Partida Rol por web

-En su momento estaba cerrado, pero supongo que Fiore se habrá encargado de sellarlo. Nada que no se pueda abrir con el conjuro adecuado, casi seguro. 

Seguía a las chicas intentando no hacer ruido. Solo por si acaso.

la puerta del aula se encontraba cerrada, y mientras nos acercamos, la excitación que sentía por descubrir cosas nuevas me hacía caminar cada vez un poco más rápido. Era un plan sin fisuras.

Justo cuando están llegando a la puerta cerrada de la clase se puede oír una cancioncilla cansina. La voz de Peeves llena esa parte del pasillo, seguramente tratando de montar alguna broma con la que fastidiar tanto a alumnos como a profesores. Y suena bastante cerca a la clase y se está acercando a su posición.

-Quizá deberíamos apresurarnos a dejar este pasillo o bien volver al salon a esperar que Peeves se largue -Alana habló en un susurro, molesta por lo inoportuno del poltergeist justo en ese momento. Claro que otro problema potencial era que atrajera profesores al lugar en inicio. Esperó a que sus acompañantes hicieran ademan de tomar alguna de las opciones, esperando a que su juicio se dictara rápido.

Madelain miró hacia atrás. Ya habían recorrido demasiado de ese pasillo, tenían más cerca la puerta del salón que el final del corredor. Y lo cierto es que era difícil escapar de un fantasma, cuando a ellos no habían puertas ni paredes que los frenaran. Apuró entonces el paso hacia adelante, en dirección a la puerta del salón.

_Alguno prepare un Fumos por si debemos escapar. En ese caso volveremos al lugar de donde veníamos. ¡Cistem amperio!

Con ese hechizo no había motivos para que la puerta no se abriera, incluso cerrada con magia. Ella siguió hacia adelante convencida de que así sería, porque además era la única manera de escapar de Peeves y de los muchos problemas que éste les causaría.

"Madre mía, esta tía esta loca"

Antes de que me de tiempo a decirle que lanzar hechizos por el castillo es una mala idea, ya está haciendo magia.

"Que Fumos ni que niño muerto"

-Pevees no es un fantasma, es un poltergeist.- Voy detrás de ella sacando la varita. Aunque sea evitaría que el bicho nos reconociese. Según nos acercamos y vemos la figura de Pevees en el aire, manejando una cuerdas le apunto al tiempo que pronuncio.- ¡Conjuntivitis!

Al poltergeist le afectaba la magia casi de la misma forma que a los mortales.

Alana parpadeo extrañada, esperaba una resolución un poco mas pacífica que esa, pero lo hecho, hecho estaba, y el chico había decidido atacarlo. Sin moverse de donde estaba, extrajo la varita de madera blanca de su túnica, agazapandose ligeramente para acercarse.

Conociendo a Peeves, saldrá volando a dar alarma, hay que detenerlo en frío aqui.

Tomó aire, y susurro de forma casi inaudible su maldición al avistar al poltergeist:

-¡Glacius!

-¡Chicos fuera de sus clases! ¡Alumnos traviesos haciendo travesuras en el séptimo piso! ¡Chicos fuera de sus clases! ¡Alumn...!

A pesar de todos los hechizos lanzados, que afectan a Peeves, el poltergeist consigue dar la voz de alarma antes de caer con un golpe sordo al suelo tras el hechizo de Alana. La puerta de la clase se abre de forma estrepitosa gracias al hechizo de Madelain, pero nadie sabe de cuanto tiempo disponen para registrar el despacho del Basilisco. Quizá unos 6 o 7 minutos antes de que alguien consiga llegar.

Claro, nada podía ser tan fácil. Peeves había podido dar la voz de alarma, lo cual no les daba tiempo para hacer demasiadas cosas. Tenían apenas un par de minutos.

_Ya no tiene sentido que nadie vigile. Rápido, todos al despacho, un par de minutos veamos lo que podamos y vayámonos de aquí. ¡Induere Vestem!

Madelain movió su varita en dirección a los tres chicos, que de pronto se veían con los uniformes de Gryffindor. Siguió rumbo al despacho y entró.

_Al menos si nos ven de lejos no sospecharán que fuimos nosotros por nuestra ropa. ¿A dónde vamos cuando salgamos de aquí?

-Tenemos que terminar en el cuarto en el que esto empezó. - maldita sea un silencius hubiera sido mejor opción.- Como nos pillen estamos jodidos, si vuelvo a sangrar como un cerdo como en el castigo anterior...

Fiore había mejorado sus plumas, escribir pequeño no evitaba que te sacasen la sangre por la herida. 

Entro hasta el despacho decidido, de perdidos al río. 

-Specialis revelio. 

Si había algo escondido, lo veríamos igualmente.

Alana contempló la estatua de hielo de Peeves, aún en el suelo e inmóvil sentía que esos ojos no les quitaban la vista de encima.

-No importa si nos vio, aún si nos acusa, nosotros estamos en nuestras clases frente a la vista de todos. Vamos, antes de que alguien venga a comprobar. -instó, inquieta. Esperaba encontrar algo en el despacho que valiese la pena el riesgo.

Hay varias zonas del despacho que parecen reaccionar al conjuro de Spencer, pero casi con poco tiempo para discernir cuales han sido. Una parece haber sido la pequeña biblioteca, otra el escritorio del profesor y alguna más a la que no le han podido echar el ojo.

El tiempo corre y seguramente no les queden más de 4 minutos para que alguien llegue a la escena del "crimen".

Casi sin pensarlo me lanzo sobre el escritorio. En la biblioteca habría tomos de magia, si, pero necesitábamos información sobre lo que estaba ocurriendo más allá de Howarts, porqué Voldemort había desaparecido, o cualquier otra cosa que su segundo al mando estuviera trabajando para él.

Papeles, papeles, y papeles, pero nada jugoso. 

Siento como los minutos se escurren entre mis dedos, y por un momento pienso en tomar un trago de Félix, eso haría las cosas mas sencillas. Pero la suerte viene con un precio.

Alana se fue a la biblioteca, tensa pero calmada, prefería usar sus energías en revolver como si no hubiese mañana. Dió un rápido vistazo a los titulos por si alguna palabra que le llamaba la atención, incluso tiró unos cuantos por si había algo oculto detras de alguna de las estanterías. Se mordió la lengua, exigiendose meticulosidad a la par de desesperada rapidéz, no iba a volver a tener una oportunidad así.

Spencer y Alana se fueron cada uno a un lugar distinto. De haber tenido más tiempo, Madelain hubiese registrado el resto del lugar, pero en tan poco tiempo no podía empezar a buscar a ciegas, por lo cual lo mejor era revisar con alguno de ellos dos. Se decidió a ir tras Spencer, porque él no sabía qué podía interesarles a ellas, mientras que Alana sí estaba al tanto y no dejaría que se le pasara nada por alto relacionado con los temas de interés que habían estado conversando todos esos días.

Cuando llegó Spencer ya estaba revolviendo todo, por lo que buscó con la vista cualquier cosa que pudiera resultar de interés y metió mano por donde pudo. No había tiempo para arreglar turnos de búsqueda ni prolijidad, debían ver si hallaban algo interesante y salir cuanto antes de allí.