Partida Rol por web

-¡Mierda! -suelta Ted pegando un puñetazo al aire, al ver impotente que Zed estaba en sus últimas y ni siquiera alcanza a contestar su pregunta...-¡Mierda! Mierdamierdamierdamierda... -repite sin parar mientras se lleva una mano a la cabeza, tras lo cual vuelve a echar el aire lentamente, observando el cuerpo inerte del hombre.

-Justo después de que entraras al bar vimos irse al negro ese que va ahora con Adam -explica por fin a Roger. -Estaba mirando hacia atrás, quizás te vio entrar, y por eso se me ha ocurrido... por eso se me ha ocurrido que Adam no sea un angelito en todo esto... Vamos, tenemos que irnos de aquí, creo que no tenemos nada más que hacer.

-Joder, pues no esperarás que yo conozca a un madero decente, Teddy. Estamos solos otra vez, mierda. Larguémonos de aquí, Barry, estos cabrones tienen lo que se merecen, pero nosotros tenemos que procurar tener el culo fuera del talego al menos hasta que encontremos al tio que le hizo esto a Terry. Por eso, vámonos echando hostias.

No sentía ninguna lástima por los cadáveres que dejaban atrás, pero si la madera estaba complicada en el asunto y no se podía contar con Adam, entonces mejor no darles una excusa para que les entrullaran por asesinato. Mejor abrirse.

Barry hizo un gesto afirmativo con la cabeza. Luego miro al otro lado del callejón, y no vio a nadie, toda aquella nieve hacia que la gente no tuviera ganas de husmear fuera de los sitios con calefacción.

Luego paso por encima de los cuerpos en dirección al vehículo.

Iba arrastrando la nieve hacia los lados, pues era un tipo grande y su número de pie se podía identificar fácilmente y no quería que les siguieran sus pasos. Cualquiera que supiera que estos hombres habían acabado con su hermano los convertiría en los próximos a seguir, así que mejor no dar pistas.

Si en poco tiempo alguien les preguntaba por ellos, es que la pasma estaba con el grupo equivocado, que no estaban con ellos, y eso diría mucho sobre lo que estaba pasando. Pero por el momento solo podía preocuparse de que no lo pillaran por ser tan grande.

Antes de salir del callejón se preocupo de mirar si había gente cerca. No quería que alguien recordara por accidente a tres tipos saliendo del callejón donde habían apalizado a aquellos dos malnacidos. No era plato de su gusto, eso estaba claro.

Después de aquella golpiza, un poco excesiva una vez que la adrenalina baja, y ya sin poder conseguir mas información de aquellos sujetos, los tres dejan aquel callejón oscuro, con cuidado de no ser vistos, para abandonar aquellos cuerpos a la intemperie y esperar a que la policía los encuentre y les de el tiempo suficiente antes de comenzar a atar cabos. Pero para eso puede que falten varias horas, aun hay tiempo para el siguiente paso.

Fuera del callejón todo esta tan muerto (o aun mas) que antes. Hay menos automóviles estacionados frente al bar, y la nieve cae con algo mas de fuerza en aquella noche cada vez mas helada. Como antes, no se ve un alma en la calle.

Todos entran al auto y rápidamente, Roger enciende el motor y abandonan aquel lugar. La ciudad esta quieta y silenciosa, el panorama es aun mas desolador que el que se había visto durante el día. Casi no se ve gente por las calles. Casi todos los automóviles están aparcados y cubiertos de nieve. Las calles están heladas y a Roger se le hace difícil mantener el control del coche a menos que vaya casi a paso de hombre, pero los nervios por haber dejado dos cadáveres atrás le hacen difícil no apretar el acelerador mas de la cuenta.

Dentro del automóvil hay tanto silencio como afuera. El coche avanza sin problemas, dejando atrás esas calles y cruzando casi todo el barrio hasta llegar al distrito industrial, cerca del puerto.

Desde que dejaron el callejón nadie dice una palabra, pero todos parecen estar de acuerdo en aquel destino, nadie objeta nada cuando Roger detiene el auto en una esquina frente a la fabrica en donde Terry trabajaba hasta hace muy poco...

