Partida Rol por web

¡Hey! solte en medio de la conversación con un tono serio y dominante esperando a que estos hicieron silencio para escucharme.

Solo quería decir, "Hola" dije ya en mi tono normal y amable.

Siento no haberme presentado antes, estuve tan distraído que apenas voy cayendo en cuenta que estamos en el olimpo. dije ya riendo por mi torpeza.

Entre la pantalla que mostraba en GodTube videos de "Instant Karma" y el refill de sangre de uvas que tan oportunamente le proporcionaron Hefestos y Ganímedes, respectivamente, el fiestero calmó sus ánimos y volvió a la personalidad "tranquila" del inicio, eso si, no sin antes agradecer tanto al herrero supremo como al atento copero por sus atenciones. De momento no había obtenido respuesta alguna de la reina de los dioses, más poco parecía importarle o al menos eso sugirieron las risas que pronto comenzaron a salir de él como resultado de su distracción, a la que también invitó al sátiro.

Al congreso obligado llegaron otros más: caras nuevas y otras no tanto, unos discretos, otros ruidosos, pero Baco solo se vio lo suficientemente tentado para dejar su abstracción cuando arribó el dios del matrimonio, hijo suyo y de la culpable del peculiar lazo entre el guerrero y el forjador.

— ¡Pues más vale que estés bien atento, Himeneo, porque aquí podrían lincharte si no pones la suficiente atención! — aconsejó tratando de asumir un difuso rol paternal, dando por supuesto el mejor ejemplo de los ahí presentes sobre concentración, rectitud, y habilidad analítica... o sobre impertinencia y desidia, ¿qué importa?

Después de que Hermes termino los diversos deberes que como Dios tenia, logro acercarse a los reunidos viendo como festejaban con el festín de Dionisio, acercándose de manera alegre como era su costumbre, aprovecho la multitud y su velocidad para pasar por detrás de Afrodita, pasar suavemente su mano por la espalda baja de ella y dar un ligero beso por detrás del cuello, susurrando al oído.

-ya estoy por aquí

Moviéndose nuevamente a una buena velocidad para encontrar a su hijo Eros,

-escuche que andas mintiendo a todos por ahí, diciendo que me ganaste…

Después saludo a los demás Dioses, y comenzó a escucharlos dar diferentes opiniones sobre cómo sacar un sistema de votación sin estar seguros de acusar a alguien.

-seguro Atenea nos puede proponer un método justo.

- Hola herrero, me alegra poder disfrutar de nuevo de una de tus creaciones, pero si sigues a este ritmo, no tendré manos con las que llevarlas.

- EJEM... Ehhh, estooo, te creé una Caja de Pandora v2 para ti. Sé que a veces puedo ser medio bruto con la cantidad de cosas que construyo... - Le digo, con los cachetes rojos como el fuego.

- Te creé este pequeño collar de joyas. Es-espero que te guste. - Se lo tiendo amablemente, medio avergonzado.

Después de las revelaciones y el dantesco espectáculo dado tanto por Zeus como por el resto de los presentes prefirió quedarse en silencio mirando unos a otros pasando el índice por sus carnosos labios.

La conversación más esclarecedora fue la de Ares, su amante, por quien no podía retirar la mirada ni dejar de pensar en sus palabras y brazos recorriéndola el cuerpo, todo lo contrario que le pasaba cada vez que su actual esposo, Hefesto, abría la boca. Puso los ojos en blanco durante unos breves segundos ante la última pulla al dios de la guerra, cansada de que le acusaran constantemente a pesar de su férrea defensa.

Fue en ese momento cuando sintió una corriente a su espalda que hizo mecer los pliegues de su vestido seguido de una corriente en la columna y un delicado beso. No necesitó girarse para saber qué había sido, simplemente cerró los ojos y sonrió recordando los momentos que habían tenido juntos y cómo habían engendrado a su pequeño Eros.

Siento no haberme presentado antes, estuve tan distraído que apenas voy cayendo en cuenta que estamos en el olimpo. (Himeneo)

- No te preocupes hijo mío, sé que tus acciones son puras y eres fiel a Zeus.- Defendió a su hijo echando una fugaz mirada a Dionisos, una muda reprimenda por su negativo consejo paternal aunque sin hacer demasiado ahínco en el tema, acostumbrada a la personalidad del borracho.- Al igual que mis hijos, soy leal a Zeus y siempre lo seré, y sé que tú, Ares, lo eres.- Miró al guerrero manteniendo su mirada y después pasó a Eris, quien no parecía separarse de su hermano.

