Partida Rol por web

High School DxD: Armageddon [+18]

ボリューム .1: La invitación

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16/07/2019, 03:16
Director

¡Mierda! ―exclamó el sujeto, cuando vio que ibas a gritar. Sin embargo, eso no lo salvaría de su destino. Apenas alcanzó a taparse los oídos, cuando tu gritó mandó volando a aquella aberración hacia la pared. Su espalda impactó de lleno con esta, destrozando parte de los ladrillos; pudiste escuchar un grave quejido cuando ello sucedió.

Todo parecía estar sucediendo en cámara lenta, pero era completamente todo lo contrario.

Tú no dejaste de gritar. El sujeto cubría de forma lamentable sus orejas, mientras las venas de su frente se marcaban dolorosamente. Sus ojos estaban bien abiertos, y los músculos de su cara estaban contraídos. Con un increíble esfuerzo, y con sus oídos empezando a sangrar, el peligris extendió una mano hacia ti. Al poco tiempo, una gran cantidad de energía de color amarilla se reunió en la palma del chico, quien dio forma a esta de una lanza. Extendiendo un par de alas te desveló su identidad; sus alas eran como las de un ángel, pero de color negro, tan negras como todo aquello que nublaba tu mente en aquel preciso momento.

¡¡¡CÁLLATE, PERRA!!! ―su grito se vio opacado por el tuyo. Los cristales de todo el departamento empezaban a desmoronarse, y las paredes empezaban a temblar. El ángel caído tomó la lanza y, aún contra la pared, la dirigió hacia ti. Tu grito la desvió un poco, pero terminó clavándose en tu pierna derecha― ¡¡¡HE DICHO QUE TE CALLES!!! ―volvió a gritar el ángel caído, totalmente desesperado.

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16/07/2019, 03:46
Sayaka Umimori

Sayaka vio cómo su enemigo volaba por los aires contra la pared, pero no era suficiente. Quería ver sus órbitas explotar, sus oídos y su nariz sangrar. Seguía gritando sin hacer caso a lo que decía su enemigo. Alas negras, espada divina, luz... ¡Un ángel caído! ¿Qué les había hecho su padre?

Su ira aumentó y vio cómo la lanza atravesaba su pierna, pero Sayaka no paró. Su grito no cesó. No le importaba si ella moría, si su propio cuerpo colapsaba junto con su enemigo, solo quería matarlo, volverlo pedazos, vengar a su padre... Incluso el pensamiento de Souma había desaparecido de su mente. Su sed de venganza se apoderó de ella y dio un paso más cerca para que su grito fuera más poderoso. Tal vez su vista se nublaba, pero ya nada importaba. Todo lo que quería era verle sufrir y si debía utilizar su propia espada, lo haría. Ese maldito pagaría lo que le había hecho a su padre.

¡TE MATARÉ! ¡TE MATARÉ! ¡TE MATARÉ! ¡TE MATARÉ! ¡TE MATARÉ! ¡TE MATARÉ! 

Era su único pensamiento, solo eso. Ni vivir, ni el dolor de su pierna, la adrenalina era tanta que sus sentidos estaban confundidos y no sabía si podría soportar la intensidad total de su poder, pero ya no le importaba. Su vida había perdido todo su valor y significado. No importaban los ataques. Si su cuerpo se seguía moviendo, ella seguiría gritando.

Se fue acercando con paso lento al ángel hasta asegurarse de tomar su espada y enterrársela en el corazón. No dejaría de gritar con cada segundo que pasaba, pero sabía que el ángel caído tampoco podría soportarlo por siempre. Eso sería suficiente independiente de los ataques que recibiera. No importaba si la espada la rechazaba, ella afrontaría su castigo y tomaría la vida de ese ser retorcido. 

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17/07/2019, 01:23
Director

La espada quemó intensamente las palmas de tus manos; el dolor era increíble, casi parecía que estuvieses tomando algo al rojo vivo. Sin embargo, más intenso era el dolor que sentías en tu corazón... o que quizá ya no sentías, porque estabas rota.

¡Cof-... BUAAHHHGG! ―el ángel caído tosió una gran cantidad de sangre; tu cara acabó llena de ella. Su mueca se retorcía en el más profundo dolor, y sus gritos desgarradores eran placenteros. Las venas de su rostro cada vez se marcaban más y más, y sus ojos se inyectaban poco a poco en sangre. 

Tus manos, más que enrojecidas, empezaban a llenarse de ampollas. La epidermis había sido quemada por completa, así como la dermis. La hipodermis empezaba a quedar completamente expuesta. A pesar de ello, no dejaste de hundir la espada en el corazón del ángel caído.

¡¡¡MUÉRETE!!! ―extendió ambas manos, quitándose la mano que tenía sobre la oreja, y quedó completamente desprotegido. Pudiste ver cómo al instante de sus oídos y nariz un pequeño hilo de sangre empezaba a borbotar. Creó una espada de energía amarilla en cada una de sus manos, y las hundió en tu vientre, en medio de desesperados gritos.

El ángel caído estaba sufriendo una tortura; una degradación a su ser. Lo estabas reduciendo a algo menos que una masa de desesperación y agonía. Sin embargo, no era él el único que sufría los efectos de tu grito. Tú misma podías sentir como de tu nariz empezaba a borbotear la sangre, y cómo un pitido en tus oídos se hacía insoportable; eso, sin contar las profundas heridas de tu vientre, de las cuales insanas cantidades de sangre empezaban a salir.

