Partida Rol por web

Durante el vacío temporal, la mente de Afrodita visualizó una única cosa, la manzana dorada de Eris. Aunque no estaba segura de por qué podía verla, estaba allí, casi podía tocarla. Esa manzana destinada para la diosa más bella, lo cual ella sabía que se trataba de ella. La siguió esperando poder alcanzarla pero la manzana se alejaba, cada vez más y más.

La manzana paró su avance y en un extraño lugar parecido al mundo de los sueños, se detuvo para caer sobre la mano de Morfeo, quien miraba a la diosa de la belleza y los placeres mundanos con una amplia sonrisa y una mirada oscura. Allí, ambos comprendieron que más que un enlace, habían encontrado un aliado, alguien en quien apoyarse en el ardua tarea que Cronos había encomendado.

Era interesante, la diosa de la belleza aquí, junto a él, o ella. Ya no era capaz de distinguirse entre uno y otro.

Que curioso todo ¿verdad?

Había buscado entre todos los asistentes y había encontrado a alguien que le entusiasmaba, que quizá podría ayudarle o quizá podría ser ayudado.

¿Necesitáis algo hay dentro? ¿Qué podéis contarme de los demás miembros de esta... Adorable familia?

Por dentro tenía una sonrisa entusiasmada, las cosas empezaban a funcionar como debían.

- Vaya, vaya, Morfeo...

La imagen del Dios de los Sueños se descubre ante mí, y le hablo con voz aterciopelada mientras la esencia de Afrodita es la que predomina.

- Que grata sorpresa. No negaré que algo de ayuda no será bien recibida.

Mi imagen cambia poco a poco a medida que Morfeo habla, y pregunta, dejando que Némesis coja las riendas.

- ¿Familia? Yo trabajo sola. 

La esencia de Crios no se fía demasiado, y no quiere dar más información de la necesaria.

- ¿A quién te refieres por "familia"?

Bueno, aquí en el Olimpo todos somos familia, de una forma u otra. Padres, madres, hermanos y algunas veces varías de lo mismo.

La mirada apuntaba a su madre/abuela.

Sin embargo, los titanes tienen una familia más unida que la de los dioses. Es la impresión que me da. Y, de momento, solo conozco a uno o dos. Me gustaría conocer al resto, para apuntar con cautela. No quisiera que la diversión se acabará tan rápido.

La diversión... Le gustaba como estaban funcionando las cosas. La pelea constante, la discordia, el odio. Se sentía como si una parte de él estuviera en el cielo. Y la otra en el infierno.

Una seductora sonrisa aparece en mi rostro. Me acerco al dios, despacio, dejando que observe mi movimiento, y comienzo a caminar rodeándole. El cuerpo de Afrodita con la esencia de Némesis es casi irresistible.

- Así que, diversión es lo que buscas... me pregunto si habla Morfeo o Eris... - Cuando estoy a su espalda, poso una mano en uno de sus hombros, y me acerco para susurrarle. - Tanto igual da si puedes servirme de ayuda.

Me alejo unos pasos, y le miro expectante, con ojos calculadores y los brazos cruzados. Mi voz se vuelve algo más brusca, y la atracción femenina queda eclipsada por la esencia del Titán.

- Dime, Morfeo, cuál es tu poder, a quién dices que conoces, por qué quieres unirte a nosotros... y por qué ahora.

Una imperceptible sonrisa se formó en sus labios.

Mi poder... Creo que queda claro, mi poder es la unión... Unirme a un titan para ayudarlo. ¿Quizá si me hubiera unido a un Dios hubiera ayudado al otro bando? ¿Quién sabe? Soy Eris y Morfeo, la discordia y los sueños son imprecisos.

Sin embargo, puedo asegurarte que haré lo que esté en mi mano para que llegues al final. Y que hagas lo que Cronos te ha pedido con la amabilidad que le caracteriza.

Puedo señalarte a alguien peligroso para vuestra misión, es un don que me ha sido concedido, pero debo elegir bien sobre quien hacerlo, si funciona me dirá quien es. Si lo malgasto con otro titan, simplemente me uniré a él. Quizá entonces estemos los tres unidos... Quien sabe, sería divertido.

