Partida Rol por web

Mientras intento tranquilizar a Miyako a mi lado oigo un sollozo y veo a la enfermera mas joven postrada de rodillas. No podemos desesperarnos sería nuestro fin.

Sin soltar a mi hermana me acerco a Ariadne y después de dejar en el suelo el extintor le aprieto el hombro para llamarle la atención. – Ariadne-kun tiene que sobreponerse. Estamos ya cerca de los autocares y podremos salir de aquí. Por la radio seguro que las autoridades están indicando sitios donde dirigirse la gente para estar protegidos.

Aparto la mirada de los recien llegados para fijarla en la televisión. Mi boca comienza a abrirse lentamente al ver las imagenes. Mis ojos se desorbitan ante el horror que producían éstas.

Inmediatamente pienso en mi familia, en mis padres y amigos. Mis ojos se humedecen al pensar que quizás serían ahora una de esas criaturas. Quería despertar de ésta pesadilla y que todo volviera a la normalidad.

Sin duda, éste sería el fin de todos. No importaba si continúabamos corriendo y huyendo, al final nos atraparían. Mis piernas temblaban, lo cual hicieron que me sentara. La esperanza me había abandonado y quizás la muerte de mi mejor amiga, había sido en vano.

-Eh Kimura.-Dijo Satoshi mientras se acercaba a la chica que se habia sentado por los nervios y la tensión.Aquella situación era bastante evidente desde el punto de vista de Satoshi, así que no le puso nervioso.En cuanto estuvo cerca de ella se arrodilló a su lado, no queria que aquella chica se sintiese peor.

-Eh, no te preocupes ¿vale?-Dijo casi en un susurro, para que los demas no le escuchasen.-Saldremos de aquí, y no te comas la cabeza ¿ok?-Susurró un tanto chulesco.No le salia bien ponerse asi.

Dando un último sollozo, que suena más como un resoplido, intentando sobreponerme, me seco las lágrimas y levanto la vista, con una temblorosa sonrisa.

-Gracias, Hiraku, eres un gran animo. Tienes razón, no es momento de ponerse pesimistas, al menos estamos vivos, ¿no? Y mientras luchemos por salir de aquí, podremos buscar un lugar seguro.

Me levanto del suelo, y me arreglo el vestido con presteza, mientras vuelvo a poner mi sonrisa típica, aunque algo más tirante de lo normal.

-Bueno, ahora que estamos es hora de irse, ¿no creéis?

Así que el exterior está igual o peor que aquí dentro.... Todo se ha convertido en un infierno. Después de cavilar unos segundos, llego a la conclusión de que lo único que me importa está a salvo, a menos por el momento. Claro que mis antiguos compañeros de clase están ahí fuera, seguramente hayan caído ya... Pero no me importa. No eran más que unos pelotas.

-Vaya, ahora qué haré, tanto dinero y sin utilidad... Por no hablar que me he quedado sin criados.

En realidad el dinero nunca me ha importado, ni soy tan cruel como para importarme tales vanalidades, pero los demás parecen un tanto alicaídos, y el tener alguien a quien odiar siempre ayuda a mantener la energía. Después de todo, estoy acostumbrada a la envidia... y con ese ánimo, me desalientan hasta a mí.

Lanzo una breve mirada hacia Rin, ya que seguro que mis palabras no le han hecho nada de gracia. Qué pensará ella de todo esto.. y de los que la esperan fuera. Como.. no, él no.

A pesar de todo lo que le hizo, estoy segura que no querría este fin para él. Claro que no comparto su opinión.

-De ser así, tendría su merecido final- Las palabras escapan entre mis dientes, aun cuando estoy segura de que habrá conseguido salir del país y ponerse a salvo gracias a sus "contactos".

Levanto un poco el rostro, en busca de la persona que me había llamado. Pestañeo unas cuantas veces, confundida y con el dorso de la mano derecha, seco ambos ojos, luego las mejillas.

Abro ligeramente la boca, pero de esta no salen palabras. Lo contemplo por un instante, luego le dedico una tímida sonrisa. Satoshi me desconcertaba, no comprendía su actitud y cada vez me sorprendía más.

Asiento como respuesta a sus ánimos, seguido de otra sonrisa. Sin duda, la irritación que me había provocado un momento atrás, había quedado en el olvido.

-Gracias...- susurro.

Me semblante se alegra al ver que Ariadne recupera su control y se vuelve a incorporar.

