Partida Rol por web

[HLdCN] 2x Diez Negritos

Día 1: La Cena

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15/02/2015, 23:01
'Director

Día I: La Cena

Finalmente, los invitados fueron congregados en el comedor de la mansión para compartir una fastuosa cena. La estancia se encontraba en concordancia con el resto de la mansión, con su mobiliario y decoración exquisitos, la exuberancia imperante de las finas facturas y el buen gusto.

La mesa principal, alargada y con suficientes sillas, tapizadas en terciopelo iraní con toques de seda y ribetes de oro, en número más que suficiente para albergar a todos los presentes con comodidad y distinción.

Fuera, las penumbras de la noche cubrían el caluroso día con piedad. Alguna ventana, aún abierta, dejaba pasar una brisa marina que refrescaba el ambiente. Las altas estancias de la casa y sus gruesos muros, aseguraban un interior fresco y confortable, incluso en calurosas noches como las que se vivían en el verano de las meridionales (para ser inglesas) costas de Devon.

Pronto el servicio tuvo comenzó a poblar la mesa con los más suculentos manjares. Muchos de ellos exóticos, otros más comunes, la mayoría de cariz marinero, aunque no faltaban las excelencias de las tierras interiores. Se notaba, por suerte, el toque francés en las preparaciones y recetas.

A nadie pasó desapercibido un detalle extraño. En el centro de la mesa, una nota discordante hacía torcer los ojos. El buen gusto de la decoración se veía abofeteado sin piedad por unas esculturas, sin duda africanas, que vestían el centro de la mesa. Diez en total.

Diríase que se trataba de mujeres, negras todas ellas, de un negro africano muy profundo, tan profundo como salvaje, tan oscuras como el ébano en que estaban talladas.

Dispuestas en dos grupos enfrentados. Uno más numeroso y estilizado, otro más tosco y desgarbado.

Era difícil imaginar qué había llevado a tan exquisita decoradora (o decorador) incluir aquellas piezas en el lugar. Más parecía una broma de mal gusto o que encerrara algún significado difícil de dilucidar. Quizá algún detalle sentimental importante albergaban y, sin duda, sería un buen tema de conversación para hablar con los anfitriones... cuando se dignaran a hacer acto de presencia.

Sea como fuere, todo apuntaba que la cena daba comienzo y no parecía que debieran esperar a nadie más. Para corroborar el hecho, el señor Dyle, el mayordomo, apareció con la noticia que mr. Owen, anfitrión y dueño de la casa, no aparecería hasta mañana a mediodía. Presentaba sus excusas por tal desgraciado contratiempo y ponía a disposición de todos tanto la casa como el personal de la misma.

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16/02/2015, 08:00
Sir Gustave Cavanough

Sir Gustave había aprovechado el tiempo antes de la cena para cambiarse su traje de viaje de tela príncipe de Gales, (y su sombrero, abrigo y paraguas), por un esmoquin negro con pajarita-lazo (como el del avatar).

También parecía haberse aseado para quitarse el sudor del viaje.

Cuando el señor Dyle hizo referencia al anfitrión y dueño de la casa, sir Gustave reprimió un gesto de desagrado. Había estdo pensando en ello y ya hacia tiempo había llegado a la conclusión de que solamente había dos opciones.

Voy a seguiros el juego, pero tengo muy claro que o esto es una extraña broma que aun no se ha acabado, o el anfitrión o anfitriona ya se encuentra aquí. Desconfié hace tiempo, pero el reparto de habitaciones fue un error de principiante. Es cierto que no nos tendríamos que enterar de que no quedaban habitaciones libres, solo lo sabria el servicio, pero no contaban con que alguno de nosotros preguntaramos al nuevo una pregunta directa al respecto... Error de novato, como digo. A una mente hecha para el misterio, este punto no podía escaparsele. Como tampoco se me escapa que el señor Owen comparta nombre con el apellido de los anfitriones... ¿Una pista falsa para provocar despiste quizás?... La pregunta ahora es... ¿a qué se debe todo este montaje? - Pensaba con autocomplacencia Gustave.

