Partida Rol por web

High School DxD: Armageddon [+18]

ボリューム .6: El comienzo del final

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13/05/2020, 01:54
Director

Life I: Muestra de poder

En el mundo solo existen dos fuerzas igual de poderosas y destructivas...

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13/05/2020, 02:34
Director

12 de noviembre, martes. Dos semanas después del ataque a Tokio.

Dos días después del ataque, todo el equipo Belphegor debió moverse a la que era la base original de su clan, un castillo al extremo norte del inframundo, con miles de hectáreas de terreno. Sin embargo, antes de eso tuvieron que despedirse de la academia y de los amigos que tenían en ella, cosa que no fue para nada sencilla.

La academia quedó clausurada hasta nuevo aviso, aunque no era difícil prever que ese aviso probablemente se diese hasta pasados muchos años, nadie sabía cuántos. También cabía la posibilidad de que más nunca abriera sus puertas, por lo que, por los momentos, solo podrían guardar recuerdos del poco tiempo que estuvieron allí. 

La vieja escuela fue uno de los pocos lugares que no resultaron destruidos. Desde un nostálgico salón del club que más nunca verían, con todas sus pertinencias, fueron teletransportados hasta el castillo Gremory. Su estadía allí fue estacionaria, muy corta. A las afueras del castillo, una despampanante limusina negra los esperaba. Antes de que se despidieran, Rias les prometió que se volverían a ver pronto y los advirtió de las complicaciones que podrían tener con los líderes del clan. Su recomendación más marcada es que tratasen de ser lo más sumisos posibles, esa era la única manera de evitar problemas a Val. Tras el sonido de las puertas del castillo cerrándose, la limusina se puso en marcha. Su viaje hacia una estadía desagradable comenzaba en ese momento.

Desde el castillo Gremory, les tomó unas cuatro horas llegar hasta una construcción espectacular que resplandecía bajo el cielo púrpura del inframundo. Itomi, mientras viajaban, preguntó a Val por qué no se habían teletransportado directamente; la única respuesta de Val fue una amarga sonrisa, seguida de un largo silencio. Al llegar, quizá advirtieron un poco del por qué el silencio y la incomodidad de Val.

El chófer de la limusina los había tratado de forma hosca desde que arribaron en el vehículo, al tener que bajarse de este, su trato no mejoró. Ustedes debieron salir solos de la limusina y, también, bajar su propio equipaje. En las puertas nadie les esperó.

Después de abrir las pesadas puertas del castillo, se toparon con varios pasillos extensos y absurdamente grandes. No era una exageración decir que el castillo era muchísimo más grande que el de los Gremory. Era innecesariamente ostentoso. Habían algunos sirvientes, pero todos pasaban deliberadamente de ustedes. Solo unos pocos los miraban de reojo con cierta culpa en la mirada; jurarían que, al menos, un par hizo el ademán de ir hacia ustedes a ayudarlos, pero al final fueron detenidos por los otros. Se respiraba una extraña tensión en el ambiente; todos parecían tener... miedo.

Val estaba de mal humor, y eso era evidente. Guiados por el peliblanco, sin muchas ganas, caminaron un rato por uno de los largos pasillos. Luego de andar y andar, terminaron llegado a una zona que parecía ser la central de la construcción o, al menos, un recibidor.

Todo brillaba demasiado, había demasiado lujo por todas partes y hacía que el lugar pareciese falso. Realmente no era acogedor ni agradable, aunque quizá no fuese solo por ese hecho. Más tarde descubrirían por qué Val, Arabelle, Chisa y Eizo, lucían tan de mal humor por haber entrado a ese lugar.

Ninguno de los sirvientes los saludó al verlos pasar por las puertas. Los volvieron a ignorar deliberadamente y siguieron caminando de aquí para allá, o quedándose de pie en sus lugares designados, haciendo las tareas que les correspondían. Sin embargo, quienes no parecían ignorarlos ni siquiera un poco eran unas personas sentadas en unos gigantescos sillones color rojo justo en medio del lugar. Val frunció ligeramente el ceño al verlos.

Sentado en la esquina derecha del sillón, tenía a dos hermosas y voluptuosas chicas sentadas a su lado, abrazándolo. Vestía un traje que, a la vista, parecía ser muy lujoso. Además, tenía la misma mirada afilada e irónica de la última vez que se habían visto.

                                                                                                                                                                                                                                                                                                En el centro de los sillones se encontraban dos personas que nunca habían visto. Su blanco cabello, tan puro como la nieve, se camuflaba con toda la brillantez de la sala. El color de su cabello, y la ostentosa forma en la que estaban vestidos, no les dejaban lugar a dudas para saber que esos eran los líderes del clan. Hubo algo que les llamó la atención de inmediato entre esos dos y es que, además de su cabello, habían muchos rasgos similares en los rostros de ambos. 

El hombre les miraba con una sonrisa algo molesta; su mirada delataba que algo de desprecio. La mujer a su lado, hermosa y tan pálida como una muñeca de porcelana, los miró con algo de recelo. Advirtieron que Val los miraba de la misma forma.

Luego de un prolongado e incómodo silencio, el hombre de cabello largo fue el que comenzó a hablar.

Por fin te dignas a volver a casa, Val —su voz era prepotente, masculina, pero no demasiado grave. Se parecía un poco a la de Ancel—. Sin embargo, aunque acabas de llegar, veo que ya tienes ganas de irte. ¿Te parece correcto comportarte de forma tan despreciable? Es poco digno de un Belphegor.

Val trataba de mantenerse lo más calmado posible, aunque sus manos estaban fuertemente apretadas en forma de puño.

Lord Belphegor los miró, ocultando por un momento su burlona sonrisa, para mostrar asco por completo.

Aunque esta vez vienes mucho más acompañado. Todos son reencarnados —puso especial odio en esa palabra—. ¿Desde cuándo te dedicas a recoger vagabundos de la calle? —volvió a mirar a su hijo, sonriendo con ironía— ¿Tanto te molesta que los llame de esa forma? La basura no puede ser llamada de otra forma, hijo mío.

Lady Belphegor, aunque los miraba, no dijo nada. Aunque su mirada era, ciertamente, recelosa, parecía ser considerablemente menos hostil que su amable anfitrión.

