Partida Rol por web

¿Qué no tiene piojos?... Pues menos mal… De repente Jaskier había pasado de ser lo más cercano al colmo de las buenas formas, a hablar de piojos y saltar sobre piedras cubiertas de musgo. Níniel se rió, con ganas además, y fue agradable, ya que últimamente no era algo que hiciera con mucha frecuencia. Vaya… pues es un alivio saberlo…se sentó junto a él. Eso y que preferís mi compañía a la de él… la verdad es que de otro modo hubiera sido bastante preocupante… Aquel tipo estaba cubierto de quemaduras, tenía una cicatriz de lado a lado de la garganta y su voz raspaba como una lija.

Acarició inconscientemente la hierba circundante con la yema de sus dedos, mientras continuaba hablando, ahora se sentía más cómoda, pero no tenía que ver con el sitio, sino con la compañía. Ha tenido que sufrir mucho… a mi me resulta sobrecogedor… alzó la vista, buscó captar la mirada de su acompañante y una vez que lo consiguió, lo soltó: antes… me refiero a cuando estábamos en el concilio… vi algo desconcertante en los ojos de Galadh Iaur… algo que al menos ahora mismo no tiene un significado claro para mí… le observó con detenimiento, esperando que no se fuera a pensar que estaba loca. Era yo empuñando un arma extraña… Llevaba dándole vueltas a la cabeza a aquello desde que le había sucedido. Fue antes de asumir la misión en la que ambos nos hemos involucrado... antes de que él nos aceptara en ella y desapareciera en el bosque, dando la reunión por zanjada... por eso me preguntaba si... Le costaba un poco hablar de todo aquello, algo que era de carácter bastante personal, y más aún cuando se ha permanecido casi aislado en un bosque desde la prohibición del uso de la magia, ya que eso motiva en cierta medida a la introspección, pero aclarar algo procedente de Galadh, era mucho más importante que la propia intimidad.

Pareció que la risa de ambos relajó el ambiente entre ellos, no sé conocían de nada, lo unico que sabían el uno del otro probablemente estuviera sesgado por las visiones que tenían sus mayores de cada tribu, de modo que debían aprovechar para tratar de sacudirse esos prejuicios y conocerse un poco mejor, al menos parecía que estaban de acuerdo en este punto.

Sin duda Níniel no parecía muy comoda hablando de ella, no tenía problemas en dejar clara su opinión y posición de manera racional, pero cuando el tema implicaba sus propias inquietudes, la joven daba la sensación de ser mucho más reacia, asi pues Jaskier apreció agradado el esfuerzo realizado por esta para hablar sobre lo que había visto en los ojos del Viejo Arbol. Si tenemos que realizar un largo viaje juntos es bueno que seamos capaces de hablar sin trabas.- Ambos hemos visto algo similar, yo también me vi reflejado portando un arma extraña, fue un breve instante, pero estoy seguro de lo que vi.- Mientras hablaba se acomodó mejor en la piedra y continuó.- No soy demasiado hábil descifrando enigmas de este estilo, pero cuando me vi no pude evitar sentir cierta tristeza, si íbamos armados significa que debemos luchar y que habrá problemas. Lo que me inquieta es que puede ser ese arma, quizás la encontremos en el nuevo continente, quizás sea una simple alegoría o algo de eso.

El pícaro era mucho más extrovertido que su acompañante, poco le costaba hablar y una vez comenzaba en ocasiones sus pensamientos salían de su boca en voz alta. - El viaje hasta el Coe Eru es peligroso por las malditas patrullas y se termina por echar de menos los bosques, ¿qué crees que encontraremos en la reunión?.- No pudo evitar que se le notara cierta excitación ante la inminente aventura.

Fue sincero y eso hizo que perdiera su temor a la hora de hablar, le dio la impresión de que se podía confiar en él. Estoy convencida que tiene que ver con algo que en su momento sabremos relacionar… se refería a la visión que Galadh les había otorgado, el camino que tenemos por delante no tiene pinta de ser fácil, no… ¿Qué será todo eso de la Serpiente Plateada?... ¿Qué será tan importante?... Yo por mi parte, me espero otra soberana patada en el trasero… Le contestó, cada vez que había una noticia nueva de parte de los humanos, era para empeorar la situación. Pero esperemos que se trate de algo más interesante...

