Partida Rol por web

HLCN - Ciudad Bala Dorada.

Caseta del Sheriff

Cargando editor
23/01/2015, 02:44
Maybelle Canary

La mujer sostuvo el cigarro con los dedos y estiró la otra mano para tomar la petaca y dar un buen trago. 

- Enseñarme unas fotos. - Respondió tras depositar la petaca de nuevo sobre la mesa. Se colgó el cigarro de los labios y echó la espalda hacia atrás para recostarse en el respaldo. - Del asesinato de mis padres. - Terminó con el mismo tono de voz mientras sus ojos se desviaban hacia la ventana por la que podía ver el atardecer tiñendo el cielo de rojo. De granate.

Cargando editor
23/01/2015, 05:11
Lila Rocarroja

Lila observó cómo el símbolo de una cruz colgaba del cuello del reverendo. Al verla, trató de asociarla con las historias que conocía sobre ella. Algo de un hombre que se sacrificó por salvar a su gente, aunque no recordaba muy bien de qué se trataba el simbolismo de la cruz, pero le alegraba ver que no todos eran como Francis.

Cuando escuchó al hombre, su estómago se recogió por la idea y esperó a que terminara su declaración. Cuando lo hizo, respondió - En mi tribu, las ejecuciones son por medio de batallas o peleas de lanzas y hachas, pero dudo que eso pueda ocurrir aquí. La muerte debe honrarse por ser la manera en que regresamos a reconectarnos con nuestra Madre tierra - miró hacia la ventana, buscando un espíritu de la naturaleza que la acompañara en su final.

- Con que sea usted y no uno de esos dos aparecidos quien cargue el arma ejecutora, está bien para mí, Reverendo - trata de sonreír lo más abiertamente posible pero la situación era más fuerte que ella.

El silencio se hacía pesado y casi podía tocar el aire entre ellos con sus manos. Mientras más se acercaba la hora, más profunda era su tristeza. A pesar de eso, vio una vez más la cruz en el cuello del reverendo y optó por sacar algo de su pequeña bolsa de viaje. Empuñó sus manos con el pequeño objeto entre ellas y recitó una pequeña oración en su lengua, entregándole a la Madre tierra su ser y bendiciendo el pequeño objeto. Abrió sus manos y descubrió un pequeño collar con un colmillo en su centro. Se trataba de un amuleto muy importante para su gente.

- Sé que nuestras costumbres y creencias son muy diferentes pero quiero que usted tenga esto - hizo un gesto para colocarle el collar ella misma, aunque no pensaba proceder hasta que él le diera el aval.

- Este collar tiene una garra de lobo, es un símbolo sagrado para nuestra tribu y un amuleto que traerá fortuna a quien lo porte. Espero que esto haga que los espíritus de la tierra se fijen en usted, reverendo. De esta manera, podrá acercarse a mi tribu y sabrán que va de mi parte - el único recuerdo de su madre. Collar pasado entre generaciones de su familia a las futuras líderes, con el fin de regalar fuerza a su espíritu y reconectarlas con sus antepasados.

- Espero que no sea un regalo que insulte sus costumbres -.

Ante la última pregunta, Lila bajó la mirada por ver la tristeza en los ojos del reverendo. No entendía por qué sentía tristeza por ella pero se lo agradecía.

- Creo que usted sabe la respuesta a eso, reverendo. Se trata del otro único hombre que señaló a la cazarrecompensas y se retractó pero que ahora vota a Giesie a traición... - sonríe, no por alegría, sino por decepción. Ella había tratado de salvarlo, mientras que sus compañeros lo hundieron - El hombre al que Giesie votó cuando se enteró de que lo traicionarían. El único capaz de hacer un hacha que pareciera de mi gente, reverendo. Riley -.

Cargando editor
23/01/2015, 15:43
Coronel Luisiana

Mientras contemplaba cómo el sol iba desapareciendo por el horizonte, el coronel rumiaba sus pensamientos, tratando de ordenarlos. Había demasiadas cosas en su cabeza, y ésta comenzaba a sentirse cansada.