No obstante, aquellos rasgos tan marcados; esa mueca de dolor; la cara absurdamente enrojecida del ser; sus ojos más abiertos de lo que la anatomía humana permitía; la hemorragia interna que empezaba a hacer de las suyas... Era una bonita escena, ¿no? 

¿Te detendrías allí?

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17/07/2019, 01:51
Sayaka Umimori

Su piel se caía a pedazos, pero eso no la detendría. No había dolor más grande y el pendiente en su pecho ardía con la intensidad suficiente para mantener a su cuerpo de pie. El dolor habría derribado a cualquiera, pero no a ella y no cuando su padre aún yacía descuartizado en la pared.

Sus manos ya carbonizadas no podían ni soltar la espada. Sentía que estaba pegada a ella. Era cuestión de tiempo... Solo un poco más... No le importaba acabar con su vida. Al fin y al cabo, su enemigo estaba al borde de la muerte.

Solo una estocada final... 

Sentía la sangre salir por su propia nariz. Había abusado de su poder, pero su pendiente pedía más sangre, aún no se saciaba hasta ver a ese maldito dar su último suspiro. Recibió las dos espadas en su pecho con valentía y sin soltar la espada, pero esto le dio la fuerza para empujar la espada más adentro del ser y darle una vuelta dentro de este para terminar el trabajo.

Escupió sangre sobre la cara del hombre y su vista se nubló. Ya la pérdida de sangre hacía que su voluntad no fuera suficiente, ya era solo un alma que guindaba entre los dos mundos. Tal vez así vería a su madre.

Paró su grito por el agotamiento y tomó una agónica bocanada de aire antes de irse para atrás. Tal vez lo había matado, tal vez no. Cayó al suelo mirando hacia el techo mientras sentía cómo sus extremidades ya no le respondían. Miró el lugar donde estaba el cuerpo de su padre, tal vez por última vez.

Lágrimas cayeron de sus cuencas al haber fallado en proteger a su padre y por más que su enemigo pereciera, su padre había muerto. Sentía su propia sangre rodearla mientras cerraba los ojos y cantaba una última canción.

Souma...

Una última canción, la cantaría hasta que su muerte llegara y solo el silencio de la muerte la callaría.

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17/07/2019, 02:28
Director

Sentías como tu vida se apagaba. Tu cuerpo había llegado al colapso total. Tus órganos internos habían quedado hecho añicos. Tus manos, pegadas a la espada sagrada, cayeron pesadamente a un lado de ti, junto a un sonido metálico; pudiste sentir como la carne del ángel caído se había deslizado a través de la hoja, cuando sacaste la espada.

Tus extremidades empezaban a entumecerse; ya no sentías tus manos, ni tus pies. Progresivamente, tampoco tus manos. El penetrante frío de la muerte te arropaba por completo. El dolor se fue adormeciendo poco a poco, así como todos tus sentidos. Todo se escuchaba lejano, casi como si estuvieses en lo más profundo del mar. Y quizá fuese así, la naturaleza te había reclamado. Estabas de nuevo en donde pertenecías en verdad; en el mar, nadando. Habías salido del océano y al océano debías volver.

La canción se perdió en la nada, adornando la dantesca escena que tu padre y tú protagonizaban. ¿Morirías? No podría ser de otra forma, tu mente ya estaba empezando a nublarse. Souma, ¿eh? Podrías haber tenido un buen futuro junto a ese chico; quizá no. Quizá habrías formado una familia con Souma; tu padre y tu madre podrían haber gozado de la dicha de tener nietos y... hubieses vivido feliz. ¿Qué pensaría Souma cuando te viese allí, tirada en semejante carnicería? ¿Qué sentimientos recorrerían su corazón? No importaba, ¿verdad? Al fin y al cabo, irías con tu padre... a un lugar mejor, ¿o peor? 

E5 4Na p?n4 que todo ac... así ―escuchaste, de forma débil, como una voz indiferente decía algunas palabras... Por tu estado no podías entender todo, sentías cada vez más como la voz del tipo se alejaba más y más―. Abilio... ―cuando abriste tus ojos, tu vista se encontraba casi completamente nublada. Sin embargo, alcanzaste a ver algo desagradable.

Era una persona exactamente igual a la que yacía contra la pared, aparentemente muerta. Sin embargo, su atuendo y peinado eran diferentes, así como su expresión, carente de cualquier emoción. Tenía una mano extendida, estaba apoyado contra una pared y, frente a él, una especie de barrera verde yacía, protegiéndolo; apenas estaba agrietada. El gemelo se acercó a su hermano luego de deshacer la barrera, acariciando por un momento su mejilla.

H4s d*$... que una ch1... t* ases* ―su voz se perdía en la inmensidad del océano. 

Sentiste cómo tus párpados empezaban a caer, y tu garganta, ahora llena de sangre, no emitía ningún ruido más que el del borbotear de la sangre. Antes de que el sueño eterno te arrastrase del todo, creíste ver que aquél ángel caído se había girado hacia ti, indiferente.

Y esa fue la última figura que viste, antes de que la oscuridad te arropase.

―○●○― 

...

Sayaka...

En medio de un blanco inmaculado, tan radiante como el sol, escuchaste la voz de tu padre.

No quería que pasases por esto.

La voz de tu padre se escuchó melancólica, llena de tristeza.

...

