Partida Rol por web

- No se preocupe, padre. - respondo un poco nostálgico - Al menos usted comienza a parecer usted mismo de nuevo. En cualquier caso, era algo que tenía que pasar. Y para alguien sin pasado ni futuro, seguro que un cuerpo falso no es tan malo.

Trago saliva.

-Quiere eso decir que ahora hay dos bichos de esos rondando por ahí?-La idea es aterradora. Una sola de esas criaturas ha conseguido matar a muchísima gente. Dos... No quiero ni pensarlo. Por último me giro a John.-Pues sí, espero salir pronto de aquí. Tu confesión era lo último que faltaba para demostrar que no soy uno de vosotros. Cual es tu excusa si puede saberse? Amor, como la de las chicas? Tal vez dinero?

Miro primero a Francesco. Su dolor era auténtico. Era una pena que fuera en vano casi todo lo que hacía, aunque el se esforzara por intentar ignorarlo.

Me has dado una muerte tranquila, padre. Eso es más de lo que merezco. No debes culparte más por mí.

Luego, miro a Akira. - Llegas un poco tarde, chico. Ya todo el mundo sabe quienes eran los cinco infiltrados. Ya sólo queda uno. Esto pronto acabará. - cojo aire, aunque probablemente aquí era innecesario. - Y yo no tengo excusas, tengo motivos. Yo lo hice por sobrevivir, como ya te dije. No te diré que no soy malo, que me chantajearon o cualquier estupidez de esas. Yo decidí hacer lo que hice. No tengo que estarme acobardando ahora. Me arrepentí de lo que hice, dije el nombre de los cuatro infiltrados que quedábamos vivos, pero la gente quería sangre, y la buscó sin importar principios ni ética. En el fondo, todos somos iguales.

Por Dios Bendito, ¿qué clase de brujería es esta? ¿Esa máquina se ha hecho dueña de mi alma? ¿O realmente ya no...Ya no la tengo? Y de ser así, ¿por qué estoy aquí? ¿Soy sólo un montón de datos, como Julian? No... No puede ser tan sencillo. ¿O sí? 

Allyse mira a William con mirada dubitativa y mira hacia abajo, como si se plantease bajarse. Pero finalmente respira, recuperando la sonrisa, y permanece en su lugar. - De nuevo, gracias a ti. - Le dice suavemente antes de girarse hacia el sacerdote.

- Sí, esto es Valhalla. Es un sistema de mantenimiento de consciencias. Si conseguimos llegar a un puerto podrán ser extraídas y descargadas en un cuerpo sintético. Aunque por lo que parece también hay formas de descargarlas en cuerpos orgánicos. - Sonríe dulcemente a todos los presentes antes de seguir hablando. - Así que debéis mantener la esperanza, pues esto no es el fin. 

Entonces mira a Akira. - Sí, ahora tenemos dos bichos de esos por la nave, aunque uno aún es pequeño. Por suerte, también tenemos un lanzallamas y un tipo que dice ser un cazador. - La  joven se encoge de hombros levemente. - Tenemos que acabar con Bailey y matar a los dos bichos, pero mantengamos la esperanza.

- Homo homini lupus est- dijo, ante las declaraciones de Harper- El Maligno nos utiliza constantemente para obrar sus perversiones. 

Suspiró, frustrado, ante las palabras de la chica- No mateis a nadie más, por favor. Metedle en una de esas máquinas de hibernación. Puede que... Puede que aquí ya no tengamos alma. Que seamos sólo un montón de datos almacenados, de pautas... Que serán descargadas en un cuerpo. Puede que ya hayamos perdido nuestra esencia. Que no sea tan... Fácil. 

- Al contrario, padre. - Responde la joven con una sonrisa. - Lo que usted llama alma, es lo que yo llamo consciencia, y es precisamente lo que se almacena aquí. Un cuerpo sin alma no sirve para nada, es una carcasa vacía. Por eso se creó Valhalla, para conservar lo importante de las personas, lo que las hace ser personas y no androides. Usted debería saberlo, pues habla con las consciencias cuando ya están aquí.

- No... No... Eso no puede ser. El alma trasciende, se desprende del cuerpo. El hombre no debería poder manipularla- dijo, nervioso- Y de ser así, este proyecto en si, es un pecado horrible. Es jugar a ser Dios. 

Todo el valhalla se ilumina y empieza a sonar una extraña música.

La luz se vuelve cada vez más brillante y cuando vuelve a la normalidad, no hay rastro de Francesco.

Paz. Esa es la palabra. Un lugar donde descansar en paz. El cementerio Valhalla parecería un bosque silvestre si no fuese porque de vez en cuando el suelo está salpicado de lápidas y pequeñas edificaciones de piedra que revelan su condición real. Los rayos del sol en un tranquilo día de verano salpican el césped y una inmensa sensación de calma recibe a las consciencias que llegan a este lugar.

El silencio más absoluto, tan sólo roto por el canto de algún pájaro lejano, ayuda a la introspección, a la búsqueda de uno mismo y al autoanálisis. Casi parece que los árboles que rodean el lugar susurren sus preguntas. ¿Cómo he llegado aquí? ¿Por qué?

Pequeñas flores crecen salvajes entre las piedras, salpicando el verde del suelo con sus alegres colores. Amarillo, rosa, azul... Cada una de ellas parece un grito a la esperanza. Y el olor a bosque después de la lluvia, a pesar de que todo está totalmente seco, es sugerente a la vez que relajante.

