Partida Rol por web

Hilos invisibles

Capítulo 0: Resonancia (Rena)

Cargando editor
06/01/2016, 20:03
Rena Hiyane

No tengo nada que hacer ni sitio al que ir después de comprobar de que, pese a que mi móvil me indica que sigo en Yokohama, por mucho que ande no indica ningún cambio. Estoy encerrada en una especie de sueño, paranoia o lo que sea, pero todo parece demasiado real, sobre todo esa extraña conexión con el tipo.

Hackers, los que saben manejarse en internet... Respondo, algo indecisa. Me ha pillado por sorpresa que alguien no sepa lo que es un hacker, sobre todo teniendo en cuenta que es en torno a lo que gira toda mi vida. En otro momento tal vez me habría parado a pensar lo irónico de la situación, pero la vergüenza del tipo me lo impide.

Escucho su explicación, escueta, pero es normal teniendo en cuenta el tema de conversación. A nadie le agrada admitir que cree que está de la olla. Pero lo más raro de todo no es eso, sino que siento esa vergüenza, esa duda y esa incomodidad. Ni siquiera podría explicarlo aunque lo intentase. ¿Te refieres a que ninguna es tan atractiva como yo? Pese a que es evidentemente en broma, no hay atisbo de humor en mi tono. Es tan frío y neutral como siempre.

No te preocupes, no soy una alucinación. Digo, encogiéndome de hombros. En todo caso lo eres tú. Le digo sin más, antes de responder a su pregunta. Últimamente me han estado pasando cosas extrañas. Dos veces, concretamente. Hasta ahora prefería creer que era por el estrés del trabajo o algo así, pero esto- hago un gesto con ambos brazos para indicar que me refiero al lugar- es demasiado.

Respiro con fuerza y vuelvo a mirar alrededor, buscando algo fuera de lugar, algo ilógico que me indique que todo esto es obra de mi cabeza. Por no hablar de esta extraña conexión que siento contigo. Tras unos segundos entrecierro los ojos al darme cuenta de algo. Vuelvo a sacar el teléfono del bolsillo.

Dame el número de teléfono. Le indico. Si de verdad no eres una alucinación podré llamarte y comprobarlo después. Aunque la gran pregunta sigue en el aire, ¿cómo coño he llegado hasta aquí? Tengo que mirarme una vez más la ropa para asegurarme de que es la misma ropa con la que salí de casa y compruebo la fecha del móvil para asegurarme.

Cargando editor
09/01/2016, 00:21
Narrador

Conforme vas pasando más tiempo en aquel lugar, con ese chico, empiezas a ser más y más consciente de los sonidos y los aromas que te rodean. El aire es muy diferente al de Yokohama, más natural y al mismo tiempo con un olor particular, como si todas las tiendas de especias de la ciudad se hubieran puesto de acuerdo para dejar que sus productos volasen. Al mirarte de nuevo puedes ver que efectivamente tu ropa es la misma con la que unos minutos antes saliste de casa. Tu teléfono, además, te muestra la fecha y hora con claridad: 

30/06/2015

17:55

Cargando editor
11/01/2016, 18:36
Devendra Balabhadra

- Una de ellas si lo es – contesté en referente a la medible belleza de sus apariciones.

Conforme hablo con aquella mujer empiezo a sentirme algo más tranquilo y menos miedoso a que algo se escape de control. No era como Yamir, al menos es algo a mi favor. En eso que saco mi teléfono del bolsillo para rebuscar en la agenda de contactos el nuevo número. - Noventa y uno – empiezo a leer el que todavía no me había aprendido de memoria. -Setenta y seis, cuarenta y dos, once, cero, tres, catorce – concluyo alzando una ceja un poco divertido por el experimento que vamos a hacer.

Si de verdad recibo la llamada me asustaría un poco seguramente, pero era ciertamente emocionante saber que algo así esté sucediendo. La duda siempre presente me dice que no es posible, que se trata de otra versión de mi conciencia, de un defecto de las pastillas del Dr. Prakash. - Yo suelo tomarme unas pastillas para evitar precisamente esto - explico sin llegar a creerme que esté confesando algo así, y aunque hablar del tema me incomoda no me importa si es con esa chica. -Pero sospecho que me estoy haciendo inmune a ellas.

- Si suena el telefóno me voy a llevar una gran sorpresa – le aseguro con una sonrisa infantil en el rostro.