Un momento, ¿tu padre? ¿Estaba bien, estaba a salvo? ¿Dónde estaba?

Miraras a donde miraras...

Todo era blanco.

Lo siento, Sayaka.

Sentiste como su voz se empezaba a alejar, fundiéndose con la inmensidad del infinito.

Espero sepas perdonarme...

¿Tu padre? ¿Dónde estaba? ¡Debías encontrarlo! No podías dejarlo ir, simplemente... No podías dejarlo ir, de nuevo.

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17/07/2019, 03:35
Sayaka Umimori

Sayaka sintió cómo la muerte le abrazaba mientras parecía ver a un hombre allí mirando al asesino, que parecía ser hermano de ese.

Apenas y podía entender lo que decía, para luego ver una cálida luz blanca y escuchar la voz de su padre.

- ¿Otou-san? ¡Otou-san! - no sabía cómo era que tenía energía para correr, pero lo hizo. Corrió detrás de aquella voz, detrás de su padre. No quería perderlo de nuevo.

- Perdóname - gritaba entre sollozos, lágrimas que no le permitían ver bien.

- ¿Dónde estás? -.

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17/07/2019, 03:42
Director

Mi pequeña Sayaka...

Tu padre no parecía estarte escuchando. Por más que corrías y corrías, no alcanzabas a ver nada más que aquel puro blanco. No parecía haber más.

Espero no verte pronto.

Y la voz de tu padre se volvió un eco lejano, que solo se volvía cada vez menos audible. Sentiste un fuerte dolor en el pecho, tan fuerte que parecía y te estuviesen arrancando el corazón a carne viva. Era un dolor tan fuerte que... hizo que te vieses sumida de nuevo en una profunda oscuridad.

...

Tus parpados se abrieron de súbito, para encontrarse con más blanco inmaculado. Tu respiración era irregular; tu pecho se movía fuertemente hacia arriba y hacia abajo. Podías sentir cómo tu cuerpo estaba empapado de sudor.

Un peculiar olor a productos de limpieza esterilizaban el aire. Al levantar tu vista te percataste de que estabas en un lugar que no conocías: un cuarto de hospital.

El cuarto era de un blanco purísimo, amplio, con un gran panel de vidrio, oscuro, que no dejaba ver hacia afuera, y una puerta al lado de este. A parte de la cama en donde estabas acostada, y unos aparatos a los que estabas conectada, no había mucho... Además de un gran sofá negro pegado a la pared que estaba a tu derecha. No se hallaba muy lejos de ti. No obstante, no era esto lo importante. Quien se encontraba sentado en el sofá era Val. Estaba cruzado de brazos, y dormitando. No se había percatado de que habías despertado.

¿Qué había sucedido, en realidad?

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17/07/2019, 04:45
Sayaka Umimori

Sayaka corría por todas partes buscando encontrarse con su padre y sus palabras parecían indicar que no lo haría, o que tal vez él no quería que la chica lo encontrara.

- ¡Otou-san! - gritó una última vez, pero su grito se vio interrumpido por aquel fuerte dolor en el pecho que sentía. Era como si su corazón fuera arrancado. Ella creyó que no sentiría más dolor, que no había nada más que la muerte para ella, pero la luz inmaculada se fue y ahora, solo la recubría una total oscuridad. ¿Ese era el verdadero significado de la muerte?

Entonces, sus párpados se abrieron de golpe y su respiración agitada hacía que su cabeza diera vueltas. Tardó en reconocer la luz del lugar y el aroma a limpieza. Nunca había estado allí, pero no era difícil entender que se trataba de un hospital. Giró su cabeza con cuidado para mirar sus alrededores y vio un sofá negro, aunque le costó enfocar a la persona que estaba allí sentada, pero no tardó mucho en poder hacerlo y darse cuenta que se trataba de Val.

Trató de levantarse, pero seguía muy mareada y sentía su cuerpo sin fuerzas, casi pegado a la cama. Estaba conectada a ciertos monitores y eso le causaba curiosidad. ¿Por qué? Si ella...

Yo... Morí...

Pensó queda mientras todas las imágenes de la batalla volvían a su cabeza a una velocidad vertiginosa haciendo que le doliera un poco, pero sentía sus brazos desganados de moverse. A pesar de esto, no sentía el dolor de sus heridas, solo estaba agotada.

- Abilio... - dijo en una voz ronca como alguien enfermo de la garganta. Jamás podría olvidar ese nombre y esos rostros... Eso la acompañaría en sus pesadillas desde ese día.

- Val... Senpai - hablaba tan fuerte como podía para llamar su atención, pero cada palabra era dolorosa para ella.

- Senpai... - le llamó hasta que este le escuchara. Tenía muchas preguntas que hacerle.

- ¿Y Souma? ¿Y el ángel? ¿Cómo es... que... estoy... viva? - una pregunta tras otra se agolpaban en su garganta, pero apenas y podía hablar para expresarlas todas. Sin embargo, no quería dejar nada en el tintero.

¿Era Souma quien la había encontrado? ¿Habrá logrado subir? ¿Qué pasó con esos hombres? ¿Escaparon?

- ¿Qué... sucedió? ¿Cómo... llegué... aquí? -.

¿Por qué? - sus ojos lloraban y sus lágrimas empapaban las sábanas del hospital.

- ¿Por qué estoy viva? - una parte de sí quería estar junto a su padre.

