Intento centrarme en escuchar a los demás, pero sus voces suenan lejanas y sus conversaciones son absurdas, volviendo a lo mismo una y otra vez. - Ese poder... - No puedo dejar de pensar en toda esa cantidad de poder que flota a mi alrededor. - Es suficiente para rescatarlo... Seguro...

Intento fijar mi mirada en Ferriel, escuchar la respuesta de M pero... - Tanto poder latiendo dentro de mí, fuera... Por todas partes. Listo para ser tomado.

Me parece escuchar un rumor lejano, acuático. Todo el poder del mar llamándome, pidiéndome que haga emerger sus Profundidades, que lo deje fluir. Miro a mi alrededor y me cuesta enfocar a los demás habitantes de la Amalgama. Mi visión está borrosa, como si estuviera bajo el agua. Y ese sonido hipnótico que me llama, que me atrae, que me incita. - Me necesita... Y lo tengo al alcance de la mano. Sería tan fácil... Tan rápido.

En el mismo instante en que tomo mi decisión mi visión se aclara y casi me parece que el tiempo se ralentiza para mí. No sé cuáles son las consecuencias, ni me importan. Necesito ese poder para traerlo de vuelta. A eso he venido, es lo que debo hacer, y todo lo demás se desdibuja en mi mente, que se centra en buscar la mejor forma de tomar la Amalgama, de tomar su poder. - ¿La loquita tiene un Dragón dentro? ¿Y siguió el camino equivocado? Vamos a comprobarlo... - Pienso al recordar con cierta ironía las palabras de M.

Me levanto de golpe y extiendo mis brazos, concentrando todas mis fuerzas en absorber la Amalgama entera con todo su poder. Tratando de convertirme en un agujero negro que atraiga toda la masa que me rodea hacia mi interior, queriendo ser epicentro e hipocentro, intentando con todas mis fuerzas convertirme en el ojo del huracán de todo ese poder girando hacia mí, penetrando en mí.

Una voz resuena en tu mente.

Has estado cerca... Pero aún quedan demasiados guardianes. Esperaré el tiempo que sea necesario... Recupérate, mi Paladín. Tu alma se hace más fuerte a cada segundo que pasa. Hay demasiado... Poder en el lugar. Demasiados... Despertados.

No deberías de haber hecho eso: Te lo dije, y te lo dijeron: los que están conmigo es para proteger el poder de la Amalgama.

Suspira y te mira de arriba a abajo.

Aunque puede haber sido un desliz... ¿Quieres seguir de mi lado?

- Tú nunca me dijiste que si te seguía no podría tomar el poder que necesito. - Una mirada dura como respuesta. - No, no quiero seguir de tu lado, me engañaste y ocultas mucho más de lo que compartes. Me prometiste cambios y me estancaste. Permitiste que me encerraran en esa jaula y no hiciste nada por liberarme. Te haces llamar el señor del Kaos, pero a estas alturas, no creo que tengas ni idea de lo que eso significa, pues confundes el Kaos con el Equilibrio. Quizá lo fuiste, pero de eso debe hacer mucho. Te has acomodado, Zyba, demasiado. Y yo tengo que seguir fluyendo. No puedo quedarme parada observándote y bailando el agua a tu preferida, hay cosas más importantes que hacer y creo que has perdido el norte.

¿Estás completamente segura? Te prometí un cambio, y cambias, puedes elegir tus dones, puedes elegir tus objetivos, te has acercado a los míos de un modo que jamás hubieses pensado, has visto lugares que no hubieses visto con otros. No puedo liberarte hasta que todo esto termine. Te advierto que renunciar de lo que tú elegiste como juicio te arrebatará tu don, tu habilidad, y tu voz. Medítalo bien, te lo aconsejo. Además, elijas lo que elijas, tendrás la poción de hoy, y la que te han recargado, así que al menos no te marcharás con las manos vacías. Para terminar, Rienott... Tienes poder, más del que necesitas. No necesitas la Amalgama. Siempre cumplo mis promesas, lo veas o no.

Dicho esto, guarda silencio y espera tu última respuesta.

Asiento con firmeza. - Elegir no es cambiar. Prometiste unas cosas y has dado otras, pero no eran las que yo quería, y lo sabes bien. Si tengo más poder del que necesito, tampoco te necesito a ti. Ni a ninguno de los otros. Es hora de que siga mi propio camino. Ha sido divertido jugar contigo... - Me encojo de hombros. - Pero no quiero seguir un camino marcado por otros. Debo fluir con libertad. Llevo tiempo meditándolo, lo sabes también. La decisión estaba tomada y no me había dado ni cuenta. - Saco la moneda del bolsillo de mi túnica y extiendo mi mano con ella hacia él. - Toma, esto es tuyo.