Aquel es un edificio grande, con signos de haber sido de importancia en otros tiempos, pero de ahora estar en decadencia. Se trata de una fabrica de repuestos automotrices, una fabrica que en su momento fue importante, una de las grandes fuentes de trabajo del lugar, pero que ahora se encuentra cuesta abajo, tal como señalan los cristales rotos de las ventanas, o la fachada de chapa oxidada.

Salvo por la entrada y las luces anaranjadas de la calle, el lugar esta casi a oscuras. No parece haber nadie en aquel sitio a excepción del guardia que se encuentra en la casilla, a un lado de la entrada, supuestamente custodiando la única forma de entrar al lugar sin tener que saltar una alambrada de dos metros, aunque a la distancia parece prestar mas atención al periódico que tiene frente a él que a cualquier otra cosa.

Roger apaga el motor del auto y todo queda en un silencio aun mas pronunciado mientras los tres observan aquel edificio a la distancia.

Por fin habían llegado hasta la fábrica pero, recostado en la parte trasera del Cadillac, Ted había perdido parte de la energía del callejón, cuando el deseo de machacar a los tipos corría por sus venas. Si durante todo el día se había sentido como si soportara una pesada losa, ahora esa carga parecía habérsele multiplicado varias veces. No por nada se sentía tremendamente cansado, pues hacía dos días ya que no dormía, excepto quizá por alguna pequeña cabezada en el autobús, y notaba como si sus ojos se le hundieran en las cuencas. Pero no haber descansado no era la razón por la que se sentía abatido, extraño después de haber dado la paliza a los matones que asesinaron a su hermano. Sentía que, a pesar de que los habían dejado tiesos, no habian avanzado en saber la verdad detrás de todo el asunto. Saber por qué Terry estaba muerto. Saber quién lo quería muerto. 

Ambos saben que no es difícil entrar al lugar una vez se cruza la alambrada que rodea a la fabrica... el verdadero obstáculo después de todo, ya que la única forma de cruzarla es por la entrada principal, custodiada por un guardia al cual no conocen (cosa comprensible pues solo tenían contacto con quienes trabajaban en el turno diurno), o tratando de saltarla por otra parte... lo cual quiere decir que se necesitaría trepar por una maya alambrada, saltar sobre el alambre de espinos, y correr a cubierto, todo sin llamar la atención, cosa que, aunque no hay demasiada gente en el lugar, no parece muy difícil viendo lo vacío que esta todo y el silencio que reina en esas calles.

El negrata resopla y sale vaho caliente de entre sus labios.

No podemos contar con que el tipo nos deje pasar, no lo conozco, y no tengo trato con él. Y no pienso currarle a un tipo que no tiene nada que ver con nuestra historia.

Se queda pensando. Parece que como siempre, van a tener que hacerlo a las bravas. Y aunque no le gusta, le resulta más sencillo de hacer que pegarse con un guardia que solo cumple su trabajo.

Mi idea, seria que alguien se quedara con el coche listo para salir pitando. Dos entramos, aunque nos costara una chaqueta el poder hacerlo, porque no quedara otra que usarla para sortear la parte de arriba de la verja.

Una vez dentro, buscamos lo que sea que nos sirva para encontrar al tipo que mando liquidar a nuestro hermano, y salimos por patas. Pasamos corriendo y nos metemos en el coche, y a salir pitando.

¿Que me decís?

No es que su plan fuera perfecto, de hecho, no lo había meditado lo suficiente como para buscar puntos flacos, pero tenían que hacer algo, y tenían que hacerlo sobre la marcha. Antes de que el frio y la venganza acabaran con ellos.

-Bien, bien- responde Ted incorporándose en el asiento y recalcando con la cabeza. -Entonces me cambio de sitio y me quedo yo en el coche vigilando y esperando por si hace falta salir cagando leches.

Acto seguido señala hacia la guantera -Había una linterna ¿no? Porque se me ocurre que si encendéis las luces dentro lo mismo lo puede ver el guardia y eso no va a ser bueno, pero estar sin luz buscando algo va a ser también jodido...

Roger echó un vistazo al edificio y después a sus dos hermanos.

-Si la chaqueta es la de Barry, no tengo ningún problema -y esbozó una sonrisa cansada-. Pero yo iré el último: tú conoces el lugar mejor que yo. ¿Dónde están las oficinas? Sea lo que sea lo que podamos encontrar: fichas de empleados, cartas... estarán allí, ¿no?