Las figuras del centro de la mesa eran una decoración poco frecuente, quizás más propias de la chimenea de una sala de trofeos de caza que del comedor, peroGustave no era un gran conocedor del diseño de interiores ni de las extrañas modas que iban surgiendo, así que tampoco comentó nada de esto.

Finalmente, se animó a hablar:

Bueno, parece pues que no tiene mucho sentido esperar por los anfitriones para comenzar las presentaciones... Mi nombre es Gustave Cavanough, soy escritor. He sido invitado aquí por la señora Owen, a quién por mucho que me he esforzado, no he conseguido poner cara ni recuerdo. Lo cual me hubiera hecho desistir a este viaje de no ser por estar buscando inspiración para mi próximo libro... y mi alimento son los misterios. No podía dejar de venir a comprobar por mi mismo qué había detrás de esa misteriosa invitación. Lo único que queda por decir es que soy Galés. No creo que sea extremadamente relevante, pero las dos banderas del salón del piano me indican que quizás para alguien si sea pertinente mencionarlo

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16/02/2015, 11:38
Eleanor Morstan

La cena que me había llevado rato preparar estaba siendo servida a los comensales, y éstos comenzaban a charlar. Ciertamente la decoración de la casa entera era peculiar, pero.. ¿quién era yo para juzgarla? Las figuritas negras parecían inquietantes, y desde luego no eran de mi agrado.

-Espero que disfruten de la cena, con su llegada no hemos tenido mucho tiempo para prepararlo todo como debiera ser -dije, un poco avergonzada.

En la despensa de la casa, bien surtida, habíamos encontrado viandas exquisitas. Para la cena, sabiendo que la gente suele gustar de cosas ligeras antes de dormir, preparé embutidos y una sopa como entrante, servidos con vino de Burdeos, y como platos, ensalada, pescado asado y perdices trufadas. De postre, el helado de frutas que preparé desde hace unos días, y bizcocho con frutos secos, todo regado con los vinos abundantes y variados del que nos premitió disponer el señor Owen.

Escuché al señor Cavanough.. tampoco él conocía a su anfitriona. Era realmente misterioso.

 

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16/02/2015, 12:34
Martin Crowden

Martin acompañó a la señorita Dupont hasta su cuarto, mientras le escuchaba contar una historia sobre un músico que no le interesaba especialmente, aunque puso cara de interesado todo el camino, a sabiendas de que fingir se le daba bastante mal y que esa señorita no parecía tonta, ni mucho menos, y que se estaba dando perfectamente cuenta.

Martin se despidió y bajó a su planta para llegar a su habitación, sonriendo a quienes se iba encontrando por el camino. Entró en su habitación y se cambió de ropa, aunque no veía necesidad ello, ya que su vestimenta no desprendía ningún mal olor y estaba perfectamente limpia. Decidió ponerse su mejor camisa y su mejor jersey, y bajar a cenar así con el resto de comensales.

Escuchó la presentación del señor Cavanough con pocas ganas, no le infundía ninguna simpatía el caballero, más bien parecía hacerse el interesante con ese rollo del misterio. Pero algo que dijo aquel hombre sí que animó a Martin a presentarse también.

- Buenas noches a todas y a todos. Mi nombre es Martin Crowden y, pese a ser un hombre sencillo, tranquilo y no escribir libros como este caballero, sí que creo que es interesante que sepan que también fui invitado por los Owen, y que tampoco les recuerdo realmente. Aunque no me extraña -dijo Martin sin alterarse-, a este paso no sé si van a aparecer por aquí, incluso empiezo a dudar de si existen realmente. Por cierto, estas figuritas son muy..., peculiares. Es probable que los Owen, si es que existen, no pagaran adecuadamente a los decoradores de la casa...

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16/02/2015, 14:08
Frederick Von Baach

Mientras todos desgustaban los platos preparados por el servcio de la casa, frederick mira a su alrededor, el espectaculo no cambiaba.

Derrepente escucha hablar en medio de la cena a una de las sirvientas. - Que mal educada, interrumpe la cena. ¿Y además no estaban preparados para nuestra llegada? Yo siendo dueño de esta casa sancionaría esa situación.

