Partida Rol por web

Nuevamente conseguian descolocarme, ¿quién le diría mi apodo humano?, no era algo que hubiese pregonado, y me había cuidado muy mucho de que lo supieran demasiados entre mi gente, ya poco podía hacer.- Sonriendo agradecí las palabras de Amuhilec, mientras todos hablaban había tratado de esciger la palabras adecuadas, pero había resultado imposible de modo que me decidí por la improvisación.

- ¿Cuánto habeis estado en las aldeas humanas en los últimos tiempos?, yo he pasado más de seis meses en ellas, vigilando, atento a lo que de nostros se decía y ciertamente era poco, nuestro enemigo no es el pueblo sino sus dirigentes.- Antes de que nadie pudiera cortarme levanté la mano pidiendo que se me dejara continuar.- He visto hambre, miedo y descontento entre los humanos, ni siquiera el pueblo quiere a su señor, podemos encerrarnos dejar que los sacerdotes del rey utilicen este gesto para señalarnos con el dedo, culpándonos del hambre, engañando a sus gentes asegurándoles que en nuestros bosque guardamos grandes riquezas y cantidad de alimentos. Entonces no habrá más oportunidades, ni vuelta atrás.- Mi rostro habitualmente sonriente se había tornado serio y fiero, me había exaltado con mi propio discurso, había soltado mis riendas y ahora era difícil que pudiera contenerme. - Aceptemos la invitación de la Serpiente Plateada, veamos cuales son sus intenciones, necesitamos que su pueblo vea que también sufrimos como ellos, de ahí nuestras decisiones.- Mantuve unos mínimos instantes la mirada desafiante, hasta que volví a recordar donde me encontraba, bajé mi cabeza y volví a mi lugar.

Ummmm...parece que la mayoría desea acudir a ese lugar...diré a los mios que preparen las tumbas. ¿Pero quiénes serán los valientes que iran? ¿mandaremos a los jóvenes o a los viejos? ¿A cuantos enviaremos? Debo calcular cuantos serán para ir preparando los rituales de...

¡BASTA! Sois un alarmista...estais creando un miedo entre los nuesros que no tiene porque ser cierto...No digais más Nisimoho, ya habeis hablado demasiado...el cinismo de tus palabras está lleno de odio en tu interior...todos sabemos lo que te...

¡NI OSEIS MENTARLO! ¿ME OIS? -el elfo cambió su talante frío en ese momento y se echó hacia delante desfiante...el druída que estaba a su lado le sujetó el brazo e impidió que se levantara. Se volvió a sentar y pronto adquirió su normal compostura respirando profundo y pausadamente.

¡Está bien, tranquilicemonos todos! Parece que estamos llegando a un acuerdo: Iremos, pero dónde y quiénes serán los elegidos...ciertamente los planes cambian y debemos demorar el largo viaje de nuestros hijos al Continente Norte.

...No tiene porqué ser así...podemos dividir los grupos y seguir con los planes...un grupo que viaje al Continente, mientras el otro grupo acudirá al concilio...por cierto, ¿Dónde se producirá dicho acontecimiento?

De nuevo tu sabiduría Demahade nos ilumina a todos...es la mejor opción sin duda. El concilio tendrá lugar en una aldea llamada Al Borde del Túmulo, una humilde comunidad de humanos perdida de la mano de los dioses al oeste de Crest en el límite del Cuenco de Polvo. (el puntito que hay bajo las montañitas que no tienen nombre)...
El tema es ¿Quiénes serán los valientes que enviaremos? Los míos están muy debilitados y necesitamos todas nuestras fuerzas para recuperar el ejército que un día llegamos a ser.

Ja....m...ejemm...

Níniel se alegró de ver que “el ratón” tenía sangre en las venas, aunque tuvieran que concederle primero permiso para demostrarlo. Se había exaltado, bien. No aguantaba tener cerca a individuos melifluos y sin temperamento.

Aquel concilio era peor que un cónclave de hechiceros, al menos allí era de esperar que reinara el caos. Resultaba increíble ver a algún que otro elfo venerable perdiendo los nervios, incluso a punto de pasar a terrenos personales. Eso venga… modales…