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18/07/2019, 15:10
Val

Los monitores y agujas conectados a tu cuerpo parecían ser aparatos mágicos. No estaban conectados a ningún tipo de fuente de electricidad, y los datos que arrojaban los monitores estaban escritos en un idioma que no entendías, pero que podías intuir y era alguno del mundo sobrenatural. Una fina bata cubría tu cuerpo, y de hecho, no parecías llevar más nada por debajo de ella. Sin embargo, por suerte, las sábanas te cubrían hasta la altura del abdomen.

Val se despertó, algo aletargado. Pestañeó un poco y agitó un poco más su cabeza. Cuando sus ojos entreabiertos se toparon con los tuyos, el chico pegó un salto de su asiento.

¡Umimori-san! ―exclamó el peliblanco, luego de que terminases de hablar. Parecía alegre de verte despierta, pero al ver las lágrimas que tus bellos ojos desprendían, aquella alegría pareció difuminarse progresivamente en el rostro cansado del peliblanco. Poniendo más atención pudiste percatarte de que bajo los ojos de Val habían unas grandes ojeras, y que su color pálido era más pálido de costumbre. No parecía haber descansado bien en un buen tiempo.

Lo siento, Umimori-san ―te dijo el peliblanco, manteniendo la mirada fija en tus ojos, pero al mismo tiempo conteniendo cierta frustración―. No quería que pasases por esto.

―No quería que pasases por esto. Lo siento, Sayaka.

¿Tu padre no te había dicho unas palabras parecidas a aquellas?

Fuiste asesinada. Souma destruyó la puerta del edificio y estuvo buscándote insesantemente. Descubrió que no solo tu padre y tú habían sido asesinados, sino casi todo el edificio. Solo se topó con algunos sobrevivientes; en este momento se les está borrando la memoria ―por un momento pareció flaquear, pero mantuvo la mirada fija en ti―. No pudo descubrir el piso en donde estabas, como era natural esperarse. Me avisó, y junto a un equipo me dirigí hacia el departamento en donde te encontrabas. Nos topamos con la horrible escena ―en este momento ya no fue capaz de ocultar su rabia, por lo que apartó su mirada―. Souma estalló en colera y me suplicó que te reencarnase ―el chico buscó algo en el bolsillo del uniforme. Al cabo de un momento sacó una pieza de ajedrez de color blanco, mostrándotela; era el alfil―. Te he revivido usando una de estas piezas. Moriste como sirena; has reencarnado como demonio. Abilio ha muerto, pero no hemos encontrado a su cómplice; solo encontramos los rastros mágicos ―Val volvió a meter la pieza de ajedrez en su bolsillo―. Souma en estos momentos está descansando, lo obligué. Llevas tres días dormida, y hasta hace algunas horas él estuvo acompañándote, sin apenas moverse del sofá. 

Así que esa era la situación.

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18/07/2019, 16:47
Sayaka Umimori

Sayaka pudo notar el estado de Val. Unas pocas horas... Parecía una noche en vela. Sentía que su corazón se contraída por haber sido tan egoísta y por pensar sólo en lo que ella había sentido.

- No, yo lo lamento, Val-senpai. No sabía que habían pasado por tanto por mí culpa. Lamento tantas molestias - olvidó el dolor de su garganta por un momento.

Sentía que debía mencionar algo, aunque era posible que ya lo supieran.

- A Abilio lo asesiné yo. Con mis propias manos - levantó sus manos con dificultad y las miró atentamente, recordando las quemaduras de sus manos. Luego, llevó una mano a su pecho justo donde estaba su pendiente.

Esquivó la mirada de Val porque no se sentía capaz de mirarle mientras decía lo que quería decir.

- Abilio masacró a mi padre hasta la muerte. Lo encontré en su habitación y llevaba una espada sagrada. Perdí el control y el poder del pendiente tomó posesión de mí. Mi grito fue... Lo que llevó al ángel caído a la muerte. Lo usé hasta que sangró internamente, pero también lo hice yo. Además, atravesé su corazón con su propia espada. Él me atravesó con tres lanzas de luz tratando de defenderse, pero yo no me detuve... - se volvió a girar hacia Val.

- ¿Sabes qué es lo peor, Val-senpai? - dudó un momento su debía continuar -... Disfruté cada segundo de ello - era una confesión dolorosa.

- No dudé, no pensé, ni reaccioné hasta que lo vi muerto. Souma me odiará por eso - sus ojos lloraban otra vez.

Miró la pieza que le mostraba y se llevó una mano a su corazón - ¿Entonces... Ese fuerte dolor fue esa pieza? ¿Perdí mi poder como sirena? - se sentía preocupada.

- No puedo recordar mucho porque aquel hombre llegó cuando... Cuando ya no me quedaban fuerzas, pero lo cubrió en una especie de barrera verde. Tal vez quería terminar el trabajo conmigo, pero me adelanté un poco... - después de decir todo esto, comenzó a toser. Su garganta aún dolía un poco.

- ¿Dices que dormí tres días? Será esa la explicación de por qué me siento sin fuerzas... - se giró de lado para seguir tosiendo, pero con mucha dificultad. Incluso aquel sencillo movimiento era agónico para la chica.

- Entonces ahora hago parte de tu clan, ¿verdad? - ella conocía poco sobre la jerarquía demoníaca, pero conocía la historia de las familias.

