Partida Rol por web

Shiro suspiró con algo de hastío. El chico parecía vivir en su propio mundo. Eso era claro.

- Prefiero la palabra "Dragón" - le guiñó un ojo para luego decirle.

- No soy un demonio. Aunque creo que ya he tenido suficiente. Adiós, Sora-san - le hizo una reverencia con elegancia y formalidad para luego girarse y volver a su sitio original junto a sus compañeros. Había tratado de tener una conversación con el chico, pero realmente había sido inútil.

Agitó su cabellera, la cual relució con el sol y le dijo a Katherine - Vaya competencia -.

Sora se encogió de hombros mirando con los ojos abiertos a Shiro mientras se alejaba. Había quedado un poco confundido, pero eso no era algo que precisamente le mortificase. Se sacó una mano del bolsillo y se la llevó a la nariz, girándose y caminando despreocupadamente hacia donde estaban sus compañeros.

Samuru, Yari y Rivezim miraban a Sora con los ojos bien abiertos, casi como si no se creyesen lo que había pasado. Rivezim fue el primero en hablar, parpadeando bastante.

—¿Estás bien, chico? Esto me gano por no acceder a lo de los seguros médicos para los demonios. Ha salido tonto.

Sora le miró de reojo, siguiéndose hurgando la nariz sin mostrar interés alguno.

—Baaaaka —dijo Kobayashi, cruzándose de brazos.

La carcajada de Shinta hizo que la arena retumbara. Parecía que se había divertido bastante con la escena y el inminente rechazo hacia el chico.

- ¡QUÉ ESPECTÁCULO! JAJAJA. SHIRO HA DEMOSTRADO POR QUÉ SE LE CONSIDERA LA PRINCESA DEL INSTITUTO JAJAJAJA - dijo con alegría.

- HA DEJADO MILES DE CORAZONES ROTOS EN EL CAMINO Y EL DE ESTE CHICO NO HABRÍA SIDO LA EXCEPCIÓN JAJAJA - Shiro miraba a Shinta con sorpresa, casi como si no supiera de qué hablaba, pero toda la tribuna aplaudía enérgicamente.

- ESTO NOS HA DADO EL RESULTADO DE LA COMPETENCIA, Y COMO SOLO UNO DE LOS DEMONIOS HA LOGRADO EL OBJETIVO, ESTA RONDA HA SIDO PARA LOS DEMONIOS JAJAJA - la tribuna estallaba en aplausos.

- ASÍ QUE A MENOS QUE LOS GUERREROS GANEN LOS DOS ÚLTIMOS RETOS, SU DIMENSIÓN DESAPARECERÁ JAJAJAJA - la gente aplaudía mientras el se mostraba el marcador general y todo se ponía borroso mientras las luces bajaban.

Después de una larga pausa llena de comerciales aburridos sobre productos que hacen maravillas con descuentos y demás, el panorama se aclaraba, mostrando el escenario de la próxima competencia: dos mesas gigantes con todo tipo de ingredientes para hacer una comida completa.

Shinta apareció con más ropa que en la competencia anterior, luciendo un refinado traje de cocinero con un sombrero casi tan alto como la arena. ¿Cómo no se doblaba? Era un misterio de la humanidad. El enérgico profesor hacía todo tipo de poses para lucir sus músculos mientras se alistaba para anunciar la próxima competencia.

- ¡BIENVENIDOS A COCINANDO CON ILIMAE! - el público dijo el nombre junto a Shinta mientras aplaudían ante la expectativa.

- EN ESTE CONCURSO, LOS DOS EQUIPOS DEBERÁN COCINAR EL PLATO MÁS SABROSO Y MÁS CREATIVO. SE DARÁN PUNTAJES HASTA DE 200, 100 POR SABOR Y 100 POR CREATIVIDAD JAJAJA. ASÍ QUE PRENDAN SUS FOGONES Y A COCINAR! JAJAJAJA - y con un gesto dramático, estallaron fuegos artificiales tras Shinta mientras hacía un Dab.

Azazel, quien estaba a una esquina de todo de brazos cruzados, también llevaba un uniforme de chef. A estas alturas de la competencia ya lucía bastante hastiado. Miró a Shinta como un bicho raro cuando el grandulón hizo un Dab. Estaba sonriendo con amargura y una ceja le daba pequeños saltitos. Se llevó una mano al rostro y suspiró quedándose de esa forma. ¿Quizá estuviese triste porque la competencia no tenía nada de ecchi?

¿Tan mal habían acabado las cosas? Jaycee sentía que en parte era culpa suya, por negarse a ligar con cualquiera, por lo que quitándose la camiseta y presumiendo de abdominales, se acercó a la mesa de cocina y cogiendo un puñado de arroz, comenzó a machacarlo a puñetazos, añadiendo un ligero roce de sake fue dando forma gomosa al arroz, pero unos simples dango no serían especialmente llamativos, por lo que puso un poco de chocolate blanco y negro a fundir.