Luego miró a su hermano pequeño, que rebuscaba en pos de la linterna.

-Teddy, quizá puedas distraer al guardia si ves que esta pegandose demasiado a nuestro culo. Pero tampoco te expongas mucho: eres nuestro plan de huida.

Abrió la portezuela del coche y miró a Barry.

-Tú dirás, hermano.

Barry no dijo nada mas, solo hizo una mueca al desprenderse de la chaqueta en la calle. Hacia un frio infernal, y tenía que moverse rápido antes de convertirse en un carámbano.

Con el anorak en la mano, el negro lo sacudió encima de la verja. Y con decisión se encaramo a esta para sortear la barrera. La acción no es que fuera la más inteligente del mundo, pero al hacerla rápido minimizo los daños.

Una vez dentro, se puso en cunclillas con las manos doloridas, y observo el terreno. En cuanto sintió a su hermano a aquel lado de la verja, empezó a moverse. No había muchas más cosas que decir a el joven Ted. Sabía que haría lo que fuera necesario. Estaban en marcha.

Barry y Roger salen del coche rápidamente mientras Ted se acomoda tras el volante, a la espera. Ambos cruzan un campo nevado, mientras unos copos de nieve comienzan a caer nuevamente y un viento frío se levanta, haciendo aquella noche aun mas helada.

La nieve cruje bajo sus pies mientras ambos corren hacia uno de los extremos laterales de la alambrada, en un espacio que hay entre la fabrica y unos depósitos, el lugar mas oscuro y discreto para intentar colarse por la alambrada, que tiene unos dos metros de alto y esta coronada por un alambre de púas. Ambos tienen las extremidades entumecidas por el frío, lo cual no hace fácil el tener que treparse por aquella alambrada, teniendo que meter los dedos entre cualquier hueco, sin perder el equilibrio, y sin un lugar en donde hacer pie como para ayudar a levantar el peso de sus cuerpos con las piernas... por suerte, la zona parece vacía y no hay señal de que nadie les pueda estar observando alrededor, salvo por Ted, quien permanece expectante dentro del auto.

Barry y Roger salen del coche rápidamente mientras Ted se acomoda tras el volante, a la espera. Des su lugar, Ted puede ver como Barry y Roger se cuelan por uno de los extremos laterales de la alambrada, en un espacio que hay entre la fabrica y unos depósitos, el lugar mas oscuro y discreto para intentar colarse por la alambrada, después de cruzar un descampado cubierto de nieve, mientras una suave nevada comienza a caer nuevamente y un viento helado se levanta en el exterior.

Ted solo puede observar, nervioso, mientras golpea los dedos contra el volante. Por suerte el gurda de seguridad no parece perder el interés en su periódico.

Es entonces cuando un sonido le hace sobresaltar. Su celular comienza a sonar. Es el único de los tres hermanos que se a entregado a usar aquellos aparatos. El celular vibra en su bolsillo al compás del tono de llamada. Cuando lo saca, puede ver que el numero entrante aparece bloqueado, pero sea quien sea, se muestra insistente.

Ted observa con cierto nerviosismo en el estómago cómo sus dos hermanos se adentran clandestinamente en la fábrica. Fuera había comenzado de nuevo a nevar, y empieza a pensar en si era buena idea sacar un cigarrillo para intentar calmarse. De repente, el sonido de su teléfono lo saca de forma brusca de sus pensamientos, llevándose rápidamente la mano al bolsillo donde tenía el aparato. Queda observando extrañado el teléfono, que vibraba en su mano. No sabía quién podía ser, y sus ojos comienzan a moverse temblorosos buscando encontrar alguna razón del por qué de la llamada, justo en ese instante...

Lentamente, se lleva el teléfono a la oreja mientras no para de resonar. Se decide al fin a descolgarlo con su dedo pulgar, sin decir palabra.

Apenas Ted acepta la llamada una voz suena por el auricular del celular. Una voz que no conoce, una voz grave que habla de manera decidida y segura.

- Dile a tus hermanos que se dejen de tonterías y salgan de ahí si no quieren terminar en prisión. No bromeo, será mejor que vuelvan a casa. Acaban de remover un hormiguero. Volveremos a hablar.

