Partida Rol por web

Hilos invisibles

Capítulo 0: Resonancia (Devendra)

Cargando editor
13/12/2015, 04:36
Narrador

No has llegado a responder todavía a las últimas palabras de tu prometida cuando notas algo extraño. Un coche pasa cerca de ti con las ventanillas bajadas y la música que sale de su interior a todo volumen se te antoja extraña, fuera de lugar de alguna manera. La percibes con una atención poco habitual, pues no tiene nada que justifique que te haya llamado así la atención y, sin embargo, tiene algo que te descoloca. Es entonces cuando la sientes justo a tu lado.

Es una mujer de unos treinta años, de rasgos marcadamente orientales. No es necesario llevar tu vista en su dirección para saber que está ahí, junto a ti, mirando a su alrededor con una sorpresa que puedes percibir tú también en tu pecho. Y al contrario que con la mujer que se apareció el día anterior en esta ocasión tienes la completa certeza de que todo está bien, de que ese es su lugar. A tu lado.

Ella va vestida con un traje negro y elegante, tiene el pelo negro, largo y reluciente y sus ojos son castaños. Sin embargo, dudas aún durante un par de segundos antes de buscar su mirada con la tuya.

Y en el momento en que vuestras pupilas se encuentran algo en tu cerebro y en tu pecho parece conectar con ella, como si la conocieses de siempre, a pesar de no haberla visto nunca, como si pudieras confiar en ella tu vida, incluso tu propia alma. Un hilo invisible parece atarse entonces, uniéndoos de una forma que tu mente no puede racionalizar ni explicar, pero que sientes de una forma tan innegable como inexorable. 

Cargando editor
14/12/2015, 20:41
Devendra Balabhadra

Me entristezco un poco al escuchar las palabras de mi prometida, esperaba que su consejo me ayudara un poco más a recapacitar sobre qué hacer. Aunque si me hace pensar en lo confiada que es Alisha, me sorprende que me pregunte si vamos a vivir aquí o allá cuando la otra posibilidad es que viva en la cárcel. De hecho eso consigue arrancarme una tierna sonrisa, aunque por dentro me carcome poco a poco el asunto del chantaje.

Empiezo a negar para responder cuando siento aquella melodía que me deja con la palabra en la boca. Vuelvo a girar el rostro hacia la moto y entonces me encuentro a una mujer oriental.

Durante el momento que dura aquella sensación tan especial me quedo quieto, respirando lentamente y agudizando el oído mientras sorprendido, continúo observándola. Sus cejas enarcadas y la boca entreabierta. No entiendo por qué me llama tanto la atención, quizá sea porque es oriental o por su traje tan elegante.

- Tal… Tal vez debería volver, ¿verdad? - dije muy lentamente, asintiendo sin perder de vista a la mujer. No me imaginaba dejando la ciudad, pero después de alucinaciones y extorsiones quizá debería replanteármelo. - Amor, te tengo que dejar un momento… te llamo en un par de minutos otra vez... - expliqué lentamente. - Lo prometo.

Si Alisha se despide cuelgo el teléfono y tras apartarlo de mi cara me bajo de la moto. - Hola – le diría precabido con una sonrisa.

Cargando editor
15/12/2015, 12:52
Rena Hiyane

Las emociones de la joven te embargan en esa extraña comunión entre ambos, acariciando con suavidad algún lugar en tu pecho. Puedes sentirla, del mismo modo que intuyes que ellal te siente a ti. 

 

Me encuentro absorta en esa reflexión cuando una de las distracciones consigue atravesar la barrera, probablemente debido a su incongruencia. Giro la cabeza para mirara a aquel coche con la ventanilla bajada, dejando que toda la calle escuche aquella música árabe que tan poco pega en la ciudad de Yokohama.