Querida no-cuñada-pero-casi. Por supuesto que mi hermano es inocente. Alguien le obligó a confesar, ¿recuerdas?

De nuevo surgido de entre los vientos, el batir de alas de Thanatos anunciaba su aparición de nuevo.

-Hermanos y hermanas, pese a mi silencio, sigo aquí. Os he escuchado dirimir las acciones a seguir para encontrar a los no leales, y en algo concuerdo con la mayoría: estos votos no van a ser reales, al ser más intuitivos que ningunos. No hay razones para desconfiar de nadie, del mismo modo que las hay para desconfiar de todos. Siguiendo la propuesta de Helios, diré que yo soy leal a Zeus. Lo digo sinceramente, y si alguno puede probarlo que lo compruebe. Pero del mismo modo, mentir creo que podemos hacerlo todos... también los seguidores de Poseidón. Lo están haciendo ahora. El no participar de la reunión no es síntoma de culpabilidad. Dejáos llevar quizás por vuestra intuición de dioses y diosas. Si acertamos en la elección, Zeus contará con algún enemigo menos. Si nos equivocamos, caiga la ira de nuestro padre sobre nuestra torpeza... Pero votemos lo más sabiamente posible.

¡Ah, sí!. Cierto. Perdona Helios, se me olvidó responder a tu petición. Tu petición es sabia y comprendo tus motivos (o creo comprenderlos) así que yo también diré la verdad bien alta y clara: No soy una de los conjurados. Creo que mi padre es violento, caprichoso, orgulloso, engreído y millones de cosas negativas más, pero él es el dios de dioses y bajo ningún concepto actuaré para que el advenedizo de su hermano le sustituya en el trono, puesto que él es mucho peor. Entre Zeus y Poseidón soy leal a Zeus, como no podría ser de otro modo. La elección está clara. Por una vez, Eris habla con claridad, espero que todos hagáis lo mismo, puesto que es sencillo pillar a alguien en una mentira y no dudo de la utilidad de la petición del hijo del Titán

-Por mi parte creo que la propuesta de Helios no llevara a ningún lugar, todos los aquí presentes dirán que son leales a Zeus, tanto lo sean como no. No guiare mi voto usando esos parámetros.- Dije con firmeza.
-Pero si de lealtad hablamos puedo decir que Poseidón no me dio nunca nada y Zeus me dio todo, no estaría aquí con el resto de los dioses si no fuera por el.- Gire mi cabeza para mirar a Eris nuevamente. -Y me permito recordarte que las 12 tareas fueron por causa de tu madre Hera y no de mi padre Zeus.- comenté refutando lo antes dicho por la diosa de la discordia.

— Yo soy leal a mi mismo — dijo cínico el que ahora veía un honest trailer de la película "Troya" — Por eso prefiero quedar bien con el que me dio la oportunidad de nacer, terminando de gestarme, el que me permite vivir a mis anchas aun cuando a muchos aquí no les agrado... y no con el que compite conmigo provocando fervor en otros seres, en serio, quién conspire contra el viejo debe tener algo más que resentimiento atorado en él... alma — muy a su forma respondió también a la moción de Helios, un placebo a su entender, pero uno del que se podían obtener cosas interesantes.

A Afrodita, por otro lado, le lanzó un beso aéreo plagado de ganas de joder al prójimo, ajeno de sentir por ella algo más profundo que lo que la diosa sintiese por él, pero obligado a responder de esa forma infantil ante la reprimenda visual, ebrio al fin y al cabo. 

A Hebe le llamó la atención la propuesta de Helios de decir esa frase. 

-Querido primo, -dijo mirándolo para que supiese que se dirigía a él -como bien ha dicho Thanatos, que yo sepa este templo no tiene nada que impida mentir a los conjurados, pero si te quedas más tranquilo... Yo Hebe soy leal a mi padre Zeus.

Una sonrisa tranquila acompañó a sus palabras, nada temía pues nada tenía que ocultar.

Ártemis escucha lo que tienen que decir los demás dioses allí presentes, con rostro serio a causa de la concentración.

-Coincido con las palabras de Thanatos. No creo que nadie que haya sido capaz de organizar una conjura lo suficientemente importante como para preocupar al mismísimo Dios de Dioses, sea tan estúpido como para reconocerlo. Si te sirve de consuelo para tu ánimo, oh Helios, el mero hecho de que oses proponer algo así, me hace pensar que alguien tan ingenuo no habría sido capaz de organizar algo de tales magnitudes y tengo claro que no votaré hoy por ti. -concluye con una sonrisa ladina. -Sin embargo, si os quedáis más tranquilos, no tengo ningún problema en decir abiertamente que no solamente soy totalmente fiel a mi padre Zeus, sino que haré todo cuanto esté a mi alcance por descubrir a aquellos culpables de esta traición.