- ¿Crees que deba quedarme mucho tiempo aquí, Senpai? - no quería forzarse, pero tampoco le parecía agradable permanecer allí y molestar más a Val.

Bajó la mirada tímida y le dijo - Quisiera ver a Souma. Quiero disculparme por lo que le he hecho pasar - su voz era baja, ya que no podía hablar mucho aún. Su cuerpo parecía no querer normalizarse aún después de tres días de letargo.

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19/07/2019, 00:48
Val

El peliblanco te escuchó en silencio, reaccionando cada vez más grave con lo que confesabas. Podías incluso ver cómo apretaba sus puños con fuerza y cómo él también era incapaz de mantener su mirada en la tuya. Sus expresiones delataban, más que incomodidad, enojo, ¿pero con quién? Cuando terminaste de hablar Val trató de volver a una actitud más estoica, pero no tuvo demasiado éxito.

Tu padre era un exorcista, Umimori-san ―te dijo, en un tono suave. ¿Exorcista? ¿Qué estaba diciendo?―. Los ángeles caídos no pueden manejar a las espadas sagradas. Investigamos a tu padre con los altos mandos de la iglesia; nos confirmaron lo que yo creía. No te disculpes por nada, no has hecho nada malo. Nadie puede odiarte por nada de lo que has hecho. En su lugar, nosotros... ―se detuvo un momento, mientras se mordía los dientes. Dio un paso adelante y se disculpó contigo, haciendo una pronunciada reverencia― Dije que los protegería, pero no cumplí mi palabra. Por eso tú y tu padre han muerto. Nada de lo que ha sucedido es tu culpa, Umimori-san. Mis disculpas no son suficientes para reparar lo ocurrido, pero por favor... Te he revivido de forma egoísta, sin saber si esto era lo que querías. Técnicamente perteneces a mi clan, pero no debes seguirme si no lo deseas. Incluso puedes odiarme, eres libre de ello y lo merezco. Yo... No te preocupes por el tiempo que debas pasar aquí, solo preocúpate por recuperarte ―marcando aún más su reverencia, y con un tono más grave, repitió una vez más:―. En verdad lo siento, Umimori-san.

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19/07/2019, 01:47
Sayaka Umimori

Sayaka veía el enojo en la cara de Val y pensó que se trataba de algo que ella había dicho. Bajó la mirada triste.

- ¿Estás enojado conmigo, Val-senpai? - sus ojos se veían tristes.

Entonces, vino la explicación del chico.

- ¿Un exorcista, dices? - su sorpresa era notoria. - ¿Entonces esa espada era suya? - dijo con sorpresa.

La reverencia de Val hizo que Sayaka se sorprendiera. Un joven que siempre había mostrado cierta jerarquía y poder ahora se inclinaba hacia ella con notable pena en su rostro. Ahora él se responsabilizaba de todo lo que había sucedido.

Deseos egoístas... Llevó su mano una vez más a su corazón donde había sentido aquel inmenso dolor y volvió a mirar al chico. 

No, realmente no quería vivir...

Su rostro reflejaba la profunda tristeza que sentía, pero no había odio en sus ojos. Se giró con dificultad para sentarse en el borde de la cama de frente hacia Val y escuchó sus palabras. Respetó todo lo que el chico quería decirle y por un momento dejó de llorar. Le miró con entendimiento, pero más con gratitud.

- ¿Sabes, Val-senpai? - hablaba despacio porque aquella posición era dolorosa, pero quería presentarle sus respetos a quien le había devuelto la vida.

- Yo no quería vivir, quería morir para reunirme con mi padre. Sí fue egoísta tu acción y sí me alejaste de él... - su tono era serio -, pero también nos ayudaste cuando mi madre fue exiliada, nos diste un techo, me permitiste entrar en un buen instituto y todo eso fue sin esperar nada a cambio. No podría odiarte así lo intentara - sus manos temblaban por la fuerza que hacía para permanecer en esa posición, pero no decía nada para quejarse.

- Discúlpame con Arabelle por favor por haber arruinado su bonito vestido. Y tengo la solución... para ello - se abrazó por el dolor que sentía, pero sentía que debía permanecer así para brindarle el respeto a Val.

- Solo te pediré que pagues tu deuda de una manera, Senpai. Ayúdame a encontrar al hermano de Abilio y a encontrar la manera de hablar... con mi madre... - no podía resistirlo más.

- Además, te debo más a ti que tú a mí - sonrió con algo de dificultad mientras caía nuevamente sobre la almohada temblando.

- Creo que mi cuerpo aún rechaza... Mi nueva condición - respiraba con algo de dificultad, pero parecía que el descanso ayudaría con el dolor.

- Solo quiero eso a cambio, Senpai. Y aunque fuera... Egoísta, gracias por traerme de vuelta. Sé que eso... Hizo feliz a Souma... Seguramente se culpaba de mi muerte... - sudaba un poco, pero pudo relajarse y el dolor fue diezmando. Aún era pronto para levantarse, pero al menos ya estaba consciente.

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20/07/2019, 15:24
Val

Tu voz resonaba con cierto eco en la vacía habitación blanca. El olor a esterilizado era lo único que podía percibirse en aquel lugar; nada de calidez, nada de luz del sol. Solo las voces resonaban en la inmensidad del lugar, acentuando esa sensación de inmensidad que tan sola se hacía en ocasiones.

