Partida Rol por web

Hilos invisibles

Capítulo 0: Resonancia (Wamai)

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28/11/2015, 03:36
Montu búh "Jimiyu"

Tu humor siempre ha sido más fino e inteligente que el de Jimiyu. Sin embargo eso es algo que a él nunca le ha molestado, y cuando haces aquel comentario sobre el dinero él no tarda en reír, malentendiéndolo.

—¡Son estúpidos porque nos contratan!—expone casi a voz en grito, dándote la razón divertido. Sus manos se alzan un instante sobre su cabeza, dando algunas palmadas, como si hubiera algo que celebrar—. Pero está bien. Si yo fuera patrón, también nos contrataría. El campo sin Jimiyu sería aburrido, y sin Wawa también. Seguro que después de una semana la gente trabajaría la mitad. Y luego, la mitad de la mitad. Y luego tendrían que pedirnos que volviéramos—dice con ilusión, como si él mismo se creyera aquellas palabras, mientras palpa una vez más su amuleto por encima de la tela del pantalón. Tras ese comentario se queda en silencio, observando cómo se desarrolla la conversación, aunque tú que le conoces bien te das cuenta de que está totalmente pendiente de Subira. Los ojos de tu hermano se desvían hacia la piel y las pupilas negras de la chica una y otra vez. Aunque por fortuna parece correspondido.

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28/11/2015, 03:54
Subira Baddhu

Los dientes de Subira se muestran en una sonrisa abierta, como la de una adolescente, cuando haces referencia al asunto de la cabra mientras alzas las manos. Una instante antes había reído con las palmadas de Jimiyu, y ahora sonríe contigo: se nota que está a gusto. Y cuando añades aquello sobre los fantasmas una vez más vuelve a reír, y de nuevo pone durante un instante su mano sobre la pierna de tu hermano.

—Sí, sí —asiente—. Lo importante es lo de estar a la sombra. Y con una Tusker fría en una mano, y una uki uki en la otra —dice claramente contenta mientras echa su postura hacia atrás, apoyando ambas manos en el suelo y subiendo un poco la cabeza, como si ya estuviera en esa situación.

Notas de juego

Tusker: Marca de cerveza envasada en Kenia.

uki uki: Bebida tradicional, similar a una cerveza, pero elaborada con miel.

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28/11/2015, 04:11
Nyah Baddhu

En las miradas que intercambias con Nyah puedes ver que ella sí comprende tus referencias, y no parece plantearse en ningún momento corregir a Jimiyu. En lugar de eso permanece a tu lado, dejando atrás el peso del camino e integrándose cada vez más en vuestro grupo. En el momento en que Subira habla de cabras malditas y fantasmas ella hace un gesto, indicándole que ese tipo de cosas no se dicen ni en broma. Sin embargo un momento más tarde su rostro ya se ha relajado, con sus mejillas engordando como extensión de sus sonrisas.

Finalmente, cuando su hermana habla de aquella manera, Nyah se toma un instante para echarse hacia adelante y responder con voz suave.

—Yo pido menos, y más —dice—. Cambio una bebida por música, y la otra por buena compañía—afirma, y aunque no hace nada por confirmártelo es inevitable plantearse si estará hablando de ti.

Un instante más tarde, cuando separas tus dedos de la marca que aquella vara ha dejado en tu rostro, ella la mira durante unos instantes entrecerrando los ojos.

—Tengo algunos ungüentos buenos para las heridas —te informa, con la admirable capacidad de no dejar que su voz se tiña de tristeza al pensar en por qué le hacen falta a ella—. Luego te llevaré algo. Mañana estará curado y, con un poco de suerte, no te dejará ninguna marca.

El rato siguiente pasa fluido mientras palabras y risas se mezclan. Que habéis congeniado como grupo es una realidad, aunque hay una diferencia de madurez clara entre ambas parejas. Poco a poco el sol va indicando que el tiempo pasa más rápido de lo que parece, y hay en un momento en que, Nyah alza la vista emitiendo un suspiro. A esas alturas de la tarde en su rostro hay ya una sonrisa que parece no desaparecer nunca.