Qué grata sorpresa vernos —Ancel usaba el mismo tono irónico de su padre. Miró a Sayaka y a Shiori por un momento—, ¿no es así? —miró a las mujeres restantes del equipo y luego miró con claro desagrado a Ikutsuki— Es verdad, la basura no puede ser llamada de otra forma —para terminar por mirar a Val, sintiéndose pleno al ver el enojo del peliblanco—. Espero que nos llevemos bien —miró una vez más a las chicas del clan, mientras tomaba algunos mechones de cabello de una de las chicas a su lado y lo olfateaba. Eso realmente fue desagradable.

Lady Belphegor, entonces, por fin hizo algo más que mirar. Hizo una seña a una de las sirvientas que esperaba de pie en uno de los pilares. La sirvienta, con claro miedo, caminó hasta estar frente a ella y hizo una reverencia.

Llévalos a sus habitaciones —su voz era muy suave, pero firme. Eso fue lo único que le escucharon decir a Lady Belphegor en aquella agradable bienvenida. La sirvienta les hizo una reverencia y empezó a caminar hacia una de las puertas del estancia. Sin embargo, Val no se movió. No sin antes dejar escapar su rabia. Quizá era algo imprudente y por eso Arabelle les había estado dando graves miradas, para que ustedes no dijesen nada. Sin embargo, Val no pudo aguantarlo más.

 

Si se atreven a tocar a alguien de mi equipo, los mataré —con aquellas frías palabras que creían Val nunca sería capaz de decir, el peliblanco les hizo una señal para que siguieran a la sirvienta. Miró por un momento más a su hermano y a su padre, y empezó a caminar junto a ustedes.

Antes de que la gran puerta del pasillo al que se inmersaban se cerrase, escucharon a Ancel decir:

 

Me encantaría ver eso...

Y entonces, la estadía en el infierno comenzaba.

 

 

―○●○―

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13/05/2020, 03:31
Director

Desde que te habías ido de Byoko-sho, muchas cosas habían pasado.

Te separaste de Mei y, desde entonces, no habías sabido nada de ella. No te enteraste de su estado hasta el quinto día de su separación, cuando por fin respondió uno de tus mensajes con su efusividad de siempre.

¡Hola Shiori! โ๏∀๏ใ Perdona por preocuparte, no había tenido acceso a mi teléfono..., ¡pero ahora ya todo está bien! (*≧▽≦). Te extraño mucho༼☯﹏☯༽. No me acostumbro a dormir sola. Este cuarto es demasiado grande para mí. ¡Aunque tengo buenas noticias! He podido ver a Koaj-chan. ¡Es tan linda! (*≧▽≦). Te manda muchos saludos, por cierto.

¡Pero quiero que me cuentes de ti! ღゝ◡╹)ノ♡ ¿Cómo has estado? ¡Esperaré tu mensaje atenta! 

Con amor, Kobayashi ⊂(♡⌂♡)⊃.

Después de eso, pudiste hablar y mensajearte con ella con regularidad.

Otro suceso importante, es que llevabas días sin ver a Samuru. Desde el día del ataque, no lo habías vuelto a ver. 

Las cosas en el castillo Belphegor eran realmente hostiles, y en ocasiones debías contenerte para no dar una mala respuesta y meter en problemas a Val. Nada más destacable sucedió en ese tiempo.

En esa monotonía...

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13/05/2020, 03:41
Director

Desde que te habías ido de Byoko-sho, muchas cosas habían pasado.

Tuviste que separarte de tu padre y Toru. Sus memorias habían sido borradas, por lo que no recordaban nada de lo que había sucedido. Tu madre estaba muerta y eso era un hecho. Su sepelio se realizó un día antes de que abandonases Tokio. Tu padre y la familia de Toru, quedaron fervientemente convencidos de que todo lo que había pasado en Tokio había sido un ataque terrorista humano. Toru salió de su shock y tu padre quedó devastado, aunque en mucho menor medida. Fue transportado a un refugio; la familia de Toru se llevó a Toru consigo, algo te decía que ya no lo volverías a ver tanto como antes. Tu padre te rogó que no te fueses, tuviste que mentirle. Él no entendía las razones de tu partida.

¿Quién sabe si lo volverías a ver?

Chisa y Eizo quedaron devastados al saber de la muerte de Akemi. Chisa lloró mucho y Eizo, aunque no lo hizo frente a ustedes, sabes que también. Estuvieron en el sepelio y se despidieron de Dai, no sin antes abrazarlo con mucha fuerza.

Sí, aquel día de octubre muchas personas habían perdido cosas importantes.

Las cosas en el castillo Belphegor eran realmente hostiles, y en ocasiones debías contenerte para no dar una mala respuesta y meter en problemas a Val. Nada más destacable sucedió en ese tiempo.

En esa monotonía...

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13/05/2020, 03:46
Director

Desde que te habías ido de Byoko-sho, muchas cosas habían pasado.

Te separaste de Mei de forma inevitable. La pequeña lloró mucho al despedirse de ti y Shiori. Iría a Kioto, el lugar donde pertenecía aquella pequeña ojou-sama. No supiste de ella durante unos días. Sin embargo, una mañana, te despertaste con un mensaje de la kitsune.

Sayaka... ¡Te extraño!༼☯﹏☯༽. ¡Por favor, responde cuando puedas! ¡Estaré ansiosa esperando noticias sobre ti! Por cierto, Koaj-chan te manda saludos. ღゝ◡╹)ノ♡ 

Con amor, Kobayashi ⊂(♡⌂♡)⊃.

Souma se separó también de ti cuando ambos se despidieron de la academia. Aquel día fue algo incómoda esa despedida. Algo... raro flotaba en el ambiente y quizá el rubio lo había notado, probablemente por eso se había limitado a abrazarte, sin más. No quería abrumarte. Deseó que se vieran pronto y prometió estar en contacto contigo por teléfono. Así lo hizo. Los dos compartían algo más que amor en ese momento; él estaba en el castillo de su casa y tú estabas en el de los Belphegor: ambos eran desgraciados por eso.

Y, hablando de amores...

Kiki no te abandonó desde el día del ataque. De hecho, aunque te encerraste por algunos días, él no te abandonó y, aunque le dejaste claro que podía irse si quería, prefirió no hacerlo. Al día siguiente de la confesión de Kiki, él ya te trataba como si nada hubiese sucedido entre ustedes dos. Con el pasar de los días, las cosas volvieron a la normalidad.

