Partida Rol por web

Listo

Justo al llegar al vehículo policial charlando alegremente con Nishijima, Kurusu levantó la vista y vió que las puertas del templo se cerraban encerrando a Yunly en su interior. Todo lo que sucedió a continuación fue un visto y no visto. El oficial entró al vehículo, arrancó y empezó a acelerar como un loco hacia la puerta del edificio, atropellando sin piedad a los fieles rezagados que aún no habían entrado. Durante la marcha, y ante el increíble asombro de Nishijima que seguía de pie cerca del puente, gritó por la ventanilla del coche.

- ¡Nishijima! Van a matar a Yunly y hacer explotar explosivos...¡cubrenos mientras salimos del lugar!

Estampó el vehículo policial contra la puerta, saltando del mismo justo unos segundos antes del impacto, rodando por el suelo, y levantándose con presteza. La entrada no había cedido por lo que presionó el detonador, provocando una explosión descomunal que hizo saltar por los aires y morir en el acto a decenas de fanáticos. Yunly había salido ilesa de milagro y con la distracción, esperaba que saliese corriendo del lugar mientras Nishijima y él le proporcionarían cobertura.

- ¡Nishijima! ¡Cubre a la muchacha! No dejes que la asesinen ahí dentro ¡Fuego!

¿91? xD Ni siquiera sale como éxito.

Mientras los agente intentan hallanar la morada, Tsubasaki sale de su jaula y hulle por una puerta trasera.

Yunly no puede correr, le tiemblan las piernas y se encuentra realmente aterrorizada, para su sorpresa sí que está un poco agredida, tiene arañazos y algún más que otro moratón.

Kurusu se lleva algún más que otro rasguño de la caída, pero sin importancia.

El vehículo explota exitosamente, provocando fuego en el interior. El gran salvador Nishijima corre en busca de la desnuda joven.

¡FUEGO, FUEEEEEEEGO!

Entre golpes, puñetazos, empujones y arañazos logró llegar hasta el diario de la joven que estaba tirado en el suelo y lo recogió. Sabía que si se quemaba y se destruía, la joven podía morir en el proceso. Después salió junto a cientos de fanáticos que huían despavoridos por el fuego que empezaba a quemar toda la estructura y se reunió con Nishijima, que ayudaba a la joven desnuda a desplazarse. A duras penas podía moverse y por poco había sido violada. 

¡Yunly!, ¿estás bien encanto? Dijo el oficial conteniendo las lágrimas y quitándose la chaqueta para cubrir la joven. Después la levantó en volandas mientras seguían huyendo del lugar. Aquello se convertiría en un infierno. ¡Nishijima, llama a los servicios de emergencia! Hay mucha gente inocente atrapada. ¡Deprisa por favor! Debia agradecerle apropiadamente después por la ayuda prestada. Kurusu se sentía mal por haber desconfiado de su amigo de toda la vida. Aquel hombre había sido ejemplar.

Gracias a la rápida actuación de Nishijima, una ambulancia , procedente de un puesto cerca de sanidad, trajo consigo a la enfermera. Quién al ver el incendio y personas salir de allí se horrorizó.
 

-Encuéntrala... -comentó con la mirada perdida, ordenándoselo a Kurusu- y tráemela

No comentó nada más, pero se intuía las intenciones de la joven.

-No es ninguna propietaria de un diario del futuro.

Tenía la mirada vacía, como si en algún momento de su vida, hubiese visto a esta pasar rápidamente.

-¿Qué ha ocurrido aquí? -preguntó Mizuki, horrorizada por la escena, que parecía sacada de una película de guerra. El fuego parecía estar por todas partes y mientras los morobosos se acumulaban tras la línea de seguridad que la policía había establecido, los heridos parecían estar por todos lados.

Cuando llegaron a la ambulancia, depositó con sumo cuidado a Yunly en una camilla al cuidado de Shimizu y dándole un breve beso en los labios, le susurró.

- Te la traeré enseguida, descuida.

Después se adentró en el edificio buscando un acceso que le llevase a la parte inferior. Sabía que estaba allí sin posibilidad de salir... probablemente le estaría esperando, sabiendo el final que le esperaba. Lo que le había intentado hacer a Yunly era imperdonable y su destino ya estaba sellado.

Después de buscar unos minutos encontró el lugar por donde había descendido la sacerdotisa. Desenfundó el arma y avanzó hasta encontrarla...

- Como ya dijiste, omekata...he entrado.

Me hallo afuera del lugar. Aquella pequeña salida me proporciona ir hacia el exterior. El pergamino no deja de señalar Dead End. Aquí está el final. No continuaría siendo una de las maronietas de Deus, pero, al menos, mi objetivo casi se cumple.

'El policía te encuentra', 'la quinta te asesina ante los ojos de todos'.

Yo, una sacerdotiza entregada y leal, tendría mi muerte en un santuario. Para los griegos esto sería impensable, en cambio... para estos jugadores parece que no tiene importancia alguna. ¡Qué desconsiderado!

Se dirigió a la sacerdotisa a sabiendas de que después que hablaran, la llevaría ante Yunly quien sin lugar a dudas, la ejecutaría. Sin embargo, quería darle el gusto de enterrar su pergamino en el mismo templo si gustaba en realizarle una profecía. Quería saber si podrían acabar con Yuno y cuál sería el escenario ideal.