Paseo de un lado a otro, sin apartar la vista de Morfeo, y con los brazos aún cruzados, calculando la situación.

- Bien, como puedes ver, yo ya estoy sentenciada. Tendrás que buscar a otro. A no ser que puedas librarme de la implacable condena que se cierne sobre mí, de algún modo. Si no es así, he dado aviso a mis hermanos para que te busquen, y puedas ayudarles a ellos.

Apartando la mirada del dios, busco una superficie reflectante en los alrededores, y encuentro un pequeño espejo de mano. En el reflejo que puede verse, el rostro que aparece es el de Némesis, el cual sonríe levemente antes de que, con fuerza inusitada, seguramente fruto de la esencia del Titán, tire el espejo contra la pared más cercana, haciéndolo añicos.

La acusación, es ciertamente complicada. Sólo puedo pedir que no lo matéis ahora, que parezca culpable y vosotros inocentes a los ojos de los dioses. Si ahora muere, todos a los que ha culpado serán votados y poco podré hacer por vosotros.

Permanecía meditando.

Tengo una posibilidad, pero es un poder complicado y necesito tiempo para usarlo. No podré evitar la siguiente votación, pero quizá pueda jugar la votación a nuestro favor.

- ¡¡¡Nuestro plan no era matarlo!!!

Dando una fuerte patada al marco del espejo, que es lo único entero que queda, se hace patente mi rabia y frustración.

- Íbamos a traerle a nuestro lado, a convencerle de que diera otro nombre. Ahora, si caemos uno de nosotros y Zeus le hace su esclavo, no habrá más dudas. Y yo tenía a Zeus comiendo en la palma de mi mano...

Cansado por la cháchara de Dionisio, decidió que quizá tendría que intentar algo más.

Creo que la única posibilidad es que Zeus desaparezca, a no ser que podáis controlarlo de alguna forma.

Durante un momento pensó en las posibilidades, todas eran peligrosas, decidió que si todo seguía según los planes de Dionisio tendría que actuar usando su poder sobre Zeus.

Lo que estoy intentando me pondrá en peligro, pero si sale bien podré defenderos y nos podremos librar de este problema, temporalmente al menos. Pero no voy a adelantar nada. Primero tengo que ver como se desarrolla la situación.

Con el regreso de Afrodita, el vínculo vuelve a activarse.

La rabia se acumulaba a su alrededor. Eris tomaba el control y gritaba, ¡Maldito Hefesto!.

No había podido prever que se suicidaría y traicionaría su ayuda. Pero aún no era tarde. Cuando Zeus devolvió la vida a Afrodita en vez de a Hefesto un rayo de esperanza, tenue y cristalino, se posaba en sus ojos.

Debes contarme exactamente lo que te obligue a hacer y decir. Palabra por palabra. Por que, si realmente tiene poder sobre ti y puede hacerte confesar... Ambos tendremos problemas.

Sus palabras entonces se volvieron más tranquilas y pausadas. De nuevo, volvía el sueño y desaparecía la pesadilla.

Aunque parezca extraño, quizá ese arrebato nos venga bien.

Las palabras podían ser confusas, pero los sueños volvían a tomar forma.

- Ya es tarde, querido Morfeo. Como ves su poder es real, pero tú aún tienes esperanza. Usa tu poder en tu favor, en el mío, o en el de Zeus. Has de saber que si él muere, yo moriré con él. Y que puedo convencerle de que estás de nuestro lado.

Miro a Morfeo con ojos apagados, sin esperanza, al menos para mí. Apenas queda nada de la euforia de Afrodita, tan solo el sentimiento de derrota del titán, y la rabia de Némesis.

- Dime, Morfeo. ¿Cuál es tu objetivo?*

Mi objetivo. dijo en un susurro, todavía con dudas sobre cuál era. Creo que mi objetivo es ayudar a todos. Aunque eso también signifique perjudicarlos. ¿Por qué iban a ser malos los titanes? Cuando ellos gobernaban había paz y calma en la tierra. Los dioses han traído desesperación e ignorancia. Sin embargo, los dioses también han traído cosas buenas, como amor y lujuria, aunque vengan acompañados de discordia y guerra. No son malos por si mismos, aunque algunos actúen en beneficio personal olvidándose de cuidar el jardín que han creado.