Hizo una pausa antes de contestar a su último comentario, vaya... animado a partir, ¿Eh?… le observó. Sí, parecía que sí, su sonrisa lo decía todo, era franca. A mí me ha costado mucho hacerme a la idea… me refiero a la idea de dejar Taur-nu-Crebain… cuando se decidió que iría un hechicero joven y después me nombraron a mí… no lo agradecí… le miró sonriendo, seguro que en su caso había sido lo contrario. No van muy bien las cosas allí… es tiempo de quedarse, no de partir… se entristeció.

Además últimamente no he tenido mucho contacto con la gente del exterior… hoy en día los caminos se nos hacen muy peligrosos a los hechiceros y magos jóvenes de mi tribu, que dependemos de poco más que la magia para nuestra defensa… y ésta está prohibida, así que solemos formar grupos con gente más experimentada… Dejó de mirar a Jaskier y observó el cielo. Demasiada proximidad con Ragnarion y en una zona de paso hacia la frontera… torció el gesto y añadió, de todas formas para que todo aquel que nos reconozca nos grazne al pasar… imitó el sonido.

Aunque si te digo la verdad… allí no nos visita mucho nadie… ni siquiera los elfos… se rió, y eso que de momento no nos hemos comido a nadie… ni tenemos tampoco epidemia de piojos… le dio un leve empujón con su hombro. ¿Has estado alguna vez allí?

Al parecer el aislamiento de su tribu era bastante mayor del que el pensaba, quizás por eso resultara en ocasiones parecer impulsiva.- Unicamente una vez hace menos de un año, fue bastante breve unicamente pasamos una noche y fue poco lo que vi y pocos los que hablaron con nostros.- La verdad es que las gentes de Taur Nu Crebaim no tendían a ser grandes parlanchines, eran gente centrada en sus estudios, al menos hasta que había conocido a Níniel así le había parecido.- Vuestro bosque es un lugar en cierto modo inquietante, no carente de belleza, pero cuando uno llega le cuesta deshacerse de una extraña sensación, no sé como describirla, Thiridiel, un hechicero de nuestra tribu, decía que era normal, pero que si se permanecía un tiempo se podía descubrir el verdadero Taur nu Crebain.- Esperaba que aquel comentario no fuera demasiado sincero.

- Acompañamos a Thiridiel, no sé que asunto le llevaban hasta allí, pero como has dicho desgraciadamente los edictos del Rey Loco han sido muy restrictivos con vostros y es mejor que vayais acompañados.- Cuando se prohibió todo tipo de magia o hechicería por parte de los sacerdotes del rey, los elfos trataron de oponerse, pero en el ambiente caldeado que se encontraban sus palabras fueron vanas y no hubo más remedio que cuidarse de utilizar la magia en presencia de humanos.

- Siempre que surge algún viaje largo me gusta intentar unirme, mi padre dice que los And Annún sufrimos una extraña enfermedad que no nos deja permanecer mucho tiempo en un mismo sitio, aunque necesitamos un lugar al que llamar hogar.- Una ancha sonrisa asomó a los labios de Jaskier mientras mencionaba su curiosa "enfermedad".- Nunca me cansaré de visitar y descubrir nuevos lugares y ciudades, imagino que a ti te ocurrirá lo mismo con toda esa cantidad de libros que leeis.

-Digamos que esto de viajar es mi forma de vida, aunque la idea de partir hacia un nuevo continente no deja de asustarme un poco, jamás llegué tan lejos. Pero no quiero adelantarme, la reunión con el Jefe de los Rebeldes humanos seguro que es interesante, ten esperanzas es que por una vez un dirigente humano esté dispuesto a escucharnos. Si la mitad de lo que hablan de él es cierto, Serpiente Plateada debe ser un humano escepcional.- Jaskier en el tiempo pasado en las ciudades de Ainor y Varagest había escuchado las hazañas que aquel traidor para algunos, heroe para otros, había realizado. Lo que tenía claro es que parecía haberse formado un grupo relativamente numeroso bajo su mando, que no acataban las asfixiantes leyes del Rey sacerdote y que se oponáin a su mandato y sus hombres.

