Partida Rol por web

Cuando tuve la aprobación de Val, una leve sonrisa se marcó en mi rostro. El plan no podía salir mal en verdad, no importaba si el incendio simplemente era poco o gigantesco, se iba a expandir. Y ellos nos iban a buscar en él, perdiendo su tiempo, haciéndonos ganar lo suficiente como para que logremos huir con Souma. Cuando iba a intentarlo, las palabras de Shiori me dejaron pensativo. ¿Acaso iba a lograr alcanzar la distancia requerida? Me lo tenía que pensar, pero claramente ese no era el problema. Poco a poco las explosiones se acercaban, y nuestro tiempo se agotaba. 

La idea de Hino-san en verdad estaba acertada, pero claramente no iba a importar estando cerca del lago. Simplemente les íbamos a decir en donde estábamos cruzando exactamente, pero logre captar la esencia de su petición. ― ... Lo intentaré, Hino-san. ― Le dije, intentando concentrarme para activar mis llamas. Por algún motivo, no logre activarlas, estaba bloqueado. Chasquee la lengua en molestia, mientras seguía corriendo. ― ... Lo lamento, Val... Mis llamas no me están respondiendo, no logro concentrarme... ― Estaba pensando en tantas cosas que no lograba mantener mi mente despejada y hacer explotar mi poder, pero no podía detenerme. Pero no era el único que podía causar un incendio, estaban esos tres y el familiar de Sayaka. ― ¡Lamento molestarlos, chicos, pero necesito de su ayuda una vez más! ― Dije invocando a mi familiar enfrente mío. Sabia que estaban heridos, pero confió en ellos, todavía pueden ofrecer más. ― ¡El plan es sencillo, diríjanse 20 metros hacia esa zona! ― Les dije, señalando el lugar en donde me había marcado Val para atacar en vista de que no lograba concentrarme. ― No dejen de avanzar e inicien un incendio lo más fuerte que puedan, quemen todo y propáguenlo sin quedarse atrás. Llegaremos a un río pronto, si no pueden cruzarlo rápidamente, regresen. No me arriesgaré a que vuelvan a ser lastimados. ¡Vamos chicos, al ataque! ― Dije, terminando de dar las ordenes. Ahora el segundo era Kiki, el también puede ayudar a aumentar incluso más el incendio de manera efectiva. Lo miré de reojo, hablándole en voz baja. ― Lo lamento, Kiki. Necesito que ayudes a esos tres, por favor. Ustedes cuatro son un fuerte equipo, cuento contigo, yo estaré bien. Es por el bien de todos. ― Y le asentí para confirmarle que iba a estar bien, mientras seguía avanzando con prisa esperando que mi plan funcionase en vista de que mis poderes no me responden. 

Las instrucciones llovían de un lado a otro. En medio de la situación que causaba un aumento de la adrenalina en sus cuerpos, para muchos hubiese sido imposible materializar un plan que ideaban sobre la marcha. Sin embargo, para ustedes, fue posible.

Una vez dada las instrucciones por parte de Sayaka, la chica se adelantó hasta donde Ikutsuki estaba, mientras se desvestía. Todo esto, por supuesto, dejó un poco fuera de lugar a más de uno, sobre todo a Eizo y Kiki (que estaba completamente ruborizado), quienes no pudieron apartar la mirada de una Sayaka semidesnuda; Val tuvo que hacer todo lo contrario, desviar la mirada.

Aoi y Itomi asintieron al mismo tiempo, teniendo claro lo que debían hacer, así como la misma Arabelle. 

En ese momento, cuando estaban a unos veinte metros de la orilla del río, Sayaka se adelantó lo más rápido que pudo y saltó al río en ropa interior. Apenas entró al agua, la vieron perderse en las profundidades del agua.

