Partida Rol por web

Catherine observa las hojas sueltas caer. Casi como por instinto, se agacha a recogerlas y les echa un vistazo. Sin embargo, un par de palabras hacen que quiera centrar la vista y continuar leyendo. Al terminar la lectura esboza una mueca, mezcla de desagrado, miedo y más sensaciones que no sabría describir. 

-Esto... oh dios mío -comenzó con voz queda. -Estas hojas son instrucciones. Hablan sobre destruir... - vuelve a leer el nombre para no equivocarse- el Portal de Kali. Es una especie de ceremonia. Y... bueno -inspira antes de continuar- hay que hacer una especie de círculo y ofrecer... un... -traga- un sacrificio humano. 

Baja la vista al suelo. -Hay que sacarle el corazón a la víctima -especifica. -Las instrucciones son más detalladas. Incluso explica cómo debe hacerse el círculo. También mencionan un amuleto, como en las entradas del diario que acaba de leer, señor Diehl. 

Estira el brazo hacia delante, ofreciendo las hojas a sus compañeros.- Si alguno quiere leerlas... 

- Esto es más de lo que puedo digerir... Mi tío Freddy... ¿Estambul? ¿Sacrificios? Siempre le vi como un aventurero pero... ¿qué es todo esto? Si no hubiese visto su cadáver anoche, pensaría que todo es una broma novelada.... 

Creo que es mejor que completemos la lectura, pero puedo ir leyendo el resto mientras vamos camino de comisaría. ¿Os parece? - pregunta al resto del grupo. 

Tras hacer la pregunta, Charles se percata de que quizás esté pidiéndoles demasiado. Al fin y al cabo, todo esto no es problema de sus amigos, menos de la señorita Leed. 

- Claro que comprendería que os quisierais desentender. Me parecería mucho más que suficiente que me acercaseis a Comisaria y siguieseis con vuestros quehaceres diarios. Al fin y al cabo, esto no es más que un problema de familia. Algo extraño, sí....  

Richard va escuchando la lectura del diario cada vez con más escepticismo, y se tiene que recordar tanto las circunstancias en las que ha encontrado al tío de Charles como las enseñanzas antropológicas de algunas tribus bárbaras en zonas remotas del mundo. Los recuerdos de las batallas que libró en su juventud se manifiestan, y su pierna le duele en la zona donde el cuchillo entró, mientras una punzada de miedo se le clava en la zona baja del estómago. El ofrecimiento de Charles se abre paso, entonces, y siente vergüenza de sus sentimientos anteriores.

Tú me ayudaste mucho, en el pasado. Me gustaría ayudarte ahora yo. ¿Cuál debería ser el plan ahora?

Robert escucha atentamente la narración del diario, - Esto parece los desvaríos de un loco. Piensa Robert para si. - Pero el caso, es que lo han matado y las circunstancias....apuntan a que hay algo tras esto, ¿el que?...quizá el medallón que cita este valorado en una fortuna.... La conversación, saca a Robert de sus cavilaciones. - Amigos, creo que deberíamos buscar una explicación a esto, llegar al fondo de este turbio asunto. Creo que deberíamos hablar con la limpiadora, quizá pueda aportar algo sobre las extrañas circunstancias en las que encontraron Freddy. Poe supuesto, también con la policía, algo tendrán que decirnos. Robert mira a Charles, esperando su aprobación y continua. - Si os parece bien, yo iré a hablar con la asistenta, si alguien quiere acompañarme...mientras, otros dos podrían hablar con el comisario. Siempre que les parezca bien.

Catherine asiente ante las palabras de Robert, mirando al suelo, aún pensativa por las turbias páginas del diario. 

-Por mi parte, si no tienen inconveniente, preferiría ir a visitar al comisario. Creo que podría ser de más ayuda. Señor Diehl, señor von Bishmark, deben elegir bando.

- Gracias amigos. Es en momentos difíciles como este cuando uno se da cuenta de quién le está acompañando de verdad en esta travesía vital. No saben cuánto aprecio su ayuda. - Charles está visiblemente emocionado al ver cómo sus amigos se disponen a colaborar con él en esta situación. 
Creo que es más sensato que yo me acerque como familiar directo a hablar con el comisario. La señora de la limpieza pondrá los mismos remilgos a hablar con ustedes que conmigo, pues tampoco me conoce de nada. Podemos ir a comisaría en un taxi señorita Leed. 