Escuchó las palabras del reverendo, y sonrió ante ellas, sin dejar claro si estaba de acuerdo o no con ellas. Ciertamente, pensaba que el mundo cambiaba, que mutaba y que estaba más que vivo, pero muerte y crimen siempre había habido. No era que el mundo se volviera loco, era que ya nació así, y ese comportamiento era constante e innato en el ser humano.

—No, reverendo. El asesino y el ladrón se diferencian en sus propósitos. No en lo que cada uno valora la vida— corrigió con amabilidad el exmilitar—. El asesino puede matar por muchas razones. Razones que ni usted ni yo habremos oído jamás en algunas ocasiones. El ladrón roba por codicia pura. Pero, también se puede justificar. En este mundo todo es motivable. Absolutamente todo. Una persona con muy buena verborrea, y con una buera retórica nos puede convencer a usted y a mí de lo que sea— indicó, mirándolo desde abajo, con una sonrisa algo burlona—. A partir de hoy, nos toparemos con verdaderos demagogos, y oradores. Ya lo verá.

Fue entonces, cuando el coronel alzó la vista, mirando de manera fija a Strong tras sus últimas palabras. Enarcó las cejas, algo sorprendido, y miró, de manera disimulada, a su alrededor.

—Por supuesto que confío en usted— murmuró Luisiana, frunciendo levemente el entrecejo, preguntándose qué era lo que tenía en mente el reverendo.  

Cargando editor
23/01/2015, 17:37
Reverendo Adam Strong

Poco antes del atardecer el reverendo acudió al Saloon a buscar a Susie. Rápidamente le hizo un gesto señalando la caseta y esperó fuera del local a que ella pudiera desocuparse: era evidente por su manera de actuar que la cosa corría prisa.

Cargando editor
23/01/2015, 17:48
Reverendo Adam Strong

En cuanto las votaciones terminaron el reverendo Adam Strong se encontraba enfadado. Furioso como no lo había estado en mucho tiempo. Sin decir más cuando pocos miraban se marchó de allí hacia la caseta, haciendo un gesto a Stolesouls para que le siguiera. Fuera lo que fuera, estaba claro que era importante.

Cargando editor
23/01/2015, 17:52
Reverendo Adam Strong

Adam Strong había pasado el día hablando con unos y con otros. Las horas se habían pasado volando, y de pronto ya era el atardecer. De modo que cuando el momento se acercó se encontraba aún hablando con el Coronel.

- Luego le explico. - Dijo, haciendo un gesto para dirigirse juntos hacia el Saloon.

Pasaron varias horas antes de que el reverendo estuviera en disposición de hablar de nuevo. Hablar con Cody, explicarlo lo sucedido y tranquilizarle era lo primero. Dejarle las cosas claras al Sheriff lo siguiente. Y luego, ya continuaría la conversación con el Coronel.

Cuando ese momento llegó se podía notar la crispación del reverendo. Sin embargo no se había olvidado de lo último que su interlocutor le había dicho. Su tono a la hora de hablar era ahora, eso sí, mucho más seco, sin poder apartarse de la mente la imagen del pequeño Cody empuñando un arma.

- Hay pocos en los que se pueda confiar. - Aseguró. - Poco antes de hablar con usted Lila estuvo hablando conmigo. Me confirmó de Giesie. - Empezó a explicar. - Y me dijo quiénes eran sus compañeros. - Comentó antes de hacer una pausa.

- Estamos en peligro, Coronel, todos nosotros. Y estoy seguro de que usted posee algún recurso que usar contra esos indeseables. - Afirmó antes de echarle un largo vistazo. - ¿Me equivoco?

Cargando editor
23/01/2015, 18:03
Reverendo Adam Strong

Strong esperó tranquilamente la respuesta de la mujer. Puede que ahora se encontrase alterado, pero el tono de ella dejaba claro que no debía apremiarla: que se trataba de algo importante. Sus primeras tres palabras no significaron demasiado, pero él no quiso preguntar: aquello sería como espantar la liebre. En lugar de eso se quedó callado, a la espera de lo que ella quisiera decir.

