Partida Rol por web

Harvaka 2, el Capítulo Final.

Capítulo 116. El Desembarco.

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28/04/2019, 21:27
Nadja

Aunque no lo admitiría, necesitaba un descanso, una cama como Dios manda y una comida caliente, además de descansar un poco, no era fácil tirar de dos personas que ahora eran. Claro que si pretendían bajar a Lutus descendiendo por el acantilado.... no iba a ser una tarea sencilla para ella, si no tuviese ese abultado vientre igual si, pero en ese estado.... a veces pensaba que habría sido mucho más fácil interrumpir el embarazo, ahora estaría bien y dispuesta a todo, pero luego lo pensaba, se acaricio el vientre, no, no quería perder a su hijo, no podía quitar la vida de un pequeño inocente y menos si era suyo, el padre no estaba muy claro, pero sin duda la madre, si.

-Decidido pues, bajemos a Lutus- dijo, despejando dudas si alguno más tenia.

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29/04/2019, 12:18
Narrador

El camino hacia Lutus era estrecho, pedregoso y sinuoso, pero no obstante no era complicado su descenso a no ser que se tuviera que hacer a la desbandada. En el caso de Nadja y debido a su prominente barriga, si era cierto que le costaba un poco más que al resto descender por aquel terreno pedregoso, pero con la ayuda de Daito, no tuvo ningún problema hasta llegar abajo del todo.

Las calles de Lutus eran muy estrechas y no están empedradas, sino que el firme era de tierra y gravilla en el mejor de los casos. Sin duda el deambular de la gente de un lado para otro, ha borrado de las calles todo rastro de las malas hierbas que antaño debían colmar aquella zona. Ya una vez en la aldea, descubrieron que todo estaba muy silencioso y ni un alma se encontraba en las calles. 

Ya empezaban a pensar que el pueblo estaba deshabitado, que había sucedido alguna tragedia y toda la población había tenido que salir huyendo o directamente había sido aniquilada. La segunda opción parecía menos plausible, pues no había signos de violencia en las viviendas ni las calles, pero entonces escucharon un sonoro golpe. Se trataba de unas ventanas cerrándose de par en par. 

La aldea no estaba deshabitada, pero si parecía que tenían un miedo irracional (o no), a recibir visitas inesperadas. No fue hasta que llegaron al centro de la villa, hasta que escucharon pasos acercándose a ellos desde uno de los estrechos callejones de la aldea. De allí surgieron tres figuras. Una mujer con el pelo canoso armada con una pala, un joven al que faltaba una pierna, el cual se apoyaba en una muleta y finalmente un hombre anciano y encorvado armado con un cuchillo de cocina.

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29/04/2019, 13:02
Ham

- Nukale forniale... - Dijo aquel anciano en el idioma de la región mientras blandía el cuchillo. - Nui maniane kultus... 

Lo cierto era que aquella gente parecía asustada. No era para menos, pues en tiempo de guerra, cualquier persona armada y con aspecto peligroso podía ser una amenaza. Los cinco visitantes recién llegados no parecían precisamente hermanitas de la caridad... así que muy posiblemente aquellas tres personas tan solo estuvieran tratando de defender su aldea de la mejor forma posible, lo cual dado su aspecto, indicaba que poco podrían hacer por conseguirlo de ponerse feas las cosas.

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29/04/2019, 13:55
Director

Notas de juego

Conoces a ese hombre de tu estancia en la aldea, aunque no recuerdas su nombre. Él parece no haberte reconocido.

Nukiale forniale: es un saludo en el idioma local.

Tira una prueba de persuasión si quieres, para lograr que te reconozca y se calmen los ánimos.

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29/04/2019, 13:57
Gorbagog

Sin duda alguna, algo había sucedido, algo grave, y eso solo podía ser que la aldea, en otros tiempos próspera y tranquila, un lugar casi idílico en el que refugiarse del mundo, había sido atacada. Una ira casi incontenible ardió en interior, alimentada con los recuerdos agradecidos y el odio visceral por cualquier tipo de injusticia. Aquellos hombres y mujeres no habían hecho nada, estaba seguro, para merecer un castigo semejante. 