Niega con la cabeza.

Ya no. Escoge las dos pociones, eso y la moneda son mi regalo... Y dime con quién deseas irte, te pondré en contacto con él: La Sombra, Los Caídos, La Destrucción, El Orden... O ninguno. Esos cinco son los caminos que se abren frente a tí.

Con una leve sonrisa vuelvo a guardar la moneda donde estaba. - Gracias. Que sea una de cada, en honor al Equilibrio. Y prefiero seguir mi propio camino, fluir por mi cuenta sin las ataduras que seguiros a cualquiera de vosotros incluye. - Termino con decisión, sin ningún atisbo de duda en mi voz.

Pronto te vendrá la soledad, y Eir te guiará hasta ser independiente. Pero te diré algo antes, aunque tú lo has comprendido perfectamente... Te diré todas las esferas que puedes entregar: Blanco por tu habilidad de volver. Blanco por tu don de sanar. Negro por tu don de matar. Verde por la Semilla. Roja por morir la próxima vez que vuelvas a la vida. Azul si otorgas tu información al azar. Blanca si decides morir en lugar de un individuo al azar. Negra si mueres dos días. Negra si te suicidas. Verde si recibes tantos votos como compañeros guardianes caídos.

Por ahora: Nada. ¿Cierto? Tras esta respuesta, te dejaré sola, con un último... Presente. Que espero que uses con sabiduría.

Escoge cinco en orden.

Anillo
Caverna
Ciudad de Cristal
Estación de Medianoche
Glaciar
Lumière
Mazmorras
Nocturna
Origen
Profundidades

- Veamos... Lo cierto es que con todo esto si rellenar esas malditas esferas va a darme algo de poder, no voy a desestimarlo. Acabemos con esto cuanto antes. - Extiendo mi mano recitando y mientras hablo esferas de colores van apareciendo en ella.. - Blanco por mi habilidad de volver. Blanco por mi don de sanar. Negro por mi don de matar. Verde por la Semilla. Roja por morir la próxima vez que vuelva a la vida.. Azul si otorgo mi información al azar. - Una pausa con una sonrisa de medio lado. - Esta es irónica cuanto menos... Blanca si decido morir en lugar de un individuo al azar. Verde si recibo tantos votos como compañeros guardianes caídos.

Otra pausa y una abierta sonrisa para Zyba. - Ya nos veremos en algún otro recodo. Sobre esa elección... Lo dejaría en manos del azar, pero creo sinceramente que lo manipulas, así que no serviría de nada. Veamos. En primer lugar elijo las Profundidades, suena a un lugar muy cómodo, la verdad. En segundo lugar Origen, quizá la meta llegue al volver a empezar. En tercer lugar Nocturna, la noche siempre me ha resultado cálida. En cuarto lugar Mazmorras, pues quién sabe dónde encontraremos lo que buscamos. Y en quinto lugar Lumière, si no está en la noche, quizá esté en la luz.

Zyba se desvanece lentamente y Eir aparece en su lugar, no obstante, donde antes Zyba se encontraba, ahora un bombón de Chocolate.

Una media sonrisa evaluando el regalo de Zyba y preguntándome qué ocultará. Lo guardo en el bolsillo de mi túnica, junto a su moneda y me vuelvo hacia Eir.

- Hola. - Digo simplemente. Luego me quedo pensativa un instante. - Me gustaría recuperar una de las esferas blancas por la habilidad de volver.

Te devuelvo la Blanca...

Los conocimientos te abruman...

Pluma

Sharë Ond antaño, nacida sin poder en una familia de gnomos magos, en las montañas. No fué hasta que atacaron tu ciudad una horda de criaturas de otros planos, hasta que tu hermano te teletransportó al exterior, que explotaste, usaste tu verdadera magia. Convocaste un enorme agujero gravitacional que destruyó incluso la montaña que os había servido de hogar tantos años. Y un camino hacia otros planos, marchaste sin lugar al que volver.

