Partida Rol por web

Miré a Himeneo cuando propuso no votar en parejas mientras sonreia - Sin duda, no te preocupes por votarme. Yo también pienso que no debemos votar, ni en pareja ni en grupo. Si al menos tuvieramos tiempo para investigar quien de nosotros es un traidor, votariamos con cerebro. Pero es imposible salvo que nos fijemos por nuestros roces con Zeus.

Fue entonces cuando escuché a Hefesto decir que Afrodita seguro era una de las conjuradoras, y por ello salí a defenderla - Hefesto, lo siento pero no. Mi madre no es ninguna conjuradora... Aunque tenga razones para serlo. Sí se de sus aventuras y de sus infidelidades, pero no obstante... Gracias a ella conseguí enamorarme de Psique. Sus intenciones a veces pueden ser malas, pero nunca haría algo dañino - No era una razón, solo el deseo de un hijo para proteger a su madre.

-Pero en algo tienes razón, Hera tiene razones más que de sobra para ir en contra de Zeus... de hecho es raro que no la hayamos votado todos... pero bueno - Me encogí de hombros sin más que decir

El copero de los dioses cogió solícitiamente las armas de Atenea y, al mismo tiempo que llegaba el barquero, las depósito en una de las columnas sagradas que se alzaban en torno a la llama de la justicia, tal y como le habían enseñado a hacerlo.

Por otra parte, en cuanto Hestia propuso que le ayudaran a retirar la mesa fue de los primeros en acudir, pues era una tarea que le resultaba a la par familiar y grata y que le permitía relajarse y olvidar todo el horror que acababan de vivir... Al fin y al cabo para alguien nacido mortal no era nada fácil enfrentarse cara a cara con Caronte.

-Hestia, mi señora. A la vez que retiramos las viejas copas de vino y ambrosía traeré otras nuevas como refrigerio nocturno.- Le dice mostrando simpatía en sus palabras. De todos los dioses, la de hogar era una de las que más le satisfacía, pues traía a él gratos recuerdos.

Mientras iba por la ambrosía el efebo tuvo que contener su rostro de desagrado ante la intervención de Eris que seguía afanándose en tomarse toda la situación a broma como si ella no fuese una de las Diosas en riesgo.

Tras esto se acercó a Pan y a Dionisio con nuevas copas de vino llenas. Al copero le hubiera gustado decirle que su valentía era encomiable pero que rayaba en la temeridad exponerse de este modo a los traidores anunciando que usaría sus habilidades directamente contra ellos en un breve período de tiempo. No obstante, consciente de su posición se limito a sonreirle mientras le alargaba la copa.

-Sin duda, si tenemos habilidades que oponer a los traidores no hay mejor momento que éste, pues todo permite suponer que es durante la noche cuando tendrán más libertad de acción para minar la autoridad de Zeus.- Se limitó a opinar en voz baja.

Eris nota la mirada de Ganímedes y le dedica un guiño y una sonrisa cargada de intención.

Querido, por qué no nos traes algo de comida para un banquete. ¡O no! ¡mucho mejor!, para un... ¿cómo se dice? ¡Ah, sí! Para un Ágape.

No te preocupes Ganímedes, escúchame bien y tranquiliza al resto: PAGA ISOS.

Sin dejar de mirar al copero con esa mirada cargada de intención añadió.

¿Verdad Dioni?

Primero que nada, Dionisos hizo volver su copa a su dominio, pues separarse de la misma le ponía ansioso. — Pero entonces no habría suficiente tensión, ni tanto drama...oh espera, incluso dejándolo para mañana no parece levantar muchas cejas...— suspiró ante el copero, tras lo cual el llamado de Eris demandó su atención. 