Cargando editor
14/01/2016, 00:44
Rena Hiyane

Apunto el número a una velocidad casi imposible. Estoy acostumbrada a todo tipo de teclados y mis dedos se han vuelto ágiles con aparatos electrónicos. Si te suena el teléfono los dos nos llevaremos una sorpresa. Respondo, después de echarle una mirada cuando afirma tomar pastillas para no tener alucinaciones. Genial, estoy en India con un chalado, aunque no parece mal tipo. Y técnicamente si afirmo que estoy en India yo estoy igual de chalada que él.

Cierro los ojos durante unos segundos para serenarme de nuevo y al abrirlos tengo la postura más erguida y la mirada más decidida. Bueno, lo que sea que esté pasando no termina, voy a necesitar coger el primer avión con destino a Yokohama cuanto antes. Digo, con determinación en mi tono. Miro la moto y lo miro a él, algo insegura. Técnicamente es la forma más rápida de llegar hasta el aeropuerto, pero después de admitirme que ve cosas puede que no sea la opción más segura. Pero eso da igual, lo importante es llegar cuanto antes a la empresa.

¿Estabas haciendo algo ahora mismo? Pregunto. Por el tono resulta bastante evidente que no me interesa lo que estaba haciendo sino si está libre. Necesito llegar al aeropuerto cuanto antes. Vuelvo a mirar la hora del reloj y contengo las ganas de llamar al número. Tengo que hacerlo cuando esté de vuelta, sino no podré saber si la llamaba es fruto de mi imaginación.

Cargando editor
14/01/2016, 21:03
Devendra Balabhadra

Me extraña un poco que la chica o alucinación realmente me esté pidiendo de ir al aeropuerto cuando cree que soy una alucinación. Una que además cree que está en Japón, pero no me siento capaz de rebatir de ningún modo las intenciones de la chica. Real o no me siento obligado a complacerla de algún modo pero aunque quiero ayudarla, lamentablemente la balanza se decanta por los temas acontecidos hoy.

Asiento lentamente a su pregunta sobre si estaba ocupado y qué hacía. - Para serte honesto nunca he estado tan ocupado en toda mi vida - expongo sintiendo la carga de tener que ir a comisaría, de volver a llamar a Alisha y Varian y de pensar en recaudar el dinero (si es que me decido a ello) antes de que sea demasiado tarde. - ¿Hoy no es un buen día para ninguno de los dos verdad? - pregunto volviendo a sonreír con una mezcla de cansancio y conformismo. Suspiro y miro a la moto siguiendo su misma mirada.

- No puedo llevarte de manera inmediata - digo caminando de nuevo a la moto e invitándola a seguirme. - Tengo que ir a comisaría antes para tramitar una denuncia, y además tengo que... - bajo la mirada algo más nervioso. Resulta evidente que me preocupa y angustia hablar de aquel tema. Nada... Pensarás que soy un tipo raro o que hablo más de la cuenta, perdóname - digo sonriendo de nuevo pero no de manera estúpida, era más bien buena cara al mal tiempo.

- Así que dime, encanto - digo con cierta chulería, montando en la moto de nuevo y encendiendo el motor - ¿Quieres venir conmigo? Mi actitud es confiada y no creo que esté faltando de modo alguno el respeto a la chica, es mi manera de ser.

Cargando editor
16/01/2016, 01:12
Rena Hiyane

Mis labios se aprietan cuando recibo la negativa del chico. No me la esperaba. No respondo a su pregunta ni a su sonrisa, simplemente me quedo mirándole y pensando en lo que debo hacer. Acompañarle sería aceptar que estoy loca y abandonarme a la alucinación. Ir al avión sería técnicamente lo mismo, porque sería aceptar que he viajado de Yokohama a India en menos de un segundo. La otra opción es quedarme ahí y esperar a que, por arte de magia, aparezca en Yokohama.

Todas las opciones son igual de malas y, pese a que estoy tentada de ir a por el avión para tratar de volver a donde se supone que debería estar y darle un poco de sentido a lo que está pasando, decido no hacerlo. Es absurdo. Además, el tiempo que tardaré en llegar hasta allí será más que suficiente para que Ash haga de las suyas.

Iré contigo. Digo finalmente, sin sentirme demasiado entusiasmada con la decisión. Pero si vuelves a llamarme encanto tal vez tengamos un accidente. Termino, sin ningún tipo de emoción en mi voz. Es un farol, simplemente detesto esa forma que tienen la mayoría de los hombres de tratar a las mujeres y, aunque sepa que las intenciones de Davendra no son malas, eso no le permite tratarme así.