Nukale forniale...

Estaba apunto de devolverle el saludo cuando vi el cuchillo que agarraba en su mano y también su rostro de miedo y tensión. No nos veía como amigos, sino como enemigos. Lo entendía. Cualquier recién llegado después de lo que fuese que había sucedido, sería recibido solo de una manera, como no podía ser de otra manera.

Nui maniane kultus... 

Rápidamente, alargué el brazo hacia los demás para que se detuviesen y me acerqué muy lentamente a él. Quizás me reconociese... quizás no. Quizás su memoria hubiera naufragado ya por el dolor y el miedo, o a lo mejor conseguía emerger de entre las tinieblas.

-Soy Gorbagog. Estuve aquí hace mucho tiempo -dije, señalando mi rostro con la mano -. ¿Eliroc Pataslargas?

Y a pesar de que sonreír no era mi fuerte, intenté crear algo parecido en mi rostro, aunque fuese únicamente una mueca.

- Tiradas (1)
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29/04/2019, 14:36
Kronan

Afortunadamente, había un sendero que bajaba hasta el pueblo... De no haber sido así, habría sido complicado acceder. A fuerza de ejercer el oficio, me percaté de que ello le proporcionaba al pueblo una buena posición defensiva... un solo acceso, si es que no había otro siguiendo el pie de los acantilados. Si pones un torreón que cierre el paso conveneintemente, lo convierte en una línea defensiva importante. Luego quedaría el asunto de la vulnerabilidad por mar...

Absorto en esos pensamientos, poco prácticos, todo sea dicho, llegamos al pueblo; un pueblo tranquilo, demasiado, se diría que fantasma, hasta que los tres lugareños aparecieron para enfrentársenos. Valor no les faltaba..., y quizá, apoyo desde las ventanas con armas más peligrosas que las que portaban.

Al verles aparecer, apresté mi trabuco. En principio, no esperábamos líos, pero si los líos vienen, se les decibe. Pero afortunadamente, nuestro compañero toma la iniciativa e intenta dialogar con los tres aldeanos. Ello me hace bajar el arma, pero mantener la atención a lo que pueda pasar.

De todos modos, no veo rastros de luchas ni nada por el estilo, así que lo que sea que atemoriza a estas gentes, debe ser por un motivo que no puedo adivinar.

-Estad atentos de todos modos...
... gruño para que me puedan oir los míos

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29/04/2019, 15:12
Nadja

No era la primera vez que veía un pueblo así, atrapado entre una guerra, no era poco peligroso estar entre dos sitios que se debatían en guerra, nunca salían bien parados los que estaba en medio y más si eran pobres gentes que vivían plácidamente sin hacer daño a nadie, inocentes.

Nadja se desato sus armas y las tiro a los pies de los lugareños que habían salido a recibirlos, no pensaba luchar con ninguno de ellos, solo estaban asustados y protegían su pueblo y a su gente, no iba a causar problemas y es posible que recordasen a Scipio, si no era así.... ella no seria la que atacase a esas gentes.

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02/05/2019, 12:21
Tulius

Tulius se mantuvo en todo momento al lado de su inmenso amigo Gorbagog, con la mano en la cintura, preparado para desenvainar su espada si los aldeanos de Lutus resultaban ser hostiles. Estaba dispuesto a morir defendiendo al gran trasgo si era preciso.

No obstante, cuando ve a aquellos tres aldeanos, una mujer de cabello canoso, un anciano y un joven al que le faltaba una pierna, Tulius aparta de inmediato la mano de la vaina de su arma, sabiendo que aquel trío de aldeanos probablemente no guardase malas intenciones, sino que simplemente desconfiaban de ellos.

-Nosotros. No. Atacar -dijo el joven guerrero, de forma lenta para que el anciano consiguiese entenderlo con mayor normalidad. Estaba seguro de que las gentes de Lutus no entenderían su idioma, aunque no perdía nada por intentarlo-. Buenos. Nosotros buenos.

