Partida Rol por web

Harvaka 2, el Capítulo Final.

Off-topic

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29/03/2019, 17:19
Daithoborgh

Bueno, has esquivado la bala... esta vez.

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29/03/2019, 17:28
Director

Estoy acabando un estúpido curso de viogen... ayer me dijeron que no había entrado en la plataforma todavía y que acababa el domingo. Mi respuesta fue... Si no me dices que estoy admitido y no me envías las claves... ¿Cómo quieres que lo haga? Y su respuesta fue: ¡Opps! Ahora te lo mando... tienes hasta el domingo...

Son cuarenta horas de formación que me cubren dos años de carrera profesional... es pasta XD.

En cuanto acabe esa mierda me pongo con las fichas!

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29/03/2019, 19:08
Gorbagog

No te preocupes. El tiempo que necesites, por supuesto.

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29/03/2019, 21:12
Gorbagog
Sólo para el director

Perdona, estoy un poco lenta estos días. ¿Por qué y para qué está en este viaje Gorbagog?

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29/03/2019, 21:14
Director

Para rescatar a Elsabeth. Es la prometida de Datos de la que está muy enamoradom y Daito no... Daito está con Nadja, pero buscan todos a Elsabeth...

Notas de juego

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30/03/2019, 22:17
Kronan

Uf, que marrón más hermoso, con sus moscas alrededor revoloteando,... vaya, una kaka.

Ánimo y duro con ello, que dos días no son nada, y todo sistema hecho a medida por alguna gran empresa, como pueda ser indra o similar... será farragosa, lenta, incomprensible... maldice a los informáticos y échales la culpa, sin remordimientos, estamos acostumbrados, semos pofresionales!

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01/04/2019, 14:52
Kronan
Sólo para el director

Hola!

Master, yo ya estoy en modo semana laboral, así que puedo dedicar algo de tiempo. Dime, para el tema ficha, aunque te hemos dejado el marrón de hacerlas... si necesitas que te diga lo que sea que sea necesario

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01/04/2019, 14:58
Gorbagog
Sólo para el director

Lo dicho. ¿Motivaciones de mi personaje?

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01/04/2019, 17:48
Director

Básicamente la motivación de Gorbagog es esa... salvar a Elsabeth de la que está perdidamente enamorado. Poco más jajaja.

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01/04/2019, 18:43
Director

Tiempo de despedidas. Sé que igual para los nuevos es un poco extraño... más que nada porque... no saben de que va ni de la mis la mitad, pero es inevitable tener que hacerlo. En cuanto desembarquéis todo será más comprensible!

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02/04/2019, 08:01
Director

Una pequeña aclaración. Gorbagog es un tipo bruto, pero no tanto XD. Habla normal y razona como un tipo normal. De hecho incluso filosofea a veces.

Es muy valiente e impetuoso. A veces improvisa demasiado y sus planes no siempre salen bien. No es el más listo, pero dentro de la media. Piensa que es un híbrido entre humano y trasgo.

Por lo demás genial tu primer turno. Se que es complicado adaptarse al personaje. Poco a poco jejeje!!

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02/04/2019, 08:08
Director

Este era el Gorbagog original. El último usuario lo cambio. A mí me gusta más este avatar la verdad...

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02/04/2019, 08:32
Gorbagog
Sólo para el director

Ah, entonces prefieres que no hable como tarzán, sino normal. Cachis. Oki, pillado. Sorry.

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02/04/2019, 08:37
Director

Jajajaja. Soy un DM muy pesado no?

Es básicamente por mantener un poco de coherencia con el PJ... Más que nada XD.

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02/04/2019, 08:44
Gorbagog
Sólo para el director

No, no, si no tengo problema. Es por narrar bien.

De hecho, ¿por qué no me pones un fragmento de narración para acercarme más al original? Si acaso, modifico el post original e intento así ser más coherente ;)

 

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02/04/2019, 08:54
Director

Mmmm... Buena idea... Aunque te pondré un fragmento del tercer jugador que llevó este pj, que fue el que más me gustó jajaja. Ahora busco algo y te lo pongo!

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02/04/2019, 09:06
Director

Scipio despertó con un gran dolor de cabeza. Se encontraba de nuevo bajo tierra, allí donde Seyran no podía poner su visión. Había sido desprovisto de sus armas y encerrado en un húmedo calabozo que le recordaba demasiado a su celda de Angarkok. No había barrotes así como tampoco ni una sola ventana. Estaba encerrado en un pequeño zulo de paredes de piedra que no debía de hacer más que dos metros de ancho por otros dos de largo y un techo de menos de tres metros. Lo único que difería del paisaje que le rodeaba era una robusta puerta de hierro mazizo, su única vía de escape posible.