Al apartar la mirada de aquel coche y mirar alrededor me detengo al momento, sorprendida y descolocada, aunque sin dejar que eso se muestre en mi rostro, al menos no de forma demasiado evidente. Aprieto los labios y me concentro en lo que tengo alrededor, tratando de buscar una explicación a todo aquello sin alterarme. Busco algo que me diga que no me he vuelto loca, aunque lo cierto es que eso es difícil. Sobre todo teniendo en cuenta que no hay barrio hindú en Yokohama.

No puedo evitar sentirme fuera de lugar. Mi traje, mi maletín, mi móvil... todo completamente negro desentona en aquel colorido entorno. Resulta evidente que no pertenezco en aquel sitio. A punto estoy de buscar mi localización en el móvil cuando le veo a mi lado.

No es que destaque demasiado sobre los demás salvo, tal vez, por su tatuaje, pero cuando nos miramos no puedo evitar abrir un poco la boca ante aquella sensación. Inconscientemente dejo de respirar durante unos segundos, dejándome atrapar por aquella extraña cercanía con el hombre. No es algo que pueda explicar, no estoy acostumbrada a establecer ningún tipo de lazo con nadie pero pro alguna razón siento que puedo confiar en él, pese a estar en aquel entorno hostil en el que evidente no debería estar. O sí. Sí, debería estar al lado del chico.

Hola. Respondo con extraña naturalidad en mí cuando el chico me saca de mis pensamientos. Hay algo en él que me da confianza. Tal vez sea la innegable conexión que siento o tal vez sea por algo más. Me llamo Rena. Uso el inglés, confiando en que el hombre me entienda.

Me quedo unos instantes callada, mirándole y sin saber muy bien lo que decir. Nunca he sido muy de hablar salvo con contadas personas de confianza, pero por alguna razón siento que él es una de ellas. Perdona por la pregunta,pero ¿dónde estamos? Le pregunto finalmente, sin rodeos innecesarios. Las ganas de saber pueden a la posibilidad de quedar como una pirada, al fin y al cabo puede que lo esté. Si es así estaría bien saberlo cuanto antes.

 

La voz de aquella mujer suena de alguna forma dentro de tu cabeza, reverberando por dentro y llenándote de una manera que no habías conocido antes. Su pronunciación es más clara que la de la mayoría de la gente que conoces, y a pesar de su aparente origen extranjero y de que puedes sentir que intenta hablar de forma que tú puedas entenderla, parece hablar un hindi tan de la zona como si fuera una nativa de toda la vida.

Cargando editor
17/12/2015, 19:21
Devendra Balabhadra

¡Ostia! Que no hay duda de que me sorprenda que me responda es más que evidente. Había esperado que fuera alguna alucinación o al menos algo parecido a lo que me le solía pasar. Pero aquella mujer en cambio parecía más cercana de alguna forma, casi se puede decir que sentía familiaridad con la misma. Es por eso que no me cuesta nada en absoluto mantener una alegre actitud, tratando de desarmar a la chica con su mejor sonrisa.

A su saludo y cuando me dice su nombre me llevo la mano a la frente en un gesto rápido, y luego la bajo con la misma rapidez ofreciendo la nada y mi nombre. - Yo me llamo Devendra - contesto algo divertido por no entender muy bien qué quería decir con eso de donde estamos. - No tengo nada que perdonar a una mujer tan guapa - explico alzando ligeramente la mirada, ensanchando la sonrisa y dejando que se formen hoyuelos en las mejillas. - Estas en en centro de Mumbay, ¿te has perdido? - pregunto tendiendo la mano hacia ella durante un par de segundos antes de volverla a retirar. - Si quieres puedo acercarte a la parada de autobuses más cercana, no me cuesta nada. ¿Vas al distrito financiero? - pregunto dando por sentado la respuesta al fijarme en su ropa.

Tiene pinta de ser una bróker o alguien que esté en la ciudad por asuntos de negocios. Si hay algo más que llame la atención es su pinta oriental, pero hablando perfecto hindi entiendo que ha debido crecer en la India.