Si me disculpan, me gustaría antes de marcharnos poder "recoger" estos tesoros - Charles levanta un par de las botellas que quedaron abiertas en la fiesta la noche anterior - antes de que cualquier otro desconocido deje mi puerta abierta y me meta en un lío explicando dónde lo obtuve. - sonríe pícaro mientras empieza a esconder el whisky tras un falso fondo de una estantería. 
 

Con un sonido seco las pruebas desaparecieron salvo en la memoria de aquellos que disfrutaron de aquel elixir prohibido. Apenas unas despedidas y la promesa de un reencuentro fue lo que separó al grupo. El señor Diehl en compañía de la hija de uno de sus más grandes amigos: el señor Leed; tomaron un taxi y se dirigieron a la comisaría de Danvers.

Cuando su taxi se perdió en el horizonte llegó el siguiente como si un demiurgo se tratase y recogió a los dos restantes para llevarles al sanatorio mental.

La comisaría no estaba muy lejos. La pareja agradeció la brevedad del viaje lo que permitió interrumpir la charla informal que sonaba de fondo, un intento del taxista de amenizar a sus pasajeros quienes respondían con monosílabos o breves asentimientos por educación mientras tenían sus cabezas en otro lugar: medallones, cultos, ritos, torturas... Los pensamientos seguían sucediéndose aún cuando el vehículo desapareció.

La comisaría era una moderna construcción de ladrillo visto, sin apenas huecos lo que permitía que los viandantes fantasearan con lo que ocurría en el interior. La verdad era mucho más anodina: numerosos agentes uniformados yendo de un lado para otro, otros rellenando informes rutinarios en la mesa, nada que se pareciesen.

-Denuncias en la fila 4, renovaciones en la 3, cualquier otra cosa aquí. -Informó un agente con una voz monocorde.

El trayecto en taxi no podría describirse como ameno. El pobre conductor trataba de ser amable, y no dejaba de sacar temas de conversación: que si vaya tiempo más loco, que si la que se ha montado con la ley seca, que si a un tío que se dedicaba a dar fiestas de dimensiones espectaculares lo habían encontrado muerto en una piscina... Sin embargo, el ambiente era cargado, y la tensión podía cortarse con un cuchillo de untar mantequilla. 

La llegada no fue mucho mejor, al menos para Catherine. El complejo era impoluto; sin embargo, para ella tenía aquel olor característico de los hospitales: olía a tristeza y a falta de vida. El observar los barrotes tapando las ventanas solo acrecentaba aquella sensación de agobio que la joven sentía. 

Entró junto a Charles en el psiquiátrico. Dentro, como cabía esperar, una mujer les recibió. Catherine se acercó hacia el escritorio, mostrando la mejor de sus sonrisas. 

-Buenos días. Queríamos preguntar por el detective Samson.

Charles agradeció que fuera la señorita Leed la que hablase con el agente que estaba en el mostrador de recepción. 

Siempre es más amable un rostro femenino, más si es tan bello como el de esta mujer. 

-Un momento. –Se disculpó mientras descolgaba el teléfono-. ¿Detective Samson? Sí, hay una pareja aquí. No, no me lo han dicho... Entendido. -Robert, cúbreme. –Le pidió a un compañero suyo mientras hizo una indicación a los recién llegados. Tras cruzar una puerta vidriera situada próxima a aquel mostrador entraron en otra estancia en la que se repartían despachos de más reducidas dimensiones. Aquel ala no parecía precisamente burocrático. Tal vez fuese por el hecho de que había algunos extranjeros esposados que aguardaban para que les tomasen las huellas antes de ser llevados a calabozos, tal vez fuese por una mayor presencia de mesas vacías o una menor presencia de agentes uniformados...

-Buenos días señor, señorita. Soy el detective Samson, ¿acaban de preguntar por mí? Quien les llevó volvió a su lugar con la misma presteza que llegó.

- Buenos días. Responde Robert con su mejor sonrisa. - Me llamo Robert Howard, somos periodistas y estamos trabajando en la biografía de un amigo nuestro, recientemente fallecido. Continua Robert mientras se quita el sombrero y lo apoya en su pecho con cara aflicción. - Una de sus pacientes, trabajo para el y queríamos si es posible, hablar con ella hacerla algunas preguntas sobre nuestro amigo. Termina Robert poniendo su mejor cara de sincera inocencia.

