Partida Rol por web

Victoria sonrió nuevamente, contenta por que Oliver contase con ella para terminar con aquellos asquerosos Slytherin que realmente no daban la talla. Asintió enérgicamente.

- ¡Claro que sí, Oli! Me portaré bien.

Parecía una niña pequeña que prometía a papá ser buena para que los reyes le trajesen regalos y no carbón.

- Genial

La sonrisa que apareció en la cara de Oliver le demostró a Victoria que había elegido la respuesta correcta. Con suavidad le cogió de la barbilla y le instó a moverse hacia él. El beso, normalmente destinado a su frente, fue directo a sus labios.

- Mañana, después del desayuno. Nos reuniremos con Nicholas.

No esperó su asentimiento. Haría lo que él le dijera. Con el mismo cuidado que antes la apartó para incorporarse.

- Ahora vamos a dormir. Mañana será un día largo.

Se quedó en silencio, esperando que Victoria echara a andar hacia su habitación. Quería separarse de ella, pero no irse a dormir. Todavía tenía mucho en lo que pensar.

Por unas décimas de segundo me olvido por completo de la presencia de Laura, sumido como estoy en aquellos lúgubres recuerdos. Mi mirada sigue concentrada en la tela del sofá y mis antebrazos descansan sobre mis piernas, con mis manos inertes colgando en dirección al suelo. El abrazo de Laura me devuelve al presente.

-Eso espero- pues de no ser así no respondía por mis actos una vez saliese de Hogwarts. Y no podía permitirme que ese descontrol y esos ataques de rabia que tanto me había costado controlar acabasen con esa vida que me había construído desde que entré en Hogwarts. Ahora tenía una familia, el viejo librero, unos amigos...en definitiva gente que me importaba demasiado y gracias a los cuales era feliz. No iba a dejar que una sombra de mi pasado lo echara todo al traste.

Me dejo envolver en su abrazo reconfortante, agradeciendo que no haya decidido odiarme y que aún siga ahí conmigo. La dureza y la ira reflejadas en mi mirada remiten un poco y la levanto hacia los ojos de Laura, mirándole con intensidad.

Leo siguió subiendo las escaleras hasta la Torre de Gryffindor, mientras hablaba con Kaitlin. Ni siquiera iba mirando las escaleras cambiantes, parándose de tanto en tanto justo antes de que estas cambiaran y esperando pacientemente a que estuvieran en la posición que él quería para seguir su camino hacia la sala común junto a la pelirroja. Vio algunos alumnos por allí, posiblemente marchando a sus respectivas salas comunes, así que tampoco hizo mención de estos.

- No creo que romper un compromiso sea tan sencillo como que alguien rete a un duelo a otra persona, y se acabó. Creo que hay algo más, algo que quizás Deirdre no sepa, o quién sabe. No lo sé. - Después de todo, con la información que tenía, aquello solo eran suposiciones. Teorías que su mente formulaba y por regla general, desechaba a los pocos segundos, dado que no les encontraba fundamento para sostenerlas, o directamente, no les encontraba sentido.

- Sea como sea, la idea de que Oliver nos estuvo engañando todo estos años... a tu hermana... a nosotros... no sé. Pero Oliver este año está muy raro. A veces tengo la sensación de que me evita, voy a hablar con él y se tiene que ir, y cosas así. ¿Recuerdas cuando le gané en aquel duelo a principio de curso? ¿Qué quedamos para entrenar? Aun estoy esperando a que me diga cuando y donde. Luego, no ha venido a vernos en Navidad, y no me creo que haya sido por falta de tiempo, precisamente. - Suspiró, parándose un momento y mirando a uno de los cuadros que ahora estaban vacios.

- La verdad es que no lo sé, pero si Deirdre tiene razón, quizás tenemos un problema muy gordo. - Se cruzó de brazos, y entonces miró a Kaitlin, en silencio. Era evidente que estaba pensando. - Intentaré hablar con él. - Es lo único que dijo antes de seguir la marcha, escaleras arriba.

- Por que Jackie tiene en gran estima a Carrie. - Contestó así al porqué de Kaitlin sobre el motivo de que Jackie se pusiera así. - Son amigas, es natural que se enfade con Victoria después de lo que ha pasado. - Explicó, mientas alcanzaban la planta donde se encontraba el retrato de la señora gorda. Se paró tras dejar las escaleras, por si estas cambiaban.

