Partida Rol por web

-La verdad, desconocía que se trataba de un culto. Había leído y oído historias de un grupo con nombre parecido, pero asemejaban más una mafia antigua dedicada al asalto y asesinato de viajeros, que un grupo religioso propiamente hablando. Aunque - abre las manos en un gesto de impotencia - en este mundo y esta disciplina nuestra no podemos dejar nada por finiquitado, y esta información que comentan puede dar otro color a este grupo.

Se vuelve a Robert cuando éste interviene.

- Sí, me gustaría que nos reuniéramos donde usted propone. Así podemos combatir este calor, aunque no sé por qué lo encuentran tan molesto. Sonríe con modestia - Viniendo de la vieja Inglaterra, acojo estas temperaturas con agrado cada vez que tengo la ocasión.
 

-Maravilloso entonces. -Ambos hombres parecían exultantes con la propuesta-. ¿A las cinco de la tarde les parece bien? Conocen el O'Neils, es un irlandés está por aquí cerca.- Subrayó sus palabras con una indicación en la dirección del lugar. -Allí podremos hablar tranquilamente.

- De acuerdo entonces. Sonríe Robert mientras estrecha la mano de los desconocidos y se despiden de ellos.

Robert espera a que se alejen los hindúes, para dirigirse a sus amigos: -¿Recordáis si Freddy menciona a sus ayudantes en el diario? Se los ve muy interesados, no me dan buena espina. Quizá no tengan el medallón y piensen que lo tenemos nosotros.

Varios apretones de manos después, el grupo quedó en el camposanto mientras observaban cómo el ayudante del cementerio proseguía con sus paladas de tierra.

 -¿Recordáis si Freddy menciona a sus ayudantes en el diario? Se los ve muy interesados, no me dan buena espina. Quizá no tengan el medallón y piensen que lo tenemos nosotros.

Catherine mantuvo la sonrisa hasta que la pareja de hombres se alejó. Una vez los hindúes se fueron, sus compañeros comenzaron a opinar. 

-No en las páginas que recogí del suelo -respondió a Richard. -No recuerdo si en el resto del diario los menciona. De todas maneras, aún no sabemos a quién nos enfrentamos. No deberíamos confiar en nadie. Aunque creo que es buena idea tener una reunión con ellos. Eso sí, tendríamos que prepararnos.  

- Amigos, creo que hacen bien en sospechar. En las páginas del diario de mi tío no menciona a sus ayudantes. Dudo que toda su investigación la hiciera por sí mismo, pero dudo incluso más de las palabras de estos dos señores. 

La primera vez que he sabido de la existencia de dicha diosa Kali ha sido por el diario de Freddy y les aseguro que "destructora de la maldad" no aparece en sus escritos. Se refiere a ella más como sanguinaria y adorada por un culto apocalíptico. Los Thuggee buscan destruir el planeta invocando a unos dioses... ¿se imaginan? - Charles suelta una leve risa - Me hago cargo de lo ridículo que suena todo esto. Pero todo acaba por girar alrededor del amuleto que mi tío guardaba en casa. Parece ser clave para ese ritual. 

La cara de Charles cambió de nuevo dibujando una mirada más sombría. 

- No sé si mi tío perdió la cabeza en sus últimos días, pero en sus notas parece dejar claro que su único objetivo era destruir el amuleto. Y había descubierto cómo hacerlo.... por medio de un sacrificio humano.
No se atrevió a hacerlo por el coste que suponía pero.... el que llegase simplemente a planteárselo como real me sacude por dentro. Llega a describir los pasos exactos para llevar a cabo el ritual... ¿creen que puede haber algo de real en todo esto?.

La mirada se perdió hacia la tumba de su tío y permaneció así por unos segundos hasta que la señorita Leed puso su mano sobre su hombro. 

- Oh... disculpen. Sí. Como decía... creo posible que estos hombres sean los mismos que persiguieron a mi tío al llegar a América y que le asesinaron buscando el amuleto... Me dan muy mala espina. Pero no entiendo muy bien para qué han venido al entierro si ya tienen lo que buscaban...  ¿Cómo creen que debemos orientar el encuentro con ellos?. 

-Desde luego, si ya nos hemos comprometido a asistir a la cita, lo sospechoso sería cancelarla. Además, no creo que corramos peligro, sería en un lugar público y a plena luz del día. Además - se inclina hacia adelante para quedar entre sus amigos en confidencia y baja la voz -, quizás podríamos conocer algo más que nos ayude. De hecho, si hay tiempo me gustaría acercarme a la facultad de antropología y hablar con su secretaria, a ver qué nos puede decir de estos dos señores. ¿Alguien quiere acompañarme?

- Esa es una idea fantástica Richard. Vayamos ahora mismo antes de que la secretaria se marche. Nos debería dar tiempo antes de la cita a las 5. 

El cuarteto se encaminó al exterior con la intención de subirse en un vehículo para comprobar rápidamente los archivos de la universidad, apenas llevaban un par de calles cuando el conductor advirtió que un vehículo oscuro venía siguiéndolos. Ante aquel aviso, el resto de sus compañeros se percataron de la presencia de aquel vehículo que aún común como era el Ford T, le habían visto en numerosas ocasiones... El único que no advirtió aquello fue el viejo bibliotecario cuyos ojos cansados ojos únicamente alcanzaron a ver como el vehículo desaparecía por la siguiente calle. Un vehículo como cualquier otro en aquel mar motorizado.