Termina de comer y disculpandose con los presentes, se levanta y se dirige a su habitación.

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16/02/2015, 14:53
Yvette Mercier

Cuando ya han llegado todos los invitados procedo a servir los embutidos, después entro en la cocina y salgo de nuevo al comedor empujando el carrito con los platos hondos y la humeante sopera. Me he permitido probarla y Eleanor se ha lucido, está deliciosa.

El servicio francés suele ser más rápido y práctico, pero adaptándome decido servir la mesa al estilo inglés, no sea que a alguno de los comensales le dé un patatús por tener que escanciarse la sopa él mismo. De modo que tras colocar los platos hondos les voy sirviendo la sopa, como dicta el protocolo, siempre desde la izquierda de cada comensal.  

Sin un momento de respiro me paso la cena sirviendo platos y rellenando copas. A la sopa y los embutidos le siguen la ensalada, el pescado asado y las perdices trufadas. -Madre mía, si se lo comen todo ya pueden ir a cagar al monte.

Finalmente, servidos todos los platos, sirvo el helado y el bizcocho en unas elegantes copas de cristal y permanezco atenta, pues seguramente aquellos tragaldabas querrán meterse algún lingotazo de whiskey o de coñac entre pecho y espalda antes de irse a dormir.

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16/02/2015, 15:03
Jacqueline Dupont

Mi querido Sr. Crowden, me despido con cortesía, ha sido usteduna exquisita compañía. Pero una dama debe seguir un protocolo. Me beso el guante y se lo dirijo. 

Al cabo de un rato vuelvo a salir al pasillo. Me deslizo delicadamente por las escaleras, y me dirijo hacia el comedor. La exquisitez en el diseño de la casa me deja asombrada. Podría yo también cambiar la habitación a azul cielo, en vez de cian, como lo tengo ahora. Pienso mientras cruzo la puerta del comedor. Observo al resto de comensales. Veo que no hay ninguna dama todavía.  Como manda el protocolo, yo sí las esperaré. Es entonces cuando reparo en las figuritas. ¡Qué belleza tan extraña! Acaricio el ébano y me paseo por la habitación en espera del resto de mujeres.

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16/02/2015, 16:32
Erasmo Gaylord

Buenas noches llegó el tímido chico de ojos azules y pelo rizado y rubio. Se sentó en la mesa y observó el salón. Mi nombre es Erasmo Gaylord. Soy de Inglaterra. Aunque me crié al sur vivo y trabajo en la zona oeste. Quizás ya lo hayan notado por mi acento. sonrió ligeramente. Y no. Yo tampoco se exactamente lo que hago aquí. entonces se percató de las figuras aquellas y como desentonaban con el resto de la decoración Espero que al menos pasemos una buena velada y supongo que mañana nos será revelado tanto misterio en torno a tan extraña cita y reunión 

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16/02/2015, 17:58
Benoni Fausto Predatore

Cuando se cansó del panorama y de meditar al respecto de si sería o no un terreno óptimo para hacer de la isla un gran campo de golf, también Fausto entró a la Mansión para abrigarse del frío que, por contraste, empezaba a dejarse sentir.

Paseando, de forma distendida por el lujo y la ostentación de sus salas, se entretuvo como amante del arte en algunas de ellas a apreciar las distintas obras, a observar cuadro por cuadro de los que estaban colgados en las paredes sin preocuparse muchos, ni entablar conversación con los posibles otros huéspedes que pudiese encontrarse en su camino. Si alguno le dedicó algún saludo, lo respondió con cortesía, pero buscó confraternizar poco más, sería otro cuando se hubiese acomodado y asentado en su habitación, quizás con una buena cena frente de sí.

En cuanto las habitaciones estuvieron dispuestas y distribuidas, el Sr. Predatore subió no solo para ubicar y acomodar sus pertenencias, sino además para asearse, cambiarse, y afeitarse. No sería el único, al menos entre los que habían gozado de buena educación. Por ello pasaron despreocupadamente algunas horas hasta que no pudo vérselo de nuevo entre los invitados.