Las cosas en el castillo Belphegor eran realmente hostiles, y en ocasiones debías contenerte para no dar una mala respuesta y meter en problemas a Val. Nada más destacable sucedió en ese tiempo.

En esa monotonía...

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13/05/2020, 03:52
Director

Desde que te habías ido de Byoko-sho, muchas cosas habían pasado.

Souma y tú se separaron; Souma lloró un poco. Eran colegas y, por meses, habían compartido muchas risas, travesuras... y hasta el cuarto. Se lamentó de ya no poder compartir más de eso, aunque también agradeció tu amistad. Te dijo que él estaría en el castillo Vassago, por lo que ambos terminarían sufriendo la desgracia de tener que convivir con clanes clasistas. Te regaló su DVD más preciado de Shoko-chan, su tesoro más amado, para que lo recordases. Quizá había sido algo extremista. No era como si no se fuesen a ver en un futuro cercano, pero el rubio estaba siendo más que sentimental.

No habías tenido tiempo de hablar con Val o Azazel lo que te había sucedido el día del ataque. Val estaba ausente gran parte del tiempo y ninguno de ustedes había tenido ni la oportunidad ni el permiso de salir de la casa. Era realmente una situación desagradable. Sin embargo, al menos estabas con tus compañeros. Eso te permitió, un poco, más acortar las distancias.

No habías visto tampoco a Shimizu desde hacía mucho tiempo; desconocías su estado. Esa chica te estaba esperando, y tenía fe en ti.

Las cosas en el castillo Belphegor eran realmente hostiles, y en ocasiones debías contenerte para no dar una mala respuesta y meter en problemas a Val. Nada más destacable sucedió en ese tiempo.

En esa monotonía...

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13/05/2020, 04:00
Director

... los días pasaron.

―○●○―

Esta noche decidí hacer un banquete en tu honor, Val —Lord Belphegor alzó una copa repleta por un líquido vinotinto—. Por fin has dejado de ser un inútil.

Las dos semanas que habían pasado... realmente habían sido horribles. Luego de que la sirvienta los llevase a sus habitaciones, descubrieron que eran las peores en las que habían dormido hasta los momentos. Una pequeña habitación grisácea con una triste cama en el rincón y una mesita de noche. Sobre la mesita había una vela y esa era toda la luz que tendrían para las oscuras noches. Las habitaciones estaban en los sótanos del castillo, por lo que no habían ventanas algunas por las cuales contemplar el paisaje. Era como si estuviesen... en prisión. Y no solo ustedes; en esa gran mazmorra dormían todos los empleados de servicio. Para Val había sido dispuesta una habitación con todos los lujos. Sin embargo, el peliblanco se había negado. Al final terminó por dormir en una de las habitaciones de las mazmorras, como ustedes.

Todos, Val incluido, comían en el comedor de servicio. Un triste lugar con una gran mesa de madera, desprovista de cualquiera de los lujos del castillo. En ese lugar se relacionaron con los sirvientes un poco más y entendieron por qué no los habían atendido el día de su llegada, desde ese día, gran parte de los sirvientes se volvieron más amables con ustedes, incluyendo a los cocineros. El clan Belphegor era completamente elitista. Todos los sirvientes (que llegaban a la cifra de 50) eran demonios de clase baja, comprados como esclavos. Las órdenes ante la llegada de ustedes era ignorarlos. Nadie podía y nadie quería desobedecer las órdenes de los líderes del clan y ustedes creían saber el por qué; sospechaban que en algún lugar del castillo había un calabozo de tortura.

De hecho, desde el día de su llegada no habían sido más que tratados como basura, sobre todo por Ancel y Lord Belphegor. Las ocasiones que se los habían encontrado por los pasillos... no habían sido demasiado agradables. Como no lo era ese día del banquete.

Ustedes se encontraban en el comedor de la cocina, a puertas cerradas. Ese era el lugar que les habían dejado para cenar, con los sirvientes encargados de la cocina. Estaban junto a ellos, alrededor de una modesta mesa de madera. Sin embargo, detrás de esas puertas, al otro lado de la sala, Val, sus padres, su hermano y todo su equipo, gozaban de aquella agradable cena.

¿Quién pensaría que llegarías a estar en el equipo DxD? ¿Quizá se la chupaste a Azazel y por eso los invitó a unirse? No me sorprendería —se escucharon a algunas personas reír en la mesa, probablemente los sirvientes de Ancel—Las mujeres que acabaron con Habondia están contigo, ¿no? También esa hermosa chica de lentes y Arabelle... ¡Incluso la pequeña! ¿Qué te parece dejar que tu hermano mayor se divierta un poco con ellas esta noche?

Una silla se escuchó arrastrarse.

Tuve suficiente de esta porquería —se escuchó la voz de Val, molesto.

 

 

 

Siéntante —la voz de Lord Belphegor se escuchó con frialdad, de alguna forma, muy amenazadora.

Hubo un pequeño silencio. No supieron qué sucedió en esos instantes, pero luego escucharon una silla arrastrarse de nuevo.

No dejes que Ancel te moleste —retomó su tono de voz jocoso—, después de todo, sabes que está jugando. Y, aunque no estuviese jugando, ¿qué importaría? Esas mujeres no valen nada. ¿Tanto odias a tu hermano para no prestarle tus juguetes? No has cambiado nada desde entonces, Val.

Ancel rió, así como todo su séquito. Podían sentir la ira de Val bullir al otro lado de la puerta. Sin embargo, ¿por qué se mantenía en aquella desagradable reunión? Y, ¿por qué no se habían ido ya de allí? Por mucho que se lo preguntasen a Val durante esas dos semanas, no les contestó. Sin embargo, ustedes sabían que había algo detrás de todo aquello.

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13/05/2020, 06:04
Sayaka Umimori

Terminada la batalla, Sayaka le pidió a Itomi el favor de curar a Kiki. Tal vez el zorro ni siquiera lo notó por haber estado descansando, cosa que a Sayaka no le importó y lo dejó dormir. Lo miraba y se sentía triste. No podía evitar llorar porque ahora se encontraba en una enorme encrucijada.