Bueno, en los últimos años, la confianza es un bien algo escaso entre nosotros, es cierto… nos cuesta abrirnos a los demás… hemos interiorizado mucho lo que está pasando… y no sentimos que auguré nada bueno… cambió el gesto con algo de picardía y añadió, pero por otro lado también me reconocerás que todo el mundo parece tener mucha prisa cuando pasa por allí… su risa resonó en el atardecer, me extraña que yendo con un hechicero no vinierais a Formor… allí hablamos más… el carácter de los magos siempre había sido más cerrado, debido a su mayor dedicación al estudio, hizo una pausa y continuó, inquietante… yo no lo describiría así… pero Thiridiel sabía lo que decía… cuando Taur-nu-crebain penetra en tu piel, echa raíces y ya no te puedes desprender de él por muy lejos que estés… va contigo… te envuelve… su mirada se perdió en la distancia y sus ojos brillaron de una manera especial, llamativa, que hizo parecer que ascenderían al firmamento cuando cayera la noche, fruto de la pasión de los jóvenes de aquel bosque.

Me gusta tu optimismo, así se crea una balanza… yo lo veo todo negro y tu sabes encontrarle el lado positivo hasta un llamamiento por parte de los humanos… creo que saben bien lo que hacen al enviarnos juntos, sonrió y enfrentó de nuevo su mirada. Ahhhhh… y eso que has descrito no me parece ninguna enfermedad… sonaba hasta bien… enfermedad es lo de mi familia, se calló durante un segundo, ¿lo admitiría ante aquel elfo risueño y lleno de confianza?, tendemos a soltar las cosas tal y como las pensamos… con una franqueza y sinceridad sin límites… que unido a mi impulsividad y al hecho de que en mi tribu a veces parezcamos un poco bruscos… suele tener el mismo efecto que una andanada de flechas ardiendo… pues sí que se lo dijo, sí. De manera que ya lo sé… no te preocupes… cuando estemos en ciudades, pueblos y lugares en que tratemos con gente variada y pintoresca… trataré de que mis pensamientos no salgan tal cual de mi boca… pero si en alguna ocasión meto la pata… tenme paciencia, Jaskier… porque el esfuerzo que voy a realizar es soberano… Le miró de reojo, imagino que ya te habrás dado cuenta en el concilio… le sonrió un poco expectante, ese era el momento de que su acompañante se mesara los cabellos calculando de dónde había salido semejante salvaje, que iba a tener que aguantar hasta vete tú a saber cuándo.

Se apartó el pelo del cuello y añadió, yo estuve en un par de ocasiones en Taur Galadh… cuando cae la niebla, la sientes como un manto que te une a él… De pronto, posó su mano en el brazo de Jaskier, mira… señaló con un gesto de su rostro hacia poniente, esto también es sobrecogedor… las luces del atardecer, penetraban aún entre los árboles, que ocultaban a un sol mortecino, cuyos rayos irisados luchaban a través de sus ramas en un intento vano de sobrevivir, ¿seguirá todo igual cuando volvamos? Seguramente no… cerró los ojos durante un momento, respiró hondo y calló.

No pudo más que observar como los rayos del sol al atardecer arrancaban destellos dorados de las hojas de los mallorn, una danza de colores inundó durante unos instantes el bosque, incluso las aguas parecían llenarse con la luz de los árboles y sus hojas.

Ensimismado escuchó las palabras de Níniel que si bien reía y aparentaba mantener el ánimo, claramente parecía triste y nostálgica antes incluso de partir. - Cuando uno regresa tras un viaje más o menos largo, siempre algo ha cambiado.- Mantenía la vista prendida del maravilloso espectáculo mientras hablaba, sabía que la pregunta se refería a cambios más profundos, pero el futuro era incierto y resultaba difícil responder.. ¿Veis ese árbol joven, a nuestro regreso habrá crecido, dará mucha más sombra, mientras que el que se encuentra a su lado, quizás cansado ya, deje espacio a sus retoños para que le sustituyan, los árboles pueden cambiar, pero el bosque seguira...- Durante unos segundos pasó por mi cabeza Taur Duin Lumbren, reducido a escasos y raquíticos árboles dispersos sobre un suelo arruinado y duro.

