Partida Rol por web

Harvaka 1, Tierra de Piratas.

Capítulo 108. Onrara.

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12/12/2017, 20:27
Director

Ediberto dispuso dos espléndidos carruajes con sus respectivos cocheros y mozos, además de un séquito de doce guardias, para marchar hacia la capital. Aquel hombre se había empeñado en que sus más extravagantes invitados fueran visitados por una pitonisa y aunque ni Nadja, ni Daito creían demasiado en la adivinación del porvenir, no les quedó más remedio que aceptar la propuesta. Al fin y al cabo no tenía ni una sola pista del posible paradero de Elsabeth y su raptor, aquel inquietante elfo de ojos oscuros.

La charla que la pelirroja había mantenido con Dolfini, parecía no haber servido de demasiado. Aquel hombre mantenía la misma sonrisa que siempre y durante todo el trayecto continuó deleitándoles con el humor negro que tan poca gracia le hacía a la capitana, más si cabe en el estado en el que se encontraba.

Tuvieron que aguantar sus gracias, pues ni un solo instante de intimidad les dejó aquel hombre que tanto gozaba de la compañía de aquellos extranjeros y que al parecer había comido lengua. No tuvo otra ocurrencia que disponer el carruaje que marchaba en la delantera para que fuera ocupado por Tulius, Gorbagog, Kronan y el pobre Zelandor, mientras que el segundo carruaje, en el que el mismo Dolfini viajaba, estaba ocupado también por Nadja y Daito.

El gran trasgo pasó gran parte del recorrido conversando alegremente con Tulius. Kronan en cambio aprovechó parar dormir las horas que no había podido gozar durante las horas nocturnas. Sus ronquidos se podían escuchar casi en el carruaje vecino, pero al fin y al cabo, sus compañeros de carruaje, guardias y un marinero, estaba acostumbrados a ese tipo de sinfonías comunes en barcos y barracones.

Pese a que al principio Zelandor se mantuvo bastante al margen de la conversación, poco a poco se fue introduciendo en ella. Aquel elfo marino de aspecto gazkiano, lo cual acabaron de confirmar Tulius y Gorbagog durante las conversaciones que mantuvieron con él, resultó ser un tipo agradable, siempre dispuesto a bromear y amigo de la diversión. Lo cierto era que se trataba de un ser muy diferente a lo que tanto uno como otro tenían como concepto de elfo.

Las aventuras de juventud del señor de Peregasto fue el tema con el que trató de fascinar a sus invitados durante gran parte del viaje. Los rostros impertérritos de Daito y sobretodo de Nadja, no disuadieron a Dolfini de persistir con su narración. Las cruentas batallas plagadas de detalles casi obscenos, las aventuras con mujeres de alta y baja cuna o los mil y un entuertos en los que se había visto involucrado, acabaron de dibujar la imagen de aquel hombre con alma de aventurero al que habían tenido el dudoso gusto de conocer.

Por suerte para ellos el trayecto acabó algo antes de lo esperado. Posiblemente interminables historias, aunque acabaran siendo soporíferas, finalmente habían amenizado el viaje hasta la capital financiera de Catán. De nuevo ante ellos se abría paso esa gran urbe portuaria a la que regresaban en busca de un indicio que les pusiera de nuevo sobre la pista que les impulsara a continuar su viaje.

Una vez se internaron en la ciudad y dejaron las arterias principales atrás, acabaron en uno de los barrios más deprimidos de la ciudad. Los carruajes les condujeron a través de angostas y oscuras callejuelas empedradas, por las que circulaba un apestoso riachuelo de aguas sucias. La concurrencia de personas en esa zona se reducía a unas pocas almas que caminaban ocultando sus rostros con capuchas negras y bajo el amparo de la oscuridad.

Los pocos viandantes con los que se toparon en su discurrir miraban con cierta desconfianza a aquellos ostentosos carruajes escoltados por una docena de milicianos bien uniformados y bien armados. Algunas de las ventanas o puertas que permanecían abiertas a su paso, se cerraban con violencia antes de su llegada, con alguna que otra mirada de desaprobación por parte de los moradores de dichas viviendas. Pese a que las suspicaces miradas de los convecinos de aquella barriada, podrían ser motivo de alarma, por el contrario el señor Dolfini parecía disfrutar cada vez que una de ellas se fijaba en ellos.