— Supongo que hasta la discordia tiende a ser evasiva cuando se pone en tela de juicio a su progenitora, y yo que esperaba que aceptaras mi apuesta...en fin, si la acidez ha de convertirse en simple y llana amargura esta noche prefiero entonces seguir ahogándome en mi propio dulce, que hasta yo me aburro — tomó entonces la copa ofrecida por el humano eterno, y como no pretendía beber de otro receptáculo que no fuese el propio, le ofreció en cambio la ambrosía a Ganímedes como agradecimiento por su servitud.  

— Bebe, muchacho, hoy hemos pasado por mucho y también te lo mereces, te lo dice el dios de la juerga, quien reina sobre lo que sirves — acto seguido se recargó sobre una pared cercana, sentándose — Bebe y duerme alerta... —

Afrodita seguía con el circuito que era el torso desnudo de Ares, dibujando semicírculo en los pectorales y sonriendo si lograra hacerle aunque fuera un mínimo de livianas cosquillas. Disfrutaba de aquél íntimo momento, una ardiente burbuja que se había creado entre los dos dioses si no fuera por la carcajada de su esposo, rompiendo la idílica soledad en la que medianamente se encontraban. Sin embargo esta vez sus palabras le contagiaron la alegría por la absurdez de las mismas, colocándose la mano en el rostro para camuflar una carcajada.

- Mi querido e inocente esposo, ¿realmente crees que soy tan desdichada por nuestro enlace? – Era una evidente declaración de intenciones, una señal de celos por no poder poseer la “sabrosura olímpica” que muchos hombres habían deseado pero pocos podían probar y, aunque no quería admitirlo, era algo que la encendía por dentro. Sabía que la estaba mirando y se regodearía de ello.

Lentamente se inclinó sobre el guerrero para acercar los labios a los suyos, acariciándolos sin llegar a besarlos, un juego de seducción donde rápidamente ella misma caería. Un prolongado beso cargado de pasión donde su cuerpo reaccionaba de forma inconsciente intentando pegarse, fusionarse más a él. Tuvo que controlarse para frenar y retirarse de Ares, sonriendo de forma satisfactoria mientras se dirigía, en esta ocasión, a Hefesto.

- Gracias a tu arranque de celos y la red invisible que creaste ahora no tenemos por qué escondernos.- Miró de forma breve tanto a Dionisos como a Hermes, quienes había compartido íntimos momentos de los que tampoco se arrepentía.- Pero me has dado qué pensar. Realmente estás afectado, tus continuas quejas no hacen más que demostrar el rencor que guardas en tu interior. ¿Guardas recelo a Zeus por desposarte conmigo? – Sonrió, esta vez de forma triste. Realmente le afectaba pensar que él fuera un conjurado después de todo lo que habían compartido, aunque no fuera la cama.- Está claro que tu verdadero amor es la hermosa y virginal Atenea, quien dudo quiera yacer con alguien casado a pesar de tus múltiples y continuados intentos. Prefiero no creer que Poseidon te hiciera una oferta al respecto.

- Ahhhh, que refrescante eres mujer JA JA JA JA JA JA. Atenea ha jurado, al igual que nuestras queridas Hestia y Artemisa, mantenerse virgen. Dudo mucho que Zeus o Poseidón puedan cambiar su idea, pero yo no soy ninguno de ellos, y Atenea parece tener buen ojo para las invenciones, así que, ¿quién sabe? Tal vez sabe apreciar una joya en bruto. -

- Ahora, si crees que siento celos de Ares y tú, me temo que has estado escuchando lo que querías, pero bueno, tampoco te culpo. Al fin y al cabo, jamás me has escuchado, y desde que descubrí tus engaños, tampoco es que me muera por escucharte a ti. Es como tu dices, lo sabe todo el mundo, así que adelante, anda y diviertete JA JA JA JA JA JA. La diversión jamás te sacará esa piedra del tobillo que arrastras y que se llama matrimonio. Yo aprendí a ser feliz en mi forja, ¡moldeando el metal y dando vida a objetos únicos! Como ejemplo, tienes ese precioso cinturón que llevas, el cual por supuesto me puedes devolver si no estás interesada en saber nada de mí, JA JA JAAAAA. -