Ikutsuki, en todo ese trayecto, había conseguido invocar a Cerbero. Después de que Itomi curase su herida, podía moverse, aunque muy poco. Corría a la par de su amo mientras escuchaba sus órdenes. Apenas dada las instrucciones, fueron al lugar que Ikutsuki señaló. Cuando Ikutsuki le pidió ayuda a Kiki, este lo miró dudoso, luego hacia el río, donde su ama se había inmersado. ¿Qué hacer? Sayaka le había dado una orden, pero ahora las circunstancias cambiaban y... debía pensar por sí mismo. ¿Desobedecer una orden de su ama para ayudar al equipo, o obedecerla y arrepentirse después? Al final, sin mucho tiempo para decidirse, terminó corriendo hacia donde Cerbero iba, asintiendo a Ikutsuki. Llegaba la hora de cruzar el río.

―¡Nya! ¡¡¡Nya, nya, nyaaaaaaaaaaaaa!!! ―Aoi parecía un poco molesta con Shiori por algo que había dicho, pero, más allá de eso, señalaba con insistencia hacia atrás de ustedes. Fue entonces, que, con una pequeña explosión de humo, volvió a su forma de gata, extendiendo sus alas para volar. Tenía agarrada con fuerza la maleta de Shiori con su boca.

Val no entendió lo que Aoi dijo, pero cómo se comportó, le hizo entender lo que pasaba.

―¡No hay tiempo, exploten las bombas en este momento! ―ordenó a Aoi y a Itomi y, mirando a Cerbero y Kiki, gritó― ¡Ahora, háganlo y crucen el río!

Eizo, quien estaba mirando hacia atrás, chasqueó la lengua y masculló:

―¿Acaso juegan con nosotros?

BOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOM

Una explosión se escuchó, aunque esta vez no fue causada por el enemigo, sino por las trampas puestas por Itomi y Aoi. Cerbero y Kiki hicieron su parte. Comenzaron un incendio a unos veinte metros a su derecha, un poco antes de llegar al río. El Cerbero desapareció en un círculo de invocación.

Kiki lanzó el equipaje de Sayaka hacia el río; específicamente al otro lado, pero era de esperarse que apenas llegase a la mitad de este. En ese momento, el zorro dio un gran salto, llegando hasta el equipaje. Lo tomó en el aire y aprovechó la inercia para lanzarlo al otro lado del río, luego de eso, cayó al agua.

Sayaka, por su parte, ya había aparecido al otro lado, con su cuerpo perlado por el agua. Todos los demás integrantes del club de lo oculto habían empezado a volar por encima del agua. Ikusuki tuvo que cargar a Val como una princesa para poder extender sus alas; el peliblanco no parecía muy feliz con eso. Las alas de Urena, de forma atropellada, salieron a través de su mochila, entorpeciendo la velocidad con la que se movía. Arabelle se quedó junto a la pelicastaña, así como Chisa.

―Aguanta un poco más, Hino-san. Solo un poco más ―le dijo Eizo, mirándola por un momento. Por su parte, la gatita empezó a hacer ruidos al ver a su ama así.

Mientras Sayaka se volvía hacia sus compañeros, observó en el estrellado cielo nocturno algo: cuatro figuras, a una gran altitud, venían volando en su dirección. Parecían haberlos visto. Aún les quedaba un poco para cruzar el río; ¿qué harían?

Cuando Aoi maulló, lo que escucharon fue lo siguiente:

―¡Están cerca de las bombas! ¡Nos alcanzarán pronto! ¡Son más rápidos que antes!

Las cuatro figuras que venían volando hacia ustedes pudiste reconocerlas con relativa facilidad:

Ancel en el centro de la formación en V, junto a la reina. Por el lado derecho de Ancel venía la pequeña niña alfil y, del otro extremo, la mujer que Val había mandado a volar en el banquete.

Las alas molestaban así que descendí al suelo y las replegué.

- Id vosotras dos, yo llego ahora - les dije a Chisa y a Arabelle mientras tomaba un par de metros de carrerilla.

Comencé a correr hasta la orilla del río con el bastón en la mano y, al llegar a esta di un salto suficiente para generar cierta inercia, la suficiente para evitar un buen golpe para lo que iba a suceder instantes después. Aprovechando el salto que había hecho con algo de rotación, me di la vuelta en el aire y, apuntando el bastón contra la orilla hice que se alargase. Aún y con la inercia inicial, el golpe que recibí cuando el bastón se clavó en la zona poco profunda de la orilla fue suficiente como para sentir la fuerza con la que se alargaba. En un momento había tomado el doble o el triple de velocidad de la que inicialmente llevaba.