Lo más curioso fue la familiaridad del rostro de quien estaba al volante... Uno de los hombres con los que hacía apenas unos minutos habían conversado: Singh

Richard se reclina en el asiento del coche dispuesto a relajarse un poco, después de tantas emociones, cuando su amigo les advirtió a todos de que un coche los iba siguiendo. Miró hacia atrás, pero no consiguió ver nada. Además, ¿qué tendrá de especial que en la carretra haya un coche detrás? No conseguía entender por qué sus amigos estaban tan excitados.

-Señores, me temo que las sospechas que teníamos sobre los dos hombres parecen ser ciertas -comentó Catherine al ver que el conductor del vehículo era el señor Singh. -Esto me da mala espina. ¿Qué querrán de nosotros? ¿Creen que llevan siguiéndonos desde el principio? -se mordió un labio, visiblemente nerviosa. 

- Creo que si señorita Leed y me parece que piensan que tenemos el amuleto. ¿Qué hacemos? ¿Deberíamos avisar a la policía? En fin, si Freddy estaba en lo cierto, son una especie de sectarios dementes y dispuesto a todo por conseguir su objetivo. Robert vuelve a pasar el pañuelo por su frente, pero esta vez no por el calor. Ante la perspectiva de vérselas con asesinos de verdad, Robert flaqueaba, una cosa es escribir artículos de opinión, pero esto... 

-Si creen que lo tenemos nosotros una cosa está clara: mi tío no les llegó a dar el amuleto, tampoco estaba en su casa. La verdad es que no se me ocurre dónde podría estar. ¿Alguna idea? -Aquella última pregunta quedó suspendida en el ambiente mientras mantenía su mirada hacia la carretera, varias calles más allá cambió de dirección y volvió a cambiar nuevamente de dirección pretendiendo dar esquinazo a alguien que se les hubiese pasado. Sólo entonces se relajó y se permitió una breve ojeada.

-Supongo que con esto damos la cita por cancelada. -Una sonrisa irónica remataba su rostro triste.

Richard mira hacia atrás. Pues sí que al final había que estar preocupados. Luego, ante la pregunta de su amigo Charles, interviene.

-El único lugar que se me ocurre ahora sería su despacho en la universidad, por ser un lugar donde también debía de pasar mucho tiempo. También querría saber si hay algún otro lugar donde tu tío tuviera fácil acceso y pudiera pasar largas temporadas de tiempo. Aunque lo que nos debería preocupar ahora es cómo despistar a nuestros perseguidores antes de que sepan que nos dirigimos a la universidad.

-Creo que la idea del señor Howard de avisar a la policía es buena. Aunque no se el caso que nos harán. Pero el mero hecho de acercarnos a la comisaría puede que hiciera que quienes nos siguen dieran la vuelta. Si creen que tenemos el amuleto, significa que ellos no lo están buscando, por lo que no pueden quitárnoslo. Creo que, ahora mismo, no podemos hacerles saber que no tenemos el amuleto con nosotros. -se encogió de hombros. Realmente, no estaba muy segura de sus palabras. 

-A la comisaría entonces. -Corroboró el profesor Diehl. -También podremos confirmar si esos dos trabajaban de verdad con él y fue traicionado. O otra mentira más... 

El vehículo siguió avanzando unas cuantas calles hasta que llegaron a la comisaría. Hacía apenas unas horas que la señorita Leed acompañó a Charles a hablar con el detective Samson y se movieron como peces en el agua. Sus compañeros por el contraro detuvieron la mirada en la moderna construcción de ladrillo visto. Apenas tenía huecos lo que permitía que los viandantes fantasearan con lo que ocurría en el interior. La verdad era mucho más anodina: numerosos agentes uniformados yendo de un lado para otro, otros rellenando informes rutinarios en la mesa, nada que se pareciesen.

-Denuncias en la fila 4, renovaciones en la 3, cualquier otra cosa aquí. -Informó un agente con una voz monocorde. --Ah son ustedes. El detective Samson sigue en su puesto. -Aclaró mientras les indicaba con su mano el lugar por si lo habían olvidado.

Cruzaron la puerta vidriera que se encontraba próxima a aquel mostrador llegando así a otra estancia en la que se repartían despachos de más reducidas dimensiones. Aquel ala no parecía precisamente burocrático. El número de extranjeros esposados que aguardaban para ser fichados era notablemente inferior a la vez anterior y nadie destacaba a excepción de un hombre de tez aceitunada... Los recientes sucesos estaban despertando una vena racista en aquel grupo que les hacía recelar aquella persona la cual permanecía ajena al grupo. 

-Son ustedes otra vez, ¿ha pasado algo? -Su rostro denotaba una sincera preocupación.

Robert da un paso adelante y tiende la mano al detective. - Buenas tardes Detective, me llamo Robert Howard. Como ya sabe usted, somos amigos y familiares -señala con la mano a Charles.-del profesor asesinado. Venimos del funeral de Freddy, donde hemos conocido a dos tipo, indues, que afirman ser ayudantes del profesor. Creemos que mentían, después, cuando nos marchábamos, nos siguieron con el coche. Tras una pausa para tomar aliento y ver la reacción del detective, Robert continua.- Sospechamos que puedan estar implicados en el asesinato. Por eso acudimos a usted.