Partida Rol por web

Historia de una Ascensión.

Séptima Viñeta. El Pañuelo Rojo.

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11/09/2019, 18:47
Narrador

Agust Dedu tenía razón. El Consejo se reunía esa misma tarde. Debían tratar un tema importante, como siempre. Un tema acerca del cual no habían informado debidamente a Zanthea, como también casi siempre. Empezaba a estar cansada de eso, pero pronto cambiaría. Ese día cumplía los dieciséis años y con ello adquiría la mayoría de edad. El Consejo de esa tarde, sin duda alguna tenía que ser para su entronación. Pero ahora en su cabeza sólo resonaban las palabras que acababa de dedicarle su madre.

"Ya lo dijo el consejo. Serás una tirana si llegas al poder. Firmaré el decreto para que tú entronización se retrase hasta los veinte años. Todavía estoy a tiempo. ¡En cuatro años tendrás tiempo de reflexionar! El pueblo me lo agradecerá y con el tiempo hasta tú lo entenderás".

Y esa risa... su madre se río mientras soltaba todo aquello. ¿Qué pensaría su querido padre? Con él con vida, nada de eso hubiera sucedido. Básicamente, porque la cuestión sobre quien debía gobernar no existiría estando él. Pero de poder tomar parte desde allí donde estuviera ahora, sin duda se pondría del lado de su hija. Ella y Theod se entendían bien. Maribeth no era más que una mujer con la que consumar y a la que sacar a pasear de tanto en cuanto y que le riera sus gracias, pero en el fondo, Zanthea sabía que el amor que sentía Theod por su madre, no era nada comparable con el que sentía por ella. ¡Cuanto añoraba a ese hombre!

Fuera como fuera, tenía que decidir que hacer. Su madre estaba en sus aposentos custodiada por sus fieles doncellas. No despertaría fácilmente. Agust había hecho buen trabajo y... le había guiñado un ojo. ¿Qué quería decir aquello? ¿Estaba de su lado? Desde luego llevaba tiempo en la corte y conoció bien a su padre. Igual todavía le era leal aún ahora después de muerto. O puede que... simplemente fuera un demente más. Aquel mundo loco se empeñaba en rodearla de gente volátil y poco predecible. ¿Acaso los dioses jugaban con ella?

Ya había dejado el pañuelo rojo en el postigo. No recordaba ni como se llamaba aquella extraña mujer que se acercó a ella, aquella elfa oscura que le ofrecía algo, no sabía muy bien que y no sabía tampoco a cambio de qué, pero era ahora, después de algo menos de un año, cuando más la necesitaba. Hizo memoria y lo recordó. Miz'ri se llamaba y le ofrecía venganza. Venganza contra los asesinos de su padre.