Calculé el momento perfecto para que la inercia del bastón me proyectase sin necesidad de usarlo antes de aterrizar.

A la mitad del trayecto entre orilla y orilla el bastón pareció hacer más fuerza durante un segundo, el segundo que conseguí generar cierta fuerza de giro para colocarme mirando a la orilla de destino. El bastón comenzó a encogerse mientras yo salvaba el resto de la distancia en el aire, sin ayuda de las alas, a menos altura que mis compañeros. Seguía rotando sobre mi misma debido al impulso final del Ru-Yi-Bang, sabía que sería mejor caer de espaldas podría detener mejor mi caída de aquella manera y me había querido dar aquella inercia de giro para poder ver el destino antes de aterrizar.

Mis dos pies tocaron el suelo y flexioné las piernas, apretando las puntas de los pies sobre el suelo, alzando los talones. Un metro más allá del punto de toma de tierra me había detenido con una mano apoyada en el suelo para ayudarme a mantener el equilibrio y dejando un par de surcos en el suelo al haber arrastrado los pies.

Al detenerme el vuelo de mi falda comenzó a descender poco a poco volviendo a ocultar mi ropa interior bajo su tela que había estado volando durante el proceso de aterrizaje desde instantes antes de tocar el suelo.

Me incorporé y di un par de pasos para acercarme de nuevo a la orilla y me puse en guardia esperando a que el resto de mis compañeros llegasen a la orilla antes de continuar huyendo.

Sayaka no era una sirena por nada. En cuestión de minutos, cruzó el lago sin siquiera respirar y tampoco viéndose agotada, salió nuevamente. Su ropa interior ahora ceñida a su piel y su cabello enjugado que caía sobre su pecho guiado por la gravedad del agua. La verdad era que la chica parecía acostumbrada a esto, por lo que ni siquiera notó las miradas de sus compañeros, aunque sí percibió algo de su familiar que le causó curiosidad, pero no tenía claro del todo el porqué.

Al salir y acomodarse en la orilla, se giró hacia donde venían sus perseguidores para escuchar las bombas. Si estaban tan cerca, era el momento - ¡Es el momento, Aoi-chan! ¡Itomi-san! – y entonces, miró hacia el cielo y analizó las cuatro figuras que se acercaban. Vio que Kiki había iniciado el incendio junto a Cerbero, por lo cual le sonrió de manera aprobatoria para luego girarse a los demás.

- El rey, la reina y los dos alfiles vienen por el aire. Eso quiere decir que los más veloces están cubriendo la tierra: la caballo y los dos peones. Yo cubriré desde este lado para que puedan cruzar. Los retrasaré. Solo apresúrense. Voy a gritar para desestabilizar su vuelo, pero eso alertará a los demás de nuestra posición y nos alcanzarán dentro de muy poco -.

Extendió sus alas y miró la maniobra de Urena. No podía esperar menos de ella y, además, por eso mismo le había pedido que se le uniera en la retaguardia - Urena-san, trata de rastrear a los tres que están en tierra. Yo haré lo mismo. No podemos permitir que nos alcancen – porque si lo hacían, los matarían. Tenían a tres de ellos exhaustos.

- Arabelle, ¿puedes conjurar algo que te permita continuar y que sea lo suficientemente poderoso? – si pudiera ser aquel dragón, sería maravilloso, pero sabía que su reina no lo soportaría y lo importante era poder seguir corriendo.

Se elevó unos cuantos metros, lo suficiente para que el grito no alcanzara a sus compañeros y mirando hacia donde había visto a Ancel en el cielo, gritó con toda su fuerza. Esperaba contar con la ayuda de Urena también para cubrirle dado el caso que los otros tres la alcanzaran.