- También hablaremos con Carrie, Jackie y Deirdre mañana. Y con Eve, Duncan y Kyle. Joder, con todo este lío, no hemos tenido tiempo para preguntarle cómo les fue en vacaciones. - Y volvió a avanzar, hasta quedar delante de la Señora Gorda. Se llevó las manos a la espalda, mirándola.

- ¿Cómo fueron las Navidades, Señorita? - Y le dedicó una encantadora sonrisa al retrato. - ¿Ha pasado algo especial o destacable? ¿Organizasteis los cuadros alguna fiesta para final de año? - Le preguntó, con amabilidad.

Al entrar en la sala me encontré de frente con laura y Kyle abrazados en lo que parecía más que un abrazo de amigos. De buenas a primeras me sentí mal por Cormac. El chico estaba claramente pillado y Laura le había ido dando cuerda. Yo inocente pensaba que era porque al menos le interesaba un poco pero tal vez todas esas reacciones habían sido para poner celoso a Kyle... Y yo sin darme cuenta. Qué burra soy a veces.

Intentando no molestar fui hacia una esquina de la sala, caminando de puntillas y mirando a la pareja para asegurarme que no me veían... Lo cuál fue un craso error, ya que me tropecé con uno de los divanes, cayendo al suelo y haciendo tanto ruido que seguramente toda la torre lo había oído.

Roja como un tomate y con la espinilla realmente dolorida, me incorporé e intenté seguir mi camino cojeando ligeramente mientras me disculpaba con Kyle y Laura.

- Perdón, perdón...ya me voy...

Laura se pegó tal susto que hasta se levantó del sofá ya con la varita en mano. Claramente se pensaba que podía ser otra persona. El subconsciente le había traicionado. Cerró los ojos, aliviada por encontrarse con Eve.

- Eve... qué susto. ¿Estás bien? ¿Te has hecho daño?

Y entonces fue cuando se dio cuenta de la situación en que les había pillado. Laura no solía ponerse nerviosa ni aparentar incomodidad. Sin embargo, en aquel momento algo estaba diferente. No era Cormac ni ningún otro chico. Se trataba de Kyle y contando con lo ocurrido momentos antes, sin duda se sentía algo avergonzada.

- No te me lesiones para el partido de mañana. Mañana nos jugamos la copa de las casas frente a Slytherin...

- ​Sólo ha sido un tropiezo tonto - por mirar hacia dónde no debía - A veces soy como un pato mareado... Pero ya me iba, sí. A descansar para el partido.

No me acordaba de eso. Con el tema de la investigación, Granger, ahora Oliver y debía admitir que había pasado mucho tiempo con Duncan olvidandome de todo lo que no fuese relajarme o divertirme... Se me había ido de la cabeza por completo. Y ahora que mencionaba a Slytherin me acordaba de esa nota. Había querid hablar con los implicados para evitar alguna tontería (por mucho que fuese a ser una ventaja para Ravenclaw. Yo era demasiado recta para aprovecharme de eso), pero no sabía cómo ni cuándo. Suponía que ya era tarde y que debía concentrarme en mi equipo y en hacerlo lo mejor posible. Sus problemas eran suyos.

- Esto... buenas noches, eh?

Al igual que a Laura, el repentino estruendo me hace dar un pequeño respingo y mirar directamente hacia el lugar del que proviene. Cuando me doy cuenta de que la autora es Eve, me levanto y me acerco hasta ella, pronunciando exactamente la misma pregunta que Laura, lo cual me hace esbozar una pequeña y apenas perceptible sonrisa.

- Eve. ¿Estás bien?- llego hasta ella y le sujeto de un brazo, apoyándole la otra mano en la espalda, mientras ella se excusa por lo ocurrido.- Menudo golpe.- exclamo, consciente de que cojea un poco. Cuando Laura añade lo del partido, le miro con una ceja alzada. Lo había olvidado por completo. Intento reparar mi error dándole ánimos, como si hubiese sido consciente en todo momento de la cercanía de aquel partido.- Mañana hay que darlo todo. ¿Estás preparada? Va a ser tu primer enfrentamiento serio contra Slytherin. - Pero, por supuesto no lo había sido. Mi mente había estado preocupada en otros asuntos: lo ocurrido durante las vacaciones,  la vuelta a Hogwarts y la posibilidad de que hubiese consecuencias y bueno...en los últimos minutos: Laura. En ese instante soy consciente de que sigo en la sala con las dos chicas y del momento en el que nos ha pillado Eve. Aparto la vista de ella al instante esperando a que desaparezca el rojo de mis mejillas. Me había involucrado tanto en la historia que había olvidado que seguía en la sala común de Ravenclaw. 