Con paciencia y determinación fue dando forma a un muy clásico japonés, pero si los normales son dulces y sencillos, este tendría un ligero sabor a sake,... Pero no quería entregar unas bolitas de arroz gomosas, por lo que las cubrió de chocolate negro, y añadió rayas de chocolate blanco que los hicieran únicos. Finalmente, espolvoreó chocolate de colores por encima para darle un poco de color.

Chocolate negro, blanco y pizca de chocolate con leche de colores, en sus clásicos palitos de madera y con licor de sake, transformando el capricho de un niño, en un postre solo para adultos.

Se acercó a la mesa de los jueces, pecho fanservicero al aire, dejando tres platos con dos pinchos de tres dango cada uno.

Llevando uno sobrante en su boca. Cuando los jueces estuvieron servidos, arrancó uno de los dango de su brocheta y tras tragar, habló - Dangos cebra con sake, un postre solo para adultos.

Esta vez no se emborracha tía, al sake estaba muy acostumbrado.

La audiencia inexistente silbó de asombro al ver el plato que Jaycee había presentado a los jurados. Shinta y Azazel (este menos entusiasmado que el primero), estaban sentados en unos bancos altos, detrás de una pulida mesa de cristal. Los ojos de Shinta inmediatamente se clavaron en los platos, maravillado, mientras posaba sus grandes manos sobre la mesa. Azazel, quien estaba cruzado de brazos, no pudo ocultar la buena pinta que tenía todo, tragando saliva al recibir una bofetada del aroma que desprendía la comida.

—Así que Sake, ¿eh? —dijo, reprimiendo las ganas de tomar una de las brochetas primero. Miró de reojo a Shinta quien, sin esperar un poco más, tomó una brocheta de cada plato. Mordió uno de los dangos de cada brocheta y sus ojos brillaron. La explosión de sabores en la boca de Shinta era increíble. De repente, ante los silbidos de la audiencia que tenía hecha agua la boca, Shinta empezó a hacer muchos dabs, sin poder parar de comer.

—¡ESPLÉNDIDO! ¡MARAVILLOSO! ¡NO SABÍA QUE PODÍAS COCINAR DE ESTA FORMA! —exclamó Shinta, con la boca llena, sin dejar de comer en ningún momento.

Azazel volvió a tragar saliva, mientras su temple serio se iba derrumbando poco a poco. Se estaba tentando cada vez más. Con una mano temblorosa se acercó tímidamente a uno de los platos, tomando una brocheta. La miró por un par de segundos y, de la misma forma que la había tomado, se la llevó a la boca.

Al masticar un poco Azazel no pudo esconder una pequeña sonrisa de agrado.

—Sor-sorprendente... Debo admitir que tus formas de preparar comida son completamente antihigiénicas. No te has lavado las manos y has cocinado con el pecho al aire, pero esto sabe realmente bien. Creo que podría no tenerlo en cuenta.

Se llevó otro dango a la boca y siguió degustando de los sabores, feliz.

Unos botones aparecieron sobre la mesa y Shinta (sin dejar de hacer dabs) y Azazel los presionaron.

De un televisor apareció una tabla:

Las gradas estallaron en viroteos.

- ¡Y con eso, los guerreros se han posicionado con un puntaje casi perfecto de 198 puntos! - miró mal a Jaycee con rapidez para luego volver a su sonrisa jovial y actitud alegre.

- Ahora es el turno de los demonios. ¿Podrán superar la labor del #$%& del equipo de los guerreros? - con un pitido, se censuró lo que fuera que dijo.

Pero entonces una pregunta saltó a la cabeza de muchos: ¿De dónde había salido la animadora esta vez?

Shiori no pudo evitar admirar el platillo que había preparado el guerrero extraño que había hablado borracho. ¡Hasta ella podía admitir que eso era digno! La joven quiso recordar alguna receta que hiciese competencia con el platillo y recordó uno que Rias y Sona le habían contado en su momento. Nunca lo había preparado, pero ambas le habían prometido que sería algo que nunca olvidaría... aunque Shiori no recordó que cuando dijeron eso sonrieron de manera malvada.

La joven se sujetó el cabello, se puso un mandil y preparó ella misma la pasta de los fideos mientras tenía una cacerola hirviendo y por otro lado picaba las verduras y carne que requeriría. Era de cierta manera impresionante que pudiese preparar todo al mismo tiempo; pero conforme la receta avanzaba se podía ver que era obvio que se trataba de su primera vez, pues la apariencia de todo se tornaba muy simple y hasta desagradable a la vista. 

