Partida Rol por web

Me desperté al llegar la mañana e iluminarse la tela que formaba mi tienda con la luz del nuevo día. Fue un despertar inesperado y, por ello, celebrado con el pitillo mañanero de rigor. Me senté, pues la altura de la tienda no daba para mucho más, y me preparé para salir fuera.

Al abrir la cremallera, el humo se liberó al ambiente exterior y, tras él, salí yo, con la camisa ya arrugada y la corbata mal anudada. - ¡Buenos días! - Saludé a los presentes, con media sonrisa en el rostro.

Por suerte, parecía que la noche había transcurrido sin víctimas que lamentar, y eso era toda una noticia. Las historias del cámara y la experiencia de Aurél, nos daban a todos el baño de realidad que necesitábamos para no comenzar a pensar que las cosas ya habían acabado.

Asentí a la chica morena, la tal Sam. - Es hora de escarbar bajo las ruinas. No sé si encontraremos una salida, pero puede que, al menos, encontremos una explicación o algunas respuestas. Sea lo que sea, si en algún lugar vamos a encontrar algo, no va a ser aquí, filosofando de lo divino y de lo humano. - Miré a la niña mona. Alguien tenía que explicarle las cosas como son. - Cariño, tu madre no va a venir a rescatarte. Si el mundo tiene un culo, estamos en él. Créeme, sé de lo que hablo. Seguramente, la pobre mujer esté más histérica que tú ayer y esté llamando a todos los números de su agenda teléfoncia, y varias veces a cada uno, pero nada de eso hará que las autoridades de eso de ahí fuera que dice llamarse civilización manden una patrulla de rescate a este lugar. ¿Recuerdas el papel que hemos firmado? Pues eso.

Me aseguré de llevar todo lo necesario y me encaminé hacia la abertura que conducía al subsuelo.

Hoy no había muerto nadie. Quizá Luis asesinaba, como decía Jessie, o Jessie no había matado para mantener las apariencias. Porque al parecer, si no se equivocaba ni nadie ocultaba nada, solo habían atacado a uno. Aurel Pataki.

-Como dije ayer, me uniré si se suma la gente a explorar las ruinas- dijo cuando Danko estaba dispuesto a comenzar la expedición- aunque prefiero que primero hablemos un poco sobre quien puede cometer los crímenes. Hoy parece que han habido menos ataques, y ninguno ha acabado con muertos.

Realmente esperaba que Pataki hubiera visto a su atacante. Pero era mucho pedir en esa casa de locos. Aún así, era periodista, y la pregunta le salió inconscientemente.

-¿Viste quien intentó matarte?

Sophia sonrió a Katia cuando se sentó a su lado y al escuchar sus palabras frunció levemente el ceño, buscando la forma de decirle que no iba a ser tan sencillo. Sin embargo otros lo hicieron y ella tan sólo se encogió de hombros, mirando a la jovencita.

- Tienen razón, aunque vinieran a rescatarnos no podrían entrar y ya ha quedado claro que aquí tampoco estamos a salvo... Tenemos que encontrar alguna otra forma de salir por los túneles. Quizá den a alguna otra salida en el monte como esta, pero en otra zona. - Sophia suspiró quedamente y ladeó un poco la cabeza al mirar a la muchacha. - Pero oye, ¿por qué no te vienes con nosotros, Katia? No me gusta que nadie se quede atrás, juntos podremos ayudarnos unos a otros. Sam y yo te ayudaremos para que no te pase nada. 

Aunque Goro durmió un sueño lleno de pesadillas se levantó con una buena noticia: no había muerto nadie. Al parecer si lo habían intentado pero parecía que alguien le había ayudado.
Con suerte quien sea que te haya ayudado habrá visto a tu atacante. Uf me alegra que no haya muerto nadie más Si bién era imposible que estuviese de buen humor en las circunstancias que se encontraban y tras los asesinatos de aquellos que no habían recibido ni ayuda ni "resurrección", al menos sí se sentía positivo. Aquel era un muy buen principio de día. Revisó la batería de su cámara (llena practicamente por no haberla usado, aquello no era para nada lo que creía que se encontraría) y asintió.
Listo para bajar, cuando queráis. Aquello iba a salir bien, tenía que haber una salida en algún lugar.