Me quedo ahí de pie, sin saber muy bien que hacer. Eve parece haberse recuperado y comienza a moverse hacia las escaleras.- Buenas noches.- respondo, para después dirigirle una mirada interrogante a Laura. El momento había pasado y no estaba seguro de que tuviera mucho sentido seguir ahí. Dejaría que fuera ella quien lo decidiese. 

Laura fue rápida en decidirse finalmente. La llegada de Eve la había despertado y su caída la había recordado que al día siguiente debían estar frescos para ganar la copa de quidditch. Era un día de lo más importante para ella. Si ganaban se aseguraría un buen equipo en el que poder estar una vez saliera de Hogwarts. Y no solo eso, simplemente quería aplastar a las serpientes.

- Será mejor que nos vayamos todos a dormir. Ocho horas de sueño.

Y no pensar en nada más hasta que acabe el partido. Debo estar concentrada al máximo.

Pensando en que ya tendría una charla de amigas con Eve al día siguiente - quién sabe si en la fiesta de campeones- y con Kyle una charla algo menos pública, miró al chico una vez más antes de marcharse escaleras arriba.

La señora Gorda hizo un movimiento teatral llevando su mano hasta la cabeza con cara de dolor.

- Creo que aún me dura la resaca de Navidad...

Ni se dio cuenta de pedir la contraseña a los prefectos y se hizo a un lado. Ya no había nadie en la sala común. La mayoría de los alumnos tenía clase las dos primeras horas, pero a partir de las once las clases estaban suspendidas, pues el partido de quidditch entre Slytherin y Ravenclaw era un evento importante.

Así pues, y con los planes hechos para hablar con el resto del grupo de investigación al día siguiente por la mañana, tanto Leonard como Kaitlin se fueron a sus dormitorios.

El día siguiente llegó y tras una noche en la que dio tiempo a reflexionar sobre todo lo sucedido, todos los alumnos - sin excepción- se encontraban desayunando en el Gran Comedor.

Era un día importante, pues en apenas dos horas tendría lugar el partido de quidditch más importante hasta el momento. Slytherin se enfrentaría a Ravenclaw y el ganador se llevaría la copa del quidditch. Laura se presentaba seria, con signos de haber dormido poco pero espabilada y concentrada. Estaba tomando un desayuno de lo más nutritivo que le diera energías y le preparó lo mismo a todos los integrantes de su equipo - entre ellos Eve y Kyle- mientras les daba instrucciones de concentración. Eve, Laura y Duncan serían los cazadores que tendrían que enfrentarse a Zac, Jackie y Deirdre. Sin duda eran los seis cazadores con más habilidad en todo el colegio y sería una lucha desenfrenada. Nadie sabía quién podría destacar sobre ellos. Por su parte, Carrie y Kyle se enfrentarían en una lucha encarnizada por la snitch, una de las misiones más importantes en aquel partido.

Mientras Deirdre y Zac hablaban de estrategia en su zona y Jack intentaba hablar con Oliver sobre su ruptura con Jackie, quien se presentaba más seria y cansada de lo normal, Victoria llegó con su habitual sonrisa. Dio unos pasitos que parecieron saltos y se posó con ambos a la vez frente a Carrie, extendiéndole una magdalena con muy buena pinta.

Victoria:- Enterremos el hacha de guerra, Carrie. Aquí tienes, para cojas energía en el partido.

Deirdre alzó la ceja, Zac entrecerró los ojos levemente y Jackie continuaba fulminando con la mirada a Victoria, atenta a cualquier movimiento.

Entonces la profesora McGonagall habló desde asiento.

McGonagall:- Tengo unos cuantos anuncios que haceros. El primero es que como sabéis no tenéis clase hoy a excepción de las dos primeras horas para los de primero y segundo. El segundo es que Zac Bolton ha presentado su dimisión en el cargo de capitán de quidditch de Slytherin, cediéndoselo a Carrie Lewis quien llevará la insignia de capitana y el brazalete a la hora del partido.- muchos parecieron sorprenderse de aquel cambio. No porque Carrie no lo mereciera, sino porque Zac era un tipo estirado al que le gustaba presumir de lo alto que estaba en la escala social.- Y el último y quizás más importante, es que desde hoy, Oliver Carrow deja de ser Premio Anual. Eso es todo. Ya podéis iros a hacer vuestras cosas.

El murmullo se prolongó bastante, mientras Zac sonreía con suficiencia y se dirigía a Oliver por encima de las voces del resto y por primera vez desde el encontronazo.