—Se está haciendo tarde —comenta con un deje de pena, anticipando las palabras siguientes—. Subira y yo tenemos que ir a ayudar con la cena.

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30/11/2015, 22:15
Wamai Saád ú

Rio con mi hermano, rio con Subira, y sonrío con Nyah. ¡Yo también nos contrataría a nosotros mismos!. También estoy de acuerdo, es importante hidratarse a la sombra, si es con una Tusker en mano, mejor. Pero como no... coincido con la pequeña leona de las cicatrices: entre más, y menos... también cambiaría lo dicho por algo mil vidas mas sencillo... y le gusta la música, será bueno saberlo. Aunque por una vez... una uki uki igual si que me la quedaba.

Vale, vendrá bien – y asiento mirando a sus ojos. Las figuras femeninas siempre funcionan mejor con estas cosas, sin desmerecer nuestros propios remedios... se echa de menos a Madre. Por lo demás, pasa un cómodo y divertido rato en el que les cuento como una vez... me encontré una avestruz corriendo desubicada por la ciudad. Cuando estas se sienten amenazadas, suben y bajan su cuello mientras abren las alas de una forma muy divertida... pero ese no era el cuento, si no la cantidad de gente que había persiguiéndola para sacarles fotos... son bien raros los foráneos.

Cuando el sol empieza a despedirse, vuelvo a escuchar el tono de Nyah, aunque esta vez para decirnos que tienen que marcharse – Si – asiento - Nosotros también deberíamos. Anapata giza – empiezo a levantarme del suelo. Me sacudo las piedritas del trasero y le echo una mano a Nyah para que se levante. - Mimi Itabidi Kusubiri – le digo, y a su vez... miro para Jimiyu con media sonrisa pilla dibujada en la cara.

Notas de juego

Anapata giza: se hace de noche

Mimi Itabidi Kusubiri: Te esperaré

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02/12/2015, 03:40
Nyah Baddhu

Las risas que acompañaron a tu historia sólo incrementaron cuando Jimiyu hizo su imitación de aquel avestruz del que hablabas, moviendo los brazos de una forma realmente graciosa y acompañándolos con la cabeza y el cuello. Es claro en todo momento que a Subira le encantan las idioteces de tu hermano. Nyah por su parte, parece preferir el relato con su moraleja y tus juicios sobre la gente.

En el momento en que asientes a sus palabras y le tiendes una mano la chica parece tomarse un instante y te mira desde abajo, ladeando el rostro para escrutar en tus ojos. Finalmente la toma y se pone en pie, recibiendo tus palabras y dedicándote una mirada cargada de significado.

—Na mimi nina kwenda kupata—enuncia lentamente antes de apartarse un par de pasos de ti. Mientras tanto puedes ver cómo Subira está dejando un beso en la mejilla de tu hermano, para luego dedicar a Nyah una mirada bastante parecida a la que tú le has dirigido a él.

Notas de juego

Na mimi nina kwenda kupata: Y yo iré a buscarte.

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02/12/2015, 03:52
Montu búh "Jimiyu"

En el momento en que Subira se despide de él las pupilas de tu hermano se cruzan con las tuyas con una chispa de picardía. Podrías jurar que está a punto de moverse en el último momento para que ese beso acabe en sus labios, pero finalmente decide no hacerlo. O bien se le ha pasado el momento, o bien le ha dado miedo, o bien cree que eso a Subira no le gustaría. En cualquier caso un instante más tarde dibuja una sonrisa que está dedicada a partes casi iguales a ella, a ti y a sí mismo, y luego se queda observando mientras ellas se marchan. Antes de volver a hablar emite un suspiro y se pone en pie, acercándose sin dejar de mirar en esa dirección para dar una palmada en tu espalda.