Una vez más me desperté en la tienda de campaña, tenía miedo de salir y ver qué había pasado. Escuché movimiento fuera y asomé la cabeza a tiempo de ver a Wyatt explicar que Krysta estaba peor y, por lo visto, deliraba. Aurel empezó a gritar que le habían atacado y que alguien le había ayudado pero, excepto esos gritos, no hubo ninguno más. Todos estábamos a salvo y, durante un momento, me permití hacerme ilusiones sobre la posibilidad de que todo estuviera cerca de terminar.

Preparé la mochila con agua, comida y un pequeño botiquín. De mi equipo solo cogí la cámara, el resto no me servía de nada y solo supondría llevar más peso. Todo el espacio lo necesitaba para llevar cosas que fueran útiles. Con cierta alegría me reuní con los demás. Teniendo en cuenta lo que íbamos a hacer, necesitaría todo mi optimismo.

-Sea cual sea la fuerza que nos mantiene aquí, creo que lo que está haciendo es intentar repetir lo que sucedió en el hotel. No sabemos qué pudo suceder, pero supongo que debió de ser similar. Esos nombres pueden ser algunos de los que estuvieron aquí antes, igual que las imágenes que hemos visto. Espero que podamos confirmarlo o que encontremos respuestas ahí abajo y lo mejor sería encontrar una salida.

Un poco más tarde que el resto, Salvatore sale de su tienda. Parece cansado, claramente había pasado una mala noche. Y por supuesto, dormir en tiendas de campaña no ayudaba, mucho menos el despertarse con gritos. Sale de allí, de su refugio, para enfrentarse al ajetreo de alguien que clama haber sufrido un intento de asesinato. Pero, si así lo fuera, ¿Quién sería el asesino? ¿Cómo era posible que aún las pistas fueran tan vagas?

Curioso, no recordaba que hubiesen invitado a un café o brebaje caliente de cualquier tipo a ninguno de los que había resucitado, ni siquiera a Jessie. ¿Casi morir merecía cuidados, pero morir nada? Definitivamente él hubiese apreciado una taza de té en ese momento. Casi tanto como ahora apreciaría un par de vaqueros y camisa más ligera, en vez de sus usuales pantalones de tela y camisas formales que cubría con algún chaleco gris o negro. Y así mismo, pero con un atuendo completamente renovado al del día anterior, era como estaba vestido ahora. La falta de ducha ya lo empezaba a asquear, pero agradecía que sus pertenencias se conservaran intactas, y con ellas todos los útiles de aseo pertinentes para conservar una excelente presentación.

Viendo que la gente intentaba hacer entrar en razón a Katia, e incapaz de dejarla atrás cuando era quién más creía debía salvarse de todo el mal que traía este lugar, se acuclilló al lado de la chica, sonriéndole con ternura y clavando su mirada en los ojos turquesa de la rubia.

Vamos, Katia. – dijo extendiendo su mano hacia ella - Deberíamos bajar – tomó una pausa, casi forzándose a hablar. Como todos, se imaginaba, a él mismo le gustaría quedarse allí arriba - Si te hace sentir mejor, puedes ir conmigo. Iremos con todo el cuidado que quieras y no te pasará nada… 

El chico escuchó lo que decían y dijo - No lo entienden. Ella parece... - dudó un momento para seguir - Parece poseída -.

Los miró a todos y luego a Sophia - No lo sé, no lo recuerdo. Era un nombre muy extraño, pero nunca la había escuchado hablar así, parece una demente - en ese momento, Wyatt hizo señales para bajar, era el momento.

Algo hubo que detuvo su caminar hacia los túneles, una sensación extraña de recogimiento que hizo que todos frenaran su caminar. Ya habían acostumbrado su olfato al nauseabundo olor del cuerpo calcinado de Andrea, junto al olor de la tienda quemada y ya apenas lo percibían, pero esto cambió. El olor comenzó a desaparecer siendo reemplazado por el olor a césped fresco y rocío. Se giraron hacia la tienda y pudieron verla reparada, mientras la piel de Andrea parecía regenerarse como si de magia se tratara,  dejando solo un pequeño rastro de las quemaduras en su cuello, las cuales no eran dolorosas, ya eran rosas y la piel estaba sana, pero le recordaría siempre por lo que había pasado.