Para aquél entonces, recibía la noche y la gala, con un color opuesto que el que ostentó al llegar. Lucía un negro smoking, rico en texturas y ajustado a medida. Con puños de oro, y zapatos de trecientos dólares. Inmaculado de pies a cabeza, sin un hilo fuera de sitio y ninguna mancha osada ensuciando su pulcritud.

Y bajando las escaleras con ritmo y agilidad inusual por su peso y edad, mostraba en sus labios bailando otro de aquellos cigarrillos que nunca parecían faltarle o consumirse.

Cuando entró, saludó con pasó regio y una leve inclinación no faltada de cortesía al resto de los comensales y se sentó a un sitio apropiado a su elevada posición. No, sin antes, detenerse y mirar una de esas esculturas sosteniéndola en sus manos a tiempo de casi escupir sin ninguna reserva: - De pésimo gusto. - Tras soltar el aire contra la horrorosa figura la devolvió sin mucho cuidado donde la había encontrado. - Deberían de quemarlas. – Objetó. Pero pronto se despreocupó en pos de asuntos más relevantes, como era la comida.

La anfitriona, se hacía esperar y su mal humor iba en aumento hasta que vio la urgencia de ahogarlo cuando lo insultaron con aquél anuncio de su ausencia. A pesar de ello, se comportó como era de esperar, comió, bebió y entabló conversación como uno más y solo se levantó para ir un salón a fumar con los hombres cuando fue el momento de juntarse a contrastar anécdotas y trazar negocios.

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16/02/2015, 18:14
Owen Cray

Owen comió un poco en la cocina donde ayudó en lo que le pidieron, no es que supiera cocinar, pero sí pelar patatas y hortalizas. Cuando vió que la urgencia por sacar tanta comida apremiaba y que ya poca más ayuda podía ofrecer decidió salir de la cocina para no entorpecer al servicio y se dirigió al comedor.
Si algo tenía claro era que él no era un invitado, así que no se sentó a comer con los demás.
Si necesitan que avise a alguien del servicio solo díganmelo y haré de intermediario. Repitió a los diferentes grupos que se iban formando. Luego se ubicó de pié cerca de la ventana con la cabeza ligeramente levantada pero sin mirar a ningún lugar concreto, quizás fuese porque era silencioso o porque aquella "pose" de guardián le venía que ni pintada por su espalda ámplia, pero el caso es que pasados unos minutos parecía formar parte del mobiliario.
Solo enarcó una ceja cuando Gustave dijo el nombre de la señora que le había invitado, Owen. Tras el halo de misterio que habían formado en ese lugar Owen no dudó que lo habían contratado por su nombre, para añadir seguramente un pequeño y nuevo detalle morboso al asunto. Gustave al menos sabía quién le había invitado, Owen no tenía ni idea, tampoco le importaba ya que le habían pagado por adelantado y en muchos de sus trabajos temporales nunca había llegado a conocer a sus jefes. Suspiró, realmente envidiava a aquella gente, seguramente el hecho de que su anfitrión les hiciese esperar durante un día sería lo más interesante que les había sucedido en la vida y lo relatarían al volver a sus hogares, con voz excitada, una y otra vez, a todo aquel que tuviera la paciencia de escucharles.

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16/02/2015, 19:06
Everet Schuls

Después de subir a su habitación y asearse y refrescarse el joven Everet tomó asiento donde le indicaron, viendo que la gente se presentaba tomo un trago antes de ponerse en pie al llegar su turno, el no era ducho ni en protocolo ni en relacionarse con gente que no conociera aunque tenia la mejor de las famas en su puesto de trabajo, ganada con sudor y con un trato cariñoso y exquisito a todo enfermo fuera cual fuese su enfermedad.

Soy Everet Shuls, pero me podéis llamar Everet, no tengo ni la edad ni la razón social para formalismos, es de agradecer la invitación a esta maravillosa isla aunque realmente a día de hoy no se a ciencia cierta el motivo, supongo que será para cuidar a alguien.

Everet hace gesto de sentarse pero justo antes de topar sus posaderas con el mullido relleno de la silla vuelve a levantarse cual resorte.