—Hemos triunfado, Wawa, hemos triunfado —asegura. Sin embargo ahora que está de pie puedes ver que sus piernas están inquietas, y él no tarda en darte una explicación—. Y sólo he tenido que aguantar tres horas las ganas de regar un arbusto—enuncia como si eso fuera aún así una victoria. Luego te golpea con el codo de manera cómplice y echar a correr de una forma un poco cómica hacia la linde de la plaza.

—¡Espera ahí, Wawa, Jimiyu vuelve ahora! —exclama ya llevándose las manos al botón del pantalón y comenzando a desabrocharlo.

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02/12/2015, 03:59
Narrador

Sin embargo pasan un par de minutos, y no hay señales de tu hermano. Y cuando al fin comienzas a andar en la dirección en que se ha marchado algo sucede. Ya no estás en el pozo, sino en un sitio mucho más luminoso y lejano. Cerca de ti puedes oír un sonido que sólo has conocido a través de la televisión: el del mar. Y no sólo eso, sino que en cuanto buscas el origen con tu vista puedes darte cuenta de que estás ante un increíble océano. Tan, tan grande que ni tú ni probablemente nadie de la comunidad podría decir dónde está el final.

Poco a poco te haces consciente de que estás en un entorno de esos que tanto se veían en las películas. Prácticamente todos los que te cruzas por esa calle son blancos, y todos actúan como si no te conocieran. Sin embargo aquello importa poco: lo más relevante es que estás viendo el mar. Una sonrisa se extiende en tu rostro cuando observas el infinito romper de las horas. Estás a sólo unos pasos de la playa, y la arena limpia parece estar esperándote.

Es entonces cuando te das cuenta de que estás caminando al lado de alguien.

Es una chica de unos treinta años, y aunque en un principio camina a tu lado al detener tus pasos para observar bien todo lo que te rodea ella sigue avanzando un poco, parándose más tarde. Su pelo es rubio y sus facciones agradables. Va vestida con una camisa de leñador y unos vaqueros desgastados y amplios, cómodos para trabajar y de hecho los músculos de su cuerpo están definidos como sólo el trabajo puede conseguir. Además al contrario que con la mujer que se apareció el día anterior en esta ocasión tienes la completa certeza de que todo está bien, de que ese es su lugar. A tu lado.

Es en el momento en que apartas tu vista de la playa para dirigirla a tu compañera cuando sientes cómo su mirada entra a través de ti, así como notas la tuya atravesarla. Y en ese momento en que vuestras pupilas se encuentran algo en tu cerebro y en tu pecho parece conectar con ella, como si la conocieses desde siempre, a pesar de no haberla visto nunca, como si pudieras confiar en ella tu vida, incluso tu propia alma. Un hilo invisible parece atarse entonces, uniéndoos de una forma que tu mente no puede racionalizar ni explicar, pero que sientes de una forma tan innegable como inexorable.

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02/12/2015, 17:44
Ruth Williams

Las emociones de la joven te embargan en esa extraña comunión entre ambos, acariciando con suavidad algún lugar en tu pecho. Puedes sentirla, del mismo modo que intuyes que ellal te siente a ti. 

 

Por alguna razón mi caminar se vuelve más armonioso de repente, me siento mejor y no tengo razón para ello. Una sensación de bienestar me invade, de que todo va a ir bien. Siento una presencia, al mismo tiempo que huelo el mar. El ambiente marino que tantas veces me calma, me despeja y me hace olvidarme de todo.

Si no fuera porque sé que no, diría que esto es efecto de las drogas.
Pero es bueno, puede que no todo salga tan mal, ¿no? ¿Por qué iba a pasar algo?

Quedo parada casi frente a mi casa, mirando alrededor y viendo el azul del mar. Le veo a él, frente a mí, sonriendo. Esbozo media sonrisa como reflejo a su expresión, sin saber por qué. Como hice con la chica estiro mi mano, tratando de alcanzarle. Algo dentro de mí dice que tengo que estar con él, que él debe estar aquí. Por un momento me olvido de todo lo que me rodea, de lo que soy o lo que fui, tengo que estar con él.