Sacudió la cabeza para quitarse de encima aquellas imágenes tristes y saltando se puso en pie de un salto.- Quizás debamos dar un paseo, según anochezca cerca del rio comenzará a hacer frio.- Jaskier no solía permanecer mucho tiempo quieto, incluso en algunas ocasiones cuando descansaba, su cuerpo involuntariamente se movía levemente.

- Temo más a nuestro inquietante acompañante, que tu sinceridad, descubrirás que en las aldeas más pobres muchos de los hombres son igual de contundentes al hablar, aunque primero tienes que conseguir que hablen.- No sabía si estaba metiendo la pata y ofenciéndola al compararla con los humanos, muchos de sus hermanos lo harían, de modo que esbocé mi mejor sonrisa antes de continuar.- Es en las ciudades o con las patrullas con las que podríamos tener problemas, pero de momento trataremos de evitar ambas cosas.- Era Lelah el que realmente preocupaba al joven, este era mayor que él y podría querer llevar las riendas de la misión, pero peor aun, podía dejarse llevar por su resentimiento y aquello les traería muchos problemas.- ¿sabes cómo se llama nuestro cuarto acompañante?, puedo imaginarme quien o quienes le hicieron esas terribles quemaduras y es horrible, pero estoy preocupado de que su resentimiento nos meta en problemas- Por primera vez el gesto de Jaskier se había tornado serio mientras miraba a Níniel.

Cuando Jaskier se levantó, ella tomó una brizna de hierba en sus manos, se la metió en la boca al levantarse sin soltarla y jugueteó con ella. La descripción que Jaskier había hecho del bosque no era la que ella presentía, pero se debía a que su temor iba enfocado hacia su casa, cuyos árboles no amenazaban con caer por la edad, sino por la mano de los soldados del rey. ¿Sucedería lo mismo que en Taur Duin Lumbren? Esperaba que no.

No creo que sea tan problemático… habló refiriéndose a Lelah y sostuvo la mirada de su acompañante con una clara expresión de tranquilidad en los ojos, tratando de suavizar su seriedad y de borrar el gesto de preocupación de aquel elfo inquieto de movimientos ágiles, ha sufrido y eso también motivará que no quiera su mismo mal para los demás… el dolor no sólo deja tras de sí resentimiento, a veces te da una sabiduría que se escapa al resto… observó el claro que iban a abandonar y echó un último vistazo a las aguas danzarinas que intentaban robar el arco iris a la puesta de sol, vaya... parece mentira que sea yo la que esté diciendo esto… se rió… ¿Me estaré contagiando? Sonrió, intentando serenarle. Si tengo oportunidad, le preguntaré a mi padre… él puede que lo conozca, si es así, no me ocultará su historia…

Caminó junto a él y a ratos, cuando la senda se estrechaba, siguió su estela. De pronto recordó su mención anterior a las ciudades. Thaliongal, el líder del cónclave de hechiceros, me avisó de que había que tener cuidado en las ciudades, sobre todo, en las grandes… dijo que últimamente han cambiado mucho y que no aprecian nuestra presencia… que se han vuelto peligrosas… antes mencionaste que habías estado en algunas y me dio la impresión de que te referías a tiempo atrás… ahora la situación debe haber empeorado ostensiblemente… le miró de reojo, de todas formas Thaliongal me avisó de que en muchas aldeas también hay espías del rey y su iglesia… el hambre, las tribulaciones y la búsqueda del bienestar de tu familia, te pueden arrastrar a lo que sea… no estaba recriminándoles nada a los humanos, tristemente estaba mostrando una realidad reciente. Suspiró y no pudo evitar mostrar su temor.

- No podemos culparlos, pero no siempre es el hambre, en estos momentos tan duros algunos humanos sacan lo peor de si y se aprovechan de ello.- El joven negaba con la cabeza mientras decía estas palabras.- No sé como algunos son capaces de denunciar a sus propios hermanos, a su gente...- Finalmente se encogió de hombros y cambió de tema.