Los edificios de aquel arrabal eran bajos, con un máximo de tres alturas en los más esplendorosos. Aunque lo cierto era que esplendor era lo único que no inferían aquellas viviendas. Muchas de ellas estaban en ruinas o amenazando con venirse abajo. Sus desconchas paredes estaban sucias y plagas de pintadas en contra de la monarquía, el templo de la Gran Madre o la guardia de la ciudad. Muchas de las ventanas de los edificios estaban rotas o directamente no estaban, al igual que muchas de las puertas. Otras en cambio estaban tapiadas, pues muchos de los edificios estaban cerrados. En definitiva un barrio al que un ajeno sólo accedería para buscar algo muy concreto.

Finalmente los carruajes se detuvieron ante una casucha de una sola planta con tejado en pendiente, con una sola entrada y con dos ventanas cerradas por oscuras persianas. Se trataba de una casita de piedra algo desgastada, aunque quizás con mejor apariencia que la del resto de edificios de la zona. Nada más destacaba en aquel edificio salvo un cartel que pendía del lateral de la puerta. Se trataba de una inscripción en un panel de madera que colgaba de una barra a unos dos metros de altura, en cuyo centro se hallaba lo que parecía ser una estrella de siete puntas.

- Hemos llegado. – Dijo Dolfini mostrando una amplia sonrisa producto de la visión de los rostros contrariados de sus acompañantes. – Éste es el sitio. – Desveló justo antes de bajar y reunirse con el elfo, el enano, el gran trasgo y el enano, los cuales ya habían descendido de su carruaje y trataban de estirar sus agarrotados músculos.

Ediberto se acercó a la puerta y tocó tres veces con su puño cerrado antes de girarse y mirar con expectación y la sonrisa bobalicona que tanta ira causaba en Nadja, a todos los allí congregados. Parecía disfrutar con el asombro y la desconfianza que parecía imperar entre los personajes que había reunido en ese extraño y hostil lugar.

Una mujer surgió del interior de la vivienda tras abrir la puerta. Para asombro de todos y aunque las sombras ocultaban su apariencia de forma sutil, pudieron darse cuenta de que se trataba de una mujer que no respondía a la apariencia típica de una adivina. Se trataba de una mestiza al igual de Gorbagog. Parte de su sangre era de trasgo, lo que se deducía de su color grisáceo de piel, sus prominentes colmillos, sus orejas ensortijadas y sus ojos de color púrpura oscuros. Por el resto se trataba de una mujer normal, su cabello estaba recogido en una larga tranza castaña y su complexión, aunque fuerte, era similar a la de cualquier mujer humana de su misma edad.

- Ella es Onrara. – Dijo Dolfini haciendo una leve reverencia con la cabeza hacia la muchacha.

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12/12/2017, 20:28
Onrara

La mujer salió unos pasos del umbral dejando a la luz una serie de cicatrices en su rostro, fruto de la escarificación ritual muy instaurada entre algunas tribus trasgoides. No obstante, aquellas aparatosas cicatrices no deslucían la belleza intrínseca en aquel extraño cruce de sangres.

- Pasad. – Le dijo Onrara a Ediberto mirándole a los ojos. - ¿Quién va a ser el primero? – Preguntó mientras se adentraban en un pequeño recibidor en el que había un total de cuatro sillas. 

Notas de juego

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12/12/2017, 21:11
Daithoborgh "Daito", hijo de Theodo

Miró al resto y, con tal de acabar con todo aquello cuanto antes dió un paso al frente. Cualquier momento de duda era un momento perdido a aquellas alturas.

-Yo mismo, proceded conmigo. Sentenció
 

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13/12/2017, 14:21
Nadja la Roja

Realmente aquellas callejuelas le produjeron a Nadja una punzada de dolor, tanta gente mal viviendo y ellos con aquellos carruajes... nunca había pensado Dolfini en dar algo de lo mucho que tenia, no, claro que no, estaba hablando de Dolfini, ¡¡Nadja por favor!!.

