Partida Rol por web

Hispania Prima Bellatrix

El reclutamiento

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10/07/2008, 13:51
Rosendo Villalobos Martínez

Italia.

No era una mala manera de huir de allí, de poner tierra de por medio. Cuatro escudos ahora, y cuatro al mes, era un sueldo que pocas veces había tenido, salvo cuando guiaba a la numerosa cabaña ganadera de algún potentado señor en un largo recorrido. Sin embargo, el riesgo era evidente. Recordaba bien a aquel hombre de su poblacho, que había ido a la guerra y volvió tullido para encontrarse a su esposa amancebada con otro.

Aunque él ya no debía temer sobre lo segundo, lo primero era inquietante. En la guerra las personas se matan, y te puede tocar a ti. Sin embargo, la presencia de un alguacil de Cáceres en una de las esquinas de la plaza, y aunque no repararó en él, le hizo pensar en que era una buena solución. Ya era demasiado viejo para aprender otro oficio, y matar no tiene mucha ciencia... es más, ya tenía experiencia en ello.

Se situó el último de la fila, aunque separado de los demás. Miraba de vez en cuando al capitán y su aspecto señorial, aunque rehuyéndole la mirada cuando este hacía ademán de fijarse en él. Vió las armas que estaban allí cerca, sostenidas por algunos soldados. El arcabuz le parecía extraño y grotesco, pero la pica le era familiar: una simple vara ancha y larga con una punta afilada de metal.

No se dió cuenta de que la fila había avanzado. Estaba ya frente al mozalbete, y tardó un momento en mirarle, tocándose el mentón rasposo de la barba de pocos días y las guías del mostacho. Fue escueto.

-Rosendo Villalobos Martínez, de Torrequemada. Piquero.

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10/07/2008, 16:05
Antonio González Chacón

Alentado por las palabras de Don Pablo, Antonio esboza una sonrisa y agradece el gesto del bachiller:

- Gracias por su ánimo, no soy ducho en estos menesteres y temía que fuese impedimento para alistarme.

Antonio tiende la mano al joven:

- Mi nombre es Antonio

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10/07/2008, 16:41
Don Pablo Quijano

El muchacho tiende la mano a su compañero.
-Encantado buen amigo- dice mientras estrecha la mano de Antonio. - Mi nombre es Don Pablo Quijano toledano de pro y bachiller de la ilustre Universidad de Salamanca. Para serviros.
Pablo mira la bulliciosa urbe planteándose las aventuras que podría vivir antes de su partida. Agarra su bolsa con la mano sintiendo el peso de las monedas.
-¿Que os parece si brindamos por nuestra buena fortuna a cuenta del buen Felipe? - Pregunta a su compañero mientras guiña el ojo a una muchacha que les contempla desde el gentío.- Ya veresis, mi buen Antonio, el noble andar de los audaces soldados y las bolsas llenas de plata son a las damas como la miel a las moscas.

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10/07/2008, 17:38
Director

El muchacho anota , Rosendo Villalobos número 87 . El último de la fila. Mete la mano en la bolsa y saca los cuatro escudos, la bolsa todavía está por la mitad.
Menos hombres de lo esperado como suele ser habitual. No es fácil dejarlo todo para unirse a los Tercios, sobretodo entre campesinos y villanos con familias.
EL muchacho hace un gesto al capitán moviendo la mano con la palma hacia debajo de izquierda a derecha. Parece que ya están todos.

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10/07/2008, 17:42
Ricardo Narváez

El capitán se acerca al escritorio coge el lienzo de papel y tras echarle un breve vistazo mira al cielo y suspira. No está del todo satisfecho con el número.
Alguno más??? es vuestra última oportunidad.

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12/07/2008, 02:37
Antonio González Chacón

- Bien. Don Pablo, me parece buena idea el brindar, mas antes deberíamos saber, creo yo, si se nos precisa para algo más en este lugar y, en su caso ,para cuando debemos retornar. No es cuestión de faltar al deber el primer día de nuestra estrenada ocupación. Esperemos a que el capitán finalice y, tras sus indicaciones, permítame invitarle a una buena jarra de lo que usted tenga a bien en esa posada de la esquina.

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12/07/2008, 14:14
Don Pablo Quijano

Don Pablo mira sorprendido a su compañero:
- Habláis con prudencia, buen Antonio - reconoce, algo abochornado. - Quizás mis deseos de aventura obnubilan mi buen juicio.

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12/07/2008, 17:14
Antonio González Chacón

- Nadie estamos libre de ello. Sea, pues - responde Antonio, más relajado ya.

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12/07/2008, 16:58
Don Miguel Maldonado de Leyva

De entre el gentío, con paso apresurado, se acerca Miguel Maldonado a la mesa de reclutamiento. Hasta el último momento dudó de que su decisión inicial fuera la acertada, pues es mucho lo que habrá de dejar atrás. Empero, sabe que no queda otra. Después de lo sucedido en Valladolid, restan pocas opciones para un hombre de su condición. Así que tomó una decisión.