La revelación produjo en un primer lugar incomprensión. No entendía a qué venía eso con todo lo que tenían en juego. Por más que esa mujer tuviera información tendría que haber esperado a que todo estuviera arreglado.

- ¿Por qué ahora? - Fue su primera pregunta, a pesar de que tenía muchas más agolpándose en su mente.

Cargando editor
23/01/2015, 18:09
Reverendo Adam Strong

Pasaron varias horas antes de que el reverendo estuviera en disposición de hablar de nuevo. Hablar con Cody, explicarlo lo sucedido y tranquilizarle era lo primero. Dejarle las cosas claras al Sheriff lo siguiente. Y luego continuaría la conversación con Rosalind.

Cuando ese momento llegó se podía notar la crispación del reverendo. Sin embargo no se había olvidado de lo último que su interlocutora le había dicho. Su tono a la hora de hablar era ahora, eso sí, mucho más seco, sin poder apartarse de la mente la imagen del pequeño Cody empuñando un arma.

- Dígame. - Le pidió a la mujer. - Aunque yo también tengo cosas que contarle. Estuve hablando bastante con Lila sobre todo esto.

Cargando editor
23/01/2015, 18:44
Maybelle Canary

Maybelle se encogió de hombros. - No tengo ni idea. No sé quién es esa mujer, pero sabe cosas sobre nosotros. Aunque no sé cómo podría saber que yo vendría aquí. - Hizo una breve pausa antes de añadir algo más. - Dice que alguien ha saqueado el cementerio.

La pistolera llevó el cigarro a sus labios y aspiró el humo despacio, todavía con la mirada en el exterior. Tardó varios segundos en hablar de nuevo, dejando a un lado el tema de la detective de Pinkerton. 

- Bueno, ¿y ahora qué? - Preguntó, volviendo a mirar al reverendo. 

Cargando editor
23/01/2015, 18:56
Wyatt Stolesouls

Trece balas. Una se llevó inesperadamente a la mujer india. Y las otras doce con ensordecedor estrepito al muchacho. Nadie había podido prever aquello él menos que nadie, cuando temía por Francis, él mismo había sentido su vida acabar, con alivio encajó aquella votación que lo hacía sentirse mal por ser parte de ella a un mismo tiempo que librarse de ver a un ser querido morir era salvar el mundo. Su mundo al completo.

Trece balas se llevaron por un tiempo la cordura de Wyatt, mientras la sangre salpicaba los rostros de los incrédulos testigos que habían ejercido de jurado, que poco más podían hacer que abrir los ojos y las bocas con horror. Pudo sentirse en la piel de Lila, de los nativos, quién por amor se interpuso entre la bala y su presa. Su pelo se erizó sabiendo que él mismo se habría sentido impulsado a hacer lo mismo por su amor afín, su alma gemela. Porque… ¿Cómo podía vivir un hombre sin alma?

El lavandero del pueblo observó atónito a todos, en un intento de acertar con qué máscara vestían las Moiras que cruelmente cortaban sus hilos del tapiz y, a la vez, con la mirada desorbitada y perdida sin ser capaz de fijarse en nadie, ni vislumbrar nada, se giró y huyó de la macabra escena despavorido.

Corrió sin rumbo alguno hasta que se cansaron sus piernas, hasta que se quedó sin aliento y quedó tendido al suelo, queriendo borrar lo vivido, y si con arrancarse los ojos lo hubiese conseguido quizás, él hombre de atesorar imágenes, lo hubiese hecho.