-escuche que andas mintiendo a todos por ahí, diciendo que me ganaste…

-Bueno, no os ví cuando llegué padre - Reí al dirigirme a el un tanto divertido a pesar de todo lo acontecido.

Ahora teniamos que pelear entre nosotros solo por saber quien quiere traicionar a Zeus... para colmo de males estoy aquí encerrado en la reunión familiar menos deseada de la historia y mi querida Psique...

Me quedé rezagado escuchando lo que todos tenían que decir, casi parecía Artemisa esperando el momento perfecto para soltar una de mis flechas... Lo cual no parecía haber momento adecuado.

-Todos estamos nerviosos, y seguramente nos odiaremos mucho tan solo por las palabras que estamos soltando los unos a los otros. No, de nada sirve decir que somos leales a Zeus, cuando algunos que si lo son, sin duda le tienen rencillas. ¿Quereis que diga que soy leal? Pues lo soy, los asuntos de la corona que se queden en la corona y menos que a mi me metan cuando tengo mi propia vida... pero aquí estoy. Sí quereis ver mi punto de vista, los vosotos son un arma de doble filo, da igual a quien lo lanceis, que puede volverse en vuestra contra cuando deis la espalda al resto... No quiero votar, pero sino lo hago me condeno, y si lo hago dejaré una diana en mi espalda.

Fue entonces cuando miré a Artemisa, a quien sin duda apreciaba por su tecnica con el arco. - Solo espero ser tan certero con esto, como lo soy con mis flechas, y sino que algún dios me ayude - Reí como broma para luego templar mi voz nuevamente y decir seria y limpiamente - Mi voto va para Asclepio.

Me quedé cerca entonces de mi madre encongiendome de hombros a mi caminar - Si quereis razones buscadlas bien en los testimonios que habeis dado. Un traidor nunca diría que lo es, al igual que nunca votaría por si mismo... a no ser que quiera demostrar una lealtad inexistente... Por otro lado y lo siento madre, me hubiera gustado votar por Ares... pero aún dudo si lo han controlado o no para hablar. - No por ello se me pasó de alto tanto Hera quien tanto habia traicionado los planes de Zeus, como Eris... la traviesa de la familia - Oh y Eris, gracias por no mencionarme. Ya pensaba que tendrías algún trapo sucio mio.

Escuchar la voz de la diosa del amor, aunque sólo fuera para dirigirse de forma maternal a a su pequeño Eros, encendía en Ares sus más fuertes instintos. Afrodita era para él la más hermosa de cuantas diosas hubiera o pudiera haber en el Olimpo, y al dios de la guerra le bastaba escuchar una sola palabra saliendo de aquellos sensuales labios para desear besarla y tenerla sólo para él. Si Hefesto resultara ser uno de los conspiradores, gustoso lo arrojaría él mismo al Hades con tal de librar a la diosa del amor de su cojo marido.

-Creo que esta vez estoy de acuerdo contigo, Heracles -dijo Ares, con una risotada, observando a Helios de manera burlona-. La propuesta de Helios, además de absurda, me resulta cuanto menos infantil. Leales y traidores reconocerán abiertamente su lealtad a Padre. Por lo tanto, considero que es un parámetro estúpido. Helios, por favor, somos dioses, no niños de parbulario. Si tenemos que hallar culpables, guiémonos por nuestra capacidad de deducción y por las habilidades que alguno de los presentes posean. Pero si te sirve de consuelo, Helios, lo diré: Yo soy Leal a Zeus. Aunque es innecesario, dado que uno de los que estáis aquí me forzó a confesar mi inocencia hace muy pocos minutos.

El dios de la guerra comenzó a dar vueltas alrededor de Helios, escrutándolo con la mirada, armado con su lanza, como si estuviera dispuesto a hundírsela en el pecho de un momento a otro.

-Alguien debería de emplear sus poderes para dictaminar si nuestro dorado amigo es un traidor haciéndose el tonto o solo una deidad inocente muy poco inteligente. Viniendo del dios que provocó la muerte de su propio hijo, no descarto ninguna de las dos opciones.