¿Una denuncia? ¿Que ha pasado? Le pregunto mientras me monto detrás de él y me agarro a la moto. Créeme, me llevo mejor con los tipos raros que con los normales. ¿Qué es lo otro que tienes que hacer?

¿Mi casco? Añado, antes de que arranque. No me montaré en una moto sin casco. Ni siquiera en mi propia paranoia.

Cargando editor
17/01/2016, 17:00
Devendra Balabhadra

- Que carácter – bromeo prestando atención a los mandos de la motocicleta y al tráfico que venía en dirección opuesta. La frialdad de la mujer me abruma un poco ya que mis palabras no iban destinadas a ofender en modo alguno. Pero al ver como se monta y se agarra me termina por arrancar una sonrisa seguida de una pequeña risa. - Ya me has amenazado dos veces – explico sin importarme demasiado.

Cuando veo que quiere hablar de la denuncia respondo gustosamente mientras dejo calentar unos segundos más la motocicleta. - Me han agredido y robado – explico de nuevo levantando el brazo vendado. - Tengo que denunciarlo para poder tramitar el bloqueo permanente del terminal robado.

Giro tanto como puedo sobre mi cintura para poder hablar más de tu a tu con ella. - Me intentan extorsionar, tengo que decidir que hago al respecto… - le digo esbozando una sonrisa triste y forzada. - Pero no te preocupes, te prometo que te dejaré en el aeropuerto tan pronto como me sea posible.

- ¿Qué casco? Subo a primera y doy un fuerte acelerón para arrancar la marcha.

Cargando editor
21/01/2016, 23:35
Rena Hiyane

El repentino acelerón hace que suelte un grito de sorpresa y me agarre con más fuerza a la moto. Noto la rabia crecer en mi interior. Voy sin casco en una moto conducida por un loco. En India. Esto no puede estar pasando, la situación es sencillamente surrealista.

Cuando se me pasa el susto medito en sus palabras, aunque sigo guardándole lo que me ha hecho. ¿El robo tiene que ver con la extorsión? ¿Son los mismos? Le pregunto, sin levantar demasiado la voz. Sé que tendrá que hacer esfuerzos si quiere escucharme, pero no me importa. No voy a ponerme a gritar, no soy esa clase de chica.

¿Extorsionar en qué sentido? ¿Tienes alguna especie de negocio? ¿Le debes algo a alguien? No es que me importe demasiado el tipo, menos aún con lo que acaba de hacer y su actitud chulesca, pero la extraña conexión hace que me sienta más propensa a saber de él. Tal vez para entender lo que está pasando. 

Tal vez te pueda ayudar. Añado, pensando en todo lo que tengo por hacer. Y eso teniendo en cuenta que no esté completamente pirada y que Devendra no sea producto de mi imaginación, claro. Estoy realmente jodida, pero pese a todo, hay algo dentro de mí que me empuja a ayudar a ese tipo sin cerebro, probablemente sea intentar agarrarme a ese clavo que me dice que no estoy loca y que estoy ahí por alguna razón.

Cargando editor
22/01/2016, 18:52
Devendra Balabhadra

Empieza a preocuparme un poco la frialdad en las palabras de Rena, pero no noto que le esté molestando demasiado. Claro que para empezar es que no sé ni cómo soy capaz de leer esos sentimientos entre tanta seriedad.

A pesar del sonido de la motocicleta escucho la voz de la mujer a a perfección y ello me invita a continuar confesando lo sucedido. - Si, es… es la misma persona – explico alzando la voz para que pueda escucharme bien, me preocupa que mi voz se quede solapada por el ruido del motor. - No es fácil de explicar, no es que tenga un negocio o algo parecido, quiere que le pague quinientas mil rupias o le dirá al mundo algo que acabará conmigo – digo justo antes de suspirar. - ¡Por los cuatro brazos de Ziva! - maldigo.

Giro el manillar para tomar una curva y miro a ambos lados antes de apretar un poco más sabiendo la prisa que tengo.

- Eres muy amable interesándote por los problemas de otras personas, ¿pero quieres decir que no tienes tu suficientes problemas con ese… hac...ker? - pregunto casi olvidando la pronunciación de la última palabra.

Cargando editor
22/01/2016, 22:32
Narrador

La vibración de la moto entre tus piernas es constante, y aunque el sonido del motor y la velocidad apagan las palabras de Devendra puedes entenderlas con claridad. Os encontráis acelerando cada vez más tras aquella curva, y a pesar de que ninguno de los dos lleva casco puedes notar que él no está preocupado en ese sentido, guiado más por la prisa que por la precaución.