¿Por qué no puedo alcanzarle...?

-Ey...- elevo en un susurro, sin atreverme a levantar la voz. No sabía cómo se llamaba, pero es por seguro que quiero llamar su atención. Hablarle, hacerle partícipe de mi vida. Intentar atraerlo hacia mí, sentir su tacto y hacerlo así todo más real.

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03/12/2015, 04:06
Wamai Saád ú

"Na mimi nina kwenda kupata" resuena en mi cabeza. Veo como Nyah y Subira se alejan, un poco pasmado. Y cuando recibo la palmada de Jimiyu... reacciono – Si, si! Yo también lo creo, pequeño Montu – asiento mostrando mis dientes con otra estirada sonrisa, su amuleto le otorgó buena suerte, y me a rebotado a mi. Sonrisa que mantengo con su confesión - Ahá, ve rápido, aquí aguardo – Quiero preguntarle cosas, así que simplemente, espero unos instantes mientras termina de regar los arbustos. Pero esta vez, no tardo en impacientarme... así que voy tras él.

Y camino, cuando el sonido de las olas empieza a deslizarse por mis oídos sin ton, ni son, en mi propia crisálida. La luz abarca el terreno. Huele distinto. El sonido es distinto. La gente es distinta. Todo cambia, y sin darme cuenta... me dejo llevar.

No comprendo, pero tampoco lo necesito. Sonrío con ilusión, como los mas pequeños. Estoy viendo un largo mar, Mukuru, y no se ve el final. No puedo creerlo. Y no estoy solo. Su piel parece dorada y su pelo es brillante. Mantengo una agradable expresión cuando me paro a observarlo todo, la arena, la gente. A observarla a ella, atravesando una mirada tan profunda como el mar que nunca había visto. Nuestras sonrisas chocan. Amani.

Adopto su tono – Eres tú... - No se quien, ni qué... pero siento que lo es. Le extiendo una mano lentamente, en claro gesto de querer juntar mi palma con la suya. Siento equilibrio.

Notas de juego

Amani: Paz

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04/12/2015, 18:32
Ruth Williams

Inclino la cabeza, imbuida en aquella burbuja que me calmaba y me hacía sentir bien. Más que bien, puesto que el enfado había desaparecido... Al igual que la preocupación. La supuesta enfermedad que me embargaba era secundaria en este momento, de hecho mi leve ataque hipocondríaco no llega a más por este encuentro. 

¿Encuentro? Es como una comunión... ¿Le conozco? No, pero sí...
Otra cosa que no puedo explicar con palabras y esta vez porque realmente no es explicable.

Miro su sonrisa perlada que corresponde a la mía. Me alegraba, no comprendía por qué. Mi mente no me dejaba tampoco pensar como para razonar aquello. Pero de haberlo hecho la primera palabra que hubiera pasado por mi cabeza sería amor, uno que nunca había conocido, pero en realidad querría decir comprensión, otra cosa que tampoco llegaba a alcanzar con nadie. No, la comprensión era algo fuera de mi alcance con los que me rodeaban, ni Dan que lo intentaba me comprendía, aunque me aceptaba.

¿Soy yo? Siempre lo he sido.

-Soy yo...- confirmo, de forma estúpida. -Y tú...- no me salen las palabras y trago saliva, es nerviosismo lo que siento. ¿Qué debía preguntarle a alguien conocido y desconocido al mismo tiempo? Estaba completamente bloqueada, cosas de no ser precisamente muy ducha en palabras.

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06/12/2015, 17:53
Wamai Saád ú

Wamai Saád ú - me llevo una mano abierta al centro del pecho. Ella es ella. Yo soy yo. Pudiéramos parecer uno. Siento que la desconocida pero brillante mujer blanca está en su lugar. La veo, tal vez... igual de sorprendida de este extraño trance.Recojo mis manos, veo sus ropas, la relaciono con mis 2 últimos soles, mis visiones. Es inquietante, pero la sensación de cercanía con ella no me deja perder una pequeña sonrisa. Todo está bien.

