Partida Rol por web

La noche misma del accidente en la Plaza Kirby, tras la explosión que supuestamente se llevó a tu padre biológico y a tu tío, Peter, te sentiste bastante desdichada, pero al fin y al cabo arriesgaron y dieron sus vidas para poder salvar montones más, y además Sylar fue abatido por ése chico japonés con la espada...
Todo sucedió muy deprisa y enseguida estabais rodeados de ambulancias y patrullas llevándose a los heridos e interrogandoos.
Por suerte tu padre, Noah, apenas sufrió daños graves y tras responder todo lo que pudisteis volvisteis a casa para empezar a empaquetarlo todo...

Noah ya no quería seguir en ésa Compañía que le había obligado a cometer tantas barbaries y ahora que después del asesinato de Linderman sufrirían un escaso tiempo de inestabilidad, debíais aprovechar para mudaros a otra ciudad...
En realidad no te supone excesivo inconveniente, al fin y al cabo lo único que te retendría realmente es alejarte de tu amigo Zach y quizá el pertenecer al grupo de animadoras, pero ellas tampoco te caían del todo bien.

Tras haceros con todo lo básico subís al coche, tu padre está muy dispuesto en irse cuánto antes y ya os encargaréis del resto en sucesivos viajes o en otra ocasión.
Pasáis un par de noches en un hotel que frecuentáis poco pues por el día acabáis de empaquetar todo lo que teníais en la casa de Odessa, Texas.

Finalmente y tras unas jornadas agotadoras que en realidad te han ido bien para no pensar demasiado, Noah consigue encontrar una casa realmente muy parecida a la anterior, aunque de momento está está casi vacía...
Te encuentras tumbada en la cama pensativa cuando entonces suena el despertador estridentemente.
Tu primer día de instituto en el Instituto Comunitario de Baton Rouge empieza hoy...

me sobresalto cuando el estrepitoso ruido del despertador rompe el silencio de mi habitación. hace un buen rato que estoy despierta, desde lo ocurrido en los angeles, a veces me cuesta conciliar el sueño, incluso a veces termina antes de lo previsto. dejo caer mi mano pesadamente sobre el, silenciándolo. me levanto y me ducho. el primer día en un instituto donde nadie me conoce ni yo conozco a nadie me tiene en ascuas, no puedo evitar los nervios de ser una novata, tener poderes y acabar de salvar al mundo no me libra de tener los mismos temores que una adolescente normal. en el armario aguarda mi vestido de animadora que no volveré a ponerme, causándome una punzada de nostalgia, mi poder no puede mitigar esa clase de dolor. vamos claire, eres una chica nueva y normal en un sitio nuevo y normal. me visto con unos vaqueros y una camiseta, procurando evitar cualquier cosa que pueda llamar la atención. recojo la mochila y la carpeta y bajo a desayunar. buenos días familia.

-Buenos días tesoro, ¿has dormido bien?- pregunta tu madre mientras te sirve varias tostadas y te acerca la mantequilla y la mermelada.
Tu hermano se despide dado que va a ir a su escuela en bicicleta porque está algo más cerca que la tuya, ya sólo le falta un año para que tengáis que compartir instituto y no sabrías decir si éso es bueno o malo.
Mientras desayunas tu madre te habla de lo triste que se sentirá Bigotitos ahora que no podrá presentarle a más concursos de belleza canina, pues tu padre ha dejado bastante claro que debéis pasar desapercibidos y no llamar la atención...

Justo cuando estás recordando ése dato, Noah aparece en la cocina y te besa en la cabeza dándote los buenos días mientras apura su taza de café.
Resulta extraño verlo vestido de forma tan casual, con un polo morado que forma parte del uniforme de la papelería en la que trabaja, ésta vez de verdad.
-Vamos osito, te llevaré al instituto hoy. ¿Estás nerviosa?- te pregunta interesado mientras te acompaña hasta el coche.

sí he dormido bien mamá, gracias. digo untando una fina capa de mantequilla en mis tostadas. poco, pero bien; hasta luego lyle, pásalo bien! envidio un poco a mi hermano, no tiene nada que ocultar y parece que lleva mejor que yo lo de ser el nuevo. confiamos todos en que no hable más de la cuenta y nos ponga en un compromiso. mi padre aparece en la cocina vestido con su uniforme del trabajo, no puedo evitar sonreí al verle, desde luego nada tiene que ver con nuestra vida en odessa. buenos días papá, me encantaría que me llevaras al instituto. digo con la boca llena, mientras como la última de las tostadas. estoy bastante nerviosa, pero bueno, es lo normal, no? y lo normal mola...