Cargando editor
19/12/2015, 16:48
Rena Hiyane

Cualquier persona, sobre todo hombre, que me hubiera entrado de aquella forma habría recibido una mirada fría y cortante de mi parte, pero no es el caso. Por alguna razón entiendo perfectamente a Devendra y aquel comentario no me molesta lo más mínimo. Sé que no va con las intenciones que tanto desprecio en la mayoría de los hombres, por no decir todos.

Reprimo un gesto de dolor y miro mi mano para después fijarme en su mano vendada. ¿Qué coño está pasando? Soy incapaz de explicar lo que está pasando. Esta puede ser la prueba definitiva de que estoy loca. Seguro que esa sonrisa te funciona con todas las chicas. Le digo, en un tono menos cortante que el que pretendo en un principio. Lástima que yo no sea como la mayoría.

Cuando me dice donde me encuentro le miro alzando ambas cejas, incrédula. ¿De dónde ha salido este tipo? Le miro durante unos instantes, meditando la posibilidad de que el loco sea o él o de que todo sea otra alucinación. Mumbay, ya... Digo mirando alrededor una vez más. Viendo el panorama probablemente sea la segunda opción. Tiene que ser justo ahora... No se me ocurre un peor momento.

Sí, iba al distrito financiero. Al de Yokohama. Respondo, convencida ya de que aquello no era real. Aún así no iré a ningún loquero. Lo solucionaré... ¿Pero cómo? Evidentemente no estoy en India. tengo que salir de la alucinación.

¿Qué le ha pasado a tu mano? La forma de preguntarlo no era demasiado educada, más bien directa y sin mucho tacto. En realidad no me importa demasiado la respuesta, mi mente está más concentrada en tratar de encontrar una solución, pero el dolor que siento en la mano y su mano vendada no puede ser coincidencia. 

Cargando editor
20/12/2015, 22:47
Devendra Balabhadra

Las cortantes palabras de esta mujer oriental me hacen dudar un poco de mi propia seguridad. Entiendo que es más que probable que esté alucinando como cuando había visto a la mujer el día anterior y hoy, y como con Yamir. Finalmente me repongo y me acerco a la mujer un poco más, rodeándola lentamente para examinarla con más detalle, no con intención de flirtear ni con miradas extrañas, es únicamente curiosidad y así intento reflejarlo.

- A mi tampoco me pareces como la mayoría - comento acercándome un poco más y con un tono simpático y divertido. - Pareces muy confusa, ¿por qué? Sus siguientes palabras no hacen más que confundirme más todavía, no de una manera agobiante, era más como una diversión e intriga sin resolver. ¿Mumbai... ya?

- Yoko... Yokoqué? - pregunto sin ser capaz de recordar el nombre que justo había dicho. - ¿Esto? - digo alzando un poco el brazo vendado y consiguiendo que se me agriara un poco el humor. - Me han agredido, pero mañana estaré como nuevo... creo. Agité un poco el mismo para quitarle hierro al asunto. - Me lo merecía - Añado sintiendo la tristeza que me provocaba recordar el motivo de todo ello, de la muerte de Yamir y la culpabilidad que rodeaba al asunto.

Aun sabiendo que no voy bien de tiempo, no me importa gastar el que sea necesario en dialogar. No me siento capaz de marcharme y no ayudarla. - ¿No eres de por aquí verdad? Pero en cambio hablas muy bien hindi - explico a pesar de que pueda sonar un poco racista-ofensivo si se confirma que la chica ha nacido aquí cerca. - Debo hacerte una pregunta más... ¿Está siendo esto especial para ti también? No me atrevo a decir por qué, pero es que nunca había sentido algo así.

Cargando editor
23/12/2015, 00:42
Rena Hiyane

Observo como aquel hombre me rodea mientras me mira fijamente. En cualquier otra situación aquello habría conseguido darme asco, pero por alguna razón sé que las intenciones del hombre no van más allá de la curiosidad y que la aproximación no es para nada sexual, como habría supuesto de no tener aquella extraña conexión con él. Sin embargo, no respondo a aquella sonrisa que abriría al chico la puerta de cualquier chico y de muchos chicos. Simplemente me quedo observándole con una pose erguida, elegante y algo fría.

