Partida Rol por web

Tras dejar a Yuri a buen recaudo con sus amiguitos de gorras de cuero y mostacho (e ignorando sus gritos de clemencia), los tres compañeros se fueron a dormir, quedando a la mañana siguiente en un restaurante para tomar un buen desayuno y preparar sus siguientes pasos.

Jeff les contó lo que le había sacado a Yuri. El día siguiente la mafia rusa iba a reunirse con el banquero encargado de blanquear todo el dinero de la operación. Yuri no conocía el nombre del banquero, pero sí sabía que el encuentro iba a ser mañana a las diez de la mañana, en un almacén del puerto en desuso. 

Después de eso, el encuentro con los mexicanos estaba previsto para dentro de tres días. Ahí sí que Yuri no sabía dónde iba a ser la entrega, por lo visto no estaba lo suficientemente alto en las filas de la mafia rusa como para saber los detalles de un intercambio tan importante.

- El plan es el siguiente. Sabemos que la mafia tiene previsto reunirse en dos días con un banquero que centralizará toda la operación de blanqueo. Pero no sabemos quién es, ni dónde será la cita. Su misión será sustituirlo, y ganarse la confianza de los rusos. Lo que le pase al otro banquero me importa más bien poco... si es un colaborador de la mafia, me da igual lo que le pase, y ni siquiera quiero saberlo.

- Una vez dentro, tendrán que enterarse de cuándo será la entrega con los mexicanos, y avisarnos para poder pillarlos in fraganti. ¿Todo claro?

Brett está desayunando sus cereales americanos. Porque en este tipo de películas debe de mostrarse MUY BIEN una marca de cereales y hacerles publicidad. En este caso son los cereales de ¡El Captain Crunch! El famoso hacker que pirateaba los teléfonos usando un silbato que venía en esas mismas cajas de cereal.

— Pues... ya estaría ¿No? Le podemos decir a Smith que mañana es la cita con los Mexicanos. El sitio y todo eso.

Poco a poco, el camino hacia averiguar algo sobre Kojiro iba avanzando. En breve, descubriría qué había acontecido con el amigo de su padre.

Aunque con cocaína, asesinos y blanquear dinero en grandes cantidades de por medio, seguro que no sería nada bueno lo que iba a hallar.

—Yo iría al almacén del puerto mañana —propuso el ninja—. Allí nos hacemos con el banquero que les blanquea el dinero, pateamos algunos traseros de mafiosos rusos y sacamos la información sobre el lugar dónde se hará el intercambio con los mexicanos.

Jeff dio un sorbo a un café solo luego de sugerir la vía de acción que él deseaba tomar. 

— ¿Pero la cosa no es que el Señor Smith los pille a todos In Fraganti? A ver, nosotros podemos cargarnos a un buen chorro de rusos y de Mexicanos, pero el asunto es que Smith quiere poder arrestarlos él

Brett sabe que esto no va a ser tan fácil como decir 'Llamen a la policia'. No. Seguramente haya persecuciones, tendremos que pelear en lo alto de un helicóptero subido a un tren y cosas así. Esto nunca es fácil, por supuesto que no. Pero ¿Que ibaos a hacer si no? ¿Enfrentarnos a TODA Rusia a la vez?

Lizzy había estado pensando mientras daba vueltas a su tortilla. "A lo mejor no hace falta hacer daño al banquero", propuso.

"Yuri podría llamarle, y decirle que va a ir otro ruso en su lugar. No sé, Brett-boski McTaker-ovich o algo así. Con un guardaespaldas para cubrirlo", dijo señalando a Jeff con el tenedor.

"Así Brett podría usar sus dotes como actor y obtener fácilmente el lugar del intercambio. Y sin que el banquero desaparezca, o aparezca apaleado, que es algo que seguro que pondría a los Mexicanos en guardia", dijo encogiéndose de hombros.

"Yo podría quedarme en la furgo, vigilar y cubriros. ¡Tengo micros!". Se imaginó una escena de infiltración como en una peli de espías, y pensó que podría quedar bien en el argumento.