La joven se descubrió de la manta con que su hermano la había cubierto y en ella, percibió su olor, buscándolo con los ojos más brillantes que nunca. Estaba de vuelta y una vez más, sus brillantes ojos azules parecían resplandecer en todos los alrededores.

En algunos la preocupación dio pie a preguntar lo que había sucedido, mientras que otros por su parte, se lo tomaban con mas calma. El chico que se acercó inicialmente con sus zancadas y bigote, se detiene de repente ante mi posición defensiva y trata de conciliar... No hay problema, solo estoy algo alterado por lo sucedido. Asiento al hombre que cortés me ofrece una taza de café, mientras bajo la guardia al ver que todo está bien por el momento. Tomo la taza y me siento en suelo, aun consternado por la situación, mientras el sujeto se dispone a servirme la bebida ofrecida.

No, no he podido ver quien ha sido, ni tampoco a quien me ha salvado- respondo al hombre mayor que pregunta con interés- Estaba dormido, de pronto una presión sobre mi hizo despertarme en sobresalto y al abrir los ojos... solo vi una almohada acercándose y no tuve oportunidad de nada. Ya cuando creí que desfallecía, sentí que alguien mas entró a mi tienda y empujó al sujeto(a), quien salió huyendo, siendo perseguido por quien me haya salvado...

Gracias niña -respondo ante la mirada y voz tímida de la chiquilla -(ekaterina)- Tu eres de hungría, verdad?... digo, sosteniendo aun el recipiente en mi mano. Ahora estoy mas convencido que debemos bajar, tenemos que saber qué es lo que sucedió y se está repitiendo. Apoyando los comentarios de algunos. 

Mike puso cara de frustración. Nadie veía nada y nadie podía reconocer a nadie. Aquello le amargaba profundamente pero un nuevo suceso brindó en la cara de Mike una agradable sonrisa. Aquella muchacha, la hermana de Salvatore había resucitado. Eso eran buenas, muy buenas noticias...

Corrío hacia su posición dejando su mochila tirada a un lado.

¿Estas bien? preguntó Mike con gesto conciliador.

Cuando poco a poco Andrea recobró la consciencia se encontró desubicada. Su mente aletargada podía imaginar lo sucedido, pero aún así tardaría algunos minutos en asimilarlo. Con languidez apartó aquello que la cubría, entrecerrando los ojos de inmediato al encontrar la luz del día. Acto seguido, con un nudo a la garganta, miró alrededor, mientras llevaba una mano a su pecho.

En cuanto Andy vio a su hermano comenzó a ponerse en pie, despacio, como si algo tirase todavía de ella hacia el suelo. Le faltaban las fuerzas. Le faltaba todo. No buscó conscientemente a nadie más. Sin embargo, la sombra de una pequeña sonrisa apareció al ver allí a algunos de los presentes. No fue radiante, ni tan grande como ella podría haber esperado. Simplemente, sus labios no se estiraron lo suficiente.

Escuchó las palabras de Mike, pero simplemente no les dio respuesta. En lugar de ello, se fue hacia Salvatore con paso lento pero constante y simplemente le rodeó con sus brazos, apoyando la cabeza en su pecho, decidiendo que no quería hacer nada más que permanecer así. Sólo entonces se decidió a hablar en un susurro. Sabía que les oirían, pero no le importaba. Sabía que podía no ser lo mejor, pero todo aquello le daba igual en ese momento.

- Lo siento. - Le dijo con un hilo de voz, agarrada a él, sin llegar a mirarle a los ojos. - Creía que estabas muerto, pero la muerta soy yo. - Aseguró. - Me han... - Continuó, antes de tomar aire. - Me han vaciado por dentro. Me han saqueado. - Empezó a explicar. Y a pesar de que su voz permanecía neutra, una serie de lágrimas comenzaron a brotar de sus ojos.