Pero el ser humano tiene la facultad y la maldición de la supervivencia y la esperanza. Poco a poco la sensatez fue volviendo a su mente y recompuso los sucesos en su cabeza. Y con ello, fue capaz de entender el reclamo del Reverendo. Así que cuando pudo recomponerse, se dirigió a la caseta del Sheriff dispuesto a hacer lo que pudiese, a ser partícipe de terminar con la plaga que asolaba el pueblo. Él no había sido participe ni había tenido voluntad de entrar en esa guerra. Pero por Dios juró, que ayudaría y sería parte clave, a poner fin a ella. Por todo lo que era justo, por todo lo que era elevado, por aquél ser que más amaba.

Cuando el Reverendo lo vio, estaba descompuesto, como alguien quién ha envejecido unos años en unas horas, su cabello parecía haber perdido color, pero ahí estaba, y un brillo en sus ojos destilaba una sola cosa. Determinación.

Ésta vez no hubo preguntas, ni dudas ni incertidumbre. –Esto tiene que acabar.- Manifestó con voz ronca.

Notas de juego

O.O

¡Oh, my God!

XDDDDDDDDDDDDDDD

Cargando editor
23/01/2015, 19:06
Reverendo Adam Strong

Adam Strong sentía rabia. Furia. Lo que el Sheriff había hecho no tenía ni nombre ni perdón, y lo peor era saber que la ley del hombre no le castigaría por ello.

Cuando llegó el fotógrafo el reverendo se encontraba sentado, con la chaqueta desabrochada y la camisa ensangrentada a la vista. Poco le importaba ese detalle en ese momento.

- Así es. - Le dijo con voz dura, haciéndola una seña para que se sentase frente a él. Su tono era severo, pero era evidente que su gravedad no era hacia Stolesouls, sino hacia el mundo en general. Hacia Bala Dorada.

- Usted primero. - Le invitó, dedicándole una larga mirada. - Cuénteme. - Dijo como si no fuera una petición, y como si realmente hubiera algo que contar. No se sentía con ánimos de ser amable.

Cargando editor
23/01/2015, 19:15
Reverendo Adam Strong

Adam Strong se quedó algunos segundos callado cuando la forastera habló, llevando la mirada al suelo. - Puede que hayan sido Ella y sus compañeros. - Le informó. - Por lo que sé, creo que han robado cosas a algún muerto. - Dijo con un tono más o menos neutro.

Luego se quedó otra vez en silencio, observándola sin prisa. Aquella mirada dura en los ojos de la mujer seguía resultándole tan familiar como la primera vez que había entrado en la caseta. Aunque no era exactamente así como la recordaba. Quizá el polvo del camino y la pólvora usada de sus pistolas habían ido tiñéndola poco a poco.

- Ahora iremos a ver ese ajusticiamiento. - Dijo llevando la vista a la ventana, donde los rayos del sol eran cada vez más horizontales. - Y luego trazaremos un plan para esta noche. - Aseguró. Pero antes de levantarse tomó la petaca sin pedir permiso y le dio un buen trago, tendiéndosela luego directamente a ella. - Espere un par de minutos antes de llegar. Que no piensen que vamos juntos. - Le pidió, encaminándose a la puerta para dejarla a solas. Sin embargo antes de marcharse se giró para añadir algo más.

- Y gracias por todo.

Cargando editor
23/01/2015, 19:28
Maybelle Canary

Maybelle negó levemente a las palabras del sacerdote y cuando él dejó la petaca, la tomó ella para dar un buen trago y guardarla en su abrigo. Contempló al hombre moverse hacia la puerta mientras daba una nueva calada y soltó el humo antes de que él saliese por ella. 

- No eran los objetos lo que habían robado. - Dijo con voz grave, volviendo a mirar por la ventana. - Eran los cuerpos. 

Con esas palabras hizo un gesto de despedida con la cabeza al reverendo y se quedó en la caseta para terminar de fumarse el cigarro antes de volver al Saloon. Comprendía por qué el hombre no quería que los viesen entrar juntos y una media sonrisa se esbozó levemente en sus labios cuando la puerta se cerró tras él. Ella tampoco quería que la señorita Watson se pusiera celosa sin motivos.