Zac:- ¡Oh, qué pena!- dijo irónicamente.

Había dormido a trompicones. Mi cabeza no dejaba de dar vueltas mientras mi cuerpo decidía que acompañaría a esos pensamientos. De ese modo acabé con las sábanas por el suelo y un millón de pensamientos amontonándose. A eso de las 6 de la mañana me di por vencida y fui a despejarme con una ducha para ver si así al menos mi cabeza se despejaba. La ducha funcionó mejor de lo que esperaba ya que a pesar de que seguía teniendo mil cosas en mente no me sentía cansada, al menos no en ese momento. Seguramente los nervios eran los responsables de tener a mis sentidos alerta.

Durante el desayuno intenté comer lo que Laura me ponía pero era realmente difícil. No sólo porque había cosas que parecían extremadamente deliciosas en la mesa y que Laura insistía que no podíamos comer, sino porque me era imposible meterme en el cuerpo todo lo que ella depositaba en nuestros platos.

Sin embargo sabía que lo mejor era no decir nada y comer... O pasárselo por debajo de la mesa a cierta gata. Aparte de eso todo parecía normal hasta que McGonagall tomó la palabra. 

La primera noticia no me sorprendía pues era algo que ya sabía. La segunda no me sorprendió tampoco, pero disimulé uniéndome al coro de caras confusas. La tercera y última noticia hizo que me girase inmediatamente hacia Oliver para ver su reacción. ¿Qué haría? No sólo había perdido el puesto sino que había sido anunciado a los cuatro vientos en el desayuno, con poco tacto a decir verdad.

Cuándo escuché a Zac abrir la boca me mordí el labio. No habían pasado más que unas horas desde lo de ayer y parecía que iba a empezar otro encontronazo verbal. 

"Ah, por las barbas de Merlín... A veces olvido que somos adolescentes..."

Le doy un mordisco, todavía medio zombi, al trozo de salchicha que Laura acaba de dejar en mi plato. Aquella noche, por primera vez desde hacía mucho tiempo, había vuelto a tener pesadillas. Como siempre todo empezaba en un lago. Sólo que esta vez el final había sido diferente, pues alguien a quien apreciaba mucho había venido a salvarme. Levanto mis ojos ojerosos hacia Laura, que se sienta enfrente mío y percibo su nerviosismo. Aunque lo disimula bastante bien, para cualquiera que la conozca lo suficiente se notta a la legua. Cuando está nerviosa o preocupada por algo se vuelve más mandona. Mis labios se tuercen en una sonrisa y, aprovechando un momento de despiste de mi capitana, le robo un bollo al niño de al lado sustituyéndolo por uno de los muchos alimentos grasientos que inundan mi plato. Le lanzo una mirada cómplice a Eve, pues no me han pasado desapercibidos sus movimientos bajo la mesa para pasarle la comida a Bikkel. Pongo los ojos en blanco, esperando que entienda el significado. Sí, a veces Laura se pasa un poco cuando se trata del quidditch.

Cuando la directora comienza a hablar, dejo de comer momentáneamente (además, mi estómago está a punto de explotar) para prestar atención a sus palabras. La primera noticia no es nada nuevo. Que yo recuerde, en los seis años que llevamos en Hogwarts, nunca ha habido clase cuando se avecinaba una final del deporte nacional de la comunidad mágica. Lo segundo sí que consigue llamar mi atención y miro un momento a mis compañeros de equipo.

- ¿Bolton deja el puesto de capitán? Venga ya...- Miro a Carrie, intentando averiguar qué le habrá ofrecido para conseguir ese cambio. Con suerte, estará pletórica por ser la nueva capitana y se olvidará de la snitch. Dentro de un par de horas tenía que "batirme a duelo" con ella y, si estaba distraída, mejor que mejor.

En cuanto a la tercera noticia, a pesar de que la recalca como la más importante, no me resulta tan impactante. Ciertamente, no me esperaba una medida tan inmediata, pero estaba claro que no iba a irse de rositas tras su actuación de la noche pasada en el comedor. Me pregunto cuánto aprecio le tenía a ese puesto...A pesar de que mi relación con Oliver no se había estrechado en lo que llevábamos de curso, no puedo evitar ponerme un poco de su parte cuando oigo el comentario del imbécil de Bolton.

- Capullo...- No le doy más importancia, en parte porque no es a mí ni a ningún amigo cercano a quién ha atacado y en parte porque no merece que gaste saliva con él.