Al colocar a Val en mis hombros como una princesa siendo rescatada no pude evitar notar que obviamente no se sentía feliz al respecto. Las bombas ya explotaron, el incendio logro completarse con éxito. A pesar de que los que vienen volando son nada más y nada menos que Ancel, espero que Sayaka logre paralizarlos con su grito a pesar de que seguramente llamara a los otros que estarán confundidos con el incendio. ― Aguanta un poco más, ojou.sama. ― mi tono de voz fue un poco burlon en ese segundo, para volver a la normalidad ― Esta vez no vamos a caer... ― Le dije como broma a Val mientras empezaba a planear sobre el río. ¿Cuánto más falta? ¿Estamos cerca...? Si esto sigue así, nos alcanzaran... 

Active mi sello de comunicación directamente con Eizo, preocupado por el estado de Shiori. ― ¿Cómo se encuentra, Eizo? ¿Crees que resistirá? ― Todos estaban agotados, algunos heridos incluso. Una batalla así es demasiada desventaja... Tsk... Me mostre molesto por un segundo, mientras empezaba a murmurar en voz baja unas palabras casi inaudibles para los demas que claramente me hicieron tener un semblante más oscuro.

No tenia que pedir su ayuda en verdad, pero si llegasen a alcanzarnos, me veré obligado a tener que pedir parte de su poder... ― Se que estás viendo todo esto, Leviathan. Solo te dignas en aparecer cuando estoy débil, ¿Algún día me ayudaras a consciencia o solo serás un dolor de cabeza para toda mi vida? ― fueron mis palabras en voz baja, si algo salia mal, iba a tener que depender de una fuerza que no es mía con tal de salvarlos a todos. A pesar de saber que puedo morir por su influencia y corrupción, si es la única opción... No me importaría morir como un iluso si eso evita la muerte de los demas.

En su estado aletargado y débil, Shiori apenas podía concentrarse en lo que pasaba a su alrededor porque su esfuerzo mental estaba yendo a no desmayarse. Estando así brindaría un mínimo de ayuda en la medida de lo posible, pero inconsciente sería pero para todos por el cuidado extra que deberían darle. No, se mantendría despierta en la medida de lo posible y, por lo mismo, su respiración agitada y profunda junto a su cerrar de párpados fuerte no proporcionaba una buena imagen  los demás.

Apenas escuchó que el enemigo estaba más cerca y que se debían explotar todas las bombas, sintiendo el estruendo de éstas y que ya estaban encima del río. Apenas supo que ya habían provocado el incendio y no se dio cuenta de los cuatro que volaban hasta que Sayaka lo dijo. Quiso alzar su cabeza, pero mover el cuello era toda una proeza y se rindió ante el temor de desmayarse.

-Aoi, apoya con... los que vienen en tierra, sigue usando tu senjutsu. La caballo puede alcanzarnos y querer emboscar, tiene que usar su velocidad a su favor-expresó la joven con dificultad sintiendo sus párpados pesados y su corazón acelerado. No permitiría que su conciencia se apagara, no así-. ¿Aoi, Itomi-san, aún hay bombas? ¿Pueden colocar más? ... ¿Es buena idea... poner algunas más en la orilla del río y volar? Podríamos retrasar un poco a los que vienen corriendo, hacerles volar o rodear sigue... sigue siendo viable para que se atrasen, ¿no? Tierra, lodo, piedras,.. todo volaría y podrían darles. Pero no se si apagaría el incendio...

Se cansó en demasía diciendo esto, dudando si sería una buena idea porque le costaba pensar con claridad. Aún les faltaba para llegar y todo se le estaba haciendo eterno. Para este momento, Shiori tuvo que comenzar  a respirar por la boca debido a la sensación de que le faltaba aire. Lo sabía, era una mala señal de que estaba empeorando. 

- Intentemos no detenernos demasiado - dije -. Solo nos quedan unos pocos metros, cuanto antes salgamos corriendo antes llegaremos, no tenemos demasiado tiempo para realizar conjuros o activar poderes, para entretenerles deberíamos pararnos, así que todo el mundo a correr.

Esperaba el momento adecuado para salir tras el resto, si nos ganaban terreno solo podíamos defendernos, realizar acciones proactivas para "ganar tiempo" solo nos haría perderlo.