Yokohama. Japón. Le digo, midiendo mis palabras. Vuelvo a mirar alrededor. Aunque aquello no sea Yokohama, tal vez no sea más que una alucinación y que yo me encuentra en realidad en medio de la calle en Yokohama. No quiero que la gente se piense que estoy loca.

Vuelvo a mirarle la mano cuando comenta lo que le pasó y me miro la mía de nuevo, extrañada. No recuerdo haberme hecho nada que explique la molestia. Tal vez por las horas que he estado en el ordenador, he leído por ahí que puede crear dolores en las articulaciones.

Sin embargo, aquella pasa a un segundo plano cuando el hombre dice lo de mi perfecto hindi. ¿Hindi? Respondo, extrañada. Eres tú el que habla perfecto Japonés. Me muerdo la lengua nada más decir aquello, lo cierto es que cualquiera que me esté escuchando pensará que estoy loca.

Sus últimas palabras hacen que me lo quede mirando fijamente durante largos segundos. No entiendo nada. Absolutamente nada. Todo esto solo se puede explicar con una paranoia. Sao el móvil para comprobar mi localización y después me lo llevo al oído. No he llamado a nadie. Es simplemente para que, si es una alucinación y sigo en Yokohama, la gente no piense que estoy hablando sola en medio de la calle. 

Vamos. Le digo, echándome a andar, con la vista fija en el frente y sin saber muy bien donde me dirijo. Las probabilidades de que acabe atropellada son enormes, pero prefiero acabar en el hospital que en el manicomio. Solo tengo que esperar a que la paranoia termine.

Yo también lo siento. Ya te habría rociado con spray de pimienta si no fuera así. Le respondo*. Hasta hace unos minutos me encontraba en Yokohama, en Japón.  Así que, si no me estás gastando una broma, sí. Esto es bastante raro. La única explicación que veo es que estoy como una puta cabra. El tono es cortante, directo y frío, pero no por Devendra. Es mi tono habitual. Eso explicaría muchas cosas.

Notas de juego

*Sólo si me sigue.

Cargando editor
26/12/2015, 22:58
Devendra Balabhadra

- Japonés, yo no sé japonés – explico frunciendo el ceño antes de levantar las manos con un gesto de sorpresa ante la advertencia. - Pues me alegro de que no lo hayas hecho, no creo que lo merezca – digo sonriendo de manera afectiva. ¿Y por qué iba a gastarte una broma? Por favor tranquilízate, sé algo de alucinaciones créeme. Lo mejor que puedes hacer es respirar hondo y orar – le comento suspirando y bajando las manos lentamente con el dorso hacia arriba. - ¿Quieres que meditemos juntos? - ofrezco caminando lentamente hasta ella.

No comprendo muy bien qué trata hacer esta mujer, pero no me siento capaz de dejarla ir con tanta facilidad. Quiero saber qué es esta sensación que me invade desde que la he visto.

- Estas confundida, tanto como yo o más y es por eso que debemos hablar calmadamente, ¿no tienes curiosidad? ¿Por qué soy capaz de sentir algo así? - pregunto al ponerme a su lado. - Piensa que calle abajo no encontrarás Yokoha...ma, ¿es así? - vuelvo a preguntar tras dudar en el nombre de la ciudad.

Cargando editor
28/12/2015, 23:27
Rena Hiyane

Miro al chico como si fuera un bicho de otro planeta cuanto me dice en un perfecto japonés que no sabe japonés. No es eso lo más extraño de todo, sino que le creo. No sé la razón, pero le creo. Sé que no me está mintiendo y no puedo explicarlo. Le miro con cierta desconfianza debido a sus siguientes palabras. No porque desconfíe de él, sino por lo que dice de respirar hondo, orar, meditar...

Ya, bueno, tampoco soy muy de orar ni nada. Digo, mientras sigo andando con paso estirado y firme. Y tampoco es que vaya a encontrar una explicación a todo esto. Hace nada estaba en Yokohama y de pronto estoy aquí, pero según esto- le enseño el móvil, cuyo localizador indica claramente que me encuentro en Yokohama- sigo allí. 

