Partida Rol por web

Gérard apreció que la salí de trastos era aquello que decía ser, una enorme sala con múltiples accesorios viejos y en su gran mayoría deteriorados, al menos había logrado una joya, ese arma era una reliquia y además muy útil y potente. Viendo que perdería mucho tiempo si seguía allí decidió volver a ponerse en movimiento. Richi estaba un poco ausente y no había prácticamente intervenido, pero lo podía entender, llevaban bajo tensión varios días y el descanso había sido bastante irregular.

Richi, voy a tratar de investigar alguna sala más del castillo. Voy a la sacristia que está justo al lado. Acompáñame después si quieres. Nos vemos.

Después de sus palabras, Gérard se desplazó a la sacristía

Gerard entra a la Sacristía

La cabeza de Richi dio vueltas como loca.

Apenas había prestado atención a la palabras de Ger y su cuerpo se sentía pensado y su estomago vació. sin decir una sola palabra, buscaría un poco mas por allí, aprovechando su ligera lucidez, para luego irse a la cocina, coger algo y volar hasta su habitación para dormir. LA menos ahora sabia donde habían obrado para activar aquel horno en el invernadero.

39. Mono de Jade

Richi sale de la habitación.

Gerard llega a la estancia.

Al llegar al almacén de trastos, Gérard decidió volver a rebuscar para tratar de encontrar algo que le permitiese facilitarle las cosas en aquel castillo.

11. Cacas de Rata
 

Es sorprendente que solo haya encontrado heces de roedor entre tantos trastos que hay en la sala.

Estaba claro que la búsqueda estaba resultando infructifera y decidió dejarlo para otro día. Quizá la mejor opción sería regresar al dispensario.

Y Gerard se marchó.

Alice llega al Almacén de Trastos, al parecer no hay nadie.

Eon entra en la estancia y puede ver a una señora, a la cual reconoce por las fotos como la Esposa del Barón.

Cuando llega el desconocido, la baronesa estaba rebuscando entre los trastos. Al notar su presencia se tensa y se pone alerta.

¿Quién es usted?

47. Plancha de Carbón Nazi

Estaba dolorido, molesto y mareado. No estaba de humor para cortesías ni mucho menos. Así que pese a ser la mujer del Barón, mi jefe que recién me había contratado hacía unas cuantas noches, ni me agaché para saludarla, ni me reverencié, ni siquiera le respondí a su pregunta con la mejor de mis sonrisas; tan solo hablé cual gruñido.

-Eón, aprendiz de mayordomo. ¿Dónde está el Sommelier, el Gordo y su compañero, y la de los hoteles que solo habla de ellos?. Salieron por esta puerta bastante antes que yo. ¿Los has visto?.

Mientras andaba cojeando a causa de la herida, me fijé por aquella sala si podía usar algo o haber algo de utilidad. Meh...

Alice deja en el suelo su último hallazgo por inutil y rebusca una última vez antes de irse de la sala.

Disculpeme usted, pero me voy a ir de este lugar inútil.

Recojo mi objeto y me voy al mirador.

Encuentras un pequeño dossier, en el ves diversas fotos de William Smith y junto a ello hay una pequeña carta, que parece haber sido escrita por el Barón hacia alguien.

He pagado un buen dinero para escolarizar a este joven, William Smith; parecía tan prometedor e inteligente; superó todos los éxamenes y ahora está estudiando medicina en la universidad; todo con mis fondos; pese a ello, él incumplió el trato que le propuse, ha dejado de mandar cartas regularmente.

Quiero que vayas a allá y confirmes que está bien, además de recordarle que debe de seguir enviando las cartas de manera regular como venía haciendo hasta ahora; en caso contrario. No habrá más fondos para que termine sus estudios.

Alice sale de la estancia hacia el Mirador.