Todo el transcurso del viaje, se paso pensando en sus cosas, el bebe, la charla con Sid, la charla con Dolfini, realmente había hecho completamente oídos sordos a la chachara constante de Dolfini, pues no le interesaba lo más mínimo, y tenia cosas mucho más apremiantes e importantes en las que pensar.

Cuando llegaron a aquella casa, que tampoco ofrecía un aspecto muy diferente a las demás, se sorprendió un poco al no ver a una gitana con cuentas de colores y pañuelos como atuendo, pues realmente es lo que esperaba, quizás fuese verdad que esa mujer con aspecto tan exótico tuviese poderes... ya se vería.

Entro tras Daito que se ofreció el primero, a ver que podía contarles.

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13/12/2017, 17:39
Tulius

- ¡Vaya, resultará que la hechicera sabe a lo que venimos! – Exclamó Tulius con cierto tono de chanza.

Era evidente que aquel joven catanés, era de todos el que menor respeto tenía por la brujería y la adivinación. Estaba convencido de que nada bueno sacarían de esa visita salvo quizás, algo de diversión con las patrañas que salieran de la boca de aquella mujer de fiera apariencia.

- Os estaba esperando. – Dijo la bruja con un tono de voz imponente y sin una sola muestra de debilidad en su rostro. – Bueno, a ti no. – Aclaró. - Sólo a la pirata, el pescador y el esclavo. – Fue entonces cuando miró a Nadja, Daito y Gorbagog en ese preciso orden.

Se hizo el silencio por un instante. Sin conocerles de nada había deducido con exactitud matemática los oficios pasados de los tres compañeros que acababa de señalar con la mirada. Podía resultar algo extraño referirse a ellos con ese tipo de apelativos, pues en esos momentos ni Nadja se dedicaba a la piratería, ni Daito a la pesca y Gorbagog había sido librado, pero aún así era una buena manera de introducir sus poderes.

La hechicera hizo pasar a Daito al interior de una nueva estancia dejando fuera al resto. Dolfini le cedió uno de los cuatro asientos a Nadja, mientras que Tulius se sentaba en otra de las sillas con cara de pocos amigos mientras rememoraba en su cabeza las palabras de la bruja.

- Pura casualidad. – Dijo casi para autoconvencerse. – Cualquiera lo podría haber deducido… - Chasqueó la lengua.

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13/12/2017, 19:07
Onrara

La habitación a la que fue conducido el norteño se trataba de una especialmente pequeña y oscura sólo iluminada por la tenue luz de varias velas. El olor a incienso era intenso en su interior y a parte de una mesa redonda cubierta por un mantel rojizo hasta el suelo y dos sillas, poco mobiliario más había en su interior a excepción de un aparador de gran tamaño y baldas dispuestas por todas las paredes llenas de los objetos más variopintos.

En cambio, los amuletos, fetiches, talismanes y reliquias, abundaban por doquier. Piedras unidas a colgantes, plumas de diversos tamaños y colores, candelabros, velas de todo tipo, ramilletes de ajo y verduras secas, una báscula, un mortero, algo de leña, un caldero, sacos que contenían hierbas secas, setas o semillas, una jaula vacía, el cráneo de una cabra, diversos frascos de vidrio llenos de ungüentos o pócimas, algunos tomos polvorientos y un sinfín de otros objetos abarrotaban la estancia dando una sensación de que fuera aún más pequeña de lo que era.

La adivina le mostró el asiento vacío de la silla al norteño y éste no pudo más que aceptar su ofrecimiento y sentarse en ella. Acto seguido la mujer se agachó junto a un baúl y de su interior extrajo un objeto que permanecía oculto bajo un trapo de terciopelo lila. También agarró una pequeña bolsita de cuero cerrada por un cordel y entonces tomó asiento frente a Daito.

Destapó el objeto mostrando su naturaleza. Se trataba de una bola translucida de un material similar al vidrio. De la bolsita sacó una serie de huesecillos pertenecientes a la columna de algún pequeño animal. Pudieran haber pertenecido a un roedor de tamaño medio. Un conejo o un perro de las praderas. Los lanzó sobre la mesa y éstos quedaron desordenados sobre ésta. La chamán permaneció unos instantes mirando las formas que recreaban aquellos huesecillos hasta que alzó de nuevo la mirada.

- Déjame tu mano. – Dijo de forma impositiva Onrara. Daito no pudo más que aceptar.

