Partida Rol por web

Aunque los movimientos de la momia eran rápidos, el ataque de Khargos fue brutal.

El vigilante de la catacumba trataba de resistir con el último soplo de fuerza que le quedaban en sus semipodridos miembros, pero un último y certero golpe del bárbaro le partió el torso por la mitad.

La avalancha de golpes a mi alrededor hace que pierda la concentración en mi ataque , el cual resulta torpe y lento...

Bueno, seguimos o nos recuperamos un poco. Como lo veis.

Dice el Elfo mientras busca en la sala algo de interes.

Viendo al elfo que rebuscando en la habitación espero pacientemente a que acabe su regitro.

Yo estoy un poco tocado, pero nada que no se pueda arreglar con una buena jarra de cerveza...

Me miro la herida y compruebo que el ungüento ha hecho su faena y ha dejado de supurar.

-No se si es buena idea quedarse aqui, pronto anochecerá y quien sabe lo que puede pasar en un lugar como este.- apoyo la espada en una pared- de todas maneras, no estamos en nuestras mejores condiciones, Tiranthir, puedes seguir?

Por mi podemos seguir. Cuanto antes acabemos mejor.

¿A qué esperamos entonces para avanzar? decía algo confuso el mago mientras encaminaba sus pasos para abrir la puerta.

Tras la puerta, en una oscura cueva se encuentra la tumba de Fellmarg. El techo de la cueva desciende drásticamente, tanto que casi tenéis que entrar agachados a la misma. A la derecha podéis intuir un cofre que guarda seguramente alguna de las reliquias de Fellmarg.

Lamentablemente la habitación está guardada por una legión de esqueletos capitaneados por una momia, que habían hecho de este lugar, su cubículo habitual.

Aaggghhhh, liquidadlos!!!!

Tcklatcklat!!!

Muerte a los intrusos!

Huesos y harapos. Esto no tiene fin?
¿Otra vez la tactica del embudo compañeros?

Dice mientras se coloca los huesos de los puños crujiendolos.

Eso es, esa táctica dió resultado. Comentaba mientras se apartaba sinuoso de la línea de ataque. Otra vez me toca esperar... suspiraba finalmente apoyándose en la pared.

Bien, esperemoslos pues, afianzo mi posición al tiempo que preparo mi hacha.

Espero aguantar este envite.

Recojo la espada y me pongo en guardia.

- Un último esfuerzo compañeros! -grito intentando moralizar al grupo.

Enarbolando sus toscas y herrumbrosas hachas, los esqueletos se lanzan al ataque.

El enano es el encargado nuevamente de parar sus acometidas.

El Elfo lanza un ataque pero el movimiento del esqueleto le decuadra y falla.

Mierda de orco!

en el momento en que el esqueleto me va a golpear, aprovecho su lentitud para esquivarle e intentar golpearle.

Intento golpear de nuevo.

-arhg!