofendían un poco si dudabas que fuesen suecos.
- Quizá abandonen tan pronto por culpa de estos chequeos tan largos. Dijo Melker en tono de broma para romper un poco la tensión de la situación. -¿Cuál es exactamente el problema que tenéis aquí? ¿Por qué habéis solicitado ayuda de la comunidad mágica? Preguntó Melker aprovechando que aquel mago había sacado el tema - Y, si me permites la pregunta, ¿Quién eres tú? .

Se disponía a marcharse pero se detuvo en seco ante la pregunta de aquel hombre, giró completamente el cuerpo para responderle y quedó muy sorprendido debido al tamaño. No había conocido nunca a alguien tan alto como el y tardó unos segundos en articular palabra.- Perdonad, si. He sido el primero y debo reconocer que tampoco tenía mucha idea de a lo que venía. Acepté la invitación un poco a ciegas, como todos me imagino. Respondiendo a la pregunta, no se trata de algo concreto. Han estado ocurriendo en Madrid diversos sucesos completamente distintos los unos de los otros o eso es lo que me ha parecido, el señor Roberto me ha presentado varios de estos problemas y  hemos llegado a un acuerdo en el que investigaré el caso que mas se adecue a mis habilidades. Es de suponer que con el resto hará lo mismo. Me gustaría poder decirle mas pero es todo lo que se por el momento, aún no he tenido tiempo de leer en profundidad mi caso en particular.- Dijo mostrando el informe, para finalizar diciendo a todos los presentes.- Mi nombre es Alexander Santángel. Mucha suerte en la investigación, si me disculpáis ahora debo marchar.

Cuando Adrián le pregunto por sus impresiones sobre lo sucedido se queda unos segundos pensando, entonces hablando con tranquilidad responde:

Yo también acabo de llegar a España. Y no se mucho más, pero puede ser cualquier cosa, supongo que nos iremos enterando de algo más por turnos en el despacho del señor Salinas.

Al escuchar lo que el hombre que salía del despacho decía hace algunas anotaciones, especialmente del nombre de este y se queda unos segundos pensando:

Así que están haciendo una investigación por partes de acuerdo a las especialidades de cada uno de los investigadores. Curioso

Tras marcharse Alexander observa el lugar y posa su mirada en el gigantón, al cual le habla:

¿Y usted? He de suponer que también ha venido por el mismo motivo que nosotros ¿cierto? Señor…

Isadora se quedó mirando: "¿Es realmente él?", pensó. Se acercó un poco más para comprobarlo. 

- Disculpe, ¿nos conocemos?.- la joven no pudo desaprovechar la oportunidad para resolver quién era ese hombre. Si era un fugitivo, no podía dejarlo escapar.