– No necesita darme las gracias Ariadne-kun ahora ha sido usted y puede que luego sea yo el que me derrumbe por la tensión.

Me acerco a la puerta con el extintor mientras palpo las llaves de los autocares repartidas por mis bolsillos esperando que Saeko y Takashi se sientan con fuerzas para el nuevo enfrentamiento.

Rin se acerca lentamente a su hija, la mira a la cara y le sacude una bofetada por lo que acaba de decir. No te he educado para que te comportes como una niña malcriada. ¡Y no consentire que te comportes asi en mi presencia!

Despues da una vuelta alrededor de la sala. El animo en general esta bastante alicaido. No debemos bajar el animo. Debemos ser optimistas. Rodeados de tanta tristeza no deberiamos sucumbir a ella. La directora se acerca a Takeshi y lo ayuda a ponerse en pie. Me temo que aunque aun te duela, tendras que hacer un esfuerzo. Despues se dirije a todos. Coged cualquier objeto que os sirva para defenderos. Vamos a salir de aqui.

Le doy un apretón a mi hermana Miyako para darle ánimos. – Vuelve al lado de Ariadne-chan manteneros en el centro del grupo, y no dejes que se derrumbe nadie. ¿Puedo confiar en ti?

Me echo el extintor al hombro y miro a la directora. – Cuando indique directora-sama.

El golpe llega rápido, con fuerza pero sin empeño. Permanezco impasible a pesar del guantazo, sin variar el rostro a pesar de la humillación. Después de todo, era de esperar.

Reparo en las palabras que lo acompañan, que al contrario que el golpe, consiguen sorprenderme. ¿No me has educado así? Por lo visto, Rin tenía esperanzas de que yo cambiase, ya que realmente, hace unos años era mucho peor.

Haciendo como que nada ha pasado, me acerco a la puerta y alzo la voz moderadamente para que me escuchen.

-Bien, ya hemos tenido tiempo de descansar. Ahora toca moverse. Quien no pueda andar bien, que busque ayuda. Quien se vea capaz de pelear y tenga algo con que luchar sin arriesgarse, que se encarge de proteger a los demás. Aquí, sólo estamos perdiendo el tiempo.

A pesar de todo lo que ha pasado, me quedo con la boca abierta al ver el guantazo que le suelta la directora a la rubita.

Así que era su hija...ya entiendo el por qué parece tan mimada. Aunque ese golpe ha tenido que doler, pobrecilla.

A pesar de lo mal que me cae, no le deseo a nadie que le hagan daño, y menos si el que te pega es un familiar.

Asiento al ver que Liam ni se inmuta, y decide que nos pongamos en marcha. Es lo mejor que podemos hacer. Y si ella, a pesar de todo, parece que a la hora de actuar no se deja llevar por las emociones, creo que podría ser la que mande en el grupo perfectamente.

Limpio mis mejillas con el dorso de la mano y me levanto. En aquella habitación no había nada que pudiera ayudarme.

Me acerco un poco mas a Satoshi, lo miro a los ojos, seria -acepto tu ayuda- mi rostro se ablanda ligeramente y le dedico algo parecido a una sonrisa.

No me apartaría de su lado. Mi esperanza estaba depositada en él y en aquel bate. Esperaba que todos saliéramos con vida del instituto y buscar algún lugar seguro y pensar en que debíamos hacer o a donde debíamos ir.

Señalo el armario a los demás y carraspeo para llamar su atención.

Oídme un segundo...que os parece si usamos las puertas del armario como escudos improvisados?. Con ellos podríamos abrirnos paso apartando a...ellos y golpeando solo cuando haga falta. Los desarmados podrían llevar las puertas y el resto proteger.

Miro a los demás mientras me acerco al armario y pruebo a sacar una de las puertas.

Que os parece?.A las legiones romanas les funcionaba...

A oír la propuesta de Hiruma mira el tamaño de las puertas. – Sí podemos sacarlas podría funcionar. Aunque mientras puede que se congreguen más entre nosotros y los autocares.

Satoshi sonrió a la chica en cuanto dijo esas palabras.Luego la cogió del hombro durante un momento, pero seguidamente se giró hacia los que intentaban sacar las puertas.

Su navaja se colocó en su mano como por arte de magia mientras se acercaba a ellos.

-Si son tornillos, esto os puede servir.-Dice apartando la vista, extendiendoles la navaja.