Por un momento, me giro levemente y lanzo un despistado vistazo atrás. Busco el imposible camino por el que acabo de llegar hasta aquí. Jambo hili haliwezekani. Niego sonriendo con la mirada perdida en todo lo que me rodea, y vuelvo mi gesto hacia ella... ¿quien eres? ...me pregunto – ¿pero... como? - le pregunto - ¿Qué es este lugar? - La ilusión me recorre como si tuviese 3 colonias de hormigas rojas en lugar de sangre. El mar es grande, incruzable para ñus, y todo me parece raramente ideal. Sobrepasa lo que uno puede saber de cosas ocultas. Lo llamaría magia roja, si no pareciese una evocación infra-espiritual en medio de uno de esos anuncios de vacaciones que solo pueden verse por pantallas.

Pero ahora mismo, mi atención real, se intenta centrar en ella. Cual... - ¿Cual es tu nombre? - busco su mirada nuevamente - ¿Haces tu... esto? - ¿me trajo ella hasta aquí? No puedo evitar preguntarme si Wawa... camina durmiendo.

Quizá... ¿lo hago yo?

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11/12/2015, 23:27
Ruth Williams

¿Wamai? ¿Su nombre? 

Quizás me iba a costar recordar un nombre tan singular, o puede que por ello y por el acontecimiento nunca lo olvidara. Mira alrededor, tratando de ubicarse, pero ni yo conseguía hacerlo en "esto" porque para mí no tenía más palabras lo que estaba viviendo ahora mismo.

¿Cómo? No sé...

-Mi casa... No... Otra cosa- no estaba frente al portal de mi casa, no del todo y al mismo tiempo sí. -Soy Ruth- mi mano señala mi pecho, como él hizo al pronunciar su nombre. Parpadeo un par de veces antes de comprender que es cierto, le conozco pero al mismo tiempo es un desconocido. Es la primera vez que lo veo, aunque no es la primera vez que tengo alucinaciones como esta. Las otras dos veces la sensación fue tan angustiosa que tuve que huir... O guardarme lo que sentía, como un grito de angustia ahogado en mi interior. Pero esta vez es diferente. Siento alegría y paz al mismo tiempo, sintonía.

Miro extrañada a Wamai por su pregunta. -¿Hacer qué? ¿Por qué estás aquí...?- digo tratando de satisfacer mi curiosidad, saber el porqué quizás me ayudaría a entender también las otras visiones. Entender que no es una enfermedad lo que tengo, que puede que... Un momento... -¿Estás muerto? ¿Es eso? ¿Eres un fantasma que busca mi ayuda?

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12/12/2015, 01:30
Narrador

La voz de aquella mujer suena de alguna forma dentro de tu cabeza, reverberando por dentro y llenándote de una manera que no habías conocido antes. Su pronunciación es más clara que la de la mayoría de la gente que conoces, y a pesar de su aparente origen extranjero parece hablar un swahili tan de la zona como si fuera una nativa de toda la vida.

En la distancia las olas del mar siguen deshaciéndose contra la arena, y el aroma del salitre está presente en tus fosas nasales. Mientras tanto, a vuestro alrededor, la gente parece continuar con su vida. Aún así no se te escapan las curiosas miradas ocasionales de algunas de las personas que pasan por allí. Sus pupilas se dirigen hacia tu acompañante entre interrogativas e insidiosas, pero nadie llega a romper aquel momento acercándose para hablaros directamente.

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13/12/2015, 05:27
Wamai Saád ú

Escucho a la brillante mujer. Su casa, me dice. Veo sus gestos, me sigue. Ella es Ruth, y está es su mundo... ¿que significa Ruth? No lo sé, pero tampoco la interrumpo. No se si debo agarrarle las manos y sonreir largamente durante unos segundos cuando escucho su nombre. Me hace sentir bien, pero aun así... sus respuestas son un poco confusas para mi mente, así como sus preguntas, no se responder - No, yo... no... no lo sé – me rasco la nuca - Al verte, pensé que tu hacías... esto – doy vueltas al indice, refiriendome a todo, la arena, la playa, las personas, el cielo, el mar - Mis visiones... -.