Notó entonces un ligero pinchazo en el dedo y escapándose un gruñido y haciendo ademán de retirar la mano. Sin embargo, Onrara la agarró con fuerza impidiéndolo mientras le miraba a los ojos y sin dejarle tiempo de reacción, se llevó el dedo del norteño a la boca saboreando la sangre que emanaba de aquella pequeña herida.

Los purpúreos ojos de Onrara se pusieron en blanco y agarró con mayor fuerza la mano del norteño y posó sobre la bola la otra sin llegar a rozarla tan siquiera. Del interior de la bola surgió una extraña luz que envolvió en un halo luminoso a la bruja. Extraños movimientos en el cuello y las articulaciones de la mujer se empezaron suceder de pronto. Movimientos antinaturales, movimientos que causarían gran dolor a quien los padeciera y que sin embargo no parecían notarse en el cuerpo de la gran trasgo.

Daito intentaría ocultarlo a quien le preguntara, pero lo cierto fue que notó cierto temor por lo que estaba sucediendo frente a sus narices. Aquellos movimientos no eran un truco. Aquella extraña aura que envolvía a Onrara tampoco lo era. Sin duda algo sobrenatural estaba sucediendo en aquella pequeña habitación, algo que helaba su sangre y que le recordaba a los extraños rituales de magia negra de los que le habían hablado sus antepasados cuando tan sólo era un niño.

- Veo una elección. – Dijo Onrara recuperando el color púrpura de sus ojos y fijando su mirada de nuevo sobre Daito. – No será una elección difícil. Deberás decidir entre algo viejo y algo nuevo. Veo muerte en tu futuro Daito. Veo que hagas lo que hagas saldrás perdiendo. 

Notas de juego

Puedes preguntar ahora.

No marques a Gorbagog y Nadja en tu respuesta.

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13/12/2017, 22:04
Daithoborgh "Daito", hijo de Theodo

Lo cierto era que lo que decía aquella mujer tenía sentido para Daito. Y no eran para nada buenas palabras, pero el preocuparse a aquellas alturas de nada iba a servirle, lo que necistaba eran respuestas, no predicciones.

-Donde, necesito un lugar al que ir
 

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13/12/2017, 22:33
Onrara

La bruja tragó saliva y frunció el ceño ante la pregunta de Daito. Por alguna razón no parecía hacerle gracia la idea de hurgar más en los caminos de la providencia, pero aún así lo hizo. Agarró las manos del norteño y cerró los ojos tratando de concentrarse de nuevo en las imágenes que le venían a la mente.

- Veo en tu futuro un lugar profundo. Un lugar oscuro y enorme. - Onrara apretó las manos de Daito e hizo un gesto de dolor pero no abrió los ojos - No. Veo el mar ahora... ¿Una cueva en el mar? Es un lugar que encierra muchas almas. ¿Una ciudad? Podría ser una ciudad sumergida... - Dijo la adivina abriendo los ojos. - ¿Sabes dónde es? ¿Comprendes algo?

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13/12/2017, 22:43
Kronan

- No deberías frivolizar así con los caminos de la magia. - Dijo de pronto el enano de improvisto. - Cómo tú, yo también pensaba que la magia había desaparecido de Gea tras la caída de los dioses al inicio de la edad.

Kronan rebuscó en una bolsa que portaba colgando de su cinturón, sacando de ella una pipa que llenó con tabaco de la misma bolsa. Fue entonces cuando trató de encontrar el pedernal que siempre solía tener a mano para momentos como ese, aunque no tuvo éxito.

- Es una pena cuando uno no tiene fuego cuando necesita un poco de hierba para calmar el espíritu. - Dijo el enano sonriente. - ¿Alguien puede ayudarme con ésto? - Mostró la pipa a los allí presentes.

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13/12/2017, 22:49
Tulius

- Tú mismo lo has dicho... - Tulius se puso en pie mostrado cierta indignación. - ¡Ésto, la magia, la brujería! - Negó con la cabeza mientras gesticulaba con las manos y miraba a unos y a otros buscando algo de complicidad. Finalmente posó su mirada en Gorbagog. - ¡Son chaladuras! ¡Cuentos para niños! No sé vosotros, pero yo sólo quiero creer en lo que ven mis ojos, en lo que puedo tocar y desde luego no he visto en mi vida indicio alguno de magia, más allá de trucos de prestidigitadores y... - Kronan miraba con desaprobación a Tulius, no parecían congeniar lo más mínimo. - ¡Nah! - Exclamó Tulius al percatarse de cómo le miraba el enano.