- No, las ciudades las ciudades las visité hace poco, pero me encargué de que nadie me reconociera, un buen disfraz, saber moverte puede ser suficiente muchas veces y necesario casi siempre.- Parecía que Jaskier estaba disculpándose, no sabía bien que pensaría su compañera sobre ocultarse.- La verdad es que cada vez es más difícil entrar en ellas sin llamar la atención o sin que a uno le cacheen, pero hay algunas formas. De todas formas evitaremos las grandes ciudades y en caso de necesitar pasar por algún pueblo yo me encargaré de entrar y buscar lo que necesitemos, por lo demas creo que deberiamos alejarnos de las poblaciones humanas, incluso de los caminos.

Parecía que el joven tenía muy claro como llegar hasta la localización que les habían dado para reunirse con el Capitan.- Casi tardaremos el doble en llegar que por los caminos, pero debemos evitar atraer la atención. De todas formas imagino que lo hablaremos entre todos- En un momento dado Jaskier se paró y miró un poco confuso, no se había perdido, pero tampoco estaba del todo seguro del camino a seguir, tras unos segundos viró hacia la derecha, la última vez que estuvo en Taur Iaur recordaba conocer un pequeño claro donde poder ver las estrellas y sentarse a reposar. - ¿Te apetece cenar algo?, con todo este ajetreo no he probado bocado en muchas horas y mi estómago parece quejarse.

Pues, yo creo Jaskier que a los individuos, no se refería solo a los humanos, gente de ese tipo había desgraciadamente de todas las procedencias, que llegan a semejantes extremos como los que has descrito en los cuales ya no hacen esa clase de cosas por su supervivencia y la de los suyos, sino por beneficiarse, lucrarse, por simple satisfacción o maldad… hizo una pausa, que quieres que te diga… a esos sí, que se les puede considerar culpables… aunque sea simplemente de estupidez… A Níniel le costaba confiar en los demás y era por esa clase de cosas, que tanto abundaban en aquella época que estaban viviendo. Sabía que al salir de su entorno, cuando se encontraran con gente de todos los tipos y lugares y hubiera que tratar con ellos por la razón que fuera, ese hecho le iba a costar, pero bueno, ella procuraría no estorbar, ni entorpecer y, la verdad, el hecho de no fiarse le había salvado el trasero en más de una ocasión.

Lo odio… toda esta situación que se ha creado y nos obliga a disfrazarnos en ciertos lugares para poder ser tratados con normalidad… que nos niega el uso de la magia… que nos designa como inferiores… se paró un segundo. Pero, ¿por qué? Es que no entiendo a dónde hemos llegado… toda esta situación es fruto de un absurdo indescriptible… todavía recuerdo tiempos en que pensar en algo semejante nos hubiera hecho reír… se apartó un mechón de pelo de la cara y continuó andando detrás de Jaskier, le daba la impresión de que éste no sabía muy bien por dónde llegar a algún sitio, ya que a veces parecía decidido y a veces perdido. Aquello se estaba comenzando a convertir en un laberinto. Sonrió sin poder evitarlo. ¿Y cómo lo haces? Antes oí que te llamaban el “ratón”… ¿Tiene que ver con eso? Sentía curiosidad, el hecho de disfrazarse no era algo que le molestase, lo veía como una forma de defenderse o de integrarse.

Jaskier comenzó a hablar de planes sobre cómo llegar a la aldea que debían alcanzar, Níniel no entendía mucho de todo eso, pero lo que le explicaba, parecía coherente, hasta que el elfo se debió cansar de tanto dar vueltas. ¿Cenar? Eso estaría bien, sí… de camino no pudimos parar mucho y yo también vengo con el estómago casi vacío… Entonces habrá que regresar, ¿no? Señaló con inocencia hacia el camino que les llevaría hasta allí. Se veía que había correteado alguna vez más que Jaskier por aquel bosque, en las ocasiones en que había acompañado a su padre a Taur Iaur.