Richard deja que el señor Howard tome la iniciativa. Siendo periodista, sin duda le saldrá mejor tratar con el público, y con un poco de suerte la recepcionista no pondrá muchos impedimentos para dejarles entrevistar a la señora de la limpieza. Intenta poner todo de su parte para mostrar una imagen de "venerable anciano digno de confianza" y con un suspiro se mira el traje arrugado, con el que ha tenido que pasar la noche.

-Buenos días, señor Samson -saludó Catherine, aún con la sonrisa pegada a los labios. -Soy Catherine Leed. -Avanzó hasta el hombre con la mano extendida para presentarse. 

-El señor Diehl ha sufrido la muerte de un familiar muy cercano a él, su tío, para ser más exactos. Visitamos al doctor Franklin para el reconocimiento del cuerpo, y él nos informó de que era usted el encargado del caso -explicó. 

- Así es detective Samson, encantado. Soy Charles Diehl profesor de filosofía en la universidad de Miskatonic. Me acompaña la hija de un muy querido amigo, la señorita Catherine Leed. - Charles retoma la conversación tras la señorita Leeds. 

- Mire, las razones de nuestra visita no son demasiado agradables. Ayer fui notificado de un desagradable incidente, la muerte de mi tío Fred en extrañas circunstancias. - la cara de Charles va cambiando de cordial a intranquilo - Acudí tan rápido como pude a reconocer el cadáver y una vez allí fui informado por el Doctor Franklin de los resultados de su autopsia. 
Es todo muy extraño detective. Tengo la duda de si la autopsia realizada se hizo en condiciones y me gustaría solicitar una segunda opinión. El doctor parecía más centrado en librarse del cadáver y del olor que de ir más allá en su análisis. Simplemente concluyó que le mataron asfixiandole y con la intención de infligirle el mayor dolor posible. Amordazado...
Es más.... al volver a mi domicilio me di cuenta de que alguien había entrado en mi casa. Señor Samson, estoy preocupado por mi seguridad y totalmente sobrepasado por lo que le han hecho a mi tío. ¿Tiene alguna información que pueda compartir conmigo sobre la investigación?

-Lo siento mucho. -El agente comenzó dando el pésame al recién llegado mientras se levantaba no sin cierta dificultad. Tenía el el pelo revuelto además de una incipiente barriga, pero lo que destacaba era el traje, totalmente arrugado y con la corbata aflojada. Parecía haber dormido con el traje puesto. -Le acompaño en el sentimiento. Por favor siéntense. 

-En cuanto al resto... -El detective se tomó unos instantes para sopesar el orden de los hechos a relatar. -Debo decirles que el doctor Franklin es todo un profesional. Si comenta que no es necesaria la autopsia es que la causa de la muerte es evidente. -Tras aquella respuesta optó por cambiar de postura arrugando aún más su vestimenta. -Se lo explicaré, a veces la causa de la muerte es dubitativa o incluso extraña. En este caso si mal no recuerdo era... Asfixia como comentó usted. Déjeme que lo compruebe, tengo aquí el informe... Sí asfixia. Había marcas en la garganta. -Aclaró nuevamente. -De hecho encajaba con lo encontrado en la escena del crimen, junto a su tío: un bolígrafo y papel, presuntamente los asesinos pretendían extraer información de la víctima. Sin suerte dado que el papel estaba en blanco.

-Agradezco que hayan venido, necesito hacerle unas preguntas en relación con el caso. Sé que su tío realizaba numerosos viajes con la universidad. ¿Sabe usted cuando volvió del último? Además sería muy útil saber en qué estaba trabajando y si tenía enemigos. Cualquier información por su parte ayudaría en la resolución del caso.

-Mmmm... Llamaré al doctor que lleva su caso. -Respondió de manera muy fría la recepcionista. Algo habría en aquella casa de locos que creían que la amabilidad podía quedar en segundo plano. Tras revisar el nombre del responsable se puso al teléfono sin mediar apenas palabra-. Un segundo... ¿Doctor Philips? Sí, hay una pareja aquí. Vienen a ver a uno de sus paciente. No, no me lo han dicho... Entendido.

-Esperen allí.

La espera fue breve, no tardó en aparecer el doctor.

-¿Son ustedes los que han preguntado por mí? ¿Vienen a visitar a la señorita O´Hara? Síganme por favor.