―No, no me malentiendas. No tengo razones para molestarme contigo ―respondió el peliblanco, de forma tajante

Cuando empezaste a hablar después de su explicación, Val se enderezó y te miró, preparado para ser tratado de la peor manera. No obstante, sus expresiones oscilaron entre un mar de desconcierto y frustración conforme tus palabras iban desarrollando oraciones. Frente a ti no tenías al Val imponente que habías conocido días anteriores. De hecho, ¿Val había sido imponente en algún momento? ¿Acaso no se había mostrado como un chico medianamente normal? Ciertamente, su levemente marcada jerarquía relució en algún momento, pero ahora que se disculpaba... ¿Era disculparse lo que hacía un líder? Ahora eras su sirvienta, él era tu amo. ¿Por qué tratarte de esa manera?

Una vez terminaste de hablar, Val vaciló durante un momento para responder. Su cara desvelaba el lío que estaba hecho por dentro. Y es que sus ojos bien abiertos, sus labios finos bien alineados, la palidez de su rostro; su expresión era completamente transparente.

Souma... Nunca lo había visto tan alterado ―comenzó por decir, volviéndose a mirar el panel de vidrio ahumado―. Te lo dije, ¿no? No quería despegarse de esta habitación, y tampoco hablar con nadie. Lo entendía, llegué a compartir un poco de su dolor ―volviéndose hacia ti con una mirada bastante fuerte, apretó sus puños y prosiguió―. Te prometo encontrar al hermano de Abilio, y preparar un encuentro con tu madre. Tienes mi palabra ―la severidad de su tono y la decisión en sus ojos no parecían mentir―. Por ahora me retiraré, creo que hace falta que descanses. Me dijiste que querías ver a Souma, ¿no es así? Si no tienes ninguna pregunta más por hacerme, iré a su búsqueda.

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20/07/2019, 16:16
Sayaka Umimori

Pudo ver el desconcierto en el rostro de Val, su frustración y dolor. Al parecer, él se culpaba mucho por todo lo sucedido. Era un gran chico. Un amo hablándole a su sirvienta de esa manera... Sin duda era bueno, independiente de las circunstancias de su nueva asociación.

- Nunca imaginé que pudiera ver tanta bondad en los demonios hasta que los conocí - se refería obviamente a Val, Arabelle y a Souma.

Escuchó la explicación de Souma y la mirada de Sayaka mostró una profunda tristeza. Un chico que escondía sus sentimientos a todos, que buscaba resolverlo todo solo y que siempre mostraba un rostro valiente independiente de la situación... Abatido por su culpa. No podía perdonarse por hacerle pasar por ello. Sin embargo, quería verlo. Era su deseo de corazón.

Pudo ver la determinación en los ojos de Val y cómo haría lo necesario para cumplir su promesa.

- Gracias, Val-senpai. Por todo - no agregó mucho más, pero esperaba que él comprendiera.

Se sentía algo nerviosa de ver a Souma, pero quería abrazarlo y sentir ese calor que le reconfortaba y le traía paz en sus peores momento.

- Solo espero que puedas contarme más sobre lo que descubriste de mi padre cuando esté fuera de aquí - al parecer, ya podía hablar con normalidad, aunque su cuerpo siguiera exhausto.

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20/07/2019, 17:08
Director

Bondad en los demonios, ¿eh? ―tus palabras habían vuelto a sorprenderle un poco. Sonrió un poco con ironía, y asintió― Sí, es verdad, hay demonios realmente amables ―concluyó, mirando hacia al techo, quizá rememorando algo... o a alguien.

Ante tu agradecimiento el peliblanco solo pudo asentir, con timidez. La verdad aún se veía reacio a recibir un "gracias"; no mientras la sombra de la culpabilidad lo persiguiese.

Al final resolvió despedirse con un afable "Nos vemos luego" ―bastante más formal que de costumbre― y se dirigió a la puerta. Cuando se encontraba frente a esta, la puerta se abrió lateralmente. Sin embargo, no atravesó el umbral, deteniéndose a escuchar lo último que dijiste.

Es una promesa ―y atravesó la puerta; solo pudiste ver su espalda antes que la entrada se cerrase.

Luego de tu encuentro con Val la sala volvió a sumirse en un profundo silencio. Tu cuerpo... ahora se sentía extraño. No podías notar un cambio aparente; tu caparazón era el mismo, ni siquiera las heridas de aquella fatídica batalla habían quedado. A pesar de ello, sí que podías notar un aura diferente emanada de tu cuerpo. Era un aura parecida a la de Val, Arabelle, y Souma. Anteriormente emanabas un aura parecida a la de Kobayashi, pero ahora eras una demoniza. No obstante, eso no parecía haber borrado tu naturaleza de sirena. Seguías siendo la misma Sayaka, solo que en un cuerpo diferente por dentro.

Pasaron algunos minutos, ¿quizá media hora? ¿Quince minutos? ¿Diez minutos? No tenías una noción clara del tiempo en aquella habitación tan simplona. Solo podías llevar la cuenta de los latidos de tu corazón, replicados por una de la máquina que estaba conectada a ti. Transcurrido ese tiempo, la puerta de la sala volvió a desplegarse lateralmente. Quien estaba en el umbral era un rubio vestido con una franela roja, unos jeans y unos zapatos casuales, negros. Su cara lucía realmente demacrada, aún más que la de Val. Ese rubio era Souma. Al principio entró a la sala con cierta timidez, pero apenas te vio, sus ojos se abrieron bastante. En su mano derecha traía agarrado algo; mirando con un poco más de atención te diste cuenta que era tu ocarina. 