Todo el consejo se encontraba ya reunido en Fuente Somera, un pequeño estanque cuya agua brotaba de un manantial subterraneo. El agua estaba cubierta de nenúfares, juncos y flores de loto donde se criaban unas ranas de verde tan intenso que chocaba con sus dos puntos rojos que tenían por ojos. Su piel era tóxica y bien aprovechada por los arqueros, pues de ahí sacaban un veneno para embadurnar las puntas de sus flechas. Aquel lugar también era uno de los más tranquilos, pues el constante croar de las ranas junto al sonido de las cigarras y el sonido del agua creaba una musiquilla monótona que hacía que los sensibles oídos de los elfos sólo se concentrara en ella y así relajarse del resto de voces de la naturaleza. Algunos incluso se atrevían a decir que tal musica facilitaba la digestión y es por ello que hacía años se utilizaba tal lugar para las reuniones de comensales. Poco había en estos tiempos para ofrecer, pero la naturaleza era generosa si se sabía buscar y las mesas dispuestas alrededor del estanque permanecían repletas de frutos, pan, miel, aceites, verduras y licores. Un enorme venado se asaba en una fogata y su cabeza permanecía entera sobre una de la mesas y era homenajeada por una corona de flores que rodeaba toda su cornamenta. El olor del asado inundaba todo el lugar y abría los apetitos de los allí presentes. Estaban todos los del consejo, menos El Viejo Árbol.

Algo nervioso el joven elfo se quedó quieto sonriendo y encogiendo los hombros. - Parece que el "ratón" se ha perdido.- La risa surgió espontanea y alegre mientras dejaba que Níniel le guiase.- Algunos humanos me llaman el ratón, realmente casi todos, no sé de quien surgió el mote, pero es bueno tener uno,a los humanos les resulta más familiar a la hora de tratarme. Lo que no cambié fue mi nombre, en todo engaño siempre debe haber una parte de verdad.

No cabía duda de que Níniel conocía mejor el camino, una vez tomaron la senda correcta, Jaskier pudo reconocer donde se encontraban.- Ya sabía yo que debía haber girado una trocha antes, menos mal que vienes conmigo, sino seguro que habría llegado tarde al banquete.- Cada alimiento allí presente era un manjar, aunque algunos podrían tildarlos de sencillos, en esa misma sencillez estaba su interés. Claramente aquella noche celebrarían un fiesta de despedida, y los dos jóvenes eran parte de los homenajeados.

Aunque gracias a la agradable conversación con la elfa Jaskier parecía haberse relajado, al ver de nuevo a los ancianos del consejo no pudo evitar volver a recurrir a sus modales, de modo que apenas se acercó a la Fuente Somera, su sonrisa se atenuó hasta quedarse en un leve gesto y saludó a los senescales presentes inclinando la cabeza.- Maer i aes hen.

Cuando llegaron a aquel recinto hermoso en sí mismo y relajante, percibió el olor de la comida y en ese instante a Níniel se le animó el estómago sobre manera, aquello era otra cosa, bien. Percibió como Jaskier se transformaba otra vez en el sumun de los buenos modales. Desde luego ella agradecía que cuando habían estado a solas, no se hubiera comportado de igual manera con ella, sino le hubiera sido mucho más difícil confesarse con él. Estoy por contarles lo de los piojos… le susurró sonriente en un tono de voz estrictamente confidencial, mientras se mordía con suavidad el labio inferior, tratando de no reírse.

Observó con detenimiento a todos los que se hallaban allí, que ahora tenían los ojos puestos en ellos y, aún sonriendo, echó uno de los pies con rapidez hacia atrás, flexionó levemente las rodillas, sin dejar de afrontar las miradas circundantes, y asintió con la cabeza levemente, demostrando que en Taur-nu-Crebain tampoco eran tan salvajes. Después localizó a su padre con rapidez, sin poder evitar que se le alegrara el corazón al toparse con sus ojos.

Annael Cúthalion, estaba en pie junto al estanque, hablando con Thaliongal, por suerte todavía no se había enfrascado en alguna discusión de las suyas con cualquiera de los allí presentes, así que había que aprovechar la ocasión. ¿Qué te parece si hablamos con mi padre? Le preguntaré por Lelah y si tienes alguna duda más, quizás él nos la pueda resolver…

Jaskier se giró con cara de reproche hacia la hechicera tratando de contener la risa, mientras práticamente la susurraba.- No seriais capaz de eso, sería impropio de un damisela con vuestra educación. Además no osariais de contárselo a vuestro padre, que pensaría de mi cuando le habléis de lo nuestro.- Sin poder contenerse rió alegremente sorprendiendo a algunos de los presentes, que curiosos se preguntaban que sería lo que habían comentado.