- De cualquier manera, solo apuntaba una posible sospechosa, aún no estoy tan convencido de que seas una traidora, aunque esa es tu naturaleza, ¿no? - Esta vez no hubo risa ni sarcasmo, sólo una voz que mostraba una voluntad de hierro. - Aunque por como te lo tomaste, diría que andas un poco nerviosa... -

Ártemis, sin moverse aún desde el suelo en el que había tomado asiento, asiste como testigo a las discusiones de los demás dioses. Exasperada ante la futilidad de sus conversaciones, suspira sonoramente.

-No me puedo creer que lo único que preocue a muchos de los presentes en una situación como esta sea tener el estómago lleno, flirtear o quién comparte lecho con quién. Sinceramente, quería pensar que si mi padre había decidido reuniros aquí hoy, era porque seríais capaces de aportar algo útil ante el problema que nos ha convocado.

La diosa comienza a tamborilear con los dedos en el suelo.

-No sé por qué me sorprendo... -suspira.

-Idiotas. La mitad de vosotros sois unos idiotas y la otra mitad unos mentirosos -dijo el dios de la guerra, besando la mano de Afrodita con dulzura, o más bien lo más parecido a la dulzura que conocía Ares. Por supuesto, a sus ojos, la diosa del amor no estaba ni entre los idiotas ni entre los mentirosos-. No sé a quién van a atacar los conjurados esta Noche, pero lo que tengo claro es que no les voy a hacer la cama. No, señor. Soy un guerrero y no caigo sin luchar. No tengo habilidades para reconocer inocentes de culpables, pero al fin y al cabo soy un hijo de Zeus y Hera, y sé reconocer cuándo alguien miente más que habla, como Himeneo.

-Lo siento por Asclepio, me caía bien el chaval, pero se metió en un embrollo él solito y era complicado que fuera a salir. Voy a exponeros lo que sé. Entre Artemis, Atenea, Eris, Dioniso, Ganímedes, Hefesto, Hebe, Hera y Heracles hay un dios que tiene la capacidad de revelar nuestras verdaderas naturalezas, como hizo en mi caso. Que alguien utilizara uno de sus poderes tan pronto me parece un indicativo de que puede hacerlo más veces, seguramente cada Día. Por tanto, sugeriría que todos estemos más finos a la hora de votar y no votéis por ninguno de esos, o estaremos expulsando al Tártaro a alguien que de verdad nos pueda ayudar. Y entre Asclepio y Madre, tenía muy claro a quien prefería que siguiera aquí.

Con una leve inclinación, el dios de los sátiros se despide de Asclepio. Su marcha ya estaba sellada y pagada así que no había demasiado que discutir en el tema, sencillamente aceptarlo y seguir adelante.

El primero de sus objetivos fue Himeneo, a quien observa con curiosidad para luego negar con cierta confusión.

Pues no lo comprendo: si sois hermanos, si os caéis bien, si no tenéis pruebas contra otro... ¿por qué no votar juntos? Es ridículo. Sin ninguna prueba, tengo claras mis preferencias. Ahora bien, cuando hayan pruebas...

Se encoje de hombros, indicando que no tendría ningún problema en cargar contra quien correspondiese. Es es ese momento cuando su amigo, dios del Vino, interviene y los ojos de Pan le miran, bastante incrédulo, pero conforme sigue hablando su sonrisa se amplía y termina por reír un poco, abiertamente y sin tapujos de ningún tipo. Era el tipo de risa y movimientos de los que se comprenden sin muchas palabras, a base de fiestas y tiempo juntos. Asiente con firmeza.

Haré lo que esté en mi mano, amigo. Y me encargaré de que tus palabras no sean olvidadas. Más vivirás.