El gran trasgo algo mareado se puso en pie. Sentía rabia por haber acabado en aquel lugar. Sus intenciones eran buenas, devolver la libertad a aquella muchacha de ojos verdes por las que había perdido la cabeza. Sin embargo su plan había fallado. ¿Qué demonios esperaba? ¡No tenía un plan! Su idea había sido desde un principio acudir a aquella fiesta, encontrar a Elsabeth y fugarse con ella. ¿Pero en qué estaba pensando? ¡Por su culpa Jargar estaba ahora muerto! Nunca debió involucrarlo…

Mientras su mente daba vueltas a aquellas ideas recordó algo que le heló la sangre. ¡Tulius! ¿Qué le habría pasado a él? ¿Dónde lo abrían encerrado? ¿Estaría vivo? Si no había conseguido que lo matasen en el interior de las minas de carbón de su señor podía ser que si lo hubiera conseguido ahora. No era un buen estratega; ahora lo sabía. Había engañado a sus hombres en las minas de su señor condenándolos al cautiverio y a los trabajos forzados. Más tarde había logrado liberarlos, pero esa breve sensación de libertad tan solo fue el preludio de la muerte de todos ellos. Jargar había conseguido sacarlo con vida del reino de Grulb III, pero ahora que era Scipio quien debía velar por él en su propio mundo le había fallado y el resultado había sido su muerte. Ahora Tulius… con suerte estaría preso como él sino muerto. Había fallado a sus amigos, a todos ellos y le había fallado a ella, a Elsabeth.

- ¡Tulius! – Gritó el gran trasgo. - ¡Tulius! – Volvió a gritar con todas sus fuerzas al no hallar respuesta alguna.

Nadie contestó y Scipio estalló en un mar de angustiosas lágrimas y gemidos desesperados. El gran trasgo cayó al suelo de rodillas y con sus garras tensas a la altura de la cara imploraba perdón a los dioses en los que había depositado su fe de joven y en los que desde hacía ya algunos años no creía. Sé hizo patente de esa forma su desesperanza, pues había renegado de sus orígenes y se había jurado a sí mismo nunca más pedir ayuda a aquellos que no se la habían prestado hasta la fecha.

- ¡Zsagsgar de la Tormenta! – Imploró el nombre de uno de ellos. - ¿Por qué me pasa a mí? ¿Qué quieres de mí? – Scipio golpeó contra el suelo con su puño cerrado. – ¡Golzarig el Explosivo! – Exclamó el nombre de otro de sus ancestrales dioses. - ¿Qué debo hacer para retomar la senda? – El gran trasgo alzó sus garras y clavó sus uñas en sus pectorales rasgándolos y dejando tras de sí diez líneas carmesí que pronto empezaron a brollar sangre. - ¡Sázagal de la Matanza! ¿Por qué he sido castigado de este modo?

El gran trasgo se puso en pie de forma enérgica y embistió contra la puerta de hierro golpeando con su hombre derecho. El sonido al golpear hizo retumbar toda la pared y el golpe que recibió el gran trasgo fue considerable, no obstante la puerta no se movió ni un milímetro de su sitio. Sin embargo no se iba a rendir en su intento por derribar la puerta que le mantenía retenido entre cuatro gruesas paredes de piedra. Se colocó al final de su celda y de nuevo embistió golpeando todavía con más fuerza que la primera vez. El golpe fue brutal y tras el impacto notó sabor a hierro en el interior de su boca, pues en el golpe su cara chochó contra la puerta y sus enormes colmillos se hincaron en su piel. Pero él era un gran trasgo nacido para la guerra y para el dolor y aquello no le iba a suponer impedimento alguno en sus intentos por escapar.

Durante algunos minutos siguió golpeando con fuerza una y otra vez. La puerta empezaba a abollarse e hilillos de tierra caían de los resquicios de la puerta con cada acometida. Su cuerpo estaba maltrecho y varias heridas sangrantes se habían abierto tras alguno de los impactos, pero Scipio estaba obcecado y no cesaría en su empeño hasta conseguir de nuevo su libertad. Si una vez fuera se topaba con la guardia de aquella casa y le daban muerte, moriría feliz por haberlo hecho libre. Nunca más volvería a ser un esclavo y nunca más bajaría la cabeza ante nadie.