La cercanía de aquel chico te aporta una sensación cálida. No es una cuestión de temperatura, ni mucho menos, sino como si por primera vez estuvieras tocando el alma de alguien con los dedos, y él pudiera hacer lo mismo contigo.

Sucede en un momento en que parpadeas. De repente sientes aquel mundo alejarse, como si verdaderamente hubiera sido un sueño, y algo estirase del hilo invisible que te une a ese hombre hasta desprenderlo por la tensión, dejándote una curiosa sensación de soledad. De repente estás sobre la moto y de repente te das cuenta de que la única motocicleta presente es una que se aleja por la calle, mucho más despacio que esa sobre la que un momento atrás estabas montada. El sonido de esta se disipa conforme va convirtiéndose en una visión cada vez más pequeña hasta desaparecer al doblar una esquina. Estás en Yokohama de vuelta, y la vibración de tu teléfono te avisa de que un mensaje acaba de llegarte. Al ver la hora en el aparato te das cuenta de que ha pasado casi una hora desde que saliste de casa, y sin embargo apenas has avanzado algunas calles.

Cargando editor
28/01/2016, 10:50
Rena Hiyane

Frunzo el ceño cuando Devendra dice lo que tiene que pagar. No tengo ni idea de si es mucho o el poco, pero sospecho que tampoco es demasiado, ya que el valor de la rupía no es demasiado elevado. Aún así eso no es lo importante. Lo que más me inquieta es la información que el extorsionador posee y la razón por la que querrá extorsionar a alguien aparentemente inofensivo como aquel indú.

De no sentir esa extraña conexión habría pasado de sus problemas, por supuesto, pero la conexión hace que quiera ayudarle. Tal vez se deba a que a mí siempre me ha costado establecer una relación con alguien y que puedo contarlos con los dedos de una mano. Sentir algo así de forma tan repentina es completamente anormal en mí y quiero llegar al fondo del asunto.

Una mirada de reproche se me escapa desde detrás de la moto cuando aquel tipo intenta decirme lo que debería estar haciendo. Si estuviera en Yokohama lo haría, no tengas duda de eso. No le llego a respondar y, de pronto, ya no está ahí. Un parpadeo, lo mismo que antes. Noto como un escalofrío recorre mi cuerpo y miro alrededor, tratando de mantener la compostura. He vuelto.

Al mirar la hora me planteo la posibilidad de que haya estado ahí plantada en medio de la calle durante casi una hora sin que nadie se percatase. No sería tan extraño, al final en la ciudad cada uno va a su bola... Respirando hondo empiezo a andar con dirección a la empresa, tengo cosas que hacer.

Centrarme me cuesta. No puedo parar de pensar en que la calle va a desaparecer delante de mis narices y que voy a aparecer en otra parte del mundo. Es como si me estuviese planteando la misma existencia de la propia acera que piso. No entiendo nada y odio no hacerlo. Odio no tener el control comprender la situación, porque así no puedo hacer nada para cambiarla.

Miro el mensaje del móvil, esperando que Haku no esté demasiado enfadado. Aunque razón no le faltaría.

Cargando editor
28/01/2016, 13:56
Narrador

Yokohama se abre ante ti. La que fuera en su día poco más que un pequeño pueblo pesquero y ahora se ha convertido en la segunda ciudad más grande de todo Japón. Tus pies se ponen de nuevo en movimiento, incorporándote en la marea de gente que camina hacia delante, sin fijarse en lo que sucede alrededor, más pendientes de sus dispositivos móviles que de las otras personas que les rodean. La soledad entre la gente propia de las ciudades grandes, acentuada por la frialdad japonesa. 

Los rascacielos de Minato Mirai, el distrito más moderno, lleno de centros de negocios y oficinas, parecen vigilar tu camino desde lo alto. El tráfico es denso pero ordenado. No hay pitidos, no hay sorpresas. Las calles que atraviesas te resultan familiares y al mismo tiempo extrañas y... grises. Algo en tu interior difícil de explicar parece sentir añoranza por un lugar mucho más colorido, lleno de olores fuertes y especiados y donde la arquitectura parecía no tener tanto sentido común. Aunque quizá es la conexión que sentiste con ese hombre lo que añoras.

Cuando revisas tu teléfono y abres el mensaje te encuentras con que es de Haku, como esperabas:

¿Rena? ¿Dónde estás? He llamado a casa, Ino dice que saliste hace rato. ¿Ha pasado algo?