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03/05/2019, 15:27
Narrador

Tras las palabras y los gestos de los recién llegados, el grupo de contención que había salido a su encuentro pareció relajarse un poco, como también parecieron empezar a tener dudas acerca de las intenciones de los extranjeros. Se miraron los unos a los otros y se dijeron algo en su idioma que ni el propio Gorbagog llegó a entender. Fue entonces cuando el anciano se acercó al gran trasgo y le miró fijamente a la cara. Una sonrisa se dibujó en su rostro justo entonces y enfundó su cuchillo de cocina entre su pantalón y el cinturón y extendió los brazos hacia aquel viejo conocido aferrándose a él en un abrazo.

La amenaza había pasado para los aldeanos asustados, que al ser conscientes de la identidad de aquel ser, se relajaron finalmente, reflejándose en las sonrisas que ahora lucían en sus rostros. Rápidamente la anciana se acercó a Nadja. Su avanzado estado de gestación era tan evidente que no podía ocultarlo. La mujer le tocó la barriga y hizo un gesto con la mano, como diciéndole a la capitana que no debería viajar en el estado en el que se encontraba. Algo totalmente evidente por otra parte y sin embargo... allí estaba.

El cojo se acercó a Daito, Tulius y Kronan y comenzó a hacer gestos para que le siguieran. No se entendían, pues no hablaban el mismo idioma, pero aquellos aguerridos aldeanos, ahora que les reconocían como amigos y no todo lo contrario, parecían ser unos muy buenos anfitriones. Al final parecía que iban por fin a tener el merecido descanso, pues tras el trayecto en barco y la noche que habían pasado a la intemperie, necesitaban un reposo en una cama mullida y un buen alimento antes de afrontar el último tramo del viaje. Aunque claro estaba, perder una noche allí, posiblemente no fuera la mejor de las ideas, pues todavía tenían toda la tarde por delante para seguir hacia su destino.

Los tres aldeanos les condujeron a través de las calles hasta una vivienda de dos alturas, Se trataba de una construcción de planta cuadrada, con cuatro ventanas, en su fachada principal, dos por piso, y recubierta en cal. El anciano tocó a la puerta y pocos segundos después escucharon pasos. La puerta se abrió y del otro lado de la misma surgió un rostro conocido por Gorbagog. Se trataba de Balasar, el galeno que salvó la vida del gran trasgo tras la brutal paliza que le dieron los lugareños nada más llegar a la población, confundiéndole con un enemigo.

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03/05/2019, 15:45
Balasar

¿Scipio? - Preguntó aquel hombre nada más ver al gran trasgo. - ¿Qué... qué haces aquí? - Le preguntó visiblemente extrañado, aunque parecía que se alegraba de verle de nuevo.

Cuando Scipio llegó por primera vez a Lutus junto con su difunto amigo Jargar, las calles estaban igual de solitarias que en esta segunda ocasión. La diferencia fue, que la comitiva de bienvenida. En esa ocasión la turba con la que se encontraron no era tan solo de tres personas ancianas o inválida, sino de gran cantidad de personas que arremetió contra ellos sin demasiadas preguntas y que casi acabaron con la vida del gran trasgo.

Eliroc intercedió por ellos deteniendo aquella recepción tan hostil y evitando la desgracia. Fueron luego Balasar y su hija Fatema, quienes sanaron las heridas del gran trasgo y a la postre quienes evitaron su muerte. Por eso Gorbagog le debía la vida a ese hombre. Eliroc le proclamó amigo del pueblo de Lutus tras recuperarse y desde ese momento el pueblo fue bueno con ellos.

Fue también gracias a un joven pescador llamado Celard, la primera persona con la que se topó y que dio la alarma tras su llegada, que regresó a Alejandría.  Celard junto a su hermano Telird, en compensación por lo sucedido, fueron quienes le llevaron a través del mar de nuevo a Catán en busca de Elsabeth.

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03/05/2019, 19:26
Gorbagog

Sonreí al ver que mi viejo amigo me reconocía, por encima del miedo y la desconfianza, y me acerqué con rapidez para abrazarlo. Solo logré contenerme a duras penas cuando llegué hasta él y en lugar de aplastarlo como quería, coloqué mis manos sobre sus hombros y sonreí.