Pero antes de que Shiori, por orgullo, admitiera que no serviría tal cosa desagradable... súbitamente los fideos comenzaron a salir de aquella cacerola como si se tratase de serpientes y salieron disparadas a una increíble velocidad hacia su creadora, rodeándola en una posición impropia para la hora familiar provocando que sus mejillas se colorearan y alzándola poniéndola de cabeza; pero eso no fue todo, aquellos tentáculos de pasta se arrojaron a todas las chicas en el campo: Sayaka, Kobayashi, Katherine, Shiro y la propia presentadora.

Aquellas cuerdas de harina tenían una aprehensión sobrenatural provocando que ninguna pudiese liberarse ni usando todas sus fuerzas y anudándolas en posiciones... raras, pero disfrutables para aquellos amantes del ecchi. 

-¡No vean! ¡Carajo, no vean!-gritaba Shiori en vano, sabiendo que eso no ayudaría en nada.

Sayaka confiaba en las habilidades culinarios de Shiori. Había escuchado que la demoniza era buena, así que esperó con bastante expectativa la preparación la observó en el camino. Sin embargo, cuando los fideos se volvieron locos, la chica no pudo evitar gritar, pero se contuvo para lanzar un grito más fuerte. Si lo hacía, sabía que sería aún peor.

Cerró los ojos con fuerza y vio que los fideos sostenían sus piernas, separándolas un poco y amarraron sus manos por encima de su cabeza. Al ver la pose, Sayaka forcejeó todo lo que pudo, pero no podía soltarse.

Con un hilo de voz y presa de la angustia, dijo - Ayúdame, Samuru-san - quería decirle a Kobayashi, pero eso parecía haber afectado a todas las mujeres. Su cara se había tornado roja como un tomate y no sabía muy bien qué hacer.

Shiro vio lo que esos fideos estaban haciendo y trató de correr, pero no logró escapar y los fideos la dejaron de cabeza, haciendo que su blanco cabello cayera. Trató de halar los fideos que envolvían su cintura, pero no sabía qué era peor: si quedarse ahí o soltarse y caer de cabeza.

- ¡Jaycee, haz algo! - lo gritó, pero su voz temblaba por querer llorar. Tal vez no era peor que ser una neko, pero sí que era vergonzoso. Su ropa interior expuesta, tan frágil y en una posición tan comprometedora... Si no la bajaban rápido, la chica se enojaría, invocaría sus poderes y seguro le pasaría algo otra vez.

La inglesa estaba orgullosa con lo que había hecho Jaycee, pero mientras pensaba en cómo les iría a los demonios vio cómo esos fideos se dirigieron rápidamente a ella y la enrollaron alrededor de su cintura elevándola para luego sujetar sus tobillos hacia atrás y anudando sus muñecas también. Su rostro se tornó rojo y sus ojos llorosos.

-¡Ayuda! ¡Alguien que me...!-y cayó en cuenta que todas habían sido atrapadas-. ¡Hermano, ayuda!

Kobayashi solo pudo ver con sus ojos de pez muerto cómo la catástrofe era liberada por los fideos locos de Shiori, ni tiempo le dio de correr. Los fideos habían puesto a Kobayashi de cabeza, sus mejillas estaban levemente sonrojadas, pero su expresión de que no le importaba la vida no había cambiado.

Los fideos le tenían amarradas las manos y también las piernas. Se retorcían alrededor del cuerpo de la chica con su desagradable viscosidad, mientras algunos tentaban por meterse dentro de su franela.

Kobayashi dedicó una mirada embarazosa a aquellos que las miraban, soltando con una voz temblorosa un:

—E-echis.

Samuru se había quedado boquiabierto por lo que estaba sucediendo frente a él. Aunque Sayaka le imploraba por ayuda, el pelinegro no podía moverse. Estaba todo ruborizado. Tragó saliva y su mirada recorrió los fideos. Miró a Yari y Yari lo miró a él. Ambos tragaron saliva y las volvieron a mirar. Unos hilos de sangre empezaron a salir de las narices de los chicos.

—C-claro, que las bajaremos de allí. ¡Yari, pásame mi katana! —dijo Samuru, sin voltear a ver a Yari.

—Creo que está muy lejos, Samuru-senpai —Yari tampoco dejaba de mirarlas. Buscaba a tientas una katana a sus espaldas que no existía—. Es una pena. C-creo que deberemos esperar que los fideos pierdan su efecto —dijo Yari, volviendo a tragar saliva—. ¡Shiori, aguanta! ¡Yo creo en ti!