Pero mientras lo lees, pisando el suelo sin la seguridad de que la ciudad no vaya a evaporarse en el siguiente paso, llegas a la puerta del edificio donde están las oficinas de la empresa. 

Cargando editor
30/01/2016, 15:24
Sorato Mei

Entras en el edificio de la empresa y pasas un torniquete de seguridad con tu tarjeta. No es la vuestra la única empresa que tiene sus oficinas en este rascacielos y algunas son bastante importantes. Colarse en el edificio sin autorización es prácticamente imposible y el papeleo para conseguir una tarjeta temporal es largo y tedioso.

El ascensor de cristal que lleva a los pisos superiores da hacia el exterior, proporcionando unas vistas impresionantes de la ciudad y su distrito de negocios. Tienes que subir hasta la planta cuarenta para llegar a la zona donde se encuentran los despachos, tanto el tuyo como el de Haku y otros jefes de departamento.

El secretario de Haku es un chico delgado y bastante jovencito que acaba de salir de la facultad y que aspira a formar parte del equipo creativo en el futuro. Es educado y solícito y al verte inclina su espalda ante ti.

—El señor Abukara está esperando su llegada, señora Hiyane. Si no le importa, espérelo en su despacho y le avisaré de que ya está aquí.

Con una nueva inclinación se encamina hacia la puerta de la sala de reuniones y a través de su amplia cristalera puedes ver a tu primo junto con algunos trabajadores de la empresa, de los que ni siquiera conoces a todos.

Cargando editor
31/01/2016, 21:39
Rena Hiyane

No contesto al mensaje, al fin y al cabo voy a aparecer en nada en la oficina y tengo cosas más importantes en las que pensar. Tengo que pensar en el nuevo código y en las modificaciones temporales que tendré que hacer mientras tanto hasta que pueda implantar el nuevo código. No puede tener nada que ver con el anterior o será más fácil para Ash descifrarlo, tiene que ser completamente nuevo. Y mejor.

Decido tomármelo como un reto y no como algo personal. Si lo hago de la última forma meteré probablemente acabe precipitándome y metiendo la pata. Tengo que tener la cabeza más fría que nunca. Con esa mentalidad entro directamente en el edificio de la empresa y paso el control con seguridad.

Una vez en el ascensor aprovecho los segundos que dura el trayecto para contemplar la ciudad y en un estúpido intento de buscarle lógica a todo trato de buscar algún lugar parecido al que había visitado momentos antes, sin éxito. Por más que pienso solo se me ocurra una explicación racional: la demencia. 

La opción de olvidarme de todo aquello es tentadora. Hasta ahora me ha ido bastante bien haciendo eso. Tal vez sea lo mejor, al fin y al cabo pensar en ello continuamente tal vez solo consiga que empeore. Desbloqueo el móvil y llego hasta el contacto que acabo de guardar, el de Devendra. Mi dedo se desliza hasta el botón de eliminar contacto sin llegar a pulsarlo y el sonido del ascensor al llegar a su destino me saca de mi ensimismamiento.

Guardo el móvil rápidamente sin llegar a borrar el contacto y avanzo hacia las oficinas. Está bien. Le respondo al secretario de forma profesional, como la mayoría de los jefes respondería a un empleado en Japón. Sin decir nada más me encamino al despacho dispuesta a hacer las modificaciones a las defensas para poder empezar con el código cuanto antes.

No puedo evitar sentirme aliviada al pensar que el trabajo conseguirá apartar los demás pensamientos de mi cabeza. Solo espero que Haku no se muestre demasiado preocupado. Sé que la situación es para estarlo, pero no me ayudará con el código.

Cargando editor
03/02/2016, 02:59
Narrador

Tu búsqueda en el teléfono mientras subes en el ascensor te hace darte cuenta de que ese contacto ni siquiera está en tu teléfono. Sin embargo puedes recordar con claridad al chico, los aromas que le rodeaban, su forma de hablar... Si te parases a intentarlo, probablemente también su teléfono.

Detrás de ti queda la puerta de la sala de reuniones, donde el secretario de tu primo debe estar avisándole de tu llegada. Debes pasar tu tarjeta una vez más por un identificador de seguridad antes de poder entrar en tu despacho, pues aunque sólo el de Haku y el tuyo y la sala donde se guardan las copias de seguridad están protegidos de esa manera el daño que os podrían hacer si alguien accediese a lo que guardáis sería irreparable. Sólo hay dos personas que puedan acceder tanto a su despacho y el tuyo sin que alguien dentro les abra, y esos sois vosotros.