-Mi viejo amigo. Viejo Balasar. Mis amigos y yo estamos de viaje por estas tierras y pensamos venir a Lotus para descansar y veros. ¿Cómo estás? ¿Qué ha pasado aquí?

Miré a mi alrededor de nuevo, viendo solo desolación y muerte, lo que me hacia temer por la respuesta de aquel hombre. 

-Dime, viejo amigo. ¿Qué es lo que ha sucedido en este lugar para que recibas a unos desconocidos, no como antaño, con los brazos abiertos, sino cuchillo en mano? -le pregunté con seriedad. Recordé también a su hija, hermosa pero sobre todo, la más amable de las personas, con unas manos que me trajeron de regreso de las tierras de los muertos, esperando que no le hubiera sucedido nada.

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03/05/2019, 19:42
Kronan

Visto que han reconocido a nuestro compañero..., y que por tanto la situación deja de ser hostil de momento, me relajo; el trabuco descansa sobre mi hombro, y me dedico a observar con más detenimiento el pueblo... podría ser un sitio agradable, pero ahora mismo... destila miedo.

No me imagino que o quién puede haber pasado por este rincón tan apartado, pero espero que se lo digan a nuestro amigo... aunque me doy cuenta de que hay un asunto prioritario...

Levanto la mano desarmada, llamando la atención del corrillo que se ha formado entre Scipio y los tres aldeanos, y señalo a Nadja, y luego hago una señal memisférica alrededor de mi propia panza... creo que habrán pillado el mensaje... tenemos una embarazada en el grupo, y la bajada por el camino del acantilado ha sido larga y dura.... no estaría mal que la indicasen donde descansar

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03/05/2019, 23:28
Nadja

Miro a la mujer que le puso la mano en le vientre y bajo la mirada, casi arrepentida por ciertamente viajar así, pero no podía dejar a ese grupo de valientes solo, parte de toda esa cruzada era suya. Miro a Kornan y le agradeció con la cabeza que se preocupase por ella, después de todo, era cierto, todos necesitaban descansar, sobre todo ella.

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04/05/2019, 19:09
Tulius

Aquellos aldeanos no se habían mostrado hostiles e incluso les habían conducido junto a un anciano al que Gorbagog les presentó como Balasar. Tulius se alegraba de que al menos tuvieran la oportunidad de quedarse en Lutus a descansar o, como mínimo, que pudieran hablar con esos pueblerinos y ponerse al día de lo que sucedía en esas tierras.

El joven guerrero no entendía demasiado sobre mujeres, pero imaginaba que tanto esfuerzo por parte de Nadja, en su estado, tal vez no resultase del todo aconsejable. Se acercó a la pelirroja, un tanto preocupado, no sólo por la mujer, sino también por el bebé que crecía dentro de ella.

-¿Estás bien, Nadja? Tal vez deberías descansar... -dijo, con cierta timidez.

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06/05/2019, 15:20
Daithoborgh

Daito alzó la mano ante la pregunta de Tulius y negó con la cabeza.

No cabía duda de que él era el más preocupado por la pelirroja de todo el grupo, pero tenía claro que en nada beneficiaría a Nadja el reflejar todas aquellas preocupaciones hacia el exterior.

-Ella es Nadja la Roja. Su pabellón ha sido uno de los más evitados en los mares y su espada una de las más temidas. No merece ser tratada como una desvalida dama.

Lo cierto era que para poder pronunciar aquellas palabras debió hacer de tripas corazón, puesto que si de él hubiese dependido, La Roja se encontraría en aquel momeno en el punto más alejado posible de aquel conflicto en ciernes.

 

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06/05/2019, 18:06
Balasar

- Los estragos de la guerra Gorbagog... - Respondió el galeno. - Ni más ni menos... - Bajó la cabeza. Se notaba en su tono de voz y en su expresión corporal que estaba realmente apenado y le costaba hablar el tema. - Os lo contaré... - Desveló finalmente haciendo un gran esfuerzo. - Pero pasad a mi morada... - Acompañó con el brazo al gran trasgo posándolo sobre su espalda y acompañándole hacia el interior de la vivienda. - No os quedéis aquí afuera, por favor... - Les suplicó.