El edificio del club había quedado intacto, cosa que agradecía, ya que ese lugar significaba mucho para ella. Allí había comenzado su nueva vida y había conocido la verdad sobre su madre, por eso prefirió escribir la carta a Poseidón antes de marcharse al Inframundo y entregársela a Anysia, aprovechando la oportunidad para hablarle sobre todo lo sucedido y los planes de ir a Lilith.

Ver a Souma fue difícil para ella. Se sentía feliz de verle y le abrazó mientras sollozaba, pero una parte de ella no sabía cómo comportarse, no después de todo lo sucedido entre Kiki y ella, aunque el zorro actuaba como si nada. Prometieron permanecer en contacto y así lo hizo. La despedida con Kobayashi fue difícil y se sintió triste de dejarla, pero feliz de verla bien. ¿Habría luchado en el ataque? ¿Cómo le habría ido? Eso le recordó a Yuu. Solo esperaba que no lo vieran en circunstancias desagradables. Pobre Val... Debía sentirse culpable.

Ya llegados al castillo de los Gremory, Sayaka sintió una enorme nostalgia y trató de saludar a cuantos pudo y hubo conocido la primera vez que se quedó allí. Entre ellos a todos los del clan, presentándoles a Kiki y hablándoles un poco de lo que había aprendido. A pesar de esta euforia inicial, Sayaka no tardó en aislarse en su habitación sin querer salir, solo con la compañía constante del zorro y cantando en las noches por la ventana. Desde que era mitad humana, hacía eso para calmarse en aquellos momentos tan difíciles, sobre todo desde que su madre había sido capturada. Antes lo hacía porque la extrañaba y porque una parte de ella esperaba que sus canciones le llegaran, pero luego era porque esperaba que esas melodías llevaran paz a la tumba de su padre. Pidió permiso un día tanto a Val como a Rias para visitar la tumba de Takumi junto a Kiki y dejar flores. De seguro Tagertha se encargaba, pero quería hacerlo ella también. Solo esperaba que su madre no profanara esa tumba y su padre obtuviera el descanso que merecía.

Sayaka también dedicó parte de su tiempo a aprender sobre la naturaleza de Kiki y llamaba a Souma por lo menos una vez al día para saber cómo se encontraba y cómo iba todo en la residencia de los Vassago. Le pedía que enviara sus saludos a Katherine y a Yume y volvía a su encierro, cosa que decidió ocultar del rubio. No quería preocuparlo demás. ¿Cómo podía darle la cara alos del clan después de lo que hizo? Ella sí ayudó a vencer a Habondia, pero casi vende a su clan. Si no hubiera sido por Urena, tal vez habrían muerto todos. No podía siquiera imaginar las cosas horribles que su madre habría hecho si ese ángel caído hubiera sobrevivido. Las palabras aún taladraban en su cabeza, esas palabras que le dijo cuando la reconoció como hija de Mizu. Aquello la atormentaba cada día y cada noche, hallándose llorando en silencio por la culpa. Y además, recordaba lo que estaba haciéndole a Souma y a Kiki y eso la hizo sentir aún peor. ¿Sí era mejor que su madre? Cada día se acercaba más a ella, podía sentirlo. Mientras se fortalecía, la distancia entre ellas se disminuía, pero no solo en poder. Esas horribles ideas asaltaban su cabeza todas las noches y buscaba consuelo en las suaves llamas de Kiki, aunque tampoco le diría lo que pensaba. Si bien el zorro sentía su angustia, no le manifestó nunca lo que le sucedía en verdad.

Llegada la partida donde los Belphegor, Sayaka no tenía ánimos de pelear. Incluso los gestos de menosprecio que recibieron, poco le importaron. Por primera vez, la sirena no se dejó arrastrar por su enojo, aunque no pudo evitar corresponder la mirada de Ancel con una servil reverencia y una alegre sonrisa. Le divertía ese hombre. Sería increíble verlo suplicar por su vida mientras se ahogaba en su propia sangre, sangre que Sayaka sacaría por su nariz. Le respondió su mensajes a Kobayashi un poco de mejor humor:

También te extraño, Kobayashi. Estamos en el castillo de los Belphegor durmiendo en las mazmorras. ¿No es genial? La verdad es que aún me incomodan los lujos. Así me siento más en casa.

Pd: Dale mis saludos a Koaj, pero no le cuentes lo de las mazmorras ;). Solo dile que espero verla muy pronto.

Y también escribió a Souma contándole todo lo que le sucedía, tratando de llamarlo en las noches. Se sentía culpable de hacerlo frente a Kiki, pero ese era el deseo del zorro. Él le pidió que fuera como antes, así que eso le concedió. Sin embargo, no podía enviar sentir una parte de su corazón arrugándose. 

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13/05/2020, 06:32
Sayaka Umimori

Desde el día del ataque, Sayaka se veía más gris y deprimida que de costumbre. Ella nunca fue la más alegre, pero al menos procuraba ser amable. Sin embargo, no parecía dispuesta a mostrar siquiera una sonrisa por cortesía. Kiki, su familiar, había resultado herido y Sayaka le insistió para que se quedara con ella mientras se recuperaba, cosa que el zorro terminó haciendo.

Sayaka se despidió de Souma y Kobayashi entre llanto, y cuando partieron hacia la casa de los Gremory, su humor no parecía cambiar. Al llegar, procuró saludar a todos los integrante e incluso sirvientes con una sonrisa. Les presentó a Kiki y les habló con cierta familiaridad, cosa derivada de su prolongada estancia con ellos, pero que tal vez podía resultar chocante para quien apreció sus formas antes.

Ya llegados a la residencia Belphegor, Sayaka no se vio sorprendida. Tal vez era por ese aura gris que la rodeaba que la chica no podía ni reaccionar enojada a su entorno, pero no le pasó desapercibido el comportamiento de Ancel hacia ellas. Vaya, sí que se acordaba de ellas. Qué bonito... Con esa idea en mente, Sayaka le hizo una reverencia servil a Ancel y sonrió. No dijo nada. No era necesario, ya que el mismo Ancel lo había dicho todo. Ella no quería competir con su ego de demonio de clase alta. Después de todo, no lo valía.

