Partida Rol por web

El gitano se queda callado y te mira sonriente mientras dice, deberías saber que

El gitano se queda callado y comienza a seguir a Alfredo siendo parado por el grueso y grande brazo de uno de los seguratas que lo coge del hombro diciendo a este ¿pero donde te crees que vas? Tienes trabajo que hacer ¿lo sabes no? El gitano permanece callo intentado andar y cuando el de seguridad lo suelta, extrañado este comienza a moverse hacia la furgoneta.

A los pocos segundos llega a esta callado y tranquilo siguiendo a Alfredo y entonces es como si despertara de un sueño y dice un poco asustado, ¿pero qué hago yo aquí? mirándolo fijamente.

Aprovechando su desconcierto, el hecho de que ya no estamos al lado de los “porteros”, sino justo junto al camión y que me imagino que si es el aparca coches la pasta no le sobrará, le miro de arriba abajo, me acerco a él sonriendo con picardía y deslizo mi mano derecha despacio hacia el bolsillo en el que me he dejado guardado el dinero, lo saco de su lugar y le guiño un ojo, pero no se lo entrego de primeras, sino que lo sostengo delante bien agarradito.

Se nota que hay varios billetes, aunque por fuera, como obsesa del orden que soy, se ve perfectamente el de mayor valor, pues ganarte algo de dinerillo extra… ayudándonos con la mercancía que hemos traído para tu jefe aquí atrás… sonrío y abro una de las puertas de la parte trasera del camión, hasta puedes probarla primero si te portas bien… me río con suavidad.

Echo un vistazo de reojo hacia la zona de la puerta, me subo al remolque de nuestro medio de transporte y observándole desde mi posición, paseo el dinero por delante de sus narices para acabar metiéndomelo bien enganchadito en el canalillo del sujetador, fuera de su alcance. Sube anda…

Al principio camino encantado de que el gitano haya sucumbido ante mi encanto personal, voy haciendo cabalas hasta las puertas del camión. Solo me preocupé un poco cuando el portero intentó retenerlo un poco pero cuando siguió su camino hasta el camión me sentí mucho mas tranquilo.

Era una pena que todo el glamour de la situación hubiese terminado allí a las puertas de un encuentro tranquilo, parecía que no surtía el efecto deseado así que la figura oportuna de Carmen apareció justo en ese momento con un bonito fajo de dinero restregándoselo por la cara para guardarlo en un lugar calentito. Le cojo por un hombro apretándoselo un poco en lo que seria un gesto amistoso pero asegurándome que lo tengo bien amarrado por si intenta ir a otro lado. Venga hombre que desde aquí le veo las bragas pero así no me divierto... me giro dándole la espalda a los porteros negandoles angulo de visión y meto la mano derecha que la tengo libre en en bolsillo de la cazadora por si se pone tonto probar otra táctica. Sube...que hemos traído cosa buena y vas a ser el primero en probarlo y encima ella deja que lo hagas donde quieras. Le sonrío de medio lado y no te olvides del dinerito que has visto ehh aquí somos todos generosos

El tipo sube un poco acongojado pero mirando sin parar los billetes que Carmen ha sacado mientras comenta en tono serio, pero paya digo yo que argo me dará ante ¿no? que la via ta mu mala y yo tengo oxo churumbeles que no hacen ma que comé y comé.

Sube al camión y mira al rededor volviéndose hacia Alfredo ¿y donde se supone que está la mercancía pa la señorita Rico? Después de la pregunta comienza a bajar otra vez del camión posando el primer pie en la rampa mecánica que tiene este y que está a media altura para facilitar la subida o bajada.

En cuanto sube el gitano subo detras suyo y me coloco en el hueco de la salida por si intenta bajar en algun momento. Le escucho mientras aspiro el humo del cigarro profundamente, tragandomelo ya no hay ningun pelgro de celulas cancerigeneas asi que puede rascar lo que quiera el tabaco. Al escuchar sus palabras dejo salir el humo de mi boca mientras sonrio dejando al descuierto mis colmillos solo para Carmen.

Hago un gesto con la cabeza como animandola a darle algo al gitano para que este mas tranquilo y calladito dale algo al amigo...nuestra tarjeta de visita generosa que tiene muchos niños que cuidar. Permanezco apoyado en la puerta bloqueando la visión a los puertas o a cualquiera que mire.

Ocho niños, vaya... le miro de arriba abajo, se ve que eres cumplidor... añado con cierta picardía.

Ven pacá, anda... que la mercancía está al fondo... señalo hacia la zona más oscura del interior del camión, y toma desconfiado... sonrío y le cojo la mano atrayéndolo hacia mí, mientras simultáneamente para que se tranquilice me saco los billetes del canalillo con la mano libre y se los pongo en su mano, cerrándola después y sin soltársela, ahora tienes que cumplir... le guiño un ojo y hago un gesto hacia el fondo.

El gitano coge el dinero con felicidad en el rostro y entra en la furgoneta rápidamente sin pensárselo mas, el dinero no da la filicidá pero ayuda un rato gordo, dice mientras sus movimientos ahora un poco mas agraciados lo llevan hacia el fondo del camión de espalda a vosotros dos.

Ves como Carmen aprovecha que el tipo está de espaldas, se concentra y de ella se desprende el olor dulzón característico a Ángel, la pigmentación de los ojos se pone de color blanco brillante y ves como abre la boca y la deja abierta con los colmillos fuera.