Asevera, completamente consciente de ello, con gran determinación. Tal es que no se percata de que Hebe le arrebata el contenido de la bebida que estaba disfrutando y paladeando para beberla de un sólo trago y, oh, es bien sabido que el pícaro dios no es de los que se achanta con un gesto así, de modo que de un salto se planta frente a ella, llevando un dedo a su mentón para alzarlo y obligarle a mirarle a los ojos.

No olvido las afrentas con facilidad. Ahora ¿qué beberé? ¿acaso debo degustar el sabor que aún permanece en tus labios? -una sonrisa que se amplía, y una amapola entre ambos- ¿deseas?

Pero no especifica si se refiere a la amapola o a que deguste el sabor de sus labios, permitiéndole así decidir. En esa dicotomía se encuentra cuando, oh maravilla, Ganímides llena su copa y entonces su sonrisa se torna hacia él.

Gracias. Hazle caso a Dionisos, es un buen tío, pero no conviene contrariarle demasiado. Le he visto enfadado y...

Y otra vez que no termina, no especifica, dejándole a su imaginación. Una rápida mirada a la diosa de la discordia, dándole la bienvenida al peculiar grupo que necesitaba un trago para tragar todo esto.

¿Pero hay, o no hay, manzana?

Pregunta, esta vez sí con la intención de picar un poco. Nada grave, pero seguro que una diosa como ella lo entendería. Decide ignorar muy deliberadamente los escarceos amorosos de Afrodita, Ares y Hefesto, pero no le pasan desapercibido el intercambio de acusaciones. Aunque la última intervención del dios de la guerra hace que ría algo.

Prefiero ser del grupo de los tontos. Ya aprenderé... algún día.

Se encoge de hombros, como si no quisiera ahondar más en el tema. Pero también tomó nota de sus palabras posteriores, desde luego mucho más interesantes. Pero por ahora sólo invitaban a aguardar un poco.

Mi cabeza no soportaba tanta impetuosidad y poco recelo al hablar y mostrar cartas a los demás, había que jugar con cabeza y yo mejor que nadie sabía llevar una estrategia hasta el final, vencedora o no.

- Siento que todos mostráis demasiado de lo que pensáis y eso puede hacer que perdamos la delantera ante los traidores. Debemos ser más cautos a la hora de dar pistas sobre lo que uno mismo pueda pensar, hay que tener estrategia y no ser como Ares, que solo piensa en lo que esconde Afrodita bajo las ropas.

Puede que mis palabras hiriesen a alguien, que me tomasen por arrogante, pero nunca dejaré de decir lo que pienso.

- Aguardad el momento para mostraros en toda vuestra plenitud, queridos.

Escucho un poco los comentarios de todos los presentes - No entiendo las dudas de los presentes respecto a mi lealtad a Zeus, no gano absolutamente nada consiguiendo que Poseidón llegue al poder, aun aceptándome él como segunda al mando, me quedaría tal y como estoy ahora. - dijo intentando aclarar las dudas de los demás. Pero hubo un comentario que le llamó mucho la atención - Me ha parecido muy inteligente lo que ha dicho Dionisios, si muriera esta noche, su acusación hacia mí se vería enormemente reforzada pues supuestamente tendría miedo de que desvelara mis secretos, pero sinceramente, si fuera conjurada y acabara con él no tendría mejor forma de demostrar lo estúpida que soy. - mirando a todos seriamente - No saquéis conclusiones precipitadas, que a mi parecer ya nos han costado la vida de un inocente el día de hoy.

Miro ahora a su brutito favorito - Ares hijo mío, se que de momento confías en mi, pero debo informarte que no tengo el poder que tanto ansías encontrar en otro Dios. Soy incapaz de conocer la culpabilidad o inocencia de otras personas, de ahí que pida a los demás motivos de peso para votar por alguien. Aunque a partir de los hechos acontecidos intento sacar también mis propias conclusiones. - una vez más, mirando a todos con absoluta seriedad - Espero haber sido lo suficientemente trasparente, de momento me retiro hasta el comienzo de la sesión de mañana.