Me alistaré a los tercios de su católica majestad y serviré a sus intereses. Quizás así consiga redimir mis pecados a ojos de Dios. ¡Magna! Liquidaré a cuantos franceses se crucen en mi camino, así me vaya la vida en ello.

Recorrió con paso firme los últimos pies que le separaban de la mesa, mano sobre la blanca, y exclamó "Sí, falto yo, mi capitán. Miguel Maldonado de Leyva, natural de Manresa. Si lo tenéis a bien, serviré en piqueros. ¿Dónde hay que firmar?"

Dicho esto, miró con disimulo a la multitud. Aunque no consideraba probable que alguien allí le reconociera, prefirió asegurarse de que todo marchaba bien. Esperó la respuesta de su interlocutor.

Notas de juego

Disculpen el retraso, estaba ultimando la historia.

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12/07/2008, 18:01
Director

EL muchacho de la mesa habla. - Aquí señor estampe su firma. - dice señalando el lienzo de papel.
Se dice que la gente de noble cuna tienen un algo especial en sus maneras, gestos, costumbres... que son perceptibles por la gente que les rodea , y que hacen que sean tratados de forma diferente al resto.
Tras firmar Miguel el muchacho pliega y le entrega el lienzo de papel al capitán. - Ya están todos mi señor, no queda ninguno más. - Tras esto varios muchachos descuelgan el tambor ceremonialmente y comienzan a desmontar todo el entramado de reclutamiento.

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12/07/2008, 18:06
Ricardo Narváez

Los que se han alistado a mi compañía sepan que de aquí a dos días deberán presentarse al amanecer a las afueras del recinto amurallado de la ciudad con todo el equipo para el viaje. El dinero que se les ha dado es suficiente para comprar pica, mosquete o arcabuz. No les será difícil encontrarlo, hay varias armerías en la ciudad. Disfruten las ultimas horas que les queda de libertad, el entrenamiento será duro, pero la gloria será mayor. Dulce et decorum est pro patria mori!!!

Los hombres estallan en vítores, sin duda animados por los escudos recibidos pero sin ser realmente conscientes de la que se les viene encima. Los próximos dos días sin duda serán propicios para los burdeles, mancebías y posadas.

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12/07/2008, 18:13
Director

Poco a poco la multitud se dispersa, unos a sus casas y otros a tomar los primeros vinos a las posadas y en definitiva, a gastarse los dineros.
Los muchachos están terminando de recoger y el capitán desaparece con varios hombres por una de las callejuelas que dan a la plaza.
Sois los únicos que permaneceis allí de pie medio embobados cada uno enfrascado en sus pensamientos.

Notas de juego

Podeis rolear libremente lo que haceis durante estos dos días. Beber, mujeres, juego, comprar armas y equipo, etc...

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12/07/2008, 19:05
Diego Láinez Montoro

Bueno, - piensa - pues ya está... de vuelta a la milicia... a fuer de ser sincero, que lo echaba un poco de menos... sin embargo...

¡¡Venga pues, ya que los que aquí estamos aquí, de a poco compartiremos algo más que palabras, comencemos con una jarra de vino en aquel lúgubre antro de la esquina!! Mañana será otra jornada, y es de todos sabido que el oficio del buen soldado le lleva a beber, comer y dormir siempre que se presenta la ocasión...¡¡no vaya a ser que sea la última!!

Y mirando a sus compañeros, se giró con paso decidido hacia dicha taberna, con el firme propósito de ahogar sus pensamientos en vino.

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12/07/2008, 22:34
Don Pablo Quijano

Se gira hacia Antonio complacido.
- Larga ha sido la espera, pero bien lo valen más fuertes brazos españoles.
Empieza a andar hacia la posada y se da cuenta de que el hombre canoso al que vio colarse toma su misma dirección.
Alza la voz para que Diego le oiga:
- ¡Disculpad buen compañero! Veo que seremos compañeros de armas y suerte en Italia. ¿Por que no compartir aquí unos buenos tragos?

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12/07/2008, 22:51
Diego Láinez Montoro

Con una mirada apreciativa al joven estudiante, le dijo:

Séa joven, bebamos a la salud del Rey Nuestro Señor y la de sus esforzados soldados, que no ha conocido el orbe desde las Legiones Romanas tal derroche de bravura, ni creo que en las épocas venideras lo conocerá... Bebamos pues... hoy estamos en Cáceres, mañana tan sólo Dios y el Rey lo sabrán... (y murmurando para sí mismo, añade...) ...bebamos, pues mañana quizás no podamos...

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12/07/2008, 23:16
Don Miguel Maldonado de Leyva

Tras rubricar en el pliego de reclutamiento y recibir el primer pago, observó largo rato a aquellos que allí se congregaban. Esos hombres, quién sabe con qué diversas motivaciones, se habían embarcado en la misma empresa que él. Correrían, probablemente, su misma suerte.

Pensó que no tenía motivos para compartir el entusiasmo que alguno de ellos mostraba abiertamente. No obstante, no sería mala idea hacerse amigos entre las filas de nuevos combatientes, con tal de hacer más llevadera la existencia, y -¿por qué no?- refrescar el gaznate con algo de buen vino. Así que, aunque no era amante de los excesos, se acercó al grupo que ya se había puesto en marcha y habló para que le oyeran.