La sirena no salió de su habitación durante todo ese tiempo. Incluso esperaba que todos se fueran a dormir para ella comer. No respondía preguntas, no hablaba con nadie. Ni siquiera se quejaba de la incomodidad y era amable con el personal con quien se topara. Lo había mencionado, pero para ella era muchísimo mejor estar en las mazmorras que en esas costosas habitaciones, ya que ella no estaba acostumbrada en lo absoluto a los lujos. Incluso ya después de seis meses como demonio, todo aquello no terminaba de cuajarle. Las mazmorras se parecían más a lo que conocía, e incluso dormía en su habitación con Kiki, quien no había abandonado su lado en todo ese tiempo. No era que estuviera obligado a quedarse, pero permanecía junto a su ama sin importar qué.

Pasadas dos semanas, Sayaka se veía un poco más tranquila, aunque aún con una actitud un poco taciturna. Llegado el día de ese banquete donde debían estar lejos de Val, trató de vestirse de manera adecuada, pero no sin antes ayudar a preparar su comida. Se sentía de mejor humor y era una manera de disculparse con todos sus compañeros por haberles preocupado. Después de todo, ella no solía comportarse así, sino serena y dulce. Ya en la mesa, escuchar todos esos comentarios, no le arrebataron una expresión de enojo ni nada. De hecho su rostro era de total neutralidad, esa que intentas mantener cuando no quieres perder la cabeza. La mención de Ancel sobre Urena y ella le llevó a hacer una leve expresión con la cabeza que simulaba a una reverencia, casi como si quisiera darle la razón al detestable hermano mayor. No dijo nada ante la proposición, aunque no pudo evitar pensar en lo que sería poder torturarlo con su propia sangre. Esa idea le dio la alegría suficiente para soportar sin decir nada más. Sayaka sonrió mientras seguía disfrutando de la comida - Es como un amor no correspondido - rió sin explicar sus palabras y guardó silencio. Vaya envidia la que ese hombre sentía.

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13/05/2020, 07:39
Muto Urena

Dos semanas habían pasado desde el desafortunado incidente. Los dos días después del ataque parecía vagar sin rumbo. Sonreía por obligación y estaba más en casa, preparando el funeral de mi madre que con el resto. Sin duda me sentía triste e impotente, aunque había logrado vengar a mi madre, no me sentía satisfecha. Comprendí, en esos días, todo aquello que las películas, series y manga decían sobre la venganza. Aunque odiaba profundamente a los terroristas sobrenaturales que habían perpetrado el acto que se había llevado la vida de mi madre, intenté enfocar aquel sentimiento hacia un sentimiento más constructivo que la venganza, continuaba con la determinación de detenerlos, quizá con cierta motivación extra al conocer lo que sentiría quien había perdido a alguien. Todo aquel sentimiento quedó para mí.

Tuvimos que marchar al inframundo y me fui del lado de mi padre y de Toru con mucha pena. Durante nuestro trayecto apenas hablé, nada más que para contestar a quien hablase conmigo y, cuando estaba en medio de una conversación y no era parte interlocutora me quedaba callada nada más que escuchando.

La llegada a la "casa" de los Belphegor no ayudó a que mi estado de ánimo cambiase, el chófer ya dejaba bien claro que no le caíamos bien, los sirvientes nos evadían en cuanto podían o hacían que otros sirvientes, más dispuestos a ayudar, no lo hicieran. El ambiente hostil que habíamos vivido con Ancel en el banquete antes de los Rating Games se multiplicaba por infinito en la hacienda de la familia de Val.

El recibimiento de los padres fue de lo peor que podría haber vivido. Ver a los padres de Val tratarle de aquella manera sumió mi corazón en una terrible pena, en aquel momento mi mirada se ensombreció y mi sonrisa desapareció de forma definitiva, al menos durante unos días.

Conforme fueron pasando los días y a pesar de las habitaciones que nos habían asignado, fui mejorando mi estado de ánimo. Comencé a invocar a Peter Peter, llevaba tiempo sin verlo y parecía que la situación se hacía más llevadera con el, además de mis compañeros y amigos del clan de Val.

Aunque seguía pareciendo triste en algunos momentos, ya iniciaba conversaciones, con Chisa, Eizo, Shiori, también buscaba a Sayaka y en general intentaba dedicarle un momento al resto del grupo, sin dejarme a nadie. Mantenerme ocupada en las relaciones interpersonales con mis colegas me ayudaba bastante a pasar página.

Y llegó aquella noche del "banquete". La conversación al otro lado de la puerta fluía de forma extraña, parecía que estaban celebrando algo en honor de Val, lo cual estaba muy bien, a priori, pero todo el silencio y el ruido de cubiertos no apuntaban a que aquello fuera una fiesta. La conversación que inició Ancel no ayudó demasiado a decantar la balanza al lado bueno del momento.

En cualquier otro momento hubiera golpeado la mesa con un puño, quizá hasta la hubiera partido en dos, sin querer, pero en aquel momento solo lo cerré con fuerza hasta que escuché el comentario de Sayaka.

- Como todo, están celebrando un banquete en su honor pero nadie quiere darle el protagonismo que debería tener - dije -. No sienten más que vergüenza por el, y están obligados a comportarse así porque forma parte del DxD, incluso se mofan de ello.

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13/05/2020, 20:28
Shiori Hino

Aquellos días previos antes de irse, Shiori se encontraba en un modo taciturno aunque procuraba comportarse como siempre lo hacía, regañando a algunos del clan y, si podía, irse para entrenar por su cuenta. No había dicho nada, pero estaba preocupada por el paradero de Yuu ya que había intentado localizarle toda la noche y jamás contestó, además que no quería pensar que había muerto y prefería esperar por si regresaba. Era un buen chico, no merecía lo que le estuviese pasando.

Además, cuando se enteró de lo que le había pasado a Urena, la pelinegra abrazó a su compañera porque podía comprender el dolor que embargaba a la castaña; se ofreció a ayudar con el proceso funerario y, a solas, le dijo a la ojiverde que no permitiese que el dolor guiase su accionar, y que cualquier cosa podía contar con ella o con cualquiera del clan. Además, cuando su amiga Mei regresó a Kioto, se despidió de ella sin tanta tristeza porque ya había conversado con ella y le dijo que no olvidara que la distancia no era un impedimento para que siguiesen siendo amigas.