Cuando amainó la tormenta, o eso le pareció, aprovechó para hacer un pequeño inciso, por supuesto sin esperar a que Don Estirado, Amuhilec Ixineh, le diera permiso, quizás nuestro enemigo no sea el pueblo, sino sus dirigentes… remarcó, pero los primeros irremediablemente están supeditados a los segundos… de manera que tampoco podemos fiarnos abiertamente… debemos ser sumamente precavidos… Demahade llevaba razón, tomó aire y continuó, que muchos humanos sufren… no lo dudo… pero por mucha hambre que pasen… por muchas tribulaciones que sobrelleven… no son considerados traidores… quizás para sus dirigentes sean ciudadanos de segunda categoría… pero no son una raza abyecta… creo que las diferentes connotaciones entre ambos conceptos son obvias e innegables… hizo una pausa y se sentó en uno de los huecos que quedaba libre, parecía que aquello iba para largo y estaba harta de estar de pie, pero parece que la mayoría estamos de acuerdo en que hay que saber lo que sucede fuera de nuestras fronteras internas… en que no podemos cerrar los ojos al mundo… lo cual en mi humilde opinión es una equivocación…y una temeridad…de manera que nos vemos en la obligación de acudir… durante un momento pensó en las tumbas que iba a cavar Nisimoho y esperó no tener que ocupar una de ellas, y digo yo... esa aldea por lo que parece… nos pilla de camino a nuestro objetivo… al fin y al cabo está hacia el norte… con alguno más que nos acompañara hasta allí para traer noticias de regreso… ya habría una representación… no es que se sintiera muy valiente, ni que le gustaran en absoluto las reuniones que acababan eternizándose por culpa de las diferencias de opinión y la verdad es que ya llevaba unas cuantas encima, pero era lo más práctico y lo más económico en riesgos, lo mirases por donde lo mirases.

Mientras permanecía en pie escuchando, nuevamente volvía a estallar la tensión, incluso habíendo decidido acudir, algunos seguían caldeando el ambiente con comentarios fuera de lugar. Sin embargo no le correspondía a él mediar en aquel conflicto.

Por el contrario parecía que Níniel obviaba cualquier norma o respeto hacia el consejo y sus integrantes, en Taur Hith habría sido fuertemente reprendida pero ella provenía de otro lugar donde difícilmente podrían achacar su caractar a influencias humanas. Aunque no podía dejar de preguntarse si sería igual con sus mayores en Taur nu Crebain, siempre le habían dado a entender que la disciplina era parte fundamental de las enseñazas de aquellas tierras, las palabras de Níniel resonaban en su cabeza.

¿De camino hacia nuestro objetivo?, ¿ellos también debían partir hacia el continente?. Además nunca creí que una hechicera del Taur nu Crebain fuera a alejarse tanto de su bosque.

- Conozco mejor que muchos a los humanos y he vivido entre ellos durante algún tiempo, suficiente como para saber que los rebeldes y los que tratan de huir a traves de los puertos también han sido considerados traidores.- Estás palabras iban claramente dirigidas a la joven y altiva hechicera, así como una pícara sonrisa.- Espero que el consejo tenga en cuenta mi persona para esta misión.

-Cierto es Niniel que el lugar del concilio está de camino al Norte, pero debemos ir en grupos no muy numerosos. Las tensiones entre los leales al rey y los elfos de los bosques han aumentado de manera muy peligrosa; cualquier tropiezo con una patrulla levantaría sospechas y debemos evitar eso a toda consta. Debería partir de inmediato un grupo de no más de cuatro hacia El Borde del Túmulo; Jaskier se ofrece voluntario, yo pongo uno de mis mejores hombres...faltarían dos más ¿Niniel, querrás tú acompañar? Por tus palabras entiendo que sí. Sean quienes sean, deberán tener extremo cuidado llegando al camino de Puente Alto...últimamente está muy transitado por los ejercitos del rey...ser capturados pudiera ser fatal; llamaría demasiado la atención sobre la zona. Ellos también tienen espías...en todas partes

Una voz afónica se hizo un hueco entre todas las demás. Era una voz casi siniestra, apagada y casi sin timbre. Provenía de una delgada figura de torso semidesnudo. Su piel se mostraba arrugada por las cicatrices de viejas quemaduras que le cubrían casi todo el tronco superior. No mostraba pudor al enseñarlas. Su garganta también tenía una larga cicatriz que cruzaba su cuello de oreja a oreja. -Yo seré el cuarto.

No creo yo que él...

Él es mi mejor hombre -Cortó tajante -Lelah será el cuarto en acudir al concilio.

El Viejo Árbol se levantó, miró a todos y cada uno de los presentes y simplemente asintió una vez con la cabeza. Estaba conjorme y por lo tanto, decidido: al amanecer un grupo de cuatro elfos partiría hacia el Borde del Túmulo para acudir a la llamada de La Serpiente Plateada. El Viejo Árbol se giro y se introdujo en el bosque solo y pensativo. Todos guardaron silencio hasta que se confundió con el verdor circundante. Los elfos se levantaron también y formaron grupos en el centro del círculo y siguieron discutiendo entre ellos. Amuhilec llamó a Jaskier y Níniel ante él.