Carmen aprovechando que tienes al tipo de espaldas y no te ve, te concentras y notas como el olor dulzón que normalmente desprende Ángel comienza a salir de ti llenando el ambiente con este y entonces lo ves claro, sabes que tienes que hacer, abres la boca y de esta sale un hilo color blanco brillante que lo envuelve mientras una fina linea de humo conecta esta nube con tu bocas, sabes que si cierras esta, el hilo se cortará por lo que no puedes hacer otra cosa que mantenerla abierta de par en par, mientras tus colmillos involuntariamente dejan de estar retráctil desplegándose en todo su esplendor.

imágenes en blanco y negro como si de una película antigua se tratara entran en tu mente al momento, ves claramente como el pertenece a una familia de gitanos que buscan la inmortalidad prometida por alguien llamada Ana Rico, la cual la viste en el tablón de Ángel, pero no logras recordar de que clan era lo que si sabes seguro es que es una vampira de la ciudad, esta por lo que recuerdas del tablón es pelirroja.

El deseo mas oscuro es ser un ser inmortal y que una vez lo sea se alimentará con la sangre de sus hijos e hijas puesto que en realidad le dan igual, también sabes que es quien intercambia los cadáveres de la gente que muere en este club, antes de que sean enterrados, por muñecos hechos de barro y tela para llevar a esa vampira los cuerpos de los difuntos.

Otra imagen te llega a la mente y es el de dos vampiros un chico y una chica que trabajan para la vampira pelirroja y que son los que llevan el local en el que pensáis entrar.

Cuando el tipo se dirige al camión sin dudas y con bastante buen animo entrecierro un poco la puerta para los ojos indiscretos, mientras doy unos pasos hacia la trampilla secreta mis pasos resuenan sobre el suelo metálico advirtiéndole que me aproximo. Pero el pobre infeliz solo esta atento al dinero y a su botín así que me paro a unos escasos dos metros.

Un olor característico inunda mis fosas nasales, cuando me giro veo a Carmen con los ojos en blanco y la boca entreabierta dejando al descubierto sus colmillos. Mierda debería haber atendido mejor cuando dijo que podíamos hacer cada uno... bueno es una criminal nata así que esperemos a ver que pasa. Mi cuerpo se tensa preparado para entrar en acción, mis manos están fuera de los bolsillos, abiertas, relajadas, preparadas para desenfundar rápido o bien para estamparse contra los dientes del desdichado padre de ocho huérfanos.

Siento el poder que aquel don me otorga, envolviéndome y acunándome como un bálsamo, y embriagada por él me dejo ir, mientras toda aquella información se abre paso en mi mente, un montón de imágenes proyectándose en mi cerebro en el mismo color de las viejas películas de la época dorada del cine. Blanco y negro, cara y cruz que mezcla tonalidades hasta abarcar todos los matices de un mestizaje gris. Me siento fuerte y satisfecha, si he vendido mi futuro a un desconocido, condenándome, al menos que sea por algo que merece la pena y esto lo merece con creces. El conocimiento es algo que produce un éxtasis en mí innegable, es tan bendito para mí como la sangre de los de mi propia especie, como el sabor en mi paladar de la vitae heredada de Lilith, como el sabor de la esencia inmortal de cualquier vástago, es algo que no halla parangón en mi haber. ¿Qué se sabe del placer como humano? Nada…

¿Mamá Rico cuida bien de ti? ¿O te ha prometido algo que no te acaba de dar? ¿A veces no estás seguro de que te lo dará, verdad? Me coloco ante él. ¿Ha jugado contigo igual que con los cadáveres que tú le traes de sus tumbas? Le miro directamente a los ojos, ¿Me pregunto hasta qué punto deseas la inmortalidad? ¿Qué serías capaz de hacer por ella? No escondo mis colmillos, dada la situación sé que no le asustan y también sé que él ahora mismo intuye que pierde más saliendo de allí que quedándose. Ella no es la única que puede hacerte inmortal… Le sonrío, pero el caso es que nosotros tenemos mucha hambre… desvío mis ojos hacia Alfredo, este chico es un filón… le guiñó un ojo, satisfecha al ver cómo mi compañero permanece dispuesto a cerrarle la vía de escape. Dime… cuéntame… ¿Qué harías por ella? Y procura no dudar o morirás sirviéndonos de alimento…

¿Pero cómo sabes tu to eso? ¿Cómo sabes tu to los tejemaneje que me traigo con la señora Rico? El tipo se queda unos segundos paralizado y echándose mano a una navaja y sacándola mientras da un paso al frente.

¿Y como me darías tu la inmortalidá esa? Yo lo he visto, he visto como cogía con una mano a un tio y le clavaba esa cosa que os sale de la boca y como se lo comía por dentro

Dejo de sonreír y niego con la cabeza despacio, guarda eso anda… no te conviene nada… si sé tanto sobre Ana Rico será por algo, ¿no crees?… hablo despacio, calibrando su grado de nerviosismo: La inmortalidad es algo que sólo se ganan los merecedores de ella y no es de muy valientes darle un navajazo a una señorita… Guardo silencio durante unos segundos, esperando su reacción por si acaso se merece una esquiva, mientras no dejo de mirarle: no has contestado a mi pregunta… a ella le desentierras muertos y no te la da… ¿qué harías por la inmortalidad?... Mis ojos buscan a Alfredo por encima del hombro del gitano, si hace un movimiento en falso, no hará falta buscar más comida.