Cargando editor
23/01/2015, 19:36
Wyatt Stolesouls

El Reverendo había cambiado. Las circunstancias lo habían cambiado y lo habían obligado a ser.

Ésta vez, Stolesouls tampoco era el mismo hombre que entró por la tarde con una letra en esa misma caseta.

Observó a su confesor y, con suerte, si no lo estaba mintiendo en la cara, a su aliado. A grandes pasos cruzó la distancia que lo separaba de la mesa que había entre los dos. Y se sentó, o mejor dicho se dejó caer sobre el primer sillón, sin dejar de mirarlo directamente, duramente, con su propia rabia contenida por los hechos. Escrutándolo.

-De acuerdo.- Espetó escuetamente.  Inclinó el peso de su cuerpo hacia adelante y alargó la mano para hacer suya una botella que había en la mesa.

-Yo le doy un nombre. El siguiente. Seré yo quién señale quién debe ajusticiarse, seré yo quién grave su nombre en el maldito registro de muertos de este pueblo…-  Arrancó el tapón de un mordisco y bebió. 

Era la primera vez que el Reverendo lo veía ingerir alcohol. Y eso no era una casualidad. Wyatt era un declarado abstemio. No de voz, sino de hechos.

 –Voy a entregarle mi alma. Y luego, usted, Padre. Será quién me cuente lo que sabe. Porque en éstos momentos ya no sé casi en quién confiar. Y no voy a hablar más sin nada a cambio.

Volvió a tragar un sorbo largo. Y aspiró aire medio asqueado.

-James E. Riley.

Dejó que pesara su voz ronca en el aire. Aquella posible sentencia a muerte. Y esperó su parte del trato.

Cargando editor
23/01/2015, 19:41
Reverendo Adam Strong

El rostro de Strong permaneció duro, serio, mientras escuchaba hablar a Stolesouls. En un esfuerzo consciente por ocultar todo rastro de emoción sobre lo que pasaba por su mente, el párroco escuchó lo que él decía y finalmente negó con la cabeza.

- Esto no es un trato. - Dijo entonces de manera firme. - Es una colaboración. Sólo entre todos podemos salir de esta. - Afirmó.

- Usted está con Francis. - Le recordó. - Y Francis es un asesino, como lo era Giesie. Y Lila. Ella confesó y me pidió que no dejase que fueran los forasteros quienes la matasen.

- He hablado con algunas personas. - Continuó después. - Alguien de confianza conoce su situación, Stolesouls, y se ha encargado de que usted encuentre consuelo en los brazos de otra persona. - Le dijo. - Susie. Es una buena mujer, y una amiga, así que espero que ella sepa darle las cosas que Francis no podía.

Antes de seguir Strong se tomó algunos segundos para que sus palabras calaran en la mente de Wyatt.

- No sé si ha escuchado el grito de Rosalind durante el ajusticiamiento. - Prosiguió. - Ella era el otro amor de Lila. Con la muerte de Giesie y la manera de Lila de quererle a él ese amor se disipó. Como lo hará el suyo por Prescott. - Aseguró, como si eso no fuera elección del fotógrafo.

- Esa persona de confianza y yo nos hemos encargado de que Prescott se reúna a escondidas con alguien más. Otro asesino. Y si esa persona cae, es probable que Francis lo haga también. Pero en cualquier caso usted está a salvo. - Le explicó. - Es un buen hombre, y de verdad espero que sea feliz con Susie. Sé que le voy a arrebatar a Francis, pero es necesario. Sé que lo entenderá, si no ahora, cuando él se haya ido.

- Francis y Riley no son los únicos asesinos. - Añadió después. - Hardigan también, y pertenece a otro grupo. Es con ese con el que Francis se encuentra. Y me tiene bastante enfilado.

Cargando editor
23/01/2015, 19:55
Reverendo Adam Strong

Pasaron varias horas antes de que el reverendo estuviera en disposición de hablar de nuevo. Hablar con Cody y tranquilizarle con respecto a lo sucedido lo primero. Dejarle las cosas claras al Sheriff lo siguiente. Y luego, ya continuaría la conversación con Maybelle.