Y así lo demuestra tu primo cuando un instante más tarde entra en la habitación. Ni siquiera te ha dado tiempo de encender el ordenador, y parece realmente alterado.

Cargando editor
03/02/2016, 03:09
Haku Abukara

El primer acto de Haku al verte es juntar las palmas de las dos menos delante de su pecho mientras camina en tu dirección. Lo hace nervioso, y sus pasos son rápidos y cortos.

—Rena —te dice en cuanto vuestros ojos se cruzan, con la preocupación desbordando desde su garganta y las pupilas dilatadas—. ¿Dónde estabas? ¿Qué ha pasado? —pregunta, y apenas te da tiempo a responder antes de seguir encadenando preguntas.

—La reunión de accionistas es en unos minutos, y van a querer respuestas. ¿Cómo ha sido? ¿Qué les digo? —dice, y no tarda en insistir, incluyéndote. No llega a decirlo, pero probablemente te ha estado esperando antes de tomar una decisión al respecto— ¿Que les vamos a decir?

Cargando editor
06/02/2016, 22:01
Rena Hiyane

Trato de memorizar el teléfono y lo apunto rápidamente en el móvil. Frunzo el ceño una vez más al recordar como yo misma guardaba el contacto de Devendra y trato de no pensar demasiado en el asunto. Después le llamaría, ahora tenía cosas más importantes que hacer, como salvar la empresa.

Lo primero que hago al llegar es encender el ordenador  y ponerme a trabajar mientras espero a que Haku venga. No hay tiempo que perder. Tengo que averiguar hasta dónde alcanzan los daos y en cuánto tiempo podríamos solucionarlo. Además, tengo que comprobar si ha modificado los archivos de la copia de seguridad. De ahora en adelante modificaré manualmente la copia de seguridad, no puedo permitir que esto vuelva a ocurrir.

La copia de seguridad podría haberse visto comprometida también al estar enlazada con el sistema. Lo comprobaré, será lo primero que haga, antes incluso que analizar los daños. Me encuentro trabajando cuando Haku entra en el despacho. Le dedico una mirada a modo e saludo y sigo trabajando mientras le escucho.

Lo siento, me he entretenido comprobando unas cosas que he conseguido sacar cuando Ash nos estaba atacando. Le miento. Confesarle que estoy pirada no va a ayudar a ninguno de los dos. Sobre todo a él, suficientes preocupaciones tiene ya, con razón. He conseguido un vídeo. Nos han atacado desde París, he conseguido un vídeo. Ha sido alguien de los que está ahí.

Pese a estar hablando con él sigo comprobando si la copia de seguridad ha sido afectada y contabilizando los daños. Creo que el muy cabrón iba a por mí. Por la forma en la que ha actuado parecía una especie de juego para él. No le digo que es muy probable que en un futuro vuelva a intentarlo, ni que me conocía, ni que sabía que era una chica. Eso no haría más que ponerle de los nervios.

Ha sido alguien que se hace llamar Ash. Empiezo a contarle. Para cuando ha saltado la alarma ya estaba bastante metido en el sistema, lo que significa que es bueno. No solo bueno, muy bueno. Nunca había conocido a alguien tan bueno. La parte buena es que no creo que lo haya hecho porque quiera joder a la empresa, o no creo que ese sea su objetivo, creo que quería llamar mi atención.

La forma en la que hablo es casi mecánica, como alguien que se ha aprendido algo de memoria y lo suelta de carrerilla. Ahora mismo estoy más preocupada analizando la situación. Tengo que comprobar si la copia de seguridad ha sido alterada, si no lo ha sido tal vez tengamos una oportunidad, aunque no tengo muchas esperanzas. Ha conseguido descargar varios archivos y subirlos de nuevo, lo que significa que en esos ha podido insertar cambios, los que te he mandado antes. No le habrá dado tiempo a hacerlo en todos, pero nos obliga a revisarlos uno por uno si la copia de seguridad se ha visto comprometida.

Hago una pequeña pausa antes de seguir. Dudo que podamos llegar a la fecha del lanzamiento, tendremos que retrasarlo, intento averiguar cuanto tiempo, aunque sigo pensando que lo mejor sería sacar una beta y regalar contenido exclusivo con la beta. Creo que deberíamos darles acceso a la beta a todos los que hayan comprado el juego con antelación y a alguno más... Bueno, eso es cosa tuya. Pero si de verdad ha habido modificaciones, la beta nos ayudará a agilizar el proceso de detección de errores.