Sayaka ―tu nombre fue arrastrado de la garganta de Souma con un tono muy ronco. Se quedó mirándote fijamente, para al final... desviar la mirada―. Yo... lo siento Souma estaba más pálido de lo que tu recordabas, y las bolsas bajo sus ojos eran mucho más remarcadas que las de Val. De hecho, apenas parecía haber tomado un baño, ya que tenía el cabello mojado―. Si me hubiese quedado contigo, entonces quizá tu no... ―las palabras se acumularon en su garganta y su rostro se tensó― No fui más rápido y... Y ahora has reencarnado como demonio. Le dije a Val que te reencarnase, pero no sabía si eso era lo que querías, y ahora... ―apretó sus dientes con fuerza― Ahora eres una de nosotros ―cuando sus ojos se volvieron hacia los tuyos, pese a la distancia que los separaba, notaste la tristeza en su faz―. ¿Fue demasiado egoísta de mi parte querer que volvieses?

 

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20/07/2019, 19:39
Sayaka Umimori

Sayaka vio cuando el chico se fue y le sonrió antes de que se marchase.

Ese aura... Antes le temía, pero ahora era parte de ella. Era gracioso. ¿Qué diría Kobayashi cuando la viera otra vez? Al fin y al cabo, era la única amiga que tenía y que sí podía notarlo.

¿Estás feliz, Otou-san?... ¿Esto querías para mí?...

Su padre le dijo que no dudara del amor que ellos se tenían y ahora comprendía por qué. Si bien su madre era una sirena, su padre era un exorcista, así que era muy posible que él no sucumbiera a su poder tan fácilmente. Sus sentimientos sí eran reales, pero hubiera deseado que le fueran honestos desde el inicio. Así todo esto pudo haber terminado diferente.

La puerta se abrió y el corazón de Sayaka dio un vuelco. Añoraba verlo, pero verlo en ese estado le causaba tristeza. Era su culpa, ella era responsable de eso.

- Souma - dijo mientras sus lágrimas llenaban sus ojos no dejándole ver mientras una ola de culpabilidad la invadía.

Ignorando su cansancio, se sentó sobre la cama para luego ponerse de pie con dificultad. Caminó como si apenas estuviera aprendiendo a usar sus piernas y abrazó al rubio con fuerza.

Sus piernas temblaban y era posible que se cayera en cualquier momento, pero no le importaba. Se aferró tan fuerte como pudo al rubio.

- Quería verte... - le había puesto atención a sus palabras, pero sus sentimientos sobrepasaban a su cerebro, así que expresaba lo que sentía antes que cualquier cosa. Sollozaba sin parar.

- Soy yo quien lo siente. Siento causarte tanto sufrimiento, siento que te preocuparas por mí, siento mucho haberte dejado solo... - sus piernas se cansaron y Sayaka cayó de rodillas en el suelo, pero no soltó al rubio cuando se deslizaba por sus piernas.

Alzó la cabeza y lo miró con ojos llorosos.

- Si hubieras subido conmigo, te habría asesinado también, Souma. Perdí el control de mi poder... Tú... Hiciste lo que pudiste. Yo lo sé... Morí con el dolor de no poder volver a verte y volví a la vida añorando hacerlo... Si eres egoísta, yo también, Souma. Quería morir, quería cerrar los ojos para nunca abrirlos, quería irme con mi padre y no pensé en ti. Lo siento... Lo siento... - Sayaka se abrazó fuertemente a Souma una vez más sin dejar de sollozar.

- ¿Podrías perdonarme? - eso era lo que más le importaba en ese momento. Saber que ella había acabado con sus propias manos con ese ángel caído y que el rubio pudiera odiarla por eso era su peor preocupación.

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20/07/2019, 20:44
Souma

Souma, sorprendido porque repentinamente te levantases, y preocupado por tu estado, se adelantó un poco cuando empezaste a caminar hacia él. Souma se quedó hechizado entre tu abrazo, sin saber muy bien qué expresión poner, o cómo responder. Como era de costumbre, parecías tomarle siempre por sorpresa. Eras una chica muy impredecible para él. Pudiste sentir cómo su corazón latía con fuerza.

Cuando tus piernas cedieron, Souma, aún sin saber muy bien cómo reaccionar, se tiró de rodillas al suelo junto a ti y te sostuvo entre sus brazos. Te escuchó, en silencio. Sus ojos habían empezado a brillar un poco. Rápidamente pasó la mano con la que no sostenía la ocarina por sus ojos y una amarga sonrisa intentó aparecer en sus labios. 

No seas tonta ―dijo, con una voz débil, aún con el dorso de la mano sobre sus ojos―. Yo todavía soy un extraño en tu vida. Es natural que quisieses irte con tu padre, pero... ―en este punto su voz ya se estaba quebrando― precisamente por eso me sentí impotente. Pensar en la idea de ya no podría dejar de ser un extraño para ti... ―con suavidad te rodeó y te estrechó en un cálido abrazo― No cumplí mi promesa, no pude protegerte. Llenaste tus manos de sangre ―el rubio siguió abrazándote con uno de sus brazos, mientras con su mano libre tomaba la tuya y se la llevaba a la mejilla; pudiste sentir algo mojado y cálido en tu mano―. No tengo nada que perdonarte. Perdóname tú a mí, por favor ―una vez más volvió a rodearte con ambos brazos―. Soy demasiado débil. Quisiera que todo hubiese acabado de otra manera...