Dice aquella voz en el teléfono antes de colgar, sin esperar ninguna respuesta por parte de Ted.

Después de que quien estaba al otro lado de la linea colgara, Ted queda unos segundos con el teléfono en la mano, pensando sobre lo que acababa de pasar. Ahora a él le parecía evidente que alguien los estaba observando, los estaban siguiendo, y al parecer por la amenaza que acababa de recibir debían de estar yendo por el buen camino y estaban siendo un grano en el culo para alguien... Pero no era él quien le fuera a tener ningún miedo, y mucho menos se iba a amedrentar para lanzarse a buscar a sus hermanos y dejarlo todo en el punto en el que estaban. No, ahora no le importaba nada más que joder bien a quien le pudiera joder lo que estaban haciendo, pasara lo que pasara.

Gira la cabeza con tiento en la oscuridad del vehículo, mirando a su alrededor en busca de quien los pudiera estar vigilando.

Mirando por el espejo retrovisor del automóvil, aun con el celular pegado al oído, Ted busca alguna señal que le indique si alguien le esta siguiendo, aunque eso es mas que seguro a esa altura. Sin embargo no puede ver demasiado, a unas calles hay algún que otro automóvil estacionado, cubiertos casi por completo por nieve, pero nada que llame demasiado su atención... salvo por un vehículo, un par de calles adelante, un auto que no se puede identificar demasiado en la oscuridad y a aquella distancia, menos aun con la nieve cayendo de forma cada vez mas cerrada, pero que sin embargo levanta la atención de Ted por que no esta cubierto de nieve como el resto, o al menos no con tanta, lo que indica que no hace mucho esta ahí.

Sin embargo, mientras aun mira hacia ambas direcciones de la calle, otra cosa vuelve a llamar su atención. Ve movimiento en la caseta del guardia, el cual ya no se encuentra despreocupado leyendo el diario, si no que Ted puede ver que esta hablando por el teléfono de la caseta mientras mira a través de la ventana en dirección hacia él, como si se hubiera percatado de su presencia, aunque el hecho de tener el tubo del teléfono a mano indica que alguien mas le acaba de avisar sobre su presencia.

Las cosas se están poniendo feas por momentos. Tras echar una ojeada al retrovisor, Ted cree descrubir algo: le da la impresión de que allá a lo lejos se encuentra aparcado el vehículo de quien los estaba observando, un vehículo con tan poca nieve como ese tenía todas las papeletas de serlo. Baja su aparato guardándoselo al fin de nuevo, pero entonces, cuando vuelve a dirigir su mirada hacia el guardia, se da cuenta de que no es el único que estaba usando el teléfono: el vigilante está ahora hablando por el auricular de la caseta con alguien, y mira directamente hacia donde el viejo El Dorado se encuentra aparcado. Ese tipo de la llamada debe de haberlo alertado. Maldito cabrón...  ¿Habrá anotado también la matrícula del coche? Eso llevaría sin duda hacia Roger, y por tanto hacia todos ellos sin mucha dificultad...

Pero no es momento de ponerse nerviosos. No hay por qué hacerlo, ni mucho menos abandonar el lugar, pues una huida en este instante dejaría a sus hermanos con el culo al aire y además le delataría estúpidamente. Tomándose su tiempo, saca la cajetilla de tabaco del bolsillo donde estaba metida. Después de coger un cigarro y colocárselo colgando en el labio, deja el paquete en el salpicadero, enciende el cigarro y le pega una larga bocanada, esperando pacientemente la actuación del guardia.

La llama del mechero ilumina levemente y por unos instante el interior del vehículo mientras Ted observa fijamente y con atención hacia la caseta del guardia. Apenas llega a dar una calada al cigarro cuando puede notar que el guardia de seguridad, luego de colgar el teléfono, sale de la caseta, y por dentro del terreno de la fabrica, pegado a la alambrada, comienza a caminar en dirección hacia donde están Roger y Barry, aun escalando, con cierta dificultad, la alambrada. El guardia no puede verlos desde su posición, y ellos no pueden ver al guardia, quien de todas formas camina en su dirección, mientras desprende la linterna de su cinturón y la enciende, iluminando a su paso. No tardará mucho en llegar hasta donde están los hermanos de Ted, quien desde el auto puede ver toda la situación.