Partió al Inframundo siendo más seria en ese día particularmente, hablando ocasionalmente con los demás si su intervención era requerida; pero la mayoría del tiempo se la pasó leyendo o evitando algún diálogo largo, saludando a los Gremory con tranquilidad, aunque no pudo evitarle preguntarle a Kiba si aquél postre había resultado bien. Llegado el momento de partir hacia la residencia de los Belphegor, su humor no mejoró y se volvió más seria, perdiendo interés en leer y centrarse en observar el camino para memorizarlo. Al llegar y ver el trato de los empleados de la familia, ella sola tomó sus maletas y caminó con ellas como si nada, de las cuales se podía destacar una pequeña caja de madera con tres dragones que la sacerdotisa cuidaba con recelo, como si fuera un enorme tesoro.

El recibimiento de los padres y el hermano de Val no le tomó por sorpresa, incluso le sostuvo la mirada a Ancel y le causó gracia que él las recordaba. ¿Tanto impacto habían causado? También observó directamente a los ojos del padre, sin dejarse subyugar ni intimidarse por algo tan superficial. No es que hiciese menos el saber por qué Val tenía esos comportamientos e inseguridades, es solo que a diferencia de todo lo que había vivido por su cuenta y por el clan... que los trataran como basura o quisieran hacerles sentir inferiores sinceramente le  importaba un pepino. Y lo demostró cuando los mandaron a las habitaciones y justo cuando salió, bostezó.

Esa misma noche se supo que Shiori entrenó, pero para los siguientes días cambió el horario en la mañana y formó un grupo de estudio con Itomi para no dejar la educación a un lado porque no sabían si volverían a estudiar. No obstante, la pelinegra tenía un propósito y no pensaba descuidarlo. De vez en cuando se le veía mandar mensajes y leer, haciendo una rutina algo monótona que al menos le ayudaba a lidiar con lo que pasaba.

Aquella noche de noviembre, en el tiempo actual, Shiori había ayudado, junto a Sayaka, en preparar la cena para poder ocuparse en algo al menos. Desde ahí podían escuchar parte de la conversación que Val sostenía con su familia, esperando que el peliblanco les dijese luego qué estaba pasando. Ella no se sintió incómoda con comer ahí ni la habitación que se les designó, pues mientras pudiese comer y descansar era más que suficiente. Ella estaba cenando con el resto del clan cuando escuchó las palabras de Ancel, haciendo ojos en blanco mientras dejaba el bocado y bebía un poco de té que se había preparado. Escuchó las palabras de Sayaka y Urena, sonriendo de lado con amargura mientras retomaba su acción de cenar.

-Bueno... si lo piensan, él no deja de pensar en nosotros y en nuestro caso... -fingió limpiarse una basura del oído-... muy seguramente intenta compensar sus fallas físicas con esos comentarios. Urena-san, reaccionando así les cedes la victoria-comentó mirando a la ojiverde mientras se encogía de hombros-. Mientras sepamos quiénes somos es lo que importa.

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14/05/2020, 02:49
Mukuro Ikutsuki

Después de lo sucedido, si mi actitud había sido distante y fría antes del ataque terrorista, después de él se agravó un poco más. Había descubierto cosas que era mejor no saber, toda la semana he estado teniendo problemas con cierta situación adentro de mi mente y por si fuese poco varias de las personas que me importaban salieron heridas, incluyendo otras que no podre volver a ver... Era horrible. Y no era el único que la había pasado mal, al escuchar lo sucedido con Muto Urena, a pesar de que en verdad ella no tuviese una buena imagen de mí, no pude evitar simpatizar por muchas razones con ella y ofrecerle mi ayuda en todo lo que pudiese, y sin decir más retirarme, pues soy consciente que no soy la mejor persona para dar consejos. 

Extrañaba a Souma. Me había hecho un regalo especial y sabia que seguramente no lo iba a ver en un tiempo, al igual que ella, quien me espera en esa habitación inmaculada, teniendo fe que estuviese bien. En la estancia con los Gremory, había pasado el mayor tiempo evitando al Club de lo Oculto, estudiando por mi cuenta y entrenando junto a Akeno nee-san si era posible, aun cuando no le comentaba lo que en verdad sabia y debía contarles a todos. En todo caso, el tiempo paso y para nuestra desgracia, tuvimos que ir al hogar de los Belphegor y allí logre comprender porque los demás no estaban felices por ello. 

El trato con el chofer fue suficiente para saber que no iba a ser agradable. A pesar de que no estaba acostumbrado a recibir ayuda al bajar mis cosas, el trato con los demás me enervo desde el primer momento en que llegamos a la mansión ostentosa, el hogar de origen de Val. Le ayude a mas de alguno con su equipaje aun si no me lo preguntaban, y al momento de llegar a la zona central del lugar, mi rostro paso a ser inexpresivo a demostrar claro desagrado, un ceño fruncido total. Primero era Ancel, el imbécil hermano de Val. Luego era su padre, con esa mirada repugnante y esa esencia asquerosa que me recordaba a ese hombre malnacido. Cada una de sus palabras hacían revolverme el estómago, recordando esa fatídica noche, mordiéndome la lengua para no soltar un impropio que pueda causar molestias a Val, haciendo un esfuerzo titánico que se podía observar notablemente. Ante la mirada de Ancel, solo levante el mentón con orgullo, dándole a entender que si piensa que me va a humillar, no la tendrá fácil. Lo único que podía pensar en ese momento era algo simple: lo quería matar. 

¿Esa era en verdad la naturaleza de un clan clasicista? ¿En verdad era así de miserable todo? Me dio asco en verdad, pero no solo con ellos, al mismo tiempo, una repugnancia hacia mi mismo surgió mientras lo hundía en mi pecho, enterrándolo en lo más profundo de mi mente por el momento. En las habitaciones, pase tiempo con mi familiar hablando con el y un poco con todos los demás, a excepción de Itomi al cual por obvias razones lo evitaba. Incluso charle un poco con Urena, aunque de manera incómoda y corta siempre no teníamos mucho que hablar, siendo un fracaso el intentar acortar distancias de mi parte; todo seguía igual y en un peor ambiente. 

Al relacionarme con los mayordomos y demás personal, el asco fue en aumento. Esclavos que pueden llegar a ser torturados por ellos si desean y sin que puedan oponerse, el lado oscuro de la sociedad demoniaca, el lado de los clasicistas... Eso me hundió mucho más en mis pensamientos, sintiendo mucha empatía con todos y tratándolos de buena manera a pesar de mi humor completamente negativo. Ya con dos semanas siendo tratado como basura, mi paciencia se estaba agotando, pero no podía hacer nada, no podía causarle más daño al presidente. 