¿Qué crees que deberíamos decirles? Le digo, una vez expuesta la situación. Es él el que lleva esas cosas. Seguro que algún accionista hasta prefiere que yo no acuda a la reunión.

- Tiradas (1)
Cargando editor
10/02/2016, 03:23
Haku Abukara

En cuanto conectas el ordenador y comienzas a comprobar la copia de seguridad notas algo extraño, aunque te lleva un buen rato descubrir exactamente de qué se trata. No parece que Ash haya introducido nada en ella, pero está... Distinta.

Es con Haku ya en tu despacho cuando te vas dando cuenta poco a poco de lo que pasa y de ser eso real lo cierto es que la situación es peor si cabe de lo que parecía.

—¿Un vídeo? —pregunta tu primo exaltado, acercándose a tu mesa y poniendo las manos en ella—. ¿Has conseguido un vídeo? —vuelve a preguntar, como si necesitase una confirmación de algo que parece tan increíble—. Vamos a la policía directamente entonces. Les damos el vídeo, y que se encarguen ellos.

Tu primo parece a punto de continuar hablando, siguiendo por esa idea, pero sus últimas palabras mueren mientras algo va creciendo en su cabeza.

—Podemos pagarle —enuncia entonces. Y le conoces lo suficiente para saber que plantea esa solución más por el hecho de que alguien realmente pueda estar yendo a por ti que por el asunto del videojuego. Los ojos de Haku, hasta el momento teñidos de urgencia y preocupación, han adquirido en el momento en que has dicho eso de que tú eras el objetivo un tinte más personal. Mientras que tú planteas como algo bueno que el tal Ash no fuese a por la empresa tu primo parece pensar que eso es peor todavía a la alternativa.

Al asunto de la fecha de lanzamiento sólo da respuesta con un asentimiento seco, ese que significa que ha entendido lo que dices, pero que ha de pensar sobre ello antes de decir nada. Y es en ese momento cuando las cosas encajan en tu cabeza.

Ash no ha manipulado vuestra copia de seguridad con archivos corruptos, ni tampoco los ha cambiado por cosas suyas. Ha hecho algo mucho peor. Vuestra copia de respaldo es ahora una mezcla de archivos de distintas antigüedades, desde cinco meses atrás hasta ahora. En una misma carpeta hay cosas en el estado en que estaban hace más de cien días, y otras que se conservan como estaban hasta el momento.

Eso implica dos cosas: la primera, que lo más probable es que Ash lleve todo ese tiempo metido en el sistema y haya hecho eso sólo para mostrarte los datos que posee. Y la segunda que si de algunos de esos archivos antiguos sólo tenéis copias corruptas tendréis que repetir el trabajo de, al menos, cinco meses.

—No tengo ni idea —dice Haku con un suspiro.

Entonces echa un vistazo por encima de la mesa, intentando ver tu pantalla como si pudiera entender algo de lo que estás haciendo.

—Tendremos que convencerles de que todo va bien, y conseguir que así sea. Si no lo hacemos, vamos a tener problemas que no se arreglan con una beta —dice antes de guardar silencio unos segundos. El aire a su alrededor casi parece espesarse, aunque con tu atención puesta en el ordenador sólo te das cuenta a medias. Parece estar pensando cómo decirte algo.

—Vas a venir, ¿verdad? —pregunta, liberándolo al fin—. A explicárselo todo, o lo que podamos.

Cargando editor
12/02/2016, 09:04
Rena Hiyane

A medida que investigaba mi expresión se iba concentrando más y mis labios se iban apretando cada vez más mientras me daba cuenta de la gravedad del problema. Si mis sospechas eran ciertas estabamos muy jodidos. Trabajaba frenéticamente con la preocupada voz de Haku como fonfo musical. En el vídeo hay más de una persona y algunos están de espaldas. No queda claro quien de ellos ha sido, no van a poder encontrarlo con él, pero a mí tal vez me ayude.  Respondo, de forma mecánica.

Lo siguiente que dice no hace más que crisparle. Por suerte le conozco y sé la razón por la que ha propuesto eso. Solo me quiere proteger, aunque yo considero que me está menospreciando. No vamos a pagarle ni un yen. Zanjo, con seguridad. Eso solo le divertirá y nos pedirá más para saber hasta donde estamos dispuestos a llegar. Me está lanzando un reto y tengo que ganarle en su propio terreno. Una suerte que también sea el mío. Me permito esbozar una sonrisa que tiene algo de sádico. Es evidente que me lo estoy tomando como algo personal.

