- Si me alio con cualquiera de ellos, cuando todo esto termine, no estare vinculado con ninguno de ninguna forma, ¿no?
Siempre quedará algo de ellos en tí. Es tu Alma la que estás judgando. Si alzas al Kaos, siempre quedará algo de Kaos. Si alzas al Orden, siempre quedará algo de Orden. Si alzas a la Locura, siempre quedará algo de Locura.
-Me parece raro que en un juicio sea el propio juzgado el que tome su decision.
Tal es la naturaleza del Juicio. Judgas tu propia alma, le dices hacia dónde debe de ir. Es un regalo, no lo desaproveches.
-No, pero me parece que aquí se están jugando más cosas de las que se están diciendo.
Está en juego la Amalgama. Pero ni una sóla alma no judgada puede entrar.
En efecto. Pero no puedo permitir que ni el Kaos ni la Locura merodeen libres.
El resultado de la fusión de los planos tras la batalla del Caos Planar. Tras destruir la prisión de Zyba y a su guardián, tomásteis parte de la misma... Y os convertisteis en aspirantes.
¡Es el nacimiento del plano de un Dios!
A decidir sobre el poder de la Amalgama, a Alzarte, yo tomaré el sitio que me corresponde y el resto del poder será completamente vuestro. No es un mal trato ¿no?
Miro a Cell esperando también su respuesta.
Destruiré la Locura y terminaré con el Kaos. Del resto, cada uno tomará su parte correspondiente.
Se encoje de hombros.
Impediré que nadie ponga un dedo sobre la Amalgama.
-Y tengo una pregunta más, hace unos días, no erais capaces a penas de enfrentaros el uno al otro. ¿Cómo pretendéis hacer frente a Zyba?
Usando la Amalgama.
Responde con naturalidad.
-¿Y qué te va a impedir a ti hacerlo también para defenderte de su uso?