He de decir Helios, que como bien dicen la mayoría de los presentes, tu propuesta me parecía bastante... estúpida, por ello la había ignorado hasta ahora. - dijo con un tono cansado - Pero puesto que es una propuesta que no hace mal alguno a nadie, seguiré el ejemplo de mi hija Eris y el de varios dioses más aquí presentes y enunciaré a quien juro lealtad. - carraspeó y con un tono completamente falto de interés pronunció lo siguiente - Yo, Hera, esposa de Zeus y reina de los Dioses, soy leal al señor del rayo, rey de los Dioses. - miró fijamente a Helios - Espero que todo este espectáculo te permita descubrir si alguien miente o no, si no sigo sin entender porque nos haces perder el tiempo.

Con la mirada ahora dirigida al infinito, pues quería dirigirse a todos y hablando ya con su tono normal - Lo que me sorprende es que ha habido una acusación directa hacia uno de nosotros y nadie está exigiendo pruebas o refutando dicho voto, recuerdo a los presentes que mi voto irá dirigido a Apolo al finalizar el día si nadie tiene nada más que decir, pues opino que una acusación tan clara y directa debe tener una base sólida para ser lanzada. - dijo con determinación.

Miró ahora seriamente a Ascleipo - ¿Acaso he de recordarte las palabras de Zeus? Quiere cada día un solo nombre , ¿qué crees que pasaría si por falta de pruebas empezamos ahora a votarnos todos a nosotros mismos? Zeus no tiene paciencia y si no se cumple su voluntad nos enviará a todos al Tártaro, si votáis -dijo ahora refiriéndose a todos - aunque acabe resultando ser alguien leal a Zeus, no habrá sido un voto en vano, pues nos habrá dado a todos los demás presentes un día más para pensar y dialogar.

Cita:

¡Oh! Pero lo tengo, querido. Después de todo Zeus ordenó tu muerte cuando eras solo un infante y te obligó a sobrevivir en un bosque por ti mismo y aprender a usar el arco. No fue una sola vez la que te vengaste de él hechizándole con tus flechas, así que cabe suponer que aún no consideras saldada la deuda.

Expuso Eris pacientemente

Si no lo mencioné fue por que me quedaba sin saliva, no porque no hubiera motivos. Dudo mucho que consiga encontrar uno solo de los presentes sin motivos.

En cuanto a la petición de Helios, pronto olvidáis que es un Dios sabio al que muchos han acudido pidiendo ayuda. Estoy bastante convencida de que si plantea lo que plantea es porque cuenta con que alguien aquí tiene posibilidad de comprobar fuera de toda duda si las palabras de un tercero son verdaderas o falsas. Así pues, quienes no han admitido lealtad a Zeus o lo han hecho de un modo algo confuso son quienes más sospechosos resultan. La forma en que se expone esa lealtad sin hablar claramente habla mucho de quien la proclama. A mi no me parece que nuestro mellizo luminoso peque de idiota. Aunque claro, también cabe la posibilidad de que todo sea pantomima para desviar sospechas.

Eris seguía fiel a su estilo de tirar la piedra y esconder la mano.

Haciendo una excepción, diré que hay dos dioses cuyo modo de responder me hace dudar de si debería votarles hoy. Así que, sea como sea, no parece un método tan inútil.

Por cierto: ¿A nadie se le ha ocurrido aún una teoría sobre quien gana más con la caída de Zeus y el ascenso del señor de las tempestades? Y estoy hablando de ganancia real, no de satisfacer deseos oscuros de venganza

Acercándose a Apolo después de las acusaciones hechas en su contra, Hermes poso un brazo sobre el de manera amistosa y comento a los demás.

-Creo que Pan, aun esta resentido por perder contra el buen ritmo y melodía de Apolo, las mejores fiestas las he vivido con este hombre, aunque mucho ayudo el  invento que le regale.

Después se puso un poco más serio.

-no creo que sirva mucho el sistema de Helios, pero pues si todos lo hacen.

-Yo, Hermes, Hijo de Zeus, soy leal al señor del rayo, rey de los Dioses y siempre lo seré.

El copero se siente desplazado en aquella reunión. Todo aquello le venía demasiado grande y los poderes de los dioses le sobrecogían. Sin duda, eran unos señores amables y gentiles a quienes servir cuando estaban de buen humor durante sus festines pero también toda una fuerza de la naturaleza cuando se enfadaban o reiniciaban las eternas rencillas entre ellos... y aquella vez era peor que nunca, no sólo todos los viejos rencores afloraban sino que allí empezaban a surgir unos cuantos nuevos.