- Ahora sólo soy una muñeca. La piel de la manzana, sin fruta dentro. Un títere sin hilos. - Enumeró con la vista perdida, ausente, mientras su mente buscaba más y más ejemplos. Y podría haber seguido, pero ni siquiera a aquello le encontró sentido. De hecho no se lo encontró ni al propio abrazo. De modo que soltó a su hermano y comenzó a caminar hacia la tienda en busca de su mochila.

Estaban a punto de comenzar la exploración del laberinto cuando un olor inundó las fosas nasales de Richard. Un olor agradable, sobrenatural, que sustituyó al desagradable olor de la carne quemada de Andrea que ya estaba desapareciendo.

-Bienvenida, Andrea.

No le gustaba ese lugar, las muertes. La cosa se agravaba cuando moría alguien tan joven, tan lleno de vida. Por fortuna, no duró mucho y Andrea estaba de nuevo con ellos. En realidad, a pesar de lo cruel de las muertes, eran pocos los que habían permanecido muertos hasta ahora. Pues de todos, Luis era el único muerto, y no se podía asegurar, visto lo visto, si duraría mucho más.

Aunque las expresiones de Andrea le partían el alma a Richard. Los otros resucitados habían vuelto con las fuerzas renovadas. Pero aquella joven, casi una chiquilla, parecía mucho más débil. Supuso que la sensación traumática de la muerte era más fuerte para alguien como ella.

Escuché de nuevo las insistencias de bajar a los túneles, y me mantuve callada, pues tampoco quería parecer la madre de todos. Eran mayores, y sabían lo que se hacían. Si querían bajar, que bajaran.

No me quedaba tranquila, y esperaba su regreso aun cuando todavía no se habían ido. No quería lamentar más muertes.

Sin embargo, los túneles dejaron de importarme cuando todos sentimos una vida más allí. Como cuando los primeros rayos de la mañana nos dan en la cara, el regocijo que sentí al ver a Andrea de nuevo viva, y saber que los brazos de la muerte todavía podían ser burlados, fue algo que me hizo aún tener esperanza.

—Andrea— dije con ojos brillantes, pensando que los milagros ya eran una costumbre allí—. Bienvenida— saludé a la vez que otro hombre.

No quise agobiarla más. No quise comenzar a preguntarle sobre si había visto una cosa o la otra, o si recordaba algo antes de morir calcinada. No se merecía una tortura como esa nada más despertar de nuevo.  

La vuelta a la vida de Andrea es acogida entre bienvenidas, lo que es lógico. Sin embargo, Paco opta por no dirigirse a ella, si bien no es capaz de evitar seguirla con la mirada, expectante. Cuando habla le nota un derrotismo que le mete un poco de frío en el cuerpo. Los demás que volvieron de la muerte parecían menos devastados, pero esta chica parecía haber perdido media alma por el camino. No se acerca a ella porque intuye que su hermano el coletas en breve hará una aparición cargada de determinación y no habrá lugar para terceras personas. 

Dirige su mirada hacia el resto y se frota las manos, aún no demasiado convencido de sus palabras, posiblemente por el miedo. - Bueno, ¿bajamos o no bajamos? - Propone el ceño levemente fruncido.

Tenía todo lo que me hacía falta en mi riñonera, así que me dispuse a bajar con el resto cuando todo ocurrió, aquella sensación, como aquel olor desaparecía y era sustituido por el de fresco césped y marihuana..a no, eso era el porro que estaba fumando, pero bueno, ayudaba al bueno olor y la belleza de la situación. Andrea, la imagen que en mi cabeza se veía, calcinada, poco a poco se iba levantando bajo aquella manta y al verla, como su piel se iba regenerando como por arte de magia, sin duda el dios espagueti no había enviado respuestas pero si a Andrea.-Gracias.

Como era de esperar, se lanzó hacia su hermano, yo tan solo la contemplé sonriendo. Y no fue hasta que se dirigió hacia su mochila cuando me acerqué a ella.

-Menos mal que estás de vuelta, íbamos a bajar y está vez no tenía esperanzas de que alguien aceptase un calo antes de bajar y ni lo iba a preguntar, pero ya que has regresado...-se lo tendí, mi voz era tranquila, y en parte algo triste, de lo alegre y extrovertida que solía ser esta y mi expresión-¿Quieres? Y por cierto, bienvenida...-Quería abrazarla o algo, pero no me atrevía, mucho menos después de que la gente me acusase de haberle echo eso a ella pero la miraba a los ojos desconsolado, y tal como describió lo que le habían hecho, era algo tan...raro, sus palabras, pero en cierta manera las comprendía.-Enserio, gracias por estar aquí de nuevo...-"...me siento bastante solo ahora."