Como ya he dicho no soy muy de protocolo ni de formalismos, serian los invitados,al menos uno tan amable de explicar para que son tantos cubiertos?

Gracias.

El tiempo que tardo en sentarse fue lo que demoro sus mejillas en tornarse de un visible rojo, nunca había hablado en publico y menos en una situación como la acontecida, lo de los cubiertos no le entraban en la cabeza, cuchillo y tenedor para que mas? .Pero prefería mil veces exponer sus preguntas en publico que hacer mil veces el ridículo ante tanto pilar de la sociedad.

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16/02/2015, 19:17
Prudence Bennett

La Señora Bennett bajo las largas y lustras escaleras que llegaban a su habitación, sin su inseparable sombrero ni chaqueta de igual color, demostrando que pese al tiempo de una isla típica del país allí hacia el suficiente calor como para no tener que seguir vistiendo de abrigo. Al llegar junto al resto empezó la cena y el mayordomo jefe disculpo la ausencia de los anfitriones. Eso dio pie a que todos, al igual que ella, se preguntaran que clase de mala broma era todo aquello. Y empezaron a presentarse y hablar. Primero los hombres como marca la tradición, pero ella no era del todo tradicional.

-Buenas noches.-Se dirigió a la mesa.-Soy la señora de Bennett, Prudence Bennett.-Se presente por segunda vez, ya que la primera lo hizo con la mujer de la libreta, aquella mujer de exquisito gusto en sombreros.

-Y dado que han mencionado que no recuerdan a los anfitriones, me han dado pie a pensar que al igual que yo, son viejos amigos de Oliver o su esposo, lo cual me tranquiliza en parte, pero a la vez me preocupa el hecho de que ninguno recordemos sus rostros y que aun no hayan hecho acto de presencia. Ni siquiera el servicio parece saber nada de ellos. Por lo que si esto es una broma del nuevo continente, me gustaría que nos los dijeran ahora, este tipo de humor no es agradable.
-Hablaba a medida que su tono de voz sonaba mas severo.

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16/02/2015, 19:59
Dr. Dumont Champlain

Tras la interesante llegada a la isla del negro el anciano doctor paso el resto de la tarde en su habitación, para bajar a la hora de la cena adecuadamente vestido y aseado para la ocasión. Apreciando los detalles de la mansión incluido esas extrañas figuras

-que cosa mas rara, parecen grotescamente fuera de lugar, como algo que se le ocurriria a esos locos dadaistas de Paris-

Poco después la cena es servida y toma asiento, observando la exquisita cocina, y decoración de la mesa, figuras aparte. Aunque la ausencia de los anfitriones es una gran contrariedad, algo verdaderamente grosero y fuera de lugar que le hace fruncir el ceño cuando la sirvienta lo anuncia

Cuando algunos invitados empiezan a presentarse escucha con atención y se pone en pie tras la señora Bennet -Caballeros, soy el Doctor Dumont Champlain. aunque hace tiempo que no ejerzo la medicina. Mi tiempo esta actualmente ocupado por la industria farmacéutica de la que poseo una pequeña factoría. Como todos los que han hablado hasta ahora desconozco la razón de esta invitación o a los anfitriones. Pensaba que serían representantes de alguna farmaceutica inglesa, pero nada mas ver al resto de invitados descarte esto. Así que ahora mismo estoy perplejo. Y antes de sentarme permitanme felicitar a la cocinera por esta exquisita comida que me hace sentirme como en mi patria. Excellent-

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16/02/2015, 20:35
Sir Gustave Cavanough

El señor Schuls parecía un buen hombre. Algo nervioso y fuera de lugar, pero buen hombre al fin y al cabo, de modo que Gustave quiso hacerle sentir un poco mejor.

Lo cierto es que a veces tanto cubierto resulta angustioso. Le propongo que coma con estos de aquí, que son los de carne - Dijo levantando dos cubiertos - y si quiere más tarde le explico el resto. No se preocupe por esto. Yo comeré solo con estos cubiertos también para acompañarle hoy.

