Partida Rol por web

Tenemos aproximadamente 3 días.
Francamente tu repentina brillantez me abre nuevas estrategias...si, sin duda.
Referente a la deuda, puedes darla por sanjada después, como si quieres acompañarme también seras bienvenido.

Así será, entonces. Después de la batalla los Dioses dirán.

Dando un brinco exclama eso me recuerda...

saca la bola de papeles sucios y arrugados que formó con unas pocas de las páginas del libro de conjuros del gnomo y con él en la mago cierra los ojos y permanece abstraido, balbucea algunas palabras sin llegar a pronunciarlas pero moviendo los labios como si las recordara, tan solo en algunas ocasiones baja la mirada a los fragmentos de pergamino entre sus manos y desdoblando uno con cuidado lo observa fijamente. Tras eso vuelve a mirar al frente, cierra los ojos y continúa concentrado.

Por lo que sabes de magia prefieres no interrumpirle en este súbito trance, sabes que está preparando sus conjuros aunque su metodo resulta sorprendente, pareciera que los prepara de memoria, de lo contrario debería ser más similar a un clerigo... en cuyo caso desconoces la extraña fuente de poder de la que saca su magia.

Orphen deja pasar el tiempo, para que sus hombres vuelvan y vayan pasando a descansar.

Orphen vuelve a subir a su mesa.
Orphen espera que el burullo de la posada termine completamente.
Soy Orphen de Shoren, al mando de las fuerzas mercenarias. Amigos míos, tenéis la posibilidad de demostrar vuestra astucia y fuerza en combate. Nuestro pueblo, nuestra raza se ve amenazada en estos días sombríos por una orda de sabandijas verdes, destruyen lo que tocan y marchitan la tierra, estas criaturas, sin control, no pueden vivir ni un día mas en nuestras tierras, es hora de que los echemos de aquí y los enviamos a los siete infiernos, se encuentran no muy lejos de aquí, ahora es un pueblo pero mañana puede ser esta ciudad, yo Orphen Shoren, pido que cualquier hombre dispuesto a empuñar una espada se une a mis jinetes para no dejar pasar un día mas a esas criaturas con impunidad, toda persona que este dispuesto a participar recibirá un sueldo diario de mercenario, junto con el equipo necesario y se le recompensara con el caballo al final de la campaña. Vuestro futuro esta en vuestras manos.!
Finalmente vuelve a bajar de la mesa, y continua con su aceres.

La posada reacciona mucho mejor de lo que esperabas a la oferta, algunos con aspecto de guerreros se ofrecen de inmediato. Otros te ofrecen una bebida y varios abandonan el establecimiento, quizá resueltos a dar el comunicado a gente que pueda estar interesada. No se te escapa que tus palabras han interesado a alguien más, los guardias de la ciudad encargados de seguirte parecen mirarte con suspicacia y tomar nota mental de lo que has dicho.

Cuando regresas a tu sitio echas un vistazo al mago reconvertido que continúa preparando sus conjuros, poco a poco pasa el tiempo y se acerca la noche, tus mensajeros y Razzek llegan con noticias prometedoras y la mayoría de tus hombres se van a descansar temprano, agotados por la dura jornada. Cuando vuelves a dirigir tu mirada hacia el mago, que ya hace un rato que ha finalizado su estudio y permanecía en silencio, algo te sorprende. Vuelve a tener el mismo aspecto, su pelo es más largo, su ropa más sucia y rota y sus ojos vuelven a parecer ausentes, mientras maldices el conjurador murmura algunas incoherencias.

Aunque los hombre que enviaste a difundir el mensaje traen noticias alentadoras no te queda otra opción que esperar. Lo poco que oyes hablar al conjurador te indica que parece haber recuperado su estado mental habitual, junto con su aspecto.

Pasas la noche en la amplia posada junto con tus hombres, a tu cuenta, y el descanso os sienta bien a todos. La nueva mañana llega y la taberna se llena de voluntarios dispuestos, todos esperando más detalles sobre la expedición y la riqueza y aventura prometidas. La difusión del mensaje parece haber funcionado aunque no hay tantos hombres como te gustaría supones que no podías esperar más de una noche, en esta ciudad.