Y lamento no estar tan interesada en esto como tú. Continuo, sin lamentarlo lo más mínimo pero manteniendo una fría educación. No es que el tío me caiga mal ni mucho menos, simplemente no puedo evitar pensar en Ash. Pero en este momento mi empresa acaba de ser atacada por un hacker y tengo que volver allí cuanto antes. No puedo perder el tiempo.

Dicho esto sigo andando, esta vez mirando el localizador y avanzando hacia donde se supone que debería estar la empresa, tratando de quitarme de la cabeza toda asta incongruencia. Trato de fijarme si el punto que indica donde estoy se mueve conmigo o si sigue quieto. Si sigue quieto no tiene sentido que siga andando.

Desconozco lo que encontraré calle abajo, señor Devendra. Sigo hablando mientras avanzo. Hasta hace unos minutos estaba rodeada de rascacielos.

Cargando editor
28/12/2015, 23:53
Narrador

En el teléfono que la chica te muestra puedes ver lo que debe ser el plano de un par de manzanas a la redonda. En el centro de la pantalla una flecha azul marca lo que parece vuestra posición. Sin embargo no reconoces la zona: puede que aquello esté estropeado, puede que sea una imagen estática o quién sabe qué pero, desde luego, esas no son las calles que os rodean.

Cargando editor
03/01/2016, 18:32
Rena Hiyane

Me detengo al comprobar que el localizador indica que estoy en el mismo sitio. La rabia que me da no entender nada se muestra durante una fracción de segundo, después solo se puede percibir seriedad. Levanto la vista y me giro hacia aquel tipo evaluándolo de nuevo.

¿Has tenido más alucinaciones a parte de esta? Le pregunto. El tono de la pregunta se parece al que usan los periodistas en una rueda de prensa, profesional y serio, sin ningún tipo de emoción en ella. Ni siquiera puede entreverse curiosidad, es evidente que creo que es una alucinación más y que estoy hablando con mi subconsciente o algo.

Cargando editor
04/01/2016, 23:19
Devendra Balabhadra

- ¿Hackers? - pregunté ladeando la cabeza. Esa palabra me suena de haberla escuchado en el rodaje contra el Gigatón, pero no qué significa. - Espera – insisto para que no intentase alejarse.

Con su siguiente pregunta me siento visiblemente incómodo, y más con esta que es tan directa y al grano. ¿Sabe algo?, pienso al momento recordando sucesos de hace horas, o las visitas al Dr. Prakash. Se me suben los colores, los nervios me atacan y me veo obligado a apartar la mirada con timidez. No puedo dominar mis emociones cuando me veo obligado a responder a algo así, aunque siento que en esa chica puedo confiar. Es un poco diferente entonces, aunque me gustaría guardarme un poco solo para mi.

- Si - empiezo dudando sobre qué hacer o decir. - He visto algunas cosas últimamente… - explico sintiéndome violento por motivos evidentes y levantando la mirada de nuevo para sostenerla con sus ojos.

No sé como continuar eludiendo, andarme por las ramas o mentir nunca ha sido lo mío. - Te confieso que no estoy seguro de que no seas una alucinación, pero es que mis otras alucinaciones no son cómo tu – le comento perdiendo el miedo a hablar un poco del tema. - ¿Y qué hay de ti? - me acerco un par de pasos hacia ella. - ¿Suele pasarte esto?

Cargando editor
08/01/2016, 23:00
Rena Hiyane

No tengo nada que hacer ni sitio al que ir después de comprobar de que, pese a que mi móvil me indica que sigo en Yokohama, por mucho que ande no indica ningún cambio. Estoy encerrada en una especie de sueño, paranoia o lo que sea, pero todo parece demasiado real, sobre todo esa extraña conexión con el tipo.