   Cuando Asclepio fue llevado por El Barquero todo se volvió oscuro, no tanto por la llegada de la noche sino por mi estado de ánimo. Me sentí tan abatido al ver marcharse a mi inocente hijo que ignoré los comentarios de Ares, Eris y Hera, así como las discusiones que tenían el resto, incluso la mirada de Artemis.

   Sólo la mano de Hermes en mi hombro me hizo reaccionar; él era el único de los presentes que realmente podía entender como me sentía, pues fue gracias a su oportuna intervención que mi hijo había logrado nacer. -Gracias, amigo. Aunque las palabras sobraban entre nosotros quise expresar mi pensamiento para que todos escuchasen -Espero que cuando esto acabe, el gran Zeus vea la inocencia de Asclepio y lo libere. El mundo sería un lugar desdichado sin sus cualidades..

   Al levantar el rostro intrigado por las risotadas de Hefesto, fui testigo de los juegos entre Afrodita y Ares. -Les recomiendo sean cuidadosos y no demuestren su infidelidad frente a mi hermana, no sea que sufran el mismo destino que Coronis por la misma causa. Era la primera vez que reclama a Artemis, directamente o no, por ese incidente y sin duda reflejaba lo traicionado que me sentía por ella.

   Luego, para distraerme saqué mi lira, esa que había sido elaborada por Hermes a partir del caparazón de una tortuga, y comencé a tañer sus cuerdas.

Ártemis suspira desde el suelo al tiempo que hace un gesto de la mano, restándole importancia al comentario de Apolo en referencia a la muerte de Coronis.

-Sigo pensando que deberías estarme agradecido por aquello, querido hermano. Ya reuní yo el valor que a ti te faltaba para vengar un agravio. No se puede permitir que la honra de uno de los dioses olímpicos sea ultrajada como sucedió en aquella fatídica ocasión. Además, gracias a Hermes no hubo que lamentar más víctima que aquella que la que era verdaderamente culpable, no sé por qué te quejas. Pero, para tu tranquilidad, te diré que si en algún momento crees que mi voto hacia tu hijo venía motivado por algo de aquello, te equivocas. Las razones por las que opté por dar su nombre, ya las di. Confío en que, de una manera u otra, tengamos noticias de nuestro padre sobre la culpabilidad o no de Asclepio y lo acertado de nuestra decisión. Con un poco de suerte, volverá a estar pronto entre nosotros si hemos errado en nuestra decisión y yo misma me disculparé públicamente ante él y ante ti.

Levantó su copa hacia Pan, el sátiro ocupado en picar flores y recoger manzanas, proponiéndole mudo con dicho gesto un brindis a distancia, que si el eterno muchacho deseaba también lo incluiría a él. Acto seguido acabó por incontable vez con el embriagante néctar de su caliz con un solo trago. — Entonces, Ares, si tu aseguras que ya te obligaron a decir la verdad...¿cuál era el grupo donde no están los mentirosos? — dejó caer con agudeza que rayaba en ironía — No es que tenga algo en tu contra, visto lo visto, pero creo que incluso alguien como tú puede ser cegado por el amor...y no me refiero al tipo de amor que reparte Afrodita — su atención pasó del máximo soldado al objeto de deseo por excelencia, más sin ganas de sustraerla del marital debate que mantenía con el forjador de maravillas, Baco siguió su camino visual.

— Por otro lado, Atena y Artemis, con tanta cautela y frialdad no sería raro que más que dar la imagen de confiables se volvieran sospechosas, si seguimos a este ritmo. Especialmente tú, Palas, ¿podrías profundizar un poco más en la estrategia a la que te refieres? — pese al tono de su voz y la probable imagen de sí mismo que pudiesen dar sus palabras, Dionisos de hecho estaba interesado genuinamente, quizás determinado a comenzar a juntar bases de en quienes confiar y en quienes no. Hablando de paranoias...