Teneis un gran cometido y pese a vuestra juventud sé que estareis a la altura. Vuestras familias siempre lo han estado y su sangre riega vuestras venas; sólo por eso teneis toda mi confianza. Descansad, pasead por Taur Iaur y escuchad el sonido de la Naturaleza...escuchadla con atención pues seguro que sus sonidos os hablarán. Esta medianoche, tras la cena, cuando todos se retiren, tendremos que realizar los rituales pertinentes. Que Obad-Hai os proteja.- Y sin decir más se retiró dejando uno frente al otro. Jaskier y a Niniel. Sus miradas se volvieron a cruzar.

Se quedó observando a Galadh Iaur mientras partía, su excelsa figura, hermosa como si fuera él mismo el que revistiera a Taur Iaur de poder y belleza, se perdió en la espesura del bosque en silencio y Níniel sintió como si le hubieran arrancado algo en su interior, una pena inmensa la invadió y no apartó sus ojos de él hasta que su vista lo perdió.

El concilio terminó sin darle tiempo a cansarse, eso era bueno, así estaría de mejor humor. Le había dado la impresión de que Jaskier la había mirado durante los últimos coletazos de la reunión como si reprobara su actitud. Era la misma historia de siempre, estaba segura, "en Taur-nu-Crebain eran unos salvajes carentes de educación y respeto, aislados y orgullosos, pero eso sí, muy estrictos en lo que respecta a sus escuelas". Nada más lejos de la verdad, ellos simplemente eran más libres en cuanto a formas y no consideraban el respeto reñido con una naturalidad de trato exenta de artificios o de gestos preconcebidos, quizás era debido a ello que en ocasiones podían resultar un poco hoscos o rudos en su comportamiento. Le hubiera gustado que por una vez no hubiera sido así, que no la hubieran medido con el mismo rasero de siempre.

Luego le había dedicado unas últimas palabras, eso sí, aderezadas con una sonrisa un tanto pintoresca, que ahora le iba a contestar, no quería que surgieran malentendidos antes de empezar. Sus ojos se cruzaron de nuevo con los suyos y mantuvo la conexión mientras hablaba. Me gustaría aclarar algo... antes no quería contradecirte… no he dudado ni por un momento de que tú conoces mucho más a los humanos que yo y que puedes hablar con mayor propiedad… pero… no sabía muy bien cómo expresarse, trataba de dar con un ejemplo adecuado, verás… a lo que yo me refería era a que hoy en día una niño elfo recién nacido… ya es considerado un traidor… simplemente por lo que es… mientras que un niño humano… lo será dependiendo de lo que haga… lo que obviamente no tiene las mismas connotaciones... así son los tiempos que nos está tocando vivir… a nosotros… y sí, también al resto de habitantes de Matubias… Había mucha tristeza en su voz.

Bueno, cambiando de tema… le sonrió y se aproximó a él despacito sin dejar ni un segundo de sostener su mirada y, justamente cuando estaba ya tan cerca, que se podía incluso percibir el perfume de las flores silvestres en su pelo, le preguntó, bajando el tono de voz: ¿Damos un paseo? Señaló hacia aquel bosque cargado de belleza. Me gustaría comentarte algo… y allí clarísimamente había demasiada gente pululando como para tener un mínimo de intimidad.

Apoyado en el tronco con los brazos cruzados esperaba que terminase la conversación observando con curiosidad el elfo que se nos uniría en nuestro camino, algo en él resultaba perturbador, casi amenazante. No dudó ni un instante que sería un compañero inquietante.

Los movimientos del Galadh Iaur cogió por sorpresa a Jaskier que de manera un tanto apresurada se irguió sin saber muy bien que hacer, permaneciendo en silencio mientras veía perderse la silueta del Viejo árbol en el bosque, lo siguió con la mirada sin poder apartarla hasta que dejó de verlo, en ese instante el bosque le pareció más umbrío, más triste.

Níniel devolvió al joven a la realidad, en un principio creyó que discutirían sobre el trato y las diferencia con los humanos, sin embargo las palabras de la elfa no fueron recriminatorias, sino totalmente coherentes, cargadas con tal tristeza y sinceridad que le hizo perder toda gana de discutir. - Disculpadme si os he malinterpretado, comprendo vuestras palabras y debo daros la razón.- La disculpa fue acompañada de una leve inclinación de cabeza y aunque también sus ojos debían haber mirado al suelo, por alguna razón no pudieron dejar de mirar las profundidades de aquellos ojos grises. - Son tiempos difíciles, pero espero en mucho tiempo recordarlos como grandes momentos que nos pusieron a prueba, que nos sobrepusimos y los superamos.- Nuevamente una sonrisa tenue volvió a sus labios, su naturaleza siempre había sido optimista y no vio motivos para dejar de serlo en estos momentos, por difíciles que fueran.