Yo he venido, pero... – no! o si...tampoco lo sé ahora, y no llego a terminar mi frase incial, aunque la completo de otro modo – También pensé que me habías traído tú - Tengo dificiles pensares sobre esta extraña magia que vivo, pero la palabra muerto me deja un cuerpo extraño – Y no, no – niego varias veces con inquietud, dejando mi boca en un pequeño circulo casi cerrado – Wamai no terminó su ciclo, aun no – Creo, o eso espero, no lo tanteo... se me escapa una pequeña risa nerviosa mirando al rededor, y señalo con el pulgar a mi espalda casi en acto reflejo. Sé que vine de ahí atrás, sabiendo que mi lugar no está ahí atrás, ahora. Y miro hacia atrás, entonces... ¿Jimiyu?

Cierro los parpados con fuerza durante un segundo, los abro, pero sigo aquí. La gente viene y va, la observan a ella.

Vuelvo mis ojos a Ruth. El aire que respiro me dice que esto es real, lo huelo, lo escucho, y lo siento, pero es que no lo entiendo aun - ¿Donde estamos? ¿Como se llama este sitio? - entrecierro los parpados mirando el mar nuevamente, y me acerco agachándome hasta la arena, observo lo diferente. Si no fuera por su alta presencia, y su azul mirada... estaría asustado. Por algún motivo no llego a estarlo, pero aun así... ¿Wamai esta muerto?

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14/12/2015, 15:44
Ruth Williams

Siento como su voz calienta mi cuerpo, lo calma y lo llena de gracia. Todo es demasiado místico y espiritual, hasta para mí, no lo comprendo y no quiero que cese. Habla un inglés perfecto, pero en el fondo sé que no es así… Y con todo, yo le comprendo. Le entiendo a unos niveles que son inexplicables.

Inspiro el aroma del mar, que siempre me ha calmado y que él parece haber traído expresamente para que lo haga de nuevo. No sabía si era un fantasma o una visión, pero era una agradable.  Frunzo el ceño cuando dice que hago “esto”, no sé qué significa “esto”. ¿Las visiones? ¿Habrá visto las mismas cosas que yo?

-¿Visiones? No… ¿Qué has visto? -¿cuánto tiempo se quedaría conmigo? ¿Podríamos hablar largo y tendido? ¿O se iba a esfumar como si nada? Mi corazón se acongoja de pensar en ello, no quería que se fuera, quería que se quedara conmigo todo el tiempo que hiciera falta. ¿Para siempre? Era probable.

Asiento cuando dice que no terminó su ciclo, comprendiendo que no está muerto… Pero eso no hace sino cuestionarme más cosas. Si está vivo, tiene visiones y habla conmigo… -¿Y yo estoy muerta?- o comunicándome con otra dimensión, planeta o puta galaxia. Wamai podía hasta venir del futuro a estas alturas.

-Es mi casa… Tamarama- soy consciente de que mucha gente nos rodea, pero al mismo tiempo me considera ajena a lo que hagan. Pueden pararse, mirar y hablarme, que mi interés no está en ellos. Mis ojos solo captan la bronceada piel de Wamai, su sonrisa y su tacto tras haber rozado su mano.

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15/12/2015, 07:29
Wamai Saád ú

Agarro un puñado de arena con una mano, la aprieto dejando que se deslice por la misma y sacudo mi palma cuando Ruth pregunta. ¿Que he visto? Me pongo derecho. Mas bien, que estoy viendo: mar - Esto – insisto con mi "esto", y elevo las palmas hasta poco mas que por encima de mi cintura. Todo es increíble.