—Sí, pero es que todavía no sabemos dónde se reunirán los rusos con los mexicanos —apuntó Jeff a las dudas de Brett—. Mañana es el momento apropiado para averiguarlo. 

Armstrong negó con la cabeza, pues veía un par de fallos en la propuesta de Elizabeth sobre hacerse pasar por los rusos con el banquero. 

—Yuri ni siquiera conoce el nombre del banquero, y aunque fuera lo contrario, este tipejo podría llamar a los mandamases para confirmar un cambio de última hora. Si blanqueas millones de dólares, creo yo, te gustará tomar todas las precauciones posibles. No obstante, lo de que poseas micros es muy positivo. ¿Esos cacharros valen para colocarlos en el almacén del puerto?

— A ver, esto... esto no lo entiendo, lo siento. Creia que el banquero era Dick el Pequeño. Que su jefe era Yuri. Y de pronto solo eran unos mindundis?

Brett recuerda el casoplón que se ha pillado Dick el Pequeño, sabiendo que le pagaba el salario mínimo desde que por su culpa sucedió la crisis del petróleo del 73

— A ver,  necesitamos el organigrama completo, YA. Lizzie ¿Tu podrías hackear esa información?

Lizzy asintió con la cabeza mientras sacaba su ordenador y se dispuso a hacer su magia: "¡Acceso concedido!", dijo mientras los dedos volaban sobre el teclado. "¡Organigrama completo!", terminó mientras una impresora súper ruidosa sacaba un papel y ella lo cortaba con un "rriiiiip" y se lo tendía al banquero.

Elizabeth le pidió el teléfono a la camarera, quien le trajo uno de esos con el cable rizado tan largo que hay en toda película de los 80. La hacker desconectó el terminal y conectó una especie de cacharro que llevaba junto al ordenador y que empezó a hacer unos ruiditos muy raros.

Unos minutos después, ya estaba tecleando furiosamente para conseguir la información que le habían pedido. Por supuesto, la mafia no publicaba cosas como su organización interna, así que Liz siguió el principio de "Sigue al dinero"

Yuri parecía ser el responsable de extorsionar a varios negocios locales, y a su vez enviaba pagos a un tal Alexei, alias el Cosaco. Liz accedió a su ficha policial, tenía antecedentes por robo con violencia, extorsión y allanamiento, y se había pasado cuatro años a la sombra. También había sido sospechoso de hasta tres casos de asesinato, pero se habían archivado por falta de pruebas. Actualmente, estaba libre y era el dueño de un canódromo en el downtown de Miami.

A su vez, Alexei y otros lugartenientes "regionales" pagaban grandes sumas a un tal Vladimir Petrovich Súbov. El pez gordo vivía en una mansión de Miami Beach. Ficha policial inexistente. Reputación impoluta. Liz encontró en la hemeroteca del Miami Herald una foto del tipo jugando a golf con el alcalde. Sin asomo de duda, aquel tenía que ser el mandamás de la mafia rusa en la ciudad.

Lizzy terminó y guardó su ordenador, leyendo la hoja que había impreso.

"Vale chicos, aquí hay un jefe de la mafia rusa que no se mancha con las operaciones de su organización, vive en una mansión en Miami Beach y no tiene antecedentes policiales. Vladimir Petróvich Súbov, está aquí, junto al alcalde", dijo pasándoles la foto penosamente impresa.

"Y luego tenemos a Alexei el Cosaco, el jefe del matón que hemos dejado encerrado y uno de los subordinados del pez gordo, parece que es el que le hace los trabajos sucios, o uno de ellos. Ha estado en la cárcel cuatro años, tiene antecedentes como para llenar un rollo de papel higiénico y parece un tipo muy peligroso. Tiene un canódromo en Downtown".

Luego miró a los compañeros y extendió las dos manos como una balanza, moviéndolas abajo y arriba como preguntándose cual de los dos se convertiría en objetivo.

"Los dos deben estar enterados de la reunión con el banquero, pero... ¿cual asistirá?".