No quiso prolongar la interrupción. Aun quedaban varias personas por presentarse, sin contar a aquellos que habían abandonado ya la sala sin decir palabra.

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16/02/2015, 21:11
Everet Schuls

Ante la explicación del Señor Cavanough Everet inclino varias veces la cabeza a modo de agradecimiento,le dedicó la mas sinceras de las so risas y con voz temblorosa solo pudo decir "Gracias Señor"

Notas de juego

Desde el movil

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16/02/2015, 21:19
Alfred Dyle

Alfred aparece donde se encuentran todos los invitados degustando la cena, al parecer todo era del agrado de los invitados (o al menos eso esperaba él) lo cual se hacía sentir satisfecho con el trabajo aunque el servicio no hubiera tenido tiempo de acabar las labores como deseaban.

Espera que su aparición en la sala cause el efecto deseado y las personas allí presentes presten atención:

-Damas y caballeros en primer lugar mis disculpas por interrumpir un momento tan deleitoso como es el de una cena, pero he de comunicarles una noticias que seguramente sera de su interés; El señor de la casa ha sufrido un contratiempo y le será imposible llegar hasta por lo menos mañana al mediodía. El señor me pide que por favor acepten sus más sinceras disculpas por esta desavenencia, no obstante si necesitan algo el personal del servicio estará aquí para atenderles. Sigan disfrutando de la velada.

Acto seguido Alfred se retira para seguir con sus quehaceres.

Notas de juego

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16/02/2015, 23:12
Leonard Clement

Tras refrescarme en mi habitación, me abotoné la camisa. Había estado muy callado en el embarcadero y durante el traslado a la mansión. Aún rondaba por mi cabeza  lo sucedido en mi vicaría...Debía intentar olvidarlo, por eso estaba allí. No me apetecía hablar con nadie, por mí, subiría una botella de buen whisky escocés y me encerraría a, simplemente, dejar pasar el tiempo.

No, Leonard - me dije a mi mismo - Debes forzarte a bajar ahí y mantener una agradable conversación con los demás invitados.

Me puse el alzacuellos, me coloqué la chaqueta y bajé a comer.

Tomo asiento y procedo a presentarme ante la gente que me rodea.

Muy buenas. Mi nombre es Leonard, Leonard Clement. Soy pastor anglicano. Ando por aquí de...digamos...retiro espiritual. Buscando la inspiración para proseguir mi labor.

En ese momento, Alfred nos indica que nuestro anfitrión se retrasa. Realmente no me parece un grave contratiempo. Al no estar el anfitrión podré disculparme antes y proseguir con el plan del whisky y la soledad.

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17/02/2015, 00:01
Penny Barrow

Penny había soltado una risita mientras daba una vuelta, girando sobre sí misma cuando Wesley había alabado su aspecto. Al terminar el giro estaba a punto de empezar a hablar cuando alguien del servicio les indicó que podían pasar a cenar. Así que se colgó del brazo de Wesley y caminó hasta la mesa. Sus ojos curiosos recorrieron el comedor con deleite, hasta que se encontraron con esas figuras que atentaban contra el buen gusto.

- Oh, Wesley, mira que figuras más horrorosas. - Declaró en un susurro con su franqueza habitual. - ¿Por qué las habrán puesto sobre la mesa? Desentonan con toda la casa. Deberían meterlas en una caja y tirarlas al mar. Espera... - Miró a su alrededor mientras una sonrisa pícara aparecía en sus labios. - ¿Crees que habrá alguna hermosa doncella africana entre el servicio? Tal vez eso podría explicarlo. 

Sin embargo, no encontró explicación, pues no parecía haber más servicio que el que ya se había presentado a ellos en el exterior. Penny trató de sentarse junto a Wesley y a poder ser, cerca del caballero con el que habían estado hablando en la terraza, al que saludó con una pequeña sonrisa de medio lado antes de acomodarse en la silla.

Empezó a comer con naturalidad, sus modos eran educados y degustaba la comida con la tranquilidad de quien sabe comportarse en sociedad. No caía, por otro lado, en comer con la frugalidad de un pajarito como solían hacer muchas damas para mantener la figura. Penny tenía demasiada energía como para necesitar algo así. 