Viste la batalla de Caos, allí estaba el origen de aquellas hordas. Luchaste, intentaste espiar, encontrar a los malvados, sin mucho éxito, te destruyeron y te alzaron como sierva... Entonces una idea: atraparte, fingir tu muerte para liberarte. Funcionó. Te sentiste más viva, más capaz... Conseguiste espiar, ayudaste a terminar con los traidores y todo cambió...

Y ahora continúa tu historia...

Ágil e indomable, curioso cambio el que el destino te ha preparado, pero así es...

Ya no hay nada que temer, eres fuerte, eres resistente, la tierra que todo lo sustenta te protege, cambia a tu capricho, puede alzarse como un muro, abrirse bajo los pies de tus enemigos, formar una escalera... todo. Esto es nuevo, más allá de los movimientos toscos a los que estabas acostumbrada.

Pero hay algo más... Sientes que la tierra está enferma, está mal... sientes un vacío cálido en tu interior. Estás dentro de la Amalgama, vida y muerte se hayan juntos, y al igual que tú, es una enorme mezcla difícil de distinguir, aunque estás convencida de que si la tomases podrías llenar ese vacío aunque... ¿para qué?

¿Ser algo más que la tierra? ¿terminar de despertar tu alma dormida que aún no alcanzas? ¿ayudar a los demás? ¿quizá terminar tus días y descansar en paz? la batalla se acerca, pero tú eres fuerte, y ésta vez vas a demostrarlo.

Escudo de Piedra: Puedes escoger a un personaje en cualquier momento, una vez por partida. Hasta que pase un amanecer y un anochecer enteros, esa persona estará protegida frente a cualquier tipo de ataque o cantidad de ataques que atente contra su vida.

Compañero felino: Si salvaras la vida con tu capacidad, convocarás un compañero animal. Una vez cada día múltiplo de tres puedes elegir entre usarlo para proteger a un personaje durante la noche de un único ataque de un único personaje o para atacar a alguien durante el día, haciendo que reciba un voto adicional.

Superviviente: En caso de empate en las votaciones, será tu voz la que mande. También eres un gran guerrera, de modo que sobrevivirás por tí misma a un único ataque cualquiera. Cada vez que fueres a morir, has de lanzar 1d20, si sacas 11 o más, podrás elegir a un personaje y anular su don durante dos días (semanas) completos.

Sierva de Cell, Corazón Azul, habitante del Anillo. Su vida está gastada. Y su compañero la protegerá esta noche.

Tu nuevo don...

Chamán: Puedes alzar a los espíritus de los caídos para que luchen de tu lado, serán una esencia neutral que se alimentará de tí y que te ayudarán a sobrevivir. Tienen algunas Capacidades bastante variables, pero sus Dones se CONGELARÁN mientras estén contigo para alimentarse de las almas más naturales. Puedes revivir a alguien una vez hayan caído 3, 7, 12, 18, 25 y 33 personajes respectivamente. No tienes ningún control sobre ellos. No pueden votar. Si reciben tres votos, mueren automáticamente. En cualquier momento puedes mandar a descansar a tus espíritus, aunque no puedes alzar dos veces el mismo alma. En cualquier momento que un espíritu caiga o lo mandes a descansar, el contador de muertes necesarias de los demás descenderá en 2. Cada vez que alces un espíritu lanza 1d20 OCULTO para ver sus capacidades. Si tú mueres, todos los espíritus mueren. Si todos los espíritus mueren, perderás tus capacidades y tu voto hasta que alces a otro espíritu.

1-4: Sacrificado: Sufrirá en tu lugar cualquier ataque o capacidad, sea benigno o maligno, por el lado bueno, aún muerto, si ganas, ganará él.
5-8: Chillón: Puede votar como si fuese un personaje más.
9-12: Piadoso: Puede proteger a alguien de un único ataque individual, su habilidad se designa al comenzar el día y durará hasta el próximo día, puede usarse todos los días.
13-16: Vengativo: Cada vez que mueras tú o un espíritu, selecciona a un personaje, éste recibirá tantos votos adicionales como espíritus en el momento antes de la muerte durante la próxima votación. Puede usar esta habilidad incluso aunque muera.
17-20: Aprendiz: Al volver a la vida, seleccionará un personaje. Adquirirá una versión menor de su Don y la capacidad de comunicarse con él en su apartado personal.

Siges sin acceso a tus capacidades o tu voto... O tu don.

El agua...

Sin decir nada más, de uno de sus brazos unas gotas que te mojan.

Miro sorprendida al Guardián mientras recibo su agua fundiéndose con la mía. - ¿Qué pasa con el agua?