— En cuanto a tu conclusión, Hera, recuerda que dejarme hacer a mis anchas también podría resultar negativo para ti, si es que hay más que transparencia en tu actuar. Como mínimo mañana sabré si te dejo en paz o restriego lo que aprenda en las caras de los escépticos. Buenas noches. — Increíblemente fue respetuoso, o al menos más que en anteriores palabras lanzadas a la misma destinataria.

— Apolo —  pasó luego a dirigirse al artista — ¿Considerarías intercambiar un poco de tu música por una copa del mejor vino que probarás? — 

Ver partir al dios al servicio de los humanos le pareció triste y que se estaban equivocando, pero muy a su pesar estaba aliviada por que su señora siguiera una noche mas con ellos. Aun así su vuelo se convirtió en un mero siseo entre el viente y su túnica. Solo cuando Hermes llegara a su vera para saludarla alzo la mirada de nuevo y sonrió tímidamente. Era un buen amigo y sabia con pocos o ninguna palabra arrebatarle una sonrisa.

Iris alzo entonces alzo el vuelo, para mirar sobre las cabezas de todos ellos y un poco mas halla, lejos del olimpo preguntándose, donde estarían ahora mismo el Señor de los Dioses y su envidioso hermano. Pero debía centrarse bajar de las nubes y centrarse en el cometido que le habían impuesto. Encontrar a los conjugadores era esencial, que deseaba mantener ese estilo de vida libre.

-Asclepio dijo que volvería del Tartaro ¿Cierto? Si volviera por sus propios medios y sin saber si fuera inocente o culpable ¿Le creerían? -Se atrevió a preguntar la diosa menor, con curiosidad, pues no sabia o no escucho si Zeus o un mensajero suyo les diría de la inocencia o culpabilidad del acusado.

- Querido dios del vino, este debe de haberte hecho olvidar quien soy y que represento. Soy la cautela personificada, no doy un paso sin meditar antes los mil siguientes, por eso pido cautela y estrategia y no digo más de lo justo y necesario, no considero eso frialdad sino buen tino, aunque no espero que lo comprendas del mismo modo que yo lo hago- dije sonriendo- En cuanto a una estrategia, nunca dije que pudiese tener alguna, aun. Eso no es algo que se consiga en unas horas cuando tienes una eternidad. Y cuando la tenga, solo quien yo escoja será conocedora de ella.

Iba a descansar un rato para el siguiente día, pero luego de que me mencionarán varias veces era ya imposible no contestar.

Dios Ares, mi voto fue claro, Pan y Eros habían votado en primer lugar sin ningún tipo de prueba o afirmación, Pan ya había sido votada en consecuencia a lo que hizo, yo vote por Eros como una advertencia, quería evitar lo que paso este día, es decir una votación en masa en contra de Asclepsio donde Conjuradores podían votar sin necesidad de ser descubiertos. Antes de que pudiera reaccionar ya Asclepsio poseia la mayoria de los votos, cambiar mi voto no tenía sentido ahora.

Pan, hermano entendió y explicó porque no vamos a votar juntos, ni ahora nunca. Tus comentarios al igual que los de Ares sugieren más de lo que aparentan, ¿tienen alguna sospecha sobre mi o prefieren seguir con sus comentarios de doble sentido? les señales tranquilamente.

Iris, lo que dices es interesante, no creó que sepamos si alguien es culpable o no al ir al tartaro, al menos de que alguien les obligué a confesar.

Aunque... Hay otra manera, nos han advertido que tengamos cuidado de los conjurados pues podríamos terminar en el mar junto con Poseidon. Si alguien llega a terminar allá, ¿Sería una declaración de inocencia?