Aceptando la invitación de Níniel, se hizo a un lado y cedió el paso a la elfa para seguirla hacia un lugar menos atestado, más íntimo. Tan cerca como estaban Jaskier pudó oler el fresco perfume de su pelo.¿Cómo era posible que tras un largo viaje como el que debía haber realizado aun conservara aquel aroma tan fresco?, sin duda ese no debía ser su caso, pues aun portaba parte del polvo del camino. Centrado en este pensamiento no se dio cuenta de que su mano rozaba levemente el brazo de la joven, sintiendo por unos segundo su fina y suave piel antes de serparar el brazo con rapidez.- Estaré encantado de acompañaros.

Siguiendo el consejo de Amuhilec comenzaron a caminar por Taur Iaur.

Asintió ante las palabras de Jaskier y se giró con intención de encaminar sus pasos hacia el interior del bosque, entonces notó el contacto de la mano del elfo en su brazo, que le dejó un leve hormigueo en la piel y se volvió, pensando que le quería decir algo, pero aquel elfo de gestos suaves y frases esperanzadoras había retirado su mano con tanta presteza como si le hubiera dado un calambrazo, así que dedujo que no la estaba llamando, sino que él también había tenido la misma sensación. Sonrió para sí y se adentró en la espesura.

Lamento no ser tan optimista… pienso que las cosas van a empeorar… tengo ese presentimiento… y más después de todo eso de la Serpiente Plateada… le miró de reojo a ver si él sabía más que ella al respecto, y el concilio al que tenemos que acudir… espero equivocarme… aunque ciertamente no tiendo a confiar… se encogió de hombros e hizo una pausa, mientras sus pensamientos fluían hacia su bosque y tres palabras invadían su mente: “tala de árboles”. Bueno, al menos no nos vamos a quedar cruzados de brazos… así que habrá que tener esperanza en el resultado final… respiró hondo, sino nada de esto tendría ningún sentido… Avanzaba con serenidad, evitando todo sendero o camino que pudiera encontrar, aunque no parecía ir haciéndolo adrede la verdad, sino que deambulaba tranquila enfrascada en la conversación y sin más afán que disfrutar del entorno y tratar de adquirir confianza con aquel otro elfo con el que iba a compartir camino en días venideros.

¿Te has dado cuenta de sus cicatrices?... Me pregunto si lo quemaron por orden de la Iglesia de Lados… acompasó sus pasos a los de su compañero y a partir de entonces caminó a su par. Sus palabras se referían obviamente a Lelah Leneland y no era con ánimo de cotilleo, se la notaba impresionada, es una atrocidad… lo había oído… se paró de repente, casi propiciando que Jaskier se tropezara con ella, pero ella por alguna razón se agachó justo a tiempo, aunque, de ser así, nunca lo había visto… la locura no parece tener límites… se alzó con una flor en la mano que se había caído de un arbusto y con toda naturalidad se la puso en un hueco del pelo. Era similar al resto de las que llevaba.

Intentaba encontrar un sitio en el que poder hablar con tranquilidad y donde se sintiera cómoda, de manera que continuó caminando hasta que sus ojos se detuvieron en un pequeño arroyo a su derecha, enmarcado en un entorno anárquico y envolvente, sentémonos ahí… tengo una pregunta que hacerte… Le tomó del brazo en un impulso y tiró de él con suavidad hacia el mencionado lugar. De pronto, recordando todo aquello de los modales y el salvajismo, lo soltó y añadió, si te parece bien…

Caminó siguiendo los pasos de Níniel que continuaba hablando y parecía saber donde ir, al contrario de lo que esperó, su compañera pensaba de una manera similar a la suya, aunque poseía el rasgo común a todos los elfos, una ciega y absoluta desconfianza hacia las otras razas, algo que en aquellos tiempos resultaba comprensible.

En alguna ocasión Jaskier se vio obligado a pararse en seco para no tropezar con la hechicera que repentinamente se agachaba a coger alguna flor que sujetaba en su azabache pelo, por unos instantes pareció que no encontrarían un lugar donde descansar y aunque no le importaba caminar, después de quince días de viaje se encontraba bastante cansado. Finalmente se acercaron a un riachuelo, el agua cristalina fluía sobre el lecho pedregoso suavemente, haciendo que un agradable murmullo llegase hasta nuestros oidos, sin dudarlo era un buen sitio para conversar y relajarse un poco.

Sorprendido el joven notó como Níniel cogía su brazo y tiraba levemente de él para sentarse en una roca cubierta de verde y mullido musgo, casi tan rápido como le había cogido le soltó algo turbada lo cual ensanchó aun más su sonrisa.- Me parece mejor que bien, puedes tocarme no doy alergia ni tengo piojos, al menos cuando salí de Taur Galad.- Una risa ligera y espontanea surgió de su garganta mientras se sentaba agilmente.- Y prefiero vuestra compañía a la de nuestro compañero de viaje, cuando le he visto me ha dado un escalofrío.