- Se que sabes cual es mi  mayor deseo..., quiero acabar viviendo junto a Yunly, felices ambos y teniendo hijos a quien cuidar y amar. No te preguntaré si eso es realizable o no. Quiero algo más inmediato...queremos acabar con Yuno y saber el escenario ideal para ello. Tu ves el futuro en tus profecías...¿Tendremos éxito? ¿Hay alguna clave para lograrlo? Llevo dándole vueltas y solo veo la posibilidad de separarlos y atraer a Yuno hacia una trampa...ella haría cualquier cosa por ese muchacho. ¿Que puedes decirme al respecto? Si me respondes...dejaré que entierres tu pergamino aquí en el templo, para que se conserve y no sea destruído.

Sabía que la sacerdotisa veía el futuro. No iba a mentirle. Esa sería su promesa y la cumpliría si le respondía, antes de llevarla ante Yunly.

El hombre había dado en un santiamén conmigo. Era listo el cabrón. Lo miro y me incorporo en mi baja estatura. Quiere acabar con Yuno, la odiosa y molestosa Yuno, la culpale de todo.

-Me harías un gran favor que acabes con ella. No acabarás con Yunly, eso se sabe, ¿no? Deus tiene la vista puesto en alguien con más rango... pero el futuro es indeciso. El diario dice que la separes de Yukki. Ella se vuelve agresiva si le atacan a él. Un sedante es lo mejor. Pero... tienes que saber que ella es igual como yo. No somos jugadores, somos marionetas de Deus. Elegimos a nuestro mejor candidato. Akise escogió a Hitoshi, Yuno a Yukki y yo... Has chafado mis planes.

Pese a que esa jovencita pueda que muera... ¡Es impura! ¡Como yo! Podría haberla protegido. No es de este mundo y no volverá al suyo... Ustedes no érais mis candidatos, de hecho... lo es ese John Balks. Tiene un gran potencial.

Pero... por otro lado, seguro que te encuentras a alguno más como nosotros y os haya elegido... ¿Le has preguntado a Nishijima? ¿Te suena el nombre de Minene? -sonrío. Él parece confuso. Le estoy contando todos los planes de Deus... Total, voy a morir-.

No era necesario responder, Kurusu moriría por Yunly y eso iba a ser así. Pese a que ambos habían prometido que llegado el momento, él tendría que acabar con ella...no lo iba a hacer. La profetisa lo sabía, Kurusu lo sabía, Deus lo sabía, con eso bastaba. La forma de poder acabar con Yuno la intuía desde el principio, había que separarla de Yukki. Juntos, eran prácticamente invulnerables. Lo que más le sorprendió y confundió es que le hablase de Nishijima y su mujer...siempre consideró a su subordinado un excelente compañero, y se alegraba por su matrimonio, y los dos mellizos que iba a tener. ¿Que pretendía decirle la sacerdotisa? 

- Tienes razón, no comprendo muchas cosas de las que me hablas pero doy por hecho, que llegado el momento, las entenderé...quizá tarde, nunca se sabe. Cómo lo prometí, entierra tu pergamino y acompáñame... ¿Hay algo más de lo que puedas advertirme? ¿Tendré nuevamente sexo con la joven esta noche? Dudaba si respondería aquella pregunta pero Kurusu sintió curiosidad.

Esperó a que enterrase en lugar seguro, y difícilmente accesible para nadie, el pergamino. Después la acompañó, trastcolocarle unas esposas, hasta la salida del templo donde se reunió con Yunly y los demás...

Me sonrojo ante su pregunta... ¿Realmente quería saber aquello? Sonrío y niego con la cabeza.

-No se sentirá segura. Déjale espacio, no te extrañes de que se vuelva un poco reservada. Estaba a punto de ser... -hice una pausa, no quería detallar-.

Acto seguido, observo cómo entierra el diario y nos dirigimos hacia la salida. Mi fin está llegando.

Llamada procedente del Alcalde...

Hay un pervertido en mallas en el tejado del Instituto, deja lo que estés haciendo y ven a atrapar a este loco enmascarado... ah, y quiero un informe oficial sobre el caso del asesino en serie, lo que sea que pasó en la comisaría, lo de las bombas en el parque de atracciones, lo del ataque de veneno en el parque, la pelea de mujeres en el hospital, el "heroe enmascarado" aquel y por último quién es Yunly Amano.

Llamada para el alcalde.

... Shhhh...click click...shhhh...¿Me...oye..shhh...señor alcalde? Shhh. ¡Le recibo....shhh...francamente...shhh....mal! Corto.

Kurusu había pasado olímpicamente de la llamada del señor alcalde, pero dad la insistencia, hizo ver que tenía mala cobertura. Se sintió orgulloso por su intrerpretación, merecía un jodido Óscar. En su cabeza seguía dándole vueltas a lo que le había respondido la sacerdotisa, erancomprensible que la joven se sintiese así después de lo ocurrido y suspiró un poco decaído. La sacerdotisa parecía sonreír disfrutando de la reacción del hombre pese a haberse sonrojado hacia escasos momentos. Al llegar hasta Yunly, quién estaba dentro de un nuevo vehículo policial, con las heridas vendadas y sentada en el asiento del copiloto, la saludó enseñándole quién le acompañaba y le susurró.

- Aquí no, vayamos a la comisaría, a las celdas. 

El oficial metió a la sacerdotisa en la parte incomunicada de atrás del vehículo y tras despedirse con afecto de la enfermera y Nishijima, emprendió el camino a la comisaría.

- Gracias por todo, Shimizu, Nishijima. Nos vemos después. Estaré en la comisaría redactando el informe de lo ocurrido...

Y se marchó y a su velero le llamó Libertaaaaaaaaad...