Entre otras cosas... Ares, eres la persona más confiable de aqui, hasta esta noche... Si te obligaron a confesar y deduciendo por tus comentarios, tu capacidad aquí es impedir ser llevado junto a Poseidon, ¿me equivocó? Eres totalmente inocente en ese caso, pero volveras a ser un posible sospechoso mañana. Si algún conjurador decide hechizarte, enamorarte o convencerte de unirte a Poseidon ya no puedo tenerte en mi lista de Dioses confiables.

Nuevamente, después de la partida de Asclepio, el ambiente volvía a enrarecerse y las acusaciones se manifestaban en varios frentes. Sabía que esa sería la tónica los días que estuviesen allí todos reunidos y trató de hacerse a la idea aunque aquello le disgustase. Estuvo recogiendo la mesa con la inestimable ayuda de Hebe, Ganímedes y se sintió tentada a lanzarle un vaso de agua sobre la cabeza a Dionisos cunado lo vio escaquearse y más aún, cuando se puso a cantar de forma desafinada. Menos mal que pronto dejó de hacerlo y Apolo se decidió a tocar la lira. Su melodía era de lo que más le encantaba escuchar y animó a Pan a que sacará su flauta y se uniera a este. Recordaba cuando tiempo atrás ambos compitieron y lo igualado y bello que fue aquello.

- Pan, querido. ¿Por qué no te unes a Apolo y también nos deleitas con tu flauta? Hace bastante que no la escuchó y un dúo sería realmente agradable. Puede que hasta Dionisos se digne a levantarse a ayudar si no quiere ver esta copa de agua sobre su cabeza o peor aún, mezclada con su querido vino. ¿Ganímedes, me traes su copa, por favor? Le dije con amabilidad a Pan y miré con cara divertida a Dionisos haciendo un gesto de verter agua con mi copa. Me pareció entre ver un sudor frío en su frente...Gracias por tu ayuda Hebe, tanto por retirar la mesa como vaciarle la copa a Pan, ya no tiene escusa para no tocarnos algo.

- Hermes, Iris, ya sabeis que me encanta que me contéis de lo visto y vivido en vuestros viajes por el mundo terrenal. No suelo abandonar este lugar salvo en raras ocasiones y sentía curiosidad por saber como van las cosas...¿Sigue ese tal Donald Trump siendo tan alocado como decíais que era?

No por tratar de mantener un ambiente más distendido estaba ignorando las conversaciones. Las acusaciones del trío amoroso no parecían ir mucho más allá de simples roces banales pero habían dos sucesos que sí me parecían reseñables y de los que tome buena cuenta. La disputa entre Ares y Himeneo y las palabras de Dionisos lanzando la atención sobre él.

-Pero es que además, Ares, revelaciones como las que has hecho de que  "entre Artemis, Atenea, Eris, Dioniso, Ganímedes, Hefesto, Hebe, Heracles y Hera hay un dios que tiene la capacidad de revelar nuestras verdaderas naturalezas" no ayudan en demasía, pues es citar a casi todos los que estamos presentes. También nos descarta a los no nombrados, pero ello no indica ni inocencia ni culpabilidad. Básicamente comsidero tu aseveración de poca utilidad, debido a su escasa precisión. Corregidme si me equivoco.

Hebe se quedó mirando a los ojos del señor de los sátiros cuando éste se situó delante de ella, sonrió tenuemente ante sus palabras y la amapola entre ellos, y se pasó la lengua por los labios eliminando todo rastro de elixir. Gamínedes ya estaba rellenando la copa vacía y ella le guiñó un ojo al humamo inmortal.

-Tu copa nunca estará vacía... -contestó  enigmáticamente pues no aclaraba quién se encargaría de ello, si el copero, el dios del vino, o ella misma.

Le dedicó una inclinación de cabeza a su tía Hestia en agradecimiento por sus palabras y cuando la atención de Pan se desvió hacia otros asuntos ella se alejó acabando de recoger. Cuando hubo acabado se dirigió hacia Heracles y se preparó para pasar la noche al abrigo de los brazos de su esposo.