Orphen da las explicaciones pertinentes, de los salarios, equipo y otros enceres.
Sin perder tiempo da la orden de que el pequeño ejercito se ponga en marcha.
Mientras da las ultimas ordenes y sus equipos a los hombres que se quedan para engrosar sus filas.

Más de una treintena de hombres armados y equipados a caballo salen esa mañana de Hluzhvar en dirección a Asbrav. Los hombres parecen experimentados y bien motivados, el oro ha tenido mucho que ver en ello. Seguros de que no hay más guerreros dispuestos, seguramente en muchas millas, al pequeño ejército no le queda más opción que dirigirse hacia el combate sin tener mucha seguridad de lo que van a encontrar en su meta.

Razzek y el mago permanecen a tu lado, en silencio, el conjurador no ha vuelto ha tener un episodio de cordura desde el experimentado en la taberna. Han pasado bastantes horas, la primera noche se acerca, los batidores se acercan a ti, informando de los rastros de una actividad poco habitual en la zona. La movilización de un gran grupo de gente, un ejército posiblemente, sin embargo las huellas son más antiguas de lo que cabría esperar. Quizá el hallazgo no tenga relación con vuestro objetivo.

Las huellas son a pie? o montados? y que tipo? Pregunta orphen a sus dos batidores.

Tus exploradores te informan, todas son huellas a pie, humanas y quizá algunas de orcos. Deben tener un par de días de antiguedad. Los hombres están parados esperando tus órdenes.

Orphen pone cara pensativa...

Bien puede ser una parte retrasada del ejercito atacante, o muy posiblemente son de algún pueblo que a partido buscando refugio y en los talones tiene alguna partida del ejercito...

Pasan unos segundos...y mira a uno de los rastreadores.

Sigue el rastro, hasta ver donde te llega, cuando sepas de que se trata y su destino regresa a asbrav e informame. No te arriesgues mas de la cuenta. Al ir a pie y tu a caballo no tardaras demasiado en cogerlos, Mientras Orphen saca de las alforjas un par de raciones. Toma, te ayudaran a no perder tiempo en el viaje.

El batidor a tu orden sale al galope siguiendo el rastro que en principio parece con un rumbo bastante claro, pronto desaparece de tu vista.

El camino continúa hacia Asbrav, quedan dos días completos para la batalla, si la predicción de Aristeo es correcta, y necesitareis todo ese tiempo para tener alguna posibilidad de llegar a tiempo. El avance es rápido con el nutrido grupo y la moral de los hombres es buena, ningun problema se presenta en lo que queda de día. Seguramente ningun grupo de bandidos se atrevería a plantaros cara.

Llega la noche y montais el campamento, en la extensa llanura una decena de fogatas y más de una veintena de tiendas manchan la estampa de la hierba despejada cerca de las montañas.

Todos han cenado ya, Razzek está profundamente dormido y el mago murmura en silencio, perdido en su extraño mundo como es habitual. En ese momento una voz, que es más un pensamiento y una sensación, te alerta. Una voz que hacía tiempo que no escuchabas.

¿Tus planes se cumplen guerrero? has reunido a muchos hombres, has sobrevivido a la Torre y te has hecho más fuerte... quizá puedas marcar la diferencia en la batalla que se avecina.

¿pero de verdad crees que puedes hacerlo sin tenerme de tu lado?

El resultado, no se sabrá hasta que llegue el momento, sobreviví a la torre sin tu ayuda, mi ejercito lo conseguí sin tu ayuda, lo que nos deberíamos preguntar...que aportas en esta simbiosis? o realmente tengo que arrepentirme de no haberte dejado a esas ruinas?

Lo único que debe importarte es que puedo destruir todo lo que has hecho si quiero.

Tal vez te convenga dialogar, cerrar un nuevo pacto.

Entonces habla que es lo que quieres?

Después diré mis condiciones.