Ante los datos expuestos por la hacker, Jeff tomó otro trago de café. Un camino con tres rutas a seguir, una de ellas ineludible en el puerto y las dos nuevas bastante diferentes entre sí pese a estar claramente vinculadas.

Con suavidad, la máquina de matar humana apoyó su taza en la mesa.

—Si Súbov es inteligente, dejará el trabajo sucio a Alexei —sentenció el artista marcial—. Aunque sea el cabecilla de esta mafia, creo que preferirá pasar desapercibido lo máximo que sea capaz. Pero, claro, también depende del trato. En uno muy grande, como este caso, seguramente querrá supervisar que las cosas fluyan bien.

Brett está bebiendose la bebida más dura que pueda beberse un tipo duro de los años 80 (Si fuese de los años 20 sería un Whiskey on the Rocks, pero como posiblemente ninguno de nosotros pudo beber hasta los 80 tardíos... pues na, dejemoslo ahi)

"Vale, tenemos que conseguir la localización. Para eso tenemos que simplemente espiar a los rusos, y que no se den cuenta. Así pues... ¿Y si llenamos el sitio de cámaras hacker con tu magia hacker, Kate, y de paso escondemos a alguien en algun lugar ninja?"

"Esta parte de nuestra misión consiste en espionaje, así que la podemos llamar... Operacion INTRUDE-N312" (La 313 ya está cogida)

Dado que en la parte anterior las ruidosas UZI fueron la clave, lo mejor es que ahora juguemos la otra carta: El Ninjutsu y el NMAP.EXE

—Entonces habrá que ir a echar un vistazo en ese almacén del puerto. Conocer el territorio donde uno lucha es un condicionante que guía a la victoria.

Estaba claro que era fundamental examinar el lugar, buscar puntos vulnerables en los cuales los rusos pondrían vigilancia, averiguar si ya contaban con guardias allí y tener imagen visual de la zona. Cada batalla combatida en terreno desconocido aumentaba fallar en cumplir con los objetivos.

Jeff acabó su bebida y miró los posos de café. Nunca había sabido interpretar señales ni vaticinar el futuro, pero la pose evaluativa quedaba genial en aquel instante.

Elli asintió convencida, dispuesta a instalar todo tipo de cámaras de su furgoneta para grabar lo que sucedería en el lugar.

"Cuanto antes vayamos, mejor", afirmó. "Necesitaré algo de tiempo para instalarlo todo, y Jeff también lo necesitará para buscar su escondite ninja. Yo me quedaré en la furgoneta y coordinaré todo, os daré comunicadores para hablar entre nosotros".

Luego observó a Brett; "Tú has sido el cerebro, pero... ¿qué vas a hacer durante la reunión?. ¿Te quedarás conmigo en la furgoneta, Jeff tendrá que buscar un escondite XXl, o te buscarás tu propio lugar?".

— ¿El cerebro? Querida Kate, el cerebro aqui eres TU. No se me da bien esconderme. Ya me habeis visto al entrar en acción: Lo mio es patear culos, gritar frases molonas y disparar unas 400 balas por cada una de mis UZI — 

Todo americano sabe que una Micro-UZI carga 30 balas. A lo mejor 50 si le pones uno de esos cargadores largos que sobresalen por las culatas. Pero Brett, de alguna manera, dispara 300 balas sin recargar. Es lo que tiene ser uno de los protas de una peli de acción.

— ¿Te importa si me quedo contigo en la caravana, y si pasa algo, entramos al ataque?

Cuando Elizabeth expresó la necesidad de ir cuanto antes al almacén en el puerto, Armstrong se puso de pie. Prefería evitar tener que ocultarse en un lugar del todo ignoto o improvisar sin saber cómo era el espacio donde debería moverse al día siguiente.

—Conforme. Aunque quizá mantenga silencio durante mucho rato por el comunicador. Depende de lo cerca que tenga a esa gente.

Oyó la respuesta de Brett a la pregunta de la hacker acerca de dónde estaría en la reunión sin poner ningún tipo de objeción o añadir nada. Si el banquero había decidido aguardar en la furgoneta junto a la maga de la tecnología, tendría buenos motivos para ello.