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06/05/2019, 18:08
Narrador

El interior de la vivienda de aquel hombre era tan austero como el exterior de la aldea. Tan solo unos pocos muebles y algunas baratijas adornaban la estancia. No había alfombras, ni cuadros. Gorbagog recordaba aquel lugar de forma diferente. No es que hubiera estado en muchas ocasiones en la casa del galeno, pero estaba casi seguro de que tenía otro aspecto, había más cosas que colmaban el interior de la vivienda y sobre todo, creía recordar una estanterías y una mesa repleta de material médico en la zona este de la sala principal. Ahí tan solo quedaban aquellas estanterías y aquella mesa, pero totalmente vacías.

El grupo se sentó sobre unos butacones bastante cómodos y sobre unos cojines dispuestos sobre el suelo. Lo hicieron alrededor de una pequeña mesa circular, con tablero de mármol y un mosaico que representaba un ola del mar. Mientras tanto, Balasar se ausentó por unos momentos y se introdujo en la cocina. Sin duda alguna les iba a agasajar con algo que llevarse a la boca y aunque insistieron en que no era necesario, el galeno se impuso.

Durante los minutos en los que Balasar se distrajo preparando el convite. El grupo se mantuvo en silencio, pues ensefguida se dieron cuenta de que aquella aldea parecía haber sido víctima de algún tipo de saqueo y que Balsar podía estar ofreciéndoles a ellos, lo poco que le quedaba. Para cuando regresó a la sala, Balasar depositó una bandeja con una tetera y algunos vasos de gristal y un plato con unas pastas de galleta cubiertas con miel y semillas de sésamo. Acto seguido sirvió cinco vasos con té, uno para cada invitado y un sexto para el mismo y se los ofreció a sus húespedes.

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06/05/2019, 18:16
Balasar

- Hace tres días llegó a Lutus un fornido grupo de soldados. - Dijo sin más preámbulos. - Marchaban a la guerra dijeron. Contra Catán parece ser... - Miró a Gorbagog. El gran trasgo provenía de esa nación, por lo que ahora teóricamente él y Balsar eran enemigos. - Se llevaron a nuestros jóvenes... - Dijo apenado. - Mi hija también marchó a la guerra. Como curandera... - Chasqueó la lengua fastidiado. - No sólo se llevaron a nuestros chicos, sino también se llevaron provisiones y bueno... - Alzó los brazos abarcando toda la sala. - Todo lo que les pudiera resultar útil... - Dio una palmada. - No conozco los motivos de la guerra. Quizás vosotros me podáis ilustrar... - Les sugirió a los recién llegados.

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06/05/2019, 18:53
Gorbagog

No lo sabemos, viejo amigo. En nuestro viaje, nos cruzamos con un gran ejército, que supongo será el que se llevó a los miembros de tu pueblo... y a tu hija. ¿Por qué se hacen las guerras? Para satisfacer la ambición de alguien que no tiene que morir en ella, como siempre -le dije, colocando una mano sobre su hombro.

Después, miré el convite. Sin duda, estaba ofreciéndonos todo lo que tenía, así que dejé la comida intacta y únicamente tomé el té. Miré además al resto del grupo y les señalé con una mirada reprobadora la comida. Nosotros no necesitábamos aquello. Ellos sí. 

-Si hay algo que podamos hacer no tienes más que pedírnoslo. Sabes que te debo mi vida y que la ofreceré gustoso por cualquier cosa que necesites, llegado el momento. 

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07/05/2019, 08:05
Balasar

No... - Respondió Balasar con una sonrisa triste. - No creo que nada que esté en tus manos, pueda cambiar el curso de los acontecimientos. - Dio un sorbo de té. - Fatema está en el frente. Sólo espero que no la expongan demasiado. Igual si Eliroc hubiera estado con nosotros... - ​Miró entonces a Gorbagog. - Murió... Supongo que no lo sabias... - Desveló. - Puede que él hubiera podido impedir lo que paso, pero... - Se encogió de hombros. - ¡Bueno! - Exclamó con más energía. - ¿Que os trae por aquí?