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20/07/2019, 22:33
Sayaka Umimori

Sentir acelerado el corazón de Souma hizo que el suyo latiera aún más rápido. Sentir su calor era reconfortante y sentía que lo había dejado de sentir por siglos.

Y pensar que eso fue solo hace tres días...

Se regocijó en su protector abrazo y le miró a los ojos todo el tiempo. Cuando el chico llevó su mano a su aún mojada mejilla y la soltó luego, Sayaka la limpió con suavidad, esperando quitar unas pocas lágrimas de ella. Sabía que él se culparía por lo sucedido y sabía que se sentiría responsable por todo. Hizo un esfuerzo y besó la mejilla más cercana del chico con una sonrisa, aunque aún con lágrimas en sus ojos.

- No eres débil, Souma. Puede que no me hayas ayudado a luchar, pero me encontraste... Pensé que moriría allí sola y que nunca me encontrarían. Pero tú me encontraste y salvaste a muchos otros. Para mí, eres mi caballero en brillante armadura - volvió a besar su mejilla con algo de timidez. Sus mejillas sonrosadas por el llanto y la alegría y su mirada fija en él no reflejaba más que alegría.

- Sí morí. Al igual que mi padre y no hay nada que podamos hacer para cambiar eso, pero gracias a ti, tenemos una segunda oportunidad, ¿verdad? Además, mi padre no quería que yo fuera con él, no aún - movió suavemente la cara del rubio para que le mirara directamente y no fuera a esquivarle porque sentía que lo que le diría era importante.

- Gracias por traerme de vuelta y permitirme volver a verte. Tú eres lo más importante que me queda y si debía transformarme en demonio para verte otra vez, no me importa. Me enamoré de ti, Souma - sus mejillas se pusieron aún más coloradas de lo que ya estaban.

- No tienes que sentirte igual, pero por ello es que soy feliz en este momento. Que no me rechaces a pesar de lo sucedido es... Mi mayor alegría - le sonrió una vez más y luego cayó en cuenta de que su ocarina estaba en una de las manos del chico.

- ¿Dónde encontraste mi ocarina? - no era un reclamo, pero sentía curiosidad.

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22/07/2019, 00:17
Souma

Souma no pudo ocultar una sonrisa perlada por alguna que otra lágrima rebelde. Sus mejillas también se sonrojaron, y fue entonces cuando los rostros de ambos empezaron a combinar. 

Siempre... ―mientras sonreía, su rostro parecía debatirse entre muchas otras emociones― sabes qué decir en un momento así. No podría rechazarte. No podría odiarte. Simplemente... no podría ―terminó por decir, acariciando con ternura tu cabello. 

Cuando preguntaste por la ocarina, el chico retrajo su brazo y miró por un momento la ocarina, para luego ponerla en una de tus manos.

La llevabas contigo. Es algo muy importante para ti, ¿no? He estado cuidándola, esperando para dártela ―respondió, terminando de enjugarse las lágrimas del rostro―. Agárrate fuerte de mi cuello.

Una vez rodeaste el cuello de Souma con tus brazos, el chico con un brazo sostuvo tus piernas, y con el otro te rodeó la espalda. Se levantó con cuidado y te cargó como princesa. Pudiste notar como sus mejillas se ruborizaron un poco más. Con delicadeza te llevó hasta la camilla y te acostó sobre ella.

No es correcto que camines aún. Tus heridas fueron muy graves, y tu cuerpo aún necesita acostumbrarse a su nueva naturaleza ―actuando casi de forma paternal, Souma tomó la sábana blanca y te cubrió con ella hasta la altura del abdomen―. Por ahora debes preocuparte únicamente por recuperarte ―dijo, terminando de enjugarse la cara con las mangas de su franela roja―, ¿bien?

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22/07/2019, 00:52
Sayaka Umimori

La caricia de Souma en su cabello era muy amable y Sayaka se sintió tan a gusto que le hubiera pedido que siguiera si no fuera porque este puso la ocarina entre sus manos. Sus ojos brillaban al verla y ver cómo el chico la había rescatado de esa escena tan dantesca. El recordarlo hizo que su corazón diera un vuelco una vez más y bajó la mirada un momento.

¿Qué habría sentido el chico al verla allí? Val dijo que había estallado en cólera y estaba muy alterado. Ese amable demonio en un estado de desesperación tan fuerte... Por su culpa. Solo imaginar la desesperación que pudo causarle...

- Gracias, Souma. De verdad lamento que tuvieras que verme así. Val me contó que estabas muy alterado - clavó su mirada en el suelo.

Entonces, se agarró con firmeza del cuello del chico y sintió cómo este la levantaba con aparente facilidad.

- Souma... Yo... - soltó un grito débil al sentirse en el aire y luego le miró vergonzosa.

Cuando este le terminó de cubrir con la sábana y todo lo demás, Sayaka se abrazó y le quitó la mirada - ¿Sabes que esta bata es lo único que llevo, verdad? - se sentía muy apenada por ello, pero trataba de calmarse.

- Me preocupas tú. El cómo me encontraste parece haberte afectado mucho por todo lo que me dijo Val. Quisiera que fueras honesto conmigo. Al fin y al cabo, tú tampoco te encuentras en tus mejores condiciones. Quédate aquí -.