El aroma que se infiltró por su nariz fue lo primero que lo alertó. Un cambio en el aire, fácilmente reconocible, le devolvió la esperanza que las otras resurrecciones le habían quitado, anunciando que algo sucedía con el cuerpo de su hermana. Pero no fue hasta que sintió el cierre del saco de dormir abrirse que se levantó de la posición que había tomado frente a Katia.

De espaldas a todo el asunto, escuchó los pasos apresurados de Mike y su pregunta. Aún así, se le hizo imposible de creer, pero quiso que fuera cierto. Y fue finalmente eso lo que lo llevó a girarse bruscamente hacia el sonido, dónde vio a una débil Andrea casi sin fuerzas para mantenerse en pie. Dio un par de pasos tímidos hacia ella, impactado y temiendo que aquello fuera solo una mera ilusión, una crueldad más de este lugar maldito. Pero cuando los delicados brazos de su hermana lo rodearon, una enorme sonrisa apareció en su rostro y correspondió el abrazo con fuerza y ternura. Mientras ella hablaba, sus manos sostenían la cabeza de Andrea firme contra su pecho, acariciando su cabello al mismo tiempo que sus labios buscaban besar su coronilla de vez en cuando, teniendo que contenerse para no apartarla de él y llenarla de besos hasta que se le gastaran los labios.

Secó sus lágrimas con cuidado, apenas rozando sus mejillas con el dedo pulgar. – No digas eso, pajarito… Vas a estar bien… fue un mal rato, eso es todo – dijo con voz suave, queriendo creerlo él mismo.

Contra cualquiera de sus deseos más profundos, Andrea se separó de él, apartándose de su lado y rompiendo el momento del reencuentro, sin embargo, no opuso resistencia para dejarla ir. Quizás necesitaba un momento a solas, aislarse de esta locura. Jessie, por otra parte, no pareció entender lo mismo que él, y se le acercó de inmediato con uno de sus porros, a lo que Salvatore respondió a la distancia con rostro impasible pero puños tan cerrados que denotaban nudillos blancos en una mano, y resaltaban la sangre seca y las heridas de la otra. 

La joven científica se acurrucó en su tienda cuando llegó la noche, asustada ante la posibilidad de volver a morir, un final que la dejaría sin poder explicar todo lo que ocurría en ese lugar y sin poder despedirse de sus seres queridos. No, ella no quería morir de nuevo, no quería sufrir, aún tenía mucho que disfrutar y que hacer.

Lentamente abrió los ojos cuando la mañana expulsó el manto de sombras y salió de su tienda, buscando las víctimas de los asesinos. Sin embargo nadie había caído, aunque Aurél aseguraba que le habían atacado. Mona sabía que debía usar todo su ingenio para encontrar a los asesinos y comenzó a observar al resto, anotando en su mente las palabras, buscando respuestas por el método científico.

La resurrección de Andrea fue una locura más que apuntar a la lista y Hopkins se extrañó del hecho de que algo así ya no le sorprendiera. La locura o la ausencia de reglas naturales eran una constante en este lugar y ya comenzaba a verlo como algo normal.

Sin más se acercó al resto del grupo pues deseaba bajar abajo en busca de respuestas. Sin embargo el pensar en la muñeca que se escondía en las ruinas del lugar le aterraba, razón por la que obvió las palabras de su asesina, Abigail.

Yo también voy -dijo a nadie en particular.

