Partida Rol por web

Kurgan y Arkaeron dedican más atención a los escritos, dejando un poco de lado la parafernalia de laboratorio y los oscuros componentes de conjuro. Los conocimientos en magia del semielfo le bastan para reconocer, o al menos comprender, casi todos los hechizos que ve inscritos: queda entre asqueado y fascinado por la colección de conjuros viles, terribles o repugnantes de la biblioteca. Algunos utilizan poderes infernales o abisales, otros tienen como único propósito causar daño o miedo, bastantes de los conjuros ofensivos son todo lo sangrientos, dolorosos o desagradables que podrían ser. Algunos son aún peores. Lo único que tienen en común todos es que son magia negra de la peor.

Arkaeron ve la magia con una perspectiva más técnica. Muchos de los sortilegios caen dentro de su especialidad, y sin duda el dueño del laboratorio tenía en alta estima a los muertos vivientes. Entre otros, Arkaeron encuentra el hechizo usado con el esqueleto de la runa para que explotara bajo una condición, un conjuro para reforzar a muertos vivientes incorporales y otro que permite a un nigromante ver a través de los ojos de un zombi.

Casi todos los papeles que no son conjuros inscritos, por otro lado, forman parte de una especie de diario de investigaciones escritas en idiomas dracónico e infernal alternativamente. Describe hallazgos tales como un proceso para licuar el dolor físico que sufre un torturado y convertirlo en un poderoso componente de conjuro - proceso en el que la mesa con cadenas del fondo de la sala parece jugar algún papel - o como la descripción del uso de almas cautivas a modo de combustible para potenciar la magia.

El nigromante y el semielfo están ocupados con los pergaminos y, mientras tanto, Orphen examina las estanterias que contienen tarros, viales y todo tipo de cachivaches.

Pronto queda claro que aquí no hay nada que no esté estrechamente relacionado con magia maligna de la peor. Orphen ha leído lo bastante sobre hechicería prohibida como para reconocer los recipientes con almas cautivas, por ejemplo. Las almas mortales como componentes de conjuro hacen los conjuros mucho más difíciles de resistir, y por ello son preciadas entre los arcanos de todas partes. Claro, que hacer eso también destruye el alma, y esto es uno de los actos más malvados que se pueden cometer.

Por lo demás hay tarros con un líquido sin identificar, y objetos tales como corazones humanos y de demonios, dedos de razas diversas y ojos de pequeño tamaño. Todos deben de potenciar los conjuros de un modo u otro, pero Orphen necesitaría pensar mucho y quizá consultar los legajos de esta habitación para descubrir qué hace qué exactamente. La función de otros, seguramente, no podría adivinarla más que por experimentación.

Kandalian nunca entendió las peroratas y las justificaciones de los humanos a sus actos. La naturaleza de las criauturas es inherente a sí mismas, y solo hay que aceptarse y conocerse a uno mismo para hacer correctamente lo que los dioses desean que hagamos.

Está el monje a punto de intervenir en la discusión cuando el nigromante menta a San Culthbert. Pero capta su atención los movimientos de Naldar. El gnomo se acerca al elfo guiado por su innata curiosidad...

¡Vaya! ¡Un pasadizo secreto! - Kandalian da por hecho algo no comprobado - Me encantan los pasadizos secretos... ¿Quepo por ahí?

Chicos aquí hay pociones.

Orphen se gira al escuchar el tema del pasadizo secreto.

Naldar intenta empujar el altar para observar qué hay debajo, pero él solo no puede moverlo.

Vanth, voy a necesitar de tu fuerza para mover este altar. Tengo el presentimiento de que hay algo escondido por ahí abajo.

La rendija bajo el altar es poco más ancha que el filo de una espada, y es difícil de decir si se trata de una trampilla, algún agujero o simplemente una muesca en el suelo. Vanth hace caso a Naldar y se acerca a tratar de mover el altar.

Al principio parece que la mesa de piedra es demasiado incluso para el bárbaro, pero pronto empieza a moverse lentamente. Todos miran hacia la rendija, viéndola crecer y preguntándose qué escondía el altar.