El joven trató de sosegarse, pues lo que iban a hablar con Annael era importante, anotó en su memoria el nombre de Lelah, pues hasta entonces no lo conocía y resultaría interesante conocer los nombres de aquellos que les acompañarían. Pese a su facilidad para mostrarse cortés, estaba un tanto nervioso, hablar con Annael, uno de los senescales del Galadh Iaur, aunque pensándolo bien, acompañaría a la hija de este, sin duda eran tiempos extraños.

Níniel se plantó delante de Jaskier y, sonriendo retadoramente, le susurró: ¿en qué estabais pensado cuando os hablé de la franqueza de mi casa?… se encogió de hombros como si lo lamentase, no me quedará otro remedio que contarle una cosa y otra, al menos a mi padre… suspiró, claro que dado que es mi padre… dudo que se preocupe tanto cuando le cuente lo de los piojos como cuando le hable de lo nuestro… Le guiñó un ojo, se giró y de una manera casi felina, como siempre, se encaminó a su destino, tratando de no llamar mucho la atención, pero riéndose, por supuesto.

Se aproximó hacia el lugar un poco apartado donde estaban ambos hombres conversando y llamó a su progenitor con cariño, Ada… cuando los ojos de su padre le sonrieron, Níniel se asió a su brazo y les presentó a Jaskier. Creo que ambos ya conocéis a Jaskier And Annún, antes se presentó ante el concilio…. sus ojos se desviaron de los de su compañero, hacia la figura taciturna del líder de los hechiceros, éste es Thaliongal, el más grande de mis maestros… ahora miraba a su padre, y este es Annael Cúthalion, mell adaren…

Una vez vencidas las formalidades, le preguntó con franqueza, ada… ¿podrías contarnos algo sobre nuestros acompañantes?... No se puede negar que, al menos uno de ellos, es un tanto inquietante… Le sonrió sin mostrar desconfianza en aquel elfo al que se referían, había oído alguna vez a su padre mencionar a un tal Lelah y sus cicatrices, el elfo rescatado de la muerte, y esperó que fuera el mismo.

La áspera figura de Thaliongal ni se inmutó, sólo se limitó a mirar al joven elfo que tenía delante y tomó un sorbo de una infusión que portaba delicadamente entre los dedos. Sinembargo, Annael Cúthalion, el padre de Nínel, mostró una ligera sonrisa ante los dos desaparecidos. -Disculpadnos maestro -dijo dirigiendose a Thaliongal y tomó suavemente a su hija y a Jaskier de sendos brazos como invitándoles a que les acompañara a otra mesa. Tomo tres cuencos hechos de cuerno y sirvió nectar de sándalo en ellos y se los ofreció -Primero de todo, mis felicitaciones por vuestras intervenciones en el consejo. Vuestro arrojo y decisión a la hora de hablar han impresionado a la mayoría de los senescales...lo que en otros tiempos hubiera sido una actitud ofensiva e insultante, hoy se ha tomado como una actitud valiente. Además vuestras palabras eran sabias y llenas de sensated. Siendo tan jóvenes habeis estado a la altura de una madured impropia de vuestra edad. Estoy orgulloso de tí Niniel y estoy seguro que Jaskier será un acompañante valeroso. -Dirigiendose al joven elfo -Jaskier, dejo la vida de mi hija en tus manos...sé que por sí misma podría valerse, pero corren malos tiempos ahí fuera y necesito que vigiles su espalda. Sé que lo harás. -Después dió un largo trago -¿Me preguntabais por Lelah Lenelad? Su historia es un misterio...las lenguas hablan de que fue encomendado para llevar al Continente Norte a algunos miembros de familias importantes de aquí, de Taur Iaur, entre ellas la mujer de Nisimoho. Dicen que arriesgó su vida porque no fuera capturado el grupo, que hizo de reclamo para desviar la atención de los Hurones del rey y que gracias a esto, el grupo consiguió escapar...desde entonces es el protegido de Nisimoho...nadie sabe cómo se libró de las garras de la muerte. Lo que está claro es que le dejo su marca en forma de terribles cicatrices...el fuego purificador no llego a matarlo del todo; ni siquiera ese corte en la garganta. Es un ser un tanto especial...silencioso, pasa lo más desapercibido que puede...algunos no se fían de él...yo tampoco creo que...