En silencio, sentada con las piernas cruzadas a lo indio sobre el tejado de una de las pequeñas edificaciones de piedra se encuentra una joven, prácticamente una adolescente. Pelirroja, con el pelo largo y un sombrero a juego con su vestido negro en la cabeza. Sus ojos azules observan con la serenidad más absoluta a todos los que llegan aquí mientras juega con el tulipán amarillo de tallo largo que tiene entre las manos.

Katarina aparece frene a todos de rodillas en el suelo.

En cuanto veo lo que le pasa a Francesco frunzo el ceño, sin saber si es cosa del cambio en la programación o de algo más. Sin embargo, cuando de verdad reacciono es al ver llegar a Katarina. Echo una mirada rápida a Allyse, sin comprender, antes de acercarme a la mujer corriendo.

- Katarina, ¿qué ha pasado? - pregunto - ¿Ha sido Bailey?

Me alegra ver la cara de William. Sigo aún un poco asustada, al fin y al cabo, acababa de morir y era probable que se quedara en este lugar para siempre. Al menos no podrían usarla.

- Hola Will. Sí y no... Me he suicidado. Querían convertirme en uno de esos hijos de puta como los cinco que ya estarán por aquí. Yo también tenía a un bicho de esos dentro y me matarían con él si no empezaba a ayudar en la matanza esta, así que... Me he metido un tiro. Me hubiera encantado ver la cara de ese gilipollas de Bailey.

Ejem... aquí somos cuatro. No sé por qué seguís empeñados en culpar al pobre Manfred. El nunca estuvo en la mesa de reuniones...

quedo mirando la puesta en escena de Harper...

- ¿Como Está Señor Harper?... ¿Todavía esta haciendo el loco, con esa falsa careta de Arrepentido?... por usted y por las mentirosas bien muertas que se encuentran aquí, estoy en este lugar... son unos falsos... diga la verdad... yo no nunca he estado en esa mesa, esa de la cual habla... acaso alguna vez me vió como sí lo vieron a usted?... si ustedes 3 están aquí, todavía quedan 2 infiltrados vivos... soy inocente y debería estar vivo... - miro al suelo con los puños cerrados apretándolos con impotencia.

- Lo siento mucho, Katarina. ¿Desde cuándo lo sabes? - pregunto con voz realmente triste, comprendiéndola - ¿Pero sabes que tu cuerpo aún tendrá esa cosa dentro, verdad? - pregunto para asegurarme, mientras me agacho a su lado y le pongo una mano en el hombro.

- Si hay algo que pueda hacer, cualquier cosa... 

La joven mira asombrada la luz que invade el lugar y finalmente el sitio donde estaba hace un instante Francesco. - Guau... - Dice en voz baja, sin dirigirse a nadie. 

Unos segundos más tarde reacciona, mirando a Katarina. - Bienvenida a Valhalla, Katarina Poyry. - Le dice, dedicándole una sonrisa levemente indecisa. - Puedes llamarme Allyse.

- Bueno, suponiendo que me crea tus palabras, entonces lo siento mucho por haberle matado... Que no hubiera parecido tan sospechoso. - Le dedico una sonrisa bastante sarcástica a Manfred, la cual deja claro que sigo pensando que algo tramaba, aunque no fuera de ellos. - De todas formas, señor Harper, Manfred tiene tooooda la eternidad para reprocharme lo que quiera, no necesita su ayuda, él se valdrá solito, igual para hacer que toda la nave sospeche de él, JAJAJAJAJAJA.

Miro a la chica. - Diría que encantada, pero no creo que a nadie le guste tener que morir, JAJAJAJAJA. - Le tiendo la mano

Miro a Rodrik y me descojono ante sus palabras. - Por favor... ¡Eres el que peor ha disimulado de todos! Por el amor de dios... No nos tomes por idiotas, nadie te va a sacar de aquí, tenlo claro. Ni a ti ni a los otros cuatro. Por cierto, Isabella... - Me acerco a ella y le propino un bofetón. - Tú eras la que abofeteaba a quien hacía daño a George, ¿verdad? Pues toma... Eres la que más daño le has hecho hasta ahora y eso jamás te lo perdonaré.

Miro al señor Hayes con gesto hastiado.

Usted es subnormal profundo, ¿verdad? Vamos a ver, no ha hecho más que cagarla una y otra vez desde que entramos en la nave. Incluso aunque Samantha no hubiese hecho nada, destacaba a la legua que usted estaba a favor de capturar al Alien vivo para examinarlo o vaya usted a saber. ¿Y todavía pretende seguir con esta puesta en escena? ¿Se cree que aquí todo el mundo es idiota?

Luego miro a Katarina. - En otras circunstancias usted me habría caído muy bien. Es una jodida zorra energúmena sin remordimientos por nada de lo que hace. Hay que tener valor para ser así. Desde el principio tuvo mis respetos. Lástima que al ser tan impulsiva haya acabado con la vida de Manfred. Parece que el testimonio de Samantha o el de Claude tienen más valor que el mío. En fin...

Me siento en algún lado y pongo los brazos detrás de la cabeza. - Ya sólo queda esperar. Allyse, ¿por casualidad hay alguna forma de entretenerse en este sitio?

Miro marchar a Francesco. Siento rabia. Un sentimiento egoísta, pero al fin y al cabo cada persona que traigan de vuelta es menos tiempo para traerme a mí de vuelta. Aún así estoy contento de saber que la gente parece haberse centrado ya. Cuando yo estaba entre los vivos todo era un caos.

-Bueno, bueno, no sé que se puede esperar de estos cinco. Parece que ellos mismos son sus propios enemigos.-Comento con una sonrisa triste.-Cada vez queda menos...