En ese momento, se oye un crujido y todos miran hacia la estatua. ¡Ha cobrado vida y se lanza, alzando los puños, hacia el bárbaro!

Antes de nada, una tirada de saber arcano para averiguar si puedo algo del constructo, si es que lo es.

A partir de lo que sepa, haré el post mañana sin falta, palabra. Aunque con la tirada que he hecho, no creo que averigüe mucho.

Arkaeron miró al esqueleto de la runa que los había seguido, y dio una orden rápida.

- Ataca a la estatua.

Luego avisó a los otros.

- Poneos a cubierto, creo que habrá una explosión...  -Y él mismo buscó alguna pared donde resguardarse para seguir su propio consejo.

Kandalian se ve sorprendido por los acontecimientos. Es fascinante observar como la piedra cobra vida y energía y se presta sin dudar a cumplir su propia misión.

La voz de Arkaeron alerta al gnomo, que rueda por el suelo hacia detrás del altar para ponerse a cubierto.

Kurgan ya se disponía a preparar su arma para acercarse y golpear a la estatua viviente, cuando escuchó las ordenes rápidas de Arkaeron, que le hicieron cambiar de estrategia. El semielfo giró sobre si mismo y corrió en dirección a la puerta por la que habían entrado en aquella habitación, con la intención de poner una pared de piedra por medio de la explosión y él.

El filo del ocaso solo había oído hablar vagamente de los golems, pero lo suficiente como para saber que la magia no solía afectarles. Esto quería decir que siendo la runa del esqueleto de naturaleza mágica, era posible que no hiciera ningún efecto sobre aquel gigante de piedra, pero esto era algo que el semielfo no se iba a quedar a comprobar.

¡Hemos sacrificado el factor sorpresa, nigromante!, ¡y puede que a cambio de nada!.

Dijo el semielfo mientras corría.

Si el despertar de la estatua ha podido coger por sorpresa a la mayoría, el desenlace del ataque del esqueleto con runa no es un misterio, y a nadie coge desprevenido. Nadie está muy atento a presenciarlo, de manera que es difícil decir si el golem ataca abiertamente al muerto viviente que se le interpone o si simplemente le arrolla al continuar su camino como si nada. Lo que es seguro es que la runa se desencadena y una explosión esparce huesos por toda la sala.

Nadie se quedó al alcance del sortilegio sin cobertura, de manera que los compañeros evitan las afiladas astillas de hueso que vuelan por doquier. La buena noticia es que el conjuro, si bien vistoso y violento, no han resultado ser demasiado ruidoso. En esta fortaleza de apariencia vacía, con grandes salas semiruinosas, es probable que el ruido haya pasado desapercibido. La malo es que el constructo no parece en absoluto impresionado por el hechizo, y no hay señales de daño. Al menos, la detonación - o el esqueleto interpuesto - han retrasado a la estatua lo suficiente como para dar la iniciativa a lo más sorprendidos.

Amnyin, siempre rápido de reflejos, es el primero en aprovechar la confusión tras el conjuro. El tiflin no está acostumbrado a luchar contra enemigos como este, de manera que decide lanzar una de sus dagas, tanteando la vulnerabilidad de la estatua.

El resultado de su experimento no podría haber resultado menos descorazonador: la daga va dirigida justo hacia la sien, y ahí impacta con toda su fuerza, pero el cuchillo no hace más que rebotar inofensivamente en la superficie terrosa. El acero no ha hecho mella en la estatua.

El monje busca desaparecer por la abertura diminuta descubierta recientemente. No es una huída, sino más bien una avanzadilla de grupo...

Forcejea e intenta hacerse más diminuto de lo que ya es. Pero los hatillos y aderezos que lleva le impiden completar con éxito la maniobra. Recuerda apesadumbrado aquella vez en que Arkaeron le hizo cambiar de tamaño...

El monje no cabe por la abertura.

Naldar ve como Kandalian intenta meterse en el hueco del suelo sin éxito, y acto seguido decide desenfundar sus espadas para combatir contra la estatua que ha vuelto a la vida.