En ese mismo instante las palabras de Cuthálion se ven interrumpidas por la voz de alarma de un arquero elfo que irrumpe en la cena jadeante y con rostro preocupado -Antorchas, mi señor -dice dirigiendose a Hanohide -Son soldados del rey y están cruzando los límites. Un grupo de medianos encadenados y mulas de carga...pretenden acampar.

Aun con la palabra en la boca fueron interrumpidos bruscamente por el arquero, las noticias que traía eran malas, y más en aquel momento. El rostro de Jaskier se tornó sombrio, conocía aquellas caravanas de esclavos, eran algo insultante, aunque se trataran de medianos.

Si las tropas del Rey habían penetrado en nuestros territorios, sin lugar a dudas se actuaría de manera rotunda y rápida, aquello sería el desencadenante de la guerra, los falsos sacerdotes declararían traidores a todos los elfos, un punto de no retorno que complicaría más aun nuestro viaje, pero que le confería suma importancia.- Señor, ¿qué harán las tropas?, esto supone un serio peligro para nuestro viaje, sabeis que si atacamos será la escusa que buscaban para declararnos definitivamente traidores, sé que es inevitable que ocurra, pero hubiera preferido más tarde que pronto.- El joven bajo la vista algo cohibido ante la presencia de ambos dignatarios, se le notaba que tenía algo en mente. - Si me permitís tengo una idea que puede darnos algún tiempo.

Tras la llegada del arquero, una brisa ligera se alzó junto al estanque, estremeciéndola, las hojas y las ramas de los árboles se mecían repentinamente, los pensamientos de Níniel se dejaron arrastrar hacia el ocaso y unas palabras antiguas, anteriores a la gran guerra, talladas en piedra en los anales élficos, le vinieron a los labios.

Se apartó de su padre y miró hacia el norte, hacia el lugar al que habían de partir y las presintió como una profecía, extendió su mano hasta sentir el roce de aquel viento ligero en la yema de sus dedos y habló en un murmullo casi imperceptible: I amar prestar aen… Han mathon ne nen… Han mathon ne chae… A han noston ne 'wilith…

Se acercó al arquero: ¿De dónde provienen y hacia dónde adivináis que se podrían dirigir? Eso era importante, a lo mejor hasta habían oído algo y, dependiendo de su destino, la situación aún era más peligrosa para ellos. Después su mirada se posó en los que allí se hallaban: Quizás haya que hacer lo que más convenga en esta ocasión, incluso si se aparta de lo decretado… necesitamos una oportunidad… suspiró y terminó, no soy quién para hablar… y otros más sabios que yo decidieron antes… calló y se apartó, mientras sentía un dolor inmenso en las entrañas, intangible, pero severo, que le traía recuerdos de sus dos hermanos perdidos en el devenir de aquellos tiempos. El fin de algo se acercaba, oró en silenció para sí sin que nadie lo percibiera, suplicando para que todo lo que amaba no acabará con él.

Posó sus ojos en Jaskier, esperando escuchar su propuesta.

Antes de tomar ninguna decisión y aportar ideas, será mejor que acudais al lugar para poder observar con más detenimiento a los soldados...no debemos precipatarnos, como bien dices, un ataque ahora por nuestras flechas sería terrible para nuestros intereses...Jaskier, Niniel mirad: Hanohide, y dos hombres más van hacia el lugar en el límite del bosque...parece que Lelah también acude...no os descuideis ¡prestos acudid antes de que sea demasiado tarde! No creo que debamos ser nosotros los primeros en atacar...aún no sabemos las intenciones de ese grupo, ni si quiera sabemos si son un ejercito o sólo una partida. Jaskier, antes de aportar tus ideas, id y comprobar con vuestros propios ojos la situación. Que Ehlonna os guíe.