Yo... – arqueo una ceja -...vi otra mujer blanca, ayer, casi como tú... fue rápido – Uno no entiende porqué mujeres blancas... pero, si no rareza, la dicha me despertó curiosidad – No estaba en su lugar, si no... en el mio – me vuelvo a llevar una mano al pecho y ojeo mi actual entorno... - Como yo, ahora, pero... diferente - difícil de explicar, entrecierro un ojo mientras pienso. Acto seguido, abro mis manos en gesto de explosión, boom. Repito el gesto un par de veces, me llevo un indice al oído, y señalo el mismísimo cielo después - ¿Ruth también ve cosas? ¿escucha cosas? - pregunto, mientras ojeo de reojo como la gente pasa.

Y no sé que responder ante su extraña cuestión, al principio... ¿Muerta? ...pero cuando noto que roza mi mano, se me escapan las palabras - A mi, me parece que vives - y aprieto una sonrisa ante la hembra de mar. Como todo y nada, uno no sabe donde, ni como... quizá dentro de mi cabeza, hasta mi alma, pero aquí, con Ruth, no se respira muerte... si no algo mas que vida. Esto se llama Tamarama, y no lo había escuchado jamas.

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16/12/2015, 13:14
Ruth Williams

Parpadeo perpleja cuando dice que ha visto esto, es como si él fuera una visión divina, no como si yo le hubiera hecho venir. Y en verdad era una visión divina, al menos a mí me hacía sentir como debían sentirse los creyentes ante una aparición mariana. O al menos los creyentes que iban más allá de he visto a Jesús en mi tostada untada de mantequilla esta mañana.

Asiento cuando dice que vio a otra mujer blanca, recordando el agónico recuerdo de la mujer que vi morir en mi taller y al mismo tiempo en otro lugar. ¿Habría visto él eso? ¿Sería esa mujer blanca de la que hablaba? Luego el resto que dice es comprendido de alguna forma por mi corazón, aunque mi cerebro no procesaba el lío de palabras.

-Estaba en tu lugar... En tu casa... ¿Tú dónde estás?- ¿podría haber visto a la mujer morir?. -Y la mujer blanca... ¿murió ella?- era horrible tratar de explicarle algo que no conseguía explicar, tanto los rasgos de aquella mujer, como la dicha que sentí al principio y que luego se tornó en una angustia que me oprimía el pecho.

Asiento su cuestión sobre si veo cosas. -A ti te veo... Y esta mañana vi... Y ayer también... Veo cosas- confirmo al mismo tiempo que un escalofrío recorre mi espalda. Me sentía como esa morena tonta que salía en la serie "entre fantasmas", pero yo al parecer no veía fantasmas... ¿o sí? Bueno, al menos mis pechos eran naturales y yo sabía actuar con lógica.

-Si ambos estamos vivos... Entonces no comprendo nada- resoplo frustrada, en un alarde de sinceridad. Si no veía cosas porque me había convertido en una especie de medium, no sabía bien qué estaba pasando aquí. ¿Y cuánto se quedaría Wamai conmigo? ¿Podría quedarse en mi casa? ¿Entrar? ¿Conocer a mis padres y a Dan?

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17/12/2015, 04:28
Wamai Saád ú

En el campo, fue en el campo... – mi lugar, me sobo la nuca llevando mi mirada al suelo, y la elevo de nuevo hasta sus ojos - ...en Nairobi. Mi casa. – Mi sabana Africana, madre tierra. No pierdo mi propio halo de equilibrio, ni el que me ata a este extraño mundo que me acerca a ella, a Ruth, me gusta su voz. Pero el tema de la mujer blanca sin nombre... me tiene en vilo de respuestas. Mi experiencia fue un corto parpadeo de sensaciones que no podría explicar del todo bien, con lo cual... escucho las olas, y sigo sin saber que responder – Tampoco lo sé...- digo negando, esta hembra va a terminar pensando que uno no sabe ni de que color lleva los calcetines. Entrecierro los ojos por un segundo... recordando algún flash - Su mirada quería hablarme... – le comento en tono suave, no fue una visión desagradable, en principio, pero... - Oí un disparó, salpicó el rojo... y terminó – Fue agridulce. Quizá la respuesta debiera ser... SI, la mujer blanca muere en mi visión. Pero... ¿como saberlo, realmente?... - ¿realmente? -

Ruth no provoca esto, puedo entender su expresión confusa, está igual que yo, uno ante el otro, pero mejor situada. ¿Que es “esto”, pues? ¿Que está pasando con Wamai? ¿Por qué Ruth? ¿Tamarama?