El efebo no tuvo ninguna duda que algún tipo de poder había influenciado a Ares a hablar, si bien no osaba adivinar su naturaleza, bien sabía que los dioses eran capaces de influirse unos a otros pero no siempre para decir algo sensato o la verdad. Como sea, y al margen de la opinión particular que le mereciese la propuesta de Helios, el copero no vaciló en adelantarse y, con voz tímida, declarar su lealtad.

-Mis señores. Yo amo a Zeus a quien, estrictamente, se lo debo todo: Mi inmortalidad, mi eterna juventud en la plenitud de mis atributos físicos y en la cumbre de mi belleza, mi puesto de copero de dioses y, con ello, la oportunidad de realizar el servicio más alto al que cualquier mortal podría aspirar: el servicio a los propios dioses. Por ello declaro mi lealtad al Padre de Dioses y que, en nombre de Zeus, usaré mis escasas habilidades lo mejor que sepa para desenmascarar a los traidores y colaborar en que se pudran en el Tártaro como corresponde a su traición.- Dijo, encendiéndose un poco a medida que hablaba.

Finalmente volvió a agachar la cabeza, avergonzado por su ardor pasado.

Las palabras de Apolo consiguen que el sátiro dios ría, ignorando el hecho de que nadie había rellenado su copa. No obstante no le pasa desapercibida la mirada que lanza en dirección de Hera y de él mismo, acusándoles a ambos con un gesto tan sencillo.

Sibilino y venenoso Apolo... ¿tienes algo que decir acerca de la Reina del Olimpo y un servidor? Tus gestos son contrarios a tus palabras. No puedo estar resentido -una mirada hacia Hermes, para que comprendiese- con un dios que es incapaz de conseguir que una ninfa caiga ante sus encantos. Oh, bueno, puede que aquí sí haya un poco de rencor.

Ríe abiertamente. Demasiadas palabras cruzadas, demasiado que pensar para alguien como él, así que trata de comprender un poco. En primer lugar mira a Ares y se encoge de hombros, en una extraña pregunta, probablemente se le habría pasado.

¿Cuándo has confesado?

Aunque tampoco parecía darle más importancia de la que para él tenía: ninguna. Asumió un gesto pensativo mientras levantaba una mano.

Yo, Pan, cambiaría muchas cosas. Pero no a Zeus. Más vale viejo gruñón conocido que viejo gruñón por conocer.

Se notaba una cierta sátira, y es que estaba en su naturaleza. Además, como habían dicho, todos estaban entrando de un modo o de otro en el juego así que tampoco quería formar un gran problema con ello. No obstante finalmente se detiene ante Asclepio y ladea la cabeza, tratando de comprender.

Sé que está en tu naturaleza. Pero es raro. Como dice Eros, hay algo raro.

Asiente para reafirmar sus propias palabras. Y cuando iba a callar, es finalmente Eris quien le atrapa. Camina con un par de saltos hacia ella y, raro en él, medita antes de hablar. Al fin y al cabo sabía que la diosa era una auténtica guerrera de las palabras.

¿Quién ganaría? En términos sencillos para que los entienda.

Solicita a la diosa. Sabía que si se ponía a hablar de modo rebuscado sería capaz de convencerle de que era mejor rajarse la garganta que seguir pensando.

Aun impactada por las palabras del dios de dioses, Iris se limitaba a revolotear como si fuera la pluma de un ganso mecida por el viento. Un tanto indecisa a que decir o si tenia incluso el derecho ha hablar delante de dioses tan poderosos, pero el escuchar las palabras de Hermes su compañero de "trabajo" le hicieron esbozar una sutil sonrisa y poco después fue cuando de atrevió hablar al fin. Primero directamente con la hija de su señora, para responder a una palabras que minutos antes lanzara al aire.

-Es cierto que tanto Hermes como yo somo mensajeros de los dioses, pero mientras el esta cerca de su padre, yo lo estoy de tu madre. No hay choques, no hay roces, es mas, ambos nos llevamos bien. Hermes y yo quiero decir... -Bajo del cielo hasta posar sus sandalias en la tierra del Olimpo. -Y respecto a la lealtad, es evidente la respuesta de todos ¿No? Yo al igual que muchos soy leal a Zeus. -Se sincero como los otros y a la vez tuvo una pequeña revelación. -¿Puede que con estas palabras lo que deseas averiguar es quien miente? ¿Tal vez sea posible saberlo? -Se le ilumino por un segundo la cara, mientras el matiz de su pelo se hacia mas brillante. -Interesante y útil, si fuera así.