Hackers, los que saben manejarse en internet... Respondo, algo indecisa. Me ha pillado por sorpresa que alguien no sepa lo que es un hacker, sobre todo teniendo en cuenta que es en torno a lo que gira toda mi vida. En otro momento tal vez me habría parado a pensar lo irónico de la situación, pero la vergüenza del tipo me lo impide.

Escucho su explicación, escueta, pero es normal teniendo en cuenta el tema de conversación. A nadie le agrada admitir que cree que está de la olla. Pero lo más raro de todo no es eso, sino que siento esa vergüenza, esa duda y esa incomodidad. Ni siquiera podría explicarlo aunque lo intentase. ¿Te refieres a que ninguna es tan atractiva como yo? Pese a que es evidentemente en broma, no hay atisbo de humor en mi tono. Es tan frío y neutral como siempre.

No te preocupes, no soy una alucinación. Digo, encogiéndome de hombros. En todo caso lo eres tú. Le digo sin más, antes de responder a su pregunta. Últimamente me han estado pasando cosas extrañas. Dos veces, concretamente. Hasta ahora prefería creer que era por el estrés del trabajo o algo así, pero esto- hago un gesto con ambos brazos para indicar que me refiero al lugar- es demasiado.

Respiro con fuerza y vuelvo a mirar alrededor, buscando algo fuera de lugar, algo ilógico que me indique que todo esto es obra de mi cabeza. Por no hablar de esta extraña conexión que siento contigo. Tras unos segundos entrecierro los ojos al darme cuenta de algo. Vuelvo a sacar el teléfono del bolsillo.

Dame el número de teléfono. Le indico. Si de verdad no eres una alucinación podré llamarte y comprobarlo después. Aunque la gran pregunta sigue en el aire, ¿cómo coño he llegado hasta aquí? Tengo que mirarme una vez más la ropa para asegurarme de que es la misma ropa con la que salí de casa y compruebo la fecha del móvil para asegurarme.

Cargando editor
11/01/2016, 18:14
Devendra Balabhadra

- Una de ellas si lo es – contesté en referente a la medible belleza de sus apariciones.

Conforme hablo con aquella mujer empiezo a sentirme algo más tranquilo y menos miedoso a que algo se escape de control. No era como Yamir, al menos es algo a mi favor. En eso que saco mi teléfono del bolsillo para rebuscar en la agenda de contactos el nuevo número. - Noventa y uno – empiezo a leer el que todavía no me había aprendido de memoria. - Setenta y seis, cuarenta y dos, once, cero, tres, catorce – concluyo alzando una ceja un poco divertido por el experimento que vamos a hacer.

Si de verdad recibo la llamada me asustaría un poco seguramente, pero era ciertamente emocionante saber que algo así esté sucediendo. La duda siempre presente me dice que no es posible, que se trata de otra versión de mi conciencia, de un defecto de las pastillas del Dr. Prakash. - Yo suelo tomarme unas pastillas para evitar precisamente esto - explico sin llegar a creerme que esté confesando algo así, y aunque hablar del tema me incomoda no me importa si con esa chica. - Pero sospecho que me estoy haciendo inmune a ellas.

- Si suena el telefóno me voy a llevar una gran sorpresa – le aseguro con una sonrisa infantil en el rostro.

Cargando editor
14/01/2016, 00:58
Rena Hiyane

Apunto el número a una velocidad casi imposible. Estoy acostumbrada a todo tipo de teclados y mis dedos se han vuelto ágiles con aparatos electrónicos. Si te suena el teléfono los dos nos llevaremos una sorpresa. Respondo, después de echarle una mirada cuando afirma tomar pastillas para no tener alucinaciones. Genial, estoy en India con un chalado, aunque no parece mal tipo. Y técnicamente si afirmo que estoy en India yo estoy igual de chalada que él.