Wamai tampoco comprende – Le sigo, sé algunas cosas de trances, historias de oídas... pero mi estado lleva duda, algún principio de miedo, por curiosidad, aunque la suficiente confianza en ella como para no guardarme preguntas - ¿Deberíamos estarlo? -  ¿muertos?, le pregunto tras verla resoplar. ¿Uno de los 2? ¿Yo? 

Espera...

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17/12/2015, 21:39
Ruth Williams

Dice que se le apareció en el campo y…

¡¿Nairobi?!- exclamo con los ojos abiertos. No podía creerme que él que estaba en África pudiera estar aquí al mismo tiempo, ¿qué coño estaba pasando? Todo era muy raro, demasiado raro. Si no fuera porque su presencia me agradaba y atraía a unos extremos que no podía explicar, huiría corriendo ahora mismo. Pero no podía, Wamai era especial para mí, cada célula de mi organismo lo decidía así. –Yo… No entiendo nada…- frunzo el ceño ya confusa.

Cuando dice que vio lo mismo, doy un paso hacia él. Él era la prueba de que no estaba loca, o que lo estaba y de remate. Alguien que se me acababa de aparecer había visto la misma aparición que yo. Menudo lío, por todas partes, más para tratar de explicarle a alguien. –Yo la vi- asiento a sus palabras, confirmando que vi la muerte de la mujer. Mi cara refleja de nuevo consternación, el recuerdo de su muerte y mi pasividad ante ella me perturbaba.

Asiento aún con la punzada de tristeza que he sentido, él no entendía que pasaba tampoco. Me abrazo a mí misma, sintiendo de nuevo desazón y desconsuelo –No sé si deberías de estarlo… ¿Te quedarás conmigo? ¿Puedes… entrar en casa?

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18/12/2015, 04:29
Wamai Saád ú

Dejo caer la cabeza hacia un lado para observar el cielo. Cuando Ruth exclama, reacciono. ¿Conoce Nairobi?. Por un momento pienso que a lo mejor estamos cerca... lo único que no me cuadra de terreno keniata, es que aquí abundan la gente blanca - ¿Sabes llegar? - pregunto a pesar de su no-entender, casi dando por hecho que si – ¿A Nairobi? - muevo 2 dedos en gesto de caminar, acompañado de algún aspaviento hacia una dirección cualquiera. Estoy mas descolocado que Padre celebrando el Eid al-Azha. Día del sacrificio, para musulmanes, en Kenia.

Ella también vio a la mujer blanca... hmm. Y ¿Me quedaré? ¿con ella? Me quedaría, todo parece agradable.... aunque no puedo negar que me veo en una confrontación entre mi propia moral, lo que sé, y unos desconocidos instintos, y lo que no. Se lo afirmo, con mas corazón que cabeza. 

¿Estoy ante un nuevo... ciclo? ¿Muerte? ¿otra vida? ¿Quizá debería estarlo...? alzo timidamente las palmas hacia el cielo. Amani. Agito mi cabeza liberándome de piezas que no puedo juntar. Suelto un respingo por la nariz, y pienso en Jimiyu, pero no me cuesta nada combinar la figura de Ruth con el sonido del mar, y perderme un poco mas en este vivo trance - ¿En tu hogar?... si - le respondo, con cercanía - quizá... - quizá... muchas cosas. Mis pupilas vuelven a bailar lentamente por todo mi entorno - Quizá Wamai se quede contigo - y asiento. Estoy confundido, como una avestruz desubicada en la gran ciudad, pero de igual forma... no me quiero ir, si no estar a su lado.