Cuando Haku sigue insistiendo en la reunión y en los accionistas y en todo eso, niego con la cabeza sin parar ni un momento de trabajar. Haku, esto puede ser aún más serio de lo que pensabamos. Le respondo, comprobando que el puerto bx1 sigue debidamente conectado con el conector multipolar destinado a la protección del terminal beta. Compruebo una vez más el RDSI para comprobar que si hay algún cambio en él, eso sería catastrófico, y hago un algoritmo sencillo para detectar los archivos alterados de la copia de seguridad.

También trato de encontrar una forma de encontrar los archivos originales. Tal vez con el serial ATA... O no, TIME shifhting. Definitivamente, TIME shifting. Tengo que tratar de arreglarlo cuanto antes para saber hasta que punto nos ha afectado. Tendrán que encargarte tú de los accionistas mientras tanto. Cuando tenga lo que necesito para saber definitivamente nuestra situación, pero si voy ahora mismo con lo que tengo no les va a guwstar. Gáname algo de tiempo. Cuando acabe iré. Le prometo, sin llegar a mirarle directamente. Me parecía la mejor solución. Diles que nos estamos encargando de la situación y que en breve tendrán un informe detallado de lo sucedido y de las consecuencias para que tomen las decisiones pertinentes o lo que veas que se tomen mejor. Mi tono indica que me da más bien igual.

Tras terminar de aplicar el logaritmo y el time shifting me tomo un tiempo para analizar los resultados y paso al siguuiente paso sin perder el tiempo. Aplico el filtro ENISA y lo contrasto con el sistema GUI. Vamos...

- Tiradas (1)
Cargando editor
13/02/2016, 03:47
Haku Abukara

Tu primo te escucha atento y nervioso conforme vas hablando. No te interrumpe en ningún momento, y aunque no te paras a mirar su rostro algo en su actitud te hace saber que quizá él aún estaría dispuesto a pagar a Ash. Pero también sabes que después de que zanjes el tema así es algo que nunca hará sin que tú lo aceptes.

En cuanto dices que lo que está pasando puede ser aún más serio él se acerca un poco más, apoyándose en tu mesa e intentando echar de nuevo un vistazo a tu pantalla. Mientras tanto, en ella, tanto el puerto bx1 como los sucesivos siguen en línea: no parece que Ash haya llegado al terminal beta. Puede que, después de todo, llegase hasta ese punto y no fuera capaz de avanzar más en esa dirección.

El momento en que compruebas el RDSI es clave: al parecer Ash había dejado un algoritmo ejecutándose para modificarlo y poder controlarlo de forma remota, pero en menos de un minuto eres capaz de neutralizarlo.

—¿Más serio? —pregunta temeroso y dubitativo—. Có... ¿Cómo puede ser más serio?

Mientras tanto sigues trabajando, y todas tus acciones y pruebas te llevan a la conclusión de que vas a necesitar mucho más tiempo que ese para poder arreglar de verdad algo. Será cuestión de semanas, como mínimo. Y eso si no tenéis que repetir todo lo hecho durante los últimos meses. Los archivos donde la copia de seguridad ha sido reemplazada por otra más antigua son totalmente irrecuperables, al menos de momento. Al haber subido Ash archivos vuestros el filtro ENISA no los reconoce como ajenos. El time shifting podría servir, pero teniendo que remontarse cinco meses al pasado le llevará demasiado tiempo. Aunque si conectarais en red los ordenadores más potentes de la empresa para que trabajasen al unísono podríais reducirlo considerablemente. O podríais, incluso, contratar varios servidores dedicados externos y utilizar su capacidad de procesado.

La otra opción, claro, es usar los archivos posiblemente corruptos que aún conserváis, con los riesgos que eso conlleva. Pero no hay ninguna otra copia con la que contrastarlos para comparar que nada haya cambiado, y revisarlas línea a línea es un trabajo que no podéis ni plantearos. La mayoría de ellos son más de quince mil líneas de código puro y duro, y basta un cambio menor, sólo un carácter, para que después nada funcione.

Mientras tanto Haku ha dado un par de vueltas por la habitación, asintiendo a tus últimas palabras.

—Intentaré darte algunos minutos, Rena —promete—. Pero no sé qué voy a hacer, como no sea ponerme a hacer malabares para ellos. Intentaré tranquilizarlos sin prometerles nada, y te espero para lo importante —afirma mientras se acerca a la puerta. La abre entonces, disponiéndose a salir, y antes de marcharse emite un suspiro y te dedica una inclinación de cabeza.

—Hasta ahora.