Sus ojos miraron hacia la tierra, paralizada y sombría.

Creo que mi objetivo es que cuando esto se acabe, tengamos el mejor de los mundos para los humanos. Quizá tenga que gobernar Cronos, no lo sé, pero seguro que no es Zeus quién debe hacerlo. Otros dioses han sido perjudiciales para ellos, pero Zeus... Su egoísmo ha traído guerras, el enfrentamiento constante con sus hermanos ha traído desgracias y dolor. Y lo siento por ti. Ojala no fueras tú, si no Hefesto, el que estuviera vinculado a él. Un mundo sin Afrodita... No... Eso no debería ser así. Pero quizá cuando todo esto acabe, puedas volver a ser tu misma.

¿Quién puede hacerlo mejor? Un padre que vivió con miedo a sus hijos, o un hijo que se considera superior a toda su familia. Ojala desaparecieran ambos y dejaran que el mundo se gobernarse solo. Haré todo lo posible por que ambos desaparezcan, quizá ese sea mi objetivo después de todo.

Sabía que no había sido del todo claro. Pero no le importaba. En este momento Eris dormía y aprovechaba el momento para soñar.

- Ahora estoy siendo yo misma, Morfeo. - Con una sonrisa, fruto de su alago, vuelvo a acercarme a él, quedando de frente y apoyando mis manos en sus hombros.

- Eres tan... misterioso, tan confuso. Pero así son los sueños. Hasta los más dulces. No tienen un final claro, y eso es lo más divertido. - Paso los dedos de una mano por su pelo echándolo hacia atrás con una caricia. - Tienes razón. Hace tiempo que en el Olimpo reina un caos del que parece que no nos damos cuenta pero nos ha perjudicado a todos. Sin embargo no estoy segura de que la vuelta de Cronos o la caída de Zeus sea la solución. - La mano sigue con su caricia por la nuca de Morfeo, pasa por su cuello y su hombro y termina en su pecho, donde mi dedo índice juega a hacer dibujos con la uña. - Además, no es tan fácil acabar con Zeus ahora mismo. Ha tejido su red de forma que está bien protegido, y bien informado. Pero confía en mí y puedo hacerle pensar que eres un aliado y no un enemigo. Apartarte de su punto de mira.

Clavo mis ojos en los suyos en un gesto cómplice y a la vez suplicante.

- Dime, qué podemos hacer. Qué opciones nos quedan. ¿Aún puedes unirte a un dios? ¿Qué consecuencias tendría que lo hicieras?

Puedo unirme a más dioses, pero desconozco que consecuencias tendrá. Probablemente un mayor conocimiento de lo que nos espera, o quizá pierda el contacto contigo. Sería triste, ya me he habituado a estar aquí a tu lado. Por un momento me sentí solitario cuando Hefesto te llevó.

La manzana dorada relucía en sus manos. ¿Quizá debería seguir buscando?

En el Olimpo los dioses no dejan de pelearse. Buscan a los titanes como si fueran todo lo malo, ignorando la ayuda que nos prestaron varios de ellos para encerrar por primera vez a Cronos.

Sabía que los olimpicos no admitirían nunca un error.

Seguro que sabías que Zeus se enfrentó a mí una vez, me hubiera matado de no ser por que mi madre intercedió. ¿Por qué?, por enseñar como son los dioses a los humanos. Durante los sueños me aparecí ante un viejo pescador, ¿o era granjero?, con la forma de Hera y cuando el pescador estaba demasiado cerca, cuando ya casi me tocaba, Zeus lanzó un rayo y transformándome de nuevo en mí, hice que dejara de soñar.

Recordó ese primer sueño con dolor y con añoranza.

La segunda noche, aparecí como un guerrero y una lanza en afilada. El viejo temía por su vida y rezaba pidiendo auxilio, pero nadie apareció a socorrerle. Le clave la lanza afilada y, cuando perdía la esperanza, cambiaba de la forma de Ares a la mía y de nuevo, hice que dejara de soñar.