-¡Así que lo normal mola!- exclama divertido y riendo mientras te pasa el brazo por los hombros.
-Anda vamos, no sea que llegues tarde el primer día...- os despedís de mamá, y cómo no de Bigotitos, saliendo de casa y subiendo al coche que tu padre conduce a pesar de que tú también tienes el carné desde hace casi un año.

-Seguro que irá bien, podrás apañarte... Pero recuerda que hay que pasar desapercibidos y éso significa no-animadoras. Lo siento...- chasquea la lengua mirándote con cierta aprensión ante lo último.
-Espero acostumbrarme pronto a la humedad y el calor de ésta zona, a veces es molesto- comenta desviando la conversación a temas más triviales hasta que llegáis al instituto, con lo cuál frena a un lado y baja del vehículo mirando a todos los estudiantes que pasan por allí, algunos en el chillón autobús amarillo, otros en bicicleta o andando y muchos en su propio vehículo.

despidiéndome de mamá y de bigotitos salgo a la calle junto a papá. mientras ando hasta el coche miro la calle, el barrio, la gente que hace su vida alrededor nuestro, ajenos a todo lo que pudo haber ocurrido. no creo que me cueste mucho aparentar, es algo que llevo haciendo desde..., ya sabes. digo a mi padre, mirándolo por encima del techo del coche, delante de la puerta. abro y me siento, me pongo el cinturón mientras sonrío. la gente normal lleva cinturón de seguridad, y claire bennet se pone el cinturón de seguridad. lo de no ser animadora, podré soportarlo, me apuntaré a alguna actividad extraescolar que no requiera nada físico y no sea peligroso, que tal el teatro?
seguimos nuestra charla trivial hasta llegar al instituto, los nervios me corroen por dentro, suelto un bufido mientras miro a los que seran mis nuevos compañeros. vamos allá. le doy un rápido beso a mi padre. que tengas un buen día! digo antes de cerrar la puerta y enfrentarme al temor que supone el reto de ser "la chica nueva". camino en dirección a la entrada, esquivando a la gente. freno a tiempo cuando una pelota de rugby pasa volando por delante de mi. quizás no sea suficiente con tener mucho cuidado..., espero tener algo de suerte también.

-Hmm... ya discutiremos éso de las actividades extraescolares más tarde, ¡suerte!- tu padre se queda junto al coche mirando cómo te pierdes entre la "marea" de alumnos antes de volver a meterse en el coche.

El instituto se asemeja a todos en los que ya has estado, y hay demasiada gente para que alguien repare en ti de momento, por suerte consigues guiarte bastante bien sin tener que preguntar demasiado, pero al llegar hasta la clase en cuestión ya resulta más difícil pasar desapercibida, los que ya se conocen miran inquisitivamente y con curiosidad a los nuevos entre cuchicheos, al parecer sois tú y otro chico que está junto a la ventana en una de las últimas filas, te resulta familiar...

Te acercas un poco al muchacho, por simple curiosidad, y porque cuánto más te acercas más conocido te resulta, hasta que se gira hacia ti y te sonríe.
-Eh Claire, juntos otra vez... Apuesto a que esto no te lo esperabas- comenta con una risa despreocupada, muy tranquilo a pesar de que él también debe de ser nuevo pero no entiendes qué hace ahí, puesto que apenas pudiste despedirte de él por teléfono y lo que menos te esperabas era tenerlo de compañero de clase. Otra vez.