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13/12/2017, 22:57
Zlenador NaGradh

Zelandor buscó entre sus pertenencias hasta encontrar su pedernal, el cual cedió amablemente a Kronan, quien muy agradecido le dedicó una sonrisa y una pequeña reverencia con la cabeza.

- He experimentado la magia Tulius. - Explicó el elfo. - Es cierto que cada vez es más vaga. Es cierto que a medida que avanza la edad, parece que va menguando su poder. Puede que un día acabe por desaparecer, pero hasta lo que sé, todavía hay seres que conservan su esencia. Magos, hechiceros, brujos, arcanos... - El marinero hizo una pausa premeditada dando mayor interés a lo que estaba contando. - ... Llámalos como quieras Tulius, pero estoy convencido de que sabes tan bien como yo que esos seres existen.

Zelandor se acercó a Tulius y posó sus manos sobre sus hombros antes de mirarle fijamente a los ojos buscando en ellos la duda que estaba tratando de sembrar. En cambio sólo encontró una barrera que sería muy difícil de atravesar sin hechos y únicamente con palabras.

- Hay hechos inexplicables sin la magia. - Insistió Zelandor. - Lugares imbuidos por una energía arcana que afectan a quien se encuentra en su interior. Existen seres con poderes sobrenaturales...

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13/12/2017, 23:09
Kronan

- El elfo que buscamos... - Interrumpió Kronan al elfo. - ... Es el vivo ejemplo de la existencia de la magia. Créeme Tulius. La magia existe y la oscura, la nigromancia, la magia negra que Anwalën atesora es poderosa. - El enano consiguió entonces encender su pipa y le dio una profunda calada que disfrutó con ganas a tenor de su expresión de placer. - Sus poderes mentales pueden confundir tu mente. Hacerte creer lo que no es. Modificar tus recuerdos y enfrentarte a tus amigos. Llegado el momento deberemos andar con pies de plomo y tratar de combatir de alguna forma, no sé cómo, su control mental...

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15/12/2017, 09:27
Daithoborgh "Daito", hijo de Theodo

Daito arrugó el gesto. él era un estranjero en esa tierra, desconocía los mitos, leyendas e historias de la región.

-No era erudito en mi tierra y menos lo soy en este lado del mundo, pero me has aportado una información valiosa con la que seguro que algo se podrá hacer.

 

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15/12/2017, 10:33
Gorbagog, alias "Scipio Luciusis"

Yo no creo en las casualidades... y eso parece funcionar, a ver qué dice al respecto de Elsabeth la pitonisa, ¿Onrara ha dicho que se llama?. - comenta Gorbagog mientras sale un poco de su sopor, pues ha estado dormitando todo el viaje hasta la ciudad. Parece que tiene rasgos trasgos, una morfología interesante. Quizás nos ayude... por qué, ¿cómo ha sabido nuestras antiguas profesiones? Nadie de nosotros ha estado en contacto con ella. - piensa para si mismo Gorbagog, sorprendido.

No tienes que ser tan cerrado de mente, Tulius, cosas más raras se han visto. - contesta a su amigo Tulius.

¿Y si os había drogado el elfo, Kronan? - pregunta Gorbagog a Kronan.

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15/12/2017, 15:00
Onrara

- Estoy contenta de que así haya sido. – Dijo la gran trasgo con una sonrisa melancólica en su rostro.

Daito percibía que aquella mujer se mostraba cansada. Parecía que reproducir aquellas visiones, que consultar a la providencia la agotaba. La primera vez que tocó sus manos notó calidez en las suyas, pero ahora estaban bastante más frías. No podría jurarlo, pero los brillos que relucían con la luz de las velas en el rostro de Onrara, parecían ser sudor. Sin duda las consecuencias de su magia adivinatoria se hacían notar a nivel físico en la pitonisa.