Chisa y Arabelle extendieron sus alas y emprendieron vuelo cuando Urena se los señaló, siguiendo de cerca a un cansado Eizo. Aoi seguía muy de cerca a su ama, sosteniendo con su boca, con todas las fuerzas que tenía, la preciada maleta de Shiori.

―No lo sé ―contestó Eizo a Ikutsuki, dándole un rápido vistazo al rostro de la sacerdotisa.

Val estaba muy malhumorado por la forma en que Ikutsuki lo estaba tratando, no le dijo nada, se quedó fijo con su vista hacia atrás, observando cómo Arabelle y Chisa los seguían. Mientras lo hacía, algo le llamó la atención y fue Ikutsuki. El pelicastaño había susurrado algo ininteligible para los demás, pero que Val había escuchado. Lo miró, bastante confundido y dijo:

―¿Leviatán...? ―sea lo que fuese que estaba pasando, ese no era el momento para pensar en ello.

Aoi asintió a las órdenes de Shiori, sin poder responder por tener su boca ocupada. Sin embargo, el que sí pudo responder fue Itomi.

―Es muy tarde para eso ―contestó el pelinaranja, casi llegando a la otra orilla del río―. Aunque pudiera, no tengo poder para eso ―Itomi volaba cansado, apenas podía sostener el pequeño maletín que traía en una de sus manos―. Me desmayaré si uso más de mi poder.

La gata de Shiori negó con la cabeza.

Una vez todos llegaron a la orilla, replegaron sus alas para seguir corriendo. Un desconcertado Val, señaló el lugar por donde debían seguir. En ese momento, Urena estaba aterrizando en la orilla, gracias a esa atlética acrobacia y... Val se ruborizó.

Aoi, apenas tocaron tierra, volvió a su forma humana.

―¡¡¡Nyaaaaaaaa, nyaaaaaa, nyaaaaaaaaaa!!! ―volviendo a tomar la maleta con las manos, maulló.

―Puedo hacerlo ―Arabelle asintió a la pregunta de Sayaka, antes de que la sirena alzase vuelo―. Me tomará unos segundos, lo mejor será que lo haga mientras corremos.

No era necesario decirlo dos veces, todos ya habían empezado a hacerlo.

Sayaka gritó en dirección hacia Ancel y sus sirvientes que volaban. El grito no fue tan efectivo, dada la distancia que los separaba, pero fue lo suficientemente potente para retenerlos unos segundos.

En ese momento, de la parte del río donde ustedes estaban, un mojado Kiki se apresuraba a salir del agua para correr hacia donde había tirado las maletas de Sayaka. Su blanca camisa estaba transparentada por la humedad, dejando prácticamente su torso desnudo. El zorro se sacudió el cabello con una mano y fue a tomar las maletas, luego corrió hacia donde Sayaka estaba, esperando que esta empezase a correr para partir.

Apenas Aoi volvió a su forma de "humana", anunció lo siguiente:

―Los que nos persiguen están a menos de treinta metros, aunque solo uno de ellos viene en nuestra dirección. Los otros dos se desviaron; uno hacia el incendio, y el otro hacia una de las explosiones.

Cuando pediste ayuda a Leviatán, escuchaste una voz directamente en tu cabeza que decía:

―¿Ayudarte? ¿Por qué debería hacerlo? ¿No querías luchar con tu propia fuerza? ―y rió.

Asintió a las palabras de Urena. Tenía razón. Parar cualquier segundo era terrible. Escuchó a Aoi y dijo - Aoi dice que los que va por tierra están a menos de treinta metros, pero solo uno de ellos viene en nuestra dirección. Los otros dos se desviaron: uno hasta el incendio y el otro hacia una de las explosiones. Están cubriendo todo el terreno posible - y entonces, se elevó por los aires lo suficiente como para poder gritar sin afectar a sus compañeros. Lo menos que quería ahora era aturdirlos a ellos. No necesitaba afectarlos por completo, solo retrasarlos, que fue justo lo que consiguió. Esos segundos podrían se la diferencia entre escapar o ser atrapados. Sonrió y tocó tierra mientras sus compañeros terminaban de llegar al otro lado y mientras replegaba sus alas para seguir corriendo y recibir su mochila de Urena con una sonrisa, miró a Kiki salir del agua. La ropa que llevaba se pegaba a su piel, destacando su fibrosa figura. La sirena se desconcentró por un momento mientras miraba a su familiar de arriba a abajo y el rubor subía a sus mejillas. Lo que la sacó de eso fueron las palabras de Arabelle.