Ya para la cena, estaba vestido normalmente. A pesar de ser una celebración, era una mascarada para ser una tortura para Val. Para todos nosotros. La conversación era desagradable, sus presencias de igual manera repugnantes. Me encontraba comiendo con el ceño completamente fruncido, hasta que Ancel dijo una simple frase que se pudo notar como me saco completamente de mis casillas en mi asiento, emanando un aura asesina y un enojo tan comprimido que empezaba a emanar de mis poros. 

Las mujeres que acabaron con Habondia están contigo, ¿no? También esa hermosa chica de lentes y Arabelle... ¡Incluso la pequeña! ¿Qué te parece dejar que tu hermano mayor se divierta un poco con ellas esta noche?

De todas las personas del Club de lo Oculto, seguramente era yo el que estaba teniendo el peor momento posible al tragarme todo lo que les quería decir, al bajar la cabeza a pesar de querer pelear y no dejar que nadie nos humille, todo gracias a mi temperamento que no logro controlar y he estado haciendo mis esfuerzos para hacerlo desde las desgracias que he cometido anteriormente, pero cuando él dijo eso las venas de mi rostro se hincharon y mi mirada y rostro se torció completamente en odio mientras agachaba mi cabeza, sintiendo como mi puño temblaba al tener el tenedor en la mano, pues a pesar de todo, mantenía el control todavía. De todas las cosas que pudo decir, esta fue la única que me ha hecho perder la compostura y se podía notar en el aura que emanaba. 

 

 

Sea como sea, tarde o temprano le llegara su turno... Como se atreve a burlarse de Val y de todas de esa manera... 

Era una bomba, y a pesar de que no podía hacer nada por el bien de todos, no podía evitar reflejar mis más bajos instintos en una mesa donde seguramente todos se están controlando y haciendo lo mejor de si mismos para no causar más daños, no podía mantener la misma fachada que las demás, me era imposible. 

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14/05/2020, 16:13
Director

En las cocinas, los sirvientes que comían con ustedes les miraban un poco incómodos. En sus miradas desvelaban que estaban de acuerdo con ustedes, pero no se atrevían a opinar nada, probablemente por temor.

Al otro lado de las puertas cerradas, en un extremo del gran salón de banquete, los Belphegor seguían con aquella farsa disfrazada de celebración. 

Chisa se levantó de la silla, claramente escandalizada por lo que Ancel había dicho. Sin embargo, había algo muy extraño en ella. La pequeña estaba roja de la rabia y sus ojos estaban llenos de lágrimas. Sus manos, que estaban firmemente agarradas al borde de la mesa, temblaban. Su hermano, Eizo, se desconcertó mucho al verla así. Por supuesto, él también estaba enfadado por lo que había dicho Ancel, pero ver que su hermana reaccionaba de esa forma... Su reacción no había sido igual a la de Ikutsuki, en los ojos de Chisa... había miedo.

¿Chisa...? ―Eizo también se levantó de la silla. Estaba a un lado de su hermana, le puso una mano en el hombro y ella la miró con aquel profundo miedo en sus ojos. Eizo no entendía bien lo que sucedía.

Otra persona que empezaba a actuar extraño era Arabelle. Estaba comiendo con educación y ignorando deliberadamente lo que estaba sucediendo en el salón de banquete. Sin embargo, al escuchar lo que Ancel había dicho, se había quedado en silencio. Había dejado de comer y su expresión se había vuelto algo sombría. Ella, a diferencia de Chisa, había palidecido por completo. 

Itomi, que se había mantenido en silencio ante todo lo que se había dicho, miró de forma extraña a las dos chicas. Por fin, habló.

¿Tanto les afectó ese comentario de mal gusto? ―dijo, con desinterés― Deberían hacer lo mismo que las otras cabezas huecas ―y siguió comiendo. A pesar de su comentario, Chisa y Arabelle no dijeron nada.

Las cosas en el hipócrita banquete, seguían desarrollándose.

Desde el comentario de Ancel, su padre y todo el séquito del hermano mayor idiota estaban riéndose y haciendo comentarios muy clasistas. Sin embargo, todo eso se detuvo con el estrépito de una porcelana rompiéndose y una silla arrastrándose.

Te mataré ―la voz de Val, como nunca la habían escuchado, esta envenenada en cólera. Las risas de golpe se detuvieron, haciendo del ambiente algo más tenso. No cabía duda, algo estaba sucediendo.

¿Qué crees que haces? ―cuestionó el padre de Val, con un tono completamente frío― Baja la mano y siéntate ahora mismo.

Un silencio fue seguido a esa orden. Quien lo rompió, fue Ancel.

¿En serio lo harás? Déjalo, padre ―Ancel no dejaba de usar aquel tono prepotente―. Al fin y al cabo, ¿qué podrá hacerme un... ser de su calaña? Adelante. Atácame con todo lo que tengas. Solo tendrás una oportunidad. Después, iré a tomar a tus perras. Me encantará ver cómo no podrás evitarlo.

 

Esa fue la gota que derramó el vaso.

BOOOOOOOOOOOOOOOOOOM

Se escuchó el estruendoso sonido de una explosión. Ya podían intuir lo que estaba sucediendo.

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14/05/2020, 17:15
Shiori Hino
Sólo para el director
- Tiradas (2)

Notas de juego

Chisa y Arabelle sentían un profundo miedo por Ancel, eso era evidente. Pero ese miedo iba mucho más allá a lo que Ancel había dicho, era un miedo que estaba arraigado en sus almas. Algo que de verdad las había marcado. Indignación, asco, rabia, miedo; ambas estaban sintiendo todo eso o.o

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14/05/2020, 17:32
Sayaka Umimori

Sayaka siguió disfrutando su comida tranquilamente, casi inmune a lo que pasaba alrededor. Cuando vio las reacciones de Chisa y Arabelle, mostró interés. Era desconcertante, pero con un poco de concentración pudo entrever muchas cosas. Su mirada de cierto modo divertida se tornó gélida y con un enojo profundo por solo un instante. Al escuchar las últimas palabras y el estallido, supo lo que pasaría.