Cierro los ojos durante unos segundos para serenarme de nuevo y al abrirlos tengo la postura más erguida y la mirada más decidida. Bueno, lo que sea que esté pasando no termina, voy a necesitar coger el primer avión con destino a Yokohama cuanto antes. Digo, con determinación en mi tono. Miro la moto y lo miro a él, algo insegura. Técnicamente es la forma más rápida de llegar hasta el aeropuerto, pero después de admitirme que ve cosas puede que no sea la opción más segura. Pero eso da igual, lo importante es llegar cuanto antes a la empresa.

¿Estabas haciendo algo ahora mismo? Pregunto. Por el tono resulta bastante evidente que no me interesa lo que estaba haciendo sino si está libre. Necesito llegar al aeropuerto cuanto antes. Vuelvo a mirar la hora del reloj y contengo las ganas de llamar al número. Tengo que hacerlo cuando esté de vuelta, sino no podré saber si la llamaba es fruto de mi imaginación.

Cargando editor
14/01/2016, 18:45
Devendra Balabhadra

Me extraña un poco que la chica o alucinación realmente me esté pidiendo de ir al aeropuerto cuando cree que soy una alucinación. Una que además cree que está en Japón, pero no me siento capaz de rebatir de ningún modo las intenciones de la chica. Real o no me siento obligado a complacerla de algún modo pero aunque quiero ayudarla, lamentablemente la balanza se decanta por los temas acontecidos hoy.

Asiento lentamente a su pregunta sobre si estaba ocupado y qué hacía. - Para serte honesto nunca he estado tan ocupado en toda mi vida - expongo sintiendo la carga de tener que ir a comisaría, de volver a llamar a Alisha y Varian y de pensar en recaudar el dinero (si es que me decido a ello) antes de que sea demasiado tarde. - ¿Hoy no es un buen día para ninguno de los dos verdad? - pregunto volviendo a sonreír con una mezcla de cansancio y conformismo. Suspiro y miro a la moto siguiendo su misma mirada.

- No puedo llevarte de manera inmediata - digo caminando de nuevo a la moto e invitándola a seguirme. - Tengo que ir a comisaría antes para tramitar una denuncia, y además tengo que... - bajo la mirada algo más nervioso. Resulta evidente que me preocupa y angustia hablar de aquel tema. - Nada... Pensarás que soy un tipo raro o que hablo más de la cuenta, perdóname - digo sonriendo de nuevo pero no de manera estúpida, era más bien buena cara al mal tiempo.

- Así que dime, encanto - digo con cierta chulería, montando en la moto de nuevo y encendiendo el motor - ¿Quieres venir conmigo? Mi actitud es confiada y no creo que esté faltando de modo alguno el respeto a la chica, es mi manera de ser.

Cargando editor
16/01/2016, 02:12
Rena Hiyane

Mis labios se aprietan cuando recibo la negativa del chico. No me la esperaba. No respondo a su pregunta ni a su sonrisa, simplemente me quedo mirándole y pensando en lo que debo hacer. Acompañarle sería aceptar que estoy loca y abandonarme a la alucinación. Ir al avión sería técnicamente lo mismo, porque sería aceptar que he viajado de Yokohama a India en menos de un segundo. La otra opción es quedarme ahí y esperar a que, por arte de magia, aparezca en Yokohama.

Todas las opciones son igual de malas y, pese a que estoy tentada de ir a por el avión para tratar de volver a donde se supone que debería estar y darle un poco de sentido a lo que está pasando, decido no hacerlo. Es absurdo. Además, el tiempo que tardaré en llegar hasta allí será más que suficiente para que Ash haga de las suyas.

Iré contigo. Digo finalmente, sin sentirme demasiado entusiasmada con la decisión. Pero si vuelves a llamarme encanto tal vez tengamos un accidente. Termino, sin ningún tipo de emoción en mi voz. Es un farol, simplemente detesto esa forma que tienen la mayoría de los hombres de tratar a las mujeres y, aunque sepa que las intenciones de Devendra no son malas, eso no le permite tratarme así.

¿Una denuncia? ¿Que ha pasado? Le pregunto mientras me monto detrás de él y me agarro a la moto. Créeme, me llevo mejor con los tipos raros que con los normales. ¿Qué es lo otro que tienes que hacer?