No parecía que el cambio de estatus social-económico hubiera hecho mella en Carrie, que entró al Gran Comedor con paso lento y expresión hermética como si nada de lo que sucedía a su alrededor tuviera importancia alguna para ella. O tal vez era simple fachada para afrontar las miradas y cuchicheos que seguía despertando su aparición, quién sabía. Aunque lo cierto era que había más seriedad en ella que desdén, no como antes.

Se había sentado junto a sus amigas como de costumbre sin demasiado aspaviento, desayunando con parsimonia o tal vez diseccionando su tortita cuando apareció Victoria con aquella falsedad tan obvia que Carrie no pudo evitar preguntarse cómo podía ser que estando a su lado tantos años no hubiera aprendido nada de manipulación y disimulo. Clavó una mirada fija en ella, aburrida, inquietante casi, que duró una eternidad. Hasta que lentamente los mecanismos de su brazo se activaron para moverse despacio hasta agarrar la magdalena por el papel, sin tocar la masa esponjosa en ningún momento.

- Muchas gracias, Vicky, espero que hayas sido tan obvia como aparentas y me hayas echado algo en la magdalena, así cuando se la enseñe después a Slughorn o a McGonagall tendrán motivos para castigarte o expulsarte - no había esperado a terminar la frase para guardar la magdalena en la mochila y cerrar la misma con un hechizo.

No le dirigió ni media mirada más, aunque dejó de intentar comer, sin fiarse. Simplemente se quedó acariciando la varita de forma distraída, tentando a Victoria a intentar cogerle la magdalena que le había ofrecido tan amablemente. Y así siguió, impasible, durante todas las declaraciones de McGonagall, mucho más concentrada en las reacciones de su alrededor que de las mismas palabras de la directora, aún cuando había unas que tan claramente tenían relación con ella.

En realidad Carrie sí había cambiado. Había madurado en las últimas semanas, o tal vez simplemente había definido más su carácter. Ahora era una persona más seria y reflexiva, menos propensa a las travesuras. Y probablemente más cruel. Quizás fuera un cambio meramente temporal o quizás fuera algo permanente, el caso es que su nueva actitud le convenía bastante como fachada, y la Carrie manipuladora de siempre sabía ver las ventajas donde las había.

Pero fuera mucho o poco lo que hubiera madurado nada le iba a quitar el placer de humillar a Victoria si podía, aunque fuera profesores mediante. No le importaba utilizar los recursos que tenía a mano. Si se tenía que jugar a ser legal, ella sabía jugar. No obstante sabía que la legalidad no era el punto fuerte de su casa así que con disimulo y utilizando sólo las piernas cambió su mochila con la de Jackie, dándole un ligero golpe en la rodilla para que supiera lo que hacía. No, Victoria no conocía la sutileza pero Oliver sí.

En cuanto a lo de Oliver, lo cierto era que le sorprendía que los profesores se hubieran entrometido en el asunto pero razón de más para pensar que, de vez en cuando, hacían algo útil para su conveniencia. Serían aburridos y estúpidos sí, pero lo cierto era que en una escuela la autoridad era el poder y ella llevaba demasiado tiempo obviando ese detalle. Tal vez había llegado el momento de jugar el factor de la pena.

Mi mirada permanecía concentrada en Jack. A pesar de la entereza de su rostro, podía ver cómo le había afectado la ruptura con Jackie. Ni siquiera la llegada de Victoria (con un más que asombroso comportamiento) perturbó mi concentración. Tuvo que ser las palabras de McGonagall las que rompieran la burbuja en la que me había encerrado.

Dejaba de ser Premio Anual. - ¿Qué pena que deje de ser Premio Anual o que te arrastres tanto que seas capaz de dar hasta tu puesto de capitán de Quidditch? - la 'pregunta' iba directa a Bolton, aunque mis ojos no se separaban de la directora. Era increíble la poca decencia que tenía esa mujer. Ni siquiera había tenido la consideración de reunirse conmigo antes de hacer el anuncio y, al menos, darme los motivos por los que tomaba esa decisión. Y permitirme argumentar mi postura tampoco hubiese estado mal.

Suspiré resignado y volví mi cara hacia Jack. No sin antes dirigirle unas palabras a Carrie. - ¿No eres capaz de pensar en ningún escenario que no te coloque como la gran e inocente víctima, verdad Lewis? - Apreté la mandíbula molesto. Estaba empezando a cansarme de tanta tontería. - Si tanto te asusta coger su regalo, pídele que se coma una, la que tú elijas. - Me giré hacia ella. - O si lo prefieres lo hago yo. Si llevas razón y está envenenada, matarás dos pájaros de un tiro.