Pudo sentir el enojo emanar de los más irascibles de sus compañeros y los miró con sus ambarinos ojos y una expresión severa - Quietos, Urena, Ikutsuki - dicho esto con un eco especial, volvió a sonreír. Se giró hacia Itomi y le sonrió, aunque aquella mirada sedienta de sangre no se le había quitado.

- Gracias, Itomi-san. Es un enorme halago viniendo de ti - rió y siguió hablando con una sonrisa afilada - Arabelle y Chisa-senpai no reaccionaron solo por emoción, sino por conocimiento de causa. En otras palabras, ese lunático cumplió esa amenaza con ambas - su tono de voz se volvió más grave de repente y les miró para seguir sonriente -. Si le dan el gusto, solo justificarán que eso nos pase a todas. Y si nos resistimos, usarán a Val-senpai en nuestra contra, pero tengo una idea - su sonrisa se amplió y rió levemente. Esa mirada era inquietante y tal vez solo pocos la habían visto.

- Si retamos a Ancel-sama y a su grupo, se verá obligado a aceptar. Mis condiciones son: si él gana, yo tomaré el castigo por todas las chicas del clan. Si nosotros ganamos, nos dejará en paz. Puede seguirnos insultando, pero sabrá que no podrá tocarnos. Y tomaré el castigo solo yo porque Chisa-senpai y Arabelle ya lo han hecho en el pasado. De todos, la más acostumbrada a la tortura soy yo - bajó sus cubiertos y se puso de pie. Fuera que las torres quedaran bajo su control o no, ella iría al lugar.

- Tiradas (3)
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14/05/2020, 17:59
Director

Notas de juego

Para superar la habilidad de Sayaka y mantener el control de sus cuerpos, deben tirar Voluntad vs dif 12.

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14/05/2020, 18:02
Mukuro Ikutsuki
Sólo para el director
- Tiradas (1)
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14/05/2020, 19:52
Shiori Hino

Shiori se mantuvo callada luego de dar su opinión respecto a lo que había dicho Ancel para, obviamente, sacar de quicio a Val. Estuvo pensando que si todos cedían a las provocaciones, así como Ikutsuki lo demostraba y que era evidente que los Belphegor no serían tan idiotas como para no saber que podían ser escuchados, simplemente estaban otorgando puntos de victoria para esos que se creían tan superiores que hasta debían llenarse de ello hasta el cul...

Pero todo lo que hacía y pensaba se vio interrumpido por la reacción de Chisa y la de Araballe, observándolas con suma atención hasta que comprendió el por qué de tal comportamiento. La mirada indiferente de la sacerdotisa se tornó poderosamente fría y sombría desde ese instante, sin abandonarla ni cuando se levantó ni en la explicación de Sayaka de por qué ellas estaban así. Sea lo que fuere, sus heridas estaban tan arraigadas que le dio tanta cólera nauseabunda que no pudo evitar imaginarse que Ancel era simplemente  una escoria repulsiva.

Caminó hacia ellas mientras la sirena continuaba hablando, llegando con Chisa primero para ponerle una mano en su hombro de manera suave y luego colocándose detrás de Arabelle haciendo lo mismo; pero con sus dos manos y acercándose a su oído para susurrarle algo. Después de incorporó y su mirada fue a dar a las torres del clan, quienes parecían estar dispuestos a lanzarse a la boca del lobo. En otro momento les hubiese seguido, pero esta vez no sería posible.

-Si la orden de Sayaka-san no les obligará a calmarse o el recordarles las cosas de que si cometemos algo Val lo va a pagar, entonces lo único que estarán haciendo es cometer una estupidez-su tono era severo, disciplinado. Sin embargo, no escondía el enojo que sentía-. ¿Creen que son los únicos que quieren reventarle la cabeza a ese hijo de puta?-señaló con su cabeza la dirección del comedor donde se estaba llevando a cabo la "celebración"-. Por supuesto que podemos jugar su juego, pero no podemos lanzarnos y destruir todo a su paso... nosotros no-lo había dicho en su momento, ella detestaba la política de los demonios; pero era algo que debían respetar si no querían que Val sufriera.- Recuerden lo ocurrido en la cena de los Rating Games. Todos nosotros cometimos estupideces... bueno, no todos-miró a Arabelle, Itomi y a los gemelos de reojo y luego de nuevo a los demás-. Pero recuerden quién lo pagó todo y no nosotros cuando sabemos que Val no hizo nada malo. Si él amenaza o hace cosas es bajo su responsabilidad, pero no debemos añadir más leña al fuego.

Se alejó de Arabelle  y se dispuso a caminar en dirección a las puertas, asintiendo a lo que dijo Sayaka.

-Esa es una decisión que debe aprobar Val; si la dices sin que él lo sepa, lo pueden tomar para seguir diciendo que es un pésimo Rey. Sin embargo... no podemos dejar solo a nuestro líder y amigo-y sonrió, pero no era una sonrisa amable; emanaba fuego y odio-. Simplemente no hay que dejarnos llevar... tanto. Además... Los perros también pueden morder.

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14/05/2020, 20:25
Shiori Hino

Shiori le susurró a Arabelle:

-Confía en nosotras. Primero muertas antes de que vuelvan a lastimarte o a Chisa-san.

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14/05/2020, 20:26
Muto Urena

Perras... la voz de Ancel, amortiguada por la puerta, resonaba en mi cabeza después de llegar a ella a través de mis oídos y una oleada de odio y rabia me recorrió el cuerpo. Me quedé quieta sin saber que hacer, pero mi cuerpo reaccionó momentos antes de que Sayaka hablase con aquella dulce voz.

Flexioné las piernas haciendo fuerza para levantarme del asiento y logré nada más que alzarme unos centímetros de la silla para quedarme quieta sin poder siquiera reaccionar.

Mire de reojo a Sayaka mientras esta hablaba y la sangre me hervía cada vez más, pero entendía que tenía razón. Las palabras de Shiori se unieron a las de Sayaka y dio una vuelta de tuerca a lo que propuso la sirena, y en mi interior supe que ambas tenían razón.

- Entonces no se merecen nuestra atención - dije -. No se merecen que les retemos, pero pagarán por lo que hicieron y por sus irrespetuosas palabras, lo juro por el alma de mi madre.

Así me quede a medio levantarme de la silla, intentando relajar la mente, intentando que no me llevase la ira, recordando las palabras de nuestra sacerdotisa, justo después del incidente en el mundo humano.

- Tiradas (1)