-Señores míos, si lo tenéis a bien, quisiera compartir con vuestras mercedes la mesa y el vino. Un buen vino en mejor compañía, "Non vivere sed valere vita est"*. Sin duda, no puede sino hacerme bien.

Mientras decía esto, se percató de que aquel, al que alguno había llamado Diego, tenía toda la hechura de alguien ducho en asunto de milicias y guerra. Su porte regio, la pequeña cicatriz de su rostro, la disposición de acero y vizcaína, esos andares... no podía equivocarse. Más tarde haría un aparte con él y le pediría consejo para pertrecharse. Necesitaba una pica, amén de otros productos que ni se le pasaban por la cabeza, y no sabía él por dónde empezar.

Notas de juego

* La vida no es vivir sino estar bien.

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13/07/2008, 11:13
Don Pablo Quijano

Mira a Don Miguel complacido al encontrar un camarada docto en el oficio de las letras.
-Bien recibido seáis. En las cosas del beber ninguna compañía es mala, ni ninguna bodega es lo suficientemente grande. ¿Que os parece si terminamos las presentaciones ante una buena jarra de vino cacereño en nuestras manos?
Si algo ha aprendido en Salamanca es que no hay mejores presentaciones que las que se hacen ante una buena barrica de vino.

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13/07/2008, 13:38
Antonio González Chacón

Antonio se une a los cuatro:

- Vayamos, pues, a refrescarnos las asaduras con una buena jarra.

De camino, observa con curiosidad a sus recientes compañeros, mientras se sumerge en reflexiones sobre su condición y porte:

"No pensaba yo que tanta gente letrada poblara las filas del tercio, bien se ve que mi visión del empleo castrense estaba desvirtuada por las habladurías y chismes verduleros. Antonio, parece que aquí el único que no sabe hacer la o eres tú, fíjate que quien no habla latín aparenta buena cuna, a excepción de este otro , que buena pinta aparenta de saber lo que es el campo. Sus manos le delatan. Pero basta ya de complejos, el paso está dado y que sea lo que Dios quiera. Cada uno llevará a cuestas sus propias cruces y quien sabe qué esquinas y rincones esconden su pasado, pese a todo, parecen gente de bien y en quien fiar no sería descabellado."

Una vez en la taberna, y tras pedir una buena jarra de vino tinto, pone sobre la mesa el dinero necesario para invirtar a una ronda a sus camaradas. Entabla conversación distendida con ellos, estrechando lazos y acercando visiones.

Tras coger confianza, se atreve a pedir consejo sobre el equipo a comprar, pues alguno parece ser experto en el oficio, y, de paso, interroga al posadero sobre las armerias cercanas donde adquirir una buena pica.

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14/07/2008, 02:27
Don Pablo Quijano

Don Pablo examina a sus camaradas mientras paladea agradecido la primera jarra de vino.
Don Miguel sin duda debe ser de noble cuna extraño alistamiento para alguien de su condición, si el mismo hubiese conseguido algo como estudiante no se había planteado iniciar carrera como soldado raso, mucho menos si presumiese de nombre alguno superior al hijo de un funcionario de pueblo.
Diego Láinez con esa mirada que solo tienen aquellos que han mirado a la muerte a los ojos en tierras remotas. La mirada de que desde niño vio en los compañeros de armas de su padre que visitaban su casa para regocijo de la familia y enfado de su madre.
Antonio González con la complexión de Sansón y la humildad de Abraham y que no parece entender muy bien su presencia allí.
Todos españoles gallardos de distinto lugar y condición. Dispuestos a compartir el mismo glorioso futuro. En la cabeza del joven bachiller resuenan las palabras de su padre a un camarada en una de sus muchas noches de vino y añoranza. "El verdadero soldado sabe a quien debe arrimarse nada más conocerlo. Y es de esta elección de compañeros en vida y campo de batalla de lo que depende vivir o morir".
Tras estar ensimismado Don Pablo alza su jarra ante sus compañeros:
-¡Por las glorias futuras y los compañeros presentes!

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16/07/2008, 00:10
Rosendo Villalobos Martínez

Alistado.

Sopesó el dinero en la mano, como tasándolo. Miró su acuñación y símbolos. Parecía moneda vieja, de la que no estaba rebajada, con escudo de los antiguos reyes. No sabía leer, pero reconocía esas cosas, como parte de unas mínimas nociones de transacción comercial. Se guardó los dineros en la faldriquera, caminando tranquilamente con el bastón. Antes, no obstante, había reparado en lo que los soldados vestían y armaban, sobretodo el de la lanza.

Se dió un paseo, en busca de una armería local. Su objetivo era adquirir a buen precio una pica, una espada, un coselete, un morrión o cualquier otro tipo de casco que le protegiera bien y, si podía, algo de ropa nueva, comenzando por sus gastadas botas.

Ya no pensaba en los alguaciles, ni en su pasado. En verdad, lo único que ocupaba su mente es que no le timaran en las compras que quería realizar.