me cruzo con decenas de chicos y chicas que a bien seguro tienen cosas más importantes que hacer que mirar a una chica nueva. a cada paso que doy con mi anonimato a cuestas menos nerviosa estoy, aun así alterno mi mirada de mis pies al frente sin detenerme a mirar a nadie, y parándome de vez en cuando para intentar situarme entre tanto pasillo. finalmente logro mi objetivo, llegar a mi clase, intacta y muy importante, antes de que suene el timbre. al cruzar el umbral de la puerta, todos los ojos se posan en mi. la gente se calla y empieza a cuchichear. dios, es que no pueden ser más discretos? me detendría a pasar vergüenza pero algo llama mi atención, mejor dicho, alguien. un chico sentado al lado de la ventana, mirando hacia fuera es casi lo único en mi campo de visión. inconscientemente ando poco a poco hacia el, sorteando mesas e ignorando miradas. es como si algo me atreyera hacia su persona, quizás la necesidad de encontrar algo o alguien que no me permita olvidar quien soy. el chico al parecer intuye mi presencia y se gira con una sonrisa, como si ya esperara encontrarse conmigo. el tiempo que tardo en reaccionar son los segundos que pasan entre que me pregunto a mi misma si realmente es él y la confirmación, justo cuando me saluda. zach! qué estás haciendo aquí? digo sin saber como tomarme su presencia tan lejos de todo, y sentándome boquiabierta en la silla vacía que hay delante de el.

Zach ríe de nuevo ante tu sorpresa y se quita el único auricular que llevaba puesto guardándoselo en algún bolsillo para después apoyarse inclinado sobre la mesa para mirarte.
-No sé, no acababa de gustarme la idea de que mi mejor amiga tuviera que mudarse precipitadamente de ciudad sin conocer a nadie que pudiera grabar en vídeo sus... saltos de altura, ya sabes- te sonríe cómplicemente y vuelve a sentarse bien mientras abre el libro de literatura.
-¿No odias el olor de libros de texto nuevos? Transmitiendo que todavía queda todo un curso para acabarlo...- comenta mientras pasa las páginas rápidamente negando con la cabeza.

me quito la mochila mientras le escucho, imagino que somos el centro de atención de la clase, como si pudiera oír los cuchicheos, los nuevos se conocen..., así no voy a pasar desapercibida... pongo cara de alarma cuando menciona los saltos de altura, confío que no lo oiga nadie o que al menos no le den importancia alguna. le miro unos segundos, aun sorprendida por su presencia, aunque en el fondo el hecho de que esté aquí me hace ilusión. esbozo una sonrisa. pues que quieres que te diga, no me he parado nunca a oler los libros nuevos, y bien, a parte de ser compañeros de clase otra vez, dime, somos vecinos?

-Pues no lo sé, no me dijiste tu dirección exacta por si acaso pero supongo que no, sería demasiada coincidencia- se encoge de hombros riendo despreocupadamente y entonces entra la profesora así que os veis obligados a manteneros en silencio mientras las clases empiezan y transcurren, sin embargo resulta un enorme alivio tener a alguien con quién poder hablar e ir a los sitios sin sentirse cohibido a pesar de alguno de los cuchicheos que probablemente durarán pocos días.

Tras las clases matinales y después de conseguir vuestra comida en la cafetería, decidís salir afuera para estar más tranquilos aprovechando el buen tiempo que todavía hace en ésa zona de clima ecuatorial.
-¿Ya has intentado ingresar en el grupo de animadoras?- te pregunta Zach con una sonrisa burlona mientras muerde con ahínco uno de sus varios sandwiches.
Mientras habla, algo detrás de él te llama la atención, no sabrías decir muy bien porque, pero un hombre tras la valla del instituto hace un escalofrío recorra tu cuerpo a pesar de que no distingues sus facciones.

la mañana transcurre sin sobresaltos, los profesores se presentan, nos explican como irá el curso segun cada asignatura, tomo nota de lo que me parece más importante. mis compañeros con más o menos interés se centran en lo verdaderamente importante y de momento nos dejan en paz, confío que se acostumbren pronto a nuestra presencia y dejemos de ser la novedad.
zach y yo nos sentamos en el verde césped para comer lo que hemos comprado en la cafetería. una hamburguesa con queso, patatas fritas con ketchup y una coca cola, constituyen mi comida. con la coca cola me ayudo a tragar el primer bocado antes de hablar. animadoras? me tienen vetado el acceso a ese grupo. digo con pesar, un tio tras la valla que parece mostrar algún interés por nosotros, llama mi atención. nada que pueda ponerme en peligro..., claro que si fuera por eso tampoco podría salir a la calle. digo encogiéndome de hombros, me llevo un par de patatas a la boca sin dejar de mirar al tipo que nos observa. este tío no me gusta. digo a zach. ese de ahí, tras la valla.