Cuando ese momento llegó se podía notar la crispación del reverendo. Sin embargo no se había olvidado de lo último que su interlocutora le había dicho. Su tono a la hora de hablar era ahora, eso sí, mucho más seco, sin poder apartarse de la mente la imagen del pequeño Cody empuñando un arma. Sobre la mesa de la caseta descansaba no sólo colgante que debía ser un amuleto elaborado por los indígenas, sino también su alzacuellos. El hombre tenía la chaqueta abierta, mostrando sin ningún tipo de reparo la camisa ensangrentada. Sus ojos se encontraban aún encendidos por un enfado a medio masticar y sus manos descansaban sobre la mesa, tomando de vez en cuando el amuleto para jugar con él entre los dedos.

- Esos dos no van a salir vivos de aquí. - Aseguró al ver entrar a la mujer. Parecía mentira la cantidad de cosas que habían pasado en un día y cómo todo había cambiado.

Cargando editor
23/01/2015, 20:40
Wyatt Stolesouls

Cada vez que el Reverendo soltaba un nombre tenía la facultad o la propiedad  de cortar el aliento al fotógrafo.  –¿Su-susie?- La furia se desbordó en la mirada de Stolesouls.  –¡A Susie ni tocarla!¡¿ENTENDIDO?!- Amenazó levantándose de golpe y acercándose al hombre de fe, quién por unos momentos, pudo creer una bestia peligrosa salir de su botella en forma de hombre servil y caritativo. –Susie y yo… solo somos amigos.- Aclaró sentándose de nuevo al sillón y bebiendo apagando su cólera.  -Buenos amigos. Bueno, charlamos, desde hace tiempo. Solo de vez en cuando.- Creyó necesario puntualizar y restar importancia. –Está hecho un titiritero, usted.- Lo castigó con su juicio y opinión con el trémulo dedo índice.

-No sé qué demonios le habrán contado, Padre. Se lo he contado hoy, y he puesto mi dignidad en peligro al abrirle mi alma, así que no se burle. Toda mi vida, mi corazón solo se ha sentido impulsado por hombres. Desprecio a las mujeres. Son egoístas, manipuladoras, pérfidas, egocentristas y vánales.- ¿Entonces? Si tenía ésa opinión hacia ellas en general, y hacia Susan en particular… ¿Por qué se había hecho puesto una furia con aquella insinuación? ¿Por qué había admitido la amistad que entre ellos había? Si sentía algo por ella, algo más, era incapaz de admitirlo. Toda su vida se había dicho una realidad, cruda, compleja, censurable y difícil de admitir. Una vez conseguido era difícil dar marcha atrás, más pensando que si él era capaz de sentir algo por ella, muy posiblemente no sería correspondido. ¿Cómo iba a serlo?

-Le digo que James E. Riley y el maldito difunto Giesie lo mataron. Quedaron, se emborracharon ¡y quisieron divertirse matando un negro! Porque, según parece, chillan o sangran distinto. ¡O qué sé yo!… Qué barbaridad. Dirían, cualquier sin sentido de tener la oportunidad de excusarse. ¿Ha visto en qué mundo vivimos? Nos vestimos con ropas y nos llamamos civilizados.- Se llevó las manos a la cabeza y apuró la botella. -Ellos lo mataron. ¡¡Eso es lo que sé!! A sangre fría y por una estúpida diversión cruel. Y merecen, me perdone Dios por decirlo. Merecen su muerte. Con dolor. –Cabía preguntarse cómo lo sabía. Aunque la respuesta era muy sencilla. Había sentido como señalaba a Francis como asesino y no lo admitió, al igual que fue incapaz de negarlo. Quedó ahogado en su silencio, pero se delataba a sí mismo a pesar de querer protegerlo. Aún siendo como era. Aún sin saber porque sentía lo que sentía. ¿Amor?¿Capricho?¿Cariño?¿Admiración por la belleza y armonía en la que puede tejer el mundo? Sensibilidad ¿Por un canon? ¿Una imagen? Al fin y al cabo, su vida se definía en obtener poesía en imágenes.