Notaba el cansancio pero no se iba a rendir hasta conseguir su objetivo y ver la puerta en el suelo. Se preparó para una nueva embestida y saltó hacia la puerta. Entonces ésta se abrió y cayo de bruces al suelo. Del otro lado de la puerta le esperaban una docena de guardias armados que inmediatamente se tiraron hacia él. Scipio se vio sorprendido al ver como los soldados se abalanzaban sobre él y lanzó varios puñetazos al aire que impactaron contra el rostro de alguno de los guardias pero finalmente acabó sepultado y paralizado en el suelo.

Pese a la montonera que formaron sobre el gran trasgo, éste logro levantarse una vez más y al mirar hacia las escaleras que conducían al piso superior se fijó en que uno de los guardias se encontraba apoyado contra la pared, su boca estaba ensangrentada y sujetaba algo entre sus manos, posiblemente alguna pieza dental perdida contra el impacto del puño del gran trasgo. Un golpe en la sien le hizo perder las fuerzas y entonces los soldados lograron reducirle de nuevo y colocarle unos gruesos grilletes en las muñecas.

Fue encerrado de nuevo en esa minúscula celda sin luz. El dolor de la cabeza era intenso, aunque la verdad era que no sabía si le dolía del porrazo que los guardias le habían propinado o bien le dolía, como el resto de su cuerpo, por los golpes que había propinado a aquella portentosa puerta de hierro. Los guardias le habían atado las piernas y engrilletado como estaba poco podía hacer por ponerse en pie y persistir en su intento de escapar.

Fue en ese momento cuando decidió comenzar a chillar para descargar su rabia. Más que un grito el sonido procedente de su garganta parecía ser un lastimero aullido, como el de un solitario lobo bramando a la luna. Aquel aullido se coló a través de todas las catacumbas de aquel palacio y los guardias, reclusos e incluso las ratas que allí moraban se sintieron estremecidos por la tristeza que denotaba aquel ser con el corazón destrozado.

Mientras aullaba tan solo pensaba en Elsabeth. Recordaba aquellos ojos del color de las esmeraldas y aquel cabello del color del trigo. Recordó la primera vez en que la vio, tan indefensa, tan asustada y tan bella. No pudo evitar enamorarse de ella nada más verla y lo cierto era que no había vuelto a pensar en otra cosa que no fuera esa joven norteña desde ese fatídico día.

- ¿Por qué me la pones frente a los ojos y después me la arrebatas una y otra vez? – Gritó dirigiéndose a un ente indeterminado que ni él conocía. - ¿Por qué quieres que sufra como estoy sufriendo? – Entonces empezó a llorar.

Recordó entonces el día en que aquellos soldados atacaron las minas donde su clan tenía había establecido su hogar. Ellos no lo sabían cuando llegaron, pero aquellas minas habían sido compradas por la familia Fillus y aunque hacía casi un siglo que ni uno solo de sus miembros las pisaba, el dirigente de la casa decidió que era un buen momento para empezar a explotarlas, pues seguramente fueran ricas en metales.

Por aquel entonces Scipio era muy joven y no respondía a ese nombre. Scipio era su nombre de esclavo y lo había aceptado tras ser perdonado por el capitán Tiberius. Gorbagog, así se llamaba él cuando tan solo era un niño y durante gran parte de su juventud. Gorbagog era el nombre que sus padres le habían puesto al nacer y del que nunca se debería haber desprendido. Scipio era un nombre impuesto, un nombre que nunca más volvería a usar y al que nunca más iba a responder. Él era Gorbagog y cuando saliera de aquella prisión se lo haría saber a todos y todos sabrían quién era él y de lo que era capaz.

Su clan llevaba instalado en aquellas cuevas dos generaciones. No sabían nada de la propiedad de la tierra. Cuando llegaron nadie vivía allí, nadie se opuso a que ocuparan aquellas cuevas. Nadie reclamó como suya la mina. Sólo por eso decidieron que ese podría ser un buen sitio donde iniciar una nueva vida. Un lugar donde crear un hogar y multiplicar su estirpe.