Su segundo sueño fue doloroso, pero necesario. Tenía que ayudar a los humanos a avanzar.

En la tercera noche, el viejo esperaba de nuevo otra aparición. En vez de eso, su sueño comenzó en medio de terremotos e inundaciones. Rezaba pidiendo auxilio por él y por su familia, pero Poseidon no le escuchaba, estaba ocupado jugando con los elementos.

Bajo la vista con tristeza hacia el mundo sumido en sombras.

Ahora bien, ¿crees que Zeus me condenaba por haber torturado a un pobre viejo?

La rabia era evidente, pero también el temor de que ahora sin su madre para protegerlo, Zeus acabará con él por la inquina que le tenía.

Zeus me condeno por haberle mostrado a un mortal, a alguien común y corriente, la verdad sobre ellos.

La manzana brillo por un momento, buscando una nueva unión que quizá no sucedería.

Siento el discurso, aunque espero que comprendas por qué no deseo que intercedas por mí ante Zeus. No confío en él y no me arrodillaré para que me dé ordenes. Creo que buscaré a alguien más para unirlo a nuestra fiesta. Quizá perdamos el contacto, aunque espero que no.

- Oh... Morfeo.

Una mirada de sincera tristeza asoma a mi rostro cuando cuenta su historia. Es cierto, si lo pensamos, que Zeus en muchos aspectos ha hecho más mal que bien. Pero no es el único. Mi rencor caía casi más sobre Hera y Hefesto, que de tal palo, tal astilla. ¿Debían reinar dos simpatizantes de ese tipo de tiranía? Pero como bien dice Morfeo, quizás los titanes tampoco son la solución.

Me acerco al Dios de lo Onírico, despacio, tentando no molestarlo, y poco la palma de mi mano derecha en su mejilla en una caricia suave, imitando a una madre preocupada o a una amante comprensiva.

- Yo tampoco quiero separarme de ti. Me gusta tu compañía, y me gusta este lugar. Es como un sueño. Un sueño de primavera. Una noche cálida y tranquila. La noche perfecta para hacer el amor bajo las estrellas. - Con aquel pensamiento, vuelve la sonrisa a mi semblante, y el brillo a mis ojos. - Y no quiero que te pase nada. Zeus me ha dicho que retirará su acusación contra ti en cuanto pueda. Por el momento, confía. Por eso no debes atacarle directamente. Sería un auténtico suicidio. No sólo para mí, que desaparecería junto a él, sino también para ti, pues todos los dioses que están de su parte cargarían en tu contra, y no son pocos.

La mano en la mejilla avanza hacia atrás, rodeando su cuello, mientas acerco mi cuerpo para poder abrazarle, apoyando la cabeza en su pecho y dejando que la rubia cabellera le acaricie.

- No sé si debes intentarlo. Quizás otro dios te separe de mí. Pero debes pensar en ti, en tu seguridad. Es tu decisión.

La manzana fue apagando su brillo poco a poco y nada sucedió. Era decepcionante pero su poder no funcionaba siempre.

Un nuevo intento y un nuevo fracaso. Quizá mañana funcione. ¿Quién puede saberlo?

Fuera de la unión los dioses discutían y reñían intentando encontrar a los titanes. Había cosas de las que no parecían haberse percatado todavía, pero los sueños siempre estaban dispuestos a mostrar la realidad escondida.

¿Puedes decirme si Asclepio fue resucitado por Zeus? Estoy casi seguro de que sí, pero ya empiezo a dudar de todo. De todas formas, no es que importe demasiado.

Por un momento, una idea ronda por su cabeza.

No tengo poder para atacar a Zeus. Pero quizá alguien lo tenga para que los que estáis vinculados a él, dejéis de estarlo. Seríais libres y no tendríais que volver a ser estatuas. Pero tengo que encontrarlo antes de que sea entregado y dominado. Y cada vez quedan menos opciones.

La manzana brilla un momento, como para dar fuerza a sus palabras.

Volveré a intentarlo con Hades. De los tres hermanos es el único que me parece suficientemente cabal.