-Entiendo... ¿tu padre? Supongo que deberías tomártelo con calma de momento, ya le acabarás convenciendo. Al fin y al cabo, ¿qué puede pasarte? Eres una de las pocas personas del mundo, por no decir la única, que puede cruzar la calle sin miedo a ser atropellada- comenta con una sonrisa burlona mientras coge otro sandwich y arquea ambas cejas mirando un momento hacia la valla en cuestión.

-No sé, a mi no me suena absolutamente de nada pero parece un poco raro...- se queda mirándole e instintivamente frunce el ceño...

Mantengo una mano apoyada en la verja mientras observo al par de incautos que comen despreocupadamente en el patio del instituto.
Tan tierna e inocente cómo una niñita, pero tan difícil de conseguir... Si no fuera por toda la ayuda que recibe sus conocimientos regenerativos ya serían míos pero éso no importa ya, la he localizado antes que nadie gracias a la ayuda de "ellos" y esta vez no estará el hombre-bomba para sacarla del apuro.

Le dedico una sonrisa totalmente sarcástica y macabra, ahora sabe que la he visto, pero de momento me giro y me marcho de ahí.
Su miedo será la mejor flaqueza.

las palabras de zach se pierden en una especie de vacío que se crea a mi alrededor cuando caigo en la cuenta de quien es el hombre que nos mira desde detrás de la valla. mierda, no puede ser..., aunque se da la vuelta y se aleja, me pongo en pie de un salto derramando la cocacola en el cesped. vamos, zach, salgamos de aquí. digo sin dejar de mirar como sylar se va andando tranquilamente. parece ser que el pasado no quiere dejarme tan fácilmente, pero jamás habría imaginado que sylar siguiera vivo.

-¿Te encuentras bien? ¿qué pasa?- pregunta extrañado y aturdido cuando derramas la bebida, pro lo cuál él también se levanta aunque con más calma mientras se coloca la mochila y vuelve la vista hacia la valla que da al parking, pero ya resulta muy difícil distinguir a Sylar alejándose entre los coches.
-¿Es por ése tipo? ¿quién diablos es?- pregunta nuevamente, mirándote inquisitivamente con el ceño fruncido, bastante preocupado mientras empieza a seguirte.

zach se levanta, gesto que agradezco profundamente. le cojo de la mano y tiro de el, no tengo ni idea de a donde ir pero sigo andando mientras miro hacia atrás de vez en cuando. saco mi movil del bolisllo del pantalón, y nerviosa busco el teléfono de mi padre, espero que me conteste. de mientras entro en el edificio principal del instituto y busco una aula que esté vacía. abro la puerta y nos metemos en ella, me acerco a la ventana, pero desde ahí no se ve la valla. es sylar! le digo a zach, como si fuera lo más evidente del mundo.

-Hmm... Sylar...- repite aún ceñudo y preocupado mientras bebe de su botella de Aquarius entrando en la clase vacía, asomándose pro la ventana sin ver nada demasiado interesante a parte de grupos de estudiantes hablando entre ellos o andando de aquí para allá.
-Me temo que no le conozco pero parece grave- se apoya en un pupitre cercano a ti y suspira mientras observa cómo haces la llamada empezando a mover la pierna nerviosamente cómo si esperase más datos al respecto.

Tras un par de intentos de localizar a tu padre, éste acaba por coger el teléfono hablando en susurros.
-Claire, no deberías llamarme al trabajo, estoy algo ocupado... ¿va todo bien?- pregunta entre preocupado y furtivamente. De hecho resulta chocante darse cuenta de que intenta "disimular" ahora que es un trabajador de a pie.

el movil hace la enésima señal de llamada, pero mi padre no contesta. la llamada acaba, demasiado tiempo. hago una muega de enfado mientras cuelgo y vuelvo a marcar. sylar es..., es como yo, pero peor, mata a la gente para apoderarse de sus poderes, intentó matarme. se me entrcorta la voz al recordarlo, un escalofrío me recorre entera. suerte que peter estaba allí. digo casi en un susurro. ojalá el también estuviera aquí. vamos papá contesta..., suplico casi a punto de llorar, finalmente contesta, no muy contento, como me esperaba. papá, sylar ha vuelto. dejo caer la información, pesadamente, haciendo caso omiso de sus quejas por llamarle al trabajo. debería saber que no llamaría si no fuera importante.