Se levantó de la silla, tambaleante.

¿Embriagado?

No obstante, si bien podían ser los efectos que el alcohol ejerce sobre aquellas personas poco acostumbradas, bien era demasiado temprano para surgir tales en un cuerpo humano. -¿Otro grupo de asesinos?¿Qué es éste nuevo cuento?- Se dispuso a huir de ahí. De aquél demonio que sabía más que la propia persona. –Quería saber qué sabía y ya se lo he dicho, Señor Strong. James y Giesie mataron al nuestro amigo “Vengador”. Mañana haré lo que hay que hacer.

Y así se fue.

Cargando editor
23/01/2015, 20:45
Reverendo Adam Strong

Adam Strong observó la desproporcionada reacción del fotógrafo y aún sin querer se apartó un poco hacia atrás, impresionado. Sin duda el hombre estaba afectado, y no era de extrañar. ¿Era sólo la ejecución, o algo más? ¿Culpa por lo de Francis?

- Espere. - Le dijo cuando él terminó y se dispuso a irse. Luego exhaló el aire despacio una, dos, tres veces, y aguardó hasta que pudo hablarle en un tono más amable.

- Desde el principio fueron dos grupos. - Empezó a explicar entonces. - Uno fue el que atacó a El Revenger, otro el que atacó a Susie. Del tercer ataque, del mío, todavía no he encontrado al culpable.

- Puede despreciar a las mujeres, - Continuó después. - pero aunque así sea, le pido que cuide de Susie. Ella es lo contrario a lo que describe, y me gustaría que tuviera algo bueno en su vida. Si no quiere o no puede amarla, simplemente cuide de ella. Tómelo como un favor personal.

- En cuanto a Francis... - Siguió antes de frotarse los ojos. - Estoy buscando otra forma de hacer las cosas. Una que no requiera que el chico muera. No es malo, pero la educación que ha recibido nos pone en peligro a todos. Lo único que puedo asegurar por ahora es que usted no caerá si a él le pasa algo, como no cayó Rosalind con Lila. - Afirmó, tratando de explicarse. - Intento protegerle, Wyatt. Con toda esta muerte, ambos sabemos que sólo es cuestión de tiempo.

- Por favor, quédese unos minutos. Tranquilícese. Hagamos esto de la mejor manera posible para todos.

Cargando editor
23/01/2015, 21:00
Wyatt Stolesouls

Ya estaba fuera, cuando la voz del Reverendo lo alcanzó. La luz que salía de la puerta entreabierta dibujaba una sombra larga delante de sí. 

En el abrigo de la noche, Wyatt suspiró, y se dejó empapar por el frío antes de entrar.

-Está bien.- Susurró con voz queda sin cruzar del todo la puerta. -Tiene cinco minutos.

Cargando editor
23/01/2015, 20:23
Maybelle Canary

Maybelle abrió la puerta sin llamar y su ceja se enarcó lentamente al contemplar la imagen que encontró dentro de la caseta. Había visto a ese hombre cambiar por completo desde esa mañana y tenía toda la pinta de estar a punto de derrumbarse. Se alegró en ese momento de haber propiciado que tuviese a la señorita Watson a su lado para apoyarlo.

Carraspeó antes de pasar y caminó hasta la mesa para dejarse caer en la silla frente al reverendo. Sin decir nada sacó la petaca y la bolsa de tabaco y las dejó sobre la mesa.

Tardó todavía algunos segundos en hablar, durante los que tan sólo escrutó al hombre. Su rostro, sus manos, el alzacuellos y el amuleto. Finalmente, señaló con la cabeza los dos objetos. - ¿De qué va eso? ¿Tiene una crisis de fe, Adam? - Preguntó entonces. Y durante un instante pareció que no iba a decir nada más, pero añadió otra pregunta. - El chaval... ¿Está bien?