Mamoru era otro que se había quedado boquiabierto al ver todo el panorama frente a él. Aunque estaba ruborizado, no parecía estarlo disfrutando del todo. Algo incomodaba al chico o, dicho de otro modo, lo picaba un poco. Miró a Scarlet de reojo con algo de desdén, murmurando por lo bajo:

—Ya podría estar Ruka aquí.

Edward observó cómo los fideos alzaron a su hermana y se fue hacia ella - ¡Kathy! - pero entonces pudo ver que todas las chicas estaban en la misma situación. Sudó frío mirándolas a todas, tragó saliva y recitando en voz baja un mantra, se acercó a Jaycee.

- Tengo novia, tengo novia, tengo novia, tengo novia, tengo novia... - y con las mejillas coloreadas por completo, ahora sí le habló al chico.

- Oye, lagartija, pásame una espada de tu arsenal y cortemos esos fideos mutantes - se fue y le dio un fuerte puñetazo a Ren para liberar tensión y sin razón aparente. Luego, miró a Mamoru - Y tú... Así se hace - le dio una palmada en la espalda y esperó la espada de Jaycee.

Y ahora le pedían ayuda... Mirando a los jueces habló - eso no lo probaré os ¿No? - cuando Shiro le pidió hacer algo y manteniéndose a distancia asintió en eso de "hacer algo" mordió su segundo damgo masticando la gomosa pasta.

- tener novia y estar ciego son cosas diferentes - decía a Edward - además ¿Sabes que yo atacó con mis garras verdad? La katana de antes era decorativa. Aunque intimida igual... - le dio una de las brochetas sobrantes y bostezó - probablemente el efecto acabe pronto... "Solo probablemente".

¿Edward aguantaba bien el sake? En fin si se emborracha siempre podía utilizar la brocheta de estoque...

A Edward le molestaba que Katherine estuviera arriba, pero tenía que darle la razón a Jaycee. Aceptó la brocheta que este le ofreció y le dio un buen mordisco para luego tragar y suspirar.

Sorry, sis... Y se sentó a contemplar el panorama con una expresión de resignación. Procurando no mirar a Katherine para no sentirse culpable. 

Los fideos seguían haciendo de las suyas, mientras que nadie hacía nada.

Todos vieron como Azazel puso sus manos en la mesa y se levantó de golpe, mirando con los ojos bien abiertos lo que estaba sucediendo frente a él. Su sombrero de chef se cayó por la violencia con la que se había levantado. 

Inmediatamente se llevó una mano al mentón pasando su mirada como un radar de chica a chica. Shinta, quien estaba al lado de él, sonreía, aunque él no estaba maravillado precisamente por la escena ecchi, sino por lo que la causaba: los fideos.

Azazel apretó el botón de la mesa una y otra, y otra vez. Lo hizo sin dejar de mirar a las chicas. Asintió unas cuantas veces, mientras sus ojos brillaban.

Shinta hizo lo mismo, aunque no apretó el botón con tanta premura. De inmediato unos resultados se vieron reflejados en todas las pantallas.

De un televisor apareció una tabla:

Shinta sonrió mucho, como siempre, mientras aplaudía estruendosamente. Azazel, sin embargo, se volvió hacia la pantalla, y luego hacia las chicas.

—¿Eh? ¿No se pueden más puntos? ¿Cómo que no se pueden más puntos? Esto merece más puntos. Se merece la contienda. No, es más: se merece la victoria de todo el evento —estaba un poco ruborizado—. Demonios, ustedes ganaron todo. Felicidades a los ganadores por su gran emp-... —el ángel caído se llevó una mano al oído— ¿Cómo que no puedo hacer eso? ¿Dicen que no tengo el suficiente poder para...? ¡Pero es estúpido! ¡Esta ha sido nuestra mejor compete-..! ¿Qué dicen sobre el COPPA? 

Shinta se rió. Levantó su mano y le dio una "suave" palmada en la espalda a Azazel. El ángel caído casi queda tendido sobre la mesa.

—ESE ES EL ENTUSIASMO, AMIGO MÍO. JAJAJAJAJAJA.

La animadora se encontraba aún con los fideos envolviendo su cola y sus piernas, mientras sostenían una de sus manos. Afortunadamente, la mano que sostenía el micrófono estaba libre y podía moverla, pero con sus mejillas sonrosadas y una voz un tanto temblorosa, dijo.

- Y-y a pesar de la perfecta p-puntuación de los d-demonios, los guerreros... ¡Nyan!... G-ganan esta ronda. Los guerreros t-tenían 198 puntos y-y los ¡Nyan!... los demonios 123. Ga-nyan-ron los guerreros. A-ahora bájennos d-de aquí - sus mejillas se ponían más rojas y parecía que estuviera, de cierta forma, disfrutando la experiencia, pero como este era un horario familiar, todo se puso borroso con mayor velocidad para no ser demandados por programación inadecuada.