Su pueblo no era un pueblo belicista. Muchos grandes trasgos amaban la guerra y lo que estaba claro era que ninguno la esquivaba cuando llegaba la ocasión, pero no todos la deseaban. Algunos grandes trasgos, algunos clanes e incluso algunas tribus deseaban vivir en paz. Cultivar la tierra, cazar en los bosques y multiplicarse era su única ambición, pero ésta se vio truncada por las leyes de los humanos. Unas leyes que decretan la posesión de la tierra, no con ansias de protegerla, de amarla y de coexistir con ella cogiendo sólo lo que se necesita, sino con ambición de explotarla, estrujarla y de despojarle hasta de la última gota de su sangre.

Rememoró en ese preciso instante el momento en que algunos de sus primos entraban corriendo en su caverna presas del pánico. Hablaban de una serie de monstruos relucientes que iban armados con afiladísimas lanzas y lacerantes espadas. Dijeron que habían entrado sin previo aviso y sin mediar palabra habían empezado a matar a todo ser viviente.

Urdomir preparó la defensa, pero eran escasos los grandes trasgos con conocimientos de lucha y rudimentarias las armas. Scipio se puso a las órdenes del Gigante y armado con una maza y protegido por una rudimentaria rodela de madera esperó a los invasores. Resultó que no eran monstruos sino humanos ataviados con corazas y cascos metálicos y armados con espadas, lanzas y lo que aún era peor, armas de fuego.

Presentaron batalla, pero poco duraron sus esfuerzos por contener a los enemigos. Las salvas de los fusiles deshicieron las líneas defensivas tan pronto como aquellos soldados apretaron los gatillos. Todavía aturdidos por el sangriento efecto de aquellos ingenios de humo y fuego los grandes trasgos recibieron la carga de los hombres de armas de la casa Fillus. Sus lanzas perforaron y sus espadas cortaron. En pocos minutos toda resistencia había sido inútil.

Scipio recordó que el último en morir fue el líder del clan. Murió a su lado, pues lucharon cuerpo con cuerpo hasta que uno de esos humanos le golpeó a la altura del hombro cruzando con su espada desde el lado izquierdo hasta la parte derecha de los abdominales. Aquel corte le dejó totalmente incapacitado y Scipio se supo muerto. Vio desde el suelo y con la mirada nublada como Urdomir caía de rodillas. Vio como un soldado le agarraba del moño que lucía sobre la cabeza desde atrás y estiraba su cabeza hacia su pecho para pasar su cuello a cuchillo y asesinar frente a sus ojos al que había sido un justo y respetado líder.

Scipio se creyó muerto en ese momento. Vio como aquellos asesinos masacraban a los heridos ya rendidos a la muerte. Para cuando le tocó a él turno de reunirse con los suyos en la otra vida algo cambió. Un hombre de porte noble, melena canosa, ojos azules y piel clara se apiadó de él. Él era el capitán al mando de aquella tropa de asaltantes y aunque le juró venganza, poco más tarde después supo que como el resto de aquellos soldados, tan sólo recibía órdenes, pues su condición de esclavo no aceptaba contradecir a su amo.

Scipio Luciusis fue el nombre que aquel capitán humano le puso. El afortunado que vio la luz, eso significaba su nombre. El nombre que el ser humano le puso al gran trasgo al creerle con el poder de poseerle y así fue durante casi ocho años, pero nunca más sería la posesión de nadie.

- ¡Nunca más me llamaré Scipio Luciusis! – Gritó de una forma desgarradora el gran trasgo. - ¡Mi nombre es Gorbagog del clan de Urdomir el Gigante! ¡Juro aquí y ahora que os destruiré!

A partir de ese momento sus gritos se convirtieron en una sarta de guturales sonidos incoherentes similares a aullidos. Tras permanecer durante varias horas chillando finalmente cayó rendido presa del cansancio y del sueño y por fin, estirado en el suelo boca abajo y atado de pies y manos logró descansar.

Notas de juego

Un turno laaargo de cojones, pero que te dará una buena idea de quién es tu PJ.

Cargando editor
02/04/2019, 09:54
Gorbagog
Sólo para el director

Listo.

¿Qué tal ahora?

Cargando editor
02/04/2019, 11:06
Director

Perfecto! Ahora perfecto! Has pillado la esencia de tu PJ!!

Cargando editor
02/04/2019, 20:23
Director

Bueno, un par de despedidas más y empezamos con la aventura de verdad. Sé que es raro empezar una partida despidiéndote de gente que no conoces de nada... pero no os voy a hacer leer 116 capítulos... son más de 2000 paginas de word... XD.