Escuchó las presentaciones con una sonrisa divertida, contemplando con interés a cada uno de los otros comensales y a los miembros del servicio. Soltó una risita al escuchar al joven que se quejaba de no saber usar los cubiertos y le hizo un gesto quitándole importancia.

- No se preocupe tanto, Everet. Haga lo que haga, si lo hace con seguridad, todos creerán que sabe lo que hace aunque no sea así. - Aconsejó con una sonrisa antes de seguir comiendo. 

Y finalmente, cuando escuchó las noticias de boca del mayordomo, frunció los labios en un leve mohín. 

- Vaya, qué lástima. Me moría de curiosidad por saber quiénes eran los anfitriones. La verdad es que nosotros no sabemos tampoco quién nos envió la invitación. Pero unas vacaciones en una mansión en la isla... Era demasiado interesante como para rechazarlo, ¿verdad, Wesley? - Miró al hombre que tenía al lado con una sonrisa cómplice, incluyéndolo en la conversación. - Mi nombre es Penny Barrow y él es mi hermano, Wesley. Es un placer conocerlos a todos. - Terminó, presentándose con una pequeña inclinación de cabeza. 

Después miró al señor Cavanough con interés. - ¿Ha dicho que es usted escritor? Hay una biblioteca espectacular en la planta superior, la vi cuando me dirigía a mi cuarto. Debería usted echarle un vistazo cuando tenga un rato.

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17/02/2015, 03:49
Elisabeth Cavendish

Tras haber intercambiado unas palabras con la señora "Berett", decido que es hora de subir a mi habitación para, entre otras cosas, asearme un poco.
Con distinta camisa y falda, aunque mismo estilo, bajo nuevamente al comedor para cenar. Me resulta bastante fácil localizar a "Berett" entre los ya presentes, pues lleva la misma vestimenta que antes, así que rápidamente tomo asiento junto a ella.

Las figuras que tanto desentonaban con la estética general de la mansión, también habían atraído mi atención, como parecía ser su misión principal, sin embargo, las palabras de los demás comensales captan bastante más mi interés, así que mientras nos sirven, tomo nota de pequeños detalles que los demás invitados van diciendo, y, cuando parece que nadie más hablará, doy por hecho que es mi turno. Aunque no puedo evitar mostrar una sonrisa al escuchar las últimas palabras de aquella joven que iba acompañada de su hermano. Una insinuación en toda regla.

- Mi nombre es Elisabeth Cavendish, y también podría ser considerada escritora, -miré al señor Cavanough e hice una leve inclinación con la cabeza, mostrando mi respeto, para luego volver a mirar en general a todos los presentes- aunque lo mío no es la inventiva. Y, curiosamente, yo tampoco le pongo cara a la señora de la casa por la cual fui invitada. Coincidiendo nuevamente con el señor Cavanough, no pude dejar pasar un hecho tan... peculiar.

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17/02/2015, 06:57
Sir Gustave Cavanough

Ciertamente, la biblioteca del piso superior es maravillosa - Respondo con mi más cálida sonrisa a Penny - Yo también estoy alojado en el piso superior y he tenido la suerte de entrever esta sala, por lo que debo confesarle, señorita Barrow, que ya he comenzado a curiosear por ella. Disculpenme, pero es un defecto profesional. En cualquier caso le aseguro que no será la última vez que me encuentren por tan magnífica habitación.

Después intervino un nombre que reconocí.

Elisabeth Cavendish... Ese nombre... ¿No será usted la Elisabeth Cavendish que escribe como columnista en un prestigioso periódico de tirada nacional? - Pregunto sorprendido por reconocer a alguien allí - Mis felicitaciones. Es una gran columna la suya. Correcta pero novedosa. No es más de lo mismo y se agradece. No esperaba coincidir con su autora y menos en una situación tan fuera de lo común

Una periodista... esta intrigante situación es cada vez más cercana a uno de los libros de mi colega Miss Christie... Confío en que no tenga que aparecer por aquí Monsieur Poirot