- ...que me duelen cuando flexiono los dedos. Así, mira. - Comentó, mostrándole la mano con algunos dedos vendados, y abriendo y cerrando el puño. A pesar de las afirmaciones, no ponía mueca alguna de dolor, lo que posiblemente indicaba que las heridas estaban mucho mejor y había más cuento de lo que parecía, o simplemente aguantaba muy bien el dolor.

Entonces cerró la mano vendada, levantando el dedo índice hacia Kaitlin. - Ah, no. Ya sé lo que estas pensando. Nada de ir a ver a tu hermano. Suficiente bronca me echó el otro día. Y paso de acercarme por la enfermería hoy. - Se paró junto la puerta, ya dentro del Gran Comedor. Se cruzó de brazos, mirándola unos segundos algo más serio. Sabía que día era hoy, y miró a sus amigos en la mesa de Ravenclaw comiendo -Bueno, Laura obligándolos a comer-. Tras unos segundos de silencio, miró a Kaitlin y se acercó a ella para susurrarle algo.

Tras separarse, le dio un beso en la frente y le hizo un gesto para que le acompañara. Se acercó a la mesa de Ravenclaw, parándose junto al equipo de Quidditch de Ravenclaw. Después de todo, eran sus amigos, y si alguien tenía que ganar, quería que fueran ellos. - Chicos, buena suerte con el partido, seguro que vais a ganar. -Intentó animarlos, levantando el dedo pulgar mientras les dedicaba una cálida sonrisa. Tenía algo preparado para el partido que les animara, pero sería una sorpresa de última hora. Y aún estaba por ver si todo encajaba como debía.

Fue a añadir algo más sobre el generoso menú de Laura, cuando la Directora se puso en pie. Se quitó las gafas de sol, guardándolas y cruzándose de brazos mientras se giraba hacia la directora para escuchar aquellos anuncios. el primero ya lo sabía, y la mayoría de Leones también, no solo había avisado ayer por la noche, si no que había dejado una nota sobre el tablón para que los despistados también se enteraran. El segundo anuncio si le pilló algo fuera de lugar.

¿Qué? ¿Zac cediendo algo? ¿Se ha dado un golpe en la cabeza? ¿Esto tiene que ver con lo que paso en Navidades? ¿Hola? Que alguien me lo explique, por favor. Alzó las cejas lentamente, sin comprender a que venía aquel repentino cambio. Miró entonces hacia la mesa de Slytherin, viendo que una vez más, se habían apelotonado todos en un mismo punto y esta vez, el centro de toda discusión parecía una magdalena. Con muy buena pinta, todo sea dicho.

Primero miró a Carrie, que era quien tenía la magdalena, y luego a Victoria, quien parecía ser quien había dado en ofrenda aquella magdalena. No entendió nada. Irónicamente, el primer gesto de sorpresa de Leo dejó paso a uno de desconfianza. Demasiado obvio para ser verdad ¿No?

Por último miró a Jackie, quien fulminaba con la mirada a Victoria. Segunda mirada del mismo tipo que había visto en 24 horas. Y concentrado como estaba, solo reparó en las últimas palabras de McGonagall como un eco lejano que se repitieron en su cabeza bastante después de ser pronunciadas.

Su mirada fue a Oliver, abriendo los ojos de par en par. Por un lado, esperaba que después de lo de ayer, alguna consecuencia habría, pero no algo así. Algo tan drástico y radical. Oliver dejaba de ser Premio Anual. Y Zac no tardó en saltar con algún comentario fuera de lugar. Leo se llevó la mano a la cara, negando con la cabeza.

- Ya empezamos, y yo ni siquiera he desayunado... -  Se quejó, carraspeando mientras miraba la escena, y Oliver contestaba tanto a Bolton como a Carrie. Venga ya, no han pasado ni 24 horas... ¿No podemos tener la fiesta en paz? Pensó.

- Ahora vengo. -

Y abandonó su posición en la mesa de Ravenclaw, acercándose hacia la mesa de Slytherin, una vez más, como el día anterior. - Bolton, déjalo estar por favor. - Estiró la mano hacia él, pidiéndole un segundo de calma, sobre todo para que no saltara después del comentario de Oliver. - Oliver, tu también, déjalo estar ya. - Aquello era enervante cuanto menos. Sobre la magdalena no dijo nada, pues no tenía del todo claro que estaba pasando con ella.