- Ahora sal y llama al siguiente. – Dijo Onrara soltando de pronto las manos del norteño. – Dile a Gorbagog que entre.

En ese momento Daito cayó en la cuenta de que nadie le había dicho a Onrara el nombre del gran trasgo. Si lo pensaba bien, tampoco creía haber mencionado el suyo, pero juraría que Onrara le había llamado por su nombre. ¿Era posible que tuviera realmente poderes de adivinación? Todo indicaba que sí.

 

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15/12/2017, 15:06
Kronan

- No lo descartaría. – Dijo el enano. – Puede ser que en alguna ocasión haya mezclado alguna sustancia alucinógena con nuestra comida o bebida. De un ser como él puedo esperar cualquier cosa. Su maldad no tiene límites. Es frío y calculador. No tengo duda de haberlo necesitado hubiera utilizado cualquier cosa contra nosotros. – Kronan había mantenido la mirada fija en la punta de sus botas, pero en ese momento alzó la mirada buscando los ojos del gran trasgo. – Pero no creo que sea el caso. Se bien que pasó. Lo noté dentro de mi cabeza. Cambió algunas cosas o me hizo creer… - Chistó con la lengua. – Creo que hizo enloquecer a Vorn. Le hizo creer que algunas cosas habían sucedido de manera distinta a la realidad. Por eso estoy seguro que acabó por suicidarse…

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15/12/2017, 15:08
Daithoborgh "Daito", hijo de Theodo

En ese preciso instante la puerta por donde unos diez minutos atrás habían desaparecido Onrara junto a Daito se abrió de par en par. De su interior provenía una luz tenue producto de varias velas encendidas, así como un intenso olor a incienso. Un pensativo Daito surgió de la negritud de aquella pequeña estancia buscando entre todos los presentes al gran trasgo.

- Es tu turno.  – Le dijo Daito al gran trasgo. 

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15/12/2017, 15:12
Ediberto Dolfini

- ¡Ha sido rápido! – Exclamó Dolfini. - ¿Qué te ha dicho? ¿Algún dato de interés? ¡Sólo lo que se pueda contar, bribón! – Bromeó el señor Dolfini mientras miraba de reojo a Nadja.  

Daito tomó asiento junto a la pelirroja ignorando en una primera instancia al señor de Peregasto. Sin embargo, éste le siguió colocándose justo a su lado y apoyándose contra la pared.

- ¿Es guapa la joven pese a su linaje, verdad? – Dijo Ediberto rompiendo todos los esquemas de su odio casi irracional hacia los pieles verdes. Alagar a una mujer que tenía un gran porcentaje de sangre de aquella despreciable raza, era cuanto menos curioso en un hombre que pagaba ingentes cantidades de dinero a favor de una sociedad que pugnaba por acabar con dicha especie. - ¡Venga, dinos algo! ¡No nos tengas en vela!

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17/12/2017, 20:47
Daithoborgh "Daito", hijo de Theodo

-Me ha hablado de algún tipo de gruta bajo el mar, o de una ciudad sumergida bajo las aguas. No me ha sabido dar más datos que esos, pero supongo que algo tán singular debe ser del  conocimiento de los lugareños, o almenos de lo más ilustrados como tú-dijo ignorando las referencias hacia el supuesto atractivo de la piel gris.

-¿Te dice algo a ti? preguntó a su actual benefactor de la casa de Peregasto

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18/12/2017, 11:16
Gorbagog, alias "Scipio Luciusis"

Hola Onrara,

Tengo dos preguntas principales muy simples y no te importunaré más. Allá voy:

- ¿Elsabeth me ama de verdad? - dijo algo nervioso Gorbagog. Esperó a su contestación pero al verla concentrada en sus cálculos no pudo reprimir su segunda pregunta: 

Y la segunda pregunta: ¿Dónde se encuentra? - en teoría está con el elfo pero quizás haya escapado o se haya perdido así que si le pregunto por el elfo quizás encuentre una pista falsa y pierda un tiempo precioso. Por otro lado, si me contesta que está con el elfo no ganaré mucha información, pero supongo que los otros compañeros de misión ya le habrán preguntado sobre donde está el elfo. Y si acepta alguna pregunta más le preguntaré dónde están, por si acaso y cómo se encuentra Elsabeth.