Primero fue Samantha, seguida de Janko y de Sophia. Todos ellos le decían que era inútil esperar, que las autoridades no llegarían hasta allí y si iban, no podrían sacarlos. Katia se mordió el labio con fuerza, no quería creerles, no podía ser verdad. Seguro que encontrarían la manera de sacarles de allí. Miró a Sophia y una pequeña mueca se formó en sus labios, que empezaron a temblar mientras se contenía para no echarse a llorar. Entonces se acercó Salvatore y le miró con las pupilas dilatadas por el miedo que sentía de sólo pensar en volver a meterse en esos túneles. Pero antes de responderle, sintió como el olor a quemado empezaba a desvanecerse, siendo sustituido por uno mucho más agradable, que le recordaba al césped recién cortado y al rocío de la mañana. Pestañeó y apartó la mirada del músico, para dirigirla hacia la tienda. Al ver como Andy salía del saco de dormir, no pudo contener más las lágrimas y las dejó escapar, mientras una sonrisa empezaba a aletear en sus labios. 

Enseguida se dio cuenta de que había algo que andaba mal. Sus labios se congelaron y una sombra de preocupación asomó a su mirada. Escuchó las palabras de la joven y un pequeño escalofrío recorrió su espalda. Observó en silencio como ella se alejaba y le lanzó una rápida mirada a Salvatore. Iba a acercarse, pero se lo pensó mejor y prefirió dejarles solos, no quería ser un estorbo. 

Volvió a mirar hacia Samantha y Sophia. - Está bien - . Les dijo, e instintivamente abrazó su propio cuerpo. - Si no hay otra alternativa, iré con vosotras - . Les dijo, y, aunque intentó que su voz sonara firme, ésta la traicionó, saliendo débil y temblorosa. 

Se levantó y se dirigió hacia su tienda para recoger sus cosas y prepararse para la inevitable expedición. 

Astrid no podía salir de su asombro al ver  de  nuevo entre ellos a la joven Andrea, todos son palabras dulces hacia ella, pero…

Se que mi opinión os vale poco o nada, me veis como una loca por los prontos que he tenido, es lo normal, no voy a negarlo, pero Janko ha vuelto, Jess también y ahora Andrea…, pero es la única que habla de pieles, de hilos, de ser algo vacio, el resto no a notado eso, ella es la única sincera? A veces me parece que veo las cosas con perspectiva y la masa da cosas por obviadas, no se.. hay muchas preguntas quien nadie formula y seguro que hay respuestas que no nos van a gustar, nadie va a decir nada?

Astrid da unos pasos hasta ponerse junto  Andrea.

Que notaste, que viste?  Como puedes saber que eres un recipiente vacio? No se… mas de la obvia alegría por tenerte de nuevo entre nosotros creo, al menos desde mi punto de vista, que podrías explicarte un poco mas, además vamos a bajar.. y cualquier información adicional puede ser el motivo de salir vivos.

Geonwoo había tenido un sueño más tranquilo, con respecto a la noche anterior. Cuando empezó a despertarse, le daba miedo terminar de hacerlo, porque pensaba que lo bueno iba a terminar una vez volviera a ser consciente de donde estaba. Pero esa noche había sido tranquila, todos los que habían ido a dormir habían podido despertarse sin problemas.

Eso no significaba que así tenía que haber sido, pues habían intentado asfixiar a Aurel, pero de igual forma que había quienes querían darles muerte, también había quien arriesgaba su vida para evitarlo. Eso hacía que la situación entre Jessie y Luís fuera más problemática, pero prefirió no mencionar nada, pues seguía sin tener claro exactamente que había pasado, y no sabía si llegarían a aclararlo jamás.

Lo importante ahora, con todos estando bien, era bajar. La verdad es que de no ser por todo el terror que estaban sufriendo, estaría muy ilusionado por poder explorar los túneles. Ahora era más una necesidad primordial de información y de intentar escapar de ese lugar maldito.

Parecía que todos querían bajar, no así Ekaterina, aunque Salvatore ya le ofreció el bajar junto a ella. Geon quería bajar, pero no quería dejar a alguien arriba. Si fueran 2 grupos aún, pero no iba a dejar sólo una persona. Y entonces... Andrea regresó a la vida, y se sintió reconfortado, si bien ella no parecía igual de bien que los otros que habían vuelto a la vida.

Esto pareció animar a la joven Katia a bajar, con lo cual parecía que no iban a temer dejar atrás a nadie. Ya estaba costando horrores protegerse estando juntos, dejar solo a una persona o unas pocas, podía ser un suicidio. Y Geonwoo no estaba dispuesto a mancharse las manos de esta forma. Nada iba a valer tanto.