- Sí - solo pudo decir eso para salir corriendo junto a su familiar. Tal vez era la adrenalina, pero Sayaka comenzó a correr a gran velocidad y con una destreza de la cual Shiori hacía gala. Tanto así que tomó a Itomi de la mano para que este no se quedara atrás y le sonrió - Vamos, Itomi-san - sonrió mientras mantenía su posición. Lo menos que debían hacer era romper su formación, ya que Ikutsuki debía estar adelante siempre con Val y Eizo tras este. Debían proteger a sus heridos y por ello mismo llevaba a Itomi de la mano, pues el cansancio empezaba a hacerle mella.

Mientras Aoi volaba junto a ti, de forma extraña, escuchaste su voz, pero dentro de tu cabeza.

―Shiori, no te duermas. Perdóname por ser tan débil.

El hecho de que Eizo no sepa muy bien el estado de Shiori, o si soportara el viaje me hace lo suficientemente consciente de que en verdad estamos jodidos. "Maldita sea, Shiori... No puedes ceder en este lugar, aguanta..." eran las palabras que quería decir, pero claramente no podía. Después de que Sayaka intentase detenerlos por unos instantes y lograse sobrevolar el río, solo quedaba correr. Ocupar mis alas me iba a convertir en un blanco fácil, así que sujetando con mayor fuerza el cuerpo de Val encima de mi hombro, mi mirada se oscureció después de pensar en algo que no debía de hacer, pero la probabilidad existía. 

― Sujétate lo mejor que puedas, Val, esto será un poco violento. ― E intensificando el fuego en mis piernas, retrayendo mis alas y colocando nuevamente al presidente en mi espalda, hundí mi pie en el piso para ocupar toda la fuerza que he ganado e impulsarme violentamente hacia el frente siguiendo todas las instrucciones de Val lo más rápido posible que mi fuerza me pueda otorgar.

Cuando Urena e Itomi le dijeron que su idea no era buena, cayó en cuenta que era verdad y que no estaba pensando con claridad, por lo que no pudo evitar sonreír levemente con amargura y decir en voz baja algo que solo Eizo y Aoi podrían haber escuchado ya que lo dijo tan débilmente que incluso podría haberse hecho pasar por un simple suspiro.

Shiori tampoco abrió sus ojos cuando Aoi les habló, información que Sayaka interpretó para los demás debido a lo que alcanzó a escuchar luego de que ella usara su grito para atrasar a los que llegaban volando. El cansancio de la chica parecía aumentar aunque esta vez decidió no moverse ni hablar, sabiendo que no debía ser un incordio para el peliblanco que le cargaba. Debían salir de ahí, deseaba que todos estuviesen bien y solo era dar un poco más de esfuerzo y ya. 

Abrió levemente sus ojos y éstos ya estaban nebulosos por completo. En verdad se esforzaba para mantenerse despierta, no quería rendirse.

Lo que susurró la joven fue:

-Perdón por no ser mejor de ayuda-en un tono tan lacónico impropio de ella. Parecía que su orgullo estaba herido.

-

Cuando escuchó la voz de Aoi supo que venía de su cabeza, preguntándose cómo era posible y si Eizo estaba involucrado. Su cabeza estaba aletargada, pero no tanto como si hablara y por eso, su pensamiento fue más fluido.

-No, no me dormiré, lo prometo. Y no eres débil, Aoi, estás ayudando mucho, gracias-hubo silencio y su idea se materializó más rápido antes de meditarlo mejor-. Cuando lleguemos a la salida con Souma-san, muérdeme con fuerza uno de mis dedos. Hazlo sangrar si es necesario, no quiero dormirme.