¿Mi casco? Añado, antes de que arranque. No me montaré en una moto sin casco. Ni siquiera en mi propia paranoia.

Cargando editor
17/01/2016, 16:31
Devendra Balabhadra

- Que carácter – bromeo prestando atención a los mandos de la motocicleta y al tráfico que venía en dirección opuesta. La frialdad de la mujer me abruma un poco ya que mis palabras no iban destinadas a ofender en modo alguno. Pero al ver como se monta y se agarra me termina por arrancar una sonrisa seguida de una pequeña risa. - Ya me has amenazado dos veces – explico sin importarme demasiado.

Cuando veo que quiere hablar de la denuncia respondo gustosamente mientras dejo calentar unos segundos más la motocicleta. - Me han agredido y robado – explico de nuevo levantando el brazo vendado. - Tengo que denunciarlo para poder tramitar el bloqueo permanente del terminal robado.

Giro tanto como puedo sobre mi cintura para poder hablar más de tu a tu con ella. - Me intentan extorsionar, tengo que decidir que hago al respecto… - le digo esbozando una sonrisa triste y forzada. - Pero no te preocupes, te prometo que te dejaré en el aeropuerto tan pronto como me sea posible.

- ¿Qué casco? Subo a primera y doy un fuerte acelerón para arrancar la marcha.

Cargando editor
22/01/2016, 01:08
Rena Hiyane

El repentino acelerón hace que suelte un grito de sorpresa y me agarre con más fuerza a la moto. Noto la rabia crecer en mi interior. Voy sin casco en una moto conducida por un loco. En India. Esto no puede estar pasando, la situación es sencillamente surrealista.

Cuando se me pasa el susto medito en sus palabras, aunque sigo guardándole lo que me ha hecho. ¿El robo tiene que ver con la extorsión? ¿Son los mismos? Le pregunto, sin levantar demasiado la voz. Sé que tendrá que hacer esfuerzos si quiere escucharme, pero no me importa. No voy a ponerme a gritar, no soy esa clase de chica.

¿Extorsionar en qué sentido? ¿Tienes alguna especie de negocio? ¿Le debes algo a alguien? No es que me importe demasiado el tipo, menos aún con lo que acaba de hacer y su actitud chulesca, pero la extraña conexión hace que me sienta más propensa a saber de él. Tal vez para entender lo que está pasando. 

Tal vez te pueda ayudar. Añado, pensando en todo lo que tengo por hacer. Y eso teniendo en cuenta que no esté completamente pirada y que Devendra no sea producto de mi imaginación, claro. Estoy realmente jodida, pero pese a todo, hay algo dentro de mí que me empuja a ayudar a ese tipo sin cerebro, probablemente sea intentar agarrarme a ese clavo que me dice que no estoy loca y que estoy ahí por alguna razón.

Cargando editor
22/01/2016, 18:39
Devendra Balabhadra

Empieza a preocuparme un poco la frialdad en las palabras de Rena, pero no noto que le esté molestando demasiado. Claro que para empezar es que no sé ni cómo soy capaz de leer esos sentimientos entre tanta seriedad.

A pesar del sonido de la motocicleta escucho la voz de la mujer a a perfección y ello me invita a continuar confesando lo sucedido. - Si, es… es la misma persona – explico alzando la voz para que pueda escucharme bien, me preocupa que mi voz se quede solapada por el ruido del motor. - No es fácil de explicar, no es que tenga un negocio o algo parecido, quiere que le pague quinientas mil rupias o le dirá al mundo algo que acabará conmigo – digo justo antes de suspirar. - ¡Por los cuatro brazos de Ziva! - maldigo.

Giro el manillar para tomar una curva y miro a ambos lados antes de apretar un poco más sabiendo la prisa que tengo.

- Eres muy amable interesándote por los problemas de otras personas, ¿pero quieres decir que no tienes tu suficientes problemas con ese… hac...ker? - pregunto casi olvidando la pronunciación de la última palabra.